viernes, 28 de marzo de 2025

 

Día a día, es el reto. (2)

                                                         La convivencia social sana, se nos está saliendo de las manos. MJ

                                                         De nada nos está sirviendo ser seres asertivos en la intimidad o creer que las vidas están solucionadas dentro del pequeño grupo de convivencia en el que interactuamos, si al poner los pies fuera de casa la vida no es fluida y creativa. Ha sido el devenir del pensamiento en el mundo lo que ha trastocado la dinámica, mas nos ayuda mucho saber que, si nos fortalecemos en el núcleo personal, es seguro que lo que vayamos a compartir fuera de él y en particular con cada ser en convivencia con quien estamos en el día día, lograremos el circulo completo de una interacción civilizada. Sabemos que las familias han tomado rumbos nuevos, nuevas maneras a la que todos conocimos como la clásica, dando la impresión de que se desmorona todo, el mundo se ha abierto y crea exigencias y acomodos, lo importante no está en el modo sino en el fondo. Hay renovación. Son tantos los señuelos inoportunos del mundo actual (por no decir que algunos son totalmente nefastos) que me resulta inevitable tener un tanto ese sentimiento de que algo se pierde. No creo que sea así. Estamos en una nueva era.  

En esta nueva serie de textos hablaremos del último color del espectro. Hemos ido revisando cada uno de los colores teniendo en cuenta como aportan las energías concretas que emanan de ellos y que impactan al ser humano. El color que cierra y abre es el Violeta, energía que nos habla de lo que impera en el sentido del cambio.

                                                               En la convivencia diaria, la integridad personal, así como las acciones para impactar a los que tenemos cerca, serán preponderantes. Es menester saber que las rutinas son necesarias. A algunos de nosotros solo lo palabra rutinario nos confunde, pensamos que es como un cerco del que no podremos librarnos o que nos encierra y exige de más, ¿ la rutina puede ser propositiva? Solo podría contestar que: siempre lo es.

Cuando nos invade un sentimiento de que no todo ha salido como deseamos, hay que observar lo valido de lo que hemos elegido hasta hoy.

 He ahí el dilema mas perspicaz: La mente puede ser muy sutil.  El cuadro de obra plástica mas grande que he pintado hasta hoy (lo tiene una de las mejores amigas de mi hija) lleva por título: -La impermanencia de las horas-. Representa esa dinámica que creemos que nos rebasa, cuando lo único que sucede es que los ritmos nos dan las pautas con los silencios procurados.

Quienes vivimos al nivel del mar tenemos mucho de gane. Por estas alturas se vive más en contacto con el aire marino y puro y querámoslo o no, nos afecta para bien a pesar de las épocas de calor.

La luz del trópico es diferente.

Comprender el amor del Dios en el que creemos (tarea de cada día) puede abundar en los sentimientos que nos ayuden a percibir porque cambiamos y cómo podemos sonreír ante cada cambio. Es normal que no en todos los momentos de la vida seamos las personas que quisiéramos, siempre hay mucho mas por conocer y poner más énfasis en la atención del día a día.

El día a día es la célula clave de donde emana la vida real.

La revisión en estos textos es del cuaderno numero 76 (setenta y seis) y   corresponden al año 2008. Notaba los cambios en el entorno que habito, había ruidos que se habían extinguido, de pronto en casa nos preguntábamos y extrañábamos ese acompañamiento de algunos de ellos, como lo fue el silbido lejano de una serpiente que se escuchaba nítido cuando caía la tarde, como algo característico de nuestros montes bajos. Al señor que afilaba cuchillos y tijeras le dejamos de escuchar a su paso ya tan conocido en la puerta de casa, ese Afilador afable y conversador con quien me encantaba pasar un rato agradable de platica, mientras estaba haciendo su trabajo junto a mí. Ya no mas permiso de entrar al fraccionamiento. Ahora con guardias de seguridad hasta los más cercanos necesitan del QR, para acceder. Lo entendemos todos, las condiciones cambian. Hablemos del color del cambio:

 Violeta.

Es la combinación de dos primarios: el rojo (emoción) y el azul (principio).

Es maravilloso saber que todo se mueve, pero mucho más interesante es saber que de fondo, el principio vital (azul) cuando las emociones son sanas (rojo), trae lo necesario y cambiante.

Transmutar. Es ahí mismo en donde se localiza el violeta.

El diccionario nos dice:

Mudar o convertir algo en otra cosa.

Estoy segura de que muchos de nosotros podremos argumentar ¿Y para qué? ¿Qué necesidad hay de cambiar lo que sé que ha funcionado tal cual? A veces son dinámicas que vas mas allá de los asuntos personales, es la dinámica del mundo.

A los católicos nos queda claro que los tonos violetas son los de cuaresma, sabemos que viene un momento clave, Dios morirá para volver y ser otra vez. La resurrección es un concepto profundo que vale la pena reflexionar, es dar oportunidad a renovación.

¿Qué tanto nosotros comprendemos las veces que podremos volver a ser? Serán las que nos propongamos sin duda alguna, así como las que trabajemos mientras comprendamos que los cambios son un movimiento positivo.

Pues así es, también quienes llegan a un lugar nuevo, se mudan, cambian y es bueno comprender ¿que da asiento y caracteriza al mood de ese lugar al que se llega? Y por su lado, quienes recibimos a los nuevos habitantes, aun viendo trastocado el medio en el que hemos nacido y vivido toda la vida, habremos de tener claro que no es fácil llegar y menos entender todo de un plumazo. Todo acomodo duele.

No hace muchos días, se escuchó que un individuo que llegó a la ciudad a vivir, amenazo a una joven trajadora en un establecimiento. Lo primero que siente uno es tristeza. Es normal que así se sienta, mas de inmediato lo que sigue es desear que quienes tienen a su cargo el orden público y privado estén atentos. Mas puntuales han de estar los prestadores de servicios. Si la persona que está expuesta se prepara para saber cómo responder, es seguro que estos asuntos pueden solucionarse, lo más importante es tener la integridad para no caer en provocaciones.

 Esto está pasando también en el tránsito vehicular. Las calles ya están muy llenas. Pues habremos de saber mantener distancias. En lo personal en un mes tuve dos altercados en la vía pública, de los cuales salí rápido porque no permití que se enconara nada, en esos momeros la violencia tiende a salir, aparece el exceso verbal, hay que salir de eso y tratar de solucionar de la mejor manera.  Ese tipo de situaciones ya se dan mas seguido. Muchos de nosotros recordamos como la ciudad se movía a un ritmo mucho más suave y aunque lo extrañamos, sabemos que estamos ya en otra era. Estar conscientes de que ahora sí que el transito nos puede crispar los nervios, es un cambio que ya llego y hay que asumir.

Montse Osuna nos dice: - Con nuestras acciones generamos nuestro futuro- Es decir, los cambios son válidos y necesarios. Han de ser pertinentes para evolucionar con bien, o caeremos en desarmonías que luego no podremos transformar. Sabemos que somos un lugar preferencial para la migración de quienes sufren situaciones muy difíciles del país, pues estemos orgullosos de eso y no seamos parte de asuntos trastocados.

El caos siempre acompañará a la humanidad. Son los errores naturales de una especie que, creyéndose la dueña del planeta, cada día éste nos recuerda que solo somos una parte de sus habitantes. Ser mas comprensivos con nosotros mismos nos hará poder serlo con los demás congéneres.

Saber que la mente ha de estar ágil. Ya se descubrió que cuando la mente se cierra, el cuerpo lo puede resentir y endurecerse y hasta enfermar.

Sería menester observar, conocer con todo detalle nuestros errores nos urge, saber cómo resanar esa parte en nosotros.

¿Qué es eso que llamamos angustia?

Vemos que nos dice el diccionario:

Es una aflicción, una congoja, una ansiedad que se manifiesta en el centro del cuello, abarcando a veces la región torácica y abdominal. Puedo agregar: en primera instancia se logra disipar respirando acompasadamente. Ahora que doy clases de pintura a algunas niñas preadolescentes no puedo comenzar la clase sin antes hacer que respiren un poco y centren la atención, aun así, por momentos están en todos lados menos en el trabajo que estamos practicando.

En realidad, cuando nos angustiamos es porque no hemos podido poner en su sitio los pesares. Cada pensamiento que se revuelve en la mente es proclive a descomponer la paz activa. A algunos pesares los tachamos de menores y si no se trabajan de momento, se acumulan.  Toda angustia requiere ser observada y darle el espacio y el tiempo para ser superada.

Todo caduca, querámoslo o no, por lo que el cambio siempre está esperando detrás de la puerta. Lo que caduca no es algo malo, quiere decir que ya cumplió sus cometidos y sus funciones y pasar página a veces es lo más sano.

Es diferente lo que ya no funciona a lo que está caduco. Lo que caduca es algo que se cierra y si por alguna razón regresa, será diferente. Lo que se cierra, puede renovarse en su misma esencia con nuevos bríos.

Las dificultades a veces están relacionadas con el camino difícil de elegir, ya que aun lo que elegimos (cuando ya sabemos que desear es más riesgoso) a veces nos crea traspiés, aunque son menores a diferencia de estar atorados en deseos que no son parte de lo real.

En las relaciones de vida los cambios son oportunos. He visto que quien los trabaja sin rencores los lleva mucho mejor, esa es la clave para avanzar. Perdonar no quiere decir volver a la situación que ha merecido nuestro perdón, puede uno alejarse si es necesario y ocuparnos de crear los nuevos modos.

La ley básica del buen cambio se asienta en el ritmo. Somos como las olas del mar, vamos y venimos y no pasa nada, ser acordes con lo rítmico de cada quien.

En estos días que escribo ha sido la conmemoración del dia internacional de la mujer. Al reflexionar en lo que eso significa es importante no caer en lugares comunes y absurdos de pleitos por posiciones, porque no se trata de eso. Es mucho mas importante y profundo saber el lugar que tenemos en este camino de ser mujeres y como lo manejamos desde cada… ser mujer. En las posiciones tomadas por los grupos femeninos que arman grupos de choque hay mucho dolor (que es válido ya que ha habido mucho sufrimiento en nuestro género) mi opinión es que no se trata de destruir para construir, como piensan los grupos feministas radicales. Según llegué a escuchar, el grupo que ha decidido hacer desmanes está cifrando sus actos en los postulados que propone un pensador que ellas admiran y que les ha dejado claro que: -Si se quieren cambios verdaderos es necesario destruir-. No creo que sea por ahí.

Así también en un artículo escrito con total acierto por Paloma Bello, reconocida mujer pensante en nuestro medio por promover la cultura y colaboradora brillante en este mismo periódico Estamosaquí, escribió un muy buen articulo hablando de esas incongruencias que se está dando hoy día. Entre los párrafos más significativos de su texto tenemos:

-Aún no cabe en los razonamientos, qué finalidad tienen las punibles actividades de las mujeres que se prestan para vandalizar-. En lo personal creo que tienen cero finalidades. Estamos en realidad siendo testigos de cambios muy mal entendidos, porque destruir nunca ha sido el camino de reconstruir. Solo se destruye algo obsoleto o acabado y no es eso precisamente lo que estas mujeres realizan en las ciudades que atacan despiadadamente.

Y nos dice en el texto Paloma:

-Entonces, el feminismo tendría razón de ser. Honraría a Elvia Carrillo Puerto, a Beatriz Peniche de Ponce, a Toto Jiménez, - damas que abrieron paso a los derechos de la mujer, mas no en irracionales posturas de las que se consideran hoy con justa causa.

Propongo que quienes puedan y quieran, vayan hasta las páginas del periódico Estamosaquí.mx y lean todo lo que ahí mismo ha publicado Paloma Bello. El texto se titula: -Preguntas-.  (Continuará).

 

 

 

 

viernes, 21 de marzo de 2025

 

Día a día, es el reto. (1)

                                           La esperanza, es el sueño del alma despierta.

Proverbio francés.

                                          Todos los días abrimos los ojos del cuerpo, mas abrir los ojos del alma nos puede tomar un buen tiempo, tal vez toda la vida. La visión de la esperanza es algo que habita en los diversos modos de ser de cada quien, no hay ser humano que se precie de serlo y de andar el camino que le ha otorgado la vida, que no tenga ese remanso de esperar. Sea para ciclos de largo plazo o en la misma inmediatez del día a día, ese sentimiento de que hay camino y de que hay renovación es necesario. Es la parte anímica la que va dando las pautas, los retos, esa Paz tan necesaria en los tiempos actuales.

Cada día se presenta la oportunidad de darnos las cuentas claras a nosotros mismos. Quienes nos las hemos venido dando por medio de asentarlas por escrito, nos percatamos de que no es tan exigente el dia, ese que llega y con el que se logra todo un ciclo temporal que armoniza la vida. Siempre hay fuerza en la vivencia y más con la esperanza clara, los coloridos de todo esto son responsabilidad de cada quien dependiendo del momento. Si cerramos o si abrimos nuevas oportunidades, es algo que va dejando un limo de experiencias que han de hacernos sonreír si volteamos la mirada hacia el tiempo ido. Desde que se abre la mañana, es el reto. A veces tal vez percibamos que el día es como un paso nada más, como un lapso pequeño que pasa y ahí queda, sin darle la importancia que tiene como ese cada día para encausar, para lograr. Si solo lo percibimos dando pie a la entrada de esperas más largas, tal vez no nos avoquemos a poner tanta atención en ese aquí y ahora tan mentado. La plenitud está armada de momentos simples y dichosos, del sabor de lo sencillo.

Las horas vividas en el día a día, ¿Por qué son el reto más importante? porque forjar de a poco y cuando está claro el camino resulta más propositivo. Si cada día se visualizan esperanzas y las acciones se realizan con consciencia, es seguro que cuando tengamos que resolver el reto fuerte, así mismo estarán dispuestas nuestras defensas anímicas para afrontar.

                                                               Cuando abrí por tercera o cuarta vez el texto que Simone de Beauvoir redactó para reflexionar sobre la partida de su madre de este mundo, no me imaginé que al fin podría encontrar el porqué del título utilizado para el ensayo que escribió: -Una muerte muy dulce-. Había venido pensando en eso, porque no hay intelectualidad que valga ni fortuna económica que valide, si en lo anímico no estamos fuertes para momentos especialmente difíciles.

Con el paso del tiempo lo último que queremos cerca es el pesar. Si hemos vivido la vida con la serena intensidad y camino propuesto, es claro que sabemos que habremos de cerrarla algún dia y todos queremos hacerlo con bien. Me costaba imaginar que para alguien la muerte fuera dulce… y no es la misma Simone quien lo percibe así del todo en el proceso que ella vive junto a su hermana acompañando a la madre moribunda. Ellas a veces discutían, querían aclarar el proceso.

Es así, como a pesar de que Simone al final del texto nos dice la frase: -la muerte es una violencia innecesaria- durante toda la redacción hace reflexiones valiosísimas de como a pesar de ver la presencia de la partida de un ser tan querido, uno puede tener muy trabajada la conciencia. He tomado este texto relativo a uno de los temas a los que más tememos sin duda alguna, la muerte, para no olvidar que aún lo duro de la vida, es parte y puede llevarse con mucho bien.

En el texto se habla poco del valor de respirar con conciencia, solo por momentos se menciona. Es más bien en nuestros tiempos más actuales cuando se llega al pensamiento de como el respirar bien, es un don. Si logramos hacer consciente ese acto de inspirar y exhalar con ritmo, es seguro que nuestro día a día se verá mucho más fluido y bien llevado. Ya Nazareth Castellanos la neuróloga española ha dicho en sus magnas disertaciones (que hemos comentado y que se encuentran en YouTube) que el principio del bienestar de cualquier mortal, se basa en una buena respiración. Respirar conscientes, respirar cuando nos sentimos abatidos, respirar cuando todo marcha muy bien y hacernos fuertes en ese acto, observar cómo ese aire que nos llevamos hacia adentro y luego sacamos, nos da vida y camino.

Respirar es el acto vital que armoniza.

Aunque respiramos en automático, ese acto de estar aliados a la ventura de oxigenarnos a conciencia solo lo tenemos nosotros, los homos sapiens.

Cuando comenzaba a pensar en esta nueva serie de textos quise ponerles el título de lo que es importante en el día a día porque es así mismo como he escrito el original de donde proviene todo, con reflexiones diarias. Pensando en la etapa de las revisiones que vengo haciendo ya casi durante diez años, cuando miré hacia la ventana de mi despertar y me di cuenta que el enorme tulipán africano que ocupa casi todo el espacio de ésta, y que disfruto desde hace algunos años, está florecido. Florece un árbol porque le llega su tiempo natural, porque es el oxígeno que nos rodea lo que nos permite florecer. Es el don de la parsimonia personal el que nos ayuda a ese abrirnos.

Muchas son las acciones que como homo sapiens realizamos con la naturalidad del automatismo. Si la esperanza se anida en lo valioso de esa fluidez otorgada naturalmente por la vida, ese aire y sus ritmos nos serán mucho más significativos.  Parar/respirar, Parar/exhalar, Parar/pensar, Parar/actuar y así iluminar el momento.

Cuando Simone de Beauvoir se refiere al momento de la partida de su madre, nos habla con la consciencia de los recuerdos, pero más que nada se concreta a lo que se vive en ese momento preciso, casi el último momento vital que cierra el ciclo.  Se daba cuenta cómo mientras la señora descansaba, la respiración era pausada, serena, luego la agitación era otra cosa. Le ayudaban ella y su hermana con ese sentimiento de acompañar, dándole tranquilidad. Es ahí donde las enfermeras comienzan a notar cierto grado de dulzura en el proceso de acompañamiento.

La primera vez que leí este texto, la hermana de mi madre estaba muriendo. Han pasado años. No podía detectar ninguna dulzura en aquel proceso, menos aún sin apenas entender que tan significativa es la muerte y estando lejos de la ciudad (estábamos en la playa) me fue mas difícil. Ya internada en el hospital le visitamos, ella había fumado mucho, el cigarro causó la enfermedad, no había remedio. Esa visita la recuerdo como algo inesperado, que quedó nítida y marcada en mi mente para siempre. Me ayudó a ser más consciente de que la vida se despide y que hay que tenerlo claro para que cada día se viva.

Y, no quiero decir vivir como pensando que hay mil cosas por hacer, vivir más bien es saber darle su lugar a cada momento. Aun sin cambiar la posición en la que nos ha permitido la vida llegar a las nuevas horas del amanecer, podremos reflexionar, adecuarnos, podemos empezar el día a conciencia.  En lo personal exactamente como amanece mi cuerpo y sin moverme mayormente, hago varias inspiraciones dando gracias.

Nos podemos decir: -aquí estoy de nuevo-.

A la entrada del texto de Simone, referente a la muerte de su madre, hay una frase que puede ser contundente ante esto de la reflexión del día, como un gran regalo pensando en la vejez y como un hecho al que todos vamos entrando:

-No entres con tranquilidad en esta noche, la vejez debería arder con furia al caer el día, rabia contra la muerte de la luz- Dylan Thomas.

Nos damos cuenta de qué es lo que se nos pide: esa certeza de que hay que sentirnos vivos a cada paso. No importa que actividad estemos haciendo o por hacer, de lo que nos habla es que solo cada uno podemos rabiar contra la muerte de la luz. Cada uno sabemos cómo hacerlo.

En el caso de las hermanas Beauvoir, reciben el golpetazo de la enfermedad de su madre inesperadamente: Una caída. Todo se resumía en un principio a la cirugía de volver el fémur roto a su lugar y volver a la vida cotidiana. Y, de pronto se sugiere que ese fémur es mejor dejarlo ¡cómo está!, total no se movió tanto. Son nuevos síntomas los que llevaran a la señora de 77 (setenta y siete) años a su última morada.

Todo el proceso de este cambio en la vejez es muy importante, veremos cómo las hermanas se descubren de pronto no solo invadidas en el recordar, (que es muy sano a cierta altura de la vida, si nos impulsa a recontarnos lo feliz) y buscando la manera de dulcificar. A veces la vida nos lleva por senderos de incredulidad, dolores sociales que escuchamos que no podemos resolver y más bien cuando sabemos lo que sí es posible, es por ahí por dónde hay que ir. Nadie se salva de los momentos obscuros, y cada quien sabe cómo volver a la luz.

Tenían muy claro las dos hermanas que habría que ayudar a los pulmones ya desgastados de la madre, le movían en posiciones concretas poniendo el cuerpo de diferentes maneras. Cuando era necesario les pedían a las enfermeras que proporcionaran una vez más el Ecuanil, ese medicamento de los años cuarenta del siglo pasado, que daba sosiego en los momentos difíciles.

Dice Simone: -A veces dice frases tan mecánicas como lo es la respiración- Así es, estamos acostumbrados a respirar como un derecho, mas, luego podremos darnos cuenta que es el principio de todo bien en nuestra vida y es lo primero que nos llevará a vivir cada reto con más consciencia.

La dulzura en el momento de partir del mundo, Simone la iba percibiendo en el modo de la aceptación del hecho mismo, prácticamente sin hablar. Un día, ya viendo la inminencia y notando que:  -los doctores nos han dicho … se apagará como un cirio, y no ha sido así. ¡No ha sido así en lo absoluto! dijo la hermana sollozando y le contestó la enfermera: ¡Pero señora le aseguro que fue una muerte muy dulce! -. Y es así, que las palabras de la mujer desconocida son las que resuenan y atenúan, ella era quien asiduamente acompañaba, y cimbra con sus palabras el alma de las dos hermanas. La enfermera hace verbo, lo que ellas mas bien llevaban en la mente.  Es la manera de afrontar un momento especifico lo que nos da más o menos luz. La señora había partido ya, ellas incrédulas trataban de llevar el momento con la máxima aceptación. La mujer cuidadora había visto el proceso directamente, tal vez con más desapego y les expresa esta reflexión sobre la dulzura.

 Así iremos haciendo en su momento la reflexión de los procesos de cambiar, que vienen en la vida acompañados por la energía del color violeta. A todos nos asustan los cambios, es en el día a día en donde afianzamos la ética de saber llevarlos.

                                                Siempre me ha parecido de gran interés lo que implica el apoyar a un niño a una niña a convertirse en persona. A la persona en la niñez se le forja, se le apuntala y se le ayuda a conducirse tal y como seguramente a todos nos ha tocado vivir, ver y percibir. A veces se cree que solo son los medios materiales disponibles los que darán buen cauce al vivir y se nos olvida que el ser humano es un espíritu que se forma para el bien de sí mismo, para el bien de los otros, para afrontar. Los medios materiales a veces pueden llegar a ser contraproducentes y se nos olvidan esos detalles del día a día.

Aprender a ser, a pensar, a resolver, es algo que se vive a diario. Eso que hace que la conciencia se convierta en consciencia y que implementa para la creatividad.

 Al niño no se le reprende, mas bien se le conduce y si es con buenos sentimientos es seguro que eso se asentará en su alma. Hoy día son enormes los cotos de poder que proporciona el mundo como un fin, y cuando solo se ve esa parte del vivir, es que no hemos comprendido la verdadera dimensión de lo que somos como seres.  No venimos al mundo a buscar solo el bienestar y olvidar que los recovecos del vivir enseñan mucho más, que cualquier lección de conocimientos. La sabiduría es eso: percibir lo que en verdad aporta y poder pasarlo otros, en concreto para la solución de una vida diaria fluida. Cuidar de alejar las violencias, más bien cuidar esos momentos reactivos. La vida como escuela, como centro orgánico del conocimiento realmente valioso. Del adulto al niño, del adulto al adulto mayor, del niño al adulto.

Hace unos días el neurólogo llamado Israel Pichardo, mencionaba que en México se teme hablar de los trastornos mentales, se han vuelto parte de los silencios. Esto puede llevarnos a debacles tremendas y a renglón seguido sugiere: -Si nos fijamos como ¿Aprendemos? Como ¿Decidimos? y lo más importante como ¿Percibimos las emociones? es seguro que se da la cuenta positiva en el vivir cotidiano. No es irrelevante el vivir diario, la relevancia está presente siempre. Nadie se hace un delincuente de un dia para otro, son procesos de mente y acción que se distorsionan en la vida de cada día. Es obvio que hay muchas faltas irremediables, mas lo que es mejor, es aprender a ver con la experiencia cuales si son con remedio. Cuando hay tristezas no superadas con adecuación, se reduce la esperanza de vida. Lo triste, lo difícil de la existencia no se ignora, mas bien se cuaja en esperanza.  Si lo logramos con dulzura sería lo ideal.

También nos comenta este médico que, con las redes sociales en exceso, se propicia un desbalance en la parte emocional, no por otra cosa que, porque creemos en demasía en las presencias virtuales, cuando estamos hechos para convivir cara a cara. Todo con medida es lo mejor.  (Continuará)

 

 

 

 

 

 

 

 

 

miércoles, 12 de marzo de 2025

 

Escribir, leer, ser. (20)

                                             No entrar en el juego de nadie, eso es saber preservar La Paz. MJ

                                                    En lo personal, creo que todas las veces que se escriba la palabra Paz merece ser con mayúscula. Es un concepto tan hermoso y que forma parte de nosotros como seres humanos (claramente la antropología ha dicho que somos pacíficos por naturaleza, si otras cosas se dan, es porque se pierde la armonía). No siempre lo tenemos presente y sí con bastante frecuencia entramos en desarmonías. Mas nos valdría conocer bien todo lo que implica La Paz. Aportar para el bien común, es en parte preguntar ¿Qué nos significa Estar en Paz? ¿Qué es y cómo la podemos entender mejor? Ahora que nuestra ciudad se ha hecho mucho más concurrida, sin duda alguna hay momentos en que sentimos que algo hemos perdido y mucho mas lo sentimos los que hemos nacido aquí, más bien se nos pide fortalecer lo que sí somos y tener claro que si nos diversificamos en la vida conjunta es parte de un devenir. Habremos de encontrar las partes positivas.  Primeramente, habremos de cultivar esa paz milenaria que nos caracteriza como habitantes del Mayab, transmitir a los seres humanos que llegan, ese espíritu, y ante los aceleres lograr paciencia. Es en los entornos externos cuando se manifiesta lo que cultivamos en los entornos internos. Aunque cambie la dinámica del medio compartido, no cambia en esencia.

Estar atentos a no involucrarnos de más en los asuntos que no nos corresponden. ¿Qué nos da el espacio para una paz profunda?  Saber que el cambio se adapta en el día a día. Estar listos para poner en paz los asuntos que sí nos son personales y necesarios. Ese aprender a deslindar y ser seres con discernimiento consciente se ha de reflejar primero en los pensamientos y luego en los modos. No es nada fácil para la mayoría de las personas llegar a sitios nuevos y pasar por el proceso de adaptación, cuando hay irritabilidad es necesario tomar cartas en los asuntos. Esto mismo es como dejar en claro que los juegos que todos jugamos no se dan de la misma manera.

 No podemos caer en lo que es asunto de otros. Un ejemplo muy claro es cuando somos abuelos. Los hijos tienen sus modos de llevar la vida de padres de familia que han asumido y nosotros somos más bien espectadores, aun cuando comenten situaciones de sus propios hijos, hay que saber hasta dónde opinar.

Este texto dedicado a la Paz será muy disfrutado. Esta palabra me ha llevado años comprender y asentar en mi propia vida, he aprendido a percibirla como por capas y etapas y la dimensión de todas las variantes es enorme. La Paz, no es calma nada más. Conlleva velar por la serenidad interior con atención.

El dia que comprendí que la paz está asociada al color naranja, fue un dia clave para mí. Había venido creyendo toda mi vida que el color que se asocia a lo pacifico era de tonos más cercanos a cualquiera de las variedades de los conocidos como colores pastel. ¿Quién puede pensar de pronto que la parte que adosamos cada día para sentirnos tranquilos en la vida podría representarse mediante un color tan vivo, como lo es el naranja?

El diccionario nos dice: -Situación de armonía-. Es la Paz.

La armonía solo se logra con trabajo interior diligente, es una fuerza que se labra y por eso es tan fuerte el color que la representa. Dentro de todos los hechos encomendados en el día a día, lo importante es ser fuertes, tener claridad, metas.

A veces creemos que solo está situado el concepto con la ausencia de guerra. Guerras personales en las que puede haber núcleos de Paz, ya que las belicosidades son solo desarmonías, están en nuestras manos. Las guerras impuestas son las más feroces, las más difíciles, esas que vienen de fuera. Lo hemos visto en la condición de las naciones del mundo y ni se diga en estos tiempos que vivimos.

Mas nos valdría comenzar a profundizar en ese sentido de la Paz…porque si la llevamos con nosotros mismos, es seguro que la podremos irradiar.

Evitar el conflicto a veces es imposible, es por eso que es importante saber cómo potenciar los valores pacíficos en momentos clave, dentro del mismo remolino, la actitud cuenta mucho.

Pues bien hemos llegado al penúltimo de los colores que analizaremos.

Naranja.

Según nos dice Montse Osuna la primera palabra asociada al color naranja es: Provisión. Tiene relación con el aspecto pacifico de la vida el poder dar a nuestra existencia todo lo que necesita y le podemos proveer. Si no percibimos cuándo y cómo llega lo desarmónico pues es muy difícil saber el camino para transformar.

La composición de este color es la unión de dos colores primarios: El amarillo y el rojo. Es decir, tiene una parte sabia y otra parte emotiva. También es considerado un color secundario junto con el verde y el violeta. Es un color determinante en su fuerza natural.

Podemos decir que una de las entradas más seguras a la Paz, es lograr emociones sabias. Para esto habremos de conocer como lo emotivo funciona en uno mismo.

Esto, no es cuestión de prevenirnos y dejar de sentir emociones con naturalidad, más bien lo bello de todo esto, es entender siendo observadores y dar con la parte propositiva, como parte de la sabiduría en las actitudes.  La emoción llega y nos sobrecoge… ¡nunca pregunta si puede entrar!, por lo que lo sabio es detectarla y preguntarle ¿Qué quieres? Cuál es el fin y propósito en el momento en que aparece.

Habremos de permitirnos observar lo que se siente. Creer que haciéndolo nos veremos vulnerables, es un error, observantes de nuestros sentimientos nos fortalece. Los postulados culturales nos han hecho creer que observar lo que sentimos, no es lo mejor. A veces sentimientos nobles se esconden porque se piensa que son pura y dura debilidad. Peor si estamos hablando de varones, que a veces se les exige ser fuertes como robles cuando sabemos que son tan vulnerables como cualquier ser. Si lloramos, si reímos, si sentimos miedo, estamos dándonos la oportunidad de saber que estamos vivos, solo hay que saber qué hacer con esas emociones en el momento preciso y darles el curso sano.

Vivimos en vibración constante y lo que sentimos tiene siempre una razón muy válida. Lo contrario a la paz es la violencia.  Violentar es resolver con el parte orgánico/instintiva dejando fuera la parte mental que es decisiva y aunque puede ser más tardada, resuelve mejor.

Cuando el amor a lo que nos rodea se da libre y sin temores, nos queda claro que la vulnerabilidad puede estar cerca y no hay que temer, hay que saber observar.

En el caso de cualquier tipo de amor (filial, de pareja o incondicional) siempre ha de estar presente la Paz. Si sabemos entender la sabiduría inmersa en ese sentimiento, estaremos dando un gran aporte en lo emotivo.

                                                   En el universo está presente todo lo que necesitamos para vivir, comenzando con el Dios mismo en el que creemos.

De ahí, percibimos como estamos en el medio en el que nacimos o al que hemos llegado por cambios necesarios y es ahí donde daremos ese equilibrio tan deseado. Ahí mismo en donde habitamos tenemos todo, aunque a veces las falacias mentales nos hagan creer otras cosas. Lo que necesitamos llega y si no lo sentimos así es porque tal vez no es tan necesario como creemos. Si exigimos, se desdobla el miedo de obtener o no obtener. Es por eso mismo que el Zen claramente nos dice: Cuidado con desear desordenadamente, enfoquémonos en el saber elegir.

Somos merecedores de todo. Lo que apela en la provisión de cada ser está dentro de ese mismo ser. No se desea lo externo en sí mismo sino porque tiene una razón y función de ser en nosotros. ¿De qué le sirve a un niño una laptop si no está en el momento de necesitarla? dándosela a destiempo solo le ayudará a estar en distorsión. El asunto no estriba en que si se puede o no comprar… porque estaremos propiciando la actitud de que uno compra porque tiene los medios y no porque lo adquirido sea en realidad algo que implemente para hacernos mejores personas. El peor desequilibrio es creer que necesitamos lo que no nos corresponde. Si nos ponemos claros, podemos ver que ese es el mecanismo de las guerras en el mundo, unos creen necesitar lo que no les corresponde en realidad y distorsionan el orden total. El ansia de poder es una distorsión de las más graves.

Las acciones humanas: Pensar/ Sentir/Actuar, conlleva un orden, una armonía.

Si estamos en Paz, proporcionamos felicidad. La felicidad puede ser natural o consensuada y pensada.

Cuando sentimos carencias es porque estamos en parte distorsionando la realidad.  Cada ser tiene lo que necesita y si se quiere mejorar la situación de vida, ¡muy válido! mas es harina de otro costal. Los cambios conllevan implícita una nueva responsabilidad.  Es normal querer tener mejoras en lo que vivimos. Creer en lo profundo del ser que hay cosas que hacen falta es lo normal, mas si no hay conciencia de lo que esto implica responsablemente, lo único que hacemos es alejarlas.

El suministro sano existe.  Se escucha hoy día que hay gente que acumula cosas, un aspecto de esto se conoce como el síndrome de Diógenes.  A veces no es creíble, pero esto es algo que se da ahora mismo y es más común de lo que imaginamos.

La Biblia lo dice claro: -Pide y se te dará-. Porque pedir no es lo erróneo, sino pedir lo que no nos corresponde si puede serlo.

Cuando se enriquece el mundo interior del ser, las demandas de la vida varían, se hacen más lógicas, llevaderas y menos exigentes.

A veces hay personalidades que sienten que se merecen tal o cual asunto, cosa o situación. Esto puede ser falaz. La verdadera necesidad es provista con más naturalidad de lo que nos imaginamos y los que creemos y practicamos la religión católica bien sabemos el valor y sentido de la Providencia, es decir sabemos que Dios nos provee, y no es un asunto que en lo físico, sino que se refiere a que, con el equilibrio logrado, se dan las condiciones para tener todo lo que tenemos que vivir.

Los excesos del mundo actual no son nada sanos. El mundo por ahí mismo se empezó a confundir. Cuando la agricultura se dio, había excedentes y se crearon los graneros que con diligencia preservaron las cosechas, los granos se distribuyeron para mejora de todos. En cuanto empezó el acaparamiento, las cosas se desbalancearon.

 El temor de las grandes naciones hoy dia se da y manifiesta en función de abarcar tierras de otras naciones. Hay temor a la escasez, misma que con orden no se daría.

¿Qué sucede con los pensares? ¿Como están determinados por la cultura en la que ha nacido cada individuo? ¿cómo se dan las exigencias? Como una situación de manda y demanda. Como cuando las personas pueden argumentar que es lo que deben tener, antes de averiguar si es un sentimiento genuino o falaz.

Es así que el color Naranja nos atempera las necesidades y nos ayuda a proveernos de lo que necesitamos, así es como se pinta de naranja la Paz. Es como la fuerza de Dios. Varias tradiciones religiosas utilizan el naranja como un color de fuerza dentro de las creencias.

En la realidad hay muchísimas personas con deudas materiales, las mas de las veces estas son absurdas. El sistema de vida actual nos hace creer que necesitamos más y más.  No siempre es fácil cuando lo que se obtiene crea deuda, es seguro que rompa con la Paz.

Dar y recibir son verbos asociados a la Paz.

                                                              Habría que revalorar el acto de dar con generosidad, cuando no se espera nada a cambio. Cuando das a manos llenas, la vida te regresa el doble. De niña, nosotros no teníamos casa en la playa y recibíamos generosamente una invitación veraniega con primos, al Rancho Uaynitun. Eso me legó una enseñanza invaluable de cómo alguien puede dar, sin más. Mis tíos nos recibían como si fueranos sus propios hijos. A mis hermanos, a mí.

Adoptados en el verano como hijos por parte de personas tan amables, tíos que ni siquiera eran hermanos de nuestros padres, fuimos muy felices. Mas adelante este recuerdo me motivó a escribir un texto a la prima con quien tanto compartí, ya que de pronto enfermó y supe que se iba. Lo escribí porque sentí que se cerró una etapa y para decirle lo feliz que fui en esa infancia que vivimos como hermanas. un texto que puede ser leído en mi blog personal, se llama -Uaymitun 7(siete) días-. (Continuará).

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

miércoles, 5 de marzo de 2025

 

Escribir, leer, ser. (19)

 

                                                             Lo mejor es creer que pasó todo como debía.

Y al final me queda una sola certeza: haber vivido.

José Emilio Pacheco.

                                           Todos nosotros, o casi todos los humanos de pronto creemos que lo que hemos vivido se hubiera podido hacer de alguna mejor manera, o al menos diferente de lo que hicimos. Estamos muchas veces pensando en eso que ya pasó, en eso que ya se fue y el por qué eso mismo no lo hicimos de tal o cual forma. La realidad es otra, es mucho más fácil de comprender que solo lo que hemos hecho, es lo que debíamos hacer. La realidad es caleidoscópica, y así también es la misión encomendada, aunque la percibamos llena de entuertos siempre es la mente la que tiene la última palabra. Me encanta cuando alguien por ahí me recuerda que el hubiera no existe y que la vida que hemos vivido es esa escuela vital que nos acompaña día a día, lo mejor que nos trae (y nos ha traído) son enseñanzas para continuar.

Ahora que hablaremos un tanto de la sanidad como uno de los principios de vida, nos podemos aclarar que todo lo planeado en cada día de vida siempre tiene sentido, mas cada día habremos de aceptar que eso no se da tal cual es pensado. Los asuntos inesperados a los jóvenes de hoy día, me dan la impresión que se les dan mejor, agilizan lo que hay que solucionar a ese respecto, su vida es más dinámica, en la juventud se dejan entrar más fácil los cambios. En lo personal no los viví así, mucho he aprendido de los jóvenes que me rodean.

He tenido la costumbre desde hace muchos años ha, de llevar una pequeña libretita en mi bolso de mano (aunque a veces me ocupa lugar de más, porque no soy muy afecta a los bolsos grandes) es seguro que de pronto sirve mucho, observo cosas y situaciones que bien valen la pena, y hay que anotarlas.

Lo hago con gusto y a veces muy rápido para explayarme luego en casa, en mis libretas personales. Con el paso de los años me ha sido mucho más útil ya que no siempre es posible recordar todo y estas cosas relevantes se hacen interesantes.

                                Espero que estas secciones de los tópicos de los colores estén siendo disfrutadas y con esa esperanza me animo y continúo. Ahora entraremos a los ámbitos de los verdes, los tonos esperanzadores siempre. Antes, me es menester decir que no importa tampoco si algún color lo encontramos menos presente en nuestra vida con las virtudes mencionadas, porque volvemos a recordar que nunca es tarde para ampliar lo que queramos saber mejor, e irlo averiguando.  El asunto de los colores es tan solo para gozar lo que se ha descubierto: que tienen una dimensión energética que a fin de cuentas es luz, que podemos hacer llegar a nosotros con tan solo poner tal o cual color en la mente.

La parte que nos llega para comentar ahora, es la parte del vivir sano. Así como hemos dicho que la pureza nunca puede ser total (porque ninguna actitud puede serlo con la misma constancia, es la consciencia la que nos va abriendo a esas posibilidades) así también podemos ver que es muy sano considerar que lo que hemos vivido es pleno, no olvidemos que ha sido dictado por el sano camino conjunto de la percepción/intuición/razón.

José Emilio Pacheco, el escritor mexicano cuando escribió la frase que nos da inicio por aquí en el texto actual, seguro se llenó de paz, porque ya veremos más adelante qué significa esto de tener paz, realmente. Este escritor nos regala la aseveración mencionada: pensar que si hemos vivido (con cualquier coloración que hayamos tenido) la vida ha sido plena, porque la plenitud tampoco es una sola ni es constante, habrase de dar con postulados muy particulares.

Los coloridos en nosotros (estando en lo anímico) se pueden comparar con la salud: nadie la podemos tener igual. En casa, desde mi abuela materna hay migrañas en las mujeres (y se habló en su momento de como ella se las atendía y atenuaba) luego las tuvo mi madre con sus modos y variantes de tratamientos, luego las padecí yo misma, y hoy dia las padece mi hija. Todas en nuestra familia, son migrañas de origen hormonal, de eso no hay duda alguna y cada generación las vivió y vive distinto.

Es así, que nos toca adentrarnos al color de la Sanidad:

Verde.

El color verde es la combinación de los dos colores primarios: azul y amarillo.

De entrada, es voluntad/principio y sabiduría. Qué bello es poder observar esas palabras asociadas a estas energías. Así, Montse Osuna nos dice: hay que considerar lo sano como una conexión personal con nuestro eje profundo, ya que por una parte el ser físico que es como la columna vertebral de todo y la parte central de la mente que es el cerebro es la que apunta a los pensamientos, que son más movidos y nunca menos importantes. Esta combinación en la dinámica de vivir: es única. (paraf.)

Todos los seres vivos estamos generalmente en máxima alerta. Es algo que se da sin mucha conciencia, aunque para algunos eso se puede dar con una claridad de consciencia. Esto tiene mucho que ver de la apertura de la misma. El verde nos puede ayudar a tener una atención especial y cuando miramos todo lo natural que nos rodea que tiene ese colorido, es seguro que conectemos de inmediato. Hay países que pasan tantos meses bajo la nieve, que los seres humanos ahí se pueden deprimir.

La superación de momentos adversos es proclive a hablar de que hay un equilibrio mental. ¿Qué hay que cuidar en la sanidad? Ante todo, la mente. Nadie que se quede atorado en dolencias, malos pensares o peor aún malas actitudes, va a avanzar y peor aún, afectará a la parte física.

Las controversias que podríamos vivir son como muertes simbólicas de nuestro ser. Solucionar los contratiempos no es un juego de azar, así que nos pasamos la existencia superando estas pseudomuertes, que a veces son más fuertes que lo que podemos esperar. Las podemos tener en lo físico accidentes y enfermedades, Así como en lo mental que son variaciones del pensamiento lógico.

Somos seres vivos capaces de sortear y transmutar todo lo que nos afecta para llegar siempre a planicies de sanidad, las podemos detectar y saber cómo acceder a ellas cuando sea inminente el momento necesario.

Sentir que vivimos en un estado de impermanencia es muy sano, ¿Cómo negar que nada es permanente? Eso es imposible, cuesta, pero apela a nuestra sanidad mental.

Los valores que hay que tener presentes para una sanidad más activa son:

La codicia, apego en demasía a las cosas. Hay que soltar. Cuando la vida misma nos obliga a hacerlo, hay que pensar que algo muy especial nos está pidiendo para aprender.

El juzgar. Tener ese cuidado de no pensar de más respecto a lo que otros seres cercanos o lejanos son o hacen, a menos que concretamente nos pidan opinión.

La intuición. Dejar que la primera respuesta nos de claridad. Esto es, saber que no hay que dar demasiadas vueltas al asunto.

La mente sana. Tener claro que, aunque la mente nunca para de tener pensamientos, hay que saber dirigirlos. Enfocar en el estar en lo que estamos.

El buen dormir. Todos tenemos nuestra dotación de sueño necesaria y si eso no se cuida, puede afectar a todo el ser.

La pereza. Averiguar porque a veces tenemos menos motivación de realizar lo que nos corresponde o lo que amamos hacer, lo posponemos.

El sufrimiento. Toda adversidad es superable, si no podemos solos, siempre pedir ayuda.

El contentamiento. La actitud constante de alegría nos puede alejar de muchos males.

La evolución. Todo está cambiando, no temer a esto, mejor al contrario es saberlo claramente para una mejor adaptación.

Se puede vivir el cielo en la tierra, todo depende de cada uno de nosotros.

Todos los placeres son buenos y no hay ninguno desdeñable, mas lo importante es saber cuándo nos corresponde vivirlo y el porqué. No todo lo placentero es para todo Dios.

No todos estamos diseñados para gozar de la misma manera.

Cuando la actriz puertorriqueña Natalie Wood se cayó de un yate y perdió la vida, nadie podría haberse imaginado a la bella mujer que dio vida al musical West side Story (el musical que la glorificó) que pudiendo estar sobria, estaba alcoholizada, que pudiendo gozar del paseo hermoso además de lujoso, pues no estaba en eso, ¿en dónde estaba su mente, en su condición tal vez ¿ingenua?. Cayó en una situación que la llevo literalmente a tirar por la borda una vida de éxito. Así mismo nos podríamos preguntar por nuestra sanidad. El suicidio que puede prevenirse, no siempre es así. A veces el suicidio es silencioso y hasta puede ser involuntario como es este caso se presume.

¿Qué es el éxito para cada uno de nosotros?

Nadie podría responder lo mismo, aunque las respuestas fueran parecidas, cada quien tenemos nuestras premisas personales. Cuando Juanita Castro Ruz le preguntaba con insistencia a su hermano Fidel porque se ejecutaba a tanta gente inocente cuando se instituyo la Revolución Cubana en los mediados del siglo pasado, habríamos de pensar en lo ilógico de una percepción tan diferente para dos hermanos que se respetaban, se querían y que se admiraban mutuamente. Sus principios y fueros internos discrepaban, también lo supimos más tarde. Aceptar esto para aprender a estar callados cuando así se requiera es una virtud y para aprender a hablar en el momento justo, es otro don. Yo en lo personal no lo tengo. De pronto cuestiono a la gente para procurar mejores situaciones de vida en cualquier ámbito, esto no siempre da los resultados que podríamos esperar.

Vivir es en sí mismo es un acto de curación, porque la vida nos permite renovarnos cada día y reconquistarnos a nosotros mismos. (Paraf. Amiel).

Como individuos somos mortales y esto es la más genuino que podríamos pensar como parte de las situaciones que compartimos. Dice Amiel:

-El individuo es mortal, antes de morir debe por consiguiente extraer la moral de su existencia y sacar de sus experiencias individuales todo lo mejor y más útil para ofrecerlo a los otros y a sus sucesores-.

¿Qué es Juzgar? ¿Así con mayúscula? Es un verbo que podríamos eliminar de nuestras vidas, pero es muy difícil. A veces las propuestas para lograr mejoras en la vida, se toman como algo negativo. Es muy delgada la línea que divide lo que se juzga de lo que se toma para proponer mejoras. A veces, creo que no somos nadie para proponer y más aún cuando los demás no están preparados para aceptar.

El color verde es Vida en todas sus acepciones. Eso se nos propone y así podríamos pensar en cuanto lo llevamos a la mente y tenemos ese sentimiento de encanto que puede darnos. Mirar hacia los campos verdes que nos rodean y si no es posible al natural, mirarlos en las pantallas que ya imperan en la primera línea de la vida actual. De niña, cuando muchas veces miré las estrellas en el amplio firmamento de las madrugadas al salir a cazar patos en las cercanías de Celestún, ese azul me invadía toda. Las chalanas avanzaban rozando sobre pequeños matorrales amarillentos y rojizos debajo del agua poco profunda de la ciénaga, la mente volaba pensando que llegaría la luz matinal, y los verdes del estero serían los que aparecerían, esa costa cercana que al amanecer nos rodearía. Los tíos, mi padre mismo nunca imaginó lo que nos estaban regalando con esas salidas a la naturaleza.  Ese azul profundo de la bóveda celeste limpia y estrellada era un enorme gozo. Cuando las salidas eran en las mañanas frescas muy tempraneras, íbamos a cazar codorniz en los lares de los henequenales yucatecos, sentíamos esos verdores sanadores.

Nada más sano que observar una flor… y nos dice Gerard de Nerval:

-Toda flor, es como un alma que florece en la naturaleza-. (Continuará).