Día a día, es el reto. (6)
Pocos son los retos que se
concretan en un solo día. ¡Sí los hay, son los menos!, retarnos con paciencia a
nosotros mismos, ser persistentes y lograr de a poco lo que nos proponemos. MJ
Pareciera que cerrar etapas es muy sencillo. No lo es. Con el devenir de
los tiempos mucho menos y con la entrada tan vertiginosa de la tecnología en la
vida diaria, obviamente para mejoras ha sido también para mas prisas (mucho mas
en la vida laboral) ya el chip mental de nosotros los humanos a veces
apuesta (por necesidad) en demasía a la rapidez. No es tan solo que se observe que
lo técnico es algo positivo, lo que sucede es que ya prácticamente todo se rige
desde ahí, es acción sin retorno. Algunas cosas escuché el otro dia, explicadas
por un joven que se dedica a licitaciones, decía que algunas cosas se siguen
haciendo a mano, los tiempos les ganan las partidas. Ya todo está permeado por
ese sino, de que todo ha de ser rápido. Comprendo que a veces las cosas sean
necesariamente urgentes, mas no en todo aplica eso de la prisa. Si requerimos excelencia,
hay que dar tiempos. En el mundo laboral cuando no se terminan a tiempo las propuestas,
éstas se truncan. A estas alturas del partido eso suena absurdo, porque no
puede ser que en pleno siglo XXl estemos apremiados.
Cuando son etapas de dolor las que hay que cerrar, ya la
tanatología está a la orden del día. Ahí se aprende que todo lo doloroso viene
con el bien guardado, y que uno ha de desentrañar con ritmo personal. Si
además de las penas uno no tuviera el tiempo para comprender mejor lo que se
vive y se procesa, como lo es una adversidad, estaríamos fritos. Aun sabiendo
que morir o pasar etapas fuertes es algo natural del vivir, nos cuesta, es
mejor que nos tomemos esos procesos con mejor conocimiento de causa y tiempo.
Creemos que el buen sentido de las vivencias es persistente
y largo, cuando en realidad siempre es menester resucitarlo con constancia.
Según la vida va pasando. Somos limitados y aceptarlo nos engrandece, aunque a
veces creamos que podemos cono todo en acción rápida. Ahora que he estado
hablando del Convento de Claustro en donde vivió la hermana de mi madre, una
amiga muy querida me hizo ver que cuando me referí a ese sitio dije que era de encierro,
por una fuerza de costumbre que había escuchado de mi madre. Las llamé de encierro, mas son monjas de
claustro. La expresión verbal es determinante y se utiliza a veces
indistintamente. No nos damos cuenta de que lo que decimos cuenta y permea. Las vivencias se renuevan, para hacernos
entender la vida con un nuevo colorido. Se dice mucho que hay que cerrar,
porque tal pareciera que tan solo dignifica jalar la puerta que queda
detrás de una etapa vivida, y permitir percibir la luz del frente, no es así de
fácil. Para abrir lo que a continuación nos toca vivir (y lo decimos en
gerundio, adrede) es traer las vivencias activas (que aún idas son vivas) y
llevarlas a un nuevo devenir. Es un asunto psicológico a tal grado, que la
palabra cerrar nos da la idea de que algo se acabó y no entender la
realidad del todo: lo único que pasó es que se transformó.
Hace meses ya, escribí sobre lo que pensé y reflexioné sobre el libro titulado
-Sapiens, con el subtítulo un poco inquietante: -De animales a Dioses- del
autor Yuval Noah Harari. Mi hijo me hizo ver esa inquietud, ¿porque
considerarnos Dioses? Y es ahí cuando le dije que no es que piense el autor que
hemos llegado a esa categoría, que nunca nos corresponde, mas bien él deja ver,
que eso es lo que hemos creído, erróneamente. Si, hemos llegado a ver
cuántos congéneres creyéndose llenos de divinidad se sienten como dioses. Desde
ese momento me quedó claro que las posturas de este autor son serias e
indispensables para el entendimiento puntual de los tiempos actuales. De pronto
me volvió a sorprender, ha editado el libro que es versión para niños y jóvenes.
Es así que fui a YouTube en donde él mismo da una conferencia en Madrid, y
habla de todo esto. Con lucida sencillez. Se ha tomado el trabajo de darnos las
pautas más claras y hermosas, de una combinación entre historia, antropología y
filosofía.
Nos deja claro que
es importante darnos ese tiempo y entender quiénes somos. Esta bastante perdida la sociedad, habiendo un
abismo ente las cosas positivas y los seres optimistas y las cosas negativas y
los seres pesimistas, mas siempre habrá un término medio que habremos de
encontrar y que nos permita vivir acordes a un modo de pensar que nos dé
felicidad, la necesitamos mientras estemos en esta realidad mundana.
La vida es corta, así que más nos valdría armarnos con
buenos postulados de pensamiento y saber que la vida humana tal cual la
entendemos en sus aspectos culturales ha evolucionado. Una sola palabra utiliza
este autor para definir todo: Cooperación. Somos la única especie que
podría cooperar entre ella, con todos y todo.
Es así, que en eso estriba nuestra salvación, pero no lo hemos captado
prácticamente en su totalidad.
Nos hemos dedicado a desarrollar muchas cosas contrarias
a cooperar, y eso nos está destruyendo. Veamos los puntos importantes:
El nuevo texto de este investigador se llama: -La
Historia de los Imparables-. El, considera que el problema de nosotros los homos
sapiens es que no sabemos parar, entramos en corredores de creencias y de
acciones que vamos llevando como si fueran lo único, sin mirar consecuencias. La
innovación tiene sentido porque nos agiliza y solo así es como se crece y
evoluciona, pero cuando esos asuntos innovatorios perjudican y ni cuenta nos
damos, a veces argumentamos: -es parte del vivir-.
La pregunta clave es: ¿Cómo llegamos a donde
llegamos? No fue camino fácil. Hemos pasado glaciaciones, sequías y más… y aquí
seguimos. La acción bélica que pareciera intrínseca no es del todo parte del chip
original, es algo que se ha dado por ese afán de no parar y querer más y más.
¿Cuáles son los asuntos necesarios en realidad? Hoy día, la guerra ya se da
mucho más por acaparar las energías no renovables y por el agua. Sí estamos
viendo panoramas y nubarrones mucho más negros, es cuando hay que tener más
lucidez.
La historia, nos dice el autor: -No solo se escribe para
escuchar como un cuento. Al leer o escuchar lo importante es el sentido
filosófico, para afrontar mejor-. (paraf.)
No hay fuerza real y natural tan fuerte que nos acabe, o
no debería haberla. Todo se nos ha dado para progresar y está costando entender
que somos nosotros mismos quienes nos hemos puesto las sogas al cuello. No ha surgido como algo natural el asunto de
nuestro deterioro como civilización. Ha sido causa de descuidos.
Sí, nos queda claro que somos los más inteligentes como
seres que habitamos el orbe, y se cuestiona si somos la especie más feliz.
Todos los animales llevan vidas mucho muy ordenadas, somos nosotros los que les
estamos haciendo más difícil la existencia.
No hemos sido los únicos humanos en el planeta. Los
Neanderthales (de quienes ya hemos hablado) fueron coterráneos por un tiempo
del homo sapiens y se cree que por las luchas de poder ayudamos a su extinción.
¿Se extinguieron por su naturaleza? Cada día las investigaciones nos dicen que
no fue así, hubo factores que les impactaron y uno de esos fue la lucha
territorial con nosotros.
Si tuvimos el arrojo de salir del África y de poblar el
mundo, así como de crear grandes complejos civilizatorios y la cultura, no
puede ser posible que hoy día no podamos hacer un alto como civilización, para entendernos
mejor. Parar la debacle.
Habla de algo grandioso Yuval: -Considera que el primer selfie
ha sido dejado en las cuevas en las pinturas rupestres, porque quien puso su
mano en una pared y pinto el contorno de ésta, ha dejado el testimonio de que
ahí estuvo-. Es hermoso pensar en ese ser que, al poner su mano sobre una
piedra de la pared, esa mano aun exista y nos diga algo así como: -Aquí estoy-.
Porque no es un -aquí estuve- y ya, eso nunca, ese ser quiso dejar constancia
de su presencia por algún motivo. Muchos de los estudiosos tienen varias
versiones que algunas veces se cambian y mejoran. Entre otras se dice, que esas
expresiones eran parte de rituales porque sentían que había deidades a las que
no podían ver, pero si considerar. También estas pinturas están asociadas a la
vida diaria, como un signo de que para ellos ese sobrevivir lo observaban
como un bien sagrado. Nosotros a veces ni pensamos en eso, he escuchado que la
ética está ausente en grupos que prefieren y tienen como principio de vida,
hacerse de medios con el mal proceder y así vivir vidas llenas de materialidad
por corto tiempo. Si hay que morir (por estar en malos pasos) ¡venga la muerte!
afirman, al cabo ya viví. ¿Puede haber
más absurdo que esto? ¿En dónde queda la dignidad de hacernos seres humanos
a partir de la meritocracia y el esfuerzo y no ser meros vividores? porque si solo la vida se define con comer a
diario, reproducirnos y consumir, es continuar como dice Yuval: ¡sin parar!
La vida se recrea, no solo se sobrevive. Vivir solo para
llegar al dia siguiente, no es lo que significa evolucionar.
Nuestro cuerpo guarda la memoria de eso primeros años en
la sabana. Los miedos que sentimos a veces no son parte de inventos, son parte
de que nuestro ADN guarda como información contante y sonante que nos da
sentidos nuevos hoy día.
La IA (inteligencia Artificial) tiene mucho de bueno, mas
si nos descuidamos, podrá tomar decisiones fuera del ámbito humano y éstas
podrían ser contraproducentes. Lo imparable no llega solo. Es la actitud de
creer que, aunque no todo lo podemos resolver personalmente, es mejor no parar.
Nos dice claramente Yuval: -el ansia de poder
es uno de nuestros imparables más conocidos, no detectados por los que
creen que de ese modo uno se hace persona. Defecto de la especie-.
(Paraf.)
Vale mucho la pena este autor, apuesta por el ser
humano, sobre todo si hay jóvenes en las familias que están permeados con
la ley del menor esfuerzo. Me encanta la postura joven, habría que motivar
desde la primera infancia el gozo de aprender. Hacer una práctica el cuestionar
el corazón para entender y de los jóvenes saldrán las respuestas necesarias para
no extinguirnos.
Mientras nos extinguimos o no… podremos seguir comentando pasajes dentro
del ámbito espiritual. Tengo apuntes puntuales respecto a cosas que escuché con
los cristianos: Jesús no le dice a Tomás, que él es -El camino, la verdad y la
vida- tan solo porque se le antojó. Jesús no andaba hablando tan solo por la prédica,
sino porque sabía de antemano lo que se necesitaba y tenía que decir.
Estando un día en esas platicas Tomás le hace la pregunta: - ¿Cómo sabremos por donde ir, si tu no nos lo
dices con toda claridad? Y es entonces
cuando el Maestro le dice la frase, esa que todos hemos escuchado. Ese camino…
que se recorre. Esa verdad… que se percibe y Esa vida… que se ocupa
de hacernos persona. Sería bueno no pasar por alto argumentaciones que se
presentan ya que, solo conociendo el sentido, es que la espiritualidad permea.
Ser un ser espiritual es algo que uno busca, trabaja y logra.
Nos da terror a veces entregarnos a las misiones
sencillas, disciplinadas. Hoy día si lo que se hace no se manifiesta en grandezas,
sobrecoge la duda: como si no se hiciera nada. Al ser la cultura actual tan
demandante, pareciera que lo del día a día no cuenta, y nos resulta más importante
el oropel que la humildad. Hacer las acciones como sea y salgan, si es rápido
es mejor… no es así.
Ser sinceros es un
deber, si esto no se entiende, retrasamos el avance de la especie.
Este mundo está lleno de buenas intenciones que pueden ir
seguidas de malas interpretaciones.
Era pequeño mi hijo cuando de la escuela recibió varias
medallas, creo merecidas. Estoy segura que para él el asunto no representó
mayor cosa, era feliz haciendo lo que hacía, jugar y vivir como cualquier niño.
Cuando nos visitó un tío psiquiatra que
vivía en Nueva York, una de mis tías pidió: -Que traiga el niño sus medallas-.
De entrada, me hice a la desentendida, no logré que esto no se diera, y se
trajeron. El buen doctor que las vio llegar, las miro sin mayor asunto. Se
dirigió hacia mí y me preguntó: - ¿Y, este niño juega lodo y agua? ¿Se sube a
los árboles?, ¡Obviamente!, le dije. En esos días teníamos la ventura de vivir
en una Quinta, árboles varios y frutales. Teníamos un cenote al fondo del jardín
de la tía vecina y hasta había ahí mismo un cocodrilo pequeño que visitábamos y
al que llevábamos pan. Esas acciones eran para el doctor de la mente, muy
importantes.
No hay valor distorsionado que de buen fruto; ni persona
que se aplique sin ética, para querer aportar al mundo. (Continuará).
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