Un día, una circularidad. (15)
No
son trozos de vida los que dan forma a la felicidad, es la valoración de las
vivencias que una a una nos permean debajo de la piel. MJ
No todas las acciones que están en el recuerdo son para rememorar. Algunas
partes de nuestra existencia tan solo son catalizadores de todo lo vivido. La
realidad es que tenemos un formato particular para armar el entramado de todos
los recuerdos, y las vivencias con el valor real, son las que se quedan. Cuando
se escribe lo que se vive, de pronto se aparecen momentos emblema, esos que
definen. Dentro de la total madeja del recordar, los hilos fuertes de la
esencia de los hechos pasados son los que sostienen todo lo que se nos va develando
con más detalle.
Es verdad que nos hacemos conscientes de cuales acciones
son más circulares, así como cuales lo han sido tan determinantemente, que permean
todo lo que vivimos. Hay momentos que tambien rompen los círculos vitales y se aparecen
descuadres que tal vez nunca imaginamos, y que son parte importante. Es claro
que los ritmos en la vida cambian y es bueno tenerlo presente.
Era el mes de noviembre de 2010 cuando comencé a escribir
la libreta número 86 (ochenta y seis) sentía que muchas cosas se habían
revalorado en mí. La casa en general fluía con más sentido ya con los hijos en
caminos bastante bien elegidos. Llega el momento en que los asuntos personales
se definen mejor. Aunque la nadidiad de pronto se asome y sus narices
sean mucho más frías cuando se inmiscuye en lo que vivimos acercándose
demasiado e intervenir en lo que estamos haciendo, esos vacíos traen lo suyo.
Un aspecto que venía fortaleciéndose era el sentido de
las expectativas en la vida. Cuando la
vida se nos presenta con las frialdades y sequedades exigentes, uno debe tomarse
de la propia mano (a uno mismo) y conducir las cosas con más cautela. Las
ciencias del espíritu siempre nos dejan muy claro el valor equivoco de tener
demasiadas expectativas, sabemos que la redondez no se logra así.
Muchas cosas ya están más que dadas en la vida humana y
aunque creamos que no es así, basta detenernos y observar. La expectativa es algo que se nos aparece
casi por naturaleza del ser, pero es nuestro derecho mantenerla en su lugar. Sin
darnos cuenta solemos esperar más de la vida cuando la vida misma a veces en
sus entuertos nos dona mucho más que éxito: sentido. Nada de lo
demasiado pensado se dará tan creativo como lo que logramos hacer fluir como
preferencial y hay que dejar a la vida misma la virtud de mostrase tan cual es.
No a todos nos gusta de pronto lo que vemos, lo que sentimos, se abre el
sentido de aceptar.
La mano de Dios, esa que solo se muestra en los silencios,
de pronto se aparece.
Dejar que la
voluntad de Dios se haga presente sabiendo que no es sentimiento, es acción
clarificada en lo concreto.
Si al asombro que nos da el paso del tiempo nos atenemos,
pareciera que se trastoca la plenitud, y esto sucede porque hay una
discrepancia entre lo que la mente nos exige como pleno y la realidad que se
impone.
No hay nada que parezca más injusto que la expectativa que
nubla la realidad. Lo que deseamos sin un sentido fidedigno puede trastocar
loque ya tenemos.
Una mañana sin decidirlo, me dio la vida la oportuna vivencia de lo que
me tocaba presenciar. El ser testigo de cómo una araña tejía su telaraña. De
pronto esos altos en el camino, involuntarios son grandiosos. Estaba en la
terraza de casa, programada a una lectura rápida, cuando realidad se impuso. Observación
plena se nos demanda de pronto. La lectura en realidad, puede esperar. La vida
que se despliega, no. Pude ver como de la viga de madera ante mis ojos
asombrados se descolgó algo… ¡era una pequeña araña que bajaba a tejer! con un
hilo fino, transparente y casi invisible. Que hermosa redondez. Hilos comenzaron a ir y
venir, iban con tal destreza que no podía dejar de observar esa maestría. Surge
la pregunta: ¿a qué tantas vueltas y revueltas?, eran para luego trazar los
hilos cruzados que darían la plenitud de lo redondo. Al final, unos pocos detalles
de esa creatividad natural e instintiva y el pequeño animal se situó plácidamente
en el centro, la centralidad obtenida en unos minutos.
Ahí, frente a mis ojos una araña se posicionó para estar
alerta en su propia vida, en la supervivencia natural de su correspondencia
vital, y yo ahí observante. ¿Cuánto le duraría ese momento glorioso de tejer su
tela, tal vez solo el lapso de alimentarse? El instinto de sobrevivir se
presenta ante nuestros ojos, la misión de sobrellevar la acción de vida estaba
dada y yo era una simple espectadora de tan grandioso milagro. Ahí, justo en el
centro de su obra el insecto esperaba. Y cuando al fin se estacionó con toda
calma al centro de su creación tan fabulosa yo me reacomodé en la silla y me
pregunté Y ¿Que esperaba de todo eso que había presenciado? Y me di cuenta que
fortuna tan grande tenemos al ser partícipes de la redondez en la naturaleza,
la tenemos siempre cercana y muchas veces la damos por sentada, la pasamos de
largo. Con la misma cerré el libro que
había salido a leer por un rato antes del despegar del día y me di cuenta que
hay momentos que son invaluables y el hecho de estar más alerta, lo maravilloso
de ser testigos.
Sí, tenía diligencias que salir a hacer a la calle como
parte del día a día, y ya estaba segura que las lograría con mejor talante. Claro
que hay encomiendas planeadas con horario, pero hay otras que pueden esperar,
si la vida así lo plantea. Salir un poco más tarde de casa si no hay tanta
prisa puede ser la diferencia de vivir mejor la redondez.
Esa araña tan sencilla me mostró su total valor
existencial. Efímero o no, sigue siendo grandioso. así de simple. Las buenas
experiencias que nos marcan, la vitalidad de ese pequeño ser me dio bríos y me
enseñó mucho.
Estar listos para el aprendizaje porque eso es lo único
que nos puede transformar de fondo.
¿Qué escuchamos del destino, de qué nos habla de pronto
el ámbito de la espera?
Algunas veces nos vence el temor de lo que no se ha dado.
Hay una tendencia a creer que todo será más difícil. Nos aterra no tener todo
controlado y a buen recaudo. Cuando ya los años se acumulan, parte del sentido
de la paz es que nos percatamos de que cada momento puede hacerse muy creativo.
No es tan solo el acertar en lo que nos toca hacer, sino estar atentos a lo que
de pronto se nos regala.
Ayer, le pregunté
a mi nieta durante el trayecto de vuelta del cole a casa (a veces me toca ir
por ella) ¿Qué hiciste en el recreo? Y tan solo me dijo -jugar y correr-. ¿Puede
haber algo más importante para una niña de 4 (cuatro) años?, Creo que no.
Ya tan solo me la pude imaginar jugando y corriendo y no
le pregunté más. Cuando ya comíamos el almuerzo sentado a la mesa, de pronto
narró con toda naturalidad y casi sin más preámbulo que compartir algo, como se
subió a los juegos con sus amigas y como decidió lo que era más importante para
ella en esos momentos. Tambien más tarde hicimos la primera tarea que traía a
casa, tuve la suerte de que me tocase visualizar como me narró que la bolsita a
cuadros que tenía en las manos la traería algunas veces con las tareas
encomendadas. La primera que abrimos (de dos que le dejarán a la semana) era
dibujar los saltos que una rana en líneas punteadas a seguir, con una dirección
con pequeñas flechas del trazo y tomando crayolas de colores. Volví a una
pregunta concreta para saber si había visto alguna vez a las ranas en vivo dar
esos saltos que dibujaba, y me dijo que si, -más las veo- me dijo -cuando hay
lluvia y saltan para guardarse-.
Ya con la vivencia de lo encomendado en el papel y hecha
una sencilla reflexión, eligió los colores que utilizaría, fue algo que
disfrutamos juntas. Es así de sencillo como se nos puede regalar la creatividad
a diario. Observar las acciones de quienes nos rodean. Ni que decir, como
siempre he plateado, que si se tiene un gato en casa eso bastará para saber qué
hace este ser con su vida gatuna. A veces escribo en FB las meditaciones
que yo misma me imagino como si las narrase un gato, estos seres que con sus
andanzas nos enseñan a cada paso.
Por las noches es tambien muy propicio poder estar en
observancia de los entornos que nos rodean. Los ruidos que se escuchan a estas
horas en las que cierra el día son muy especiales. Aquí, en donde vivimos
tenemos la ventura de estar rodeados de vida silvestre y en los jardines por
las horas de la tarde/noche a veces se llegan pájaros que no se ven con tanta
frecuencia. En particular hay un búho muy muy pequeño, eso sí, que apenas se le
puede distinguir con la vista, mas bien murmura.
Mimetización natural, es algo que tambien los humanos
podríamos aprender y lograr que la reflexión sea más profunda.
Uno tiene que hacer mucho silencio para detectar asuntos
que están ahí, nada más. Nos negamos a que sean parte las cosas triviales, y
así mismo tener conciencia de los pequeños momentos. Lograr escuchar los ruidos
caseros. Yo creo que ese comunicar de la natura es grandioso y habremos de
darle el espacio y enseñar a los peques a detectarlo. Cuando por los lares de
donde vivo hay mucho aire, las ventanas de madera se sacuden y hacen ruidos
como en sinfonía. Si llegan pájaros a veces pican en los cristales, entonces la
música se hace grandiosa. Las filas de hormigas llevándose enormes
trozos de hojas a sus casas (así les dicen los peques a los hormigueros)
es algo que aquí crea gran algarabía y las cuidamos hasta que entran al
hormiguero. Para luego escuchar la pregunta ¿Y ellas tienen ahí dentro de sus
casas un lugar especial para poner comida? ¿Qué responder a tan entusiasta
pregunta? Lo que nos nazca, porque lo importante en el niño, es la avidez. Conocer
y querer saber es la esencia de la sanidad anímica, aunque creamos que tal o
cual asunto pasará a mejor sitio en la mente, no es así, la mente queda
permeada de las vivencias que realmente necesitamos. Casi siempre las mas
sencillas.
¿El sentido común evoluciona? O ¿Será que es el mismo
durante toda la vida? En lo personal yo creo que no es tanto que cambie en
esencia, sino que lo podremos utilizar mejor si nos preparamos para eso.
¿Cómo?, pues, con lo que ahí tenemos todos para hacer una parte de la
creatividad. No se necesitan grandes asuntos para la felicidad creativa. De
niña me bastaba en los viajes varios que hacíamos a Isla Mujeres, ir a ver a
los pececitos cercanos a la orilla del mar, más aún cuando nadábamos cerca de
las rocas. Cuando ya estuvimos preparados y con la edad para hacerlo, mi padre
nos puso el primer tanque de oxígeno a la espalda para hacer pequeños
encuentros de buceo en lo hondo, esto fue grandioso y mucho más el día cuando
nos metimos a la mancha de peces y nadamos entre ellos. No sé si hasta hoy
exista esa gran mancha que había en los alrededores de esa isla, por el lado
del Golfo de México ese manchón gris se movía como un todo conjunto.
Fue una gran
experiencia estar sintiendo a los peces nadar tan cerca, hasta sentir su roce
en el cuerpo, es algo que llevo conmigo como parte de mi ser. En lo personal el
azul turqueza del mar de esos rumbos, me permeo para siempre.
Es el cómo hacernos parte de los entornos lo que nutre
al alma, cuando vamos por alguna carretera
o camino y cuando a conciencia nos hacemos parte de lo que observamos.
En el mes de diciembre de 2010 me dio claramente la pauta
la vida de que agradecer era muy importante. Apenas comenzó el mes me di a la
tarea de hacer de cada vivencia en lo posible un agradecimiento y lo fui
logrando sintiendo en el alma una gran satisfacción.
Tenía que releer el libro -En busca de sentido- de Viktor
Frankl que había recibido como regalo de un gran amigo. Esta vez lo volví a
leer por segunda vez y congratulándome con la vida di gracias de comprender el
buen sentido del texto, del que hay gente que no lo lee ni lo toca siquiera, porque
habla de la vida en épocas del holocausto. A veces nos dan miedo cosas que
pueden ser muy positivas para crecer. Hoy día vemos en la programación de
series televisivas, una que es de asesinatos. No es tan solo el desarrollo del
asunto de asesinar y filmarlo, sino hay una finalidad en la misma trama, se
plantea que un grupo de investigadores en entrevistas a los asesinos más
tremendos de la Unión Americana está buscando patrones de vivencias pasadas que
hayan sido causantes de que un ser humano se haga agresivo. Saber sus vidas de
primera mano, no por cosas que se dicen sino como ellos mismos narran lo que
han vivido en sus infancias y hogares y poder tener claro que aunque a veces se
puede tener la vena o condición de ser un mal ser humano, esto aunado a
vidas muy tristes y mal llevadas pues terminan detonando a estos seres que pudiendo
haber elegido, nadie les condujo en alguna dirección creativa. Es una serie de mucha enseñanza. No me atreví a recomendarla, está llena de
escenas que tal vez no todos podamos soportar, solo lo hacemos si al final se
nos deja claro algo positivo. Entre líneas y de primera instancia se ven cosas
muy grotescas. No a todos les gusta pasar por las escenas fuertes para llegar
al meollo positivo. Aunque a veces la vida nos pida eso mismo.
(Continuará.)
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