Escribir, leer,
ser. (17)
Nunca decir de más. Es uno de los actos
más difíciles del equilibrio en la comunicación. MJ
Cuando escribimos, podemos borrar, podemos corregir. Algunas personas escriben
utilizando el grafito, es decir ese lápiz común y corriente que en su mayoría
de las veces es de una mina HB. Sabemos
que fácilmente se puede quitar de cualquier superficie con un borrador. Cuando
uno se permite volver y retomar las ideas, ese repensar da asiento. Cuando les
enseño a mis alumnas de dibujo las variantes del grafito (aprender las
denominaciones de letras que designan menor o mayor dureza en la mina, así como
claridad u obscuridad) en el área del arte tenemos todas esas herramientas y la
expresión se logra más personal, los diversos tonos enriquecen los trabajos, y
una buena goma blanca es el complemento. En los lares del sureste mexicano le
llamamos borrador a ese hule especial que nos permite desaparecer con
puntualidad lo trazado y volver el camino para rehacer, también esa goma sirve
como si fuera un lápiz blanco y como tal hacer las funciones con lo que obtenemos
las luces de cualquier asunto que se dibuja. Cambiar el rumbo de las líneas ya sea
en la vida misma, en el dibujo que se crea en una superficie elegida o en las
percepciones del día a día, es algo que nos hace bien.
¿Podremos recordar
que una de las más apreciadas características de la especie humana, (según ha
averiguado la antropología) es el poder de adaptación? Sin esa particularidad
de la especie, nadie estuviéramos hoy en el mundo.
Cuando escribo en
la computadora me siento muy confiada. Algunas veces puedo escribir de un solo tirón
todo lo que pienso, para revalorar y afinar en diversas revisiones subsecuentes
con más calma. Es bueno tratar de decir lo más con lo menos. En mi caso
personal no es algo que logre a menudo, me gusta ampliar las ideas primero en
mi mente y luego en donde escribo y cuando converso ni se diga.
¿Estas hojas
blancas que nos proporciona Word cuando escribimos en la computadora, … aun
confiando lo necesario, uno se pregunta ¿son hojas en verdad? por ratos
si siento que estoy como escribiendo como en el vacío, como en un lugar nada localizable,
porque los que nacimos a mediados del siglo pasado y que hemos hecho un
esfuerzo por comprender que es esto de escribir en una máquina, tenemos el
sentimiento encontrado de la facilidad al escribir aunado a ¿A dónde se va
todo? Cuando los hijos nos dicen que todo está en la nube y que podremos
estar tranquilos, en verdad no lo estoy tanto. Ya he escuchado que existe la
expresión de últimos tiempos: tacto fantasma, cuando la virtualidad se
intenta tocar con las manos.
Mi marido como escritor
mucho utilizó la maquina convencional por años, misma que ya es una pieza de
museo. Nos pesa poder cansar a los jóvenes con preguntas, hoy día están tan
ocupados, mas el terror de perder todo lo escrito es una realidad.
El espacio que nos
brinda la computadora es muy noble, escribimos y con la misma la maquina
corrige, ayuda mucho con la ortografía y ni que decir con los diferentes
tamaños, tipos y colores de letra. En fin, tenía que hablar de todo esto tal
vez porque siento una nostalgia enorme cuando cierro uno de los cuadernos
personales que he hecho a mano, y al ser revisado por completo de inmediato entra
a una caja numerada y bien ordenada para que quede a resguardo. Los hijos ya
saben claramente que, si todos mis diarios personales llegasen a ser un
estorbo, he dejado por escrito a donde pueden llevarlos. Siempre me considero de pensamiento abierto,
mas estoy segura de que no quiero que caigan en manos de filisteos, no
sería justo que cualquier persona solo por leer sin un sentido claro se ocupara
de revisarlos, quisiera que, si alguien volviese este camino recorrido, fuera
una persona con algún interés genuino, tal vez por saber los bemoles de
la época en que he vivido. Hoy día, me queda claro que hay tanto que me ha
rebasado, tal vez cuando todos estos originales guardados se vuelvan a leer (si
llegase a darse) les parecerán en algunos aspectos obsoletos. No importa,
responden al momento histórico. He
escrito tal como soy, he leído lo que me ha correspondido sin exigirme de más y
lo que mejor puedo decir es que he sido tal cual lo he deseado y pensado. Tal
vez no he logrado ser en la vida lo que me esperé en la totalidad, hace tiempo
que me ha quedado claro que nadie siente perfecta la vida personal, eso
es un espejismo eso creo que es un sentimiento que pasa por la mente de la
mayoría de los humanos, mucho más en la adultez. Mi madre siempre decía: mal
de muchos, consuelo de tontos, esto de sentir un poco de
insatisfacción entra como parte de lo natural de todos nosotros los humanos.
Mientras pienso en
los colores, también me tomo el tiempo para pensar en todas estas disertaciones
de mis escritos personales, y así mismo continuar para que las revisiones vayan
dando lo suyo.
Así también, me
encuentro en una de las páginas del diario revisado en turno, diciéndome:
¿Por qué siempre tengo la tendencia de
informar de más en las páginas manuscritas de mi vida? Y lo tengo claro, me
gusta mucho comunicar. Si me alargo en
los temas, pido una disculpa, creo que el sentimiento de comunicar es muy
personal.
He sido fiel a mis
principios y no me queda duda alguna de eso, me queda claro que en el vivir
universal nada es estático y mucho menos ha de serlo el pensamiento.
Puedo decirme a
estas alturas del partido, (cuando estoy por cumplir los 70 (setenta) años de
vida) que he sido fiel a mis sentimientos en cada renglón rescrito.
Hace varios años
que algunas tardes dispongo un poco de mi tiempo de descanso para observar algo
que parece muy trivial y banal y que me ha proporcionado mucho conocimiento de
la condición humana. Es un programa de la televisión muy sencillo de concurso,
se transmite en la TV española. Esos programas tan sencillos a veces enseñan
mucho. Las personas entran en ciclos competitivos, resuelven paneles de ideas
que surgen de pistas otorgadas, me ha permitido observa como los humanos nos
comportamos ante la presión de resolver, ¡Es hermosa la diversidad! Se
llama: La Ruleta de la Suerte. En el resultado final es obtener dinero contante
y sonante. En el camino de llegar a ese objetivo, un abanico de actitudes a
veces inesperadas a veces previsibles, modos de ser, expresiones únicas y todo
lo imaginable sucede a los tres seres humanos que se encuentran compitiendo. La
gente que se anima a ir lo sabe gozar a su manera con el placer de participar y
probar suerte.
¿Existe la suerte? Me he llegado a
preguntar.
La suerte
propiamente como tal y como algo mágico que nos puede llegar, es claro que no
existe. En este programa de concurso, se da uno cuenta cómo es muy relativo
creer eso. La suerte siempre está supeditada al buen desempeño de la mente, de
la voluntad de la buena expresión, las decisiones acertadas y un tanto más de
intuición y carácter y ni qué decir de ser seres emocionalmente lo más estable
posible. En este programa hay personas que observándoles muy atentas a las
preguntas que se les hacen, suelen avanzar en la resolución de esos paneles
como pan comido, otras personas están más bien jugando y su mente
está claramente en otro sitio, algunas veces la atención no es total, está
dispersa, se dan confusiones con asuntos de lo más triviales como ver una letra
por otra, y a fin de cuentas no se resuelve nada. Me han preguntado mis
allegados porque utilizo el tiempo en algo tan frugal, y tan solo les digo: me apasiona la condición humana y en estos
concursantes de La Ruleta, uno logra observarla muy claramente.
A veces llega una
linda joven risueña y que parece que no pondrá la atención necesaria porque se
presenta como muy jovial y dispersa en actitud y termina llevándose todos los
euros posibles de ganar. Luego, mientras tanto, un adulto que se ve serio y
concentrado y que parece será buenísimo en las resoluciones, no logra llevarse
nada.
Así vivimos los
humanos, -caras vemos, corazones no sabemos-.
Consolados por lo que nos toca vivir vamos como si nada, cuando a veces
llevamos la fiesta por dentro, como si todo.
Toda diversión puede verse como algo sin mayor
asunto, como si todo fuera pasarse un rato alegre, cuando es en realidad en
algunos casos es muy aleccionador el momento. Y volvemos a lo que tantas veces
hemos mencionado: las intenciones. Sí, tal vez algo de suerte existe en la vida
de cada uno de nosotros, estoy segura que tiene todo que ver con bases de
actitud. La parte de la condición que vivimos de nacimiento, es tan solo eso,
aunque para algunos se llame suerte. De alguna manera no lo es, es tan
solo la situación personal que viene con el paquete de nacimiento. La verdad es
que al fin pude constatar que la suerte como tal, es un mito que hay que tener
muy claro. Lo que nos sucede y consideramos bueno es porque seguro hemos puesto
empeño en eso.
A veces he escuchado:
Tal o cual persona tuvo la suerte de nacer en tal o cual situación, o la
suerte de obtener el trabajo deseado, la suerte, la suerte… No, ¡nada de eso!,
A todos se nos da la oportunidad de conducirnos, ya sabremos si tomamos ese
camino asertivo.
De muchísimas cosas
que suceden a nuestro derredor podremos aprender, mas hay que tener esas
intenciones de hacerlo. Si el objetivo es pasar por la vida con los jijiji
jajaja a flor de piel, pues eso será nuestra existencia. Si por el
contrario queremos aprender y ponemos un poco de esfuerzo en eso, es seguro que
las vetas de sabiduría se abrirán y si solo es parte de nuestra vida estar de
emoción en emoción, pues así la llevaremos y también tal vez tengamos
consecuencias que cosechar. A fin de cuentas, lo que determina todo es la
personalidad.
Les he contado todo
esto de la ruleta, porque seguro que hemos escuchado alguna vez que la vida es
eso, una ruleta que nos otorga y al rato nos arrebata, otras veces nos
muestra espejismos y luego nos hace darnos de tope con realidades apenas
creíbles y viendo este programa televisivo constato que esto, es así.
Algunas veces por
aquí por mis lares hemos llegado a comentar que -las personas a veces solo
buscan adornarse en la vida-.
Si lo hacen es porque así se considera el
sentido de vivir, mas es muy triste no comprender que el camino de evolución y más
que nada de creatividad no va por ahí.
Sí hay que tener
cierto cuidado con la algarabía humana, esa misma de algunas maneras del vivir
que solo se logra como una gran espuma que impresiona y más temprano que tarde
todo se desvanece. ¿Ventiscas que no vemos venir?
No es gozar por gozar, porque sería muy banal
la existencia, sí que hay que tener claro que el gozo en sí mismo sin un
sentido de basamento claro, puede ser tan efímero como el vuelo momentáneo de
una mariposa, es hermoso, pero no dura. El gozo lleva en sí mismo un objetivo
medular.
Los excesos de
algarabías y vivencias danzarinas nos propician dispersión, distracción sin
sentido y lo peor aún, corrupción. A veces nos podremos preguntar ¿porque
existe tanta corrupción? como si fuera parte del vivir común y corriente, y la
respuesta es que: lo corriente se hace tan común y las intenciones se hacen por
miedos infundados en la realidad que nos corresponde, y cuando se creer que lo
vivido mientras tenga beneficios contantes y sonantes, es válido. Hay
beneficios que pueden ahogarnos.
¿Puede la masa
perdernos?
Es decir ¿Qué pasa,
si nos guiamos por lo que hace la mayoría? estamos en buen camino?
Le habríamos de
preguntar a Elías Canetti, gran pensador búlgaro, nobel de literatura en 1981,
quien ha escrito mucho sobre las masas, su gran obra se titula Masa y poder. Lo
masivo es muy válido, es la preponderancia del mundo ante las singularidades,
pero además es lo que propone para el bien de la mayoría. Leí varias obras de
Canetti hace años, supongo que me dejaron muy buenas enseñanzas porque recuerdo
que las disfrute, no sé si más adelante aparecerá alguna para comentar, el
libro sobre las masas nunca llegó a mis manos.
Durante toda mi
juventud me pregunté porque existen personas que no pueden ser del todo fieles
a lo que se comprometen, había vivido con unos padres comprometidos hasta la
medula en sus actividades elegidas. ¿Porque hay quienes se empeñan en el
matrimonio y se vuelven infieles a su pareja? Me parecía la situación más incongruente.
¿Qué hace a un
varón volverse un marido infiel? a veces me pregunto cómo puede ser posible no
comprender el camino tomado, decidido y vivirlo bien, como Dios manda.
Luego me daba cuenta como en el mundo ya se había trastocado la finalidad de
vivir en pareja. Las elecciones que hacemos al ahí se va, tienen fecha
de caducidad mas pronta. Toda la gente tiene el derecho de vivir como lo quiera
hacer, y sí, me di cuenta que primero algunos responden a las exigencias
sociales, para luego tomar las de Villadiego, y hacer una vida más
acorde a lo que en realidad se desea. Sí, es claro que al principio el varón se
quedaba más cerca porque era la manera de proteger a la prole, luego nos fue
siendo menos necesario a las féminas ese apoyo, y éstos fueron más
proclives a vivir vidas paralelas. Las vidas paralelas parecen traer cierto
tipo de felicidad, aunque todos sabemos que es efímera.
Las parejas de antaño lo tenían claro: estar
en lo elegido y luchar por eso y aunque todos sabemos ya, que lo que no se
comprende no aporta, esto de vivir en pareja se trastocó. Se ha dado mucho el
objetivo de procrear y vivir otro tipo de vida fuera del entorno familiar.
Cuando me di cuenta
que las féminas no nos quedamos atrás, comprendí que nos cocemos a otro hervor
y las mismas distorsiones podemos vivir. Las infidelidades están a la orden del
dia. Nos hemos ido haciendo fuertes en todos los aspectos del vivir, ni quien
lo dude, pero en eso del compromiso a veces se viven distorsiones y así comenzó
la etapa de madres solteras por necesidad y luego la misma condición por decisión
propia y elegida. Ni que decir de lo que acabamos de observar en una serie
televisiva: una joven (muy joven) pierde a su novio amadísimo, éste enferma de
cáncer y le pide que guarde en un banco de semen el que él le deja para que
pueda ella tener al hijo de ambos mediante inseminación artificial. La joven
sigue la propuesta con todas las indicaciones y procrea a ese niño que jamás
conocerá al padre. Al final la madre del difunto termina haciéndose cargo del
crio para que la joven madre pueda estudiar, prepararse y hacer lo que dejó
detrás.
A fin de cuentas,
es una realidad: cada ser somos un mundo completo que puede ser muy válido. En
este siglo ha habido un retomar, y sí hay jóvenes padres de familia de hoy día
que quieren amarse genuinamente (veo casos cercanos y lo compruebo, aunque tal
vez los estudios sociales serios, digan otras cosas en algunos años) respetarse
y ser fieles propiciando una vida más original y digna a su prole, es algo que
ha renacido con ímpetus buenos. ¿Será que son los menos? ¿Con valores renovados?
Las estadísticas saldrán algún dia de estos. Lo que si podemos estar seguros es
que el tipo de relación de pareja que conocimos como clásica ya canta el sueño de
los justos en ido tempore, ya es parte de una época pretérita. (Continuará).
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