miércoles, 16 de octubre de 2024

 

Estar, en lo que estamos. (19)

                                                                                            Al corazón se le escucha,

de ahí mismo es de donde uno toma la responsabilidad del propio ser. MJ

 

                                                                                  Todo lo que nos motiva, aporta.

Hay que creer en la intuición, porque ésta está anclada al corazón. Lo que se anida en lo anímico tiene una validez indudable. Aprender a estar atentos, es como cuando aprendemos a nadar o manejar una bicicleta, las primeras lecciones parecen difíciles porque son varios aspectos lo que hay que tener en cuenta al mismo tiempo, mas con la práctica es posible decir que se puede lograr casi sin pensarlo.

No porque algunas acciones no formen parte de nuestro quehacer, podrían catalogarse de insólitas o que este mal realizarlas, a veces el corazón nos deja claro lo que forma parte de nuestra verdadera atención y también nos disipa la duda. La personalidad se forja desde lo anímico, y afecta al ser en su totalidad y eso nos va definiendo. Tampoco creo que las creencias sean de por vida, cuando podemos darnos el lujo de reconsiderar, estamos dándonos vitalidad. Es importante mirar bien en lo que estamos, catalizar, observar dos veces si es necesario para mirar mejor y con esto tener una atención más pulida con los años. Podríamos decir que esto último es lo que le da sustancia a la experiencia de la que tanto se habla y lograr que sea parte natural.

La estructura de vida que proviene de la forma en la que vivimos la niñez, me parece que es muy respetable, una especie de columna vertebral anímica y adjunta se nos crea en el interior en esos primeros años e imperceptiblemente se va forjando. Todo el bagaje de la infancia nos permite estar atentos a cuáles asuntos son necesarios y cuales son factibles de ser remplazados con nuevas visiones. Tendemos a creer que toda vida pasada fue mejor por ese marcaje personal, sin embargo, nos da pie a que lo virtuoso que se transforma en renovación, nos deje mucho mejor sabor cuando implementamos la vida a conciencia.

                                No olvidemos que una de las aportaciones de la Antropología como ciencia, que constantemente se está fortaleciendo, es que nuestra especie se distingue por la fuerza de adaptación.  La larga historia del homo sapiens sobre el globo terrestre, no sería la misma si no tuviésemos ese factor de poder transformar todo. Es en mucho lo que está muy en boga hoy día conocido como resiliencia.

 La facultad de adaptación se estudia ampliamente por los antropólogos de todo el mundo, porque no es cualquier cosa, y una de varias categorías de observación es la que se conoce como cultural shock, que padece la persona que llega a lugares nuevos a establecerse y por ende a adaptarse. Cuando una movilidad muy profunda cambia la vida de los seres humanos, viene siendo como cuando el duelo, toma sus tiempos porque de otra manera el ser se trastoca. Esto nos podría hacer más proclives y sensibles ante la gente que tiene que hacer cambios de ciudad o de país.  Es algo que no siempre se realiza por antojo sino más bien se hace por necesidad. No tiene que ser de orden material el motivo del cambio, a veces los congéneres necesitan otros ambientes más sanos para poder desarrollarse.

                                           Un ejemplo de lo que si nos haría bien y es bueno considerar es   tener claro que aspectos son los más importantes de la religiosidad que practicamos. Observar que partes tienen visos de fanatismo y cómo podemos superar esos asuntos. Informarnos, saber que caminos ha tomado el culto que practicamos y cómo ha evolucionado. Si lo que nos encanta de la práctica de algo en específico es lo que nos da paz, por ahí ahondar. En el caso de ejercitarnos físicamente, eso nos dan fuerza física y seguridad para llegar a una mejor vejez, más fuertes y sanos, pues por ahí es el camino.

La Gracia, así con mayúscula, la podemos definir como el uso del talento para hacer con estilo. No es conveniente creer que es algo que se regala a partir del pietismo, sino que es algo que se trabaja tanto en lo religioso como en lo secular, se presenta cuando lo que se realiza, lleva un motivo claro, franco y nítido. Exactamente pasa eso con el arte, ahí es muy importante esa originalidad del trazo, y de los temas ni se diga.  

Las técnicas en el arte nos dan fortaleza en el hacer, mas sin embargo los temas elegidos hablarán de nosotros mismos.

El bagaje cultural tanto en el pensar de las familias que nos definen como en lo aprendido dentro de la espiritualidad que nos hemos forjado, es seguro que tenga las herramientas para vivir mucho mejor, aunque siempre haya que hacer ajustes.

Ahora que escuché algunos puntos de la política del país, unos comentaristas dijeron que en política no es necesaria la originalidad, es un arte más bien asertivo en crear bienestar al grupo, todo ese quehacer se basa en principios de índole social que aportan las ciencias y van hacia los beneficios para la mayoría.  En esencia lo que es importante es el deber de desarrollar lo que es bueno para el entorno, el estado o el país. La gracia personal puede ser un asunto complementario cuando hablamos de política.                 

                                                                                        Paso a la libreta número 73.

Nuestra hija mayor se independiza de todo a todo y se traslada a vivir a la ciudad de Cancún. Despedir a la hija mayor y verle tan segura de irse a la mitad de la década de sus años veinte y hacer una vida propia en otro estado, es algo fuerte y así también da una satisfacción caleidoscópicamente variada y colorida. Se ve partir a un ser totalmente adulto que nos hace sentir que todo lo que hemos puesto en ese ser único, empieza a dar frutos para sí mismo, todo de pronto cuaja y esa persona quiere forjar su propio destino. Diez años vivió por su cuenta en ese estado. Íbamos a veces a verle o ella venía a casa. Al tiempo que decidió regresar se le abrieron las puertas de nuevo y optó por vivir con nosotros.  Con la experiencia ya acumulada en el ámbito personal y laboral, regresa a la ciudad que le vio nacer, para desempeñarse ya como una profesional de éxito. Es un respiro profundo el que nos permite el espíritu, cuando vemos cómo vamos avanzando observantes y nada más, de los logros de nuestros hijos.

Dice Elizabeth Cady: -La naturaleza de la vida nunca se repite y las posibilidades de un ser humano nunca se encontrarán en otro-.

¡Somos únicos! e irrepetibles.

En esa esencia de irrepetibilidad es donde reside la mejor parte del vivir. La vida es en ese rubro la parte más iluminada, hay que tenerlo presente.

¿Cómo nos redescubrimos?

Con la serena observancia de lo que en realidad nos define. A veces se llega a sentir que uno no vive el esquema que se forjo para la vida, y no pasa nada. El devenir da giros, todos lo sabemos a cualquier edad y un nuevo colorido seguro aparece. No olvidemos aquellos caleidoscopios de los que a veces hemos hablado, son las mismas piedras que lo componen por dentro, pero los arreglos de color nunca se repiten. Casi nunca se vive tal cual creímos, aceptarlo da sentido creativo.

                                                                             El yo profundo tiene todo que ver. Eso que somos de fondo tiene total relación con lo que hemos escuchado tanto los católicos: La voluntad de Dios. Nada se nos impone desde la Divinidad. Sin embargo por esa naturaleza espiritual que todos tenemos a veces más trabajada a veces menos, cada uno sabemos en el fuero interno que es lo que corresponde y como damos las respuestas.  Lo que creímos a veces se encona sin remedio, hay que movilizarlo y retomarlo. Estar achacando a Dios los asuntos, es una actitud inmadura e irrelevante, como si su voluntad actuara como la de los simples mortales, o viéramos todo con un dejo de culpabilidad por lo que no es como creímos. Dios no es eso.

 El pensamiento, las ideas a seguir, van muy de la mano con la época en que se vive, definir cuál es la conciencia social del momento histórico en el que estamos y esa sociedad en la que convivimos. Nada de eso debe percudir la esencia de lo que somos, somos parte de todo, pero no somos ese todo.

Hay un ritmo entre lo personal y lo universal. 

Todo lo teórico aporta.

A veces creemos en demasía en lo que está escrito, es seguro que aporta, pero no es -unto de la Magdalena-, diría mi madre. Que ideal sería, hacer un balance entre la vivencia y lo que leemos. Sin teorías no hubiéramos podido desarrollar aspectos tan humanos ya logrados, mas tratar de ver con los ojos bien abiertos que es lo que se refleja en la realidad, es permanecer con la atención adecuada.

 Somos humanos y los errores están a la vuelta de la esquina. Cuando llegan nos dan la clase que necesitamos. Muchos de nosotros tuvimos padres que se forjaron en la escuela de la vida y sabemos que cometieron errores, ya no estamos en esa dinámica de dejar que todo sea como mejor interpretamos, es mejor informarnos.  decía mi madre: - ¿Te pusieron los zapatos al revés? ¡Pues ahí estás tú mismo para enderezarlos! -.

En estos momentos que escribo este texto, estoy con un dedo del pie fracturado. No es que yo sea ni malabarista ni mucho menos, di un traspié simple y sencillo en casa, por querer matar una cucaracha que ya estaba muerta. En realidad, vivimos en la península en un ambiente de muchos bichos, y no logramos acostumbrarnos que como se aparecen, así mismo se van. Ternemos la costumbre de fumigar al menos una vez por año y es por eso que salen a morir. Pues me creí poder matar al bicho de inmediato y apresurándome, como si fuera ese instante el fin último de mi vida y a fin de cuentas ni toqué al bicho. De inmediato me di cuenta del error.

Tendida en el suelo solo me pregunte ¿cómo pasó? Así pasa cuando sucede. En menos que canta un gallo un accidente nos cambia, nos adelantamos a la mente, a cosas que no hemos observado bien y viene la lección. Así es que estos días estoy en un curso de Paciencia Intensiva, yo abrí solita (y eso hay que aceptarlo sin remedio) la puerta a ese salón de clase: Diplomado de vida en 6 (seis) semanas.  Perfeccionar por favor: El caminar pausado. Elegir las acciones primordiales. Hacer de nuevo la agenda del mes y, Saber esperar, esperar y esperar.

¿Qué nos pide la vida cuando nos obliga a parar de golpe y porrazo? más profundo resulta todo aun, cuando hay un azotón real y hay que sanar lo que se ha trastocado. Es momento de escuchar lo interno que nos habla y, algunas veces nos hacemos de oídos sordos. Imaginemos como si estuviéramos en el desierto, lo importante que sería escuchar el ritmo del viento, estar atentos a las tormentas arenosas y aun sabiendo todo esto, nos fuéramos solo a las búsquedas de los oasis. La vida es así, se impone y en verdad voy terminando esta serie de comentarios respecto a estar atentos y yo fui la primera que no lo estuvo.

La humildad, que como hemos dicho anteriormente viene de la bella palabra humus, es decir tierra y por ende poner los pies sobre la misma y no estar dando tontos traspiés.

                                                                            Nadie vive el bienestar constante. Ni es posible ni es viable estar con esa creencia, ni tampoco es inteligente creer que estamos en un constante valle de rosas, por eso existe (como nos dice la misma autora en estos textos citada) la palabra gozo, para tenerla a la mano y saber que es como si fuera un constante proveerse de buena energía, misma que se distribuirá dependiendo de las acciones elegidas y para estar fuertes en los embates. Gozar, claro que sí, porque sin gozo la vida no fuera vida, pero tampoco es carcajearse y estar dando brincos de felicidad todo el tiempo. Gozar como lo plantea el mismo Zen: es percibir el sentido del momento vivido y como traer buena energía a nuestra vida diaria. (Continuará)

 

 

 

 

 

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