Estar, en lo que estamos. (16)
Atención, significa
atención.
Yoko Beck.
Solo estando atentos, exactamente como lo plantea Yoko Beck ante lo que
elegimos como preferencial, es que estaremos expandiendo la consciencia.
Habremos de aceptar que hay muchos distractores que no nos permiten concretar
los pensamientos en el sitio que les corresponde y eso mismo no ayuda a la
plena atención. Esto de la expansión interior, no es una cosa que se mida como
medimos una extensión de terreno o cualquier asunto material, en lo que
respecta a estar más conscientes nos referimos a que vemos con mayor claridad las
acciones que realmente proponen y así mismo depurar todo lo que es añadido, nos
asustaríamos de cuanto innecesario acumulamos en la mente, si en verdad
pudiéramos tener un depurador mental automático de todo lo superfluo.
Es evidente que la cultura de hoy en cualquier parte del mundo está
trastocada por los enormes abismos que se han creado entre los dirigentes y la comunidad,
se ha distorsionado tanto el modo de vivir con dignidad, ya nos acostumbramos a
ver situaciones pico y banalidades como si fueran la norma. Estamos en una era
en donde el engaño se ha vuelto natural y hasta se ha convertido en una
herramienta para quienes son abusivos y no tienen escrúpulos ni empacho en
hacer tropelías con la mano en la cintura. Da pena por momentos pertenecer a la
especie homo sapiens, estamos en una esfera totalmente deformada y fuera
de control ético, o al menos plausible para llamarlo vida digna.
Desde joven me fascino la Antropología. Vi muchos de los
programas que presentaba el escritor Álvaro Mutis en la televisión. Le comencé
a seguir cuando en una época de veinteañera tuve hepatitis y esa enfermedad (que
las más de las veces nos recluye en cama por varios meses) me permitió mucha
reflexión.
No me perdía el programa -Encuentro- en el que Mutis
hablaba de temas humanos y se perfilaba ahí la importancia de lo antropológico.
Fue así que podría decir que ese estar atenta a los diálogos en base a los
científicos sociales que presencié, me llevaron a decidir mi camino por las
ciencias humanas.
Creo que hoy día lo más que puedo decir es que estoy
agradecida con haber tomado ese camino, porque, aunque no ejercí la carrera
como tal, ni la arqueología que fue parte de eso mismo, todo me condujo e
indujo a nunca cejar de leer y aprender lo más posible, saber los postulados
científicos de nuestra especie. Ser docente, en mucho se lo debo a mi marido,
ya que el mismo practicó con enorme entusiasmo el enseñar a otros, es un gusto
enorme transmitir y compartir lo que uno valora.
En ese periodo me di cuenta desde que empecé a dar clases,
que eso, era lo mío. No continúe en la universidad en donde impartí varias
materias por algunos años, y hasta hace poco motive a niños pequeños, a
personas adultas y jóvenes en el arte. Cada vez menos, porque hoy día ya
cercana a las siete décadas de vida, quiero dedicar un poco más de tiempo a mis
propuestas personales y ni que decir a la familia que ya los nietos nos hacen
ver la vida de otras maneras.
No me puedo quejar, me gusta encontrar caminos de
creatividad en varios ámbitos y comprender que tantas acepciones lleva inmersas
esa palabra, antes que nada, es una actitud, y en todo sentido se aplica a lo
que hacemos en la vida diaria.
Muchos de mis escritos los hice con pluma fuente, luego
me fui por las plumas más comunes y corrientes del mercado y hoy día estoy
retomado la pluma fuente como un medio de escribir con calma. Tengo un proyecto
de Zen Doodling que hare con esas herramientas y varios de sus colores. No
puedo evitar amar las plumas, a decir vedad he formado una pequeña colección
que guardo, me las han regalado, las he comprado y mi nieto que las descubrió
en mi escritorio personal hace unos días quedó embelesado, creo que ya tienen
destinatario, algún día.
Solo el esfuerzo de lo que hacemos a diario con toda la
mejor de las voluntades y posturas, es lo que nos libera.
Dentro de ese quehacer del diario, está inmersa la más
fidedigna espiritualidad, esa vida interior que no es otra cosa que
reordenarnos, buscar el centro con constancia. Es sagrada la rutina, es como una oración
activa, sea limpiar el fregadero de casa o sea hacer una acuarela, hay que
poner la misma dedicación.
Ayer
escuchaba a los comentaristas del tenis mundial y decían de un joven que tiene
todas las herramientas tenísticas para estar en el top 10 (diez) del ranking,
está perdiendo el puesto, porque está disperso. La frase que utilizaron fue: -necesita
reagruparse-. El reagruparnos por dentro, es una acción que tal vez hay que
hacer con más frecuencia, casi constantemente diría yo.
Hoy día, que están más presentes en la vida de todos los temas de
política, hay que saber cuándo opinar y cuando no hacerlo. Considero que esos
desgastes que no llevan a nada, habría que evitarlos. Lo político es un tema
profundo y complejo que ya ha tomado visos de propiciar pleitos, las
concepciones que tengamos no son asunto de manosearse como si fuéramos con eso
a solucionar algo, creo que la convicción que tenemos es personal e interna y
solo por eso muy válida sea esta la que queramos y más nos valdría encontrar la
manera de hacerla vida, observar más y hablar menos de estos temas.
Los asuntos que otros han descompuesto o arreglado, propician
las convicciones de forma muy fuerte, estos temas nada tienen que ver con lo
personal, claro que a todos nos afecta lo que pase en los gobiernos, pero cada
quien debe sopesar según lo que va viendo y viviendo. Estar bien informados,
saber de dónde viene la información. Hay mucha gente dolida, sabemos que se
perdieron canonjías en algunos grupos, por lo que creo que estos temas si se
tocan enconadamente, no llevan a nada bueno. He escuchado que sacan a gente de
los grupos de amigos porque no comulgan todos con la misma facción. Creo que la
amistad es de otro ámbito. Siempre ir aprendiendo de la amistad.
La amistad, sí que es un pájaro que vuela a ritmos
insospechados y que no siempre es fácil de comprender.
No podemos negar que la política es el mundo más
controvertido del ámbito social. Está plagada de contradicciones, la
contradicción en si misma lleva posibles cambios de bien, que algunas veces se alargan
y necesitan tiempo.
Tengo intercambios
de ideas con mi hijo, es un joven interesado en los procesos sociales y los
estudia. Soy afortunada de poder escucharle.
Si comprendemos que la base de la política es servir a
los demás, pues por ahí podríamos también como simples ciudadanos empezar
sabiendo qué nos toca en las cercanías, ya para luego ver que lejanías podremos
influenciar. Esa premisa del servicio en
la política se ha perdido. ¿Será que existió genuinamente en épocas anteriores?
Tal vez en pocos seres humanos.
En una ocasión me invitaron a un desayuno a escuchar a
una mujer esposa de un candidato que sería presidente de la Republica. Fui
medio renuente, pero como se vislumbraba un cambio en el país, acepté. En
verdad que salí absolutamente impactada y vacunada de la verborrea en vivo y a
todo color, y de la mala forma de esta mujer para comunicarse. Cero propuestas
concretas, sentí que nos estaba dando atole con el dedo en cada frase a todas
esas mujeres que estábamos reunidas ahí de buena fe, para vislumbrar algún
proyecto, no lo hubo. Se compartió, se escuchó, y me juré a mí misma nunca más
volver a esos asuntos de discursos huecos y demagógicos. Al final el marido fue
presidente de México y fue otra total decepción. Estamos en la era del
oportunismo, no hemos avanzado nada en eso.
Seguir las farsas es una manera de creer que se puede
estar, sin estar. En verdad que yo sé que mucha gente las sigue porque de eso vive
y lo respeto, pero que triste es hacer todo un evento para oír una sarta de
tonterías que no conducen a nada.
El problema de la demagogia es que se reviste de verdad,
esa es su esencia. De momento no se nota, el frenesí de creer que se está en la
esfera adecuada con las personas que harán su trabajo bien hecho nos infunde
esperanza, pero luego vienen las realidades a morirse de risa y carcajearse
enfrente de nuestras caras.
Todos, absolutamente todos sabemos que la vida nunca es justa. Aunque precisamente
de eso se trata, de que oportunamente lo notemos y sepamos en donde sí podemos
estar y en donde de plano no nos corresponde.
Proponer la
justicia en los ámbitos cercanos eso es más viable.
En estos tiempos nos invitaron a unas reuniones de tipo
social/religioso del grupo llamado -Los Tabernáculos-. Está formado por
personas que apoyan a la iglesia católica haciendo donativos y propiciándolos
para que a las iglesias no les falte nada de lo que necesitan para el ritual. Íbamos
al centro de la ciudad mi esposo y yo una vez por semana en la temprana tarde,
a veces con mucho calor, para escuchar a un padre lacónico y como que falto de
aliento, pero que daba o hacia el esfuerzo de dar un poco de instrucción
bíblica a todos los presentes. Cada quien daba sus opiniones, casi pura gente
muy mayor. A veces se pedía que ayudásemos haciendo casullas, tejiendo algo
para donar en los pueblitos o iglesias de la ciudad que tenían falta de esos
adminículos. A veces tejí para ellos
pequeñas bolsitas para llevar la comunión por parte de los laicos, a los
enfermos. Con el paso de los días nos quedó claro que ya no éramos parte de eso. Cada vez se hacía más complicado llegar y lo
dejamos. Había aceptado colaborar porque ahí mismo me enteré que la hermana
mayor de mi abuela materna había sido una de las fundadoras de esa misión
católica en la ciudad, y aunque no la conocí (le llevaba 21 (veintiún) años de
edad a mi abuela) pues sentí que podría ser posible dar un poco de uno mismo
para esa iglesia que cada día parece que se desmorona más. Hoy día que es con
mi hijo con quien hablo mucho de esos temas, me doy cuenta que no es la iglesia
misma la que es decepcionante, es la gente que se ha apropiado de esa
institución, distorsionándola.
La fe, es muy personal. A veces pienso que es como si nos
dejásemos caer de espaldas pensando que es un lugar seguro y creativo en donde
caeremos y nos topamos con un precipicio que a veces no tiene fondo y que uno
mismo tiene que sacar las alas personales para volar y volver a encausarnos.
Dios no es más que lo que nos hace sentirnos pacíficos y en un buen actuar, si
nos crea inquietud, hay que revisar.
Y vuelvo en mis escritos básicos a hacer toda una
reflexión que me lleva al imperativo de aprender a decir la palabra NO, cuando
es preciso. Es una verdad ineludible que hay que aprender ese sentido de decir:
-no gracias-.
Si aprendemos a desterrar lo inconveniente que siempre llega,
sabremos alejarnos de quejas innecesarias y dejar de revolvernos en nuestras
emociones y más bien aceptarlas con buena observación. Los sentimientos son el
valor humano más digno, hay que cuidar que no se conviertan en telarañas.
Y dice Yoko Beck, ya para terminar:
-Una vida de dicha no es sinónimo de felicidad permanente,
significa sencillamente que la vida es plena e interesante. Podemos incluso
odiar ciertos aspectos de la vida, pero en general, cada vez es más satisfactorio
vivir-.
Transformar el concepto -lucha de la vida- en el de -gozo
de la vida-.
Tocar fondo no es algo a lo que se debe temer. Tocamos
fondo cada que las lecciones vitales se hacen más prominentes y pertinentes,
esas que solo nos inducen a aferrarnos más al gozo sin estar desesperados por
felicidades efímeras.
El rostro de Dios, de ese que habla el cristiano, está presente en todo.
No olvidemos que los monasterios cristianos en muchos casos se han apoyado del Zen,
esto se puede ver en YouTube.
En una mirada cariñosa, en un consejo momentáneo, en una
paloma que temprano se asoma a la ventana y nos mira de frente, en todo eso hay
alientos divinos que se nos ha olvidado observar. La vida, siempre está
bien, somos nosotros quienes nos alejamos de sus beneficios. Leamos.
(Continuará).
Libro: La vida tal como es.
Autores: Charlotte Yoko Beck y Steven Smith.
Ed. Grupo Editorial Norma.