miércoles, 25 de septiembre de 2024

 

Estar, en lo que estamos. (16)

 

                                                              Atención, significa atención.

Yoko Beck.         

                                                  Solo estando atentos, exactamente como lo plantea Yoko Beck ante lo que elegimos como preferencial, es que estaremos expandiendo la consciencia. Habremos de aceptar que hay muchos distractores que no nos permiten concretar los pensamientos en el sitio que les corresponde y eso mismo no ayuda a la plena atención. Esto de la expansión interior, no es una cosa que se mida como medimos una extensión de terreno o cualquier asunto material, en lo que respecta a estar más conscientes nos referimos a que vemos con mayor claridad las acciones que realmente proponen y así mismo depurar todo lo que es añadido, nos asustaríamos de cuanto innecesario acumulamos en la mente, si en verdad pudiéramos tener un depurador mental automático de todo lo superfluo.

                                                    Es evidente que la cultura de hoy en cualquier parte del mundo está trastocada por los enormes abismos que se han creado entre los dirigentes y la comunidad, se ha distorsionado tanto el modo de vivir con dignidad, ya nos acostumbramos a ver situaciones pico y banalidades como si fueran la norma. Estamos en una era en donde el engaño se ha vuelto natural y hasta se ha convertido en una herramienta para quienes son abusivos y no tienen escrúpulos ni empacho en hacer tropelías con la mano en la cintura. Da pena por momentos pertenecer a la especie homo sapiens, estamos en una esfera totalmente deformada y fuera de control ético, o al menos plausible para llamarlo vida digna.

Desde joven me fascino la Antropología. Vi muchos de los programas que presentaba el escritor Álvaro Mutis en la televisión. Le comencé a seguir cuando en una época de veinteañera tuve hepatitis y esa enfermedad (que las más de las veces nos recluye en cama por varios meses) me permitió mucha reflexión.

No me perdía el programa -Encuentro- en el que Mutis hablaba de temas humanos y se perfilaba ahí la importancia de lo antropológico. Fue así que podría decir que ese estar atenta a los diálogos en base a los científicos sociales que presencié, me llevaron a decidir mi camino por las ciencias humanas.

Creo que hoy día lo más que puedo decir es que estoy agradecida con haber tomado ese camino, porque, aunque no ejercí la carrera como tal, ni la arqueología que fue parte de eso mismo, todo me condujo e indujo a nunca cejar de leer y aprender lo más posible, saber los postulados científicos de nuestra especie. Ser docente, en mucho se lo debo a mi marido, ya que el mismo practicó con enorme entusiasmo el enseñar a otros, es un gusto enorme transmitir y compartir lo que uno valora.

En ese periodo me di cuenta desde que empecé a dar clases, que eso, era lo mío. No continúe en la universidad en donde impartí varias materias por algunos años, y hasta hace poco motive a niños pequeños, a personas adultas y jóvenes en el arte. Cada vez menos, porque hoy día ya cercana a las siete décadas de vida, quiero dedicar un poco más de tiempo a mis propuestas personales y ni que decir a la familia que ya los nietos nos hacen ver la vida de otras maneras.

No me puedo quejar, me gusta encontrar caminos de creatividad en varios ámbitos y comprender que tantas acepciones lleva inmersas esa palabra, antes que nada, es una actitud, y en todo sentido se aplica a lo que hacemos en la vida diaria.

Muchos de mis escritos los hice con pluma fuente, luego me fui por las plumas más comunes y corrientes del mercado y hoy día estoy retomado la pluma fuente como un medio de escribir con calma. Tengo un proyecto de Zen Doodling que hare con esas herramientas y varios de sus colores. No puedo evitar amar las plumas, a decir vedad he formado una pequeña colección que guardo, me las han regalado, las he comprado y mi nieto que las descubrió en mi escritorio personal hace unos días quedó embelesado, creo que ya tienen destinatario, algún día.

Solo el esfuerzo de lo que hacemos a diario con toda la mejor de las voluntades y posturas, es lo que nos libera.

Dentro de ese quehacer del diario, está inmersa la más fidedigna espiritualidad, esa vida interior que no es otra cosa que reordenarnos, buscar el centro con constancia.  Es sagrada la rutina, es como una oración activa, sea limpiar el fregadero de casa o sea hacer una acuarela, hay que poner la misma dedicación.

                                             Ayer escuchaba a los comentaristas del tenis mundial y decían de un joven que tiene todas las herramientas tenísticas para estar en el top 10 (diez) del ranking, está perdiendo el puesto, porque está disperso. La frase que utilizaron fue: -necesita reagruparse-. El reagruparnos por dentro, es una acción que tal vez hay que hacer con más frecuencia, casi constantemente diría yo.

                                                           Hoy día, que están más presentes en la vida de todos los temas de política, hay que saber cuándo opinar y cuando no hacerlo. Considero que esos desgastes que no llevan a nada, habría que evitarlos. Lo político es un tema profundo y complejo que ya ha tomado visos de propiciar pleitos, las concepciones que tengamos no son asunto de manosearse como si fuéramos con eso a solucionar algo, creo que la convicción que tenemos es personal e interna y solo por eso muy válida sea esta la que queramos y más nos valdría encontrar la manera de hacerla vida, observar más y hablar menos de estos temas.

Los asuntos que otros han descompuesto o arreglado, propician las convicciones de forma muy fuerte, estos temas nada tienen que ver con lo personal, claro que a todos nos afecta lo que pase en los gobiernos, pero cada quien debe sopesar según lo que va viendo y viviendo. Estar bien informados, saber de dónde viene la información. Hay mucha gente dolida, sabemos que se perdieron canonjías en algunos grupos, por lo que creo que estos temas si se tocan enconadamente, no llevan a nada bueno. He escuchado que sacan a gente de los grupos de amigos porque no comulgan todos con la misma facción. Creo que la amistad es de otro ámbito. Siempre ir aprendiendo de la amistad.

La amistad, sí que es un pájaro que vuela a ritmos insospechados y que no siempre es fácil de comprender.

No podemos negar que la política es el mundo más controvertido del ámbito social. Está plagada de contradicciones, la contradicción en si misma lleva posibles cambios de bien, que algunas veces se alargan y necesitan tiempo.

 Tengo intercambios de ideas con mi hijo, es un joven interesado en los procesos sociales y los estudia. Soy afortunada de poder escucharle.

Si comprendemos que la base de la política es servir a los demás, pues por ahí podríamos también como simples ciudadanos empezar sabiendo qué nos toca en las cercanías, ya para luego ver que lejanías podremos influenciar.  Esa premisa del servicio en la política se ha perdido. ¿Será que existió genuinamente en épocas anteriores? Tal vez en pocos seres humanos.

En una ocasión me invitaron a un desayuno a escuchar a una mujer esposa de un candidato que sería presidente de la Republica. Fui medio renuente, pero como se vislumbraba un cambio en el país, acepté. En verdad que salí absolutamente impactada y vacunada de la verborrea en vivo y a todo color, y de la mala forma de esta mujer para comunicarse. Cero propuestas concretas, sentí que nos estaba dando atole con el dedo en cada frase a todas esas mujeres que estábamos reunidas ahí de buena fe, para vislumbrar algún proyecto, no lo hubo. Se compartió, se escuchó, y me juré a mí misma nunca más volver a esos asuntos de discursos huecos y demagógicos. Al final el marido fue presidente de México y fue otra total decepción. Estamos en la era del oportunismo, no hemos avanzado nada en eso.

Seguir las farsas es una manera de creer que se puede estar, sin estar. En verdad que yo sé que mucha gente las sigue porque de eso vive y lo respeto, pero que triste es hacer todo un evento para oír una sarta de tonterías que no conducen a nada.

El problema de la demagogia es que se reviste de verdad, esa es su esencia. De momento no se nota, el frenesí de creer que se está en la esfera adecuada con las personas que harán su trabajo bien hecho nos infunde esperanza, pero luego vienen las realidades a morirse de risa y carcajearse enfrente de nuestras caras.

                        Todos, absolutamente todos sabemos que la vida nunca es justa. Aunque precisamente de eso se trata, de que oportunamente lo notemos y sepamos en donde sí podemos estar y en donde de plano no nos corresponde.

 Proponer la justicia en los ámbitos cercanos eso es más viable.

En estos tiempos nos invitaron a unas reuniones de tipo social/religioso del grupo llamado -Los Tabernáculos-. Está formado por personas que apoyan a la iglesia católica haciendo donativos y propiciándolos para que a las iglesias no les falte nada de lo que necesitan para el ritual. Íbamos al centro de la ciudad mi esposo y yo una vez por semana en la temprana tarde, a veces con mucho calor, para escuchar a un padre lacónico y como que falto de aliento, pero que daba o hacia el esfuerzo de dar un poco de instrucción bíblica a todos los presentes. Cada quien daba sus opiniones, casi pura gente muy mayor. A veces se pedía que ayudásemos haciendo casullas, tejiendo algo para donar en los pueblitos o iglesias de la ciudad que tenían falta de esos adminículos.  A veces tejí para ellos pequeñas bolsitas para llevar la comunión por parte de los laicos, a los enfermos. Con el paso de los días nos quedó claro que ya no éramos parte de eso.  Cada vez se hacía más complicado llegar y lo dejamos. Había aceptado colaborar porque ahí mismo me enteré que la hermana mayor de mi abuela materna había sido una de las fundadoras de esa misión católica en la ciudad, y aunque no la conocí (le llevaba 21 (veintiún) años de edad a mi abuela) pues sentí que podría ser posible dar un poco de uno mismo para esa iglesia que cada día parece que se desmorona más. Hoy día que es con mi hijo con quien hablo mucho de esos temas, me doy cuenta que no es la iglesia misma la que es decepcionante, es la gente que se ha apropiado de esa institución, distorsionándola.

La fe, es muy personal. A veces pienso que es como si nos dejásemos caer de espaldas pensando que es un lugar seguro y creativo en donde caeremos y nos topamos con un precipicio que a veces no tiene fondo y que uno mismo tiene que sacar las alas personales para volar y volver a encausarnos. Dios no es más que lo que nos hace sentirnos pacíficos y en un buen actuar, si nos crea inquietud, hay que revisar.

Y vuelvo en mis escritos básicos a hacer toda una reflexión que me lleva al imperativo de aprender a decir la palabra NO, cuando es preciso. Es una verdad ineludible que hay que aprender ese sentido de decir: -no gracias-.

Si aprendemos a desterrar lo inconveniente que siempre llega, sabremos alejarnos de quejas innecesarias y dejar de revolvernos en nuestras emociones y más bien aceptarlas con buena observación. Los sentimientos son el valor humano más digno, hay que cuidar que no se conviertan en telarañas.

Y dice Yoko Beck, ya para terminar:

-Una vida de dicha no es sinónimo de felicidad permanente, significa sencillamente que la vida es plena e interesante. Podemos incluso odiar ciertos aspectos de la vida, pero en general, cada vez es más satisfactorio vivir-.

Transformar el concepto -lucha de la vida- en el de -gozo de la vida-.

Tocar fondo no es algo a lo que se debe temer. Tocamos fondo cada que las lecciones vitales se hacen más prominentes y pertinentes, esas que solo nos inducen a aferrarnos más al gozo sin estar desesperados por felicidades efímeras.

                                                               El rostro de Dios, de ese que habla el cristiano, está presente en todo. No olvidemos que los monasterios cristianos en muchos casos se han apoyado del Zen, esto se puede ver en YouTube.

En una mirada cariñosa, en un consejo momentáneo, en una paloma que temprano se asoma a la ventana y nos mira de frente, en todo eso hay alientos divinos que se nos ha olvidado observar. La vida, siempre está bien, somos nosotros quienes nos alejamos de sus beneficios. Leamos. (Continuará).

Libro: La vida tal como es.

Autores: Charlotte Yoko Beck y Steven Smith.

Ed. Grupo Editorial Norma.

 

 

 

miércoles, 18 de septiembre de 2024

 

Estar, en lo que estamos. (15)

                                                            El ego, siempre nos atonta, parece tan dulce, que a veces lo meloso de su engaño no nos permite ver con claridad. MJ

 

                                                                                           Es muy interesante saber qué es lo nos dice el diccionario de la lengua española respecto al ego: -…asunto que se reconoce como yo, parcialmente consciente, que controla la motilidad y media entre los instintos del ello, los ideales del superego y la realidad del mundo exterior-. Como podemos ver, esta definición requiere un poco de análisis, porque nos habla de conceptos como motilidad, que hay que saber lo que es: -facultad de moverse. Capacidad para realizar movimientos complejos y coordinados-.

Veamos, pues: El ego es parte del yo, por lo tanto, el yo ideal (superego) solo es suprimible o tratado con objetividad si lo hacemos a voluntad y esto mismo podría mantener al ego en un sitio conveniente. También se puede decir que es la combinación de la energía que abarca todo y si no la tenemos clara y en contención, se convierte en ese hacer ególatra que nos aleja del objetivo real: responder con el alma. Pueden presentársenos positividades, no necesariamente éstas son buenas. Todo el tiempo nos movemos y todo el tiempo esa presencia del ego en todo lo que pensamos y por ende en mucho de lo que hacemos, es algo natural, mas no por eso mismo siempre aceptable. Por algo se menciona como un asunto que habremos de aprender a dejar en su sitio. Sería lo ideal que el ego no moleste, y para esto habremos de aprender a detectarle.

¿Qué te propone la vida cuando dejas a tu corazón opinar?

                            Hay una diferencia entre las vivencias y el acto mismo de vivir. Dice Yoko Beck:

-A cada segundo nos encontramos con una encrucijada: entre la consciencia y la inconciencia, entre estar ausentes y estar presentes-.

¿Qué elegimos?

¿Estar presentes en nuestra vida? O ¿Verla pasar como un tren que se va y no vuelve? ¡Todo vuelve! Así es que más nos vale estar presentes.

Cada ser elige. Hay maneras y maneras de elegir, y de esto vamos viendo lo qué propone el zen, que es más conveniente la respuesta de la primera intención, que el proponer cuando le damos demasiadas vueltas a los asuntos.

El acto de vivir es lo más importante, nos afirma esta filosofía tan práctica. A diferencia de las vivencias que son acciones que ya pasaron (y por ende tan solo podremos retomar para aprender) el momento que vivimos lleva toda la energía necesaria para hacerlo y vivirlo como el mejor.

Cuando estamos en la acción, el espacio y el tiempo como que se anulan. Toman una dimensión como de latencia, esa es la diferencia de saber distinguir el acto de vida y la vivencia en sí misma.

Las vivencias, son mucho más temporales, nos dice la autora, esa dimensión del tiempo que las contiene, es la que pasa y se convierte en pasado. Eso mismo nos permite observar con más presencia, tanto de ánimo como de mente perceptiva.

Hay felicidades pasadas que nos han marcado, son importantes y habremos de tenerlas claras. El acto de vivir en el aquí y ahora pueden permearse con esas felicidades que cuentan mucho, dan sustancia y vida, aunque ya no sean las mismas condiciones, son como la luz para lo más consciente.

Cuando ponemos atención precisa y concisa en el acto de vivir, se le infringe un valor especial a la vida. Todo cuenta, una mala acción, no solo se confiesa (como lo hace el católico) las huellas quedan y permean la vida en su totalidad. La confesión como contrición nos limpia, nos aligera, pero la huella de la vivencia debe transformarse para bien, nunca para reincidir.

Al vivir, al ser conscientes, nos permitiremos estar con más disfrute de los momentos, estar atentos para dejar de lado la dualidad, si estamos en lo que estamos eso se abate y se goza más.

El ego, es lo que nos hace ser uno con nuestro sistema, ese sistema de vida que nos contiene y que creemos eterno ¡y sí que lo es!, tan valioso que es en donde se transforma de verdad, la vida misma.

El ego mal llevado, nos puede mantener en la insatisfacción y convertirse en un modo de percibir que puede hacer a la vida en un sistema de insanidad, como que nos volvemos insaciables.

Existen congéneres que sienten que la promesa fundamental de su vida nunca se cumple, como si la vida siempre estuviera en deuda, se siente muchas veces como un vacío en el centro del cuerpo, que nos puede perturbar y surgen visos de infelicidad. Hay que cuidar estos sentimientos, porque nos pueden llevar a precipitarnos y cometer errores.

Todo es como es, por lo que más nos vale sentir que todo se está cumpliendo en el eterno movimiento que no cesa, estar presentes siempre, hasta que dejemos el cuerpo físico.

¿Puede haber mayor felicidad que darnos cuenta de esto?

 El catalizador es el gozo.

                                                                  Parte del gozo es cuidar el dialogo interior. En algunos momentos, ese dialogo con nosotros mismos no cesa, y no nos damos cuenta de cuanta energía nos puede robar. Esos pensares que solo nos acarrean angustias, saber ponerlos de lado con ayuda de los principios del zen. Todos llevamos una especie de película imaginaria de la vida que vivimos, si no está clara nos podría doblegar.

De los congéneres lo más importante es disfrutar de su compañía, no estar esperando de más. Cuando alguien nos da algo más que su compañía, como una buena platica, es un regalo que hay que valorar. Si detectamos que hay temas en los que no coincidimos tratarlos con inteligencia y a veces hasta es mejor no tratarlos.  Si la vida nos pone en caminos de personas que fluyen con nosotros, ese es un buen lugar. No por eso desdeñar a quienes no fluyen con lo mismo que nosotros, solo cuando hay posibilidad de dialogo real, es que hay que propiciarlo. Hoy día que está tan candente el tema político, tener ese cuidado de saber cuándo vale la pena argumentar y cuando no. Todo lo que se maneja a la ligera, cobra tributo.

Si nos atormenta algo del pasado, habremos de cerrarlo con bien. Todo pasado es curable por uno mismo o pidiendo ayuda profesional si fuere necesario.

                                         Lo que tenemos entre manos, es lo que nos permite fluir.

                                                           La conciencia es como un testigo de ese flujo.

Estar conscientes es estar como con un amigo que llevamos dentro, en la religión católica se puede comparar con lo que se denomina como El Padre.

Toda conducta humana lleva un patrón, habremos de reconocer el nuestro y hacerlo ágil, vivencial, nunca pesado y controvertido.

                                                          Quienes solo quieren vidas emocionantes, vibrantes y cuajadas de experiencias nuevas, están poniendo un tanto en juego su sentido personal, puede que así se quiera vivir la vida, es cuestión de motivaciones y gustos. Todo este tipo de vidas muy dinámicas (que son las que propone en mucho la sociedad actual) si no estamos presentes, cobrarán tributo.

Sabemos que la vida es búsqueda (algunas personas ya encontraron lo que son y se dedican a ahondar en eso) muchos humanos nunca cesan de buscar, durante toda su existencia. La vida, también es asiento, y no por eso es aburrida, porque si ya encontramos el camino que nos satisface y lo vivimos, que importa que otros vivan diferente. Habrá personas que amamos la rutina y no por ello vivimos en el aburrimiento. Hacer lo que creemos, lo que elegimos y lo que la vida nos propone.

                                                                            Existen seres que creen que dentro de su misión existe la de reacomodar al mundo, es un asunto muy válido, pero conlleva una energía tan especial que puede descuadrar al ser que lo adopta sin haber venido al mundo a esa misión, tener cuidado en los caminos emprendidos. Reacomodar a nuestro modo puede volverse impositivo, por lo que hay que tener cuidado de en donde sí podemos estar y en donde no. A veces solo estaremos observantes.

      Existen personas que tranquilizan su conciencia ayudando a los desposeídos. Para hacer esto con más sentido, habremos de fijar por qué se hace, no venimos a ser redentores de nadie,  cuando la vida lo propone y lo deja claro como parte de la misión personal, habremos de tomar esos sentidos con cautela.

                                                                Estar conscientes de que la personalidad va cambiando, eso es un gran don. Es bueno saber que eso pasa, para estar atentos y dejar flujo a los cambios necesarios. Saber detectarlos en los seres que tenemos cerca.

 Las felicidades siempre llegarán, y aceptar que se van ya es un asunto de madurez. No hay felicidad eterna, lo único eterno es el gozo. Estar en quietudes elegidas, abre más la conciencia.

Dice Yoko Beck:

-Todos tenemos penas y dolores, tenemos problemas, hay personas que nos agradan y otras que no: esta es la materia de nuestra vida. Es ahí donde comienza nuestro trabajo con la consciencia-.

                                                                                           Que no nos atonte el ego.

A veces, respondemos como el perro de Pávlov, con instinto: Un pedazo de carne nos atrae tanto, que nos lo comemos sin pensar. Es decir, hay cosas que nos atraen en la vida que no son para nosotros mismos, pero vamos hacia esas cosas como por una atracción irremediable. De pronto recibimos el testarazo de aviso, ya es tarde para regresar, mas nunca es tarde para rectificar el camino.

                           No corramos cuando los procesos que vivimos nos pidan caminar.

                                                               La sencilla plenitud está en nuestras manos.

Podremos querer y convivir con personas que apreciamos, siempre y cuando aceptemos al otro como es y seamos nosotros mismos en esa aceptación. Ni juzgar, ni tratar de que el otro sea diferente a como le pensamos.

                                                                Si hemos detectado las cosas que amamos, no dejarlas a la deriva. En lo personal amo las papelerías, quiero entrar a todas, ver todo, buscar y rebuscar tipos de implementos que me puedan servir para mis obras plásticas, en lo particular hoy día para los mandalas que diseño. Ese gusto de entrar, sentir el olor del papel, de todo lo que está ahí, es grandioso.  (Continuará).

 

 

 

martes, 17 de septiembre de 2024

 

Tren Maya.

Experiencia personal.

                                               Los proyectos comunitarios en la sociedad humana, se hacen con determinación, a veces no de la mayoría de las personas, habiendo muchos que sin agua va o agua viene o sin beberla ni derramarla se beneficien, a fin de cuentas. No importa tanto, porque a la larga, muchos seres humanos se percatan de que algo que parecía un absurdo a algunos, resulta muy bueno para todos. El derecho a disentir es parte de la condición humana. No siempre es posible llevar el buen sentido de lo que se programa o el ritmo de los tiempos con los trabajos que se emprenden, sabemos que la realidad termina teniendo la razón. Aun si existe una cantidad muy grande de detractores que no creen para nada en tal o cual proyecto, lo que termina siendo practico y beneficioso se hace sentir.

                                                   Eso es algo de lo que se ha vivido en México, respecto al tren maya, por un lado, el determinismo claro y concreto de construirlo por parte del gobierno del Lic. Andrés Manuel López Obrador y por otro, todos los que no han creído, no creyeron y ni nunca creerán en él. Es obvio que si no se cree en un líder mucho menos serán fáciles de aceptar los movimientos positivos que lo son, aunque no a todos parezcan buenos, así como propuestas de mejoras, acciones de cambios y ni qué decir de los determinismos concretos que se necesitan cuando hay que aportar mucho dinero. La obra pública, que se paga con dinero de nosotros los contribuyentes, a veces se presta para abusos, pero precisamente eso es lo que se plantea de fondo, acabar con esas prácticas corruptas. Todos sabemos que eso es difícil, en un país que ha arraigado esas malas prácticas, pero tampoco es imposible, mucho más cuando se escucha hablar a los jóvenes que cada día se involucran con conciencia. En este caso concreto del tren maya, mucho se vigiló, se vigila hoy día, mucho se contiene con la búsqueda de lideres de la construcción honestos que como quiera estoy segura de que los hubo y los hay.

                             Durante los años de trabajos fuertes, muchísima gente se quejó de todo, empezando por los inconvenientes mismos de la construcción que atravesó vías carreteras, poblados y lugares por los que muchos levantaron el grito en el cielo, se pensaba que se violaba la selva virgen y peor aún que se perdían vestigios arqueológicos, entre otros asuntos ecológicos que cuando se cuidan y realizan con conciencia y adecuación, se restablecen y la vida se ve beneficiada. 

                                                                  En lo personal, durante la construcción solo me toco pasar por la carretera hacia Cancún y si he de decir que se hacía más tiempo del previsto en la normalidad de esa vía, así como el inconveniente de estar junto a la construcción, mas por otra parte nos permitió visualizar la dimensión del proyecto, se notaba la buena opción de las logísticas de los constructores elegidos, porque todo se veía muy activo y materiales de buena calidad. Poco a poco fueron apareciendo las vías, los terraplenes con los que estas se aseguran y muy interesante fue ver cómo fueron emergiendo los puntos en donde están situadas las estaciones. Da gusto ver la entrega de miles de trabajadores que obtienen un empleo y con gusto ponen su trabajo, aun durante las noches.

                                          No fue sino hasta mediados de septiembre de 2024, cuando el presidente Andrés Manuel ya estaba por decir adiós a su mandato, cuando tuve la oportunidad de constatar lo del tren maya, en un viaje corto a la Ciudad de San Francisco de Campeche. Solo bastó esta experiencia para poder decir que se siente un gusto enorme, entre los más importantes está el de tratar con los empleados que se ponen la camiseta con honor de pertenecer a México. Se les percibe entregados, amables y con ánimo de que todo funcione bien.

                                                                    Cuatro son las paradas en estaciones en este tramo de ruta por el que me tocó ir, todas muy bien organizadas y ni que decir con los tiempos precisos para bajar y subir. La primera es Maxcanú, la segunda en Hecelchakán, la tercera es Calkiní y la cuarta Tenabo, para luego entrar a la de San Francisco de Campeche. El tren sigue más allá hasta Edzna y otros puntos.

                                                 Yo fui la que propuse ese medio de transporte cuando se planteó que íbamos a dar un pequeño paseo a la ciudad vecina. Se llegó al acuerdo de que una parte de la familia fuera en automóvil para contar con ese vehículo al llegar, ya que pasaríamos una noche ahí.  Fuimos cuatro los que nos atrevimos a dar el viaje en el tren, dos adultos y dos niños. Los boletos se compraron con facilidad vía internet y fuimos hasta la estación en automóvil, siendo que las dudas de nuestro buen viaje se notaban en las caras de quienes nos dejaron. ¿Están seguros?,¿No prefieren venir con nosotros en el automóvil?, Parecían decir en sus miradas y silencios elocuentes.

                                                                  A decir vedad yo estaba no solo segura del medio elegido para transportarnos, sino emocionada como si tuviera seis años de edad, a mis casi setenta años de vida.  Mi nieto, que, si tiene los seis años nada más, lo ha gozado como pocas cosas, absorto en el ventanal viendo y observando todo ese campo verdear ahora que ha sido la temporada de lluvias. Ese gozo a la vez regresó a mí, estoy segura que a su padre también que lo vio disfrutar cada segundo. Mil preguntas surgieron de esa mente infantil e inquieta de niño, tratamos de responder lo más acertadamente y más que nada no perturbar el gozo de la experiencia. Llegó feliz observando hasta el último detalle y con los lineamientos que su padre le decía de ir con cuidado, porque el mismo tendría a su cargo la carpeta con los curp y los boletos para poder viajar. La nieta más pequeña, mostraba su asombro y nos preguntaba por dónde vendría el tren maya, observó con atención como fue apareciendo en las vías y sus silencios al subir fueron geniales, porque es muy conversadora y porque le ganaba la felicidad de estar por primera vez en un tren.

                                                                             La emoción de todos fue enorme. Poco a poco apareció a nuestro lado el tren, desde la lontananza se visualiza en el campo abierto y con las luces encendidas como dos ojos abiertos emulando los del sureste mexicano. Llegó el sonido, ese silbido que emite anunciando su entrada a la estación.

                                                                         Así, con un buen tiempo llegamos para esperar esos minutos gozosos hasta que nos avisaron para abordar. Pasamos por una estación que da la claridad de cómo están construidas: Con austeridad, con muy buen tamaño y con buenos materiales modernos que se ven bien elegidos. Obviamente nada más que lo necesario y con espacios para comercios futuros, así como una pequeña sala de espera que, ventilada por los cuatro vientos, no necesitará ni aire acondicionado ni mucho mantenimiento. Los jóvenes de la Guardia Nacional atentos, nos fueron conduciendo y ni que decir que los funcionarios del mismo tren, todos adecuadamente identificados, las camisas con logotipo bordado nos mostraban con claridad su orgullo de estar laborando ya, en este proyecto. Sí, es un hecho que muchísimos empleos se han dado y se darán, algunos de ellos solo por la temporalidad de la construcción, pero otros muchos serán para siempre. Se ven felices tanto jóvenes mujeres, así como los varones que cuidan del andén, y nos hacen ver que con organización. todo se logra. Están muy bien señalizados los espacios para poder esperar con precaución.

Un proyecto cuajado.

                                                                  En el interior todo está muy bien hecho. La comodidad se percibe en la clase turista en la que estuvimos y los asientos los encontramos con rapidez y muy cómodos. El tren iba prácticamente lleno y todos en sus sitios listos, porque una vez que se han subido todos los pasajeros es muy rápida la salida. De inmediato nos percatamos como alcanza la máxima velocidad de 140 km/hr. Las jóvenes en el interior atentas, piden refrendar el asiento, revisar los boletos.

               ¡Todos listos! cuando arranca el tren, la velocidad se siente muy fluida. Los árboles del exterior pasan con tanta rapidez que se ven casi volar. En todo el trayecto hay tramos inconclusos, muchísimos trabajadores adecuadamente protegidos con chalecos de fuerte color naranja son los que continúan con la obra. No está concluida del todo, claro que no, pero se ve que pronto lo estará, porque además bien sabemos que aún falta la parte de los trenes de carga.  Es un hecho que lo que necesita para la operabilidad en pro de tantas personas, ya está dado.

                                Que gusto da ver subir y bajar a las personas de los pequeños poblados, suben con alegría, algunos con una enorme sonrisa para encontrar su asiento con diligencia. Niños, adultos mayores como yo, y muchos jóvenes. En lo personal tuve la experiencia de hablar con dos señoras de mediana edad, subieron con sus bultos que estoy segura son artículos que irán a vender más allá. Con oportunidad y escuchando hablar a la pequeña de tres años, me preguntaron su edad, porque les sorprendió su platica, se las dije y así ellas me contaron como les ha beneficiado este transportarse en tren, están felices y lo hacen con seguridad y frecuencia.

                       Bellos paisajes que se interrumpen con el paso de algunos cerros que han tenido que ser recortados para el trayecto de las vías, éstos protegidos con mantas enormes de color verde que evitan los deslaves.

Pudimos conocer la pequeña cafetería que está en la parte posterior, un joven toma la orden mientras los que estamos en fila, de una manera educada nos pasamos el menú de mano en mano para la elección de varios tipos de cafés, refrescos, golosinas, tortas y panes. Un joven cobra en efectivo lo que se va a consumir y mientras tanto una joven muy bien vestida de saco y bufanda al cuello, es la que con gusto entrega todas las cosas elegidas. Y me dice - ¿Leche deslactosada para su café, señora? -  y me encantó como a cada persona se le da el tiempo, se le atiende de forma personal.

                                               He tenido otras experiencias en trenes fuera del país y nuestro tren maya no les pide nada. Tiene buenos baños, y el flujo en los pasillos se hace con educación y cuidado para que todo el que quiera pararse lo haga y pueda ir al cafecito o al baño.

          Sentimos en general mi hijo y yo que todo fluyó. Claro, hicimos un trayecto muy corto y fue muy viable para los dos peques que venían con nosotros. Llegamos y fuimos recogidos para gozar de una pequeña estancia en Campeche.

                                Si, se puede decir con acierto que las estaciones están un poco retiradas de las ciudades, mas nos dimos cuenta que siempre hay transporte disponible para estos trayectos.

                                                            Si lees esto y tienes alguna duda de ser parte de esta experiencia, no dejes de darte el gusto de ver que cuando se quiere se puede, e independientemente de todo lo malo que se ha dicho, y aun sin creer del todo en los cambios que vive el país,  me ha tocado decir lo que he experimentado no solo en vivo sino en algunos programas de televisión en donde entrevistan a arqueólogos que están dando mucho para el resguardo de zonas arqueológicas, jóvenes de los poblados cercanos a las vías que han sido motivados y entrenados para ayudar, que sin haber hecho la carrera propiamente, pueden poner su parte en lo que se conoce  como Salvamento Arqueológico. Yo misma, que estudié esa carrera, tuve la oportunidad con la Universidad de Tulane (New Orleans) de hacer mi servicio social en un salvamento arqueológico en los montes yucatecos, y es muy hermoso, ya experimenté hacer y ver como se rescata el pasado de los mayas para dejar esos legados a la vera de las vías y ser visto y disfrutado al paso del tren en este caso, al paso de vehículos en otras muchas vías carreteras.

                                         El progreso solo es un pecado cuando terminan abandonándose los proyectos a medio hacer, como lo hemos visto mucho en el pasado. Cuando el proyecto se logra y beneficia a miles, por no decir cientos de miles de personas, es algo que a todas luces es un logro. María José Roche.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

miércoles, 11 de septiembre de 2024

 

Estar, en lo que estamos. (14)

                                                                                              Aprendemos cada día, el aprendizaje más importante es el que da sustento y sentido a la actividad, la cotidiana, la excepcional. MJ

                                            

                                                EL Zen nos habla de lo que significa la integración. Nos desenvolvemos tanto en la cotidianidad, así como en el ámbito de otras actividades específicas y creativas, la combinación da aprendizaje y equilibrio. Los dos aspectos son importantes, desde como decidimos batir unos huevos para la homelet de la mañana, hasta que colorido queremos dar a lo que hacemos. Esto de integrar, puede entenderse también como valorar cuando nos enseñamos unos a otros, sin importar de donde proviene el conocimiento. Si tan solo nos acompañamos en la vida, estamos aprendiendo.  Si podemos compartir en silencio también hay aporte. Cuando alguien pasa por una pena, con estar a su lado bastaría, no siempre son tan necesarias las palabras.  Tomar ideas de los demás es muy válido cuando aportan para una mejoría, mas estar en lo que estamos es lo que más nos da asiento, centralidad que se define cuando todo lo tenemos claro para hacer lo que nos corresponde.

Recordar que mente/cuerpo son una unidad.  Nos viene bien tenerlo claro, porque volvemos a mirarnos como un todo congruente y de esta manera apostamos por la salud en ambos aspectos, y percibir como se interconectan. Si nuestra percepción se manifiesta como una unidad integrada, esto mismo nos permite responder a las demandas vitales con mejor flujo. En periodos de enfermedad la mente cuenta mucho si provee con buen ánimo y paciencia.

Los caminos que se emprenden en la vida, ni nunca son fáciles ni mucho menos rectos. Quienes tuvimos la fortuna de estudiar dialéctica, este conocimiento nos transformó, porque supimos de una vez por todas que siempre existen varias maneras de responder y de resolver, se abren puertas de empatía y ser más empáticos es dar vida.

Acertar con las decisiones exactas es mucho pedir. Lo menciono porque a veces nos exigimos en demasía. En lo personal, hago recuentos periódicos y me queda claro de cuanto me exijo por momentos, la vida misma me ha enseñado que no es para tanto.

Recordar que las exigencias pueden tener el efecto contrario a lo que se pretende.

Muchas tradiciones de cultura general han logrado aclarar que no hay vuelta de hoja respecto al temor más grande del ser humano:  es el de morir. Cuando se va de este mundo algún ser cercano a nosotros, ese temor regresa y surgen frases como: -Hay que disfrutar todo-. ¡Claro que sí! pero tampoco es querer comernos el mundo en un día. La logística que le damos a nuestro vivir el día, es muy personal y cuenta mucho. En mi caso, como cada día lo percibo de un color particular con los tonos, así inicio la jornada diaria, me recuerdo a mí misma dentro de que coloridos me está tocando vivir respecto al día de la semana.

A parte de ese miedo natural a dejar este mundo, existen otros muchos que van presentándose, es la cultura o tradiciones culturales lo que nos da esa percepción. 

Los miedos se enfrentan, y al enfrentarlos no quiere decir que se desvanezcan y mucho menos que se abatan del todo, tan solo logramos comprenderlos mejor y que no interfieran en la acción a resolver. La ignorancia es la madre mayor de todos los miedos en todas las áreas de la vida, por lo que estar bien informados no es cuestión de un deber de gustos o apetencias, es una necesidad de resguardar mejor el interior. Lo ignorante no se abate llenándonos de conocimientos, la base es la inteligencia emotiva que conduce a conocer con un sentido específico.

Siempre es posible tener diálogos con los congéneres. Si las buenas interacciones se rompen hay que dejar que se dé el sentido natural, podremos coincidir o no, y saber que solamente cuando los ciclos se cierran, los diálogos ya no son posibles. Si son necesarios nuevos acomodos, aceptarlos. Las relaciones humanas tienen fecha de caducidad, las personas mueren y otras cambian la dinámica de relación.

La sinceridad a veces cierra ciclos. Esto es muy claro para las personas que nos gusta afrontar y poner en palabras lo que se percibe, aunque a muchos no les guste, es la mejor manera de avanzar.

El sentimiento de la ira tiene sus raíces en un instinto de protección. El iracundo quiere intimidar, y su acción no lleva a nada, con esos exabruptos de ira solo retrocedemos.

                                                                                        En los conflictos humanos, el sentimiento de haber ganado o perdido es falaz. Nadie ni gana ni pierde, porque la vida plena no es un asunto cuantitativo.  Por ejemplo, en la guerra se pierde en cuanto a la destrucción de vidas (que resulta lo más triste) y objetos materiales que a fin de cuentas se vuelven a dar. En el ámbito de naciones ninguno de los involucrados ni gana ni pierde. Este sentir de ganar es muy limitado, pertenece a los seres que ostentan el poder como prioridad, el sentido de acumulación como un valor, como si eso fuera un logro en sí mismo. Creo que en ese aspecto estamos muy atrasados. Quien tiene poder y conocimiento, ante todo está determinado a servir.

 Cuando no se conoce el valor del dialogo, dice Yoko Beck: Lo mejor es cerrar el asunto y pasar a otra cosa. (paraf). En el caso de las interrelaciones humanas de persona a persona, eso sí es posible, mucho más si se viven asuntos en común. Entre las naciones ya hemos visto que no es tan fácil cerrar esos episodios de matanzas tan desgarradoras.

Algunas de las confusiones que se viven en la vida, nos dice el zen, se sanan con el devenir del tiempo. El tiempo es un gran sanador y quien lo ha vivido puede dar fe.

Los momentos de descanso son parte de los equilibrios al vivir. Es necesario hacer altos durante el día, durante la semana, así como en algunas ocasiones dentro de periodos más largos de tiempo. Todo lo que conlleva esfuerzo y más cuando los asuntos son muy fuertes, exige darnos un tiempo, descansar. En los circuitos tenísticos no se permite que un jugador tenga partido en días seguidos, se opta a que se jueguen los partidos en días alternos, aun así, hemos visto en muchos momentos que por el apremio de días lluviosos o porque se han trastocado los tiempos, se les pone a los jugadores partidos seguidos o peor aún en el mismo día.

                                                                           Cuando observamos a los gatos, el aspecto del equilibrio interno se hace muy presente. Estos pequeños animales son dueños de una interioridad de la que es bueno aprender, porque saben exactamente mantenerse en equilibrio. El gato, no duerme de más, él mismo sabe cuánto necesita ese espacio de su ser. A veces solo entrecierra los ojos y es que está pendiente de cuanto su ser necesita.

Existe un agotamiento en la percepción, si lo vivimos percibimos que hay algo que no ayuda en la integración cordial entre los congéneres, se da cuando mal interpretamos las palabras o cuando hablamos, pero no estamos resolviendo lo mismo. La integración humana necesita de mejores entendimientos de comunicación. El mundo de las palabras es muy importante en lo que respecta a los equilibrios humanos. Sabemos, claro está, que dependiendo de la cultura de la que se trate, así será el léxico, pero a veces se nos olvida y tomamos los significados por caminos divergentes. Esto sucede mucho en los ámbitos de las generalidades de cómo se vive dentro de cada cultura y lo mismo podríamos decir del ámbito de la política y de la vida social, a veces las palabras han de ser redefinidas para no hacer interpretaciones agotadoras, innecesarias.

El término etiquetar es muy interesante. Nos encanta poner etiquetas a las personas. Como nuestro ser interno necesita claridad, creemos que hay que hacer esas clasificaciones, pueden limitar la percepción real. Etiquetar es muy riesgoso, nos limita a no apreciar toda la dimensión de un ser humano.

Nos die el zen: cuando se habla mal de otro ser humano (no se refiere a la crítica constructiva, claro) es decir, cuando se emiten juicios un tanto a la ligera sin saber de fondo que determina a una persona, eso recae sobre nosotros mismos y no contaminamos con nuestras propias palabras. El tono de voz cuenta mucho, y si logramos percibirlo en los intercambios de palabras podremos comprender mucho de lo que se da entre interlocutores.

                                                             El zen, cuando habla del cambio en la vida, lo primero que nos hace ver es que hay que tener en cuenta que todos tenemos una forma personal de responder, es aprendida, es la que utilizamos con constancia. 

A veces tememos responder a la vida con la lógica que estamos percibiendo si sospechamos que no se apega a lo de las costumbres establecidas. Lo bueno es que la mayoría de los jóvenes de hoy, ya con caminos de mejor formación y con preparación universitaria ya no tienen tanto ese modo de responder más por el instinto, que a veces se aprende en los ámbitos familiares, y al salir a interactuar a la vida eso ya no funciona. Considero que a veces lo aprendido en las universidades no siempre es el camino para ganarse la vida y poder vivir en este mundo tan demandante, lo que sí me queda claro es que quien pasa por la universidad aprende a tener un criterio propio, transforma su interior para bien y no será de acción borreguista con opiniones a la ligera. Ya estamos en el mundo fake, y no sabemos si esto tendrá retorno a mejores momentos. Al menos en el entorno personal vale la pena que los códigos de comunicación sean propositivos.

Esto de la integración humana es algo que se necesita mucho, no todos lo están percibiendo. Es interrelacionarse con respeto, siempre dando exactamente lo que somos.  

Con las condiciones mentales apropiadas es seguro que veremos diferente. Exactamente como sucede a los artistas plásticos para quienes aprender a ver la realidad con otras formas y colores, es muy necesario. Se, que Picasso no es del agrado de todos y es respetable que así sea, mas lo que sí se puede decir es que es innegable la pasión que este artista sintió al ver las formas de otras maneras. Nos entrega la realidad transfigurada ¿No es así como a la mayoría de las veces es lo real?

 No se habla tanto de los coloridos de Picasso. El dio más énfasis a la forma/transformada, esto es lo que da valor a la obra, no es si la consideramos bonita o fea. Esas categorías ya no se aplican en el arte.

                                                                                             

El camino del buen vivir,

es claro que uno mismo se lo labra.  La vida es algo que mentalmente se prepara, con buenos hábitos y con buenas respuestas.

Nadie, ningún ser humano se puede congratular de tener todas las respuestas.  Hacer el esfuerzo mental en tener un criterio lo más propio posible, es un valor ineludible de esta época. Los conceptos se renuevan con tremenda celeridad, no es necesario tener todos al día, lo importante es reenfocar, escuchar y tener la voluntad aceptar lo que no coincide con nosotros para poder llegar a un término medio.

Nos recuerda Yoko Beck: -Mirar la vida de uno (mismo) y ser sincero al respecto, así como divertido-.

Cuando notamos que nuestra esencia es tan rica como homo sapiens, y cómo se nos ha dado ser parte de este mundo, podremos darnos cuenta de las causas más valiosas que nos acompañan. La existencia en sí misma es algo muy grande y siempre va mucho más allá de las palabras. (Continuará)

 

 

 

 

 

                                    

 

 

 

 

jueves, 5 de septiembre de 2024

 

Estar, en lo que estamos. (13)

Muchos procesos de ansiedad se corrigen cuando aprendemos a estar atentos y pendientes de la mente.

Yoko Beck.

                                                                    Cuando tenemos fe en el simple hecho de ser, nos damos cuenta que todos los asuntos de la vida se vuelven más sencillos. Cuando así los percibimos y realizamos con la calma de: una cosa a la vez, estamos abogando por un bienestar que todos nos merecemos. Aunque pareciera que no estamos haciendo nada excepcional inmersos en la vida cotidiana, esa de todos los días que nos absorbe sin más, en realidad estamos dignificando lo que nos habita, lo que nos conforma en el interior y así mantener el sentido y ánimo  propuesto.

Cuando interconectamos con las acciones y las llevamos a cabo con más consciencia, sin lapsos en los que la mente divague, es seguro que lo asertivo se hace parte. Al entregarnos a la acción que nos ocupa, nos estamos dando vida y serenidad de espíritu.

                                                               Se ha vuelto tan exigente el mundo de hoy, que cuando estamos en los momentos de la vida sencilla de cada día, nos puede dar la impresión errónea de que parece muy aburrida, cuando en realidad es la esencia de todos los momentos o actitudes, creer que la vida verdadera nos tiene que costar más esfuerzo, no es tan cierto. Como si lo que nos hemos propuesto y vivimos, parezca tan poco complicado que pueda sentirse totalmente anodino y seco. La complicación puede volverse una adicción engañosa e irrelevante.

Para algunos grupos de personas se vuelve una obligación saber todo.

Cuando nos topamos con personas que están en el frenesí de experimentar todo, interpretar todo como si fuera una obligación, hay que tener el cuidado de valorar lo nuestro y gozar lo que estamos haciendo. Pueda que sean acciones que parecen en sí mismas tan sencillas que las desvaloramos, cuando no es así la realidad. Volvemos al concepto que no hay que olvidar: el Fomo: Fear of missing out.

Hay un dicho que cuando lo repito me da certidumbre: No todo es de nuestro año,

-lo que no es de tu año, no hace daño-.

La plenitud no se da en los rubros de cantidades, es una confusión muy usual en la vida de hoy, creer que más y más en todo, es la felicidad.

La obligatoriedad de estar en todo, es la madre de las peores ansiedades.

                                                                     De las cosas que uno puede aprender de los niños, una muy significativa es cuando lo que manifiestan es su gusto por estar en casa y tan solo jugar. Me encanta cuando lo experimento a mis casi siete décadas, lo he vivido cuando mi hijo propone al suyo, que salga con él en el automóvil y el peque se voltea con el desparpajo más sutil y bello y dice - ¡No papá, yo no quiero salir, yo quiero ¡seguir jugando! -. Que hermoso es ver como un niño encuentra la felicidad en asuntos tan sencillos como armar unos blocs de plástico o tan solo distraerse con los juguetes.

Aun así, si el padre le insiste (porque sabe que es una manera de compartir yendo a diligencias juntos) y le dice -no te apures, al volver jugarás- el peque insiste con un argumento válido: -al volver tengo otras cosas, como cenar y dormir-.  Tan claro como el agua. Todo niño cuando juega, está en lo que está, no necesita más. Lo que hace más felices a los críos (además que es lo más sano para su formación) es jugar.

 En lo personal cuando escribo, que es un momento muy feliz de mi día (tengo días estipulados, y los espero como si solo quisiera hacer eso y lograr mejores textos en lo posible) lo que menos me espero es que la gatita de casa me pida que le abra la puerta y salir a sus paseos al aire libre, pues aun estando en la redacción más concentrada de un párrafo, tengo por seguro que me levanto, le abro la puerta, me espero a que medite su salida ( no se si todos los gatos  hacen una pausa meditativa antes de salir) hacer bien lo que hemos elegido, como tener un gatito a nuestro cuidado.

Los lunes que me toca bañarle, en verdad no encuentro el momento exacto y sé que ella espera ese momento porque aun resistiéndose, lo disfruta, queda olorosa y limpia, y yo como asunto programado y asumido, encuentro el espacio para ese fin.

Si tenemos que suspender una actividad cuando se da un imprevisto, como esos que son parte actuante del vivir diario, eso es lo que nos toca hacer.

No existe mayor compromiso en este mundo que con nosotros mismos, solo así les daremos a los demás lo que se merecen.

Ese compromiso implica sin duda alguna a nuestros seres queridos, personas que nos aprecian y todo ser que sintamos afín, de manera inmediata todo lo que compete para que la parte correspondiente de nuestra actividad en esos rubros se dé sin más.

                                                                           La cultura actual (me imagino que ya es algo de todo el orbe) tiene la tendencia a crear terror por lo inconveniente. Cada que surge algo que es de esa índole o algo que no se espera uno mismo, podremos enojarnos y hacer corajes que no vienen al caso, porque nos han hecho creer que si la vida no sale exacta como la predecimos y programamos es que está mal. No olvidar que no es así, no hay exactitudes a cumplir, hay momentos plenos a observar.

La vida en sí misma, en sus extremos puede ser  poesía o puede ser un desastre, es cuestión del punto de vista, mas el punto medio existe y lleva una parte poética y otra más vulgar que juntas dan la realidad común y corriente.

Amiel cuando habla de la poesía dice algo hermoso que se puede extrapolar a la vida misma: -Toda poesía intima debe ser representativa, es decir dar y traducir el alma humana y no el yo del poeta-. Y vamos a replicar: Toda vida diaria, ha de ser representativa del alma del ser que la vive, no de su ego.

Las mejores lecciones son las que la vida misma nos va mostrando, sean agradables o incomodas.

A veces tenemos conceptos equívocos de algunas personas. Esa percepción se va afinando cuando convivimos más y vemos que las personas tienen intereses muy claros respecto a nosotros. Por eso mismo uno termina etapas de convivencia. Cuando no se esperan las mismas cosas de la vida, la parte genuina de tan solo convivir se puede convertir en una conduerma. Cuando la fecha para verse se pospone y se pospone ¿de qué habla esto? De que en la vida hay prioridades y el mundo de hoy eso es lo que plantea en sus demandas. Nunca hay que forzar.  Hablar fuerte de algún asunto no a todos gusta, aunque la intención no sea incomodar, sino reflexionar. No todos los seres humanos están dispuestos a cambiar, mucho menos a edades adultas, es por eso que hay promover en los niños el buen valor de los cambios necesarios. Hay personas que ni quieren explicaciones porque su tiempo con nosotros ya dio los frutos que esperaban y no les interesa nada más. Qué bueno que uno puede saberlo y seguir adelante. No pasa nada.

A veces todos vivimos de esta frase que escuche muy seguido a mi madre: -Sueños de pescadores que arrulla el mar- Así es. Uno cree en esos sueños durante mucho tiempo, y en muchos aspectos del vivir para venir a darnos cuenta que así son, tal cual, puros sueños. Los de los que pasamos más tiempo en la tierra y no en el mar, podríamos decir que son sueños e ilusiones que arrulla lo social que tiene implicaciones más fuertes que el mismísimo cariño. Cuando alguien escala en la vida social, casi siempre deja de importar el afecto de años.

Me decía mucho a mí misma y con constancia en estos tiempos, que las decisiones creativas eran las buenas y les temía a las decisiones más comunes y corrientes. Con el devenir uno va aprendiendo que los enlaces entre unas y otras son la sal de la vida.

                                     Los verbos concretar y precisar iban haciéndose eco en mí.

 Me daba cuenta que a veces mi mente divagaba de más, y hacia todo lo posible por ser más concreta y clara conmigo misma.

                                                                Íbamos mucho a pueblear mi marido y yo. En lo personal buscaba puerta viejas y rotas para fotografiar, de esas que de pronto quedan abandonadas y llenas de flora hermosa y turgente, toman coloridos insólitos, dualidad de la vida natural y el abandono de lo creado por el hombre.

 Esos abandonos humanos que se apropia lo natural, llaman la atención. Me gusta pintar esas puertas, aunque no he hecho tantas, tal vez las vaya logrando con el tiempo, no lo se. Los temas vitales a veces se dejan de lado, y no es por falta de interés, sino porque hay otros asuntos que se hacen prioritarios.

Llevaba un orden en mis actividades y comencé a percibir como algunas de estas se concretaban dependiendo del día de la semana.

                                        Si logramos vivir con una buena disciplina y con la cara al viento, es decir de frente con la cabeza en alto y sintiendo ese devenir del día a día como el reto más hermoso que nos toca afrontar, vamos por buen camino.

Los que vivimos en Yucatán y zona aledañas, sabemos del gozo de una buena hamaca, y eso es parte del día en los días más calurosos. No importa que estemos o no en una habitación con aire acondicionado, la hamaca es un modo de descanso muy especial y el ser que lo aprende desde niño lo hace parte de toda su vida.

N. Katzansaquis cuando define la felicidad nos dice:

-Es un pájaro manso que habita nuestro corazón-.

Y yo, completo así: Y que vuela, siempre vuela ese pájaro, para regresar con nuevos bríos. 

Cuando en verdad aprendemos a comprender como se manifiesta la voluntad de Dios en nuestra vida, una buena dosis de felicidad se añade. Comprender que esa voluntad no es imposición, sino que es un flujo lógico de lo que somos en esencia.  Nos dejamos llevar y en momentos fuertes la presencia del Dios que hemos comprendido nos permite soltarnos. La vida misma propone.

La felicidad es una tierra que se labra a diario. No está exenta de inconvenientes, ni de ventiscas, ni de plagas, ni de sequias en las que creemos que de pronto no habrá más cosecha. Nada de eso es privativo del campo abierto que se labra, también puede ser parte de cualquier corazón humano. MJ (Continuará)