Estar, en lo que estamos.(4)
El Zen, es un estado natural de vigilia constante.
Yoko Beck.
En la actualidad estamos tan invadidos de informaciones por doquier, que a veces nos puede crear un poco de incertidumbre y desconcierto. Poder distinguir cual es la parte de lo que va con nosotros y que es lo que no va, es una tarea que se puede ejercitar. De plano hay información que no tiene nada que ver con lo que creemos y es ahí donde se pone a prueba nuestro poder de elección. En estos textos hemos hablado mucho del poder de elegir, y más nos vale reiterar que no es tan simple como podría parecer, porque lo que manda en la mente a la hora de las elecciones no siempre tendría que ser lo que en realidad necesitamos. A veces elegimos sin la certeza de que eso sea lo más adecuado. Mucho se dice que tendemos y nos dejamos llevar por los sentimientos y no por el sentido de lo más común, pareciera que lo más simple no nos late y lo trivial lo desdeñamos.
El Zen no es una secta, y mucho menos una religión, es una filosofía de vida que hace columna vertebral en variadas religiones. Es parte del budismo (por lo que algunos se asustan y no lo quieren conocer, porque se piensa que pueden estar desafiando a su propia creencia religiosa) mas lo importante y bueno es que ya esté comprobado que a muchas personas les apoya en lo espiritual y a tener una mejor vida, esto quiere decir que tiene bases de un conocimiento probado y que funciona. De hecho, en muchos monasterios católicos lo conocen y lo aplican desde hace muchos años, como parte de lo necesario para poder estar mejor en los estados místicos, de silencio y meditación. Varios documentales de monasterios españoles se pueden encontrar en Youtube en donde los monjes se apoyan en el Zen para que el catolicismo mejore. Lo que pasa es que debemos estar más informados antes de dejar entrar los prejuicios fundamentalistas, creer que si conocemos más abiertamente nuevas propuestas, nos veremos afectados para mal, es algo que generlmente no pasa. El miedo se introduce en las religiones, cuando se cree que los adeptos se irán a otras corrientes si conocen algo nuevo y por eso se crean caminos de miedo y de prohibición. Con criterio todo lo nuevo que podamos conocer hasta nos ayudará a valorar mejor lo que tenemos. Me he topado con personas que todo lo que no lo apruebe otro ser humano de su grey religiosa, no lo pueden ni observar. Mucho nos perdemos si no evolucionamos, porque quien no lee de otras corrientes no tiene puntos de comparación.
Existe la flojera mental, eso sí, de que preferimos que nos digan todo mascado y no tener que abrir libros para que la mente comprenda mejor.
Cuando logramos descifrar nuestras propias tendencias de pensamiento, una oleada de viento fresco entra a nuestro cerebro y se sanea.
Al aquí y ahora nunca hay que temerles, y con palabras textuales Yoko Beck:: - es esencial observar lo que hacemos.-
Cuando nos acomodamos en un modo de ser y estamos en lo que la psicología conoce como la zona de confort es verdad que estamos tranquilos, más cuando nos damos cuenta que nos están rebasando los haceres y pensares de un mundo que evoluciona, entonces sí que nos puede preocupar que luego no entendamos nada. Así suele suceder, porque todo cambia y se reajusta, como hoy día hay personas que creen que el comunismo que se vivió en la URSS, está presente aun en el mundo, cuando era fue una propuesta que propiamente ni ahí se pudo aplicar, mucho se desvirtuó y por lo cual ese periodo se cerró. Quedó clarísimo que eso no funcionó porque lo primero que hay que entender de esos modos de aplicar teorías, es el medio en el que se pretenden aplicar y no hay medio que sea igual a otro, cada país tiene sus propias condiciones y no se dan los procesos como receta médica. Es algo retrógrado pensarlo como vigente.
El modo de pensar en el que nos acomodamos no es eterno, sufrirá cambios que nosotros habremos de aprender a detectar y saber escuchar de personas preparadas y no charlatanes.Cuando no nos preocupamos de que el pensamiento tenga sus dosis regenerativas, la misma frescura de la vida desaparece.
Externamente nada puede herirnos, nos propone el Zen, somos seres pensantes, nuestro modo de pensar y de observar la vida tendrá mucho que ver, somos nosotros mismos los que teniendo esa percepción tomamos lo que alguien dice como si fuera personal, sentirse herido es estar con la mente cerrada. Las inoperancias y absurdas actitudes de los congéneres habríamos de observarlas mejor. Cuando algo nos molesta, es muy importante saber cómo nos estamos planteando las cosas en nuestro interior. Ese río continuo de vida con el que nos asemeja el pensamiento Zen, no es algo estático, por lo que ahí mismo podremos observar que si se ha formado un remolino de basura en el cauce de nuestro río, es con el movimiento mental con el que vamos a comprender lo que no tiene nada que ver con nuestra esencia real. Es muy válido observar que hay congéneres con los que no congeniamos, pero de eso a que nos moleste lo que alguien dijo, estaríamos actuando como niños en el kinder garden.
En el Zen, se considera al dolor como parte actuante. También hemos hablado de esto en varias ocasiones anteriores, cuando comprendemos las enseñanzas de lo doloroso, logramos honrar mucho más profundamente la vida misma. En nuestra naturaleza existe un horror a lo desagradable, pero si lo analizamos con tiento, es posible que entendamos el gran don que tiene la adversidad. En nuestra mente solemos crear diques de contención, y nos cerramos.
Cuando los logros nos empoderan y nos dan el espejismo de que estamos lejos del dolor, es cuando más cuidado hay que tener. Otro modo de engaño es creer que dándole gusto a todas las personas con las que tratamos y complaciendo a cercanos, los momentos difíciles se alejaran. Los asuntos retorcidos de la vida están esperando a la vuelta de la esquina y lo que en realidad ayuda es estar presentes y atentos. Nada tiene que ver ni con los logros ni las actitudes que creemos como antídotos, lo que se tendrá que vivir se vivirá. Hay personas que tienen como fin en la vida ser las estrellas del espectáculo de su propia vida, esto algunas veces conduce a todo lo contrario de lo que en realidad necesita un alma y a desengaños que solo nos harán volver el camino.
El desagrado es parte del paquete del vivir. Lo que no nos gusta se capea con acciones concretas y con posturas de la mente que nos propicien un estado de alerta y que nos llevan a la paz. Muchas cosas desagradables se mimetizan por ratos, pero si no se trabajan y se sanan es seguro que volverán.
Entrar en contacto con el dolor, verle a los ojos y muy de frente, nos dará la mejor perspectiva. El dolor es un gran maestro.
La vida humana no se manipula. Tiene sus caminos de éxito el vivir, eso es un hecho muy claro, y también tiene sus reveses que son tan importante como los logros mismos.
Enfrentar la vida con la máxima sencillez es mucho más de lo que propone esta filosofía. El agua de nuestro río personal se añade al río vital como un todo.
Todo ideal, toda vida y toda situación tiene siempre dos caras, pretender que algo solo tiene una, esa que de momento más nos agrada, no quiere decir que la otra no exista.
Nuestro centro rector, no es negociable. Esto no es más que entender que somos los verdaderos artífices de lo que nos rige.
Existe un cuento muy revelador de lo que a veces solemos hacer. Y dice:
Hubo una vez un hombre que perdió sus llaves en el lado oscuro de la calle.
Luego se le vio buscandolas al otro lado, debajo del poste que daba luz.
Se le preguntó: ¿Porque buscas del lado opuesto de la calle, al que las perdiste?
Respuesta: Porque es ahí en donde está la luz.
De nada sirve la luz, si no es la que necesitamos.
Puede ser muy claro un camino, pero si no es nuestro, estamos del lado equivocado de la calle.
Si buscamos en donde no debemos buscar, podremos pasarnos una vida entera y jamás encontrar nada. Esta es la fuente de la frustración de muchos humanos.
El único lugar posible de darnos respuestas certeras está en nuestro interior. Estamos hablando de un trabajo interior, no ficticio. El estar en un determinado lugar no nos convierte en nada, como por ejemplo el asistir a la iglesia no nos hace buenos católicos per se.
No a todos los seres humanos les gusta realizar esfuerzos, la ley del menor esfuerzo se ha aposentado y se relaciona directamente con la inteligencia, cuando es todo lo contrario. El esfuerzo cada día se degrada más, se considera de tontos el recorrer caminos para lograr algo, es más admirado el que con poco esfuerzo gana mucho, el que no hace nada y tiene mucho más que otros que día a día hacen esfuerzos. Si se tiene la vida resuelta en la subsistencia, es posible que nuestra misión se enfoque en esfuerzos de otro tipo, tal vez el poder del altruismo, por ejemplo.
En los diarios personales que reviso y hago esta redacción, está escrito el proceso de despedirse del mundo de la madre de mi marido.
Nunca se perdió la esperanza que aun con un cáncer terminal la señora tuviera una remisión, sabemos que el poder de la mente es grande y éste aunado a las oraciones a veces da buenos resultados. Cuando se ha dicho que el camino recorrido ya se acabó estaremos atentos a lo que el horizonte traiga ya sería absurdo orar para una sanación total cuando lo que toca es tal vez pedir por una muerte digna. Acatar y aceptar aunque la mente permanezca esperanzada, no en lo verdaderamente imposible, sino en lo más realista. Fue así que aun con algunas situaciones esperanzadoras la señora terminó por irse de este mundo, como todo ser humano. Fue muy impactante para mi, cuando mi marido solo me dijo: -No lo entiendo, ¿porque le tendría que tocar a ella que estaba llena de vida?- Por lo que todos ya sabemos, y habremos de confirmar: los caminos de cada ser no están determinados por lo que otros creen que es esa persona y tienen de planes con esa misma persona, eso no entra en el rumbo que cada alma tiene y le toca tomar y ya sea cerrar o si es posible prolongar su ciclo de vida. No es que sean ni maldiciones ni nada de esas tonterías, la vida en cada uno de nosotros tiene su ciclo y hay que aceptarlo.
En mis escritos me hice para esos días una pregunta :
¿Qué es la objetividad?
Venía, la mayor parte de mi juventud encontrando los caminos de la objetividad y con los estudios del método científico todo se aclaró más. La objetividad se apoya en todo lo que puede ser comprobable, pero no todas las objetividades se comprueban para todas las personas de la misma manera. Hay objetividades que unos entienden y pueden probar y esas mismas no responden para todos las expectativas.
¿Es la objetividad, lo mismo que la verdad?
Cuando Carmen Aristegui y cualquier periodista nos dice que está con la verdad, es la que se comprueba sin juicios de valor dentro del periodismo. Quienes no logran ver con esos ojos nítidos, es seguro que se construyen verdades más personales. Eso es inevitable porque cada uno responde a una corriente cultural que nos define.
Mucho de nuestras verdades de plano se asientan en lo que se vive.
Esa objetividad generalizada en la que algunas veces se cree y que apunta a que todos tienen la obligación de pensar de la misma manera, es sueño de pescadores que arrulla el mar.
El Zen, nos tranquiliza en la necesidad de tener que estar de acuerdo con todo mundo, si la verdad personal nos aclara las objetividades es que estamos por buen camino, podremos coincidir en algunos rubros y en otros discrepar y no pasa nada.
El asunto de la Fe es harina de otro costal, sabemos que es la certeza de lo que no se puede ver y algunas veces tampoco comprobar, pues tendríamos que estar preparados para argumentos de este tipo que son religiosos y muy respetables, y no deben de ser parte de discusiones en donde el pensamiento se dé de frente con los postulados científicos. Esto es el respeto. Si uno tiene pensamiento científico habría que respetar el religioso y viceversa.(Continuará).
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