miércoles, 30 de abril de 2025

 

Día a día, es el reto. (7)

                                                          Los delirios, los autoengaños, están a la orden del día.

¿En dónde vamos a parar? MJ

                                                                             Mirar desde los ojos del alma, es el reto. Va dándose con la visión que tenemos del mundo y la del vivir diario, y aunque todo se amalgama, habremos de estar atentos a que lo engañoso no se instale. Al releer lo escrito, quienes hacemos diarios personales a veces nos preguntamos ¿qué nos queda en el espíritu, en el resabio certero al paso de lo que vivimos, leemos y somos? De las lecturas mucho nos permea, me voy encontrando que es necesario volver a ellas, tanto las bíblicas como las de nuestras preferencias, dan seguridad para la certidumbre. Sabemos bien, que nada cae en saco roto cuando se trata de nuestro interior y en lo que está en el pandero de cada día. De eso que vamos viviendo, algunas cosas se van como las nubes pasajeras que, en su movimiento, pasan. Otras vivencias se quedan para hacernos más fuertes.

Los orgullos insurrectos en la actualidad, apoyados a veces en insustancialidad, en fanatismos mochos que abundan tan trasnochados, por momentos duelen, crean pensamientos a veces delirantes y nada asentados en la realidad. Vemos cómo la misma religión no siempre da los frutos.  La realidad es que no podemos pasar por alto que los caminos de Dios son en primera instancia, de cada quien. Hay tanta intelectualidad hueca hoy día, que quisiera pensar que solo son los excesos de información en las redes. Es claro que no habremos de hacer caso de todo y por todo, afinar la percepción.

Por otro lado, la carrera por poseer más y más materialidad parece que no tiene fin. Da tristeza infinita observar las prioridades que algunos congéneres ponen en la palestra de sus días. Notamos que los libros ya solo están de adorno en algunos sitios. Sabemos que ahora más que nunca, en la vida del homo sapiens hay sectores que están dejando todo (o casi) por rendir culto al becerro de oro. Como si acumular fuera el reto. Mucho se está convirtiendo en basura que nos traga y los océanos lo están resintiendo.  Ahora que me veo con las siete décadas de vida en compañía, vienen a mi mente algunas personas que me marcaron como la hermana de mi padre con la que conviví tanto y que lo que con ella viví cada vez es más claro: tener todo con orden y disciplina. Pasábamos buenos ratos tanto en la ciudad de Mérida cómo en su hermosa cabaña en los Estados Unidos, Westchester County, Nueva York, como parte del club de tiro llamado Campfire.

Ahí se caminaba mucho, había veredas sencillas bordeadas por inmensos y altos árboles, dueños de su propio canto en el enramaje, permitían respirar profundo. Variedad de fauna silvestre nos hacía compañía, venados, mapaches, ardillas, diversas de aves.

Guardaba yo hojas de árboles y arbustos entre las páginas de mis libros. Me ha encantado siempre disfrutar la variedad. Lo natural provee de formas y colores exquisitos y es por eso que están presentes las hojas en algunas de mis obras plásticas.

 El afán de orden de esa persona que yo veía tan mayor en mi adolescencia y que a pesar de su carácter fuerte, me marcó.  Hubo partes buenas que se han quedado. Hacíamos listas para todo. Las idas a la ciudad de NY eran más o menos una vez por semana y eran programadas entre ir a los teatros, compras y visitas a abogados.

De nada nos sirve ser ordenados hoy día, si permea la distorsión de la mirada. Se cree en el valor de las cosas por lo que representan y no por las necesidades reales que nos resuelven. Volvía a casa con muchas cosas y las que más valoraba eran los dos o tres libros adquiridos en la pequeña librería del pueblo cercano y así fue como leí -La maravillosa tierra de Oz-, del autor Frank Baum. Tenía once años de edad y había regresado del primer verano que pase en las montañas Adirondacks, poco era mi inglés y lo practicaba leyendo, junto a mí un buen diccionario, (también adquirido en esos momentos) me daba a la tarea con gusto. Regresaba a casa con muchos conocimientos respecto al proceder de -Los empeños de una casa- (exacto como el tituló de Cervantes) que mucho más tarde tuve el placer de leer.

Es importante saber el qué y el cómo todas las veces. Las abuelas de hoy lo intentamos. Habremos de hacerlo sin apuro, los padres de los críos y los tíos de los mismos, están mejor informados. El divertimento de los peques lleva sentidos nuevos, más bien lo que puede preocupar es el apremio de querer hacer todo.  Cada que tengo que elegir un regalo para los peques, mis pasos me llevan con enorme placer al área infantil de las librerías.

Volviendo a las lecturas bíblicas que marcan, recuerdo que una de las que más me impactó es la referente a los quehaceres, como los organizamos y como también es importante dar espacio para los ordenamientos caseros y también para el sereno momento interior.

El planteamiento bíblico de Martha y María me encanta. Martha apurada en los quehaceres.   María sentada a los pies de Jesús, le escucha. ¡Oh Dios! hay tiempo para todo, casi parece decir.

Martha pregunta: - ¿Señor, no te importa que mi hermana me deje sola en el trabajo? -l El maestro le contesta: -Martha, Martha te preocupas y te agitas por muchas cosas y hay necesidad de pocas, o mejor de una sola-.

¿Cuándo unas cosas y cuando las otras? Ahí estriba la sabiduría del día a día. No poner de más y no dejar de hacer lo importante. Ni que decir obviamente respecto a la mente, tenerla con el cuidado de no atiborrarnos de información, se puede volver un arte saber    que espacios elegir para informarnos, a donde acudir.

¿Confrontados? Es claro que si es importante esa acción. Es buscar la belleza. Aprender cuando lo que nos están diciendo es prácticamente chatarra mental y poder encontrar los lugres en donde se discierne, en donde se opina con causa.

Sin pretender nunca ser ofensivos, habremos de aprender a decir no y llevar los ritmos esperados, es verdad que es mejor decir las cosas claras y el chocolate espeso…aunque no a todos congéneres lo aceptan ni les gusta. A veces las intenciones se salen del camino elegido.

A Jesús se le puede observar en la Biblia como es importante para él, cambiar de ánimo. Se nota claro cómo la utilización de la palabra en el maestro es precisa y asombra. En varios pasajes bíblicos lo percibimos. Las acciones a su tiempo dan los mejores resultados. No es fácil la educación de los niños en la actualidad, porque también tienen demasiada oferta en la caja parlante de casa (la TV) y ya hasta candados se utilizan hoy día para que eso no se salga de las manos. Me asombra cuando los críos, nos dan lecciones de cómo llegar a tal o cual plataforma para ver los dibujos animados permitidos. A los peques de casa, cuando se aparece la necedad y el llanto inoportuno, se les dice la frase: -Por favor utiliza tus palabras-. Hoy es factible y natural que un padre de familia pueda cambiar el tono de voz, y decir con aplomo y proponer con cariño lo que corresponde hacer.

A veces hay que entrar a la vida misma por la entrada estrecha, sin temor. Sin dudas.

No podemos ser mujeres y hombres solo de ley, porque el sentido común se aparta. Hace falta el discernimiento leal, filial, objetivo.

                                                                     Un gran compañero de reflexiones en mi vida adulta, ha sido el Diario personal de Amiel. Enrique Federico Amiel, quien me fue presentado para su lectura por un buen amigo, poeta y escritor a quien aprecio mucho y veo muy poco. Ha sido básico para mí, ese Diario Íntimo. El libro es de mi mesa de noche.  Consultado con frecuencia, subrayado y releído. Un pensador y filosofo de la vida diaria fue Amiel en el siglo antepasado y buen amigo de sus amigos. Un ser profundo y por ratos con pesimismos irredentos, por otros momentos se adentra por los caminos de la claridad al amor de la naturaleza tanto de Francia como de Suiza. El aprecio fiel a las personas admiradas, las alegrías de la vida. Un ser que sabe perfectamente el valor de la soledad y el gran significado de la compañía de uno mismo y no deja de salir a ver a algunas personas con las que mantiene buenas conversaciones. Reflexivo y por momentos nada fácil de leer. De pronto me sorprende. A veces los conceptos los siento tan vivos que es menester escribirlos. Tengo algunos aquí: -Apenas volví a entrar en mi casa sentí la nostalgia de lo indefinible, la sed de la voluptuosidad, la inquietud del amor. El aburrimiento de mí mismo y de mi soledad-. Este autor es un hombre recto y damos cuenta con él cuanto cuentan los sentimientos si los sabemos conducir con las prestezas y la claridad que no habremos de dudar que tenemos. Nadie en este mundo puede ser indiferente a sus sentimientos, y así también no deja de observar las realidades de una manera muy drástica, a veces lleno de tristezas. Con claridad, dice: -Todos los renunciamientos monásticos parecen entonces un engaño piadoso, una enorme ficción y para decirlo con más crudeza una estupidez-. En lo personal, en estos textos he reflexionado sobre la vida monástica que conocí de primera mano, por parte de la hermana de mi madre. Queda claro que, solo sabiendo, sabemos. Valiendo la redundancia, es que lo digo. Solo viendo lo que alguna acción trae de bueno es que le podemos valorar. Ahora que la mismísima iglesia católica dividida en bandos: el progresista y el clásico por decir los más evidentes, está pidiendo a gritos ¡orden! por favor. Nos está quedando claro que esto es muy difícil cuando se ha dejado entrar un potpurrí de modos y objetivos no muy claros. En realidad, nuestra catolicidad esta urgida de una renovada pero bien asentada pastoral que se ha trastocado. Tampoco podremos pensar que todo absolutamente es o habría de ser tan ortodoxo, la laxitud en extremos perjudica.  ¿Querer en mucho se vuelva a la doctrina del pasado y que los prelados sean mucho más pastores del espíritu? No se puede lograr nada exactamente cómo fue, sería retrograda e ilusorio el asunto, pero tomar esos temas espirituales en cuenta, es algo que hace falta. Se ha abandonado mucho la formación de fondo y la espiritualidad en aras de atender más puntualmente lo social, cuando ambos son importantes.

Es deseable, mas no es una elección fácil, que los que dirigen lo hagan de verdad y enseñen las pautas de las grandes filosofías llevadas a la vida diaria. ¿Lo veremos algún día?

Amiel, también nos habla de la resurrección y dice: -La fe no prueba nada en cuanto a la verdad intrínseca y objetiva de las cosas; la fe no es más que la medida de un alma, como lo fue para el alma de Jesús de Nazareth y es la nobleza de ciertas individualidades-. (paraf). -También se puede decir que la fe es un exceso de la voluntad y del amor, la única realidad de la fe es una realidad moral, en lo religiosos es la necesidad de salir del aislamiento y ligarnos a otras almas-. No olvidemos, la religión nació de un sentimiento, el sentimiento inquieto y profundo del misterio-.

Nunca hay que temer a lo misterioso cuando se saben las bases de la lógica y se tiene una filosofía de vida.

-La fe, es una magnetización a la cual nos abandonamos y que otorga una certidumbre sin pruebas, una tranquilidad que no necesita motivos, un bienestar indefinible-.

Amiel, el de la vida diaria, a veces nos toma de la mano y nos conmueve, hay momentos que hasta podríamos decir que nos sacude, luego nos suelta y muestra caminos sinuosos y que también se hacen reflexivos y de mucha valía. De pronto define y por otros momentos se le percibe indefinido. ¿No es así mismo como a veces nos sentimos los humanos y lo único que nos ancla a la vida real es la fe que profesamos? Y no me refiero a la fe de la religiosidad, me refiero a eso en lo que sí creemos y que proviene de todo nuestro conocer. Defenderlo es asunto obligado.

-Sembremos sin contar los granos-. Nos afirma Amiel. Frase profunda que nos da certidumbre de que si damos lo bueno no habrá de notarse ni hacerse cuentas precisas y si damos la reflexión personal, no tomar en cuenta si las personas se alejan. Es decir, es lo mismo que nos pide para que seamos útiles a la manera que se nos ha previsto algún talento, dar lo que hemos ido aprendiendo. El más sencillo de los talentos, es tanto y más valioso que cualquier sapiencia o ciencia. Vivir tan solo la vida éticamente y con moralidad sin mayores parafernalias, sería suficiente.

-Acomodarse a lo real, a sus imperfecciones y sus límites, convertir los suspiros en fuerza activa y bienhechora, aceptar su suerte, ser parte y reconciliarse con el prójimo y las circunstancias tales como lo son divinizar sus experiencias y descubrir una intención paternal en las alegrías y los dolores que han hecho el tejido de nuestros dias, ese medio de volver a encontrar la fuerza y la paz.-. Apunta Amiel.

-No reflexionamos pues el temor es insensato. Si nuestro padre ocupa el tiempo y el lugar, siempre deslumbrante pensamiento, por todas partes, habitamos en Dios. - Nos dice.

-Que importa la brevedad de nuestros días, puesto que las generaciones, los siglos y los mundos no hacen sino reproducir sin fin el himno de la vida, en los cien mil modos y variaciones de la sinfonía universal.-.

Cuesta tiempo y esfuerzo leer diarios personales, he leído varios y los iré comentando. Continuar recordando lo observador que era Jesús y entender a qué se refiere el verbo observar y como nos ayuda a estar centrados.

Jesús crea una revolución moral que no a todos encanta. Es más que obvio que no a todos encantó, se le llevó a la muerte por sus actitudes no entendidas. Su revolución es espiritual, y nada tiene que ver con el legalismo a ultranza ni el ritual obsesivo. La trasformación del corazón humano es la tarea.

Nunca podremos olvidar que cuando la vida misma nos confronta, es porqué nos está acercando a Dios sin duda alguna. La vida es una restauración constante.

Nos queda muy claro a todos que la ciencia no es lo mismo que la sabiduría. A quienes nos gusta acercarnos a conocer un tanto más sobre las escrituras religiosas nos es menester comprender que lo sabio no se otorga de la noche a la mañana y hay que ser pacientes. En lo personal he leído mucho de lo que argumentan pensadores varios, porque la religiosidad no a todos se les da. Esta es la primera aceptación que hay que tener con el prójimo, no todo ser, tiene porque ser religioso ni practicante de rituales. Hay personas que encuentran sus caminos de la mano de Dios en el día a día, no de la palabra escrita y difundida. No temer abrirnos a lo que nos interesa para ampliar lo que sabemos y poder amalgamar el espíritu. Uno de los grandes libros que disfruté leer con atención fue El Ingeniosos Hidalgo Don Quijote de la Mancha. Lo comentaré un día de estos, es un libro sabio.

Hace unos dias en cena amena con mis amigas arquitectas, una de ellas nos comentó y lo gozamos las tres grandiosamente: Tener una anti biblioteca. A veces acumulamos libros que ni hemos leído nunca. Es bueno de vez en cuando tener el pensamiento de una especie de laboratorio de curiosidades pendientes, lo propone según nos comentó: Nicolás Taleb. Seleccionar esos textos un tanto olvidados como un propósito y ahí mismo en casa, tener claros esos libros que ponemos en la palestra de la espera. Esperar sin desesperar, es una virtud. Pretendo hacerlo, y hacer caso a mi querida amiga. También se propone, nos dijo, el anticurriculum, de eso ya hablaremos. (Continuará).

 

 

 

 

 

 

 

viernes, 25 de abril de 2025

 

Día a día, es el reto. (6)

 

                                                                       Pocos son los retos que se concretan en un solo día. ¡Sí los hay, son los menos!, retarnos con paciencia a nosotros mismos, ser persistentes y lograr de a poco lo que nos proponemos. MJ

 

                                                           Pareciera que cerrar etapas es muy sencillo. No lo es. Con el devenir de los tiempos mucho menos y con la entrada tan vertiginosa de la tecnología en la vida diaria, obviamente para mejoras ha sido también para mas prisas (mucho mas en la vida laboral) ya el chip mental de nosotros los humanos a veces apuesta (por necesidad) en demasía a la rapidez. No es tan solo que se observe que lo técnico es algo positivo, lo que sucede es que ya prácticamente todo se rige desde ahí, es acción sin retorno. Algunas cosas escuché el otro dia, explicadas por un joven que se dedica a licitaciones, decía que algunas cosas se siguen haciendo a mano, los tiempos les ganan las partidas. Ya todo está permeado por ese sino, de que todo ha de ser rápido. Comprendo que a veces las cosas sean necesariamente urgentes, mas no en todo aplica eso de la prisa. Si requerimos excelencia, hay que dar tiempos. En el mundo laboral cuando no se terminan a tiempo las propuestas, éstas se truncan. A estas alturas del partido eso suena absurdo, porque no puede ser que en pleno siglo XXl estemos apremiados.

Cuando son etapas de dolor las que hay que cerrar, ya la tanatología está a la orden del día. Ahí se aprende que todo lo doloroso viene con el bien guardado, y que uno ha de desentrañar con ritmo personal. Si además de las penas uno no tuviera el tiempo para comprender mejor lo que se vive y se procesa, como lo es una adversidad, estaríamos fritos. Aun sabiendo que morir o pasar etapas fuertes es algo natural del vivir, nos cuesta, es mejor que nos tomemos esos procesos con mejor conocimiento de causa y tiempo.

Creemos que el buen sentido de las vivencias es persistente y largo, cuando en realidad siempre es menester resucitarlo con constancia. Según la vida va pasando. Somos limitados y aceptarlo nos engrandece, aunque a veces creamos que podemos cono todo en acción rápida. Ahora que he estado hablando del Convento de Claustro en donde vivió la hermana de mi madre, una amiga muy querida me hizo ver que cuando me referí a ese sitio dije que era de encierro, por una fuerza de costumbre que había escuchado de mi madre.  Las llamé de encierro, mas son monjas de claustro. La expresión verbal es determinante y se utiliza a veces indistintamente. No nos damos cuenta de que lo que decimos cuenta y permea.  Las vivencias se renuevan, para hacernos entender la vida con un nuevo colorido. Se dice mucho que hay que cerrar, porque tal pareciera que tan solo dignifica jalar la puerta que queda detrás de una etapa vivida, y permitir percibir la luz del frente, no es así de fácil. Para abrir lo que a continuación nos toca vivir (y lo decimos en gerundio, adrede) es traer las vivencias activas (que aún idas son vivas) y llevarlas a un nuevo devenir. Es un asunto psicológico a tal grado, que la palabra cerrar nos da la idea de que algo se acabó y no entender la realidad del todo: lo único que pasó es que se transformó.

                                                                     Hace meses ya, escribí sobre lo que pensé y reflexioné sobre el libro titulado -Sapiens, con el subtítulo un poco inquietante: -De animales a Dioses- del autor Yuval Noah Harari. Mi hijo me hizo ver esa inquietud, ¿porque considerarnos Dioses? Y es ahí cuando le dije que no es que piense el autor que hemos llegado a esa categoría, que nunca nos corresponde, mas bien él deja ver, que eso es lo que hemos creído, erróneamente. Si, hemos llegado a ver cuántos congéneres creyéndose llenos de divinidad se sienten como dioses. Desde ese momento me quedó claro que las posturas de este autor son serias e indispensables para el entendimiento puntual de los tiempos actuales. De pronto me volvió a sorprender, ha editado el libro que es versión para niños y jóvenes. Es así que fui a YouTube en donde él mismo da una conferencia en Madrid, y habla de todo esto. Con lucida sencillez. Se ha tomado el trabajo de darnos las pautas más claras y hermosas, de una combinación entre historia, antropología y filosofía.

 Nos deja claro que es importante darnos ese tiempo y entender quiénes somos.  Esta bastante perdida la sociedad, habiendo un abismo ente las cosas positivas y los seres optimistas y las cosas negativas y los seres pesimistas, mas siempre habrá un término medio que habremos de encontrar y que nos permita vivir acordes a un modo de pensar que nos dé felicidad, la necesitamos mientras estemos en esta realidad mundana.

La vida es corta, así que más nos valdría armarnos con buenos postulados de pensamiento y saber que la vida humana tal cual la entendemos en sus aspectos culturales ha evolucionado. Una sola palabra utiliza este autor para definir todo: Cooperación. Somos la única especie que podría cooperar entre ella, con todos y todo.  Es así, que en eso estriba nuestra salvación, pero no lo hemos captado prácticamente en su totalidad.

Nos hemos dedicado a desarrollar muchas cosas contrarias a cooperar, y eso nos está destruyendo. Veamos los puntos importantes:

El nuevo texto de este investigador se llama: -La Historia de los Imparables-. El, considera que el problema de nosotros los homos sapiens es que no sabemos parar, entramos en corredores de creencias y de acciones que vamos llevando como si fueran lo único, sin mirar consecuencias. La innovación tiene sentido porque nos agiliza y solo así es como se crece y evoluciona, pero cuando esos asuntos innovatorios perjudican y ni cuenta nos damos, a veces argumentamos: -es parte del vivir-. 

La pregunta clave es: ¿Cómo llegamos a donde llegamos? No fue camino fácil. Hemos pasado glaciaciones, sequías y más… y aquí seguimos. La acción bélica que pareciera intrínseca no es del todo parte del chip original, es algo que se ha dado por ese afán de no parar y querer más y más. ¿Cuáles son los asuntos necesarios en realidad? Hoy día, la guerra ya se da mucho más por acaparar las energías no renovables y por el agua. Sí estamos viendo panoramas y nubarrones mucho más negros, es cuando hay que tener más lucidez.

La historia, nos dice el autor: -No solo se escribe para escuchar como un cuento. Al leer o escuchar lo importante es el sentido filosófico, para afrontar mejor-. (paraf.) 

No hay fuerza real y natural tan fuerte que nos acabe, o no debería haberla. Todo se nos ha dado para progresar y está costando entender que somos nosotros mismos quienes nos hemos puesto las sogas al cuello.   No ha surgido como algo natural el asunto de nuestro deterioro como civilización. Ha sido causa de descuidos.

Sí, nos queda claro que somos los más inteligentes como seres que habitamos el orbe, y se cuestiona si somos la especie más feliz. Todos los animales llevan vidas mucho muy ordenadas, somos nosotros los que les estamos haciendo más difícil la existencia.

No hemos sido los únicos humanos en el planeta. Los Neanderthales (de quienes ya hemos hablado) fueron coterráneos por un tiempo del homo sapiens y se cree que por las luchas de poder ayudamos a su extinción. ¿Se extinguieron por su naturaleza? Cada día las investigaciones nos dicen que no fue así, hubo factores que les impactaron y uno de esos fue la lucha territorial con nosotros.

Si tuvimos el arrojo de salir del África y de poblar el mundo, así como de crear grandes complejos civilizatorios y la cultura, no puede ser posible que hoy día no podamos hacer un alto como civilización, para entendernos mejor. Parar la debacle.

Habla de algo grandioso Yuval: -Considera que el primer selfie ha sido dejado en las cuevas en las pinturas rupestres, porque quien puso su mano en una pared y pinto el contorno de ésta, ha dejado el testimonio de que ahí estuvo-. Es hermoso pensar en ese ser que, al poner su mano sobre una piedra de la pared, esa mano aun exista y nos diga algo así como: -Aquí estoy-. Porque no es un -aquí estuve- y ya, eso nunca, ese ser quiso dejar constancia de su presencia por algún motivo. Muchos de los estudiosos tienen varias versiones que algunas veces se cambian y mejoran. Entre otras se dice, que esas expresiones eran parte de rituales porque sentían que había deidades a las que no podían ver, pero si considerar. También estas pinturas están asociadas a la vida diaria, como un signo de que para ellos ese sobrevivir lo observaban como un bien sagrado. Nosotros a veces ni pensamos en eso, he escuchado que la ética está ausente en grupos que prefieren y tienen como principio de vida, hacerse de medios con el mal proceder y así vivir vidas llenas de materialidad por corto tiempo. Si hay que morir (por estar en malos pasos) ¡venga la muerte! afirman, al cabo ya viví.  ¿Puede haber más absurdo que esto? ¿En dónde queda la dignidad de hacernos seres humanos a partir de la meritocracia y el esfuerzo y no ser meros vividores?  porque si solo la vida se define con comer a diario, reproducirnos y consumir, es continuar como dice Yuval: ¡sin parar!

La vida se recrea, no solo se sobrevive. Vivir solo para llegar al dia siguiente, no es lo que significa evolucionar.

Nuestro cuerpo guarda la memoria de eso primeros años en la sabana. Los miedos que sentimos a veces no son parte de inventos, son parte de que nuestro ADN guarda como información contante y sonante que nos da sentidos nuevos hoy día.

La IA (inteligencia Artificial) tiene mucho de bueno, mas si nos descuidamos, podrá tomar decisiones fuera del ámbito humano y éstas podrían ser contraproducentes. Lo imparable no llega solo. Es la actitud de creer que, aunque no todo lo podemos resolver personalmente, es mejor no parar.  Nos dice claramente Yuval: -el ansia de poder es uno de nuestros imparables más conocidos, no detectados por los que creen que de ese modo uno se hace persona. Defecto de la especie-. (Paraf.)

Vale mucho la pena este autor, apuesta por el ser humano, sobre todo si hay jóvenes en las familias que están permeados con la ley del menor esfuerzo. Me encanta la postura joven, habría que motivar desde la primera infancia el gozo de aprender. Hacer una práctica el cuestionar el corazón para entender y de los jóvenes saldrán las respuestas necesarias para no extinguirnos.

                                                                   Mientras nos extinguimos o no… podremos seguir comentando pasajes dentro del ámbito espiritual. Tengo apuntes puntuales respecto a cosas que escuché con los cristianos: Jesús no le dice a Tomás, que él es -El camino, la verdad y la vida- tan solo porque se le antojó. Jesús no andaba hablando tan solo por la prédica, sino porque sabía de antemano lo que se necesitaba y tenía que decir. Estando un día en esas platicas Tomás le hace la pregunta:  - ¿Cómo sabremos por donde ir, si tu no nos lo dices con toda claridad?  Y es entonces cuando el Maestro le dice la frase, esa que todos hemos escuchado. Ese camino… que se recorre. Esa verdad… que se percibe y Esa vida… que se ocupa de hacernos persona. Sería bueno no pasar por alto argumentaciones que se presentan ya que, solo conociendo el sentido, es que la espiritualidad permea. Ser un ser espiritual es algo que uno busca, trabaja y logra.

Nos da terror a veces entregarnos a las misiones sencillas, disciplinadas. Hoy día si lo que se hace no se manifiesta en grandezas, sobrecoge la duda: como si no se hiciera nada. Al ser la cultura actual tan demandante, pareciera que lo del día a día no cuenta, y nos resulta más importante el oropel que la humildad. Hacer las acciones como sea y salgan, si es rápido es mejor… no es así.

 Ser sinceros es un deber, si esto no se entiende, retrasamos el avance de la especie.

Este mundo está lleno de buenas intenciones que pueden ir seguidas de malas interpretaciones.

Era pequeño mi hijo cuando de la escuela recibió varias medallas, creo merecidas. Estoy segura que para él el asunto no representó mayor cosa, era feliz haciendo lo que hacía, jugar y vivir como cualquier niño. Cuando nos visitó un tío psiquiatra   que vivía en Nueva York, una de mis tías pidió: -Que traiga el niño sus medallas-. De entrada, me hice a la desentendida, no logré que esto no se diera, y se trajeron. El buen doctor que las vio llegar, las miro sin mayor asunto. Se dirigió hacia mí y me preguntó: - ¿Y, este niño juega lodo y agua? ¿Se sube a los árboles?, ¡Obviamente!, le dije. En esos días teníamos la ventura de vivir en una Quinta, árboles varios y frutales. Teníamos un cenote al fondo del jardín de la tía vecina y hasta había ahí mismo un cocodrilo pequeño que visitábamos y al que llevábamos pan. Esas acciones eran para el doctor de la mente, muy importantes.

No hay valor distorsionado que de buen fruto; ni persona que se aplique sin ética, para querer aportar al mundo. (Continuará).

 

 

 

 

sábado, 19 de abril de 2025

 

Día a día, es el reto. (5)

                                                                       Los caminos de Dios son clarísimos. Es normal y humano que se enturbien. cada quien habrá de despejar los nubarrones que los suelen oscurecer. MJ

 

                                        Cuando conocí a la sobrina directa de la madre fundadora de la Congregación de La Visitacion que está conformada por monjas de encierro, de la que formó parte importante la hermana de mi madre en CDMX, no supo lo significativo que fue para mí. Conocía ya a una parte de su familia que había venido a Mérida antes que ella. En concreto tratamos a sus padres porque eran vecinos de la misma calle en la que vivo, en donde también vivieron mis padres.  Esa casa que fue de sus papás es donde vive ella hoy día. Me resultó muy agradable conocerle, ella vino un dia hasta el Club de Golf donde se me había proporcionado un espacio para impartir clases de arte. Fue interesante porque me contó que había cursado estudios profesionales de Artes plásticas en México y tuvimos una conversación muy amena.  En ese momento le conté que tenía yo una deuda conmigo misma: Aprender a cabalidad la técnica de los lápices de color. Y me dijo: -Yo daré clases en la casa de mis padres-. Casi ahí mismo me inscribí. Fueron unas clases inolvidables por el buen método que lleva de enseñanza tan académicamente certero y bien conducido, con rigor, disciplina y amenidad. Cada viernes durante varios años mientras asistí hasta concluir el curso, fui con enorme apertura a comprender todo lo que me faltaba saber de la técnica. Así también, mi marido al ver lo que estaba yo haciendo y que él mismo disfruta de hacer trabajos en técnica de grafito, se animó y tomó algunas clases con ella. Es ahí en donde conversamos algunas cosas de nuestras tías monjas, compartiendo ese asunto de que habían vivido en el claustro. Aún me falta mucho por comprender, y creo que la vida nos dará ese tiempo siempre que sea necesario.  No son fáciles de asimilar esos caminos de vocaciones de tal o cual tipo, nada fáciles. Ese estar entregadas a la oración, a algunas mujeres las sitúa como que viven algo insólito. A miles, si no es que, a millones de personas, les parece de lo más absurdo. He escuchado opiniones varias.

 El mundo de la espiritualidad está cambiando y eso es innegable, todo lo que se instituyó en ido tempore, va tomando nuevos carices porque no se puede (y creo que no se debe) enconar la forma de ese aspecto de la vida humana entregada a prácticas que pueden y que han de mejorarse. No dudo lo bueno que fue el tiempo de tales sitios de encierro como lo es este del que hablo, pero estoy segura de que ya hay otros modos y tipos de espacios para ese crecimiento y oración por los demás, estar en contacto con Dios. El plan de vida como actividad central a veces se encuentra fácil y al mismo tiempo es algo que a veces cuesta encontrar. Dentro de las opiniones he llegado a escuchar que no es normal ese tipo de actividad oratoria y hay hasta quienes creen que son vidas desperdiciadas.

Quienes visitamos esos recintos percibimos un poco mas allá, obviamente no del todo convence a la primera. Es agradable como se percibe el olor a incienso, los aires de paz que se respiran en general y como son las modalidades de las actividades a las que se dedican estas mujeres en verdad entregas, yo las tenía bastante claras porque lo vi de primera mano. Ahí, se hacen muchísimos insumos para las misas, entre otras cosas, obleas, casullas, por decir una parte. Tejen y hacen otras manualidades, y obviamente enseñan la religión.  

Mi padre hablaba poco, pero decía algo maravilloso: -Descubrir la vocación no es fácil-. me lo dijo varias veces y más que nada cuando iba a contraer matrimonio. En la noche anterior a mi boda, me habló un poco del asunto, diciéndome que, si no se tiene la vocación para lo elegido, ese algo se convierte en enemigo acérrimo. Ahora pasados los años me doy cuenta de la leña que lleva el dulce de la vocación, que se mantenga en sus ímpetus centrales es cosa que se trabaja día con día y aun teniéndolo todo claro, no faltan los bemoles que enderezar.  Al principio lo que elegimos no es del todo conocido, siempre adentrarse en los caminos vocacionales va mostrando los linderos de las aseveraciones menos claras.  Hablando en concreto del matrimonio, es importante saber que aun con vocación nítida, los ajustes son constantes. En otros rubros es más bien la disciplina la que da la argamasa para hacer de lo que elegimos algo digno.  No todos los caminos muestran y propician en un cien por ciento lo agradable, de eso hay que ocuparse.

En la vida, más bien lo que se va concretando son los retos y ejercer entusiasmo con constancia en el ánimo, para no perder el tono. Como artista plástica siempre me propongo tener proyectos en curso y hasta suelo fijarme tiempos para lograrlos, mas como esa actividad no es propiamente la centralidad de mi vida, ya que no me dedico a eso de tiempo completo, pues es obvio que me toma más tiempo.

 No siempre es fácil lograr que se empaten: Propuestas de vida y temporalidad para darles curso, realizar y finiquitar. Disciplinada la mente, los tiempos fluyen.

Las horas de visita en el convento de las monjas de la Visitacion eran claras, era muy suigéneris que siempre a la monja visitada tendría que acompañarle una monja escucha, era como una acompañante que daba fe de que lo que ahí se conversaba, rejas de por medio. Las visitas a mi tía siempre o casi siempre, eran en la compañía de la Madre fundadora, la tía de mi amiga y ella compartía muy amenamente con nosotros. Al final los niños salíamos con recortes de obleas, que nos encantaban.

 A veces en los momentos del día a día uno quisiera solo dedicarse a lo que se ama. No siempre el camino de las preferencias es el camino real, hay otras tareas que son como los puntos de unión que no se ven, bisagras sin las cuales nada se logra. Puede uno disponer todo, es la vida misma la que dará la última palabra. En el caso de mis actividades plásticas las tengo abiertas en mesas dispuestas, una es solamente para los lápices de color, otra solamente para las acuarelas. Veo el trabajo que tengo en capilla, y me digo mentalmente: Dios dirá. Y no es que espere que Dios mismo me avise a que horas he de sentarme a trabajar, ni mucho menos, es tan solo tener la disponibilidad de que de pronto salen los ordenamientos a pedir de boca. También, me ha gustado durante los ratos libres (por llamar así mismo, a los que quedan entre una actividad casera y otra) hacer bordado a mano, con varias puntadas aprendidas de mi madre. La que más me gusta es el punto de cruz y con este he diseñado muchos mandalas y aunque hoy día ya menos, me gusta hacerlos para los niños que entran al mundo. Hago unos que he llamado Mandalas de las Siete Virtudes. Cada uno de los colores representa una virtud. Van acompañados de un pequeño texto que diseñé y que lleva un pensamiento dedicado a cada día, con su color.

Es verdad que con el paso de los años los asuntos elegidos como preferenciales se van haciendo menos pesados, hasta se puede volver a elegir, recomponer, y se cierran casi por si solas algunas partes de lo que antes fue más importante. Nos damos cuenta de que los tiempos ya son más valiosos para ese decidir con claridad.

                                               Continuando con los escritos que reviso de los dias de aprendizajes con los cristianos, tengo más puntos importantes para compartir. Una forma que se expresa ahí para acrecentar la fe, es el asunto de reforzar en lo que sí creemos. Saber que la duda es parte, obviamente, pero eso que sí resuena para bien, dejárnoslo muy claro, como un firme propósito. Algunas veces, habremos de recordar que los propósitos la mente los laxa y los deja ir. Cuando se lo comento a mi marido, suele decirme: -es que eso que te propusiste, o no era realmente importante, o ya llegará el momento-. Saber que lo importante siempre tiene prioridad.  

Se puede creer de varias maneras y con varias opciones, mas hay momentos en los que hay que mantener al corazón en sitio justo. Tener como verdades universales las que nos han permeado como más fuertes y no hay que compartir eso que nos define, con todos los congéneres, siendo cautelosos de no incomodar. A las personas con las que conversamos no abrumarlas (de eso peco yo). Saber qué es exactamente en lo que creemos, solo si se nos requiere. Se dice que el primero que estuvo amenazado por el enemigo fue Jesús mismo, operó en terrenos muy adversos que supo sortear. Los cristianos tienen muy claro que Dios no es magia en el mundo. Una buena filosofía y toda la razón del mundo, añadiría Santo Tomás de Aquino. Tener claro el propósito, aunque a veces duela. Lo que percibimos inmundo, hay que alejarlo con autoridad sin duda alguna.

Es con la claridad propuesta y recompuesta cuando que se disipan los nubarrones.

Para el bien verdadero no hay tiempo específico. Lo bueno se puede aparecer de pronto con la posibilidad de aplicarnos a percibir en donde podremos dar una parte de nosotros mismos, poder notar que es eso que se nos requiere, con presteza dar lo requerido. Así me ha ocurrido con estos textos, jamás me imagine que todo lo escrito a mano, de pronto se convirtiera en textos revisados y compartidos.

 No soy escritora propiamente, mas toda mi vida me ha encantado escribir, hoy tan solo estoy dando lo que el alma me inspira y me pide.

Se puede hacer lo correcto en cualquier momento, procurando que no sea a destiempo. El tiempo justo se aprende a percibir. Nunca forzar.  

Ese bien que se percibe no tiene tiempo y espacio específico. Ni hora ni mes preferencial. Llega, y si uno lo detecta puede que sea la entrada a un asunto muy positivo. La temporalidad se vuelve un lugar etéreo en donde se puede poner en palabras, tanto lo que, si vivió, sea el rememorar  de los cinco años de vida o lo de hoy mismo.

Continuamos pues, con las revisiones. Mis ojos se posan en las letras a mano para revisar y con presteza encontrar las palabras correctas, escudriño más y más mies.

Y, nos recuerdan los cristianos: -Con Jesús, nunca hay estruendo. Ni oro. Ni plata. Y mucho menos gritos. Jamás rechinar de dientes: Solo certezas.

¿Será que todas las certezas que se nos expresan en las Sagradas Escrituras nos resuenan de la misma manera en cada uno de nosotros? Obviamente que no.  Tiempos de Dios… escuchamos a veces que se dice, son para cada ser el regalo personal, que se toma o se deja pasar. Jamás son iguales los significados para cada ser humano.

Acomodaditos en la vida, tendremos cuidado de no prolongar lo absurdo que a veces se disfraza de muchas maneras. Si no tenemos que preguntarnos nada, tal vez sea bueno cuestionarnos ¿Por qué? Los estancamientos no ayudan, a veces la vida misma nos sacude. La vida puede parecer de pronto una laguna serena, sin nada de olas, ¡cuidado! porque un leve batir de vientos en contra, puede hacer que aparezca un poco del limo estancado. Pobre de aquel que nada se pregunta y que cree divino su devenir, porque no vaya a ser que de pronto se aparezca un lodazal.  Solo el trabajo interno aporta. De pronto, se acumulan los cuestionamientos y viene el abatimiento profundo que pareciera que ni sabemos de donde salió. Claro que no importa sentir los contrasentidos, porque si somos sinceros, es ahí mismo donde habita la luz que cada uno pretende.

Dios mismo nos deja claro que el movimiento del mundo no es el mismo para todos. Si pensamos en los sitios del orbe que viven guerras, esto no nos puede quedar más que claro. Los seres pensantes son los que detectan más fácilmente los engaños, hoy día a la orden y en todas partes, es un hecho que vivimos la era de lo simulado. Lo poco certero y claro es el pan nuestro de cada día.

 Y volvemos con los dichos caseros: -Lo mejor, puede ser enemigo de lo bueno-. Lo que es, no se ve claro en todos los tiempos mundanos. Es menester comprender el ritmo de los cambios para que no se nos mueva el tapete.

Cuando Jesús aparece resucitado ¿Se encuentra con una multitud? ¡Obviamente que no!, solo hay dos personas ahí, en el sepulcro.

En Getsemaní Jesús les pide a los discípulos que solamente se sienten… mientras él hace oración. Está centrando su alma y la buena energía de los elegidos está acompañando. Acompañar, no es cualquier acción, porque hasta se puede acompañar espiritualmente, sin presencia física. Es algo que nos cuesta entender. Solo el silencio y la observancia nos basta en la vida para pacificar a los que nos rodean. Otras veces hay que hacer mutis.

La belleza de la humanidad de Jesús es que jamás se desliga del cielo.

Siempre, antes de optar por algo necesario, antepone las palabras: -De ser posible-No son las exigencias a la vida las que hace posible lo deseado, exigirle a veces descuadra, porque nunca podremos olvidar que tiene mucho más valor lo elegido. Es la actitud humilde la que da, el sentido de las esperas.

Si estamos viviendo un dolor, lo aconsejable es poner el sentido divino de lo que creemos, ante todo. Lo que nos causa dolor solo se depura en solitario y con oración sincera y sentida.

Ante el absurdo, nunca despotricar. Cuando es hora de meditar y percibir la luz esas tinieblas que se presentan como nubarrones imposibles, se irán fácilmente.

Un corazón atribulado y turbulento no propicia ninguna resurrección.

En Juan 14,1-9 se nos dice: -No se turbe el corazón-. (Continuará).

 

 

 

 

 

 

 

miércoles, 9 de abril de 2025

 

Día a día, es el reto. (4)

 

                                        Cada día, es como una sencilla pieza de rompecabezas, no contiene la imagen completa, si logramos ver, lleva una buena parte de ella. MJ

 

                                          De niña, no armé tantos rompecabezas. No fue hasta la adultez que volví a tener gatos a mi alrededor y me animé hacer puzles de felinos. Los recuerdos de algunos momentos disfrutados en la infancia de los hijos, me despertó la inquietud, e hice algunos de muchas piezas. De pronto los empecé a tener como el hobbie de los domingos por la mañana mientras escuchaba música. ¡Qué divertido es hacer esos acomodos de tantas piezas y de una a la vez!  Y es así que se arma el todo. Por ratos, solía imaginar cómo quedaría, pensando que no sería tal cual como viene la imagen en la portada de la caja. Hoy día me queda claro que así mismo es la vida, aunque sí es bueno imaginarla y hasta programarla, es también muy divertida la parte de descubrir la pieza clave que conforma la totalidad.

Visualizamos con mucha más claridad lo que ya se armó, también nos encanta pensar en la totalidad que tenemos de frente, ese reto que nos motiva, como si en verdad nosotros fuéramos los únicos artífices. Creemos que, porque ya se logró una parte del hacer, el ser puede fluir solo porque sí. Dar con lo que falta nos reta y a veces hasta nos inquieta. Lo que tenemos entre manos es la pieza del día. Al armar un rompecabezas lo último que necesitamos es apuro, la vida misma tampoco debería apurarse, ya sabemos por dónde va, aunque a veces nos guste la incógnita. Se tiene más o menos claro cuales si encajan, tanto las piezas como las acciones, visualizar la esencia que nos define.  La mayoría de las piezas de vida, llegan bien señaladas por los colores de la imagen total, verlas claras es tarea serena y llevadera, cuando aparecen los tonos, es la cautela la que da las pautas. Es así que separar lo que hay que separar y llevar compases de espera, es lo sabio.

 Amo los comienzos, empezar algo. Tiendo a bajar los ritmos de entusiasmo cuando hay que concluir, eso lo he aprendido del tenis ya que cuando llega ese momento de cerrar el partido, la dinámica cambia, las cosas se ponen más emotivas. Cuando nos conocemos mejor a nosotros mismos sabemos cuáles son nuestras debilidades y es ahí donde hay que reforzar. En los rompecabezas la clave son los colores. Tomar los diferentes tonos. Una vez que se tiene claro el colorido, iremos por el encuadre.  Si no tenemos ese contorno vital y que da inicio ¿Cómo vamos a armar piezas así nada mas? Es así que las piezas de la periferia son determinantes. En la vida misma son las partes de la familia que nos ha precedido lo que nos da ese asiento redondo y a la vez indefinido porque no es fácil saber quiénes fueron esos que vinieron antes. Cuando veo como a mi marido le puede fascinar todo lo genealógico de sus antepasados, me queda claro. En lo personal no era tan afín a esas búsquedas y me fui dando cuenta que es bueno saber de algunos de esos seres que nos han precedido. Estudié arqueología y aprendí del valor de las partes estratigráficas de la tierra, y me fue quedando claro que esas estratigrafías también la hay en las familias. Tampoco soy extremista, pero saber quiénes fuimos en la persona de nuestros ancestros, es genial. En lo personal me bastaba estudiar todo lo que la Antropología propone: Somos seres participes de la especie que nos define, y determinados por la cultura desde el más lejano inicio, con eso me era suficiente. Tampoco en mis padres encontré mucho interés concretamente en las personas de sus ascendencias, por lo que con las fotos de familia habidas que mi madre dejó, organicé un álbum que me ha hecho muy feliz y me encanta compartir con los primos. Varias primas me lo han pedido para darse esa zambullida en el pasado. Tuvimos abuelos prolíficos por parte de mi madre y por parte de padre fueron menos. Mi padre hizo las acuarelas de los rostros de mis abuelos, sus padres. Los descendientes de mis abuelos maternos hoy día están catalogados por un primo hermano que con diligencia se ha ocupado de averiguar cuantos somos, quienes somos y en donde estamos. Sin importar tanto cuantos, lo que más me gusta es saber que ahí mismo estamos en esa red parental.

Así que esa parte que sostiene al rompecabezas es básica. Luego los colores nos hablaran de lo que se arma en cada espacio, hasta obtener completa la imagen. Cada familia tiene sus propios coloridos, sin duda alguna.

Un rompecabezas en cada una de las piezas que lo forma contiene una representatividad importante, no existiría completo sin esa pequeña porción. Ese pequeño pedacito cuenta y cuenta mucho.

 En una ocasión un perrito que teníamos muy ocurrente, se mastico unas tres piezas del rompecabezas en turno… y me dio en verdad el patatús ¿Tanto trabajo para encontrar al final del armado un espacio vació? No, no queremos espacios vacíos, queremos toda la imagen.

Comenzamos la vida con una sola pieza y se vuelve un reto la complejidad mientras sepamos que vamos hacia donde hemos elegido. A veces las piezas necesarias no aparecen y nos desesperamos dejando para otro día asuntos que sabemos tan solo necesitan de saber valorar los momentos y los tiempos.

Pues si la vida pudiera verse como ese armarnos con piezas únicas y que representan cada día vivido, estaríamos más tranquilos de saber ¡Que las tenemos todas! Y que solo es cuestión de paciencia el irlas colocando. Piezas que parecen afines y nada que ver, esperan o se van. Piezas que de pronto son parte de otras áreas mientras nosotros a veces las queremos encajar, en donde no corresponden. Piezas y mas piezas que en la vida podremos definir en su unidad ¡como el día a día!

 No dejar que por descuido estemos revolviendo piezas que han de esperar. De ahí nacen las preocupaciones, de ese estar mirando en donde aún no nos toca ver.

Trabajar lo que nos toca del día. En lo personal había venido descuidando la parte del fortalecimiento espiritual dentro de mi propia religión. Y no es que lo abandonara, sino me fui por caminos diversos. Había escrito en los textos de vida diaria las decepciones tremendas de quienes manejan la iglesia católica y hubo momentos en los que ya no quería saber nada de esa parte. He mencionado aquí mismo cuanto aprendí de los cristianos, que hasta me quise ir por ese rumbo, y con buen sentido común me di cuenta de que ese no era exactamente para mí. Dejé que la vida me mostrase, como cuando una parte del rompecabezas que armamos toma un compás de espera y que solo con el descanso mental. la presencia de Dios y el Espíritu Santo dan la claridad. Aunque los conceptos religiosos sean a veces complejos, es tan solo saber que tienen un sentido especial que puede colocarse en el mueblaje mental. En la mente que se amuebla hay que dejar que manifieste todo, aprendemos que el acomodo la vida misma lo va dando. Cada día puede agregar y transformar una parte importante.

Así, podre compartir algunos conceptos que encontré en este camino. Aparecen de mi puño y letra y me vuelvo a sorprender: Después de ir muchas veces a escuchar el aprendizaje cristiano me quedó claro: -La relación con Dios es personal, se manifiesta en lo grupal-.

Nunca perdí la esperanza de saber que poco a poco esas ideas que de pronto nos decepcionan van a volver mucho más fuertes y darnos la certeza que necesitamos.

En el cristianismo como doctrina, la Biblia se lee con mucha más atención y buscando la vivencia, son certeras interpretaciones valiosísimas, aunque a veces se hacen con libertades que no corresponden a lo que da asiento al catolicismo, no es que estén mal, son tan solo diferentes. Me gustaron esas libertades, las escuché. Observar nuevas formas y visualizar un Dios más cercano hace mucho bien, aunque no eran del todo afines a la base de la religión en la que nací.

Me hice de la Biblia Reina Valera porque me encantó que las palabras de Jesús mismo, las han puesto en color rojo, es mucho más fácil que la Biblia que yo había manejado: La de Jerusalén. Más, no todo se trata de facilidades, sino de verdades.

Es totalmente cierto que: -La alegría de Dios nada tiene que ver con lo religioso, es más bien un sentimiento al que uno puede acceder-. ¡Bellísimo!, pero no todo lo que relumbra es oro. ¿De qué nos sirve estar alegres en Dios, por Dios y con Dios si no tenemos las esencias y las fuentes de procedencia bien claros?  tener bien organizada la cabeza con los conceptos verdaderos. Sé y me queda claro que hay de verdades a verdades, mas hay que definir las de la religión que profesamos. Entonces, he ahí el detalle, no es solo lo emotivo, porque la vida no es así, si nuestro Dios personal no está fuerte, cuando llega la adversidad natural y humana los conceptos que en verdad dan paz, no aparecen.

Es un hecho que tener buenas actitudes no procede solamente del ritual que podamos practicar, mas ese ritual puede fortalecerlas, si estamos atentos.

 Cuando yo deje de asistir a la iglesia católica era entre otras cosas, porque me molestaba la actitud del párroco, a todos les observaba con un tanto de molestia que desahogaban en la feligresía, había regaños, había objeciones diciendo que no había la atención necesaria y cosas así. Me toco una vez un regaño a unos novios en el sentido de hacerles ver que no era un juego el sacramento que recibían. Eso me molestó. Hoy día me queda claro que es parte de la vida que se quiere armar con fortalezas, el argumentar el comportamiento. En los recintos religiosos a los que asistimos habrá que acatar con mas humildad lo que se proclama. El domingo pasado, que el padre de nuestro templo se disculpó antes de regañar… me pareció una buena actitud y comprendí el regaño: -Por favor, nos dijo, si quieres ser parte de este ritual y enriquecer tu alma una vez aquí, hay que escuchar el mensaje completo ¡No llegues tarde! De entrada, en otro momento ese argumento me hubiera chocado.

¿Quién es el párroco para decir si se llega tarde o no a la misa? Ya me lo había recordado mi hijo: -Es el que tiene la autoridad en el recinto-. No es cualquier recinto el de una capilla, iglesia o catedral.

Ahora que estamos en la época de Cuaresma es bueno abrirnos un poco más. Comprender la Resurrección sin arrogancias y mucho menos servilismos. Ser claros, nos están hablando de algo que es difícil de entender por su relevancia.

El ser que resucita, no lo grita a los cuatro vientos, solo actúa diferente. Desde el anonimato es maravilloso compartir con los cercanos esa felicidad de que se nos otorgue… ¡volver a ser! Setenta veces siete, si así fuere necesario.

Con el día a día bien vivido es mucho más limpia la certeza. Comprendo perfecto a quienes no van al ritual, yo personalmente he vuelto, primeramente, porque me gusta cantar, ¡Bendito canto! Me ha hecho estar más atenta. El sacerdote hace su tarea para cada uno de nosotros. No habla a los cuatro vientos, nos habla a cada quien.

Esa salvación tan mentada por la iglesia católica no es un asunto de cuando nos llegue la muerte, nos estamos salvando en el día a día.  Antiguamente se veneraba con actitudes un tanto exageradas al sacerdote, tampoco eso era equilibrado. En lo personal y muy joven, en mi cama con hepatitis tuve que besar un anillo arzobispal. Fue algo fuerte para mí, de momento me chocó la insistencia de mi madre. Hoy la comprendo. Eran formas instituidas con las que crecieron algunos seres de familias muy cercanas a la iglesia.

La majestad de Dios es para todos. Se incuba en nuestro ser del día con día y abriendo la mente a las enseñanzas. La base de la religión en cuanto la explica Santo Tomás de Aquino nos dice: -no hay discrepancia entre filosofía y razón-. No es tan solo filosofar, ni tampoco aferrarse a la razón. Es un complemento entre ambos sentidos.

Santo Tomás de Aquino, es según se le ha catalogado por los máximos teólogos católicos como: -el más santo de los sabios y el más sabio de los santos-. Leer, La -Suma Teológica- su obra máxima y más accesible al gran público, habría de ser parte de todo católico. Este dominico italiano, nacido en familia aristócrata, fue un iluminado. Nos deja claro que los grupos religiosos que solo están en la filosofía y no toman en cuenta la razón, pueden caer en fundamentalismos.

La Biblia, no se interpreta al libre pensamiento.  Tampoco es pietismo de corazón, ya que, si nos emocionamos de más, también nos distraemos de lo central. Crecer, es comprender el conocimiento. Leer, sin extremismos.

Entre los cristianos escuche la mejor definición de fe: -Certidumbre de lo que no se puede ver-. Nada fácil de comprender a la primera. Todos deseamos ver, y ver con claridad. ¿A qué horas vamos a estar seguros de cosas que no vemos? Y aquí entra un bello concepto que comprendí en cursos de Xtologia católica: Nada debemos dudar cuando comprendemos que estamos contenidos en Dios. Es esa contingencia lo que nos permite realizar la misión que nos corresponde, sin temor. Es ahí mismo a donde volveremos. Nadie se quedará sin volver a la totalidad de donde vino, eso jamás. Sin duda la fe se fortalece en las vivencias de cada día. (Continuará).

 

domingo, 6 de abril de 2025

 

Día a dia, es el reto. (3)

                                                  Si se llevasen el miedo, y nos dejasen lo bailado para enfrentar el presente…Si se llegase entrenado y con ánimo suficiente…

Llegar a viejo.

Joan Manuel Serrat.

                                                     Todos queremos llegar a viejos con el mayor garbo posible. Poner tan solo la mirada ahí en donde nos visualizamos no es lo más recomendable, si antes no tenemos el ánimo entero y el claro convencimiento de que es en el aquí mismo en donde progresamos de a poco y con ahínco. Ese día a día tan valioso y mentado por las corrientes del pensamiento de las nuevas eras, que a veces sin mas dejamos pasar (y no diría yo que es por descuido) hay que tenerlo al día.

                                                       Cuando escribo estos textos me acompaña una linda fotografía en blanco y negro de mi madre cuando apenas tenía unos 20 (veinte años) de edad. De rato en rato volteo a verle y me quedo mirando fijamente, como rastreando los significados: la mirada hacia un lado un tanto en el vacío y como que sus ojos cándidos me hablan de muchas cosas, las ojeras que crean un total circulo oscuro en cada ojo, afectan la mirada y me hace detenerme y pensar ¿Qué motivó esa media sonrisa? ¿De qué habla ese peinado esmerado tocado por una flor blanca?  alguien seguramente le ayudó a lograr el esmero, ese mismo que es reflejo de una época. Poco a poco me queda claro que cuando tuvo a los hijos (ya grande para lo que se esperaba) mucho tuvo que adecuar y hasta me dan ganas de decirle: -en verdad, ¡qué bien lo hiciste, mi querida! porque tu media sonrisa de postura digna y de mujer recatada que siempre supimos que cultivaste, responde a lo atenta que viviste a tu tiempo-.

Nadie, absolutamente nadie de nosotros llegamos entrenados para afrontar nada. Cuando yo misma me visualizo a los veinte años de edad, me queda clara esa época cuando creía que ya tenía el camino y el mundo bastante tomados por el cuello… hoy que veo mis manos pecosas y añosas, me siento feliz por todo lo que han tomado entre ellas, y ya no me importan esas que en la juventud y sin manchas, vivieron muchas búsquedas. Toda claridad se conquista. Cuando mi nieta mirando mis manos fijamente me pregunta qué es eso que tienen…recuerdo lo que un buen amigo me dijo: -son las flores de la edad-.

En animo suficiente, (ese del que habla Serrat) todos quisiéramos estar. Tanto escuché y escuché a Serrat y con atenta fruición en su momento, que hoy que resuena, me hace sonreír. Esos significados fraseados tan acertadamente por el cantante catalán en sus canciones, cuanto nos motivaron la vida que teníamos de frente. Joan Manuel Serrat Teresa, las Teresas de mi barrio estarían felices con ese nombre ahí rematando el que todos conocemos tan solo como Serrat. En los lares de la familia de mi madre hay varias Teresas, comenzando con mi progenitora, a mí me excluyeron del nombre porque según dijo mi padre ya eran demasiadas. La veneración de Santa Teresita del niño Jesús ahí fue inminente, tal vez (ya conté antaño) porque mi abuela conoció a su hermana en una visita a Lisieux, (cuando esta monja ya estaba muy viejita) le marcó tal grado que se hizo parte de su vida.

Pero, me pregunto en el texto releído en estos momentos ¿es que se van los años? O más bien habremos de decir ¿es que de alguna manera sutil se quedan en nosotros? El aire vital permanece y pocas cosas se van, queda un limo hermoso que permea todo. El -Ruah- divino, con el que entramos al mundo, que es ese aliento que todo nos concreta y nos renueva, siempre está.

Y comienzo la libreta numero 77 (setenta y siete) con una aseveración:

-Poco a poco y algunas veces lentamente la vida se percibe en su totalidad-. Estar presentes en este momento concreto, sabemos que es muy importante, aunque a veces nos parezca que no lo es, y luego ese mundo completo que hemos vivido.

Iba yo viviendo el fin de año de 2008 y textualmente me digo: -Iba aprendiendo el valor del día, como si fuese el único-.

Sentía a la temporalidad como una amiga, como si en verdad fuera la aliada mas pertinente que la vida puede otorgar. Y me volví a preguntar (ya muchas veces antes lo había venido haciendo) ¿Qué es en realidad el punto de partida que nos lleva a percibirnos en el giro de nuestra renovación? ¿desde donde comenzamos a considerar que en verdad vivimos a plena conciencia? ¿es que la conciencia se detiene de pronto y deja de aportar? 

La otra tarde, sin previsión y sin que ni para que, se dio la enorme felicidad de ver a la nieta de tres años tomar una porción del suelo en donde estaba jugando y ponerse a hacer los pasos de ballet que ha aprendido.  Los tres que estábamos con ella nos quedamos paralizados y atónitamente silenciosos, cuando pudimos observar ese despliegue de movimientos tan felices y genuinos, tan seguros y tan nítidos, esa seriedad de giros en el aire que subía y bajaba las piernas con tanta seguridad, que mi hija me hizo una seña… -nada de celular-. El disco duro era nuestra mente y nada más. Sonaba una de las canciones del Cascanueces en un concierto que escuchábamos, y eso bastó. Al final, ante una posición hermosa tendida en el suelo, todos los espectadores (que éramos tres y Ruah la gatita) aplaudimos entusiasmados, ella solo se quitó los mechones de pelo de la carita, se llevó ambas manos a la cintura y nos regaló una amplísima sonrisa.  

Ir fluyendo, y con el flujo hacernos la conciencia de que cada momento tiene el derecho y el acierto de ser en plenitud, si así lo decidimos.

La recreación armónica que se da en los dias comunes y corrientes tiene una energía muy especial, se suceden como ámbitos sagrados de nuestro poder ser.

Pasar página con seguridad. Cuando se pasa página en la vida y más aún lo hacemos en las edades ya maduras, cerramos con satisfacción.  Si la vida en un solo día es capaz de darnos mil y un motivos para gozar de ese día, es que estamos presentes y eso es respirar  en profunda paz.

El vaso de agua que de pronto habremos de beber, de trago en tragó sea disfrutado. La percepción en el olor del aire que da el inicio al levantarnos, el pan que tostamos. El manjar sencillo que tanto nos gusta preparar con nuestras propias manos.

Es un deber sernos fieles a nosotros mismos. Hace unos días sin recordar porque motivo, expresé: -Ojalá la vida dejase de movernos el tapete-. Y un adulto presente ahí en la plática, me pregunto ¿Que entiendes por mover el tapete?  -no todos estamos siempre en la misma sintonía, tener lo más claro posible en lo que creemos, y del día a día no permitir que nuestro centro se desvanezca-.

Regalarnos momentos personales, ese deber auto concedido sin prisas, sin miedos. Uno que puedo poner como ejemplo es gozar de los entornos que Dios nos ha permitido tener cerca. Si somos conscientes de que es lo que nos rodea, ya estamos dando vida a la vida.

La certeza de vida no es lo que consideramos los medios materiales que tenemos para continuar, es mas bien los pensamientos que hemos logrado sabiamente cimentar y que nadie nos puede quitar. A finales de la pandemia que vivimos en el año 2020, me quedó clarísimo un nuevo aspecto de la amistad: Tiene enormes matices y nadie somos nadie para saber los encauces de las mentes y lo que pretenden. De pronto estamos cerca de alguien… de pronto estamos lejos. N o pasa nada, somos seres volubles.

A finales del año de 2008, tuve a bien hacerme un regalo personal muy significativo. Asombrada de un rememorar que me rondaba, lo que hice causó extrañeza en casa.  Venía pensando en asuntos relativos a vivencias cerca de mi madre (creo que percibía su muerte inminente) me encontré con pensamientos que solo me podían traer recuerdos nítidos y que se asociaban a una imagen que yo no tenía en casa: la de la Virgen de Guadalupe. Estaba viendo la televisión una mañana y se apareció una imagen de esta Virgen que estaba a la venta. Jamás de los jamases compro nada de nada en línea (asunto muy común hoy día y más que nada entre los jóvenes) pero me animé y la pedí. Cuando llego a casa el paquete, todos se sorprendieron porque yo no soy ni tan religiosa para hacer algo así y mucho menos andar comprando en esa forma. Bien, les pude expresar: - ¡cálmense por favor! esa imagen me remonta a mi niñez. Un recuerdo nítido con mi madre cuando un día me tomó de la mano a los 5(cinco) años de edad. Me condujo hasta el santuario en donde está esa Virgen. A esa edad todo es asombrarnos ¡Bendito asombro! se había preparado un viaje a la Ciudad de México. Creo que estaba tan emocionada que hasta un sombrero especial color verde oscuro me mando a hacer mi mamá para el evento. Sabía, lo mucho que me gustaba ese color. Y yo, puse mucha atención. Era la primera vez que iba a la Cuidad de México, ya que se ordenaba sacerdote jesuita el hermano de mi madre. Había reunión familiar. Mi abuela solía pasarse meses en unos departamentos muy agradables en la Av. Insurgentes cerca del parque Hundido y ella nos convido a este evento. Llegamos felices, nos fueron a recibir al aeropuerto varios tíos y primos (así se decía, iban a recibir) y esto fue conocer familia, las casas tan diferentes a las del trópico y juegos y risas sin faltar. Un lindo abrigo azulpavo (así le decimos por aquí al azul marino) me prestaron por las temperaturas tan frías. Me sentía tan arropada y querida que esas imágenes perduraron. Mas, cuando recuerdo estar subiendo los escalones del santuario del Tepeyac solo puedo recordar el sonido de los pasos, las hermanas de mi madre (que desde sus matrimonios estaban ya viviendo ahí) y ella, muy entaconadas caminaban parloteando llenas de felicidad no solo de estar juntas y revueltas, sino por esa visita. La más pequeña de las cuatro, llevaba el nombre que en las familias católicas cae redondo: Guadalupe. Con tacones muy altos de aguja seguro iba mi madre, elegantísimas con sus abrigos negros y bufandas de colores. Al fin llegamos al punto clave, la capilla. Mi madre con diligencia (y seguramente muy emocionada) me sentó frente a la imagen en primera fila, muchísimas cosas me comentó en voz queda, al oído. Se esmeró de hacerme ver que aquel lugar era importante para ellas. Fijamente vi todo, observé el recato, el silencio y más que nada todo el momento en sí mismo. Han pasado 65 (sesenta y cinco) años y está en mi la imagen y los sentimientos como si hubiera sido ayer. Tal vez habría una o dos personas más, algunas mujeres con los rebozos mexicanísimos en la cabeza y todo era silencio. Aun no siendo del todo muy religiosa yo misma, ese momento sí que me permeó. Fue un regalo de calar en el espíritu. Inolvidable. Así que, hoy día se lo cuento a mi hijo que está bastante dedicado al estudio de los basamentos de nuestra catolicidad. Hablamos de como el ejemplo, arrastra. Esa sencilla imagen que he puesto junto a mí me evoca un mundo, y he querido comprenderlo mejor. A veces cuando subo las escaleras de mi casa y la veo de frente, casi le quiero preguntar ¿qué fue lo que con tanto sigilo y amor me murmuró mi madre delante de ti? nunca lo sabré, obviamente. Es cuando percibimos que no son las palabras exactas las que nos calan, son las buenas actitudes.

 ¿Qué puede haber y ser mejor que atesorar momentos? Claro que hoy día cuando rezo un Ave María todo esto previo lo avala, muchos de nosotros venimos de familias muy creyentes y el abuelo de estas tres señoras que me llevaron hasta ahí arriba, había dado maravillosas bases a sus descendientes además del acto material de haber construido una iglesia en la ciudad de Mérida, para la Virgen de Lourdes.

  8 (ocho) años después cuando como familia nos fuimos unos años a vivir a la ciudad de México, Íbamos a llevar a coterráneos que llegaban con la ilusión de esos lares tan espirituales para muchos de los mexicanos. Muchos yucatecos son muy guadalupanos y creo que hoy día que he vuelto al ritual, porque mi hijo me ha animado, lo comprendo mejor. Estoy muy contenta  de saber más y mejor. Nuestra religión está en crisis sin duda alguna y lejos de alejarnos por tantas incongruencias, son estas las que debemos tomar de raíz para reforzar lo que sí es válido. Por asuntos trastocados de los tiempos es menester conocer mejor. Tuve una tía monja (también hermana de mi madre) que tuvo una historia conmovedora, quiso irse al Convento después de varios años en un colegio en New Orleans La. Grand Couteau. Quiso entrar al que estaba en Nueva York y sus padres la llevaron. No fue aceptada porque tenía un tumor en el centro del cerebro y moriría. Así mis abuelos averiguando, dieron con una congregación que se abría en Ciudad de México. Fue muy bienvenida, en La Visitación.  Ahí fue monja de encierro hasta muy viejita. ¿Qué pasó con ese tumor que en NY le diagnosticaron para vida muy corta? Solo Dios sabe. ¿Se secó tal vez? Solo tuvo la desviación de un ojo, asunto que la tenía sin cuidado. Muchas veces le visitamos tras las rejas como es costumbre en esos lugares (que como niños producían un susto enorme) y yo a mis 5 (cinco) años compartí con ella por primera vez. Guardo cartas escritas a mano que ella me mandaba hablando de la felicidad enorme de estar encerrada. Cuando con el tiempo las he releído, noto como cada quien sabe el camino de la felicidad. Mas adelante conocí a una sobrina de la madre fundadora de la congregación y nos ha dado mucho gusto compartir que nuestras tías hayan coincidido y convivido juntas. (Continuará).