Día a día, es el reto. (16)
El mundo vive una confusión.
Benedicto XVI.
Estas palabras del expapa Benedicto, no podrían ser más sencillas y más claras,
contundentes. Es tarea primordial aclarar toda confusión a nivel personal,
mucho más en este momento del siglo XXI. Solemos creer que porque ya estamos en
la madurez no tendríamos por qué tener alguna confusión y lo cierto es que no
es así, habremos de tener claro que el pensamiento evoluciona y en estos
tiempos lo hace mucho mas de prisa. Ese saber los porqués a nivel de
vida diaria, da certidumbre. Los presbíteros en las iglesias invitan según los
evangelios a abrir con objetividad los oídos para que las confusiones se
aclaren.
Es verdad que hay que seleccionar y escoger lo que leemos.
Si nos es posible, acercarnos a las fuentes, para los católicos ya hay variedad
de biblias disponibles, que no son más que adelantos con explicación para
comprender mejor.
Volviendo a los
renglones de Galicia, me encuentro con algunas líneas más. Esas manifestaciones
de la cultura que observamos al salir de casa, son clave para crecer. Darnos
cuenta de que la vida se resuelve siempre de diferentes maneras. Las librerías
del centro histórico de Santiago, son muy acogedoras, pasarse horas deambulando
entre libros, siempre es un deleite. Claro que hay momentos y momentos y hasta
para lograr menos confusión, es bueno depurar los libros que ya deben tomar
camino, donar, regalar, y los que conservamos disponerlos mejor tal vez por
temas seleccionados para las retrospectivas. En estos momentos de la última
etapa de la vida, a todos (creo yo) nos puede encantar rememorar, y los libros
son maravillosos para eso mismo, aclaran las acciones. No solo es leer por
leer.
Las pequeñas plazoletitas de Santiago tienen tanto sabor,
que uno se estaciona hasta meditando un poco, sea junto a una sencilla fuente o…
¡a mirar se ha dicho! bueno, ni que decir que lo mío es observar el caminar y pasar
del género humano. Si vemos especímenes interesantes es bueno ser más
observadores y ver como cada ser lleva su propio ritmo.
¿De dónde sale tanta variedad interesante de nuestra especie?
los hay caminantes que conversan mientras avanzan, quienes caminan con la
cabeza como mirando mas al piso que de frente, otros que van de prisa como si
de aligerar el paso se tratara… ¿en busca de herencia? y como dijera mi abuela en las tardes de té:
-ese caminar corriendo, no es el modo-. La terraza trasera de esas convivencias
era amplia y al aire libre, redonda con balaustre francés así que peligros no
había, era para no confundir el modo mas educado de conducirnos.
En casa de mi abuela,
con parsimonia se daban los mesteres del té vespertino. Había concurrencia familiar. Mi abuela disponía
con sencillez y elegancia y había hasta sillas pequeñas de petatillo para los
niños. Mesita dispuesta, tacitas iguales a las de los adultos, más pequeñas. Iba
grabando en mi memoria y escuchaba atenta las conversaciones de los adultos. Ya
después, puedo decir que esas pequeñas tacitas modelo china azul me enseñaron
y supe, que hay de herencias a herencias. Tengo algunas a buen recaudo. No
tienen que ser grandes asuntos ni nada en especial lo que nos traiga buenos
momentos a la mente y eso ha de bastar para dar un respiro de hondísima
felicidad. Uno percibe luego los bemoles de heredar, como se dan las
arrebatiñas en algunas familias, como si la vida se fuera en tomar cosas.
La mejor herencia es la que llevamos en la mente y que
lleva lo que hemos compartido. Eso, creo yo, evitaría muchas de las confusiones
que se dan hoy día.
Los edificios, en
particular el de la Catedral de Santiago, siempre guardando historias increíbles.
Observar los grupos de velas encendidas (uno se acerca y enciende una) las
personas van y vienen y de pronto todos quietos… ¡El botafumeiro va a comenzar
su movimiento pendular! Tuvimos la fortuna de percibir y ver mecerse ese enorme
y emblemático artefacto religioso, absorber esos olores mágicos del incienso y
como el humo permea, como si fuera otro aspecto de la mística que marca en lo
profundo, se queda con nosotros para toda la vida.
Visitamos el museo de la navegación, emblema de esta
tierra de celtas que se movieron mucho por mar. Así también un pequeño museo
sacro de artefactos de la iglesia y, por último y no menos importante, el museo
de artes plásticas. A paso lento.
La comida tan especifica de cada región, aun dentro de
los mismos lares gallegos es lograda con sabores únicos. Los platos de caldo
tan parecidos a los nuestros y a la vez tan diferentes. Algunos, como lo son los
potajes que tanto disfrutamos en épocas de poco calor (porque obviamente aquí
en el sureste no podemos hablar de épocas frías) y que ahí se resumen en
principio como parte de la gastronomía de cada día.
El caldo gallego, es muy sencillo y lleno de sabor local
y ni que decir el remate con las tartas, en particular la de Santiago y los
diversos tipos de queso, el más emblemático: el de tetilla.
Mi marido desciende de gallegos llegados de A Coruña. Era
obligado volver.
Nunca hice el camino de Santiago. Puedo decir que soy
buena caminante, pero no para tanto. Una de mis mejores amigas lo ha hecho una
vez y va para la segunda. Le admiro. Ya creo que esas cosas habremos de
tomarlas con más calma dependiendo del carácter que nos habita. He hecho La Caminata
de la Encarnación desde mi casa, porque dos de mis mejores amigas nacieron el
25 de marzo, y para rematar mi nieto también, así que esa caminata ha de estar presente.
Pasando a la libreta número 82, me topo con el fin de año
del año 2009.
Había venido escribiendo sobre la importancia de estar en
presente, era como un aprendizaje que se concretaba en mí misma, sabiendo
que, aunque no es del todo fácil, cuando se logra es más bien estar alerta de
lo que tenemos entre manos y en el aquí y en el ahora. Eso no borra nada de lo
demás, tan solo lo hace más digno. El
pasado se revive para gozos y aprendizajes, siendo que el futuro se siente más llevadero,
visualizado con más paz.
Y cuando
me di cuenta la Navidad ya estaba en la puerta. Era la primera Navidad sin mi
madre, y algo me miraba a los ojos como diciendo: es cierre, pero también es
apertura. ¿Cómo elegir alguno de los dos colores preferidos de esta época? Sabía,
si me animaba con el verde, sería más esperanzador. Y así lo hice. Me dispuse a
bajar las cajas correspondientes, habíamos salido varias veces de casa, había
mucho que agradecer.
Entre otras cosas, me dispuse a arreglar algunos de mis
papeles y librero. Ahí mismo entre algunas cajas escogidas me encontré con las
capetas de las cartas que he recibido y guardado con cuidado y cariño y que
fueron escritas a mano. Periódicamente me gusta releerlas. Muchas amigas que escribieron
a mano mientras yo viví en la ciudad de México, (algunos años en los 60s y 70s
que tomarán un sitio especial en estas redacciones) quedarán para la posteridad
esas letras plasmadas con tintas únicas y expresiones llenas del valor de una
época de quienes empuñamos la pluma. Los
distintos tipos de letra, la manera de expresarnos siendo todas muy jóvenes. Dicen, que la escritura a mano aclara la
mente, evita mucho la confusión. Ahí quedarán para la posteridad como un asunto
emblemático de una época del mundo.
En lo personal, tengo debilidad por las plumas. Tengo
varias plumas fuente y de todo tipo. Si algo me podría decir a mí misma que me
hace realmente feliz es: estar en una papelería y observar los miles de plumas
que hoy día se despliegan en los anaqueles. Quiero probar todas. Algunas veces
lo hago con algunas que llaman mi atención. En estos días que sigo redactando
las libretas de vida, todas a mano, utilizo las plumas fuente. En particular me
gusta mucho una de la marca Lamy color azul y tinta azul, adquirida en Paris y
que se ha vuelto la preferida.
En estos dias leí un libro titulado: -Donde el corazón te
llevé- de Susana Tamaro. Magnifica obra. Habla de reencuentros. Algo muy significativo
y valioso en nuestras vidas. Me lo regaló un buen amigo.
No sé si les pase a ustedes lo que, a mí, pero las épocas del año me son
muy significativas. El hecho de percibir en verdad con cierres y aperturas muy
puntuales los ciclos. En lo personal (creo haberlo mencionado) no soy muy
afecta a cocinar, a pesar de que en casa de mis padres la cocina fue eje
central de la vida de relación y las sobremesas eran eternas, a mí no se me
dio. Cuando entro a la cocina, es para resolver algo con rapidez y claridad de
lo que haré. He de decir que, aun así, cuando me toca hacer el pavo navideño lo
gozo muchísimo, porque es un hecho que a mi hija le encanta cocinar, y con ella
me animo.
Cada que podemos
ahí nos encontramos entre tablas de picar y cuchillos elegidos para cada corte,
la papaya no puede oler a cebolla.
Nunca puede faltar un buen delantal y ni que decir la
parsimonia para no cortarnos un dedo. He de decir que a menudo me lastimo en la
cocina, asunto inevitable.
Este año les escribí una pequeña carta a todos mis amigos
de: E mails:
-Amigos y amigas, abrir el corazón es algo grande.
Uno lo hace en fin de año y cuando la vida lo amerita.
Brindo por el cielo perpetuo de tu bella amistad y vaya
mi gratitud a tu solo existir.
Deseo que tu diario vivir sea como un rio de agua dulce, de
corrientes tenues y sencillas que vayan sorteando los encuentros de rocosas
situaciones.
Que tu vida corra entre laderas verdes de grandiosa
esperanza, con magna sencillez.
Si has de desembocar al mar, extiende tu mirar a
lontananza, que esa infinitud sea de gozo, la gran masa del océano nos ayude a
comprender que la vida es bella, y que ahí está la naturaleza para nuestro
disfrute.
Deseo que toques con tus dones humanos maravillosos a
quienes se acerquen a ti.
Sean tus días remansos de paz.
Se expanda tu vida, como se extienden las olas de
reventar blanquísimo, con esas sonrisas de blancura que abarcan el ancho mar.
Si tus olas llegan a las blancas arenas de playas
límpidas, que encuentres remansos de sabiduría al extender tu vida en estos días
de cierre.
Toma la arena entre tus dedos, siente siempre el valor
tan grande de estar vivo, y se renueve el hacer con tus manos y tu espíritu-.MJ.
También, tuve el tupé, de escribirme a mí misma. Había
venido conversando con mi marido que importante es ser amigos: uno mismo de
uno mismo. Vernos como los seres que
mejor nos acompañamos.
Y así fue como me
dije:
-El año casi ido
Le veo partir sin reparo.
Solo pienso en decirle adiós,
Porque ¡se tiene que ir!
¿Qué vale la pena llorar? ¿Si la vida ha donado más de lo
esperado?
¡Todos habremos de irnos… ¡Si es que ya vamos llegando a
Pénjamo!
¿Y las cupulas, ¿será que todos las tenemos tan visibles?
Éstas, no siempre se vislumbran claras.
El amor, ronda.
La vida misma nos hace cosquillas al corazón.
Estamos en momentos más fríos del clima acostumbrado, los
vientos.
El tiempo, ¡fue hecho para tener alas!
Si vuela,
Que lo haga al ritmo elegido.
Aunque veamos un año más marcharse,
El camino es propio y es divino.
Y, como dice el pueblo gallego:
Veámonos como un remate más, y nunca como un
final-. MJ.
Llega de pronto el siguiente cuaderno. Es el numero 83 (ochenta
y tres), estamos hablando del año 2010 y así también lo dejaré descansar para
comenzar el próximo texto en ese momento. (Continuará).
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