Escribir, leer, ser. (20)
No entrar en el juego de nadie, eso es
saber preservar La Paz. MJ
En lo personal, creo que todas las veces que se escriba la palabra Paz
merece ser con mayúscula. Es un concepto tan hermoso y que forma parte de
nosotros como seres humanos (claramente la antropología ha dicho que somos
pacíficos por naturaleza, si otras cosas se dan, es porque se pierde la
armonía). No siempre lo tenemos presente y sí con bastante frecuencia entramos
en desarmonías. Mas nos valdría conocer bien todo lo que implica La Paz. Aportar
para el bien común, es en parte preguntar ¿Qué nos significa Estar en Paz?
¿Qué es y cómo la podemos entender mejor? Ahora que nuestra ciudad se ha hecho
mucho más concurrida, sin duda alguna hay momentos en que sentimos que algo
hemos perdido y mucho mas lo sentimos los que hemos nacido aquí, más bien se
nos pide fortalecer lo que sí somos y tener claro que si nos diversificamos en
la vida conjunta es parte de un devenir. Habremos de encontrar las partes
positivas. Primeramente, habremos de
cultivar esa paz milenaria que nos caracteriza como habitantes del Mayab,
transmitir a los seres humanos que llegan, ese espíritu, y ante los aceleres
lograr paciencia. Es en los entornos externos cuando se manifiesta lo que
cultivamos en los entornos internos. Aunque cambie la dinámica del medio
compartido, no cambia en esencia.
Estar atentos a no involucrarnos de más en los asuntos
que no nos corresponden. ¿Qué nos da el espacio para una paz profunda? Saber que el cambio se adapta en el día a día.
Estar listos para poner en paz los asuntos que sí nos son personales y
necesarios. Ese aprender a deslindar y ser seres con discernimiento consciente
se ha de reflejar primero en los pensamientos y luego en los modos. No es nada
fácil para la mayoría de las personas llegar a sitios nuevos y pasar por el
proceso de adaptación, cuando hay irritabilidad es necesario tomar cartas en
los asuntos. Esto mismo es como dejar en claro que los juegos que todos jugamos
no se dan de la misma manera.
No podemos caer en
lo que es asunto de otros. Un ejemplo muy claro es cuando somos abuelos. Los
hijos tienen sus modos de llevar la vida de padres de familia que han asumido y
nosotros somos más bien espectadores, aun cuando comenten situaciones de sus
propios hijos, hay que saber hasta dónde opinar.
Este texto dedicado a la Paz será muy disfrutado. Esta
palabra me ha llevado años comprender y asentar en mi propia vida, he aprendido
a percibirla como por capas y etapas y la dimensión de todas las variantes es
enorme. La Paz, no es calma nada más. Conlleva velar por la serenidad interior
con atención.
El dia que comprendí que la paz está asociada al color
naranja, fue un dia clave para mí. Había venido creyendo toda mi vida que el
color que se asocia a lo pacifico era de tonos más cercanos a cualquiera de las
variedades de los conocidos como colores pastel. ¿Quién puede pensar de pronto
que la parte que adosamos cada día para sentirnos tranquilos en la vida podría
representarse mediante un color tan vivo, como lo es el naranja?
El diccionario nos dice: -Situación de armonía-. Es la
Paz.
La armonía solo se logra con trabajo interior diligente,
es una fuerza que se labra y por eso es tan fuerte el color que la representa. Dentro
de todos los hechos encomendados en el día a día, lo importante es ser fuertes,
tener claridad, metas.
A veces creemos que solo está situado el concepto con la
ausencia de guerra. Guerras personales en las que puede haber núcleos de Paz,
ya que las belicosidades son solo desarmonías, están en nuestras manos. Las
guerras impuestas son las más feroces, las más difíciles, esas que vienen de
fuera. Lo hemos visto en la condición de las naciones del mundo y ni se diga en
estos tiempos que vivimos.
Mas nos valdría comenzar a profundizar en ese sentido de
la Paz…porque si la llevamos con nosotros mismos, es seguro que la podremos
irradiar.
Evitar el conflicto a veces es imposible, es por eso que
es importante saber cómo potenciar los valores pacíficos en momentos clave,
dentro del mismo remolino, la actitud cuenta mucho.
Pues bien hemos llegado al penúltimo de los colores que
analizaremos.
Naranja.
Según nos dice Montse Osuna la primera palabra asociada
al color naranja es: Provisión. Tiene relación con el aspecto pacifico de la
vida el poder dar a nuestra existencia todo lo que necesita y le podemos
proveer. Si no percibimos cuándo y cómo llega lo desarmónico pues es muy
difícil saber el camino para transformar.
La composición de este color es la unión de dos colores
primarios: El amarillo y el rojo. Es decir, tiene una parte sabia y otra parte
emotiva. También es considerado un color secundario junto con el verde y el
violeta. Es un color determinante en su fuerza natural.
Podemos decir que una de las entradas más seguras a la
Paz, es lograr emociones sabias. Para esto habremos de conocer como lo emotivo
funciona en uno mismo.
Esto, no es cuestión de prevenirnos y dejar de sentir
emociones con naturalidad, más bien lo bello de todo esto, es entender siendo
observadores y dar con la parte propositiva, como parte de la sabiduría en las
actitudes. La emoción llega y nos
sobrecoge… ¡nunca pregunta si puede entrar!, por lo que lo sabio es detectarla
y preguntarle ¿Qué quieres? Cuál es el fin y propósito en el momento en que
aparece.
Habremos de permitirnos observar lo que se siente. Creer
que haciéndolo nos veremos vulnerables, es un error, observantes de nuestros
sentimientos nos fortalece. Los postulados culturales nos han hecho creer que
observar lo que sentimos, no es lo mejor. A veces sentimientos nobles se
esconden porque se piensa que son pura y dura debilidad. Peor si estamos
hablando de varones, que a veces se les exige ser fuertes como robles cuando
sabemos que son tan vulnerables como cualquier ser. Si lloramos, si reímos, si
sentimos miedo, estamos dándonos la oportunidad de saber que estamos vivos,
solo hay que saber qué hacer con esas emociones en el momento preciso y darles
el curso sano.
Vivimos en vibración constante y lo que sentimos tiene siempre
una razón muy válida. Lo contrario a la paz es la violencia. Violentar es resolver con el parte orgánico/instintiva
dejando fuera la parte mental que es decisiva y aunque puede ser más tardada,
resuelve mejor.
Cuando el amor a lo que nos rodea se da libre y sin temores,
nos queda claro que la vulnerabilidad puede estar cerca y no hay que temer, hay
que saber observar.
En el caso de cualquier tipo de amor (filial, de pareja o
incondicional) siempre ha de estar presente la Paz. Si sabemos entender la
sabiduría inmersa en ese sentimiento, estaremos dando un gran aporte en lo
emotivo.
En el universo está presente todo lo que necesitamos para vivir,
comenzando con el Dios mismo en el que creemos.
De ahí, percibimos como estamos en el medio en el que nacimos
o al que hemos llegado por cambios necesarios y es ahí donde daremos ese
equilibrio tan deseado. Ahí mismo en donde habitamos tenemos todo, aunque a
veces las falacias mentales nos hagan creer otras cosas. Lo que necesitamos
llega y si no lo sentimos así es porque tal vez no es tan necesario como
creemos. Si exigimos, se desdobla el miedo de obtener o no obtener. Es por eso
mismo que el Zen claramente nos dice: Cuidado con desear desordenadamente, enfoquémonos
en el saber elegir.
Somos merecedores de todo. Lo que apela en la provisión
de cada ser está dentro de ese mismo ser. No se desea lo externo en sí mismo
sino porque tiene una razón y función de ser en nosotros. ¿De qué le sirve a un
niño una laptop si no está en el momento de necesitarla? dándosela a
destiempo solo le ayudará a estar en distorsión. El asunto no estriba en que si
se puede o no comprar… porque estaremos propiciando la actitud de que uno
compra porque tiene los medios y no porque lo adquirido sea en realidad algo
que implemente para hacernos mejores personas. El peor desequilibrio es creer
que necesitamos lo que no nos corresponde. Si nos ponemos claros, podemos ver
que ese es el mecanismo de las guerras en el mundo, unos creen necesitar lo que
no les corresponde en realidad y distorsionan el orden total. El ansia de poder
es una distorsión de las más graves.
Las acciones humanas: Pensar/ Sentir/Actuar, conlleva un
orden, una armonía.
Si estamos en Paz, proporcionamos felicidad. La felicidad
puede ser natural o consensuada y pensada.
Cuando sentimos carencias es porque estamos en parte
distorsionando la realidad. Cada ser
tiene lo que necesita y si se quiere mejorar la situación de vida, ¡muy válido!
mas es harina de otro costal. Los cambios conllevan implícita una nueva
responsabilidad. Es normal querer tener
mejoras en lo que vivimos. Creer en lo profundo del ser que hay cosas que hacen
falta es lo normal, mas si no hay conciencia de lo que esto implica
responsablemente, lo único que hacemos es alejarlas.
El suministro sano existe. Se escucha hoy día que hay gente que acumula
cosas, un aspecto de esto se conoce como el síndrome de Diógenes. A veces no es creíble, pero esto es algo que
se da ahora mismo y es más común de lo que imaginamos.
La Biblia lo dice claro: -Pide y se te dará-. Porque
pedir no es lo erróneo, sino pedir lo que no nos corresponde si puede serlo.
Cuando se enriquece el mundo interior del ser, las
demandas de la vida varían, se hacen más lógicas, llevaderas y menos exigentes.
A veces hay personalidades que sienten que se merecen tal
o cual asunto, cosa o situación. Esto puede ser falaz. La verdadera necesidad
es provista con más naturalidad de lo que nos imaginamos y los que creemos y
practicamos la religión católica bien sabemos el valor y sentido de la
Providencia, es decir sabemos que Dios nos provee, y no es un asunto que
dé en lo físico, sino que se refiere a que, con el equilibrio logrado,
se dan las condiciones para tener todo lo que tenemos que vivir.
Los excesos del mundo actual no son nada sanos. El mundo
por ahí mismo se empezó a confundir. Cuando la agricultura se dio, había excedentes
y se crearon los graneros que con diligencia preservaron las cosechas, los
granos se distribuyeron para mejora de todos. En cuanto empezó el
acaparamiento, las cosas se desbalancearon.
El temor de las
grandes naciones hoy dia se da y manifiesta en función de abarcar tierras de
otras naciones. Hay temor a la escasez, misma que con orden no se daría.
¿Qué sucede con los pensares? ¿Como están determinados
por la cultura en la que ha nacido cada individuo? ¿cómo se dan las exigencias?
Como una situación de manda y demanda. Como cuando las personas pueden
argumentar que es lo que deben tener, antes de averiguar si es un
sentimiento genuino o falaz.
Es así que el color Naranja nos atempera las necesidades
y nos ayuda a proveernos de lo que sí necesitamos, así es como se pinta
de naranja la Paz. Es como la fuerza de Dios. Varias tradiciones religiosas
utilizan el naranja como un color de fuerza dentro de las creencias.
En la realidad hay muchísimas personas con deudas
materiales, las mas de las veces estas son absurdas. El sistema de vida actual
nos hace creer que necesitamos más y más. No siempre es fácil cuando lo que se obtiene crea
deuda, es seguro que rompa con la Paz.
Dar y recibir son verbos asociados a la Paz.
Habría que revalorar el acto de dar con generosidad, cuando no se espera
nada a cambio. Cuando das a manos llenas, la vida te regresa el doble. De niña,
nosotros no teníamos casa en la playa y recibíamos generosamente una invitación
veraniega con primos, al Rancho Uaynitun. Eso me legó una enseñanza invaluable
de cómo alguien puede dar, sin más. Mis tíos nos recibían como si fueranos sus
propios hijos. A mis hermanos, a mí.
Adoptados en el verano como hijos por parte de personas
tan amables, tíos que ni siquiera eran hermanos de nuestros padres, fuimos muy
felices. Mas adelante este recuerdo me motivó a escribir un texto a la prima
con quien tanto compartí, ya que de pronto enfermó y supe que se iba. Lo
escribí porque sentí que se cerró una etapa y para decirle lo feliz que fui en
esa infancia que vivimos como hermanas. un texto que puede ser leído en mi blog
personal, se llama -Uaymitun 7(siete) días-. (Continuará).
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