Día a día, es el reto. (10)
Nunca desdeñar ningún desencanto de
la vida. Eso mismo que percibimos de pronto como un revés, es en realidad la
tierra de cultivo más prometedora. MJ
Cuando comencé la relectura de la libreta numero 79 (setenta y nueve) de
los diarios personales, me daba la impresión de que todo lo que había escrito venía
siendo un buen experimento de vida, de escritura. No podía decir que había
seguido una relación de temas en sentido determinado, y eso era claro porque lo
que trae el día a día es variado. No me propuse la prevalencia de seguir
algunos tópicos concretos. Con el paso de los años más y más claro me ha
quedado lo importante que es todo lo vivido. Es la edad adulta un reducto de
acomodos, cuando nos quedan claras las aguas que siendo movedizas se serenan,
aun lo que se considera que llega inoportuno o fuera de lugar. Me daba cuenta que había logrado algo que me
hacía muy feliz: que cada día cuando me he sentado a escribir (no lo he hecho
siempre a diario) me estaba dando el mejor regalo de vida. Nunca imaginé que
nadie en particular leyese esto, y si pensé que era una buena idea dejarlo a
mis descendientes para que supieran un poco más de nosotros como grupo
familiar.
El
asunto de las relaciones humanas me sobrecoge. Por principio, siempre ha sido así
en mi vida. Tenía el tema del comportamiento humano y de todo lo relacionado al
humanismo, como algo muy interesante de entender y estudiar durante toda mi
vida. Las lecturas iban y van por ese camino. Independientemente de las de la
profesión elegida (que siempre da un cariz especial al pensamiento) en mi caso
la antropología, ésta misma me llevó a lecturas complementarias de los temas
que en verdad me interesan, ha sido un buen viaje de aprendizajes. Para
poder comprender los motivos y razones de los actos humanos, es necesario
llevar una línea de conocimiento y el mío fue básicamente en el de las ciencias
del hombre, teniendo como base lo antropológico.
¿Qué es lo que motiva a los grupos humanos? es pregunta
obligada. ¿Qué es lo que mueve al ser humano para hacer o deshacer en la vida?
Ha sido así a lo
largo de mi vida, ya que, dentro de mí hay un deseo de que cada persona que
interactúa en mi vida sea importante en lo que me significa.
He sido una asidua observadora de los comportamientos
humanos. Me encanta como se ha estudiado a los bonobos, nuestros primos
primates más cercanos y como se han dado cuenta de mil similitudes en las
interacciones y modos. Ese notar como las personas en sus luchitas
personales de pronto llegan a deshumanizarse.
La mayoría de las veces los objetivos planteados no dan
la talla de lo esperado y uno cree que siempre hay deudas del saber y que
cuando éstas se concreten podremos llegar a colinas de buen conocimiento. Así
pues, entre los planteamientos científicos que jamás he dejado en lecturas de
divulgación, más los intereses de la vida del espíritu, así como los aportes de
una literatura elegida para el gozo del arte de la escritura, uno se forma y
conforma. Por otros lados en lo personal, no podía dejar de lado lo que tanto
aprendí de mi padre, que fue la expresión plástica como un asunto personal de lenguaje,
un asunto que no solo es pasatiempo, sino que nos da cordura y felicidad al
expresar lo interno. De lo que amamos como expresión, no podemos soltarnos
jamás. En lo referente a quienes hacemos plástica, bien sabemos que de pronto
hay etapas secas y de pronto llegan las inspiraciones que no por ser claras, se
logran de la noche a la mañana, siempre hay tiempos y momentos. Todo se va amalgamando
en la vida y vamos eligiendo. Nunca
importa si los derroteros tienen sus tiempos y de pronto algo se queda en el
camino, aunque haya dado centralidad a un momento en que lo percibimos como
para toda la vida, hay proyectos que si se truncan sin remedio. La sensibilidad humana es muy personal, así
como hay personas que gozan con la plástica, otras con la música, también hay personas
que disfrutan los intercambios de ideas, y así hay mil motivos para enriquecer
la vida misma. Me costó entender que el entretenimiento ahora seria en casa:
llegaron las series televisivas. Extrañaba las salidas a las salas de cine. Hoy
dia me dejo llevar por las elecciones de los de casa y eso es sabio.
En estos tiempos, es un hecho que las
proyecciones televisivas de las series, llenan las vidas de muchas personas y
he de aceptar que es un espectro tan amplio que se proyecta desde lo más
refinado, llegando a lo más burdo. Así también la cantidad de temas es infinita.
Con mi marido y
con mi hija he aprendido a disfrutar muchísimo, tenemos discusiones sanas y
propositivas al respecto, ya que, en lo muy personal hay algunas comedias que
me pueden sacar de quicio, y he venido a comprender que esas mismas banalidades
nos pueden relajar, entretener y no pasa nada. Para apreciar esos asuntos de la
filmología visual actual, hay que estar con mente abierta.
En estas épocas pasadas que releo en mis escritos, todos
disfrutábamos mucho más, el ir a las salas de cine. No puedo recordar cuando
eso se fue del todo de la vida, creo que a muchos congéneres les ha pasado lo
mismo, y fue como transicional, entre las casas rentadoras de películas, a las
que acudíamos en busca de la cinta para disfrutar y devolver, hasta la
aparición de estos sitios de plataforma, que si mal no recuerdo se inauguraron
con Netflix y luego llegaron otras propuestas. Se que hay muchas
personas que aún se dan el tiempo para acudir a las salas de cine y me parece
maravilloso.
La vulgaridad de la vida de pronto se hace muy evidente y
no podemos dejar que nos permee con sus agresiones inesperadas, así como esos
espacios de banalidad que de pronto se estacionan. Somos cada uno de nosotros
quienes habremos de tener la brea y el papel para moldear y dar cauce a
un desempeño creativo con más o con menos humanismo.
Cada que abro un cuaderno o libreta nueva y retomo una
parte de este recorrido de vida, de revisión y de escribir las vivencias aun
hoy día, es un hecho que algo dentro de mi bulle de manera diferente. Como que
la esperanza recobra en verdores insospechados y los ímpetus se perciben con nuevos
aires.
Una hoja en blanco representa todo un universo. De pronto
cuando la tenemos ante los ojos, de momento puede pasmar y de pronto puede ser
la más motivadora.
El lienzo para expresar, impoluto en su blancura, es la posibilidad inédita de poder poner ahí
mismo lo que en verdad queremos dejar, sea de escritura, sea de pintura, o de
cualquier asunto creativo.
Mi intención ha sido siempre poder llegar a sentir y proponer
que lo ordinario sí que puede ser capaz de convertirse en extraordinario, y eso
me basta. Es tarea intermitente, sin duda alguna.
No podríamos
pensar, como que en todo momento la vida se logre de maneras completamente
armoniosas. Sí creo que, en el quehacer asiduo del día, mucho transforma la
experiencia vital general, la calidad de la vida se puede cambiar y la
percepción y el saber ver, ni se diga.
Si la vida tiene una parte romántica para todos nosotros,
es tarea personal conquistar esos momentos en los que fluimos mejor. Hoy día
eso puede ser el romanticismo moderno: puede equipararse con la fluidez. Tal
vez mas claramente para unos, menos lucido para otros, pero no deja de estar presente
ese sentir de que las cosas van bien, de que somos capaces de percibir con mas fondo.
En lo personal me queda claro que fue mi familia nuclear
lo que me dio centralidad. Nunca me vi haciendo de tiempo completo nada que se
robara el momento valiosísimo de poder tener una vida ordenada con hijos,
marido y acciones personales. Los tiempos para las demás actividades han llegado
y se han dado siempre con apoyo de las rutinas, cuando los niños son muy
pequeños creemos que jamás terminaremos los asuntos con ellos, luego el tiempo
se reorganiza. De pronto pasan los años
y lo que tomo un compás de espera, se retoma, y no pasa nada, creo que a veces
sentimos que podemos hacer más de lo que la mente pide, y que no es tan real.
Me encanta cuando he leído al escritor portugués y premio nobel José Saramago y
en particular su diario personal, como él mismo nos dice: -lo más importante es
no estar tan pendientes de lo que nos hace felices, porque no siempre los
momentos felices son tan perdurables, sino tener claro en que consiste lo que
propicia la armonía de nuestro ritmo vital, de la que nos hace participes los
mejores momentos y nos sentimos viviendo la vida, nunca arrastrándola o
solucionándola con pesares, tener esa sensación que nos deja la vida como de
que estamos preparados para lo que nos demande-.(Paraf.) Saramago, que se casó
ya grande, con la periodista que le entrevistó por su obra literaria, vivió la
felicidad de la pareja pocos años, muy intensos. Una tarde cualquiera
coincidieron con cita prefijada. Cada uno quedó prendado del otro, eran libres
y sin importar nada más dieron centralidad a su relación. Quien se enamora de
verdad, deja de ver, deja de pensar en tonterías y brinda su vida
al otro para hacer las vidas más plenas.
Hay experiencias
que jamás se olvidan, aun en la vida matrimonial que exige mucho más sacrificio
y entrega que otros caminos elegidos, en pareja se crece diferente. Pilar y
José compartieron pocos años en Lanzarote, los necesarios. Ella, no podía
dormir por los relojes caseros y su tic tac, y cada noche los sacaba a
un espacio en donde no le molestara el ruido. El se dio cuenta y un día sin más,
los detuvo todos. Dejó una hora exacta y la misma en cada uno: las 4:00 PM.
Cuando ella lo vio, quedó perpleja, y él le dijo: -No te molestarán más, se han
quedado detenidos a la hora exacta en que nos conocimos-. (Paraf.).
A veces vuelve a la mente la pregunta: ¿en qué consiste
la creatividad armoniosa en el día a día? No podremos decir de pronto que es
algo inalcanzable.
Es muy feroz de pronto la exigencia de las luchitas
que nos tocan vivir. Solo dándonos los tiempos y los acuerdos personales es que
la vida no nos podría hacer sentir que nos aplasta.
Muchos congéneres tienen más pendiente hacer bien lo que está
bien visto, y así sacrificar la buena compañía, los momentos claros y
serenos con amigos que nos aprecian de verdad o tan solo estar en lo que más
nos agrada. No se vive para estar dando gusto a los grupos en los que se
encuentran los espejismos sociales, eso podría llevarnos más a desgastes
innecesarios o exigencias muy efímeras.
En estas épocas en mi relectura aparece que mi marido
tomaba clases de francés en la Alianza Francesa. Algunas veces me decía que
notaba que era un reducto básicamente de señoras. Aun así, por ser una persona
culta y preparada y que había venido haciendo escultura por unos meses, ahí
mismo decidió exponer algunas obras. Inspiradas en la obra literaria de Marcel
Proust.
Una tarde ya cercana
la fecha, le dije: -haré algunas invitaciones a tu Expo-. Rotundamente (como él
actúa a veces) con claridad meridana, por lo que ya conoce del género humano,
me dijo: -No por favor. Deja que la Alianza Francesa invite y tal vez nosotros
les diremos a algunas personas- En realidad, este tipo de eventos no interesa a
todos. La gente va a las expos a exponerse a su vez, a ser vista por los demás.
Vivimos a veces como en peceras, en donde lo más importante es ver quien fue a qué
lugar (y ni se diga hoy dia con el FB). Comprender la esencia de los actos, de
los eventos. Aportaría mas humanidad y menos superficialidad.
Disfrutar del arte, disfrutar su real valía es algo
personal y de pronto solo queda para algunos que ya saben esas significancias. Atónita
me quedé. Le dije: -Yo voy a convocar, y que quiera ir el que quiera. Si van a
ver gente, ese, no es mi problema-
En estos días, leí una frase de Stephan King: -Escribo,
para averiguar qué es lo que pienso-. Creo que todos los que hacemos diarios
personales hacemos un poco esa averiguación. Y también somos creativos en
primera instancia para nosotros mismos, quien lo aprecie, bienvenido. La vida
pone todo en su lugar.
En lo personal, siempre quise narrar. Se me dio en la
modalidad de diarios personales y lo acepté, en casa todos me han respetado el
asunto, me animan siempre a tal grado que hice por una época (cuando mis hijos
eran niños) diarios personales para ellos, mismos que ya entregué.
En esta época conocí Bacalar, en Quintana Roo. Nos fuimos mi esposo y yo
un fin de semana largo y caminamos mucho. Disfrutar de la laguna desde diversas
vistas y momentos es grandioso. Visitamos el museo de sitio que es pequeño,
pero bien puesto. La plaza, las avenidas que ahí desembocan y más que nada la
vegetación que junto con los coloridos de la laguna pueden dar los mejores
momentos para observar. En lo personal me gusta mucho nadar, así que me metí
varias veces al agua, desde el pequeño muelle que tenía el hotel en el que nos
quedamos. Una gloria el agua tan cristalina, limpia, dicen que es de 7 (siete)
colores. Espero que siga así, no he regresado. (Continuará).
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