viernes, 23 de mayo de 2025

 

Día a día, es el reto. (10)

                                                      Nunca desdeñar ningún desencanto de la vida. Eso mismo que percibimos de pronto como un revés, es en realidad la tierra de cultivo más prometedora. MJ

                                             

                                                       Cuando comencé la relectura de la libreta numero 79 (setenta y nueve) de los diarios personales, me daba la impresión de que todo lo que había escrito venía siendo un buen experimento de vida, de escritura. No podía decir que había seguido una relación de temas en sentido determinado, y eso era claro porque lo que trae el día a día es variado. No me propuse la prevalencia de seguir algunos tópicos concretos. Con el paso de los años más y más claro me ha quedado lo importante que es todo lo vivido. Es la edad adulta un reducto de acomodos, cuando nos quedan claras las aguas que siendo movedizas se serenan, aun lo que se considera que llega inoportuno o fuera de lugar.  Me daba cuenta que había logrado algo que me hacía muy feliz: que cada día cuando me he sentado a escribir (no lo he hecho siempre a diario) me estaba dando el mejor regalo de vida. Nunca imaginé que nadie en particular leyese esto, y si pensé que era una buena idea dejarlo a mis descendientes para que supieran un poco más de nosotros como grupo familiar.

                                               El asunto de las relaciones humanas me sobrecoge. Por principio, siempre ha sido así en mi vida. Tenía el tema del comportamiento humano y de todo lo relacionado al humanismo, como algo muy interesante de entender y estudiar durante toda mi vida. Las lecturas iban y van por ese camino. Independientemente de las de la profesión elegida (que siempre da un cariz especial al pensamiento) en mi caso la antropología, ésta misma me llevó a lecturas complementarias de los temas que en verdad me interesan, ha sido un buen viaje de aprendizajes. Para poder comprender los motivos y razones de los actos humanos, es necesario llevar una línea de conocimiento y el mío fue básicamente en el de las ciencias del hombre, teniendo como base lo antropológico.

¿Qué es lo que motiva a los grupos humanos? es pregunta obligada. ¿Qué es lo que mueve al ser humano para hacer o deshacer en la vida?

 Ha sido así a lo largo de mi vida, ya que, dentro de mí hay un deseo de que cada persona que interactúa en mi vida sea importante en lo que me significa.

He sido una asidua observadora de los comportamientos humanos. Me encanta como se ha estudiado a los bonobos, nuestros primos primates más cercanos y como se han dado cuenta de mil similitudes en las interacciones y modos. Ese notar como las personas en sus luchitas personales de pronto llegan a deshumanizarse.

La mayoría de las veces los objetivos planteados no dan la talla de lo esperado y uno cree que siempre hay deudas del saber y que cuando éstas se concreten podremos llegar a colinas de buen conocimiento. Así pues, entre los planteamientos científicos que jamás he dejado en lecturas de divulgación, más los intereses de la vida del espíritu, así como los aportes de una literatura elegida para el gozo del arte de la escritura, uno se forma y conforma. Por otros lados en lo personal, no podía dejar de lado lo que tanto aprendí de mi padre, que fue la expresión plástica como un asunto personal de lenguaje, un asunto que no solo es pasatiempo, sino que nos da cordura y felicidad al expresar lo interno. De lo que amamos como expresión, no podemos soltarnos jamás. En lo referente a quienes hacemos plástica, bien sabemos que de pronto hay etapas secas y de pronto llegan las inspiraciones que no por ser claras, se logran de la noche a la mañana, siempre hay tiempos y momentos. Todo se va amalgamando en la vida y vamos eligiendo.  Nunca importa si los derroteros tienen sus tiempos y de pronto algo se queda en el camino, aunque haya dado centralidad a un momento en que lo percibimos como para toda la vida, hay proyectos que si se truncan sin remedio.  La sensibilidad humana es muy personal, así como hay personas que gozan con la plástica, otras con la música, también hay personas que disfrutan los intercambios de ideas, y así hay mil motivos para enriquecer la vida misma. Me costó entender que el entretenimiento ahora seria en casa: llegaron las series televisivas. Extrañaba las salidas a las salas de cine. Hoy dia me dejo llevar por las elecciones de los de casa y eso es sabio.

  En estos tiempos, es un hecho que las proyecciones televisivas de las series, llenan las vidas de muchas personas y he de aceptar que es un espectro tan amplio que se proyecta desde lo más refinado, llegando a lo más burdo. Así también la cantidad de temas es infinita.

 Con mi marido y con mi hija he aprendido a disfrutar muchísimo, tenemos discusiones sanas y propositivas al respecto, ya que, en lo muy personal hay algunas comedias que me pueden sacar de quicio, y he venido a comprender que esas mismas banalidades nos pueden relajar, entretener y no pasa nada. Para apreciar esos asuntos de la filmología visual actual, hay que estar con mente abierta. 

En estas épocas pasadas que releo en mis escritos, todos disfrutábamos mucho más, el ir a las salas de cine. No puedo recordar cuando eso se fue del todo de la vida, creo que a muchos congéneres les ha pasado lo mismo, y fue como transicional, entre las casas rentadoras de películas, a las que acudíamos en busca de la cinta para disfrutar y devolver, hasta la aparición de estos sitios de plataforma, que si mal no recuerdo se inauguraron con Netflix y luego llegaron otras propuestas. Se que hay muchas personas que aún se dan el tiempo para acudir a las salas de cine y me parece maravilloso.

La vulgaridad de la vida de pronto se hace muy evidente y no podemos dejar que nos permee con sus agresiones inesperadas, así como esos espacios de banalidad que de pronto se estacionan. Somos cada uno de nosotros quienes habremos de tener la brea y el papel para moldear y dar cauce a un desempeño creativo con más o con menos humanismo.

Cada que abro un cuaderno o libreta nueva y retomo una parte de este recorrido de vida, de revisión y de escribir las vivencias aun hoy día, es un hecho que algo dentro de mi bulle de manera diferente. Como que la esperanza recobra en verdores insospechados y los ímpetus se perciben con nuevos aires.

Una hoja en blanco representa todo un universo. De pronto cuando la tenemos ante los ojos, de momento puede pasmar y de pronto puede ser la más motivadora.

El lienzo para expresar, impoluto en su blancura, es  la posibilidad inédita de poder poner ahí mismo lo que en verdad queremos dejar, sea de escritura, sea de pintura, o de cualquier asunto creativo.

Mi intención ha sido siempre poder llegar a sentir y proponer que lo ordinario sí que puede ser capaz de convertirse en extraordinario, y eso me basta. Es tarea intermitente, sin duda alguna.

 No podríamos pensar, como que en todo momento la vida se logre de maneras completamente armoniosas. Sí creo que, en el quehacer asiduo del día, mucho transforma la experiencia vital general, la calidad de la vida se puede cambiar y la percepción y el saber ver, ni se diga.

Si la vida tiene una parte romántica para todos nosotros, es tarea personal conquistar esos momentos en los que fluimos mejor. Hoy día eso puede ser el romanticismo moderno: puede equipararse con la fluidez. Tal vez mas claramente para unos, menos lucido para otros, pero no deja de estar presente ese sentir de que las cosas van bien, de que somos capaces de percibir con mas fondo.

En lo personal me queda claro que fue mi familia nuclear lo que me dio centralidad. Nunca me vi haciendo de tiempo completo nada que se robara el momento valiosísimo de poder tener una vida ordenada con hijos, marido y acciones personales. Los tiempos para las demás actividades han llegado y se han dado siempre con apoyo de las rutinas, cuando los niños son muy pequeños creemos que jamás terminaremos los asuntos con ellos, luego el tiempo se reorganiza.  De pronto pasan los años y lo que tomo un compás de espera, se retoma, y no pasa nada, creo que a veces sentimos que podemos hacer más de lo que la mente pide, y que no es tan real. Me encanta cuando he leído al escritor portugués y premio nobel José Saramago y en particular su diario personal, como él mismo nos dice: -lo más importante es no estar tan pendientes de lo que nos hace felices, porque no siempre los momentos felices son tan perdurables, sino tener claro en que consiste lo que propicia la armonía de nuestro ritmo vital, de la que nos hace participes los mejores momentos y nos sentimos viviendo la vida, nunca arrastrándola o solucionándola con pesares, tener esa sensación que nos deja la vida como de que estamos preparados para lo que nos demande-.(Paraf.) Saramago, que se casó ya grande, con la periodista que le entrevistó por su obra literaria, vivió la felicidad de la pareja pocos años, muy intensos. Una tarde cualquiera coincidieron con cita prefijada. Cada uno quedó prendado del otro, eran libres y sin importar nada más dieron centralidad a su relación. Quien se enamora de verdad, deja de ver, deja de pensar en tonterías y brinda su vida al otro para hacer las vidas más plenas.

 Hay experiencias que jamás se olvidan, aun en la vida matrimonial que exige mucho más sacrificio y entrega que otros caminos elegidos, en pareja se crece diferente. Pilar y José compartieron pocos años en Lanzarote, los necesarios. Ella, no podía dormir por los relojes caseros y su tic tac, y cada noche los sacaba a un espacio en donde no le molestara el ruido. El se dio cuenta y un día sin más, los detuvo todos. Dejó una hora exacta y la misma en cada uno: las 4:00 PM. Cuando ella lo vio, quedó perpleja, y él le dijo: -No te molestarán más, se han quedado detenidos a la hora exacta en que nos conocimos-. (Paraf.).

A veces vuelve a la mente la pregunta: ¿en qué consiste la creatividad armoniosa en el día a día? No podremos decir de pronto que es algo inalcanzable.

Es muy feroz de pronto la exigencia de las luchitas que nos tocan vivir. Solo dándonos los tiempos y los acuerdos personales es que la vida no nos podría hacer sentir que nos aplasta.

Muchos congéneres tienen más pendiente hacer bien lo que está bien visto, y así sacrificar la buena compañía, los momentos claros y serenos con amigos que nos aprecian de verdad o tan solo estar en lo que más nos agrada. No se vive para estar dando gusto a los grupos en los que se encuentran los espejismos sociales, eso podría llevarnos más a desgastes innecesarios o exigencias muy efímeras. 

En estas épocas en mi relectura aparece que mi marido tomaba clases de francés en la Alianza Francesa. Algunas veces me decía que notaba que era un reducto básicamente de señoras. Aun así, por ser una persona culta y preparada y que había venido haciendo escultura por unos meses, ahí mismo decidió exponer algunas obras. Inspiradas en la obra literaria de Marcel Proust.

 Una tarde ya cercana la fecha, le dije: -haré algunas invitaciones a tu Expo-. Rotundamente (como él actúa a veces) con claridad meridana, por lo que ya conoce del género humano, me dijo: -No por favor. Deja que la Alianza Francesa invite y tal vez nosotros les diremos a algunas personas- En realidad, este tipo de eventos no interesa a todos. La gente va a las expos a exponerse a su vez, a ser vista por los demás. Vivimos a veces como en peceras, en donde lo más importante es ver quien fue a qué lugar (y ni se diga hoy dia con el FB). Comprender la esencia de los actos, de los eventos. Aportaría mas humanidad y menos superficialidad.

Disfrutar del arte, disfrutar su real valía es algo personal y de pronto solo queda para algunos que ya saben esas significancias. Atónita me quedé. Le dije: -Yo voy a convocar, y que quiera ir el que quiera. Si van a ver gente, ese, no es mi problema-

En estos días, leí una frase de Stephan King: -Escribo, para averiguar qué es lo que pienso-. Creo que todos los que hacemos diarios personales hacemos un poco esa averiguación. Y también somos creativos en primera instancia para nosotros mismos, quien lo aprecie, bienvenido. La vida pone todo en su lugar.

En lo personal, siempre quise narrar. Se me dio en la modalidad de diarios personales y lo acepté, en casa todos me han respetado el asunto, me animan siempre a tal grado que hice por una época (cuando mis hijos eran niños) diarios personales para ellos, mismos que ya entregué.

                                                                      En esta época conocí Bacalar, en Quintana Roo. Nos fuimos mi esposo y yo un fin de semana largo y caminamos mucho. Disfrutar de la laguna desde diversas vistas y momentos es grandioso. Visitamos el museo de sitio que es pequeño, pero bien puesto. La plaza, las avenidas que ahí desembocan y más que nada la vegetación que junto con los coloridos de la laguna pueden dar los mejores momentos para observar. En lo personal me gusta mucho nadar, así que me metí varias veces al agua, desde el pequeño muelle que tenía el hotel en el que nos quedamos. Una gloria el agua tan cristalina, limpia, dicen que es de 7 (siete) colores. Espero que siga así, no he regresado. (Continuará).

 

 

                                                          

                                                             

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