lunes, 23 de diciembre de 2024

 

Escribir, leer, ser. (9)

                                                               La ignorancia, no es tan solo desconocer. Es más bien tener lo conocido como inamovible y estático en una realidad.  Ya lo sabemos, la verdad se transforma. MJ

 

                                                                                La realidad del mundo actual, con el devenir de los tiempos se ha ido intrincando y ofuscando. La gente común de mediados del siglo pasado se fue dando cuenta como el sustrato en el que creyó, termino resquebrajado.  Así, también las preocupaciones que solían mantener ciertos límites naturales y sanos en algunos ambientes, se desvanecieron y la vida se fue relajando, nunca para bien y se ha producido confusión. De las religiones ni digamos, unas cayeron en desuso por no responder a demandas concretas de los feligreses. Esa laxitud propicia hasta hoy, la pérdida de la esencia que rige de fondo. No porque algo se pierda se queda la existencia desvalida, mas bien habremos de notar las vertientes nuevas y de ellas sacar los modos renovados. Los jóvenes están aportando mucho. Son signos que hay que seguir para encontrar en las contradicciones, respuestas. Así, dando gusto a los grupos y a las personas, muchos dirigentes religiosos se perdieron en tonterías, en abusos, en distorsiones. Muchos tenemos la esperanza de que todo se recomponga y así surjan respuestas en nuevos ámbitos. No podemos dejar de ver la importancia del granito de arena que podemos dar cada uno de nosotros, como faros en serena dádiva. Las necesidades espirituales son reales.  Sí hablamos de un pasado que no es muy lejano (y que la antropología ha tomado como un tema para estudio) los estudiosos ya están dando su parte. Nada conduce con facilidad en lo espiritual, habremos de apoyarnos en la divulgación seria y lo intuitivo. A la creencia que antes se tuvo de que Dios era fuente de paz como algo natural, ahora hay que bregar ante tanta falsedad para saber qué pensamos del mismo Dios que antes dio certeza. Ya se han abierto mil puertas y nos cuesta saber cómo deslindar cual nos pertenece y cual no. Es tarea personal hacerlo, sin duda alguna.

Es por eso mismo, que nos hace bien saber del pensamiento de algunos filósofos y científicos, no de los que se hacen al vapor, mucho de lo que se publica es falaz. Puede crear más confusión si no estamos alerta.

Aquí mismo seguimos con la tercera parte de las memorias de Simone, porque el pensamiento de las gentes valiosas que ha aportado no habremos de desdeñarlo ni dejarlo de lado, en lo posible nos da otros puntos de vista que son buenos para comparar. Ella, comienza a visualizar caminos de estudios mucho más serios y profundos. Llega a aceptar una catedra que se le propone para dar clases de psicología, la cual disfruta muchísimo. Quien enseña, siempre aprende.

 Se da tiempo de disfrutar mucho mas del arte y ni qué decir de su amor al teatro y los ballets.

Dice, respecto a la pintura: -La pintura me arrancaba de mí misma-.

Una hermosura de sentimiento, cuando nos damos cuenta que la pintura expresa, y nos deja ver el alma del artista, no es una mera mercancía decorativa como muchas veces se cree, cuando el mercado le hizo un espacio injusto al arte volviéndolo un producto material y comercial distorsionó al no tomar en cuenta la dimensión única y espiritual del estilo, un artista con estilo propio ya caminó gran parte de su propuesta. El arte, tiene muchas dimensiones humanas que no tienen cabida en cotizaciones mercantiles.

Si por momentos Simone hace altos para decirse a sí misma como amaba la vida y más que nada a la verdad.

En un encuentro con su primo Jacques, éste le dice: -No hay necesidad de buscar tanto… hay que cumplir simplemente cada día-. Para quienes gozamos con el conocer, con todo lo que nos promueve el pensamiento, nunca nos podremos conformar con vivir el día como sea, como salga. La vida es un conjunto de días, pero ¿No es que cada uno de ellos cuenta y es determinante? No estamos en un ensayo general.

A Simone, ya estando en la Sorbona le cuesta encontrar el nicho que le corresponde. Lo busca a brazo partido, en términos generales el ambiente estudiantil le parece bullicioso, ya que de pronto se escuchaban carcajadas sin contenido explicable. Tuvo varios amigos cercanos que no fueron parejas propiamente, mas si fueron cómplices de su devenir y madurez. Mas tarde llegará Sartre.

Durante la época anterior a Sartre como la pareja de su vida, suele darse una actividad hasta cierto punto movida, salía a bares con amigos, con su hermana, quería conocer esa parte del Paris que sabía era muy ruidoso y disipado. Prueba de todo, bebe sin medida y vuelve a casa con sentires tremendamente de decepción. El hastío y el vacío de esos lugares le harta, es un frenesí que no concuerda con su estilo.

Sartre, Jean Paul tenía que llegar a ella y así lograr un pensamiento alimentado y creado por los dos.

Se vislumbran mutuamente y el paso decisivo lo da él. Una tarde mientras paseaban por los jardines del Palais-Royale, él le toma del brazo con determinación y le expresa sus sentimientos, le dice: -Nuestras relaciones son extrañas: Al menos para mí. Nunca he tenido una amistad femenina, y ella le contestó, preguntando: - ¿Tal vez porque no soy muy femenina? - Y él le dice, - ¿Usted? -, soltando una carcajada que fue determinante, se rio de tal manera, que a Simone le significó mucho.

 Para llegar a esto hubo un camino que fue abriendo uno de los mejores amigos de Sartre, un hombre casado llamado Herbaud, él estudiaba lejos de casa y encontró en Simone una verdadera amiga.

Simone tenía un sentimiento muy especial: -Solo tenía una vida que vivir, quería lograrla-. Buscaba una realización de sus anhelos de todo lo que a ella le resonaba y gustaba.

Con todo, la incógnita de la función del amor en el matrimonio le volvía a la mente, llegó a decir respecto a la pareja: -estoy segura de que no existe aquel que verdaderamente lo será todo, lo comprenderá todo profundamente hermano y semejante a mí misma-.

Ponía en duda la eficacia de la explicación epistolar, mas al mismo tiempo era su herramienta de expresión.

Dentro de los postulados religiosos con los que se formó, la obediencia a raja tabla era lo básico. Se daba cuenta de que esto mismo podría resultar difícil y alejado de la verdad, de la creatividad.

La voluntad de Dios exige estar en una determinada dimensión espiritual, realista e intuitiva a la vez.

                                                                                  Ya la Sorbona prometía, aun sin estar del todo bien relacionada con las personas de los ámbitos universitarios, se sentía ajena por momentos hasta que poco a poco se integra.  Observaba la intelectualidad de algunos de los compañeros con ese entusiasmo de lo realista y verdadero, sabía bien a bien que el porvenir se conquista.

 ¿Cómo exactamente?

El grupo de Sartre era hermético. Ella la entabla en primera instancia con el amigo. De ese grupo de amigos se decía que: -Carecían de simpatía por las cosas-.

De pronto se percató y escribió: -Sartre, no tiene una cara desagradable-.

Ya le trataba de más cerca, pero él le seguía nombrando como “señorita”. Comían algunas veces en la cafetería de los espacios cercanos a los libros y se hablaba mucho de los filósofos. En particular el tema era en torno a Hume y Kant. Las reflexiones eran interesantes, inesperadas y notaba como en esos ámbitos se desarrollan ideas muy propias.

-Esa franca amistad exaltaba las alegrías de la primavera-.

En algunas ocasiones Sartre demuestra indiferencia por ella. Ella recibe un dibujó que Sartre le dedica y que lo manda con el amigo común.

Poco a poco se van entablando ciertos diálogos y el interés mutuo se va acrecentando. Se fueron sintiendo al mismo nivel.

Un día, Sartre escribe directamente en el cuaderno de Simone: -BEAUVOIR=BEAVER, usted, es un castor, los castores andan en banda y tienen espíritu constructivo-. De aquí por siempre y hasta el final, siempre le llamó así.

Las complicidades entre las parejas que se dan genuinamente salen a flote más temprano que tarde, aunque Simone reconoce algo muy válido y que no es necesario para llevar una buena relación: -Las cosas no nos conmovían de la misma manera-.

Dice: (paráfrasis): En Sartre iba encontrando un lazo ineludible, mucho más fuerte que el que se da con las convencionalidades de parejas que se unen por obligaciones materiales.

La primera vez que Simone entra al cuarto de Sartre se encuentra con mucho desorden de libros y papeles, había mil colillas de cigarrillos por todas partes, -se podía cortar el humo con cuchillo. Sartre me recibió mundanamente: Fumaba en pipa. Silencioso, con un cigarrillo pegado a la comisura de su sonrisa oblicua-.

El grupo empieza a estudiar aspectos muy interesantes y Simone ya forma parte. Sartre se encargó de explicarnos el Contrato Social (así como otros muchos textos) de todo tenía conocimientos especiales-. -Es un maravilloso entrenador intelectual-.

Parte de lo que manifestaban en esas sesiones de estudio era que: -los hombres (como humanidad) no eran espíritus sino cuerpos presos de necesidad y arrojados a una aventura brutal-. Y continua Simone: -Pronto comprendí que si al menos al que me invitaban mis nuevos amigos me parecía rudo, es porque no disfrazaba nada. Después de todo solo me pedían que me atreviera a lo que siempre había querido: mirar la realidad de frente. No necesité mucho tiempo para decidirme-.

Y así, cuando Sartre le toma del brazo escribe: -Nunca me habían manifestado tan abiertamente el afecto-. Él le dice: -Verdaderamente la quiero mucho, Castor, me decía-.

-Conversábamos durante horas y horas. Solo nos separábamos para dormir. Por las noches solía invitarle a ver películas de Cow Boys-. Ella se apasionaba como neófita siendo que era una experta en cine de arte, entre otros espectáculos como el teatro.

Para Simone, ese interés tan abierto de Sartre la llevo a confiar todo en él, -Se interesaba en todo y nunca aceptaba nada como resuelto-.

Sartre fue un inconforme irredento. A Simone le entendía completa, situándola con confianza en su propio ambiente y respetando su ser profundo. El, dos años mayor que ella, se convirtió en una especie de mentor.

-Yo, me había creído excepcional porque no concebía vivir sin escribir: El, Solo vivía para escribir-.

Sartre sostenía: -Cuando uno tiene algo que decir, todo despilfarro es criminal-.

El pensamiento de este filosofo era genial. Tenía muy claro lo que quería decir y lo dijo, convirtiéndose Simone en su cómplice total.  Así crearon la teoría que los representa: El Existencialismo. (Continuará).

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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