miércoles, 26 de noviembre de 2025

 

Un día, una circularidad. (17)

                                                   El significado de las palabras ha de estar contextualizado, de otra manera pueden volverse como hojas al viento. MJ

 

                                        Muchas de las palabras que utilizamos en el lenguaje coloquial, ese de todos los días, llegan a nosotros por vía de la costumbre. No siempre tenemos el ideario completo, es decir las ideas del porque llegan a nuestro léxico o darnos el tiempo para saber exactamente lo que significan y como las utilizamos en los contextos.

En lo personal me pasa con la palabra -Magia-. Es una palabra que de pronto se ha venido utilizando indiscriminadamente y con significados varios, sin darnos cuenta del contenido total y de todo el peso que conlleva.

Nos dice la Real Academia:

Magia es: -Arte o ciencia oculta con que se pretende producir, valiéndose de ciertos actos o palabras, o con la intervención de seres imaginables, resultados contrarios a las leyes naturales-.

Con esto podremos deducir que no siempre este concepto nos lleva a lo que de pronto queremos significar cuando decimos -magia- que es una expresión que por su esencia percibimos como algo mejor y con sentido especial y que se pueda dar como algo maravilloso. Ya vemos que un significado de lo mágico es algo que está más allá de los ámbitos de lo natural o coloquial y del día a día. Tal vez sí estemos cercanos al verdadero significado, pero la realidad es que nadie quiere que las cosas sean como ¿antinaturales? En lo personal no me gusta nada en el vivir diario que se acerque más a lo ficticio y tal vez por eso ese concepto me choca de pronto, cuando se utiliza para casi todo lo que nos parece fuera de lo común.  

¿Has sentido algún día mágico? Es algo así como cuando estamos más atentos y percibimos cosas no tan obvias, pero que no por eso dejan de estar en el ámbito natural de nuestra vida.

La verdad es que si decimos -magia- a veces lo localizamos dentro de lo que percibimos como algo único, y sí que lo es, y no por eso mismo, deja de ser parte de cada día.

Tendemos a utilizar algunos conceptos indiscriminadamente, cuando en realidad sí vale mucho la pena saber que lleva inmerso el significado del vocablo, para que nos sea realmente útil cuando lo elijamos, al hablar o al escribir.

En donde yo siento que sí se cambian mucho los sentidos de lo que se dice, queriendo decir una cosa por otra, es en política. Tal vez por eso ese ámbito sea el más difícil de controlar en las conversaciones y crear malos entendidos. Tambien en lo que se entiende por religión, porque, aunque el sentido de éstas es para los mismos objetivos en todo caso, sea cual sea la tradición elegida, cada una con sus vocablos nos encausa lo que ahí se propone. De religión y política es muy controvertido hablar y si hay que tener mucho más cuidado. Mucho se habla en esos ámbitos a la ligera, y hoy día mucho más. Por tal motivo, la reflexión de los significantes es bueno que vaya más encaminada a que antes de decir, lo pensado pase por los dientes siete veces, como dice un sabio por ahí.

Luego, la misma Academia nos dice: tambien se entiende por mágico -aquello que lleva encanto, hechizo o atractivo de alguien o algo-. Bueno, claro, ya en estos términos estamos más aterrizados en el uso coloquial, hablando más cercanamente a cuando uno se refiere a algo especial, que sí es posible. Como bien podrimos decir es harina de otro costal. Aunque sea la misma palabra, lleva otro significado. Esta definición está mucho más apegada a como se utiliza en nuestra época. Es bueno observar cómo en una misma palabra, se pueden encontrar direcciones diferentes en las significancias.

En los comienzos del año 2011, buscaba yo apelar a mis sentimientos con más claridad, fueran los superficiales o los profundos para así poder nombrar con más certeza lo que quería yo expresar, el sentido de mis escritos diarios. Más que nada, lo que me quedaba claro era lo que yo misma quería transformar en mi persona, y sin más escribí que quería con cierto contenido de -magia- las experiencias.

 Cuando releo hoy día, me doy cuenta que más bien me refería a que yo pudiera darles ciertamente un significado con más encanto a las acciones, como una propuesta personal y natural. Nunca llevar los pensamientos a asuntos más rebuscados, sino porque tan solo quería agilizar y sentir que lograba vivir con más gozo los días.

Entonces ¿puede la magia ser algo que nos permita fluir mejor y darle a la vivencia un tono especial? Si nos referimos a la definición más cercana a las acciones comunes y corrientes, el encanto, es cuestión de proponérnoslo.

En lo personal me encanta la estética de las fechas. El 01/01/11 me fascinó. Lo registré para decir que daba yo infinitas gracias de haber cerrado el año con bien, esto incluía que no había habido tantas celebraciones demasiado concurridas, los días habían estado bastante tranquilos y serenos, y se sentía una verdadera renovación interna, que es lo que más felices nos puede hacer.  Llega un momento en la vida en que uno solo quiere estar en ámbitos de buen aprecio y que las personas con las que se comparte sean lo más afines a uno mismo. Crear magia, desvulgarizar el trato humano. La magia de la vida existe, y con la edad uno la decanta en los actos más sencillos y bien elegidos y los sentimientos más serenos nos inclinan a eternos agradecimientos. Saber elegir qué hacer y con quienes. Es exacto como uno puede hacer cuando sale de viaje o cuando se visita un museo. Saber elegir que países se visitan con propósito claro y con la armonía necesaria y sin carreras. Los entornos son pequeños mundos no solo para ver, sino para observar. La vida no es feliz por el monto de logros, sino por la calidad de los mismos.  Me volvía a dar cuenta que esta fecha tan bella tendría que ser más bien un parteaguas. Así había sido, empezaba el año con ese sentimiento de revalorar mejor, los dichos y los hechos, las personas cercanas y las no tanto, y en verdad autoayudarnos a crear la magia de cada día.

La vida del ser humano tiene la enorme posibilidad de mostrarnos muchos caminos. Tomar el adecuado, el más claro.  Había yo venido comentando con los míos esa posibilidad de elegir bien, de tener claro lo que no es parte de nuestra vida personal. Eso que nos lleva al centro del ser, y lograr la circularidad.

Mientras seamos compatibles con el ritmo del mundo, sin permitir que ese tapete en el que hemos puesto nuestras fuerzas y esperanzas se mueva de más. Ahí es.

 Cuando vivimos estamos apostando a una serie de días felices. Nadie quiere dias adversos, y en mucho con la madurez aprendemos a proponerlos así mismo, con magia.  Solemos pensar en cosas en demasía, y abatirnos al cerrar y abrir, sin darnos cuenta que a veces esos mismos cierres darán pautas. Cuando caemos en la realidad esta solo se pinta de lo que lleva, tanto de lo que hemos sido como lo que vamos a ser.

Asumir lo personal no es poca cosa. Creemos que en algunos aspectos estamos aun con reservas de espera (los pendientes en la mente) y puede que si sea así mismo. No pasa nada mientras sean parte de la realidad. El ámbito de las ideas es el que nos descuelga de lo certero si no nos las aclaramos como originales y se puede perder esa gracia que solo obtenemos de lo mágico.  No es recomendable permitir que nos permee el caos exterior, y no es que uno lo niegue, lo que sí es, es saber que tanto a cada uno nos corresponde recomponer. Lo caótico existe desde siempre, existe fuera de nosotros mismos, y saber que parte de eso está en la medida de nuestras posibilidades para actuar, y no de las que se nos otorgan por anexión.  Cuando iniciamos un año nuevo solemos ponernos un tanto en modo presión/automática, como que es una obligación cumplir con lo propuesto, valorar, si es que lo es. Luego vienen las decepciones que uno no busca, pero que nos encuentran. Claro que es bueno ponernos propósitos, más estos han de ser lo más realista posible.

Aun estando a unos meses de cerrar un año si es bueno saber que no hay real virtud en tantas exigencias que nos hacemos, las más de las veces.

Luego he registrado otra fecha muy bella que es el 11/1/11. ¡Todos los 1 del mundo han cabido en este día!, lo cual es hermosísimo y creo que puede ser muy bello notarlo y darle su lugar a estos días que traen inmersa una estética original.

En estos primeros diez días del año, se puede lograr un acomodo de cómo será. Ya venía yo decidiendo que libros estarían en mi mesa de noche. Volví a tomar el de Alicia en el País de las Maravillas. Un libro más para adultos que para niños.

Seguía gozando a varios gatos que se habían regalado en la terraza cercana a mí, y los observaba con la idea de que algún día tendría uno propio. Ya habían pasado varios meses desde que dejé a todo este grupo estar en mis lares y aprendía mucho cada dia cuando venían a comer. Les observaba de lejos.

Faltaba mucho para que la vida me permitiera tener a una gatita que hoy día ya lleva muchos años en casa, he de decir que me fui preparando para adoptar, y se dio muy fluido cuando ya estaba lista.

Así fue como comencé a escribir en la libreta # 87. (ochenta y siete).

Siempre en estos comienzos de libretas que se estrenan, es como caer uno mismo, como cayó Alicia al pozo y la vida recomienza, con magia. Se puede sentir el verde tierno de algún pasto o de la vida que se renueva en sanidad. Dar entrada a nueva luz. El día a día que a veces cumple las encomiendas completas y es circular, o los dias que son parte de círculos más amplios, que llevan más tiempo.

No carrerear, nunca. Saber que dias podremos disponer para compartir con todas las personas que apreciamos y queremos. Dar entrada a la paciencia, de la esperanza ni se diga y nunca presionar de más.  No desfallecer cuando vemos que algunas cosas nos van a tomar mucho más tiempo del imaginado.

Este año tome la decisión de que tendría que escoger un día a la semana de solo estar en casa. Es algo que nos regresa invariablemente al centro del ser y hay que tratar de encontrar cuál es ese día. Puede cambiar cada año y de hecho en mi caso así es. Pareciera que ahí dentro de los ámbitos personales no hubiera mayor apremio de quedarnos, pero hay muchas cosas que solo se resuelven ahí mismo.  En particular los momentos de buena lectura no se logran si tenemos una agenda de muchas cosas a cumplir, fuera de casa. Ese día totalmente casero, siempre lo he necesitado, como que le da un respiro as mi vida entera. Para esta encomienda, del día tan personal, no estamos preparadas todas las mujeres por ese prurito que ha sido adosado al alma femenina, de que siempre habremos de estar viendo por otros.  El lugar del día casero puede cambiar dependiendo de otras actividades. Tanto las compartidas como las personales.

                                                                    Es muy interesante tener claro que, aunque no sepamos el día que dejaremos el mundo, siempre está presente ese sentimiento de que sabemos que somos mortales.

Esto lo tenían a flor de piel los griegos de la antigüedad y lejos de causarles pesar, les daba asiento para saber que valioso es el día que se vive.  Hoy que las redes sociales están plagadas de pensamientos varios, de pronto se aparece uno por ahí que nos dice, agradece, y en verdad que sí que hay que hacerlo con constancia y certeza de bien. Hacerlo porque nadie sabe el límite de sus días. Y uno lo hace, y es muy bueno sentir que sin mayor problema podemos decir con total cuidado y fuerza la palabra: Gracias.  ¿Qué nos produce en el interior agradecer? Nos produce sentido, nos da estructura mental y nos deja llenos de serenidad de poder decir y sentir algo así como que nos hemos dado cuenta de que hemos sido afortunados a pesar de haber pasado por pruebas o baches en el camino. No hay ser humano que no pase asuntos que le perturben, nadie se salva, y aquí viene la siguiente parte: hay que tener claridad, si queremos tener la fe bien puesta: Somos limitados.

Pues bien, así me vi dando entrada a nuevas propuestas personales en 2011.

Desde muchos años atrás me ha preocupado la insensatez de la especie a la que pertenecemos. Me había venido molestado el borreguismo observado en las vidas de tantos de nosotros, hasta que logré comprender que los asuntos de cada persona solo esa persona tendrá la última palabra y lo más que podemos hacer es apoyar o acompañar. Es como cuando alguien pierde a un ser querido, solo dentro de sí mismo llevará a cabo el duelo, y uno acompaña en presencia o espíritu.

                                                          Las significancias sociales, no todos las vivimos de igual manera. Hay personas que encuentran la estabilidad y centro en la vida demasiado compartida y otros seres requieren de la templanza de la soledad.  (continuará).

 

 

 

 

 

miércoles, 12 de noviembre de 2025

 

Un día, una circularidad. (15)

                                            No son trozos de vida los que dan forma a la felicidad, es la valoración de las vivencias que una a una nos permean debajo de la piel. MJ

 

                       No todas las acciones que están en el recuerdo son para rememorar. Algunas partes de nuestra existencia tan solo son catalizadores de todo lo vivido. La realidad es que tenemos un formato particular para armar el entramado de todos los recuerdos, y las vivencias con el valor real, son las que se quedan. Cuando se escribe lo que se vive, de pronto se aparecen momentos emblema, esos que definen. Dentro de la total madeja del recordar, los hilos fuertes de la esencia de los hechos pasados son los que sostienen todo lo que se nos va develando con más detalle.

Es verdad que nos hacemos conscientes de cuales acciones son más circulares, así como cuales lo han sido tan determinantemente, que permean todo lo que vivimos. Hay momentos que tambien rompen los círculos vitales y se aparecen descuadres que tal vez nunca imaginamos, y que son parte importante. Es claro que los ritmos en la vida cambian y es bueno tenerlo presente.

Era el mes de noviembre de 2010 cuando comencé a escribir la libreta número 86 (ochenta y seis) sentía que muchas cosas se habían revalorado en mí. La casa en general fluía con más sentido ya con los hijos en caminos bastante bien elegidos. Llega el momento en que los asuntos personales se definen mejor. Aunque la nadidiad de pronto se asome y sus narices sean mucho más frías cuando se inmiscuye en lo que vivimos acercándose demasiado e intervenir en lo que estamos haciendo, esos vacíos traen lo suyo.

Un aspecto que venía fortaleciéndose era el sentido de las expectativas en la vida.  Cuando la vida se nos presenta con las frialdades y sequedades exigentes, uno debe tomarse de la propia mano (a uno mismo) y conducir las cosas con más cautela. Las ciencias del espíritu siempre nos dejan muy claro el valor equivoco de tener demasiadas expectativas, sabemos que la redondez no se logra así.

Muchas cosas ya están más que dadas en la vida humana y aunque creamos que no es así, basta detenernos y observar.  La expectativa es algo que se nos aparece casi por naturaleza del ser, pero es nuestro derecho mantenerla en su lugar. Sin darnos cuenta solemos esperar más de la vida cuando la vida misma a veces en sus entuertos nos dona mucho más que éxito: sentido. Nada de lo demasiado pensado se dará tan creativo como lo que logramos hacer fluir como preferencial y hay que dejar a la vida misma la virtud de mostrase tan cual es. No a todos nos gusta de pronto lo que vemos, lo que sentimos, se abre el sentido de aceptar.

La mano de Dios, esa que solo se muestra en los silencios, de pronto se aparece.

 Dejar que la voluntad de Dios se haga presente sabiendo que no es sentimiento, es acción clarificada en lo concreto.

Si al asombro que nos da el paso del tiempo nos atenemos, pareciera que se trastoca la plenitud, y esto sucede porque hay una discrepancia entre lo que la mente nos exige como pleno y la realidad que se impone.

No hay nada que parezca más injusto que la expectativa que nubla la realidad. Lo que deseamos sin un sentido fidedigno puede trastocar loque ya tenemos.

                                                                  Una mañana sin decidirlo, me dio la vida la oportuna vivencia de lo que me tocaba presenciar. El ser testigo de cómo una araña tejía su telaraña. De pronto esos altos en el camino, involuntarios son grandiosos. Estaba en la terraza de casa, programada a una lectura rápida, cuando realidad se impuso. Observación plena se nos demanda de pronto. La lectura en realidad, puede esperar. La vida que se despliega, no. Pude ver como de la viga de madera ante mis ojos asombrados se descolgó algo… ¡era una pequeña araña que bajaba a tejer! con un hilo fino, transparente y casi invisible.  Que hermosa redondez. Hilos comenzaron a ir y venir, iban con tal destreza que no podía dejar de observar esa maestría. Surge la pregunta: ¿a qué tantas vueltas y revueltas?, eran para luego trazar los hilos cruzados que darían la plenitud de lo redondo. Al final, unos pocos detalles de esa creatividad natural e instintiva y el pequeño animal se situó plácidamente en el centro, la centralidad obtenida en unos minutos.

Ahí, frente a mis ojos una araña se posicionó para estar alerta en su propia vida, en la supervivencia natural de su correspondencia vital, y yo ahí observante. ¿Cuánto le duraría ese momento glorioso de tejer su tela, tal vez solo el lapso de alimentarse? El instinto de sobrevivir se presenta ante nuestros ojos, la misión de sobrellevar la acción de vida estaba dada y yo era una simple espectadora de tan grandioso milagro. Ahí, justo en el centro de su obra el insecto esperaba. Y cuando al fin se estacionó con toda calma al centro de su creación tan fabulosa yo me reacomodé en la silla y me pregunté Y ¿Que esperaba de todo eso que había presenciado? Y me di cuenta que fortuna tan grande tenemos al ser partícipes de la redondez en la naturaleza, la tenemos siempre cercana y muchas veces la damos por sentada, la pasamos de largo.  Con la misma cerré el libro que había salido a leer por un rato antes del despegar del día y me di cuenta que hay momentos que son invaluables y el hecho de estar más alerta, lo maravilloso de ser testigos.

Sí, tenía diligencias que salir a hacer a la calle como parte del día a día, y ya estaba segura que las lograría con mejor talante. Claro que hay encomiendas planeadas con horario, pero hay otras que pueden esperar, si la vida así lo plantea. Salir un poco más tarde de casa si no hay tanta prisa puede ser la diferencia de vivir mejor la redondez.

Esa araña tan sencilla me mostró su total valor existencial. Efímero o no, sigue siendo grandioso. así de simple. Las buenas experiencias que nos marcan, la vitalidad de ese pequeño ser me dio bríos y me enseñó mucho.

Estar listos para el aprendizaje porque eso es lo único que nos puede transformar de fondo.

¿Qué escuchamos del destino, de qué nos habla de pronto el ámbito de la espera?

Algunas veces nos vence el temor de lo que no se ha dado. Hay una tendencia a creer que todo será más difícil. Nos aterra no tener todo controlado y a buen recaudo. Cuando ya los años se acumulan, parte del sentido de la paz es que nos percatamos de que cada momento puede hacerse muy creativo. No es tan solo el acertar en lo que nos toca hacer, sino estar atentos a lo que de pronto se nos regala.

 Ayer, le pregunté a mi nieta durante el trayecto de vuelta del cole a casa (a veces me toca ir por ella) ¿Qué hiciste en el recreo? Y tan solo me dijo -jugar y correr-. ¿Puede haber algo más importante para una niña de 4 (cuatro) años?, Creo que no.

Ya tan solo me la pude imaginar jugando y corriendo y no le pregunté más. Cuando ya comíamos el almuerzo sentado a la mesa, de pronto narró con toda naturalidad y casi sin más preámbulo que compartir algo, como se subió a los juegos con sus amigas y como decidió lo que era más importante para ella en esos momentos. Tambien más tarde hicimos la primera tarea que traía a casa, tuve la suerte de que me tocase visualizar como me narró que la bolsita a cuadros que tenía en las manos la traería algunas veces con las tareas encomendadas. La primera que abrimos (de dos que le dejarán a la semana) era dibujar los saltos que una rana en líneas punteadas a seguir, con una dirección con pequeñas flechas del trazo y tomando crayolas de colores. Volví a una pregunta concreta para saber si había visto alguna vez a las ranas en vivo dar esos saltos que dibujaba, y me dijo que si, -más las veo- me dijo -cuando hay lluvia y saltan para guardarse-.

Ya con la vivencia de lo encomendado en el papel y hecha una sencilla reflexión, eligió los colores que utilizaría, fue algo que disfrutamos juntas. Es así de sencillo como se nos puede regalar la creatividad a diario. Observar las acciones de quienes nos rodean. Ni que decir, como siempre he plateado, que si se tiene un gato en casa eso bastará para saber qué hace este ser con su vida gatuna. A veces escribo en FB las meditaciones que yo misma me imagino como si las narrase un gato, estos seres que con sus andanzas nos enseñan a cada paso.

Por las noches es tambien muy propicio poder estar en observancia de los entornos que nos rodean. Los ruidos que se escuchan a estas horas en las que cierra el día son muy especiales. Aquí, en donde vivimos tenemos la ventura de estar rodeados de vida silvestre y en los jardines por las horas de la tarde/noche a veces se llegan pájaros que no se ven con tanta frecuencia. En particular hay un búho muy muy pequeño, eso sí, que apenas se le puede distinguir con la vista, mas bien murmura.

Mimetización natural, es algo que tambien los humanos podríamos aprender y lograr que la reflexión sea más profunda.

Uno tiene que hacer mucho silencio para detectar asuntos que están ahí, nada más. Nos negamos a que sean parte las cosas triviales, y así mismo tener conciencia de los pequeños momentos. Lograr escuchar los ruidos caseros. Yo creo que ese comunicar de la natura es grandioso y habremos de darle el espacio y enseñar a los peques a detectarlo. Cuando por los lares de donde vivo hay mucho aire, las ventanas de madera se sacuden y hacen ruidos como en sinfonía. Si llegan pájaros a veces pican en los cristales, entonces la música se hace grandiosa. Las filas de hormigas llevándose enormes trozos de hojas a sus casas (así les dicen los peques a los hormigueros) es algo que aquí crea gran algarabía y las cuidamos hasta que entran al hormiguero. Para luego escuchar la pregunta ¿Y ellas tienen ahí dentro de sus casas un lugar especial para poner comida? ¿Qué responder a tan entusiasta pregunta? Lo que nos nazca, porque lo importante en el niño, es la avidez. Conocer y querer saber es la esencia de la sanidad anímica, aunque creamos que tal o cual asunto pasará a mejor sitio en la mente, no es así, la mente queda permeada de las vivencias que realmente necesitamos. Casi siempre las mas sencillas.

¿El sentido común evoluciona? O ¿Será que es el mismo durante toda la vida? En lo personal yo creo que no es tanto que cambie en esencia, sino que lo podremos utilizar mejor si nos preparamos para eso. ¿Cómo?, pues, con lo que ahí tenemos todos para hacer una parte de la creatividad. No se necesitan grandes asuntos para la felicidad creativa. De niña me bastaba en los viajes varios que hacíamos a Isla Mujeres, ir a ver a los pececitos cercanos a la orilla del mar, más aún cuando nadábamos cerca de las rocas. Cuando ya estuvimos preparados y con la edad para hacerlo, mi padre nos puso el primer tanque de oxígeno a la espalda para hacer pequeños encuentros de buceo en lo hondo, esto fue grandioso y mucho más el día cuando nos metimos a la mancha de peces y nadamos entre ellos. No sé si hasta hoy exista esa gran mancha que había en los alrededores de esa isla, por el lado del Golfo de México ese manchón gris se movía como un todo conjunto.

 Fue una gran experiencia estar sintiendo a los peces nadar tan cerca, hasta sentir su roce en el cuerpo, es algo que llevo conmigo como parte de mi ser. En lo personal el azul turqueza del mar de esos rumbos, me permeo para siempre.

 Es el cómo  hacernos parte de los entornos lo que nutre al alma, cuando vamos por alguna carretera  o camino y cuando a conciencia nos hacemos parte de lo que observamos.

En el mes de diciembre de 2010 me dio claramente la pauta la vida de que agradecer era muy importante. Apenas comenzó el mes me di a la tarea de hacer de cada vivencia en lo posible un agradecimiento y lo fui logrando sintiendo en el alma una gran satisfacción.

Tenía que releer el libro -En busca de sentido- de Viktor Frankl que había recibido como regalo de un gran amigo. Esta vez lo volví a leer por segunda vez y congratulándome con la vida di gracias de comprender el buen sentido del texto, del que hay gente que no lo lee ni lo toca siquiera, porque habla de la vida en épocas del holocausto. A veces nos dan miedo cosas que pueden ser muy positivas para crecer. Hoy día vemos en la programación de series televisivas, una que es de asesinatos. No es tan solo el desarrollo del asunto de asesinar y filmarlo, sino hay una finalidad en la misma trama, se plantea que un grupo de investigadores en entrevistas a los asesinos más tremendos de la Unión Americana está buscando patrones de vivencias pasadas que hayan sido causantes de que un ser humano se haga agresivo. Saber sus vidas de primera mano, no por cosas que se dicen sino como ellos mismos narran lo que han vivido en sus infancias y hogares y poder tener claro que aunque a veces se puede tener la vena o condición de ser un mal ser humano, esto aunado a vidas muy tristes y mal llevadas pues terminan detonando a estos seres que pudiendo haber elegido, nadie les condujo en alguna dirección creativa.  Es una serie de mucha enseñanza.  No me atreví a recomendarla, está llena de escenas que tal vez no todos podamos soportar, solo lo hacemos si al final se nos deja claro algo positivo. Entre líneas y de primera instancia se ven cosas muy grotescas. No a todos les gusta pasar por las escenas fuertes para llegar al meollo positivo. Aunque a veces la vida nos pida eso mismo.

 (Continuará.)

 

 

 

 

 

 

 

 

 

miércoles, 5 de noviembre de 2025

 

Un día, una circularidad. (14)

                                                                  El arte de fluir es como un barco sobre las aguas, por unos momentos va más a merced de las olas y otros tantos va con la conducción de quien lo guía. MJ

                                                                   No se fluye con constancia en la vida personal.  La psicología actual lo deja claro, solo es posible encontrar los ritmos a voluntad, es decir, encontrar que nos beneficia y corresponde y a fin de cuentas que es lo que disfrutamos. Lograr ser el propio guía de nuestro barco y ser bendecidos. No siempre es fácil autoconducirnos, se nos escapa la acción y por lo tanto el flujo, las tantas actividades que nos ocupan entorpecen y por las propuestas que nos da el mundo, descabelladas algunas de ellas, nos podemos confundir. Otras veces la vida misma se encarga de apuntar y apuntalar.

Cuando a uno le domina el modo inquisitivo del vivir, es menester en este caso ponernos en modo observancia y tambien notar qué tanto nos estamos exigiendo. Si en verdad ese es el camino ¿el de cuestionarnos con constancia el modo? el flujo cambia.

El esfuerzo es una condición a la que solemos eludir. La cultura actual se ha encargado de hacernos creer que lo que se logra fácil es fluido y es lo mejor. No todo lo fácil es de flujo. porque fluir es estar en lo que nos corresponde y esto no es correteado. Se nos puede confundir el valor de esforzarnos (como si fuera un mal necesario) con una manera de ser que no es del total gusto a primera instancia, cuando en verdad lo que se trabaja da mejores frutos. Si logramos darnos cuenta de esta dualidad contradictoria y de cuánto remunera el empeño y la disciplina en nuestro interior, no dejaríamos de hacer los esfuerzos dignos en situaciones específicas. Hay una gran confusión con respecto a ley del menor esfuerzo y creer que lo más fácil sea la respuesta, es como percibir que hemos encontrado el atajo perfecto. Hacer la actividad que nos corresponde con todo el potencial que requiere la calidad del asunto. Estar en discrepancia afecta a la consciencia, porque lo que se hace a medias tintas, nos arrastra a la mediocridad. No importa el tiempo que nos lleve una acción, mientras los vacíos y las nadas no hagan de las suyas.

                                                                    Cuando observamos la circularidad o círculos concéntricos que se dibujan en el agua cuando arrojamos una piedra, nos daremos cuenta que el último que cierra hacia afuera tiende a ser más grueso, hay resistencia en el flujo natural, aunque sea el más realista.

                                    Por estos dias de la primera década del siglo, fue cuando comencé a sentir que la letra manuscrita estaba siendo amenazada y con influjo de desaparecer.  Tal parecía que ese modo tan clásico estaba siendo amenazado. Se escribe en algunos sectores más con letra de molde o por computadora y en el fondo de mi ser me negaba a aceptar que solo eso fuera a terminar perdurando.  Sentía tristeza dentro de mí misma. Ante la mirada personal algo que aprendí desde muy niña en el colegio, estaba a mis ojos con visos de destierro. Me puse las pilas y al fin comprendí que algo muere en uno mismo si no se practica, y más aún si no se propone o se habla de eso. Si tú que me lees sabes hacer letra manuscrita, tan solo te propongo que no la dejes de hacer: se han comprobado ya los beneficios a nivel neuronal y cerebral. Comprender que el mundo se rige por modas es una cosa y otra muy diferente saber el valor de algunas prácticas. Con el puño y letra (en particular la forma Palmer) la escritura es no solo bonita sino puntual en el beneficio que otorga. Me cuestionaba por momentos que valor tendría seguir escribiendo a mano o solo escribir en la computadora. Todo me quedo claro cuando percibí que las acciones no pueden estar determinadas solo por la temporalidad, sino por lo que nos caracteriza. El cambio fuerte de sentido al escribir lo viví en la secundaria y luego me quedé con las dos maneras disponibles de acomodo de la mano, cambio el sentido según el ánimo.

Me había costado mucho retomar la letra original para sentir que ya no procedía hacerla. Había sido cuestionada la forma de asentar la mano sobre el papel y al escribir de zurda parecía a otros que el esfuerzo era mucho, y para nada lo es. La condición del zurdo a veces solo la entiende otro zurdo. Tuve la ventura de que mi padre observó la zurdera en mí, y supo que no es tan solo el modo de asentar la escritura lo que importa, el zurdo tiene otros factores mentales que hay que considerar, me había dado esa seguridad en la primera infancia. No así le había ocurrido a él mismo.

 A mi padre le habían hecho escribir de plano con las dos manos, haciéndose un ser ambidextro. Los zurdos escribimos como abrazando el papel o las porciones del renglón por las que se asientan las palabras, y eso en mi caso por un tiempo lo modifiqué.

Decir que un zurdo escribe con la mano puesta en el papel con garbo, es pedir mucho. No por eso mismo habremos de forzar ese sentido que nos acomoda y caracteriza. Mucho de lo que escribí cuando me propusieron cambiar el sentido de la mano fue con esa firmeza de cuadrar mi letra a una posición manual que pareciendo más lógica y estética cuando en realidad no era la mía. Tratar de forzar a que cuadre algo que ya por sí mismo viene circular por naturaleza, es forzar.

Aun habiendo regresado a las formas de escritura de la infancia, a veces cambio el sentido de la letra con mucha facilidad, es algo que se me quedó en el chip mental y se me da el cambio por épocas.

                              Después de haber tomado algunos cursos de religión con los cristianos, varios conceptos se revolucionaron en mi interior. Exacto como me había pasado con el tipo de letra que prefería para escribir, me comenzó a pasar con el tipo de pensamiento que se me había inculcado, dentro de lo católico hubo cosas que dejaron de resonar.  Comprender que uno no ejerce una religión por lo que resuena puede tomarse un tiempo, es la creencia que se adopta y se hace parte del pensamiento. Nuestros porqués de querer comprender mejor los caminos por los que hemos nacido, nos puede llevar a revalorar, exacto como me paso con la posición de la mano izquierda. Nací en una familia de mucha religiosidad por la vía materna y la otra de una religión un tanto por inercias, y hoy me queda claro que de pronto esa amalgama cuenta y da un sentido de flujo mejor llevado. Solo uno mismo puede volver a retomar para comprender mejor, la religión no es sentimiento, es fe.

 Entre otros temas había una discrepancia entre lo que los católicos hablaban del perdón y como lo manejaban los cristianos y así con varios conceptos. Es cuando uno siente que se nos escapa algo al entender, cuando hay que prefijarnos a comprender mejor. Se perdona de inmediato, eso me quedó claro desde los dos aspectos y se ocupa uno de volver por los mismos caminos que produjeron algún agravio, haciéndolo con mas conocimiento.

Sentía que el afán de control excesivo de la iglesia en la que había nacido no me respondía. La circularidad del conocimiento religioso como que se cuadraba de más. Muchas veces me parecía que ahí se forzaba esa cuadratura del círculo, como queriendo que todo Dios respondiese de la misma manera. ¿Como vamos a responder todos de la misma manera siendo cada ser tan único? Y se fueron dando los detalles y los caminos. Comprender con paciencia, ante todo, y cómo es que se propone lo mismo para que la semilla germine a su tiempo en la tierra fértil de cada ser. Los tiempos de Dios, (volvemos a decirlo con claridad) nunca son los mismos para cada ser. Al fin comprendí porqué puede ser hasta de mala educación hablar de religión o política, porque es tan nuestra la creencia que nos abarca todo en la mente, que solo podríamos hablar de cómo nos ha ido en la feria de una manera muy personal. Así que aprendí mucho en esas sesiones porque me ayudaron a comparar y luego y a reforzar lo que he aprendido desde niña: escribir como zurda tradicional y pensar más como católica. Luego se refuerza con toda la creencia de la naturaleza cultural y social.

Comprender que la dimensión pensante uno mismo la da, a veces asusta. Nos encanta pensar que estamos adheridos a grupos en los que todos fluimos de igual manera, eso es válido como sentimiento de pertenencia. La creencia no se siente, se conoce.

La responsabilidad del pensamiento de lo que tenemos entre manos, es un don. No es lo que mi abuelita me dijo ni lo que me propusieron los padres, el aderezo final que viene de la mente personal es lo que más se disfruta porque deja abierta la puerta a crecer.  Nunca se espera todo del párroco (como sucedía el siglo pasado que los padres o sacerdotes eran venerados como dioses) ni de nadie, uno se fortalece más del camino de crecimiento que se decide emprender con conocimiento, y claro a veces se necesita más o menos dirección. Tal vez, nos fortalezcamos de lecturas que a veces no tienen que ser de tinte religioso.

Leí en estos días un libro titulado -Te amo, pero soy feliz sin ti-. Se trata tan solo de saber que el amor no debe hacernos dependientes de nada ni de nadie para sentirnos plenos. Amar, es apoyar a otro ser, nunca hacerlo tan indispensable que no podamos respirar. Al niño le puede dar mamitis o papitis, pero eso se supera. Cada parte de la pareja no es una media naranja, es una naranja entera y a los seres queridos y buenos amigos con todo su ser completo habremos de apreciarles exactamente como son.

Todos escogemos. La otra parte de la vida en pareja no tiene por qué querer saber todo lo que no le interesa. Si como individuos tenemos claro nuestro camino y derrotero para crecer, tal vez la otra parte tenga el suyo y si se desea se comparte, y si no, no hay nada de malo en eso de ser autónomos en nuestras creencias. Esto lo hacemos tanto a conciencia como a nivel inconsciente y si sentimos discrepancias dentro de lo escogido, es que Dios nos sabe seres valiosos para poder compartir solo y todo lo que somos.

En la juventud y en épocas de formación profesional, me polarizó muchísimo el estudio de los materialismos. Profundicé mucho en el materialismo histórico, así como en el materialismo dialectico y me parecía que era una respuesta muy fidedigna para la vida. Ya luego eso mismo tomó su lugar real. Con mi marido quise compartir todo en su momento, y fue tan rotundo el NO y que eso no era algo que su ser necesitara, que de plano me mando por un tubo. No podía yo comprender como una teoría tan hermosa (así me parecía entonces) alguien no la quisiera saber. Que cada quien tenga sus derroteros al pensar es lo más sano que hay porque la virtud de saber es muy personal. Es hasta estas décadas de la madurez cuando comprendo cómo y qué importante es no clavarse en una teoría como si fuera reformadora de la realidad.

 Es de lo más absurdo obligar a la realidad a cuadrarse a unos conceptos. La realidad es otra cosa, es mucho más dinámica y fluida, va por los oleajes de la vida a sus ritmos muy respetables.  Que una serie de ideas o conceptos en los cuales se quiera encajar solo la descuadre, ya nos ha quedado más que claro. Eso de la religiosidad aunada a la filosofía ahora lo vamos estudiando juntos mi hijo y yo, qué somos los más inquietos de casa.

Toda filosofía tiene sus tiempos y sus momentos. Filosofar apoya, pero no necesariamente siempre determina de fondo.  No hay tal unto de la magdalena, que forme a todos por igual.

Estupendo es el psicoanálisis, pero no para todo Dios ni todo momento y mucho menos hoy que ya se superó. Estupendo es el existencialismo de Sartre y cómo lo saco adelante junto con Simone de Beauvoir, pero nada que ver para la aplicabilidad directa y menos a la de hoy. Es un hecho totalmente comprobable y vivible que la vida siempre se reinventa. No importa si las etapas más felices (o eso creemos) han pasado o creemos que nada de lo que viene será tan gratificante como lo vivido en tiempos pasados, cuando nos damos cuenta que todas esas situaciones que la vida plantea, todas vienen adosadas de un colorido que hay que develar con constancia, el oleaje que lleva, el oleaje que uno conduce.

                                                                         Por estas fechas, de la primera década del siglo, mi marido estaba concluyendo una novela situada en la CDMX. Un tiempo se fue a casa de un tío para poder hacer la conclusión del texto y encontrar al editor adecuado. Nos vino muy bien el desfasarnos. La novela se publicó y eso dio pie a que hubiera ya tiempo para otras cosas y compartir.

El dia 10 del año 10 del mes 10, yo tambien terminé una narrativa en relación a lo que había vivido con los seres consanguíneos por parte de mi padre. Lo titulé -Sopa Rochuna- porque en casa de mi padre había un guiso así llamado por la abuela, era una vianda muy apreciada por todos, con ingredientes discrepantes y revueltos. Me pareció perfecto el nombre, dado que de esa línea consanguínea vino luego todo un asunto triste. Lo guarde como 15 (quince) años para revisarlo en estos dias, volver a un texto es grandioso, tomar los tiempos necesarios de revisión.

El saber que todo puede ser efímero nos causa un poco de pesar, mas cuando comprendemos que dirección lleva nuestro barco, estamos seguros que las mismas olas apoyan, y si es muy distinto el oleaje de otros seres humanos que navegan cerca de nosotros, aceptamos. Lo más infame que he vivido es estar cerca de abogados corruptos, es un asunto que pensé que nunca vería en mi vida.  

Cuando nos volvimos a reunir en casa con los hijos, ya con textos escritos y a vivir otro momento, pudimos compartir las ideas de esos males de la familia y hacerlo abiertamente. Nos prometimos que jamás pondríamos el valor de vivir la felicidad puesta en cosas, sino en momentos atesorados.  Nos dimos cuenta de que quien depreda… luego sale depredado.   A veces sin importar la deshonra, hasta en la consanguinidad encontramos enemigos. No se entienden hasta que se asimilan las consecuencias reales de actos realizados por seres que creímos cercanos. Ser gente con un sentido de honrar la verdad, es algo que se adopta a voluntad.

 Quien se debata en la mentira siempre encontrará escollos. Un escollo, es bueno saber que es como un peñasco que está a flor de agua y que nos puede hacer tropezar sin darnos cuenta, porque no se ve claramente, o porque no se quiere ver. Recordaba a menudo el título leído en la primera juventud: -Cada día tiene su secreto-. Me daba cuenta que hay títulos que se nos quedan prendidos al alma y vuelven a la mente. Así, me decía que tendría que fortalecer eso de encontrar el secreto mejor guardado del día vivido.

Las incongruencias existen, mas son parte de la química necesaria para hacernos congruentes. Ante situaciones vividas, es seguro que haya una reflexión que nos fortalece.

Aristóteles solo nos dijo que A es A. Mas luego vino otro pensamiento filosófico y se bajó ese del pedestal y nos dijo que A tambien puede ser Y, ya cada quien elige.

El cinismo que de pronto se aparece muy cerca de uno mismo y que vemos tan presente hoy día en vidas que contemplamos con horror, es parte de interpretaciones a modo, y eso nos debe fortalecer la paz y saber qué todos esos castillos de naipes que relumbran, terminan por derrumbarse.

Que el cinismo nunca nos cambie el ánimo. Observar al cínico es interesante, yo he tenido en la familia directa paterna buenos ejemplares de cínicos observables, de los que estoy retomando en el texto que reviso y reescribo.  Que importa que los seres en los que confiamos sean unos cuantos malhechores, hay mucha más gente buena y si es que sabemos que estamos felices con la vida que hemos logrado y elegido, fluimos con bien.

 Los que somos padres de familia sabemos el valor de ver felices a nuestros hijos y haciendo lo que ellos mejor consideran. Tal vez no comulguemos con todos los seres en los que confiamos, habremos de aceptarlo como una condición humana. (Continuará).