jueves, 4 de diciembre de 2025

 

Un día, una circularidad. (18)

                                                    La vida, no es la que uno vive,

                                                    es en realidad la que uno recuerda, y como la recuerda para contarla.

Gabriel García Márquez.

                                               Aun las personas que vivimos con la pluma en la mano día a día, con ese gusto de documentar lo vivido y saber que al hacerlo encontramos una felicidad más duradera al volver y releer, la realidad nos dice que es más bien el gozo de dejar parte de nosotros en los demás y nunca está ausente el deshallo que tomado como aprendizaje, nutre. Bien claro lo dice García Márquez, la vida no es exactamente lo que vivimos. La energía que va quedando de las vivencias cuando nos encontramos con otros seres, son momentos invaluables. Nos queda clara la diferencia de seres que ven los encuentros como una interacción social más, de la cual sacar alguna canonjía, y los otros seres que saben compartir el cariño.  

Siempre, todos los humanos llevamos en nosotros momentos de vida que hay que recomponer, es decir volverlos al círculo virtuoso de la percepción, y del recuerdo. Esa terquedad de poner por escrito lo que uno vive, (que yo la tengo desde muy niña, y hoy día mi nieto a sus 7 (siete) años la ha descubierto y la practica también) va a permear todo, desde lo que se piensa y sueña tomando diferentes significados, hasta lo que es vivencia concorde, es decir que nos refleja empatía. En los diarios personales directamente, es más común encontrar pasajes que son fidedignos y puntuales, llevan la fuerza del día a día, eso que deja un buen limo de experiencia.

Varios diarios personales he leído de otros congéneres. Me encanta entrar a esos escritos con el pie derecho, mis seres cercanos lo saben, me los regalan, me los proponen y a veces hasta los compartimos en las conversaciones. Algunos son de escritores de épocas distantes a la nuestra, otros más cercanos y de los que tengo en casa iré compartiendo, como lo he venido haciendo con el del filósofo, Amiel.  Amiel vivió con muchos tormentos en el alma.

 Con mucha puntualidad escribe observaciones interiores de él mismo, de los congéneres que trató. Nos lleva por caminos muy interesantes.  Básicamente refleja como el siglo XIX tiene muchas cosas que son exactamente iguales a lo que se vive hoy: discrepancias políticas, religiosas, movimientos de cambios y luchas.  

No he concordado con todo lo que dice, obviamente, pero cada que le leo me doy cuenta cuantas realidades puede haber en el alma humana. Es profundo por momentos este autor, y muy claro y cercano a sus realidades cotidianas en otros casos. Aunque sus escritos tambien llevan un sello de negatividad y pesimismo, jamás son en vano.

A mediados del año 1873 afirma -Todo se repite por analogía y cada pequeño rincón de la tierra reproduce bajo una forma reducida y universal todos los fenómenos del planeta-. Básicamente nos aclara que no hay nada nuevo, los asombros en realidad son producto de una voluntad creativa, y cuando esto lo comparamos con lo que dice el autor de Cien Años de Soledad, pues nos damos cuenta que las bases para interpretar lo que vivimos, son las mismas. Los tiempos y épocas es claro que tienen sus modos específicos, pero es interesante ver lo que un humano de años pasados piensa y como puede ser tan actual.

- ¿Como dudar de que nuestra muerte sirva tanto como nuestra vida y que nada se pierda de lo que es prestado? El préstamo mutuo y el servicio temporal parecen la ley de la existencia-. Nos dice. Y, así mismo podremos pensarlo cada uno, hoy. La existencia esta permeada por nuestras mentes que se conservan serenas si somos fieles a lo que creemos. En el caso del católico, siempre sabiendo que el cuerpo es tan solo ese préstamo temporal, y que la vida posterior a la muerte tendrá sentido.

Así es que Amiel nos afirma: -Lo que debe ser, es-.  Creo que la paz es invaluable.

Hoy día se habla mucho de que nos hemos vuelto tan individuales que perdemos la perspectiva global, ya hasta los estudiosos de la geopolítica nos dicen que la globalidad ya es un concepto obsoleto. Desde este nuevo siglo, el individuo ha vuelto a tener preponderancia, así como el sentido de los nacionalismos. Lo que habremos de analizar es que esto sería más cuerdo si fuera equilibrado el asunto: Si no hay individualidad circular, esa que nos aterriza y centra, nos podremos encontrar con más vacíos de los pensados. Y ¡cuidado!, que un vacío abre otro.

 Hoy día que la mentira ha tomado una delantera inimaginable, mucho más.   Amiel, nos afirma: -Cuando no se siente la individualidad y no se cultiva el amor propio o ese respeto por lo que somos como individuos, es casi imposible ser compactos, es decir consecuentes con una manera de ser y sentir que nos defina y en el actuar ni se diga-. (Paraf.)

Los que somos creyentes y tenemos claro al Dios que nos rige dentro de una vertiente de religiosidad, sí que nos sentimos como que, vigilados (¿?), y habremos de tener claro que Dios no está con los ojos puestos encima de nadie. Ha dado sentido a la creación a partir de otorgarla y desde ahí, todos los que somos parte y las creaturas en activo hemos venido a hacer uso del buen sentido. Nada más.

Dice Amiel -Nada se puede sin la fe; por lo tanto, no tengo fe en lo desconocido; detesto el azar y no me siento ni llevado ni sostenido por la Providencia-. Aquí vemos un desconcierto tremendo en lo que cada uno de esos conceptos le significan, porque hoy día sabemos que ante todo si queremos fe, tendremos que confiar en lo desconocido las más de las veces, y más allá en la Providencia. Claro que es un asunto mental y de voluntad el querer hacerlo, mentalizarlo. No es que lo desconocido nos encante, ni mucho menos queremos entrar a algo que podría ser nefasto, pero si la fe se permea bien en nosotros (eso que a otros podría parecer desconocido) para el católico se torna en paz, al tener claro que Dios nos ha creado con un propósito. Parte de lo propio en relación con Dios es sabernos adjuntos a ese sentir de que somos contingentes en esencia y que volveremos a la grandeza de donde hemos venido.

Es verdad que todo está sustentado en la teoría y ésta debe resonar. Al igual que las palabras, lo teórico ha de tener contexto, si no es así, es como paja al viento. Tomar teorías por utilizarlas como unto de la Magdalena es lo más temerario que hay, porque es lo que lleva a forzar la realidad. Nos dice Amiel -La teoría, la vida del pensamiento, como decía Aristóteles, pertenece a unos pocos privilegiados. Pero son esos raros individuos los que hacen que la humanidad sea progresista y, después de todo, superior a las otras especies-. Es un hecho que nos debemos sentir muy bien puestos en esta tierra porque se nos ha dado todo para vivirla en armonía, aunque esto en ninguna era de la humanidad se haya logrado en la totalidad.  Tal vez por eso lo más cuerdo, como decía el portal del Oráculo de Delfos: Saber que: eres mortal y hay límites en cada ser.

Redefinir en cada etapa vivida, no es poca cosa. Esto de tomar nuevas definiciones en la mente nos trae la base del crecimiento espiritual.

Nos continúa aseverando Amiel -En los pueblos muy sociables, el individuo teme, por, sobre todo, al ridículo, y el ridículo consiste en ser encontrado original. Nadie desea formar bando aparte; cada uno quiere estar con todo el mundo-. Los excesos de pensamiento obtuso es claro que pertenecen a quien no se sustenta con crecimiento, pensar cómo piensa el resto del grupo nos da pertenencia que hay que saber llevar y no caer en borreguismos. Así, se va encontrando la medida del pensar y del hacer. Claro que en las grandes urbes todo fluye más sencillo en los ámbitos de los miedos sociales, porque las personas se adecuan a su grupo de referencia y van como miel sobre hojuelas. El mundo pequeño de los pueblos y provincias está mucho más atento al: SE, es decir él se viste, él se llama, él se pasea, y este SE parece tener siempre la razón-. El SE, la base del chisme también. Es el grupo de individuos que dan pauta y los demás tienden a seguirla. Este SE dice Amiel -tiene tres bocas. La primera boca declara lo que SE dice, lo que Se hace y toma el nombre del uso. La segunda declara lo que SE piensa, y eso es la opinión; La tercera declara lo que SE encuentra bien o bello, y es la moda-.

Es muy bello cuando le escuchamos decir como si nos hablara de cerca y apelase a nuestra época: -La multitud es una fuerza material; la muchedumbre da a una proposición fuerza de ley; pero el pensamiento sabio, maduro, que tiene en cuenta todo y que, por consiguiente, posee la verdad, no fue engendrado jamás por la impetuosidad de las masas. Estas son la materia de la democracia; pero las forma, es decir, las leyes que expresan la razón, la justicia y la utilidad general, es producida por la sabiduría, que no es en modo alguno una propiedad universal-.

Cuánto contenido que se visualiza actual. Cuando creemos que la multitud podría tener los aciertos a considerar, habremos de tener claro que si esa misma multitud no cultiva la parte sabía, en cada ser, no hay camino. Vayamos con pie firme, con esa sabiduría que se nos otorga cada día y que tal vez por estar inmersos en la globalidad y en las propuestas que llegan de pronto, no tan pensadas, se nos escabulla como un pedazo de jabón mojado entre los dedos.

Continúa Amiel: -Se puede suponer que el equilibrio entre la fe y la razón es el estado deseable para el individuo, el que representa la suma de vida más intensa; pero no se puede decir que esté en la esencia de la fe buscar la luz, ni en la esencia de la razón abdicar de la fe-.

Nunca olvidar que la fe es objetico elegido, y en la mente está presente. Adosado con la premura de que creemos en el misterio, (que no por serlo se esconde de lo que nos puede dar claridad) aunque no todo se pueda ver. No todo lo que habremos de vivir ha de ser absolutamente visible, y la razón cambia con premura. Si caemos en las garras de una serie de premisas severas, nos puede llevar la mente a abismos insondables, esos que en mucho vive el mundo hoy día.

Es verdad, nos dice este noble pensador, que -Son los pensadores, los filántropos, quienes encuentran las fórmulas de lo mejor; son las gentes honestas quienes las aplican; son los adultos quienes las aprovechan. La invención de la colmena pertenece a Dios; La miel es elaborada por las abejas; pero son los zánganos los que se comen la mayor parte-.

Zánganos habrá en todas las épocas de la humanidad, lo sabemos. Es a los adultos a quienes nos toca evitar ese modo que conlleva rapacidad, desde la infancia se permea la vida y se puede enseñar a los críos que, si bien todo se produce en sociedad, habremos de encontrar el nicho preferencial para ser creativos y no meros absolutos depredadores. La honestidad anda hoy como con somnolencia.  

En algunos ámbitos hasta se piensa que el ser honesto es de  tontos, como si fuera algo inteligente engañar. La cultura del trabajo cada vez se ha mal entendido.

 Conforme pasan las eras, siempre hay generaciones que creen que, porque sus antepasados les dieron todo, a ellos solo les toca consumir.

-El progreso secular consiste solamente en el aumento de lo útil-. Pero no porque lo útil sea viable fácilmente, es parte de la vida sin esfuerzo.

-Solamente el hombre generoso, noble, devoto, colabora directamente en la gran obra-. Nos aclara Amiel.

-Planear sobre la propia historia, adivinar el sentido que tenemos en el concierto universal, y en el plano divino, es el comienzo de la felicidad-. (Paraf.)

-Dios es justo, y si concede la supervivencia, no da la felicidad a quien no la mereció; pero puede conceder la dispensa de ser, al que ha maldecido ser. Por esta institución se respetaría la libertad de almas, la justicia divina estaría intacta, y las aspiraciones de la criatura a la felicidad podrían ser satisfechas. El infierno se habría cerrado y un paraíso final, sería posible-.

Algunos momentos este gran pensador nos desconcierta. Nos dice ante todo respecto de la justicia de Dios, que ésta se otorga. Los renglones torcidos de Dios es claro que tienen sentido, más hay que tener claro que, solo por la libertad de pensamiento es que puede llegar la verdadera felicidad. Solo somos felices cuando la mente se encamina digna y claramente hacia la luz.

¿Cuándo se maldice al ser?, esto es algo delicado, pero claramente no es una maldición verbal, es tan solo el haber elegido un camino que, al no correspondernos, el mal llega como si nada. Por eso hay que tener muy claro el sentido de la dignidad. Lo que somos originalmente tiene todo para la felicidad, solo hay que saber el cómo.

La justicia divina es algo que tambien se aprende a detectar. Nunca es lo que para muchos representa la voluntad de un Dios que hace o deshace, más bien es una consecuencia que se otorga unida al Espíritu Santo y a la Gracia. Continuará.

 

 

miércoles, 26 de noviembre de 2025

 

Un día, una circularidad. (17)

                                                   El significado de las palabras ha de estar contextualizado, de otra manera pueden volverse como hojas al viento. MJ

 

                                        Muchas de las palabras que utilizamos en el lenguaje coloquial, ese de todos los días, llegan a nosotros por vía de la costumbre. No siempre tenemos el ideario completo, es decir las ideas del porque llegan a nuestro léxico o darnos el tiempo para saber exactamente lo que significan y como las utilizamos en los contextos.

En lo personal me pasa con la palabra -Magia-. Es una palabra que de pronto se ha venido utilizando indiscriminadamente y con significados varios, sin darnos cuenta del contenido total y de todo el peso que conlleva.

Nos dice la Real Academia:

Magia es: -Arte o ciencia oculta con que se pretende producir, valiéndose de ciertos actos o palabras, o con la intervención de seres imaginables, resultados contrarios a las leyes naturales-.

Con esto podremos deducir que no siempre este concepto nos lleva a lo que de pronto queremos significar cuando decimos -magia- que es una expresión que por su esencia percibimos como algo mejor y con sentido especial y que se pueda dar como algo maravilloso. Ya vemos que un significado de lo mágico es algo que está más allá de los ámbitos de lo natural o coloquial y del día a día. Tal vez sí estemos cercanos al verdadero significado, pero la realidad es que nadie quiere que las cosas sean como ¿antinaturales? En lo personal no me gusta nada en el vivir diario que se acerque más a lo ficticio y tal vez por eso ese concepto me choca de pronto, cuando se utiliza para casi todo lo que nos parece fuera de lo común.  

¿Has sentido algún día mágico? Es algo así como cuando estamos más atentos y percibimos cosas no tan obvias, pero que no por eso dejan de estar en el ámbito natural de nuestra vida.

La verdad es que si decimos -magia- a veces lo localizamos dentro de lo que percibimos como algo único, y sí que lo es, y no por eso mismo, deja de ser parte de cada día.

Tendemos a utilizar algunos conceptos indiscriminadamente, cuando en realidad sí vale mucho la pena saber que lleva inmerso el significado del vocablo, para que nos sea realmente útil cuando lo elijamos, al hablar o al escribir.

En donde yo siento que sí se cambian mucho los sentidos de lo que se dice, queriendo decir una cosa por otra, es en política. Tal vez por eso ese ámbito sea el más difícil de controlar en las conversaciones y crear malos entendidos. Tambien en lo que se entiende por religión, porque, aunque el sentido de éstas es para los mismos objetivos en todo caso, sea cual sea la tradición elegida, cada una con sus vocablos nos encausa lo que ahí se propone. De religión y política es muy controvertido hablar y si hay que tener mucho más cuidado. Mucho se habla en esos ámbitos a la ligera, y hoy día mucho más. Por tal motivo, la reflexión de los significantes es bueno que vaya más encaminada a que antes de decir, lo pensado pase por los dientes siete veces, como dice un sabio por ahí.

Luego, la misma Academia nos dice: tambien se entiende por mágico -aquello que lleva encanto, hechizo o atractivo de alguien o algo-. Bueno, claro, ya en estos términos estamos más aterrizados en el uso coloquial, hablando más cercanamente a cuando uno se refiere a algo especial, que sí es posible. Como bien podrimos decir es harina de otro costal. Aunque sea la misma palabra, lleva otro significado. Esta definición está mucho más apegada a como se utiliza en nuestra época. Es bueno observar cómo en una misma palabra, se pueden encontrar direcciones diferentes en las significancias.

En los comienzos del año 2011, buscaba yo apelar a mis sentimientos con más claridad, fueran los superficiales o los profundos para así poder nombrar con más certeza lo que quería yo expresar, el sentido de mis escritos diarios. Más que nada, lo que me quedaba claro era lo que yo misma quería transformar en mi persona, y sin más escribí que quería con cierto contenido de -magia- las experiencias.

 Cuando releo hoy día, me doy cuenta que más bien me refería a que yo pudiera darles ciertamente un significado con más encanto a las acciones, como una propuesta personal y natural. Nunca llevar los pensamientos a asuntos más rebuscados, sino porque tan solo quería agilizar y sentir que lograba vivir con más gozo los días.

Entonces ¿puede la magia ser algo que nos permita fluir mejor y darle a la vivencia un tono especial? Si nos referimos a la definición más cercana a las acciones comunes y corrientes, el encanto, es cuestión de proponérnoslo.

En lo personal me encanta la estética de las fechas. El 01/01/11 me fascinó. Lo registré para decir que daba yo infinitas gracias de haber cerrado el año con bien, esto incluía que no había habido tantas celebraciones demasiado concurridas, los días habían estado bastante tranquilos y serenos, y se sentía una verdadera renovación interna, que es lo que más felices nos puede hacer.  Llega un momento en la vida en que uno solo quiere estar en ámbitos de buen aprecio y que las personas con las que se comparte sean lo más afines a uno mismo. Crear magia, desvulgarizar el trato humano. La magia de la vida existe, y con la edad uno la decanta en los actos más sencillos y bien elegidos y los sentimientos más serenos nos inclinan a eternos agradecimientos. Saber elegir qué hacer y con quienes. Es exacto como uno puede hacer cuando sale de viaje o cuando se visita un museo. Saber elegir que países se visitan con propósito claro y con la armonía necesaria y sin carreras. Los entornos son pequeños mundos no solo para ver, sino para observar. La vida no es feliz por el monto de logros, sino por la calidad de los mismos.  Me volvía a dar cuenta que esta fecha tan bella tendría que ser más bien un parteaguas. Así había sido, empezaba el año con ese sentimiento de revalorar mejor, los dichos y los hechos, las personas cercanas y las no tanto, y en verdad autoayudarnos a crear la magia de cada día.

La vida del ser humano tiene la enorme posibilidad de mostrarnos muchos caminos. Tomar el adecuado, el más claro.  Había yo venido comentando con los míos esa posibilidad de elegir bien, de tener claro lo que no es parte de nuestra vida personal. Eso que nos lleva al centro del ser, y lograr la circularidad.

Mientras seamos compatibles con el ritmo del mundo, sin permitir que ese tapete en el que hemos puesto nuestras fuerzas y esperanzas se mueva de más. Ahí es.

 Cuando vivimos estamos apostando a una serie de días felices. Nadie quiere dias adversos, y en mucho con la madurez aprendemos a proponerlos así mismo, con magia.  Solemos pensar en cosas en demasía, y abatirnos al cerrar y abrir, sin darnos cuenta que a veces esos mismos cierres darán pautas. Cuando caemos en la realidad esta solo se pinta de lo que lleva, tanto de lo que hemos sido como lo que vamos a ser.

Asumir lo personal no es poca cosa. Creemos que en algunos aspectos estamos aun con reservas de espera (los pendientes en la mente) y puede que si sea así mismo. No pasa nada mientras sean parte de la realidad. El ámbito de las ideas es el que nos descuelga de lo certero si no nos las aclaramos como originales y se puede perder esa gracia que solo obtenemos de lo mágico.  No es recomendable permitir que nos permee el caos exterior, y no es que uno lo niegue, lo que sí es, es saber que tanto a cada uno nos corresponde recomponer. Lo caótico existe desde siempre, existe fuera de nosotros mismos, y saber que parte de eso está en la medida de nuestras posibilidades para actuar, y no de las que se nos otorgan por anexión.  Cuando iniciamos un año nuevo solemos ponernos un tanto en modo presión/automática, como que es una obligación cumplir con lo propuesto, valorar, si es que lo es. Luego vienen las decepciones que uno no busca, pero que nos encuentran. Claro que es bueno ponernos propósitos, más estos han de ser lo más realista posible.

Aun estando a unos meses de cerrar un año si es bueno saber que no hay real virtud en tantas exigencias que nos hacemos, las más de las veces.

Luego he registrado otra fecha muy bella que es el 11/1/11. ¡Todos los 1 del mundo han cabido en este día!, lo cual es hermosísimo y creo que puede ser muy bello notarlo y darle su lugar a estos días que traen inmersa una estética original.

En estos primeros diez días del año, se puede lograr un acomodo de cómo será. Ya venía yo decidiendo que libros estarían en mi mesa de noche. Volví a tomar el de Alicia en el País de las Maravillas. Un libro más para adultos que para niños.

Seguía gozando a varios gatos que se habían regalado en la terraza cercana a mí, y los observaba con la idea de que algún día tendría uno propio. Ya habían pasado varios meses desde que dejé a todo este grupo estar en mis lares y aprendía mucho cada dia cuando venían a comer. Les observaba de lejos.

Faltaba mucho para que la vida me permitiera tener a una gatita que hoy día ya lleva muchos años en casa, he de decir que me fui preparando para adoptar, y se dio muy fluido cuando ya estaba lista.

Así fue como comencé a escribir en la libreta # 87. (ochenta y siete).

Siempre en estos comienzos de libretas que se estrenan, es como caer uno mismo, como cayó Alicia al pozo y la vida recomienza, con magia. Se puede sentir el verde tierno de algún pasto o de la vida que se renueva en sanidad. Dar entrada a nueva luz. El día a día que a veces cumple las encomiendas completas y es circular, o los dias que son parte de círculos más amplios, que llevan más tiempo.

No carrerear, nunca. Saber que dias podremos disponer para compartir con todas las personas que apreciamos y queremos. Dar entrada a la paciencia, de la esperanza ni se diga y nunca presionar de más.  No desfallecer cuando vemos que algunas cosas nos van a tomar mucho más tiempo del imaginado.

Este año tome la decisión de que tendría que escoger un día a la semana de solo estar en casa. Es algo que nos regresa invariablemente al centro del ser y hay que tratar de encontrar cuál es ese día. Puede cambiar cada año y de hecho en mi caso así es. Pareciera que ahí dentro de los ámbitos personales no hubiera mayor apremio de quedarnos, pero hay muchas cosas que solo se resuelven ahí mismo.  En particular los momentos de buena lectura no se logran si tenemos una agenda de muchas cosas a cumplir, fuera de casa. Ese día totalmente casero, siempre lo he necesitado, como que le da un respiro as mi vida entera. Para esta encomienda, del día tan personal, no estamos preparadas todas las mujeres por ese prurito que ha sido adosado al alma femenina, de que siempre habremos de estar viendo por otros.  El lugar del día casero puede cambiar dependiendo de otras actividades. Tanto las compartidas como las personales.

                                                                    Es muy interesante tener claro que, aunque no sepamos el día que dejaremos el mundo, siempre está presente ese sentimiento de que sabemos que somos mortales.

Esto lo tenían a flor de piel los griegos de la antigüedad y lejos de causarles pesar, les daba asiento para saber que valioso es el día que se vive.  Hoy que las redes sociales están plagadas de pensamientos varios, de pronto se aparece uno por ahí que nos dice, agradece, y en verdad que sí que hay que hacerlo con constancia y certeza de bien. Hacerlo porque nadie sabe el límite de sus días. Y uno lo hace, y es muy bueno sentir que sin mayor problema podemos decir con total cuidado y fuerza la palabra: Gracias.  ¿Qué nos produce en el interior agradecer? Nos produce sentido, nos da estructura mental y nos deja llenos de serenidad de poder decir y sentir algo así como que nos hemos dado cuenta de que hemos sido afortunados a pesar de haber pasado por pruebas o baches en el camino. No hay ser humano que no pase asuntos que le perturben, nadie se salva, y aquí viene la siguiente parte: hay que tener claridad, si queremos tener la fe bien puesta: Somos limitados.

Pues bien, así me vi dando entrada a nuevas propuestas personales en 2011.

Desde muchos años atrás me ha preocupado la insensatez de la especie a la que pertenecemos. Me había venido molestado el borreguismo observado en las vidas de tantos de nosotros, hasta que logré comprender que los asuntos de cada persona solo esa persona tendrá la última palabra y lo más que podemos hacer es apoyar o acompañar. Es como cuando alguien pierde a un ser querido, solo dentro de sí mismo llevará a cabo el duelo, y uno acompaña en presencia o espíritu.

                                                          Las significancias sociales, no todos las vivimos de igual manera. Hay personas que encuentran la estabilidad y centro en la vida demasiado compartida y otros seres requieren de la templanza de la soledad.  (continuará).

 

 

 

 

 

miércoles, 12 de noviembre de 2025

 

Un día, una circularidad. (15)

                                            No son trozos de vida los que dan forma a la felicidad, es la valoración de las vivencias que una a una nos permean debajo de la piel. MJ

 

                       No todas las acciones que están en el recuerdo son para rememorar. Algunas partes de nuestra existencia tan solo son catalizadores de todo lo vivido. La realidad es que tenemos un formato particular para armar el entramado de todos los recuerdos, y las vivencias con el valor real, son las que se quedan. Cuando se escribe lo que se vive, de pronto se aparecen momentos emblema, esos que definen. Dentro de la total madeja del recordar, los hilos fuertes de la esencia de los hechos pasados son los que sostienen todo lo que se nos va develando con más detalle.

Es verdad que nos hacemos conscientes de cuales acciones son más circulares, así como cuales lo han sido tan determinantemente, que permean todo lo que vivimos. Hay momentos que tambien rompen los círculos vitales y se aparecen descuadres que tal vez nunca imaginamos, y que son parte importante. Es claro que los ritmos en la vida cambian y es bueno tenerlo presente.

Era el mes de noviembre de 2010 cuando comencé a escribir la libreta número 86 (ochenta y seis) sentía que muchas cosas se habían revalorado en mí. La casa en general fluía con más sentido ya con los hijos en caminos bastante bien elegidos. Llega el momento en que los asuntos personales se definen mejor. Aunque la nadidiad de pronto se asome y sus narices sean mucho más frías cuando se inmiscuye en lo que vivimos acercándose demasiado e intervenir en lo que estamos haciendo, esos vacíos traen lo suyo.

Un aspecto que venía fortaleciéndose era el sentido de las expectativas en la vida.  Cuando la vida se nos presenta con las frialdades y sequedades exigentes, uno debe tomarse de la propia mano (a uno mismo) y conducir las cosas con más cautela. Las ciencias del espíritu siempre nos dejan muy claro el valor equivoco de tener demasiadas expectativas, sabemos que la redondez no se logra así.

Muchas cosas ya están más que dadas en la vida humana y aunque creamos que no es así, basta detenernos y observar.  La expectativa es algo que se nos aparece casi por naturaleza del ser, pero es nuestro derecho mantenerla en su lugar. Sin darnos cuenta solemos esperar más de la vida cuando la vida misma a veces en sus entuertos nos dona mucho más que éxito: sentido. Nada de lo demasiado pensado se dará tan creativo como lo que logramos hacer fluir como preferencial y hay que dejar a la vida misma la virtud de mostrase tan cual es. No a todos nos gusta de pronto lo que vemos, lo que sentimos, se abre el sentido de aceptar.

La mano de Dios, esa que solo se muestra en los silencios, de pronto se aparece.

 Dejar que la voluntad de Dios se haga presente sabiendo que no es sentimiento, es acción clarificada en lo concreto.

Si al asombro que nos da el paso del tiempo nos atenemos, pareciera que se trastoca la plenitud, y esto sucede porque hay una discrepancia entre lo que la mente nos exige como pleno y la realidad que se impone.

No hay nada que parezca más injusto que la expectativa que nubla la realidad. Lo que deseamos sin un sentido fidedigno puede trastocar loque ya tenemos.

                                                                  Una mañana sin decidirlo, me dio la vida la oportuna vivencia de lo que me tocaba presenciar. El ser testigo de cómo una araña tejía su telaraña. De pronto esos altos en el camino, involuntarios son grandiosos. Estaba en la terraza de casa, programada a una lectura rápida, cuando realidad se impuso. Observación plena se nos demanda de pronto. La lectura en realidad, puede esperar. La vida que se despliega, no. Pude ver como de la viga de madera ante mis ojos asombrados se descolgó algo… ¡era una pequeña araña que bajaba a tejer! con un hilo fino, transparente y casi invisible.  Que hermosa redondez. Hilos comenzaron a ir y venir, iban con tal destreza que no podía dejar de observar esa maestría. Surge la pregunta: ¿a qué tantas vueltas y revueltas?, eran para luego trazar los hilos cruzados que darían la plenitud de lo redondo. Al final, unos pocos detalles de esa creatividad natural e instintiva y el pequeño animal se situó plácidamente en el centro, la centralidad obtenida en unos minutos.

Ahí, frente a mis ojos una araña se posicionó para estar alerta en su propia vida, en la supervivencia natural de su correspondencia vital, y yo ahí observante. ¿Cuánto le duraría ese momento glorioso de tejer su tela, tal vez solo el lapso de alimentarse? El instinto de sobrevivir se presenta ante nuestros ojos, la misión de sobrellevar la acción de vida estaba dada y yo era una simple espectadora de tan grandioso milagro. Ahí, justo en el centro de su obra el insecto esperaba. Y cuando al fin se estacionó con toda calma al centro de su creación tan fabulosa yo me reacomodé en la silla y me pregunté Y ¿Que esperaba de todo eso que había presenciado? Y me di cuenta que fortuna tan grande tenemos al ser partícipes de la redondez en la naturaleza, la tenemos siempre cercana y muchas veces la damos por sentada, la pasamos de largo.  Con la misma cerré el libro que había salido a leer por un rato antes del despegar del día y me di cuenta que hay momentos que son invaluables y el hecho de estar más alerta, lo maravilloso de ser testigos.

Sí, tenía diligencias que salir a hacer a la calle como parte del día a día, y ya estaba segura que las lograría con mejor talante. Claro que hay encomiendas planeadas con horario, pero hay otras que pueden esperar, si la vida así lo plantea. Salir un poco más tarde de casa si no hay tanta prisa puede ser la diferencia de vivir mejor la redondez.

Esa araña tan sencilla me mostró su total valor existencial. Efímero o no, sigue siendo grandioso. así de simple. Las buenas experiencias que nos marcan, la vitalidad de ese pequeño ser me dio bríos y me enseñó mucho.

Estar listos para el aprendizaje porque eso es lo único que nos puede transformar de fondo.

¿Qué escuchamos del destino, de qué nos habla de pronto el ámbito de la espera?

Algunas veces nos vence el temor de lo que no se ha dado. Hay una tendencia a creer que todo será más difícil. Nos aterra no tener todo controlado y a buen recaudo. Cuando ya los años se acumulan, parte del sentido de la paz es que nos percatamos de que cada momento puede hacerse muy creativo. No es tan solo el acertar en lo que nos toca hacer, sino estar atentos a lo que de pronto se nos regala.

 Ayer, le pregunté a mi nieta durante el trayecto de vuelta del cole a casa (a veces me toca ir por ella) ¿Qué hiciste en el recreo? Y tan solo me dijo -jugar y correr-. ¿Puede haber algo más importante para una niña de 4 (cuatro) años?, Creo que no.

Ya tan solo me la pude imaginar jugando y corriendo y no le pregunté más. Cuando ya comíamos el almuerzo sentado a la mesa, de pronto narró con toda naturalidad y casi sin más preámbulo que compartir algo, como se subió a los juegos con sus amigas y como decidió lo que era más importante para ella en esos momentos. Tambien más tarde hicimos la primera tarea que traía a casa, tuve la suerte de que me tocase visualizar como me narró que la bolsita a cuadros que tenía en las manos la traería algunas veces con las tareas encomendadas. La primera que abrimos (de dos que le dejarán a la semana) era dibujar los saltos que una rana en líneas punteadas a seguir, con una dirección con pequeñas flechas del trazo y tomando crayolas de colores. Volví a una pregunta concreta para saber si había visto alguna vez a las ranas en vivo dar esos saltos que dibujaba, y me dijo que si, -más las veo- me dijo -cuando hay lluvia y saltan para guardarse-.

Ya con la vivencia de lo encomendado en el papel y hecha una sencilla reflexión, eligió los colores que utilizaría, fue algo que disfrutamos juntas. Es así de sencillo como se nos puede regalar la creatividad a diario. Observar las acciones de quienes nos rodean. Ni que decir, como siempre he plateado, que si se tiene un gato en casa eso bastará para saber qué hace este ser con su vida gatuna. A veces escribo en FB las meditaciones que yo misma me imagino como si las narrase un gato, estos seres que con sus andanzas nos enseñan a cada paso.

Por las noches es tambien muy propicio poder estar en observancia de los entornos que nos rodean. Los ruidos que se escuchan a estas horas en las que cierra el día son muy especiales. Aquí, en donde vivimos tenemos la ventura de estar rodeados de vida silvestre y en los jardines por las horas de la tarde/noche a veces se llegan pájaros que no se ven con tanta frecuencia. En particular hay un búho muy muy pequeño, eso sí, que apenas se le puede distinguir con la vista, mas bien murmura.

Mimetización natural, es algo que tambien los humanos podríamos aprender y lograr que la reflexión sea más profunda.

Uno tiene que hacer mucho silencio para detectar asuntos que están ahí, nada más. Nos negamos a que sean parte las cosas triviales, y así mismo tener conciencia de los pequeños momentos. Lograr escuchar los ruidos caseros. Yo creo que ese comunicar de la natura es grandioso y habremos de darle el espacio y enseñar a los peques a detectarlo. Cuando por los lares de donde vivo hay mucho aire, las ventanas de madera se sacuden y hacen ruidos como en sinfonía. Si llegan pájaros a veces pican en los cristales, entonces la música se hace grandiosa. Las filas de hormigas llevándose enormes trozos de hojas a sus casas (así les dicen los peques a los hormigueros) es algo que aquí crea gran algarabía y las cuidamos hasta que entran al hormiguero. Para luego escuchar la pregunta ¿Y ellas tienen ahí dentro de sus casas un lugar especial para poner comida? ¿Qué responder a tan entusiasta pregunta? Lo que nos nazca, porque lo importante en el niño, es la avidez. Conocer y querer saber es la esencia de la sanidad anímica, aunque creamos que tal o cual asunto pasará a mejor sitio en la mente, no es así, la mente queda permeada de las vivencias que realmente necesitamos. Casi siempre las mas sencillas.

¿El sentido común evoluciona? O ¿Será que es el mismo durante toda la vida? En lo personal yo creo que no es tanto que cambie en esencia, sino que lo podremos utilizar mejor si nos preparamos para eso. ¿Cómo?, pues, con lo que ahí tenemos todos para hacer una parte de la creatividad. No se necesitan grandes asuntos para la felicidad creativa. De niña me bastaba en los viajes varios que hacíamos a Isla Mujeres, ir a ver a los pececitos cercanos a la orilla del mar, más aún cuando nadábamos cerca de las rocas. Cuando ya estuvimos preparados y con la edad para hacerlo, mi padre nos puso el primer tanque de oxígeno a la espalda para hacer pequeños encuentros de buceo en lo hondo, esto fue grandioso y mucho más el día cuando nos metimos a la mancha de peces y nadamos entre ellos. No sé si hasta hoy exista esa gran mancha que había en los alrededores de esa isla, por el lado del Golfo de México ese manchón gris se movía como un todo conjunto.

 Fue una gran experiencia estar sintiendo a los peces nadar tan cerca, hasta sentir su roce en el cuerpo, es algo que llevo conmigo como parte de mi ser. En lo personal el azul turqueza del mar de esos rumbos, me permeo para siempre.

 Es el cómo  hacernos parte de los entornos lo que nutre al alma, cuando vamos por alguna carretera  o camino y cuando a conciencia nos hacemos parte de lo que observamos.

En el mes de diciembre de 2010 me dio claramente la pauta la vida de que agradecer era muy importante. Apenas comenzó el mes me di a la tarea de hacer de cada vivencia en lo posible un agradecimiento y lo fui logrando sintiendo en el alma una gran satisfacción.

Tenía que releer el libro -En busca de sentido- de Viktor Frankl que había recibido como regalo de un gran amigo. Esta vez lo volví a leer por segunda vez y congratulándome con la vida di gracias de comprender el buen sentido del texto, del que hay gente que no lo lee ni lo toca siquiera, porque habla de la vida en épocas del holocausto. A veces nos dan miedo cosas que pueden ser muy positivas para crecer. Hoy día vemos en la programación de series televisivas, una que es de asesinatos. No es tan solo el desarrollo del asunto de asesinar y filmarlo, sino hay una finalidad en la misma trama, se plantea que un grupo de investigadores en entrevistas a los asesinos más tremendos de la Unión Americana está buscando patrones de vivencias pasadas que hayan sido causantes de que un ser humano se haga agresivo. Saber sus vidas de primera mano, no por cosas que se dicen sino como ellos mismos narran lo que han vivido en sus infancias y hogares y poder tener claro que aunque a veces se puede tener la vena o condición de ser un mal ser humano, esto aunado a vidas muy tristes y mal llevadas pues terminan detonando a estos seres que pudiendo haber elegido, nadie les condujo en alguna dirección creativa.  Es una serie de mucha enseñanza.  No me atreví a recomendarla, está llena de escenas que tal vez no todos podamos soportar, solo lo hacemos si al final se nos deja claro algo positivo. Entre líneas y de primera instancia se ven cosas muy grotescas. No a todos les gusta pasar por las escenas fuertes para llegar al meollo positivo. Aunque a veces la vida nos pida eso mismo.

 (Continuará.)

 

 

 

 

 

 

 

 

 

miércoles, 5 de noviembre de 2025

 

Un día, una circularidad. (14)

                                                                  El arte de fluir es como un barco sobre las aguas, por unos momentos va más a merced de las olas y otros tantos va con la conducción de quien lo guía. MJ

                                                                   No se fluye con constancia en la vida personal.  La psicología actual lo deja claro, solo es posible encontrar los ritmos a voluntad, es decir, encontrar que nos beneficia y corresponde y a fin de cuentas que es lo que disfrutamos. Lograr ser el propio guía de nuestro barco y ser bendecidos. No siempre es fácil autoconducirnos, se nos escapa la acción y por lo tanto el flujo, las tantas actividades que nos ocupan entorpecen y por las propuestas que nos da el mundo, descabelladas algunas de ellas, nos podemos confundir. Otras veces la vida misma se encarga de apuntar y apuntalar.

Cuando a uno le domina el modo inquisitivo del vivir, es menester en este caso ponernos en modo observancia y tambien notar qué tanto nos estamos exigiendo. Si en verdad ese es el camino ¿el de cuestionarnos con constancia el modo? el flujo cambia.

El esfuerzo es una condición a la que solemos eludir. La cultura actual se ha encargado de hacernos creer que lo que se logra fácil es fluido y es lo mejor. No todo lo fácil es de flujo. porque fluir es estar en lo que nos corresponde y esto no es correteado. Se nos puede confundir el valor de esforzarnos (como si fuera un mal necesario) con una manera de ser que no es del total gusto a primera instancia, cuando en verdad lo que se trabaja da mejores frutos. Si logramos darnos cuenta de esta dualidad contradictoria y de cuánto remunera el empeño y la disciplina en nuestro interior, no dejaríamos de hacer los esfuerzos dignos en situaciones específicas. Hay una gran confusión con respecto a ley del menor esfuerzo y creer que lo más fácil sea la respuesta, es como percibir que hemos encontrado el atajo perfecto. Hacer la actividad que nos corresponde con todo el potencial que requiere la calidad del asunto. Estar en discrepancia afecta a la consciencia, porque lo que se hace a medias tintas, nos arrastra a la mediocridad. No importa el tiempo que nos lleve una acción, mientras los vacíos y las nadas no hagan de las suyas.

                                                                    Cuando observamos la circularidad o círculos concéntricos que se dibujan en el agua cuando arrojamos una piedra, nos daremos cuenta que el último que cierra hacia afuera tiende a ser más grueso, hay resistencia en el flujo natural, aunque sea el más realista.

                                    Por estos dias de la primera década del siglo, fue cuando comencé a sentir que la letra manuscrita estaba siendo amenazada y con influjo de desaparecer.  Tal parecía que ese modo tan clásico estaba siendo amenazado. Se escribe en algunos sectores más con letra de molde o por computadora y en el fondo de mi ser me negaba a aceptar que solo eso fuera a terminar perdurando.  Sentía tristeza dentro de mí misma. Ante la mirada personal algo que aprendí desde muy niña en el colegio, estaba a mis ojos con visos de destierro. Me puse las pilas y al fin comprendí que algo muere en uno mismo si no se practica, y más aún si no se propone o se habla de eso. Si tú que me lees sabes hacer letra manuscrita, tan solo te propongo que no la dejes de hacer: se han comprobado ya los beneficios a nivel neuronal y cerebral. Comprender que el mundo se rige por modas es una cosa y otra muy diferente saber el valor de algunas prácticas. Con el puño y letra (en particular la forma Palmer) la escritura es no solo bonita sino puntual en el beneficio que otorga. Me cuestionaba por momentos que valor tendría seguir escribiendo a mano o solo escribir en la computadora. Todo me quedo claro cuando percibí que las acciones no pueden estar determinadas solo por la temporalidad, sino por lo que nos caracteriza. El cambio fuerte de sentido al escribir lo viví en la secundaria y luego me quedé con las dos maneras disponibles de acomodo de la mano, cambio el sentido según el ánimo.

Me había costado mucho retomar la letra original para sentir que ya no procedía hacerla. Había sido cuestionada la forma de asentar la mano sobre el papel y al escribir de zurda parecía a otros que el esfuerzo era mucho, y para nada lo es. La condición del zurdo a veces solo la entiende otro zurdo. Tuve la ventura de que mi padre observó la zurdera en mí, y supo que no es tan solo el modo de asentar la escritura lo que importa, el zurdo tiene otros factores mentales que hay que considerar, me había dado esa seguridad en la primera infancia. No así le había ocurrido a él mismo.

 A mi padre le habían hecho escribir de plano con las dos manos, haciéndose un ser ambidextro. Los zurdos escribimos como abrazando el papel o las porciones del renglón por las que se asientan las palabras, y eso en mi caso por un tiempo lo modifiqué.

Decir que un zurdo escribe con la mano puesta en el papel con garbo, es pedir mucho. No por eso mismo habremos de forzar ese sentido que nos acomoda y caracteriza. Mucho de lo que escribí cuando me propusieron cambiar el sentido de la mano fue con esa firmeza de cuadrar mi letra a una posición manual que pareciendo más lógica y estética cuando en realidad no era la mía. Tratar de forzar a que cuadre algo que ya por sí mismo viene circular por naturaleza, es forzar.

Aun habiendo regresado a las formas de escritura de la infancia, a veces cambio el sentido de la letra con mucha facilidad, es algo que se me quedó en el chip mental y se me da el cambio por épocas.

                              Después de haber tomado algunos cursos de religión con los cristianos, varios conceptos se revolucionaron en mi interior. Exacto como me había pasado con el tipo de letra que prefería para escribir, me comenzó a pasar con el tipo de pensamiento que se me había inculcado, dentro de lo católico hubo cosas que dejaron de resonar.  Comprender que uno no ejerce una religión por lo que resuena puede tomarse un tiempo, es la creencia que se adopta y se hace parte del pensamiento. Nuestros porqués de querer comprender mejor los caminos por los que hemos nacido, nos puede llevar a revalorar, exacto como me paso con la posición de la mano izquierda. Nací en una familia de mucha religiosidad por la vía materna y la otra de una religión un tanto por inercias, y hoy me queda claro que de pronto esa amalgama cuenta y da un sentido de flujo mejor llevado. Solo uno mismo puede volver a retomar para comprender mejor, la religión no es sentimiento, es fe.

 Entre otros temas había una discrepancia entre lo que los católicos hablaban del perdón y como lo manejaban los cristianos y así con varios conceptos. Es cuando uno siente que se nos escapa algo al entender, cuando hay que prefijarnos a comprender mejor. Se perdona de inmediato, eso me quedó claro desde los dos aspectos y se ocupa uno de volver por los mismos caminos que produjeron algún agravio, haciéndolo con mas conocimiento.

Sentía que el afán de control excesivo de la iglesia en la que había nacido no me respondía. La circularidad del conocimiento religioso como que se cuadraba de más. Muchas veces me parecía que ahí se forzaba esa cuadratura del círculo, como queriendo que todo Dios respondiese de la misma manera. ¿Como vamos a responder todos de la misma manera siendo cada ser tan único? Y se fueron dando los detalles y los caminos. Comprender con paciencia, ante todo, y cómo es que se propone lo mismo para que la semilla germine a su tiempo en la tierra fértil de cada ser. Los tiempos de Dios, (volvemos a decirlo con claridad) nunca son los mismos para cada ser. Al fin comprendí porqué puede ser hasta de mala educación hablar de religión o política, porque es tan nuestra la creencia que nos abarca todo en la mente, que solo podríamos hablar de cómo nos ha ido en la feria de una manera muy personal. Así que aprendí mucho en esas sesiones porque me ayudaron a comparar y luego y a reforzar lo que he aprendido desde niña: escribir como zurda tradicional y pensar más como católica. Luego se refuerza con toda la creencia de la naturaleza cultural y social.

Comprender que la dimensión pensante uno mismo la da, a veces asusta. Nos encanta pensar que estamos adheridos a grupos en los que todos fluimos de igual manera, eso es válido como sentimiento de pertenencia. La creencia no se siente, se conoce.

La responsabilidad del pensamiento de lo que tenemos entre manos, es un don. No es lo que mi abuelita me dijo ni lo que me propusieron los padres, el aderezo final que viene de la mente personal es lo que más se disfruta porque deja abierta la puerta a crecer.  Nunca se espera todo del párroco (como sucedía el siglo pasado que los padres o sacerdotes eran venerados como dioses) ni de nadie, uno se fortalece más del camino de crecimiento que se decide emprender con conocimiento, y claro a veces se necesita más o menos dirección. Tal vez, nos fortalezcamos de lecturas que a veces no tienen que ser de tinte religioso.

Leí en estos días un libro titulado -Te amo, pero soy feliz sin ti-. Se trata tan solo de saber que el amor no debe hacernos dependientes de nada ni de nadie para sentirnos plenos. Amar, es apoyar a otro ser, nunca hacerlo tan indispensable que no podamos respirar. Al niño le puede dar mamitis o papitis, pero eso se supera. Cada parte de la pareja no es una media naranja, es una naranja entera y a los seres queridos y buenos amigos con todo su ser completo habremos de apreciarles exactamente como son.

Todos escogemos. La otra parte de la vida en pareja no tiene por qué querer saber todo lo que no le interesa. Si como individuos tenemos claro nuestro camino y derrotero para crecer, tal vez la otra parte tenga el suyo y si se desea se comparte, y si no, no hay nada de malo en eso de ser autónomos en nuestras creencias. Esto lo hacemos tanto a conciencia como a nivel inconsciente y si sentimos discrepancias dentro de lo escogido, es que Dios nos sabe seres valiosos para poder compartir solo y todo lo que somos.

En la juventud y en épocas de formación profesional, me polarizó muchísimo el estudio de los materialismos. Profundicé mucho en el materialismo histórico, así como en el materialismo dialectico y me parecía que era una respuesta muy fidedigna para la vida. Ya luego eso mismo tomó su lugar real. Con mi marido quise compartir todo en su momento, y fue tan rotundo el NO y que eso no era algo que su ser necesitara, que de plano me mando por un tubo. No podía yo comprender como una teoría tan hermosa (así me parecía entonces) alguien no la quisiera saber. Que cada quien tenga sus derroteros al pensar es lo más sano que hay porque la virtud de saber es muy personal. Es hasta estas décadas de la madurez cuando comprendo cómo y qué importante es no clavarse en una teoría como si fuera reformadora de la realidad.

 Es de lo más absurdo obligar a la realidad a cuadrarse a unos conceptos. La realidad es otra cosa, es mucho más dinámica y fluida, va por los oleajes de la vida a sus ritmos muy respetables.  Que una serie de ideas o conceptos en los cuales se quiera encajar solo la descuadre, ya nos ha quedado más que claro. Eso de la religiosidad aunada a la filosofía ahora lo vamos estudiando juntos mi hijo y yo, qué somos los más inquietos de casa.

Toda filosofía tiene sus tiempos y sus momentos. Filosofar apoya, pero no necesariamente siempre determina de fondo.  No hay tal unto de la magdalena, que forme a todos por igual.

Estupendo es el psicoanálisis, pero no para todo Dios ni todo momento y mucho menos hoy que ya se superó. Estupendo es el existencialismo de Sartre y cómo lo saco adelante junto con Simone de Beauvoir, pero nada que ver para la aplicabilidad directa y menos a la de hoy. Es un hecho totalmente comprobable y vivible que la vida siempre se reinventa. No importa si las etapas más felices (o eso creemos) han pasado o creemos que nada de lo que viene será tan gratificante como lo vivido en tiempos pasados, cuando nos damos cuenta que todas esas situaciones que la vida plantea, todas vienen adosadas de un colorido que hay que develar con constancia, el oleaje que lleva, el oleaje que uno conduce.

                                                                         Por estas fechas, de la primera década del siglo, mi marido estaba concluyendo una novela situada en la CDMX. Un tiempo se fue a casa de un tío para poder hacer la conclusión del texto y encontrar al editor adecuado. Nos vino muy bien el desfasarnos. La novela se publicó y eso dio pie a que hubiera ya tiempo para otras cosas y compartir.

El dia 10 del año 10 del mes 10, yo tambien terminé una narrativa en relación a lo que había vivido con los seres consanguíneos por parte de mi padre. Lo titulé -Sopa Rochuna- porque en casa de mi padre había un guiso así llamado por la abuela, era una vianda muy apreciada por todos, con ingredientes discrepantes y revueltos. Me pareció perfecto el nombre, dado que de esa línea consanguínea vino luego todo un asunto triste. Lo guarde como 15 (quince) años para revisarlo en estos dias, volver a un texto es grandioso, tomar los tiempos necesarios de revisión.

El saber que todo puede ser efímero nos causa un poco de pesar, mas cuando comprendemos que dirección lleva nuestro barco, estamos seguros que las mismas olas apoyan, y si es muy distinto el oleaje de otros seres humanos que navegan cerca de nosotros, aceptamos. Lo más infame que he vivido es estar cerca de abogados corruptos, es un asunto que pensé que nunca vería en mi vida.  

Cuando nos volvimos a reunir en casa con los hijos, ya con textos escritos y a vivir otro momento, pudimos compartir las ideas de esos males de la familia y hacerlo abiertamente. Nos prometimos que jamás pondríamos el valor de vivir la felicidad puesta en cosas, sino en momentos atesorados.  Nos dimos cuenta de que quien depreda… luego sale depredado.   A veces sin importar la deshonra, hasta en la consanguinidad encontramos enemigos. No se entienden hasta que se asimilan las consecuencias reales de actos realizados por seres que creímos cercanos. Ser gente con un sentido de honrar la verdad, es algo que se adopta a voluntad.

 Quien se debata en la mentira siempre encontrará escollos. Un escollo, es bueno saber que es como un peñasco que está a flor de agua y que nos puede hacer tropezar sin darnos cuenta, porque no se ve claramente, o porque no se quiere ver. Recordaba a menudo el título leído en la primera juventud: -Cada día tiene su secreto-. Me daba cuenta que hay títulos que se nos quedan prendidos al alma y vuelven a la mente. Así, me decía que tendría que fortalecer eso de encontrar el secreto mejor guardado del día vivido.

Las incongruencias existen, mas son parte de la química necesaria para hacernos congruentes. Ante situaciones vividas, es seguro que haya una reflexión que nos fortalece.

Aristóteles solo nos dijo que A es A. Mas luego vino otro pensamiento filosófico y se bajó ese del pedestal y nos dijo que A tambien puede ser Y, ya cada quien elige.

El cinismo que de pronto se aparece muy cerca de uno mismo y que vemos tan presente hoy día en vidas que contemplamos con horror, es parte de interpretaciones a modo, y eso nos debe fortalecer la paz y saber qué todos esos castillos de naipes que relumbran, terminan por derrumbarse.

Que el cinismo nunca nos cambie el ánimo. Observar al cínico es interesante, yo he tenido en la familia directa paterna buenos ejemplares de cínicos observables, de los que estoy retomando en el texto que reviso y reescribo.  Que importa que los seres en los que confiamos sean unos cuantos malhechores, hay mucha más gente buena y si es que sabemos que estamos felices con la vida que hemos logrado y elegido, fluimos con bien.

 Los que somos padres de familia sabemos el valor de ver felices a nuestros hijos y haciendo lo que ellos mejor consideran. Tal vez no comulguemos con todos los seres en los que confiamos, habremos de aceptarlo como una condición humana. (Continuará).

 

 

viernes, 31 de octubre de 2025

 

Un día, una circularidad. (13)

                                 Los momentos creativos en la vida del ser humano son fluidos y no recargados de excesivos pensamientos. MJ

                                                        No siempre es fácil empalmar lo que se quiere, con lo que se hace y mucho menos adosar como catalizador lo que tenemos en mente para lograr que esto sea acorde a la realidad. Estos aspectos si se enredan, nos pueden ganar la partida, la realidad es la que manda el juego. Cuando se quiere vivir una realidad cuadrada, se afecta la creatividad y se desvanece. Es muy importante aclarar lo que es simbólico para nosotros y así mismo hacerlo parte, tambien saber que los simbolismos personales han de dar la fuerza verdadera a la vida real y más feliz.

Prácticamente todo el año 2010 me dedique a reforzar mi mente creativa. No solo en la plástica que realizo y que quería expresar en algunos proyectos nuevos, sino ponía el interés en mejorar la creatividad en la mayoría de los aspectos, siempre con la premisa clara: ser creativos, es más que nada una actitud. Poder sentir que esa fuerza creativa que uno mismo hace presente, se vuelva compañera del día a día. De pronto uno se encuentra con mil pensamientos, poder observarlos es clave, y tener claros cuáles son los que en realidad implementan para la fuerza que necesitamos. El devenir de los años que percibimos de frente y que no siempre llega con toda la claridad deseada, nos permita saber cuáles pensares nada mas están ocupando espacios inútiles.

Cuando el vivir exige presencia de ánimo, tratar de estar en los momentos clave en presente y de ahí derivar de igual manera el estar atentos en momentos importantes de los seres con quienes compartimos. Hoy día, la misma situación de la tecnología que está dada en toda la vida activa, a veces nos facilita las cosas y otras veces solo entorpece. La virtualidad tiene sus bemoles, junto con la IA ya son una parte actuante que hay que saber compaginar con la realidad. Eso exactamente vino a enseñarnos la pandemia, ese saber qué, no en todos los casos habremos de estar en presencia física. Nos dejó claro que hay una nueva dimensión del modo de vivir.

Ese periodo pandémico que de entrada a todos nos significó un asunto doloroso (a unos más que a otros) nos queda claro que fue un momento en el que el mundo nos dijo a gritos ¡Parar por favor! y fue el paro más significativo del siglo. Nos cambió las percepciones a la mayoría. Hasta el caminar podía sentirse como algo diferente. La cautela se hizo más presente y saber llevar el tapabocas ni qué decir, soportarlo aún en momentos en que sentíamos que queríamos arrancárnoslo del rostro. Y así sucede en otros aspectos, la vida demanda y uno tan solo ha de saber cómo y con que responder.

Vivo en una calle cerrada y esa misma condición me encanta. Es una vía propicia para buenas caminatas y al llegar al fondo, poder sentir que se ha concluido algo muy saludable de ejercicio físico. De pronto surgió lo increíble: no poder salir por amenaza de perros que son agresivos. ¿¡Cómo!?

 Hacíamos caminatas hasta el fondo de la privada y nada nos parecía más hermoso. Era tranquilo, hasta que la jauría hizo su aparición.  Jamás volví por esa calle, esa serenidad que representaba saber contar con la calma natural, la vino a interrumpir un vecino con baja conciencia. De pronto nos topamos con seres que no logran comprender que todos debemos convivir en paz y de lo que es el simbolismo de hacer comunidad. Despiadadamente en este caso, esta persona deja que sus perros se escapen y hagan fechorías. Ante las demandas de todos los vecinos, hemos logrado cierta paz. No hay quien coma fuego dos veces: a mi marido esos canes lo tiraron de la bicicleta y paramos en el hospital.

¿A qué nos referimos cuando hablamos de las trampas del ego?

Concretamente a veces, son esas confusiones entre lo que son nuestros derechos y obligaciones. Hay que tener claro en la vida todo lo que permea a nuestro derredor. No todos logramos comprender esto del ego que puede destruir. Es muy cierto que ese vecino argumenta que tiene esa enorme jauría (más de 12 perros, acinados) porque los rescata, olvidando que los que tambien habremos de terminar rescatados somos los que estamos pagando consecuencias de esa desfachatez. Hacer de la casa personal un sitio de rescate de perros, no es lo más común y menos manteniéndolos en condiciones que pueden salirse de control.

Nada se logró cuando quisimos remediarlo con el diálogo. Un licenciado vino a apoyar a todos los vecinos de la calle, se llevó el caso al ayuntamiento. Nada.

 Vinieron los de la autoridad competente y les cerraron la puerta en las narices. Se argumentó al final que: cada persona puede hacer lo que su ego le diga mientras esté dentro de su propiedad. La propiedad tambien se desborda y afecta a otros.

Y, así tambien de pronto se dan otros casos de inconciencia. Estoy segura que muchos de nosotros tendremos alguno en nuestro haber de comunidad en torno a lo que vivimos. Ayer mismo supimos de un gatito envenenado. Los dueños, unos vecinos tranquilos, le dejaban salir a deambular y se metía a casas ajenas. Por la tarde mi hija lo encontró a unas cuadras, muerto. Nadie supo nadie vio, pero el gatito murió. No murió, más bien ¡fue muerto! Qué complicada es a veces la convivencia.  Vivir en un lugar en donde nos podamos entender como sapiens.

 ¿Es tan difícil sabernos parte del otro aun sin vernos tan seguido?

Los Coaties por aquí siguen deambulando. Los vemos por las calles más tranquilas del fraccionamiento y por los muros más lejanos y hasta a veces entran a los jardines, esperemos que no se les empiece a minar por parte del género humano que aquí vive, o los mismos canes que, si no están bien cuidados, atacan.

¿Cómo percibir lo que el otro tiene como un valor, y que, aunque uno mismo no lo perciba tal cual el otro, se pueda resolver la vida sin afectar a los demás? Pues esa es la pregunta del millón, muy difícil de contestar en cuanto nos vamos haciendo más numerosos (cantidad numérica que se nos escapa hoy día de la mente en todos los entornos) y nos aleja de la vida real. Desvinculación acelerada del otro, afectar con cantidades las cualidades, o como si fuéramos de otros planetas.

El valor que le damos a los afectos humanos es crucial. Es claro que todos tenemos a personas mucho más cercanas que nos hacen más vivible la existencia a diario, y esos otros que están cerca de casa, bien valdría la pena saber que nos podríamos entender y merecer la práctica de un respeto mutuo, practicar empatía.

Es claro que las comunidades humanas están sufriendo cambios irreversibles.  Lo más visible que podemos ponderar en los entornos cercanos nos lo dice.

A veces cuando salgo a caminar (por calles en donde me aseguro que no me va a corretear un perro) si me cruzo con un ser humano, le saludo. No siempre obtengo respuesta de quien camina por el mismo entorno que yo. La costumbre hoy día es salir con audífonos, como que el mundo se aleja. Qué bueno que existan esas herramientas para escuchar la música que más nos gusta mientras vamos caminando y meditando, mas vivimos con ceguera a lo que pasa cerca de nosotros.  A veces pasamos junto al otro como si fuéramos ¿invisibles? No me importa quien camine... pensarán algunos, me da igual. ¡Saludar nos hace bien a todos! y aunque a veces la mano sea invisible, es bueno hacer ese gesto cuando es posible.

Tengo la costumbre de ser conversadora, al caminar a veces hago altos para unas cuantas palabras con los jardineros del fraccionamiento, y tambien me encanta conversar con los señores que cuidan de los automóviles en calles y supermercados, ellos nos ayudan a estacionar mejor y cuidan de los autos. Se les llama -viene viene- ya que ayudan al acomodo.  En lo personal trato de saber el nombre de pila de algunos de ellos que están en lugares que frecuento. Hubo un caso de un lugar médico al que acudimos con frecuencia, en donde dejamos de ver al ayudante. En estos días que volvimos, de pronto se apareció y me dio tanto gusto verle de nuevo que en esta ocasión fue más larga la conversada, y le pregunté por su prolongada ausencia en el lugar, a lo que me dijo -Ay señora, tuve una tremenda pulmonía, y casi me voy al otro mundo-. Esto dio pie a una charla aún más larga que nos hizo bien a ambos y fue algo muy chistoso lo que me dijo: -Se me ocurre salir a buscar una toalla a las 11 (once) de la noche a la intemperie y me batió el rocío. Eso basto para que terminara en el hospital-. Le prometí oraciones para su total recuperación. En los años que reviso de estos textos tomé en cuenta en mis actividades diarias hacer oración más seguido.  Me venía dando cuenta como orar nos hace un enorme bien interior a todos, nos pacífica. Esas oraciones que aprendimos de niños, en la adultez nos resuenan diferente, evocan momentos y aunque solo las repetíamos como loros y hoy son parte del recuerdo familiar. También por momentos hacer algunos altos y agradecer al Dios de todos.

¿Es tan difícil comprender que estamos unidos de diferentes maneras?

Tambien la meditación volvió más fuerte a mi vida cerrando la primera década del siglo. Cada día la practico desde el amanecer para emprender el día con más calma.

Cuando la lucha de luchitas diarias comienza con el buen principio de centrarnos en lo que estamos y llevar la atención a lo que nos corresponde, la vida se vive mucho mejor. Es bueno que la química del vivir siga un buen derrotero.

Y si el día se ve bañado por un pertinaz aguacero las dinámicas cambian, el sentimiento interior del día se ennoblece, al percibir la caída del agua, se nos pide bajar los ritmos. La lluvia puede ser un canto gris para quien solo la ve como una molestia o una alabanza a la tierra mojada que nos regala olores imperdibles.

Me replantee que significa el verbo respetar. Notaba que ante creencias hay que ser muy respetuosos. Lo que nos resuena en el interior tiene bases muy personales. Uno pensaría que la cosmovisión puede ser muy parecida entre congéneres, pero no es así.  Sin embargo, en los textos releídos, noto mucha confrontación conmigo misma, asunto que me ayudó a deslindar y me ha traído tremendos aprendizajes. De pronto llegó la hora de compartir algunos.

Por estos días, aún no lograba tener a la gatita que añoraba. Sabía que llegaría. Esperé con paciencia hasta la hora de una adopción muy fluida. Lo que sí viví fue cómo una prima muy querida y vecina se iba a otros lares a vivir, partía a la ciudad y estaba preocupada por sus gatos viejos que prefería dejar por acá en donde habían vivido buenos años de su vida. Fue así como a mí se me dio la encomienda: Alimentarlos. Ponía yo la comida en la terraza superior de casa y no solo venían los gatos de ella, a los cuales yo ya conocía más y apreciaba mucho, empezaron a venir otros gatos bastante amigables de diferente color y gatidad, así que de pronto yo me encontré alimentando a unos cinco o seis gatos del vecindario con sus modos y remilgos, lo disfruté mucho. Eso de tener claro que SI y que NO, es un don de la vida. Tiene todo que ver con ese conocimiento de nosotros mismos que se va aclarando, que se va afilando como se afina un lápiz o cómo se despeja una maceta de la yerba que le invade. Esa hierba a veces me pesa quitarla, porque tambien es bonita o percibimos que tiene algún sentido (porque salió de la misma tierra mojada que da vida a la planta). Sabemos que la mala hierba le resta vida a la planta.

Con los años, depuramos y nos vamos haciendo mucho más tolerantes hacia nosotros mismos y con los demás. Era algo que a estas alturas de los 55 (cincuenta y cinco) años de vida que ya estaban en mí, me decía y comprendía mejor.

Revisión del cuaderno número 85 (ochenta y cinco).

Estamos en el verano de 2010. ¿Quieres Paz? Me dije. -Solo tú sabes el camino-.

La risa silenciosa del fondo del alma comenzó a emerger, la percibía. Era como un manto de seda azul que se asentaba como cubriendo mi ser, en cuanto empecé este nuevo cuaderno. Sin embargo, a veces al discernir se aparece la nada. Ese sentimiento como de vacío que todos hemos experimentado. Escribí:

La Nadidad

Es periódica y se hace presente, de pronto

Es ese sentir como que todo se esfuma sin sentido

Como si nada quedase, y todo está

Es irruptora la nadidad

No avisa y se instala

¿Puede hacernos sentir que se ha perdido el sentido?

A veces

Otras tantas, las esferas sin nada nos muestran todo

Hay que saber que estando de paso, volveremos

A otra nadidad, la diferente

A otro silencio que tendrá vida propia y no lo conocemos

La nadidad existe

Si se espera algo de ella, es cuando vemos que el vacío tiene sentido. MJ.

(Continuará.)