miércoles, 6 de noviembre de 2024

 

Escribir, leer, ser. (2)

 

                                                             Las intenciones van de la mano con respeto a la naturaleza de las cosas, visualizarlas en presente y llevar un propósito claro y creativo.

Amiel. (Paráfrasis).                  

                                                   Todo lo que vivimos, concretamente lo que vive cada ser humano, crea una marca indeleble en el alma. Esto no es algo que deba preocuparnos, más bien es una reflexión para poder ocuparnos de lo que queremos ser, saber que intención se pone en cada acto para nosotros mismos y para el mundo que nos rodea. El ser que puede leer, es seguro que tenga mucho más presentes a sus congéneres y le representen parte de su mundo, aun los que no tienen acción directa con uno mismo. Tener conciencia de cómo el mundo compartido nos afecta, por ejemplo: si la tala de los árboles se descuida y se excede en una parte del mundo, aun estando lejísimos de donde vivimos, esas acciones nos impactan.

Hoy día es importante saber qué tanto estamos desconectados unos de otros, para favorecer el sentirnos más unidos, en la preservación del único ámbito que nos une: La Tierra.

                                             En la década de los años 80 (ochenta) del siglo pasado, prácticamente a mediados de esos años, cuando mis hijos ya no eran bebés y tenía tiempo para tomar los libros con más atención y leerlos completos, me volví a interesar en los textos literarios. Había tenido ese interés desde la adolescencia, había leído en los años preparatorianos historias de vida, prácticamente todos los meses leía el National Geographic que mi padre recibía con puntualidad y libros de aventuras como los de Jack London, pero no había tomado por los cuernos la literatura y encontrar el mundo que mucho me interesa, el del ser humano como persona y el desenvolvimiento de lo humano en sociedad y en lo particular.

La escritora que había querido leer y no había podido hacerlo con más atención, fue Simone de Beauvoir.

Francesa, era una parisina del mundo aristócrata (por su padre) nacida en el nivel social del que solo se esperan ciertos modos para la vida de las mujeres, y con presteza se fue dando cuenta de las cosas discordantes que observó. Le costó todo un mundo de ingeniosas actitudes llevar sus intereses personales por el camino deseado, hasta convertirse en escritora.

En su libro: - Memorias de una joven formal- que leí en una edición bastante mala, (de esas que se desbaratan entre las manos, por su mala calidad de encuadernación) de pronto me vi en presencia de vidas lejanas que podía comparar con algunas que había observado y escuchado, tal como se presentaban a principios del siglo pasado en mi ciudad, y así mismo poder observar la existencia de algunos principios que me daba cuenta habían regido la vida de mis propios padres.

En esta autobiografía encontré cosas que apunté y que ahora tomo para compartir. Me impactó como dice Hegel -La esencia del derecho y del deber y la esencia del sujeto pensante y actuante son absolutamente idénticos-.

En lo personal lo sentía así, y al leer a esta autora me di cuenta de cómo hay que vivir con la atención bien puesta para captar esas esencias de la cultura que nos rodea y que habremos de cuestionar si es necesario, esos cambios que observamos, y como toda empresa de vivir está cuajada de contradicciones que lejos de crearnos pesar, sabemos nos han de dar respuestas más puntuales.

Simone, nace en Paris en un día 09 del mes de enero de 1908. Exactamente en el año en que nace la hermana mayor de mi padre y en quien yo tendría un referente. Simone va a venir al mundo a marcar a todas las mujeres, no solo a las de su tiempo sino mucho más allá. Sepámoslo o no, esta mujer dio giros que, a veces parecen como si nada y están teniendo efectos y permeando el mundo de hoy. Sus padres no eran propiamente feministas, eran más bien conservadores y formales, mas hay que saber que el término feminista como tal se acuño después, creo que Simone ni supo propiamente de ese significado en lo fundamental.

Hay que tener mucho cuidado cuando se utilizan ciertos términos, porque, así como esta escritora marcó paradigmas para la mejoría en el trato a las mujeres afectando a todas las féminas del mundo, también aportó para la base del buen feminismo. No en todos los ámbitos estas ideas se han llevado con la claridad y puntualidad requerida. Producir desmanes en nombre del feminismo no es un camino de éste.

En casa de Simone se vivió del modo burgués de la época. Fue percibiendo las diferencias en las actitudes de sus padres, la madre siempre abnegada con esas acciones que se ponderan como muy positivas por solo pensar en los otros, pero que al final, algunas veces afloran como reclamos o como neurosis. El padre ligero de conducta y poco respetuoso de la vida de pareja, se sabe que fue un mal marido por los maltratos a la madre y por tener otras mujeres en su vida personal con las que se dio vuelo y creyó afirmar su masculinidad de esta manera equívoca. Hizo ver a sus hijas, de antemano, que, si ellas querían hacer algo por el mundo y dar su parte, más les valdría estar listas a una preparación especial que tendrían que seguir.  Este asunto de abrirse un camino diferente a lo que hacían las mujeres de su época, marco en Simone disyuntivas de comprensión en la cosmovisión. Por un lado, ese Dios al que ella se había apegado se fue transformando por momentos, como lo más fuerte y digno para vivir en un catolicismo profundo y por otro contrapuesto a lo que se daba en la realidad. La biblioteca de su casa tuvo restricciones obvias durante la infancia, pero en el momento justo, fue toda suya.

Su madre era más proclive a pinchar con alfileres las hojas que sus hijas no podrían leer en algunos textos, sino hasta la madurez.

Los viajes al campo con familiares, a esta mujer le dieron la apertura de poder sentir las maravillas de la naturaleza abierta, en lo natural encontraba la presencia de Dios, hacia largas caminatas por los extensos prados de los parques cercanos a casa de sus abuelos y parientes.  El padre en un momento dado les dijo:  No poseen la dote necearía para poder tener al marido ideal. ¿Marido ideal?

Todos los que elegimos el camino de la vida en pareja, bien sabemos que se trabaja la relación día con día si se quiere vivir en armonía, los idealismos solo desembocan en rupturas. Y les dejó claro:  sepan ustedes que, si quieren una vida digna, lo más seguro es que se la provean con trabajo personal. (Paraf).

Era tan evidente que, en mucho, el valor de una mujer se daba por las posesiones materiales y bienes palpables, (en verdad da escozor pensarlo) es peor cuando vemos que hoy día en algunos ámbitos, el procrear en pareja se sigue dando por asuntos de interés material y conveniencia de vínculos sociales, sin tener en cuenta intereses y valía personales.

Sin embargo, todo esto le abrió un mundo diferente a Simone. Aunque no lo tuvo claro desde el principio, ella supo que su vida era algo que debía labrar con su propio pensar con acciones concretas.

En el mundo y en concreto en la sociedad parisina de la época, se manejaron infinidad de atavismos, esos que todos nosotros ya tendremos más que superados y claros, mas a esta mujer inquieta le costó mucho poderlos desentrañar.

En ella se refleja como el lenguaje nos asienta en el grupo humano al que pertenecemos. Revisar las actitudes que había que sortear, como esa pasividad de su madre ante el maltrato. Hoy día ya se sabe que esto está bastante superado y los matrimonios con ese tipo de conductas distorsionadas más bien nos dejan claro de que ya no puede continuar, las terapias profesionales ayudan, pero a veces es menester cerrar esos capítulos. También hoy día, sabemos con más claridad que se pueden rehacer las relaciones de pareja con otra persona, cuando esto es viable y así se desea. Estar en pareja tiene como primerísima intención el crecimiento personal, las otras intenciones pueden resultar en distorsión.  Las parejas que terminan divorciadas muy pronto, la mayor parte es por no tener miras compartidas. Educar a los hijos cuando los hay, no es conducirlos para que vayan por caminos elegidos por los padres, los jóvenes de hoy están logrando ser mucho más autónomos.

En el fondo, en el caso de Simone, los padres quieren y prefieren que pudiera llevar   una vida más convencional, tener pareja con un individuo que vele por la mujer y la mantenga, sin darse cuenta que esto a veces da canonjías a algunos varones para otros tipos de maltrato. Ya cada vez menos se dan esos seres que nacen sin ese potencial de llevar vidas solo de formato, de escenario. En matrimonio acordado, son pocos hoy día los que persisten, vivir en pareja sin más miramientos que parir, ya es asunto del pasado. Hoy se elige mejor, se esmeran más las personas por encontrar a quien sea más afín en ideas, en intereses o también se elige vivir en soltería.

Ser una señora, no era propiamente lo que ella visualizaba para su ser.

Simone muere, exactamente el día en que yo cumplía 31 (treinta y un) años de vida. Empezaba a comprender la obra escrita de esta mujer tan interesante.

Nunca creyó en ese matrimonio arreglado, que a sus padres les hubiera caído del cielo. Más tarde, le quedaría claro que solo podría compartir su vida con un ser que fuera compañero de vida, directriz de su propia esencia y de pensamiento afín, ese ser apareció en el filósofo Jean Paul Sartre.

Sartre fue su guía, fluyeron en una corriente filosófica atea, que les fue necesaria para poder definir más adelante nuevos caminos de una ética renovada. Giraron en torno a lo que crearon y propusieron como la corriente filosófica conocida como: Existencialismo. Y dice. -La existencia precede a la esencia, la realidad es anterior al pensamiento-. Poder argumentar cosas tan severas como lo anterior descrito. Ella siempre se verá marcada por buenos principios éticos, nos queda claro que a veces para constatar lo que se cree, hay que apostar a ideas y corrientes de pensamiento. Aunque las creencias que pueden parecer descabelladas nos parezcan inoperantes, son pertinentes si hacen pensar. Saber, que se está tras unas ideas necesarias para un fin digno, para ella fue clave y para cada una de nosotras las mujeres de esta época lo fue también: que las mujeres fuéramos respetadas. 

El pensamiento estructurado fue tomando forma en su mente, y supo que ella ni quería ser solo parte de los salones parisinos a los que estaba destinada, ni tampoco y mucho menos, ser solo una mujer dentro de su casa. Hubo momentos en su adolescencia en los que la incertidumbre del rumbo de su vida la mantenía con mucha angustia, mas luego dirá que todo se fue disipando cuando encontró el camino intelectual.

Simone de Beauvoir no tuvo una infancia fácil. Decir que tenía todo lo indispensable para subsistir con garbo dentro de la burguesía de su tiempo, no era todo lo que ella percibía como lo ideal. Aunque sus pilares en la infancia eran su nana Louise y su madre, en la asiduidad de los menesteres de casa y de una niña, ella encontró en su asistente de vida a una persona segura y que como ella misma dice:  -Louise, sería como el mismo piso que pisaba-.  Observar cómo se sobreponía a lo que percibía de parte de su padre, que, además veía en ella a una niña fea. La comparaban a su hermana que era admirada con los cánones de belleza de esa época. Una noche, cuando se habían mudado de casa por cuestiones económicas que sufría la familia después de la guerra, escucha por la cercanía de la habitación de sus padres como comentan y hablan de la belleza de la hermana y la poca gracia que observaban en Simone.  Como si la belleza física fuera un patrón excluyente.

En un artículo que conservé y ya en papel amarillento y viejo, escrito por Carlos Castillo Peraza, encuentro como menciona al padre, un ser que humilla a la madre a pesar de que se vanagloria de tener principios religiosos. Es una gran contradicción que ven las hermanas Beauvoir dentro de casa.

Fue Simone una mujer muy vital.

Su capacidad de observación se ve reflejada en sus textos, maravillosos pasajes del campo francés, de los coloridos de las flores de los entornos que caminó y observó de los lugares a los que solía ir. Louise se enamora del plomero que asistía en la casa y cuando va con su madre a visitar a su cuidadora, se encuentra con otra realidad que le marca, el modo de vida de los obreros de un Paris muy dividido. Se encuentra una buhardilla inhóspita y sucia apenas para sobrevivir. (Continuará).

 

 

 

 

 

 

 

 

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario