miércoles, 12 de noviembre de 2025

 

Un día, una circularidad. (15)

                                            No son trozos de vida los que dan forma a la felicidad, es la valoración de las vivencias que una a una nos permean debajo de la piel. MJ

 

                       No todas las acciones que están en el recuerdo son para rememorar. Algunas partes de nuestra existencia tan solo son catalizadores de todo lo vivido. La realidad es que tenemos un formato particular para armar el entramado de todos los recuerdos, y las vivencias con el valor real, son las que se quedan. Cuando se escribe lo que se vive, de pronto se aparecen momentos emblema, esos que definen. Dentro de la total madeja del recordar, los hilos fuertes de la esencia de los hechos pasados son los que sostienen todo lo que se nos va develando con más detalle.

Es verdad que nos hacemos conscientes de cuales acciones son más circulares, así como cuales lo han sido tan determinantemente, que permean todo lo que vivimos. Hay momentos que tambien rompen los círculos vitales y se aparecen descuadres que tal vez nunca imaginamos, y que son parte importante. Es claro que los ritmos en la vida cambian y es bueno tenerlo presente.

Era el mes de noviembre de 2010 cuando comencé a escribir la libreta número 86 (ochenta y seis) sentía que muchas cosas se habían revalorado en mí. La casa en general fluía con más sentido ya con los hijos en caminos bastante bien elegidos. Llega el momento en que los asuntos personales se definen mejor. Aunque la nadidiad de pronto se asome y sus narices sean mucho más frías cuando se inmiscuye en lo que vivimos acercándose demasiado e intervenir en lo que estamos haciendo, esos vacíos traen lo suyo.

Un aspecto que venía fortaleciéndose era el sentido de las expectativas en la vida.  Cuando la vida se nos presenta con las frialdades y sequedades exigentes, uno debe tomarse de la propia mano (a uno mismo) y conducir las cosas con más cautela. Las ciencias del espíritu siempre nos dejan muy claro el valor equivoco de tener demasiadas expectativas, sabemos que la redondez no se logra así.

Muchas cosas ya están más que dadas en la vida humana y aunque creamos que no es así, basta detenernos y observar.  La expectativa es algo que se nos aparece casi por naturaleza del ser, pero es nuestro derecho mantenerla en su lugar. Sin darnos cuenta solemos esperar más de la vida cuando la vida misma a veces en sus entuertos nos dona mucho más que éxito: sentido. Nada de lo demasiado pensado se dará tan creativo como lo que logramos hacer fluir como preferencial y hay que dejar a la vida misma la virtud de mostrase tan cual es. No a todos nos gusta de pronto lo que vemos, lo que sentimos, se abre el sentido de aceptar.

La mano de Dios, esa que solo se muestra en los silencios, de pronto se aparece.

 Dejar que la voluntad de Dios se haga presente sabiendo que no es sentimiento, es acción clarificada en lo concreto.

Si al asombro que nos da el paso del tiempo nos atenemos, pareciera que se trastoca la plenitud, y esto sucede porque hay una discrepancia entre lo que la mente nos exige como pleno y la realidad que se impone.

No hay nada que parezca más injusto que la expectativa que nubla la realidad. Lo que deseamos sin un sentido fidedigno puede trastocar loque ya tenemos.

                                                                  Una mañana sin decidirlo, me dio la vida la oportuna vivencia de lo que me tocaba presenciar. El ser testigo de cómo una araña tejía su telaraña. De pronto esos altos en el camino, involuntarios son grandiosos. Estaba en la terraza de casa, programada a una lectura rápida, cuando realidad se impuso. Observación plena se nos demanda de pronto. La lectura en realidad, puede esperar. La vida que se despliega, no. Pude ver como de la viga de madera ante mis ojos asombrados se descolgó algo… ¡era una pequeña araña que bajaba a tejer! con un hilo fino, transparente y casi invisible.  Que hermosa redondez. Hilos comenzaron a ir y venir, iban con tal destreza que no podía dejar de observar esa maestría. Surge la pregunta: ¿a qué tantas vueltas y revueltas?, eran para luego trazar los hilos cruzados que darían la plenitud de lo redondo. Al final, unos pocos detalles de esa creatividad natural e instintiva y el pequeño animal se situó plácidamente en el centro, la centralidad obtenida en unos minutos.

Ahí, frente a mis ojos una araña se posicionó para estar alerta en su propia vida, en la supervivencia natural de su correspondencia vital, y yo ahí observante. ¿Cuánto le duraría ese momento glorioso de tejer su tela, tal vez solo el lapso de alimentarse? El instinto de sobrevivir se presenta ante nuestros ojos, la misión de sobrellevar la acción de vida estaba dada y yo era una simple espectadora de tan grandioso milagro. Ahí, justo en el centro de su obra el insecto esperaba. Y cuando al fin se estacionó con toda calma al centro de su creación tan fabulosa yo me reacomodé en la silla y me pregunté Y ¿Que esperaba de todo eso que había presenciado? Y me di cuenta que fortuna tan grande tenemos al ser partícipes de la redondez en la naturaleza, la tenemos siempre cercana y muchas veces la damos por sentada, la pasamos de largo.  Con la misma cerré el libro que había salido a leer por un rato antes del despegar del día y me di cuenta que hay momentos que son invaluables y el hecho de estar más alerta, lo maravilloso de ser testigos.

Sí, tenía diligencias que salir a hacer a la calle como parte del día a día, y ya estaba segura que las lograría con mejor talante. Claro que hay encomiendas planeadas con horario, pero hay otras que pueden esperar, si la vida así lo plantea. Salir un poco más tarde de casa si no hay tanta prisa puede ser la diferencia de vivir mejor la redondez.

Esa araña tan sencilla me mostró su total valor existencial. Efímero o no, sigue siendo grandioso. así de simple. Las buenas experiencias que nos marcan, la vitalidad de ese pequeño ser me dio bríos y me enseñó mucho.

Estar listos para el aprendizaje porque eso es lo único que nos puede transformar de fondo.

¿Qué escuchamos del destino, de qué nos habla de pronto el ámbito de la espera?

Algunas veces nos vence el temor de lo que no se ha dado. Hay una tendencia a creer que todo será más difícil. Nos aterra no tener todo controlado y a buen recaudo. Cuando ya los años se acumulan, parte del sentido de la paz es que nos percatamos de que cada momento puede hacerse muy creativo. No es tan solo el acertar en lo que nos toca hacer, sino estar atentos a lo que de pronto se nos regala.

 Ayer, le pregunté a mi nieta durante el trayecto de vuelta del cole a casa (a veces me toca ir por ella) ¿Qué hiciste en el recreo? Y tan solo me dijo -jugar y correr-. ¿Puede haber algo más importante para una niña de 4 (cuatro) años?, Creo que no.

Ya tan solo me la pude imaginar jugando y corriendo y no le pregunté más. Cuando ya comíamos el almuerzo sentado a la mesa, de pronto narró con toda naturalidad y casi sin más preámbulo que compartir algo, como se subió a los juegos con sus amigas y como decidió lo que era más importante para ella en esos momentos. Tambien más tarde hicimos la primera tarea que traía a casa, tuve la suerte de que me tocase visualizar como me narró que la bolsita a cuadros que tenía en las manos la traería algunas veces con las tareas encomendadas. La primera que abrimos (de dos que le dejarán a la semana) era dibujar los saltos que una rana en líneas punteadas a seguir, con una dirección con pequeñas flechas del trazo y tomando crayolas de colores. Volví a una pregunta concreta para saber si había visto alguna vez a las ranas en vivo dar esos saltos que dibujaba, y me dijo que si, -más las veo- me dijo -cuando hay lluvia y saltan para guardarse-.

Ya con la vivencia de lo encomendado en el papel y hecha una sencilla reflexión, eligió los colores que utilizaría, fue algo que disfrutamos juntas. Es así de sencillo como se nos puede regalar la creatividad a diario. Observar las acciones de quienes nos rodean. Ni que decir, como siempre he plateado, que si se tiene un gato en casa eso bastará para saber qué hace este ser con su vida gatuna. A veces escribo en FB las meditaciones que yo misma me imagino como si las narrase un gato, estos seres que con sus andanzas nos enseñan a cada paso.

Por las noches es tambien muy propicio poder estar en observancia de los entornos que nos rodean. Los ruidos que se escuchan a estas horas en las que cierra el día son muy especiales. Aquí, en donde vivimos tenemos la ventura de estar rodeados de vida silvestre y en los jardines por las horas de la tarde/noche a veces se llegan pájaros que no se ven con tanta frecuencia. En particular hay un búho muy muy pequeño, eso sí, que apenas se le puede distinguir con la vista, mas bien murmura.

Mimetización natural, es algo que tambien los humanos podríamos aprender y lograr que la reflexión sea más profunda.

Uno tiene que hacer mucho silencio para detectar asuntos que están ahí, nada más. Nos negamos a que sean parte las cosas triviales, y así mismo tener conciencia de los pequeños momentos. Lograr escuchar los ruidos caseros. Yo creo que ese comunicar de la natura es grandioso y habremos de darle el espacio y enseñar a los peques a detectarlo. Cuando por los lares de donde vivo hay mucho aire, las ventanas de madera se sacuden y hacen ruidos como en sinfonía. Si llegan pájaros a veces pican en los cristales, entonces la música se hace grandiosa. Las filas de hormigas llevándose enormes trozos de hojas a sus casas (así les dicen los peques a los hormigueros) es algo que aquí crea gran algarabía y las cuidamos hasta que entran al hormiguero. Para luego escuchar la pregunta ¿Y ellas tienen ahí dentro de sus casas un lugar especial para poner comida? ¿Qué responder a tan entusiasta pregunta? Lo que nos nazca, porque lo importante en el niño, es la avidez. Conocer y querer saber es la esencia de la sanidad anímica, aunque creamos que tal o cual asunto pasará a mejor sitio en la mente, no es así, la mente queda permeada de las vivencias que realmente necesitamos. Casi siempre las mas sencillas.

¿El sentido común evoluciona? O ¿Será que es el mismo durante toda la vida? En lo personal yo creo que no es tanto que cambie en esencia, sino que lo podremos utilizar mejor si nos preparamos para eso. ¿Cómo?, pues, con lo que ahí tenemos todos para hacer una parte de la creatividad. No se necesitan grandes asuntos para la felicidad creativa. De niña me bastaba en los viajes varios que hacíamos a Isla Mujeres, ir a ver a los pececitos cercanos a la orilla del mar, más aún cuando nadábamos cerca de las rocas. Cuando ya estuvimos preparados y con la edad para hacerlo, mi padre nos puso el primer tanque de oxígeno a la espalda para hacer pequeños encuentros de buceo en lo hondo, esto fue grandioso y mucho más el día cuando nos metimos a la mancha de peces y nadamos entre ellos. No sé si hasta hoy exista esa gran mancha que había en los alrededores de esa isla, por el lado del Golfo de México ese manchón gris se movía como un todo conjunto.

 Fue una gran experiencia estar sintiendo a los peces nadar tan cerca, hasta sentir su roce en el cuerpo, es algo que llevo conmigo como parte de mi ser. En lo personal el azul turqueza del mar de esos rumbos, me permeo para siempre.

 Es el cómo  hacernos parte de los entornos lo que nutre al alma, cuando vamos por alguna carretera  o camino y cuando a conciencia nos hacemos parte de lo que observamos.

En el mes de diciembre de 2010 me dio claramente la pauta la vida de que agradecer era muy importante. Apenas comenzó el mes me di a la tarea de hacer de cada vivencia en lo posible un agradecimiento y lo fui logrando sintiendo en el alma una gran satisfacción.

Tenía que releer el libro -En busca de sentido- de Viktor Frankl que había recibido como regalo de un gran amigo. Esta vez lo volví a leer por segunda vez y congratulándome con la vida di gracias de comprender el buen sentido del texto, del que hay gente que no lo lee ni lo toca siquiera, porque habla de la vida en épocas del holocausto. A veces nos dan miedo cosas que pueden ser muy positivas para crecer. Hoy día vemos en la programación de series televisivas, una que es de asesinatos. No es tan solo el desarrollo del asunto de asesinar y filmarlo, sino hay una finalidad en la misma trama, se plantea que un grupo de investigadores en entrevistas a los asesinos más tremendos de la Unión Americana está buscando patrones de vivencias pasadas que hayan sido causantes de que un ser humano se haga agresivo. Saber sus vidas de primera mano, no por cosas que se dicen sino como ellos mismos narran lo que han vivido en sus infancias y hogares y poder tener claro que aunque a veces se puede tener la vena o condición de ser un mal ser humano, esto aunado a vidas muy tristes y mal llevadas pues terminan detonando a estos seres que pudiendo haber elegido, nadie les condujo en alguna dirección creativa.  Es una serie de mucha enseñanza.  No me atreví a recomendarla, está llena de escenas que tal vez no todos podamos soportar, solo lo hacemos si al final se nos deja claro algo positivo. Entre líneas y de primera instancia se ven cosas muy grotescas. No a todos les gusta pasar por las escenas fuertes para llegar al meollo positivo. Aunque a veces la vida nos pida eso mismo.

 (Continuará.)

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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