miércoles, 27 de agosto de 2025

 

Un día, una circularidad (4)

                                                                                  El poder de la mente es infinito.

Si crees en ti mismo y concentras tu mente, puedes lograr cualquier cosa.

Serena Williams.

                                                             El lenguaje del deporte es muy particular. Todos los deportes remedan la vida y en el caso del tenis ni qué decir, es un deporte que es como la vida misma, redondo.

Las niñas Willians así lo vivieron. Norteamericanas que comenzaron a edad temprana a pelotear con su padre en un barrio de alguna colonia por ahí perdida, y ya como jóvenes concretaron muy exitosas carreras en el deporte blanco. Fueron muy buenas en las canchas de tenis, y dieron vida a muchos sueños de otras niñas para entrar al mundo del deporte de la cancha y la raqueta, de la pelota y con todo esto remedar con técnicas y estrategias situaciones creativas.  Como si fuera un día de vida, se abre el partido se juega con destrezas y se cierra. Es seguro que cuando concluya un partido de tenis, cada jugador sienta que ha participado de una redondez lograda, porque aun perdiendo, se gana. Siempre hay mucho que aprender de todo lo vivido en la cancha de tenis como en la vida misma. Ser organizados es algo que se aprende, y si se practica se cosechan los buenos frutos.

                                                  Se dice que no existe ningún lenguaje perfecto. Tampoco existe la vida perfecta y mucho menos el día perfecto, está en nuestras manos dar el sentido a lo que se vive y esa circularidad que percibimos permite responder a lo encomendado. Todos los lenguajes responden a intereses y más que nada a intereses de grupos. El lenguaje perfecto para cada persona, para cada día, es el que obtuvimos al nacer. Se dice que nuestro lenguaje materno es el más propositivo en función a lo que a cada uno de nosotros nos compete desempeñar. Hoy día, es tanta la comunicación, que habremos de tener cuidado de no perder eso mismo que se nos ha legado, en un otorgamiento de mucho valor.

 El lenguaje es capaz de transformar. El lenguaje personal va de gane, tan solo hay que conocerlo bien y hacerlo más rico y vivo, esto sucede cuando es bien utilizado.

Si creemos que es fácil vivir cualquier vida elegida, en el caso de la vida de relación todo puede hacerse más fácil al comprender que las personas con las que nos relacionamos cercanamente han de responder a semejantes ideales de vida. Nadie nos queremos complicar la existencia. Estemos o no estemos en el lugar en donde nacimos, o si nos encontramos en un nuevo lugar al que la vida nos ha conducido para progresar, la encomienda siempre será velar por el modo de expresión, tener claro que recomienza cada mañana como si fuera el mejor reto.

Volviendo un poco a lo que dice Carme Jiménez, ella nos recuerda que es tan particular el lenguaje, que si nos fijamos hasta se afecta por el clima. En lugares de calor los tonos suben y se habla más rápido, tal vez se diga lo mismo con ritmos que cambian.  Hay lugares en los que se utilizan menos palabras para decir las mismas ideas.

El inglés, por ejemplo, que utiliza mayormente grupos de consonantes, es preferente hablarlo más despacio para poder transmitir bien el pensamiento, y ni qué decir de las inflexiones de sonidos específicos y sutiles para poder transmitir mejor.

Detrás de todas las lenguas, existe una metafilosofia. Los lenguajes están situados dentro del contexto total en el que nacen las personas y se nutren de las ideas generales que funcionan como el aglutinante especifico de los rumbos del mundo.

                                                                                    El cerebro humano es tríptico:

Tiene una base que se conoce como reptiliana que funciona para la supervivencia. Cuando un ser se ve en aprietos, es ahí donde se gesta la idea y la acción. Se dice que por esta base cerebral tomamos ideas que a veces ni tenemos tiempo de pensar. Como cuando estamos en peligro. En lo personal lo viví una mañana cuando caminaba en la calle por mi casa haciendo un poco de ejercicio, se me apreció un perro dóberman con los dientes de fuera…, ¡No tengo ni la más remota idea de cómo llegue a la parte alta de una barda que estaba a mi lado!

Fui rescatada por el mismo cuidador del perro, quien me ayudó a bajar de semejante altura a la que llegué.

Funciona la amígdala cerebral y se puede expresar con: con un Si, o con un No.

Tambien esta la parte, es la que responde con cierta irracionalidad, basada en ideas aprendidas sin haber sido del todo revisadas.

Gracias a esta parte del cerebro respiramos sin proponérnoslo.

La segunda parte es la que resguarda las emociones. ¡Importantísimas las emocionalidades! pero, para saber lo que sentimos y poder observarnos, crecer, y tener logros, no habremos de estar en estado emotivo cuando queremos resoluciones más importantes, las que queremos serenas.

La tercera parte es el Neocórtex. Ahí habita lo lógico y lo racional.

Lo interesante de repasar estas tres dimensiones cerebrales, es que cada una responde a lenguajes diferentes.

Si con las emociones generamos respuestas a la vida, tal vez entremos en territorios difíciles y peligrosos. Se aprende a responder con los tiempos adecuados.

Los valores y las creencias hay que aclarar, porque a veces nos hacen responder como a la defensiva, pensamos que algunas respuestas todos las pueden comprender y aceptar. Cuando no damos el tiempo de saber que nuestros interlocutores no piensen de la misma manera que nosotros, surgen malos entendidos. Ahí reside la base del respeto, saber que contexto habita en cada ser.

¿Qué tan mías son mis creencias?

¿Qué tanto habré de revisarlas, para saber cómo las afino o como las desecho o como las reafirmo?

Marguerite Yourcenar nos dice: -Lo mejor para las turbulencias del espíritu es aprender. Es lo único que jamás se malogra. Puedes envejecer y temblar, anatómicamente hablando; puedes velar en las noches escuchando el desorden de tus venas, puede que te falte tu único amor y puedes perder tu dinero por causa de un monstruo; puedes ver el mundo que te rodea devastado por locos peligrosos, o saber que tu honor es pisoteado en las cloacas de los espíritus más viles. Solo se puede hacer una cosa en tales situaciones: Aprender-.

Se puede complementar diciendo que aprender, es la sal de la vida. Además, es solo con esa acción que podemos transformar de fondo tanto las creencias como la vida y ni que decir las respuestas del día a día. Tal vez vivamos transformaciones sencillas en la redondez diaria, es en lo sencillo y en el accionar con actitud, que se pueden dar los momentos del amor curativo.

Respecto a las ideas que adoptamos, Carme nos dice que hay que tener cuidado con lo que implican. A veces hay cosas que creemos, sin creerlas. Por ejemplo: Uno se puede considerar un ser pacifista. Lo que esto implica de entrada, es que no se comulga con lo violento. Entonces habremos de saber que, si un ser pacifista es atacado, ¿Cómo va a responder al ataque? De entrada, queda claro que sin violencia. No hay manera de protegernos si no respondemos. ¿Entonces? ¿Dando la otra mejilla y siguiendo al pie de la letra la Biblia? Este asunto es muy delicado. Esto de dar la otra mejilla no es literal, obvio, pero hay que saber en qué consiste.  La otra mejilla implica que tenemos una manera consciente, diferente y clara para responder y evitar continuar involucrados en lo que agrede.

Cuando queremos decir a alguien lo que vemos que puede ser corregible y queremos decirlo de la mejor manera, no es diciendo con el verbo Ser, como, por ejemplo: Tú eres… Mas bien es preferible decir: Tú has hecho…, es con el verbo hacer en donde se encuentran caminos de mejoría. Si algo se ha hecho, conlleva un ámbito que aún alberga lo que es potencialmente mejorable. Si afirmamos a alguien que es tal o cual cosa, le estamos tocando la esencia de su ser y eso nunca cae en terreno positivo.

Carme habla de un concepto muy bello: Indefensión aprendida. Es decir, creer que las cosas de pronto son de tal manera, que no tienen remedio. Es decir, creer que hay cosas que de ninguna manera podrán cambiar.

 El lenguaje ha de escogerse para poder proponer lo que percibimos, así llevar la vida de mejores maneras, y recomponer si fuera necesario.

La verdad es algo que se construye. No está sentada esperando que lleguemos a ella, ésta se manifiesta casi siempre en los cambios.

Es a veces difícil de defender la verdad desde el punto de vista de quien la profesa. Aún se sigue creyendo en verdades únicas. Cuando queremos hablar de la verdead hay que partir de lo que nosotros creemos, proponer, porque para construir la mayoría de las verdades vienen de dentro.

Algo que ha desarmonizado muchísimo a los humanos de hoy día, es la contaminación del agua. Es muy importante entender lo que ha pasado y sigue pasando, somos agua y esa parte que nos compone está íntimamente ligada a la parte del agua que se ha contaminado en el planeta.

La voz humana es como una huella digital, no hay ninguna igual a la otra.

                                                              Es muchísimo lo que podemos saber sobre las implicaciones del lenguaje. Por ejemplo, las iniciativas personales siempre son muy importantes.

Los lenguajes que se han encontrado en los vestigios de nuestros antepasados que vivieron en las cuevas y que fueron los precursores de la civilización, son variados y muy significativos. La arqueología se ha encargado de develar muchísimas cosas, algunas se presentan con claridad, otras se interpretan en los vestigios.

La arqueología es una lectura de pruebas, a veces puede llevarse años develar esas verdades arqueológicas.

Por ejemplo, hablemos del vestido. El ser tuvo que recurrir a las pieles de animales, de esos mismos que cazaba para proveerse de alimento y que le dieron el primer abrigo sobre su piel.  Todo lo original aparece en función de lo que somos, no de lo que parecemos. Si el hombre primitivo no se resguardaba de los fríos para sobrevivir, nadie de nosotros estaríamos aquí. Es así que antes de parecer, el ser fue. El verbo ser, aquí sí se puede aplicar como momento histórico, para entender cómo es que fuimos capaces de saber lograr esa parte de la supervivencia.

¿A que llamamos lo necesario?

Hoy día esto está muy confuso. Ya hay tanta sofisticación en el mundo actual que hasta lo más complejo de pronto se vuelve necesario.

En realidad, lo necesario es lo que resguarda la integridad en todos los sentidos, ya lo demás puede tratarse como superfluo. Generalmente lo necesario es todo aquello que nos da seguridad y paz. Estos mismos cambios afectan al lenguaje elegido, y ni que decir los modos, tal vez un niño que vive en los trópicos, hoy día piensa que no se puede vivir sin aire acondicionado. No hace tantos años atrás, ese bien material era un lujo. Las necesidades dan pie a costumbres, aunque otros seres las resuelvan diferente.

En estas épocas ya ha quedado claro cuanto hemos rebuscado la vida.  Muchas cosas se nos han salido de las manos, es por eso mismo que los jóvenes tienen una tendencia a regresar a la vida sencilla, bien llevada.

Seguramente hemos escuchado decir la frase: Lo poco, es mucho.

Mientras más sencilla la vida, es mucho más feliz.

Influir sobre el carácter del día, es lo más eminente de las artes.

El arte rupestre no nos deja ver los rostros en sí mismos de los hacedores de esas figuras plasmadas en las paredes de las cuevas, lo que si nos permite es leer el sino interno de lo expresado:  el respeto hacia los animales que han dado y dan el sustento, entre otras manifestaciones. Había una unión encriptada de la vida animal como un prurito conjunto a la donación de vida.

La bondad nace del buen sentimiento de lo que se considera el bien común.  Si la conocemos, navegamos con los nervios templados, se nos refina el realimetro.

Proponernos estar en la realidad y no tanto en las ideas. Si tenemos ideas no muy claras, llevarlas a la vida de cada día y ver como encajan, por nuestro propio bien y el de la humanidad entera. Nunca contaminarnos con lo que no nos incumbe. La mente ordenada es el producto de un trabajo personal. Las palabras, han de fluir con toda la depuración lingüística posible. (Continuará.)

 

 

 

 

 

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