D.L.V.D. Vivir como un mandala que fluye. (16)
A quien no le educan en su casa,
es seguro que le eduquen en la calle.
Maritere Cano.
Todos sabemos que la educación no termina hasta que nos llega el último
suspiro. Pocas veces tenemos la fortuna de poder acompañar a alguien cuando va
a partir de este mundo, porque estar de la mano de algún moribundo y más si es
un ser querido, es una enseñanza eterna. Es algo que nos transforma para toda la vida.
Esa parte de la
educación de casa, como puede ser la buena actitud al estar cerca de los que se
nos adelantan, nos deja claro y seguro, que ese círculo y mandala personal
colorido que se cierra, se abrirá de alguna otra manera. En lo personal me tocó
tener la mano de mi padre entre las mías cuando le vi suspirar la última vez,
abrió grandes los ojos, y ese color de aceituna combinado con un tono de ámbar,
se grabó en mi mente para el resto de la vida. De inmediato entramos en un
silencio profundo, mi madre hizo algunas oraciones y nos quedaba muy claro que
una etapa de la vida de todos, se cerraba para siempre. Compartir con alguien
su entrada a la eternidad, no es poca cosa, un poco de nosotros se va con quien
parte y un tanto del difunto se nos queda de una manera muy especial, es duro
sin duda alguna. Acompañar al que parte es como una petición silenciosa que las
mas de las veces nadie espera abiertamente y que en realidad es un privilegio.
Mi madre tuvo siempre clarísimos los rumbos de las cosas
educacionales que se comparten y aprenden en casa, desde el modo como
arreglamos las cosas personales hasta todo asunto de la mesa de comer y ni que
decir de los modos de responder a las demandas de cada día. Los horarios, los
momentos de solaz y todo lo que tuviera que ver con los buenos modos al vivir,
como tomar el té, asunto para mi padre casi como ritual después de la cena. Así
también siempre dejó claro que cuando algo se acaba hay que tener claras las
miras hacia el frente.
Mi madre,
mencionaba eso de que a algunos seres humanos los educan en la calle y lo decía
muy seguido, yo creo que, porque quería profundamente sentir que a sus hijos
les había enseñado todo lo necesario, nos contaba como le marcó una historia de
su juventud, había una anécdota de un señor conocido de su época, un hombre del
que algunas jóvenes solían quejarse por sus malos modos, el día menos pensado
recibió una tunda de otros amigos de éstas, por estarse mal comportando. Y así
mismo es, a veces recibimos las pautas de una educación particular de manos de
gente que viéndose afectada, nos recuerda que hay de modos a modos.
Uno de los caminos mas certeros que he encontrado para
responder a las rijosidades de algunas personas, es el del silencio. En la vida
actual hay mucho stress y las personas no siempre comprenden como éste nos
afecta. Comenzando con el mal manejo de la frustración, a quienes en su casa no
les han enseñado a cómo manejar ésta, es seguro que se convierta en malos modos
hacia personas que no tienen por qué recibirlos. Si esas personas, ante las que
nos podemos encontrar con más frecuencia de lo pensado, de pronto dan muestras
de agresión es que en cierta forma están pidiendo a gritos reconocer modos
diferentes. Sí hay que tener mucho cuidado con esto, y saber que cuando uno
responde de la misma manera agresiva, a fin de cuentas, es uno mismo quien se está
agrediendo. Las maneras burdas en la convivencia es algo que se puede pulir
desde la infancia. Lo noto cuando mi hijo ante maneras que tiene su hijo de 6
(seis) años, que de pronto contesta alzando la voz, se le hace ver y retroceder
en la acción y con palabras asertivas y más suaves, se le dice que todo se
resuelve hablando con buen tono. Es verdad que cuesta trabajo a veces, mas
sabemos que poco a poco le entra el agua al coco, nunca hay que
precipitarse.
En estos días que releo, en mis escritos hay todo un argumento de cómo
responder cuando alguna persona ha fallecido. Es muy duro para los críos
comprender a veces que un ser querido se ha ido para siempre. Estar hablándoles
de mas de esta realidad que a todos nos toca vivir, a veces incomoda a los
adultos que lo tenemos que hacer, entonces lo más adecuado es que dejemos que
los niños se expresen al respecto y solo contestar lo demandado. Las preguntas
de los niños siempre son muy claras y puntuales, de la misma manera habremos de
responder. Puede resultar difícil comprender como es posible no volver a ver a
alguien en lo físico, y esto mismo nos abrirá puertas para poder tener a ese
ser presente de otras maneras, como los recuerdos que nos ha dejado. En ningún
rubro de cuestionamientos infantiles es bueno ahondar de mas ni de menos, estar
seguros que lo que pregunta el crio tiene todo respondido por parte del adulto.
Respecto a los velorios he escrito algunos textos de las
incongruencias que observo cuando he asistido. No creo que en todos los casos
sea lo ideal pasárselos por alto a los niños, ellos también pueden estar
preparados a sus escasos años a comprender como al cerrar, abrimos. Sabemos que
existe la costumbre hoy día que cuando se despide a algún difunto, ese momento
se convierte en evento social, cuando eso sucede, los niños ya no deben estar,
porque para jolgorios así, estaríamos desvirtuando el hecho. Al niño se le
puede llevar antes, es seguro que puede percibir el asunto del duelo como algo
positivo de despedirse. Comprenderá a su
nivel lo que pasa, tan solo estando el tiempo necesario.
Hay una gran diferencia que se da en otras culturas
cuando la celebración es la pauta cultual y se celebra la vida del difunto. Esos
velorios festivos son compartidos por todos los miembros de la comunidad como
una alegría de que la persona fallecida pasará a otro destino preciado. En el
caso de los cuáqueros en los Estados Unidos de Norteamérica, se da mucho.
Beben, cantan y en especial y se celebra con consenso.
El cuaderno número 64 de los textos que he escrito, correspondió al año
2004. Me pase unos días tratando de comprender como es necesario tener claro
que lo que hacemos y pensamos tenga congruencia, nunca es tarde para continuar
comprendiendo como lo que se hace con incongruencia nos afecta.
A mi padre le encantaba poner música clásica los
domingos, a veces de niños eso nos chocaba, y queríamos que no lo hiciera. Con
el paso de los años esa misma música es la que me resuena. La utilizo a la hora
de pintar y de compartir con mis alumnas en esos momentos del recato de la creatividad.
De entrada, cuando se tiene clara la propia verdad, ésta
se manifiesta hasta por los poros del cuerpo. Cuando uno sabe vivir con
claridades que no titubean de mas, esto se siente y se percibe.
El proyecto de vida no es algo estático, se va modificando.
Tal vez la parte esencial casi no se modifique. A veces es bueno ser más cautelosos
con lo que nos motiva, y darnos cuenta que tanto tiene que ver con lo que a fin
de cuentas queremos.
En la antigüedad se apelaba mucho a lo que se conoce como
la providencia. Es un concepto que proviene de la religión y me queda claro
como a tanta gente le da certezas invaluables, pero hay que tener cuidado en
que no sea incongruente con lo que se vive, es bueno porque va unido a lo que
conocemos como la voluntad de Dios, es ese actuar que va abriendo puertas de
claridad para el creyente, sin mayor asunto que la fe que guía y ni que decir
la parte creativa. La creatividad es parte de esa providencia, no es que las
cosas caigan del cielo, cuando hay una buena educación es seguro que el ser
humano responde como tal: Como un ser humano. Me queda clarísimo que
todo el diálogo que se pueda tener con los críos apelará a que sean buenas
personas y tengan sus planes de vida bien diciplinados.
A veces se confunde lo diciplinado con algo engorroso. Si
nos atenemos a algo rígido es seguro que sí, así será, pero en realidad una
disciplina es algo que se hace con las miras de que uno avanza y crece dentro
de esa acción, mas que engorre nos da paz. La cultura de la mentira no ayuda
mucho en los medios latinoamericanos y nos hace ver la vida con distorsiones
que nada que ver con un buen camino de orden.
Todos nos podríamos comunicar en las mismas frecuencias
si es que hemos aprendido una disciplina, la comunicación se facilita si
tenemos claro qué principios nos rigen y cuando los podremos compartir en las
acciones de cada día, y cuando existen personas que no podrán ser compatibles
con nosotros, aunque nos esforcemos. Eso de la compatibilidad también se puede
aprender, porque si encontramos diferencias en el actuar y modos de ser, tal
vez podríamos entablar dialogas de mejor comprensión, aunque a veces esto es
imposible y es mejor retirarnos. Ser restrictivos en estos asuntos puede ser
sabio.
Si las personas son demasiado controvertidas en verdad que
lo más sano es retirarse y no entrar en diálogos sin salida. Luego la vida
puede volver a proponer diferente.
Cuando alguien aprende a ser diciplinado es una gran enseñanza
que se transmite por el ejemplo, no con tanto dialogo verbal, y sirve para todo
en la vida. De entrada, se retira en gran parte los asuntos que puedan crear stress
innecesario. En lo personal por alguna razón de mi formación tengo acciones
en mi vida que me cuesta cerrar, cuando llego a la parte final de algún
proyecto me parece que se me complican los modos y los tiempos. Siempre he
querido saber por qué. Una de mis autoras favoritas en la literatura universal
lo ha sido lo es y lo seguirá siendo, Virginia Woolf. He leído bastante y aun
siento que no es nada, que me falta un universo completo de su obra para poder
comprender sus mundos tan creativos. Ella siempre que iba terminando un texto
se ponía tan mal anímicamente que le costaba lograrlo. Era algo así como sentir
que quedaría en despoblado, con tristezas inexplicables. Ella, en su
bipolaridad no sabía bien a bien que era eso, en mi caso ni escribo novelas, ni
grandes textos, pero en la vida diaria a veces sí que me cuesta cerrar, tampoco
soy bipolar y aun así me pasa con mis proyectos de arte, me toman tiempo.
Escribí:
Quiero sentir plenitud a cada momento
Sin importar los pensares ajenos
Quiero cada momento único e inolvidable
Sin importar si vamos o venimos. MJ
La plenitud nos la da la vida misma.
Lo que los demás creen, nunca debe de afectar lo que
nosotros decidimos y mucho menos lo que hacemos, siempre teniendo el cuidado de
no afectar la vida de nadie.
Nada se repite. Las acciones siempre son constructivas y
la vida toma otra dimensión mucho más placentera y reconfortante cuando nos
permitimos los coloridos personales. (Continuará).