jueves, 29 de mayo de 2025

 

Día a día, es el reto (11)

                                                Hace más de treinta años, que la gente dejó de ver.

Frase de un fotógrafo europeo.

 

                                            Lamenté mucho, cuando me volví a topar con esta frase de un fotógrafo europeo, de que no había apuntado el nombre, porque se me hizo muy raro que eso se me pasara por alto. Tengo claro el valor de ser cuidadosos con las referencias de textos. Por ninguna parte de los escritos en revisión deje constancia de quien dijo esas palabras tan ciertas, seguro una vez más me comieron las prisas, ¿Será que es un mal de toda época? ¿O tan solo de la nuestra? Tengo momentos en los que llego a sentir que más que observar, apenas y veo. La vida se pasa rápido, y aun organizada no siempre nos lleva por los caminos pensados: puede mas la realidad. Al tomar las cosas que nos rodean como las motivaciones certeras (asunto que a veces nos negamos a nosotros mismos, tal vez por distracción) vendría bien hacerlo antes de que dejemos de ver claro, tanto en lo físico y mucho mas con el alma. Lograr ese influjo realista del día a día, podría ser como un blindaje de decepciones. Creo que los jóvenes de hoy ya lo han percibido mejor, ven diferente y eso me encanta. Las prisas a todos nos pueden ganar la partida. Tal vez más adelante encuentre al autor de esta frase con la que entro al presente texto, misma que retumba de varias maneras en mí. Tiene que ver con los intereses reales que nos ocupan, nuestro interior. La frase no deja de ser muy significativa en su centro: ver..., es algo de lo que muchos nos hemos olvidado. Ya tan solo queremos resolver, con demasiada premura como si solo eso fuese el reto.  La vida que es mas portadora de bienes etéreos, se nos puede quedar rezagada. Fortalecernos de dentro hacia afuera conlleva saber ver mejor.  Tal vez sea diferente cuando de implicaciones menores se trate, la mayoría de las personas las resolvemos muy parecido, aun así, habremos de tener en buen concepto la atención, como el fin de nuestra acción y que no queden cabos sueltos.   Cuando he dado clases de pintura a niños, me he esmerado en el gozo del trazo muy personal, les sentaba a cierta distancia, para tener espacio. Ver mas la hoja blanca.

No estar viendo el dibujo del de junto, es un principio de arte. Sabemos que el niño aprende imitando, tal vez lo que lleva en mente y así es importante darle las herramientas para que bucee en su interior.

 Es lo mental lo que hay que resguardar, para que la realidad se nos dé más objetiva. En estos dias escuche a un psiquiatra en la TV, me encanto como lo diferenció: -lo que es la acción mental nos puede llevar y traer, la realidad está ahí y es más concreta para nosotros-. (Paraf.). Luego nos preguntamos ¿porque nos llegamos sentir con deshallo? esto se responde muy fácil: -Porque la serena acción está en nosotros, viendo-. A los niños que han pintado conmigo les enfatizo que nada es más valioso que la propuesta personal, y siempre al terminar el trabajo, hemos gozamos todos juntos observando.

 En clases de arte a veces solo sería permitido imitar (es un pensamiento personal) para conocer mejor y practicar las técnicas, como me imagino pasa también en muchos ámbitos profesionales. Lo técnico sí que es bueno que esté mascado, pero cuidado con hacer uso de eso, sin el toque personal. Hemos visto a lo largo de los años como se falsifica el arte en cualquier ámbito o lugar del orbe, y que en pleno siglo XXl esto ocurre mucho más de lo que nos imaginamos. Hacer lo que hace el otro, ¿Qué puede dejar de bueno? Es comidilla actual que las gentes que ni crean estilo y mucho menos saben sacar en claro las propuestas propias.  Se afloja el flujo de la vida cuando lo de uno mismo se rezaga. Algunas veces se puede uno inspirar de lo que hizo otra persona, y darle un toque personal a lo que hacemos, eso sí, ya es harina de otro costal. Hacer lo que más amamos y tenerlo como una actividad asertiva, no siempre es lo más motivante porque el mundo nos ha hecho creer que si no competimos, no vivimos. Llenar tiempos… ¿en espera tal vez de que tan solo la vida pase? La vida, es claro que seguirá pasando, y si no es bien vista, se disminuye el gozo. Si este valioso pensamiento de Einstein lo hiciéramos nuestro, otro gallo nos cantara: -saber la relatividad del asunto temporal-. Vivir no es un cajón para guardar recuerdos, sino es una acción para hacer del día el modo propositivo. Si la comprensión de lo relativo lo aplicamos bien, podríamos estar menos ocupados en una temporalidad que en realidad se nos ha entregado para hacer de ella una verdadera aliada y no solo una dimensión para hacernos más dura e insoportable la vivencia. Cuando saludo a alguien a veces le digo - ¡Que ventura, estamos viviendo un día más! -  y la persona me contesta que, ¡es un día menos…también! Esa combinación de realismo y esperanza es muy valiosa. Me queda claro que no hay ser humano que con conciencia o sin ella lleva en el ADN el saber qué la vida es aliada y eso por su peso cae en ámbitos creativos.  Por otro lado, si nos damos un respiro de profundo agradecimiento y volvemos a ver con más detenimiento, al percibir la realidad del aire matinal, tener claro ese rayo de sol diminuto que se cuela por los resquicios de un cristal, la lagartija que habita en nuestra ventana y a diario amanece moviendo la cabeza. Ahora ya sé que lo hacen para decir algo así como: -aquí estoy-.

Decirnos a nosotros mismos, que -aquí estamos-. Es genial cuando nos percatamos de que tan grande regalo es la vida del día a día, sin más.

                                                                     Ahora entramos a las revisiones de la libreta numero 80 (ochenta).

Era el año 2009. Ya con la partida de mi madre que había estado varios años en cama, se cerraba la etapa de esa parte de la familia. Es todo un asunto maravilloso tener en mente lo que se comparte directamente con los padres. La casa paterna se tenía que desmantelar y vender y nosotros hacernos de las fuerzas necesarias para esa tarea. Mis hijos, que quisieron mucho a sus abuelos, a la hora del cierre estuvieron muy presentes y dando pie en ayuda a que todo fluyera con bien. Los bienes materiales son importantes y más cuando han pasado toda una vida cerca de uno, aun así, han de tomar diversos caminos, algunos se van a la beneficencia y otros se quedan, como en nuestro caso, con la impronta del diseño de mi padre. Tomaron un cariz estupendo entre nosotros, los tres hijos. Cada quien decidió que le gustaba más y lo hicimos equitativamente, para ver entrar a nuestras casas esos diseños que a fin de cuentas han resultado atemporales. Las maderas que elegia casi siempre veteadas, dándoles acabados mate. Así habríamos de conservar ese toque de vida que creó y que nos dejó.

A la moda o no, el mueble a veces importa por el diseño y lo que vemos en él.  

 En nuestro caso mi padre en esos objetos dejó parte de sí mismo. Hacía algunos años que se había ido y nos dábamos cuenta como es que pone punto final a una época. Mi madre ya en la eternidad, todo tomaría un cariz de sabia manera de ver, nueva mirada. Ver con ojos renovados.

En lo personal no soy muy afecta a las despedidas multitudinarias de los velorios, y gracias a Dios al de mi madre fue la gente de familia que aún estaba lucida.

 También estuvieron las personas que realmente le apreciaron. Nos despedimos de ella en paz y gracia de Dios, para notar quienes en verdad sintieron esa partida. Sus cenizas fueron depositadas en la cripta del centro del altar mayor de la Iglesia construida por su abuelo en el siglo pasado, por los rumbos del centro de la ciudad.  

No puedo dejar de comentar que, en lo personal, cuando mi madre se fue, en el centro del cuerpo se me creó como un vacío, y me duró varios meses. Era como si su ausencia la sintiera como un hueco en el estómago, aun cuando en la mente me quedaba claro todo. Exacto como nos pasa cuando dejamos de ver al ser humano que quisimos mucho y por razones terrenales se alejó. De algunas de estas personas podríamos decir: perviven en nosotros.

 Había descansado en paz mi madre. A sus 88 (ochenta y ocho) años vividos, siempre muy a su manera, el recuento se da. Aceptó un matrimonio arreglado a edad no convencional (mis padres se casaron ya grandes) y siendo una persona de carácter fuerte, logró las encomiendas a la vida tal cual las percibió. Educación bien llevada, es sinónimo de vida más plena. Para las generaciones que nos precedieron, es obvio que hay asuntos en los que, si discrepamos, también habremos de entender que cada época marca posturas. El comedimiento de vida y respetar la situación personal que había creado junto a mi padre, fue como un asunto nada discutible y si bien llevado por los dos. Entre ellos jamás los vi hablar de más, no digo que no hubiera desacuerdos, porque siempre los hay. Tuve unos padres que se respetaron y de los que me siento muy orgullosa, llevaron a buen término el proyecto de vida en pareja.

 Cuando uno elige algo, también viene junto con pegado saber aceptar y ver los inconvenientes que son parte de la realidad. Mis padres perfectamente pudieron haber sido unos solteros felices (como los hay tanto, hoy día) mas hicieron caso de quienes los presentaron entre sí, y así tomar ese camino. El amor en estos casos es diferente, no hay etapa romántica desde la adolescencia, ni situaciones que otras parejas viven. Ahora he oído que hoy día, (en donde el compromiso es condicionado, si es que lo hay) se ponen antes del matrimonio mil consignas, mil asuntos prenupciales. Tal vez funcione mejor, no lo sé.  Cuando nos tiramos al ruedo con el amor en la mano y las ganas de hacer familia, también vienen en ese paquete con fuerza natural los modos de resolver, en ese mismo ruedo aprendemos a solucionar todo lo que es necesario, con carácter claro.

 La vida en pareja, si es a veces un albur. Me encanta que hoy día no todos quieren tomarlo, porque es vocación.

Ya sin los padres presentes en esta tierra, la vida se percibe diferente.

Todo el año 2009 fue muy intenso. Cerrar ese ciclo me costó y tuve que hacerlo de a poco.

¿Quién me había dicho a mí que yo era persona para cerrar o cambiar ideas paradigmáticas que no quería cerca de mi vida?, no lo sé.  Así lo percibía. Había muchas cosas que dentro de mi latían con un corazón que se renovaba, algo así como agua hirviendo y que yo quería enfriar con mas conocimientos. Logre cada dia una vida en sentido meditativo y creo que la paz fue asentándose como manta mojada. No todo lo da el aprendizaje intelectual, la vida también es cultura de modos de hacer, ver y comprender.

Ejercitar moderadamente el acierto de los cambios y no llevarlos a cabo por mero prurito de que cambiar. Toda mi vida he creído en los cambios, pero he aprendido a detectar cuando en verdad son necesarios y cuando son el espejismo de lo que el mundo nos quiere vender.

El día bien vivido lleva el signo de una fluidez, que se puede ver.

Por estos días, tuvimos la ventura de conocer a una señora adulta mayor que contactó a mi marido después de la expo de esculturas de Proust. Llegó a nosotros por la puerta estrecha y venturosa del arte. Habiendo asistido a la exposición unos dias después de inaugurada, ella también era lectora asidua y seguidora del autor. Quería saludar al escultor, pero mas bien tener un tet a tet con el tema de Proust. Hicimos la cita para vernos en su pequeña casa por el rumbo de la Iglesia de Itzimná, situada en un pequeño fraccionamiento.  Llegar a su casa fue literal: entrar a una tacita de te bien pulida. Mujer culta y educadísima, amena a morir y ahí mismo nos enteramos que había trabajado en los hoteles Posadas de México como asesora de la parte humana, y nos recordó que mi padre había diseñado la casa de sus padres, con una cocina que ella disfrutó mucho. Una verdadera experta. Invitó a una de sus hermanas que conocíamos más que a ella, aun así, poco, porque también era mayor que nosotros. Ella sola, había creado una cena de tres tiempos servida con enorme esmero en un ambiente inmejorable.

En la pequeña mesa del ante comedor, cenamos como los mismos ángeles. Gozamos la manera de servir impecable, elegante y hermosa, así como las viandas mas exquisitas. Irene, dejó a mi esposo muy feliz cuando de Proust hablaron sin reparos. Cada uno aporto las otras mil cosas nuevas y detalladas de esa magna obra. Los tiempos aquí ¡no fueron perdidos! y yo me deleité escuchado a los expertos hablar.  Nos dejó muy bien impresionados.  Nos contó de su experiencia de haber tenido un matrimonio fallido, que cuando ya casada su marido le dijo que en realidad era gay, se llevó las manos a la cabeza y pensaron muy bien los dos: habrá que tomar los caminos reales, no los pensados. Llevar las cosas con acierto y educación, dejándose libres para que cada quien hiciera su vida. Ella nunca volvió por los caminos de tener pareja, se dedicó a gozar de la vida, de su jubilación. Que maravilloso es toparse con seres educadísimos y que saben dar lo que tienen para compartir. Se siente algo así como… ¿si se nos acomodara el alma al cuerpo de diferente manera? sacándonos de la vida común y corriente y sabiendo que, en esta vida, hay seres que nos iluminan nuevos caminos. Mi esposo y yo más adelante expusimos otras obras en la Galería de la ciudad, y ella llegó al recinto inaugural con un hermoso ramo de rosas amarillas. ¡Saber ver! (Continuará).

 

 

 

 

 

 

viernes, 23 de mayo de 2025

 

Día a día, es el reto. (10)

                                                      Nunca desdeñar ningún desencanto de la vida. Eso mismo que percibimos de pronto como un revés, es en realidad la tierra de cultivo más prometedora. MJ

                                             

                                                       Cuando comencé la relectura de la libreta numero 79 (setenta y nueve) de los diarios personales, me daba la impresión de que todo lo que había escrito venía siendo un buen experimento de vida, de escritura. No podía decir que había seguido una relación de temas en sentido determinado, y eso era claro porque lo que trae el día a día es variado. No me propuse la prevalencia de seguir algunos tópicos concretos. Con el paso de los años más y más claro me ha quedado lo importante que es todo lo vivido. Es la edad adulta un reducto de acomodos, cuando nos quedan claras las aguas que siendo movedizas se serenan, aun lo que se considera que llega inoportuno o fuera de lugar.  Me daba cuenta que había logrado algo que me hacía muy feliz: que cada día cuando me he sentado a escribir (no lo he hecho siempre a diario) me estaba dando el mejor regalo de vida. Nunca imaginé que nadie en particular leyese esto, y si pensé que era una buena idea dejarlo a mis descendientes para que supieran un poco más de nosotros como grupo familiar.

                                               El asunto de las relaciones humanas me sobrecoge. Por principio, siempre ha sido así en mi vida. Tenía el tema del comportamiento humano y de todo lo relacionado al humanismo, como algo muy interesante de entender y estudiar durante toda mi vida. Las lecturas iban y van por ese camino. Independientemente de las de la profesión elegida (que siempre da un cariz especial al pensamiento) en mi caso la antropología, ésta misma me llevó a lecturas complementarias de los temas que en verdad me interesan, ha sido un buen viaje de aprendizajes. Para poder comprender los motivos y razones de los actos humanos, es necesario llevar una línea de conocimiento y el mío fue básicamente en el de las ciencias del hombre, teniendo como base lo antropológico.

¿Qué es lo que motiva a los grupos humanos? es pregunta obligada. ¿Qué es lo que mueve al ser humano para hacer o deshacer en la vida?

 Ha sido así a lo largo de mi vida, ya que, dentro de mí hay un deseo de que cada persona que interactúa en mi vida sea importante en lo que me significa.

He sido una asidua observadora de los comportamientos humanos. Me encanta como se ha estudiado a los bonobos, nuestros primos primates más cercanos y como se han dado cuenta de mil similitudes en las interacciones y modos. Ese notar como las personas en sus luchitas personales de pronto llegan a deshumanizarse.

La mayoría de las veces los objetivos planteados no dan la talla de lo esperado y uno cree que siempre hay deudas del saber y que cuando éstas se concreten podremos llegar a colinas de buen conocimiento. Así pues, entre los planteamientos científicos que jamás he dejado en lecturas de divulgación, más los intereses de la vida del espíritu, así como los aportes de una literatura elegida para el gozo del arte de la escritura, uno se forma y conforma. Por otros lados en lo personal, no podía dejar de lado lo que tanto aprendí de mi padre, que fue la expresión plástica como un asunto personal de lenguaje, un asunto que no solo es pasatiempo, sino que nos da cordura y felicidad al expresar lo interno. De lo que amamos como expresión, no podemos soltarnos jamás. En lo referente a quienes hacemos plástica, bien sabemos que de pronto hay etapas secas y de pronto llegan las inspiraciones que no por ser claras, se logran de la noche a la mañana, siempre hay tiempos y momentos. Todo se va amalgamando en la vida y vamos eligiendo.  Nunca importa si los derroteros tienen sus tiempos y de pronto algo se queda en el camino, aunque haya dado centralidad a un momento en que lo percibimos como para toda la vida, hay proyectos que si se truncan sin remedio.  La sensibilidad humana es muy personal, así como hay personas que gozan con la plástica, otras con la música, también hay personas que disfrutan los intercambios de ideas, y así hay mil motivos para enriquecer la vida misma. Me costó entender que el entretenimiento ahora seria en casa: llegaron las series televisivas. Extrañaba las salidas a las salas de cine. Hoy dia me dejo llevar por las elecciones de los de casa y eso es sabio.

  En estos tiempos, es un hecho que las proyecciones televisivas de las series, llenan las vidas de muchas personas y he de aceptar que es un espectro tan amplio que se proyecta desde lo más refinado, llegando a lo más burdo. Así también la cantidad de temas es infinita.

 Con mi marido y con mi hija he aprendido a disfrutar muchísimo, tenemos discusiones sanas y propositivas al respecto, ya que, en lo muy personal hay algunas comedias que me pueden sacar de quicio, y he venido a comprender que esas mismas banalidades nos pueden relajar, entretener y no pasa nada. Para apreciar esos asuntos de la filmología visual actual, hay que estar con mente abierta. 

En estas épocas pasadas que releo en mis escritos, todos disfrutábamos mucho más, el ir a las salas de cine. No puedo recordar cuando eso se fue del todo de la vida, creo que a muchos congéneres les ha pasado lo mismo, y fue como transicional, entre las casas rentadoras de películas, a las que acudíamos en busca de la cinta para disfrutar y devolver, hasta la aparición de estos sitios de plataforma, que si mal no recuerdo se inauguraron con Netflix y luego llegaron otras propuestas. Se que hay muchas personas que aún se dan el tiempo para acudir a las salas de cine y me parece maravilloso.

La vulgaridad de la vida de pronto se hace muy evidente y no podemos dejar que nos permee con sus agresiones inesperadas, así como esos espacios de banalidad que de pronto se estacionan. Somos cada uno de nosotros quienes habremos de tener la brea y el papel para moldear y dar cauce a un desempeño creativo con más o con menos humanismo.

Cada que abro un cuaderno o libreta nueva y retomo una parte de este recorrido de vida, de revisión y de escribir las vivencias aun hoy día, es un hecho que algo dentro de mi bulle de manera diferente. Como que la esperanza recobra en verdores insospechados y los ímpetus se perciben con nuevos aires.

Una hoja en blanco representa todo un universo. De pronto cuando la tenemos ante los ojos, de momento puede pasmar y de pronto puede ser la más motivadora.

El lienzo para expresar, impoluto en su blancura, es  la posibilidad inédita de poder poner ahí mismo lo que en verdad queremos dejar, sea de escritura, sea de pintura, o de cualquier asunto creativo.

Mi intención ha sido siempre poder llegar a sentir y proponer que lo ordinario sí que puede ser capaz de convertirse en extraordinario, y eso me basta. Es tarea intermitente, sin duda alguna.

 No podríamos pensar, como que en todo momento la vida se logre de maneras completamente armoniosas. Sí creo que, en el quehacer asiduo del día, mucho transforma la experiencia vital general, la calidad de la vida se puede cambiar y la percepción y el saber ver, ni se diga.

Si la vida tiene una parte romántica para todos nosotros, es tarea personal conquistar esos momentos en los que fluimos mejor. Hoy día eso puede ser el romanticismo moderno: puede equipararse con la fluidez. Tal vez mas claramente para unos, menos lucido para otros, pero no deja de estar presente ese sentir de que las cosas van bien, de que somos capaces de percibir con mas fondo.

En lo personal me queda claro que fue mi familia nuclear lo que me dio centralidad. Nunca me vi haciendo de tiempo completo nada que se robara el momento valiosísimo de poder tener una vida ordenada con hijos, marido y acciones personales. Los tiempos para las demás actividades han llegado y se han dado siempre con apoyo de las rutinas, cuando los niños son muy pequeños creemos que jamás terminaremos los asuntos con ellos, luego el tiempo se reorganiza.  De pronto pasan los años y lo que tomo un compás de espera, se retoma, y no pasa nada, creo que a veces sentimos que podemos hacer más de lo que la mente pide, y que no es tan real. Me encanta cuando he leído al escritor portugués y premio nobel José Saramago y en particular su diario personal, como él mismo nos dice: -lo más importante es no estar tan pendientes de lo que nos hace felices, porque no siempre los momentos felices son tan perdurables, sino tener claro en que consiste lo que propicia la armonía de nuestro ritmo vital, de la que nos hace participes los mejores momentos y nos sentimos viviendo la vida, nunca arrastrándola o solucionándola con pesares, tener esa sensación que nos deja la vida como de que estamos preparados para lo que nos demande-.(Paraf.) Saramago, que se casó ya grande, con la periodista que le entrevistó por su obra literaria, vivió la felicidad de la pareja pocos años, muy intensos. Una tarde cualquiera coincidieron con cita prefijada. Cada uno quedó prendado del otro, eran libres y sin importar nada más dieron centralidad a su relación. Quien se enamora de verdad, deja de ver, deja de pensar en tonterías y brinda su vida al otro para hacer las vidas más plenas.

 Hay experiencias que jamás se olvidan, aun en la vida matrimonial que exige mucho más sacrificio y entrega que otros caminos elegidos, en pareja se crece diferente. Pilar y José compartieron pocos años en Lanzarote, los necesarios. Ella, no podía dormir por los relojes caseros y su tic tac, y cada noche los sacaba a un espacio en donde no le molestara el ruido. El se dio cuenta y un día sin más, los detuvo todos. Dejó una hora exacta y la misma en cada uno: las 4:00 PM. Cuando ella lo vio, quedó perpleja, y él le dijo: -No te molestarán más, se han quedado detenidos a la hora exacta en que nos conocimos-. (Paraf.).

A veces vuelve a la mente la pregunta: ¿en qué consiste la creatividad armoniosa en el día a día? No podremos decir de pronto que es algo inalcanzable.

Es muy feroz de pronto la exigencia de las luchitas que nos tocan vivir. Solo dándonos los tiempos y los acuerdos personales es que la vida no nos podría hacer sentir que nos aplasta.

Muchos congéneres tienen más pendiente hacer bien lo que está bien visto, y así sacrificar la buena compañía, los momentos claros y serenos con amigos que nos aprecian de verdad o tan solo estar en lo que más nos agrada. No se vive para estar dando gusto a los grupos en los que se encuentran los espejismos sociales, eso podría llevarnos más a desgastes innecesarios o exigencias muy efímeras. 

En estas épocas en mi relectura aparece que mi marido tomaba clases de francés en la Alianza Francesa. Algunas veces me decía que notaba que era un reducto básicamente de señoras. Aun así, por ser una persona culta y preparada y que había venido haciendo escultura por unos meses, ahí mismo decidió exponer algunas obras. Inspiradas en la obra literaria de Marcel Proust.

 Una tarde ya cercana la fecha, le dije: -haré algunas invitaciones a tu Expo-. Rotundamente (como él actúa a veces) con claridad meridana, por lo que ya conoce del género humano, me dijo: -No por favor. Deja que la Alianza Francesa invite y tal vez nosotros les diremos a algunas personas- En realidad, este tipo de eventos no interesa a todos. La gente va a las expos a exponerse a su vez, a ser vista por los demás. Vivimos a veces como en peceras, en donde lo más importante es ver quien fue a qué lugar (y ni se diga hoy dia con el FB). Comprender la esencia de los actos, de los eventos. Aportaría mas humanidad y menos superficialidad.

Disfrutar del arte, disfrutar su real valía es algo personal y de pronto solo queda para algunos que ya saben esas significancias. Atónita me quedé. Le dije: -Yo voy a convocar, y que quiera ir el que quiera. Si van a ver gente, ese, no es mi problema-

En estos días, leí una frase de Stephan King: -Escribo, para averiguar qué es lo que pienso-. Creo que todos los que hacemos diarios personales hacemos un poco esa averiguación. Y también somos creativos en primera instancia para nosotros mismos, quien lo aprecie, bienvenido. La vida pone todo en su lugar.

En lo personal, siempre quise narrar. Se me dio en la modalidad de diarios personales y lo acepté, en casa todos me han respetado el asunto, me animan siempre a tal grado que hice por una época (cuando mis hijos eran niños) diarios personales para ellos, mismos que ya entregué.

                                                                      En esta época conocí Bacalar, en Quintana Roo. Nos fuimos mi esposo y yo un fin de semana largo y caminamos mucho. Disfrutar de la laguna desde diversas vistas y momentos es grandioso. Visitamos el museo de sitio que es pequeño, pero bien puesto. La plaza, las avenidas que ahí desembocan y más que nada la vegetación que junto con los coloridos de la laguna pueden dar los mejores momentos para observar. En lo personal me gusta mucho nadar, así que me metí varias veces al agua, desde el pequeño muelle que tenía el hotel en el que nos quedamos. Una gloria el agua tan cristalina, limpia, dicen que es de 7 (siete) colores. Espero que siga así, no he regresado. (Continuará).

 

 

                                                          

                                                             

lunes, 19 de mayo de 2025

 

Día a día, es el reto. (9)

 

                                   Reconocer las influencias vivas y buenas que hemos recibido de algunos congéneres, es ser justos con la vida. MJ

 

                                      Según he llegado a comprender en las vivencias observadas, así como también en los caminos estudiados dentro de las concepciones de espiritualidad de los estudiosos y como las proponen, el tiempo que pasamos junto a alguna persona es clave y determinante, aunque también habremos de aceptar que existen las fechas de caducidad. No siempre los seres humanos con los que convivimos permanecen presencialmente, nos queda claro que las etapas se cierran y esto sucede cuando se ha concretado lo necesario que tenemos que hacer con tal o cual persona. Los seres humanos podremos estar, luego irnos y algunas veces volver, otro tanto solo estaremos poco tiempo y si se diera la permanencia, ésta no necesariamente es voluntaria, uno está cerca de alguien cuando no se ha concluido algún intercambio y así crecer.

La persona a quien elegimos como pareja para vivir la vida de familia, es seguro que nos ha dejado enormes influencias. Aunque no todo lo que se piensa en relación a la vida compartida, se da tal cual lo hemos soñado, ya hemos visto que, en estos intercambios, el amor tiene unas posturas únicas y personales, a veces está más presente y otras es tan solo una fuerza cohesiva como opción de procreación y así formar prole y descendencia.  No hay desengaños por sí mismos en las relaciones humanas, todo depende de lo que somos y esperamos, aprender a respetar es básico con el tipo de energía que se nos pide, es un reto.

En lo personal mi marido ha sido así, una gran influencia para mí. Seis años de diferencia de edad no se me había hecho gran cosa durante los más de cuarenta años de convivencia. Con el paso de los años, él me hace ver que no es así, en sí mismo lo reciente ya. A las alturas de la tercera edad (en la que estamos) me dice que: la edad puede pesar. Estamos atentos y hacemos nuestra parte.

 A ambos se nos ayuda a resolver asuntos de la tecnología y la bendición más grande es que nuestra hija que vive con nosotros nos echa esa mano, ya que en eso ambos somos bastante ineptos. Es menester hablar de lo que sentimos y cuando es necesario hacer esfuerzos antes de pedir a los jóvenes (que hoy dia están mucho más ocupados). Adaptarse o morir, diría la misma Antropología.

Las relaciones de pareja se transforman. Al cabo de los años no creo que haya nadie que haya elegido ese tipo de vida, lo pueda negar. Cuando vamos pisando ya las mesetas áridas de la vida adulta, nos damos cuenta que si no transformamos los modos, la vida nos cobra tributos innecesarios. Obviamente la adultez tiene enormes dones y dadivas inesperadas que hay que saber observar, agradecer.

  En el diario personal que releo hoy día, me explayé en darme cuenta y dejar bien sentado: como la vida matrimonial nos transforma. Siempre tener un balance generoso y positivo, es lo ideal. Al principio ese encuentro entre dos familias totalmente diferentes (aunque haya puntos similares en valores) son los modos son los que mandan el juego. Lo que traemos a casa en el matrimonio se amalgama sin duda alguna, mas los pensares de los cuatros padres que están detrás de cada pareja, están presentes.

Ya iba analizando desde las perspectivas del año 2009, y tenía muy clara la idea que quería hacer constar: haber superado etapas de adaptación en todas las áreas de la vida. Logros clarísimos en una propuesta de mejor convivencia, es como echar agua fresca en un día de calor a ese jardín que vemos que tiende a secarse. Hacer del convivir algo fluido, se necesita voluntad. Siempre se ve venir la renovación con las influencias de los hijos.  Los jóvenes empiezan a pisar fuerte, las colinas de una adultez prometedora reciben esas huellas nuevas.

Escribí: -Me queda claro que en este año 2009 llegué a sentir que a pesar de los pesares y tantas cosas recompuestas en el diario vivir y en la vida misma en general, el saldo a favor de las cosas aprendidas, eran y son muy positivas. Las vivencias diferentes son las mejores lecciones, los descubrimientos de lo que somos como entidades humanas únicas, van dejando lo suyo-.

Si hemos vivido entretelones de momentos amargos, siempre habremos de saber que no somos los únicos, y que, si uno ha venido a la vida (y más, si se ha elegido vida de pareja) es importante que las discrepancias se trabajen y nos fortalezcan.

Cuando el paso de los años nos permite conocernos mejor, saber en primera instancia que somos nuestro mejor amigo (a) antes que nada de nosotros mismos, esa claridad nos lleva de la mano para poder ser los mejores amigos de pareja e hijos, si los hay.

Me pueden encantar las decisiones de los jóvenes de hoy, hay tutti frutti: Vidas en soltería, de pareja, pareja con un solo hijo, pareja con más hijos, y todo lo que el espectro nos esté mostrando para poder sortear las dificultades del mundo de hoy, ya mucho más convulso y complicado.

Hacia el año 2009, hubo una fuerza nueva que comencé a sentir dentro de mí. De pronto me detuve: mi vida espiritual basada en caminos que iba adaptando y estudiando, daba el fruto de todo lo aprendido. Mi concepto de Dios dio un giro y se aclaró más y me daba cuenta que también es muy válido que haya personas que dicen no creer en ningún Dios, comprendí ese respeto que se merecen. Llegar a anclar y aclarar al Dios personal y realista no es tarea sencilla, puede tomarse un buen tiempo. ¡La vida entera! No es nada mas adosar conceptos, hay que hacerlo con convencimiento de causa y con apertura de lo que no se puede ver. También habrá quienes hemos tenido la fortuna de que eso se nos propuso desde niños (una creencia) y nos permite avocamos a reforzar esas ideas básicas. En lo personal todo lo que había leído y en las búsquedas de espiritualidades diferentes a mi religión, me estaban dando la apertura de una puerta nueva de visión. No hacer tan radical el pensamiento, pero si hacerlo desde la base real y verdadera de la religión a la que pertenecemos. Saber contrastar y darnos cuenta de los falsos profetas. Estar abiertos a que, con las enseñanzas recibidas podemos crecer en otros conocimientos. Cuando hay personas que a fin de cuentas deciden no creer en ninguna corriente religiosa, aceptar que también es válido no creer, ser asertivos en las tolerancias nos dignifica a todos. Las enseñanzas nos marcan para poder vivir mucho mejor y así limpiar y sacar la mies de la cosecha.

Dios se fue revelando como la presencia de una razón en mí misma. Más adelante aprendí: -no hay buena creencia sin razón clara-. (San Juan Pablo ll lo reiteró) todo se cuadra dentro de uno mismo. Tener en las manos una voluntad que armonice, respetando al otro. Y, no porque nos avoquemos a tener todo cada día más claro, las armonías serán estables, lo armónico uno lo propicia en el día a día. Siempre hay mucho que afinar. Cada domingo que afino mi guitarra para los cantos de la misa, me pregunto ¿habrá necesidad? lo hago y noto como aun estando colgada en su sitio seguro, la guitarra se desafina. Hasta el último día que vivíamos la vida terrenal, estaremos aprendiendo. Cuando quiero más paz, recurro a las oraciones de mi madre, me las legó casi sin percibirlo, las llevo dentro. Son mis mantras más adorados. A Dios se le percibe.

Los conceptos que van a regir la vida nunca son estáticos. Toda la vida habrá manifestaciones de asuntos que nos van a mover el tapete momentáneamente y luego vamos a ser capaces de comprender desde nuevos estadios. Como que uno estuviera ¿en un pajar? Y las ventiscas se llevasen toda la paja suelta, nosotros que tal vez la estuvimos protegiendo asiduamente de los vientos inesperados, nos damos cuenta que en ese pajar… ¡todo se mueve! y la paja que tiene que irse, vuela. Al soplar el viento, la paja que no pertenece es seguro que se vaya, nos viene quedando en la mente lo realmente certero y el camino se dulcifica, se hace más viable y caminable.

Podríamos decir también que hay como un sol interior dentro de cada ser, que con la edad va irradiando el calor necesario para atemperar el alma. El alma es una entidad muy personal. Cuando llegamos a la vida adulta mayor, la quisiéramos lo más fuerte posible, y aunque pretendemos tener claro cuando fue el momento culmen de la vida, tampoco importa tanto. Es seguro que la medianía de la edad nos ha aportado las fuerzas y muchos de los buenos recuerdos ahí mismo se alojan. Aparecen en la mente las personas que ya pasaron a la vida eterna, y hacemos recuento de cuanto nos legaron. Tengo dos primas que fueron como hermanas desde la niñez, que se fueron muy jóvenes, muchas veces vienen a mi mente.

Las cosas que aprendimos de los padres toman asiento y nos vamos dando cuenta que hasta esas ideas terminan por ponerse en su sitio. Las propuestas de los hijos, si los hay.  Los jóvenes que nos rodean, sean hijos biológicos o no, tienen una nueva visión del mundo y hay que dejar que eso se haga presente en la época que vivimos.  En lo personal ya no me preocupo de saber tanto más allá, amo mis libros viejos y leídos, algunos casi vueltos a encuadernar en casa, para ser releídos hoy día. Sí, he de pedir ayuda para las cosas que se complican y lo hago sin reparos de culpabilidad.

Cuando observo los pensamientos de mi nieto de 7(siete) años, me quedo perpleja. Darnos cuenta del mundo que les está tocando vivir a los nuevos críos no debe importunar nuestro ánimo, al contrario, a pesar de las negatividades hay que saber que plantar los buenos sentidos siempre da mejores frutos.   Para eso servirán los lentes de la experiencia, pero más que nada de la observancia, porque los pensadores que mueven los hilos del mundo algunas veces disfrutan con las inestabilidades para hacer de las suyas. Defender lo que creemos sin violencia.

El concepto de amistad va a cambiar sin remedio. Lo he vivido en carne propia y me queda clarísimo que es un concepto con multitud de aristas que hay que considerar. Los amigos que se fundamentaron en épocas privilegiadas están, sea como sea la vida en sus caminos y cambios. Hay que tener en cuenta que en ese sentido las redes han dado su parte, porque podemos estar en contacto no físico con personas que apreciamos muchísimo y sentir ese cariño que no tiene parangón. La valía de amistad real se da en términos de una humanidad que sí sabe valorar lo recibido.

Doy gracias infinitas por las personas que he conocido ya más entrada la vida en la adultez, son a quienes pone el destino para saber que si existen afinidades.

Si hemos vivido desencuentros, es porque hay necesidad de comprender cuando las personas son mas espirituales o son más terrenales. Es en la terrenidad donde se viven más discrepancias, y no pasa nada. Tendremos que dejarnos ser como somos, aunque no nos frecuentemos lo deseado.

Me doy cuenta, como dice una querida amiga odontóloga que vive en la ciudad de México: -a veces las relaciones humanas tienen fecha de caducidad-. Ella y su esposo se han comprado una casa en el centro de la ciudad de Mérida, y vienen con cierta periodicidad en busca del remanso de la provincia. Yo añadiría: -Y, saber llevar a otros estadios las relaciones, después de que caducan las etapas.

 Ella misma ama la historia, ha escrito libros sobre ese tema y mi marido la conoció en un viaje de investigación por esos mismos intereses. Lleva años casada con su marido también odontólogo, a quienes apreciamos mucho y aunque nos conocimos ya adultos, hemos pasado grandes momentos juntos. La vida trae sorpresas: su sobrina es vecina nuestra y muy querida.

A veces, me ha dolido creer en demasía en la amistad. Ahora ya se, que siempre hay amigos tolerantes y a quienes aún sin verlos con constancia se les percibo cercanos. Mas, cuando de pronto llegan personas afines, la vida da un respiro. Dan esperanza en la humanidad.  El corazón que es noble ahí se queda y se quedará hasta el último aliento.

En una ocasión de estos días que releo, fuimos a una cena a casa de unos amigos que conocimos ese año de 2009. Habían venido a vivir a la ciudad porque se les había contratado para trabajar en las haciendas recién restauradas. La señora y yo coincidimos en clases de dibujo en la facultad de arquitectura. Nos convidaron a esa cena con amigos de ellos, otros personajes que venían también del centro de la Republica. Lo que más nos llamó la atención fue que entre ellos había un vínculo irrompible: Se identificaron en la ciudad nueva (Mérida) por haber estudiado en el mismo colegio de CDMX, llamado: -Vistahermosa-. Nosotros nos dimos cuenta que nada teníamos que hacer ahí y por eso mismo estuvimos más agradecimos de la experiencia y haber sido convocados. Fue muy grato pasar ese momento de convivencia tan amable y armoniosa, efímera y muy noble. Ahí fue cuando mi esposo me dijo: -Haz de notar como la gente por sus raíces de nobleza se identifica, es parte del homo sapiens que se cultiva-. (Continuará).

 

miércoles, 7 de mayo de 2025

 

Día a día, es el reto. (8)

                                                            Las luchitas del ser, esos imperativos del día, con naturalidad son parte de nuestra vida o nosotros los proponemos como las acciones que dan la trama del vivir. MJ

                                            Tomaba unos cursos muy interesantes de Cristología que se impartían en casa de una vecina del fraccionamiento en donde vivo, señora piadosa y de gran carácter, quien cedió su terraza una vez a la semana. El Presbítero que se dio a la tarea de ilustrarnos era muy docto en la materia que impartía y nos vino a enseñar a discernir mediante textos escogidos de pensadores y teólogos que nos dieron cuanto fuera necesario para los puntos más importantes de la religión católica. Poco a poco se fueron sumando más y más vecinas y hasta personas de lejos vinieron a escuchar las interesantísimas conferencias del verdadero sentido de Jesús de Nazareth en la vida de cada día. En uno de los descansos, me acerque al padre y amenamente conversamos. De pronto sin que ni para qué, se me ocurrió comentarle: -nada es más difícil en la vida diaria, que las pequeñas luchas o luchitas (como a veces les llamo) que tenemos que resolver en el día a día, ya que, sin esos pequeños y concretos logros, como que se desmorona todo el planteamiento central de la vida elegida-. Se me quedó viendo fijamente, y continué: -tenemos esa tarea de centro, que responde a la educación que recibimos, no solo de niños, sino en el transcurso del vivir que le da todos los coloridos a la vida, sin dejar de observar los matizados más prominentes que nunca faltan-. Con mirada profundamente risueña y soltando una enorme carcajada típica de él, me dijo: -ahora sí que me has hecho reír, eso de las luchitas diarias, no lo había pensado así-. Nos carcajeamos juntos. Así es como percibo ese desempeño del día. Es verdad que nunca hay coloridos vitales permanentes, siempre se dan con los matices correspondientes.  Ese devenir de cada día que nos hace tener que resolver cosas muy puntuales, a veces se transforma en una verdadera lucha. Si nos descuidamos, puede darnos buenos resbalones sin necesidad de pisar una cascara de plátano.  Pareciera que no son más que asuntos sencillos, cuando son la bisagra de todo.

Si cada día vamos dando la batalla y se acumula la experiencia, es seguro que habrá tiempos efectivos y felices más allá. Cuando el objetivo central se cumple, los respiros se dan con gozo siempre a partir de las resoluciones más sencillas. Aunque sean a veces muchos los asuntos o así visualicemos cosas que inevitablemente pareciera que se nos salen de las manos. Habríamos de hacer amenas las rutinas y saber que solo está en nosotros mismos lograr lo que corresponde.

                                                             Cuando era muy joven me percaté de que era más amplio y complejo de lo que yo creía, el espectro del mundo de las personalidades. El paso de los años trae lo suyo y nos damos cuenta de que somos seres muy diferentes entre nosotros. Vamos comprobando a carta cabal, lo que plantea la antropología: La cultura nos permea porque no podemos olvidar que se encuentra mucho más puntual en lo que somos y hacemos. Así es, importa cómo nos planteamos los asuntos y qué tanto nos recogemos en nosotros mismos internamente, para hacer felices los dias más monótonos, para hacer felices a los que nos rodean.  Hace unos dias en un documental sobre Irán, escuche la vida de un taxista: Quería tener una buena esposa, varios hijos y se avocó a la tarea de vivir para esa elección. Se le ha cumplido, y mucho tiene que ver la filosofía aplicada, que es:  hacer a sus clientes del taxi, felices: Lleva una canastita de chocolates y ofrece a todos un momento dulce en el trayecto. No todos se lo aceptan… porque nos hemos vuelto más temerosos y desconfiados. El taxista insiste, tiene buenos modos y hasta tiene un cuaderno donde les pide a sus clientes que antes de llegar a su destino, escriban los sentimientos de cómo les fue en el recorrido.  Estando solo, llama por teléfono a su esposa, le pregunta cómo está, y le dice que le ama mucho. En verdad me quedé asombrada de ver a ese ser que se propuso ser feliz en su objetivo. Todos los trabajos dignifican y eso a veces se nos olvida, lo más importante hacerlos dignos.

Las luchitas, están siempre presentes, la cuestión es no pelear con ellas. Si nos elevamos con lo que pensamos, la vida responde y resuelve. Tenerlas con más conciencia nos lleva a vivirlas mucho más conscientes, (nótese la diferencia en las dos palabras que parecen ser sinónimos, sin serlo) y percibir la verdadera acepción.

 Nunca estar en todo a la vez (como a veces pareciera pedir la vida misma) es tan solo que, si la base de la conciencia se logra permear con buen sentido, la otra consciencia, (esa que nos hace sentir que avanzamos) no se va a paseo. Es normal cuando estamos en el ajo de algún asunto, no comprender como es que este se manifiesta tan diferente para quienes lo están viviendo. No olvidemos que la perla, nace dentro de la ostra, solo cuando ésta recibe un granito de algo que le incomoda y lo transforma en ese bien tan preciado. 

 ¿Qué es pues, lo justo y necesario? Mi madre siempre hablaba de eso, lo mencionaba como algo particular de la vida misma y para ella saber ese desenvolvimiento tenía todo que ver con la presencia de su Dios, sus oraciones.  Con el paso de los dias apreciamos los actos de quienes se nos han adelantado. Por su misma formación, ella dejaba claro que habremos de ser tan solo lo que con justeza y necesidad nos pide la vida misma, para los creyentes ahí está la presencia de Dios. Yuval Nos dice: -la cooperación nos hará libres-. No todo se da contante y sonante en la vida y a veces esas luchitas habremos de agilizarlas para no meternos en callejones sin salida. Tampoco se coopera en todos los ámbitos, y saber en cual cooperar.  

Cuando hasta lo más sencillo que tendríamos que resolver lo percibimos como una fuente de pesadez, es ahí en donde habremos de hacer un alto y retomar. A veces me tachan aquí en casa que le doy mucha importancia a cosas que no la tienen y de pronto me doy cuenta de que si, así es a veces, y se los agradezco. Aquí, nos damos tiempo entre todos para hablar de lo que sentimos. Las luchitas se hacen más llevaderas cuando hay compartimento genuino. Siempre tener la satisfacción del trabajo cumplido, dar gracias a la vida si es que aprendimos a darnos esa retroalimentación. Las reservas, las esperas y los tiempos largos para lograr proyectos, son algo con lo que habremos de aprender a lidiar.

 Ese taxista del que les hablo es un hombre joven, sus hijos son pequeños y sale a diario a su luchita. Ha decidido por sugerencias de sus clientes llamar a su taxi:

 -El taxi de chocolate-.

Esta mañana que hice limpieza del closet de juguetes que los niños (nietos) tienen aquí en casa, salió una enorme bolsa llena de peluches. Ya la madre de los críos me había dicho que ningún peluche, por favor, porque crean alergias. Así que les dije: -Por favor cada uno escoja el que más le guste y los demás se irán-. Las protestas no se hicieron esperar, los abrazaron como si fuera el último reducto de vida en la tierra para sobrevivir (cuando tenían meses sin tocarlos) y dijeron con énfasis:  - ¡no! por favor, queremos todos-.  Es lo normal, es como un instinto de: -no me puedes quitar lo que es mío- y por lo tanto les dije: -Ni se preocupen, lo iremos viendo. Ya se dará lo que es necesario y justo-.

Decidimos mi hija y yo esperar. Así fue como a cada uno se le dio una tregua para escoger. Es bueno que los niños aprendan a decidir.

También he notado que se acumulan juguetes de todo tipo y los juegan muy poco. De hecho, por las mañanas que no tienen clases y vienen a la casa jugar, lo que más les ilusiona es la inspección con sus lupas en el jardín, así que los juguetes siguen estivados hasta quien sabe cuándo, mientras van tomando las de Villadiego. Eso de los juguetes es todo un tema, y los hay muy creativos. Muy feliz me sentí la otra noche que acompañé a los niños a cenar y antes de que llegara la vianda a la mesa, de pronto un rompecabezas de maderitas de colores y de diversas formas geométricas apareció ante mis ojos. En un momento dado se formó y transformó de varias maneras con habilidad, unas manitas que a los 7(siete años) han dominado ese juego. Felicité al peque por haberme compartido esas destrezas y le dije, -ahora mientras cenas, lo armo yo-. ¡Craso error!, me di cuenta de que no era nada fácil. No logré ni una de las modalidades. El niño me miró con interés y me dijo: -Tienes que aprender las maneras, a mí ya me salen los diversos modos de armarlo porque ya me lo sé-. ¿Qué es lo que sabe? obviamente tiene claro que hay caminos para lograr las cosas y éstos se aprenden. Es así mismo como la vida se nos hace mucho más gozosa. Las luchitas se agilizan.

He llevado a la mas peque a alguna juguetería y veo como quiere prácticamente todo de todo. Es normal, todo eso que llama la atención lo queremos, mas no siempre es lo que necesitamos.   Aquí en casa, se les regala libros, los leemos juntos y ellos luego ya los disfrutan más a su tiempo y aire.

En estas últimas semanas, cada martes o miércoles durante la cena de los peques, estamos leyendo un poco del texto del libro -El Hobbit-, un ejemplar hermosísimo y muy finamente ilustrado. Me esmero en explicar…mi hijo que también es escucha, me dice: -No les expliques tanto, lee, y deja que ellos vayan comprendiendo, si lo requieren y preguntan, regresamos-. A veces creemos que los niños no son capaces de entender todo y nos asombraríamos de todo lo que captan.

Cuando voy revisando los diarios personales que han sido las bases de estos textos, me doy cuenta de las variaciones en el ánimo, como se expresan tan claras y en lo personal con cambios de letra. Reviso hoy día el año 2008 es seguro que hoy todo lo veo con diferencias positivas. Eso me gusta, quiere decir que he pulido la percepción.

Vivir dias atados al pasado es insano, pero recordar lo que hemos pasado puede ser edificador, rememorar, tener presentes a quienes nos marcaron en la vida tan solo por su presencia, tal vez por alguna platica o alguna experiencia compartida. La maestra de español que tuve en CDMX, de quien creo ya he hablado, fue una maestra que me marco para toda la vida. Muchas veces viene a mi mente esa mujer alta e imponente, de piel morena que contrastaba con el color del vestido de cada día, iba impolutamente arreglada (a su modo, no muy cordial porque todo era del mismo color: desde aretes, bolso y todo) se llamaba Susana. Le busqué por internet para saludarla, creo me tardé, nunca la encontré. ¡No!, me dije, uno no se tarda ni hay que reprochar lo que no se da fluido, parte de lo sabio es tener claro que todo tiene su propio tiempo y forma, si algo va darse no hay que empujarse. Ahora me doy cuenta que la ciudad de México en la que viví en parte la década de los años 60 (sesenta) y 70 (setenta) del siglo pasado, (hablaré de eso más adelante) era un pañuelo. Para estudiar la preparatoria hubo cambio de colegio, se eligió uno cercano a casa y podíamos mi hermana y yo ir a clases a pie. La materia de Literatura la impartía la misma maestra, asunto que fue muy agradable.

No es lo mío propiamente la poesía, mas he escrito algunas. Tengo varios cuadernos a mano donde la guardo, mientras le llegue el tiempo de ser revisada.  

A veces por estos textos revisados en este momento de vida, sale algo de eso. Intentar la poesía ha nacido de mi amor a la literatura y eso mismo me ha bastado.

¿Saber discrepar en armonía? ¡Todo un arte! Nada fácil que en los conversatorios podamos entender el arte de no ver las cosas de la misma manera. Discrepar nunca es agresión, quien lo siente así, más le valdría revisar.

                                                                                  Mucho me gusta diligenciar. Esto quiere decir, armar una agenda y salir a hacer los pendientes. Lo hacía desde niña con mi madre y una tía muy querida. Voy primero a los lugares que están más lejos y recalo a las cercanías de casa. Poner ese signo de acción cumplida en la agenda, es un respiro profundo de las pequeñas cosas, significa que una encomienda se ha logrado. Siempre escribo de las experiencias de las diligencias.

Pues bien, así y poco a poco llego a la revisión de la libreta número 78. (setenta y ocho.)

Y, releyendo con atención me encuentro que nada de lo que nos proponemos se cumple a pie juntillas y no pasa nada. La vida no es acartonada, ha de tener pausas ineludibles. Observar que quien nos hace creer que todo le fluye de maravilla, miente. Me pregunto porque uno desearía que se diera la vida tal como la hemos programado (a veces con demasiada exactitud) y me queda claro que esto se vive así, porque nos creemos que tener todo con demasiado control, es el reto. Es lo que se nos pide en la vida de hoy y no hay que hacer tanto caso. Lo que vamos aprendiendo con los años es a soltar, de no hacerlo podríamos hasta enfermar.  A veces nos ponemos a hacer cosas de más, como exigencias. Soltar, un verbo que es verdad que se ha puesto de moda, porque conlleva en su seno la fuerza de depurar, de saber que cuando se cierran etapas, crecemos. La vida nos está hablando al oído a diario y nos sugiere: ¡Fluye, por favor! (Continuará).