D.L.V.D. Libertad, es decisión. (8)
El yo, en cuyo interés obra el hombre moderno, es el yo social.
Erich Fromm.
Si no nos apreciamos a nosotros mismos en la medida de lo necesario y no
apostamos por ese yo que nos habita como una parte actuante y cambiante, ese
mismo que guía nuestras intenciones y nos mantiene a flote, puede resultar que
el amor como asunto humano pierda sanidad, y se confunda del sí mismo. El
yo, desenfocado de todo el curso de lo social que lo sustenta, de pronto se
puede sentir perdido, y entrar como en una angustia de tono de frustración. Lo
que nos sustenta en nuestros entornos es básico para vivir los colores de la
libertad. Es claro que es más egoísta quien no se autoafirma, porque es tan
pobre el contenido de los argumentos que lleva como parte del bagaje para
vivir, que no tiene nada que realmente le motive a compartir. El amor a uno
mismo es sano cuando crea las opciones para dar a los congéneres, para aportar
si así se decide y más aún cuando nos presenta la vida las opciones para ser
faros que alumbren en la sociedad en la que vivimos. Se puede dar con toda
sencillez si somos conscientes de los caminos que están a la mano y en la liviandad
del día a día. -Un faro que guie-
escuché por ahí decir alguna vez, y en verdad me gustó la idea, la frase tan
entera y clara, porque siempre he apreciado mucho los faros de las costas del
mundo, con los que muchos hombres de mar se orientan, no solo en momentos de
oscuridad. De hecho, en el camino de la creatividad plástica he pintado varios.
Cualquier ser humano tan solo llevando una vida ordenada, y con la diciplina
que aporte a la acción disfrutada, es luz para otros. Es el ser que se nos da para
conducir a los peques que nos rodean, con claridad de valores, a los adultos
que apreciamos con intercambios valiosos de experiencias.
Disfrutar la
simple compañía y no solo interactuar en busca de beneficios personales. Estar
con regularidad en presencia, aunque cada vez se hace más difícil en los días
de hoy.
Esas personas que utilizan a sus amistades para escalar
en el orden social, literalmente como escalones que se van subiendo con un
tremendo ego sobre la espalda, tal vez obtengan beneficios contantes y sonantes,
como si los amigos fueran proveedores. Se encona el desánimo cuando lo que se
pretende tiene dobles intenciones. A veces no sabemos porque llegamos al final
del día con tanto agotamiento, y tiene en parte que ver con la energía
desperdigada.
Los amigos son
baluartes de compañía y de intercambio humano, y si los intercambios del ser no
se propician naturalmente, la amistad no tiene tanto sentido.
Somos nosotros, los seres humanos quienes vamos transformando al mundo.
Perdemos libertad cuando endiosamos el producto y no valoramos el factor humano
o el proceso de donde viene. La relación directa con los congéneres nosotros la
elegimos, nosotros mismos somos quienes percibimos por donde es factible la
vida de relación. El sentido directo y sincero es lo más importante que ha de
prevalecer antes de pensar en la obtención de bienes.
Los congéneres no son instrumentos utilitarios para
nuestras acciones ni creencias.
Así también, en la
vida de pareja ha de haber suelo parejo, o se va directo a un desfiladero de fracaso.
Como ejotes están tronando las parejas de nuevas
generaciones. Lo vemos y escuchamos a diario. Cuando el matrimonio es forzado,
se quiebra.
Un aspecto social que hoy día tiende a manipular al ser humano
es la propaganda. Cuando ésta se dirige a la emoción (en la mayoría de los
casos es así) la razón queda desvalida, y ya no funciona como un factor de decisión
certera. Puede decirse, comenta Fromm, una forma de -sugestión hipnótica-.
La persuasión en los ámbitos de querer hacer de los
bienes y servicios otra cosa de lo que en realidad son, distorsionan el
ambiente y nos distorsiona como humanos.
Lo saludable es una armonía entre lo que propone la
sociedad total y las necesidades evaluables y netas de los individuos. Muchas
veces adquirimos lo que no necesitamos, y creemos que estamos en todo nuestro
derecho de hacerlo porque nos empodera tener los medios para adquirir de todo y
porque sí, mucho más si lo hemos obtenido con honestidad, pero si no es un bien
que en realidad sea necesario, requerirá de mucha conciencia para que cumpla
con su cometido.
La sociedad propone, mas no todas las propuestas son para
todos los seres conscientes. Si nos dejamos persuadir, pues estamos jugando con
nuestra integridad, tan sencillo como que la mente consciente queda rezagada.
A veces creemos que la felicidad real no está asegurada
del todo por lo social. Tememos que nuestra libertad se vea limitada, mas
cuando todo funciona para un bien común, ese bien hace ondas expansivas y llega
a más personas.
Eso que se denomina autorrealización es algo que debe
mantenerse vigente. El ser humano con logros nunca se siente rezagado y tiene más
potencialidad para nuevas miras. Lo que hacemos, tan solo se aprende mejor y va
transformándose con el tiempo. Con un sentido claro, se encontrarán las
variantes para continuar al paso de los años, el paso del tiempo da experiencia
y sabiduría y puede ser un nuevo camino utilizarlas de diferente manera a como
se hacía en momentos anteriores. No son eternos los ciclos de creatividad, son
parte de un flujo del que no se debe bajar la guardia, aun cuando algunos
aspectos se cierren.
Con el tiempo hay que tener cuidado de los mecanismos de
evasión, que pueden darse por cansancio hacia lo que nos significa como algo
positivo y creativo. Es a veces que la mente se paraliza o se centra en
formatos caducos o propuestos por personas ajenas a lo que nos define y se nos
olvida que cada ser es dueño de su destino mientras tenga la fuerza para
proponerlo como algo singular y dadivoso.
Libertad positiva es algo así como:
-Expresión genuina de las facultades, emocionales,
sensitivas, e intelectuales. Si se logra el ser se concilia con la humanidad. -
Dice Fromm.
Cuando el yo individual se trastoca, cuando se pierde el
sentido positivo de la libertad, es cuando puede ser propicio el ánimo para
considerar como validos los autoritarismos, y los planes de otros seres que
guían, pueden confundir al grupo.
La sumisión surge como un valor cuando uno no se tiene a
sí mismo, se disfraza de lealtad o hasta de amor que no lo es. Hay seres que se
protegen y mimetizan con otros seres a quienes se ve como guías, cuando algunas
veces lo único que se hace es perder el sentido individual por tener
inseguridades. Si admiramos a alguien es para aprender, compartir, no para ser
esclavo de sus pensamientos y peor aún de sus acciones.
Se puede seguir el sentido de los lideres mientras no se
pierda el sentido de individualidad compartida. En el caso de Hitler, la masa
se perdió porque estaba muy encausada con ciertas ideas y porque tenían
carencias tremendas de la post guerra y no pudieron percibir las atrocidades
infundadas en creencias que no eran validas. Mientras las creencias sean
validas y sean aplicables a la mayoría, el ser que está seguro de sí mismo no
solo no teme perder su libertad, sino que la entiende como parte del todo.
La libertad positiva tiene un costo, cuando hay sanidad
en la mente este costo se paga con gusto.
La fe, (no solo se aplica este concepto a ideas
religiosas) es un sentimiento muy puro que siempre alberga esperanza.
Cuando entendemos la fe como esa fuerza motora, Fromm la define
así:
-La segura confianza de que se realizará lo que ahora
existe como mera potencialidad. -
Nos dice: -Lo contrario a creatividad, es destructividad.
-
-Todo observador de las relaciones personales, que se
desarrollan en nuestra sociedad, no puede dejar de sentirse impresionado por el
grado de destructividad que hay presente en todas partes. - La destructividad,
se mimetiza a veces, es importante detectarla y un camino para lograrlo es el
de compararla con hechos logrados y concretos. Palpables propuestas que dan
bienestar.
Hay dos tendencias cuando surge la destructividad:
Una de estas es hacia la vida directamente en sus
diferentes aspectos y niveles, otra hacia las ideas. -en este caso la destructividad es el
concomitante necesario de la afirmación de la propia vida. -
Cuando las ideas son fuertes y se conducen a la práctica con
aplomo y seguridad, no hay nada que temer, los que no comulgan con esos
pensares se sienten afectados, asustados y hasta aludidos como si fuera algo
personal lo propuesto, cuando en realidad está respondiendo a hechos arraigados
a una historia socio/económica.
Toda vida, ante todo debe procurar vivirse con garbo, con
buenas intenciones clarificadas con el estudio y de ser posible con buenas
lecturas. Nadie puede entender los hechos sociales sin haber comprendido antes las
dinámicas dialécticas. Procesos históricos que es bueno tener claros.
Uno mismo, solo es más fiel a la esencia personal, cuando
comprende las generalidades. Cuando las reacciones viscerales se sacan de las
escenas a la hora de resolver los asuntos del diario vivir, se puede trabajar
mejor la conciencia y se resuelve con acierto.
Es un hecho que la vida y más aún que las situaciones de
pronto toman giros inesperados, ¿Culpar? A nadie. A nada. La vida es así,
insólita, resistente, variable y muy propensa a dar nuevos e inesperados giros.
Si comprendemos todo esto, seremos mucho más libres. La metáfora del vaso
medio lleno que utilizamos ante la perspectiva de lo que tenemos, no es tan
solo sabiduría natural y casera, es una realidad que hay que ver claramente.
Mientras consideremos que lo que tenemos tiene sus porques, todo tiene
sentido. Pensar en vasos totalmente llenos, es un tanto falaz.
Cuando mi padre marcaba con mi nombre los cuadernos del
parvulario (en los que aprendí a escribir) utilizaba plumones de colores muy
fuertes, brillantes, y con su letra de arquitecto me asombraba. Al mismo tiempo,
el hecho mismo me hacía temer ser rechazada por no tenerlos iguales a los de
todos los demás niños. El, se tomaba el trabajo de explicarme y darme seguridad
ante algo genuino: -Escribir, es algo muy bonito, y lo puedes hacer con las
letras y los colores que tu elijas. - Cada día, me llegué a sentir más
orgullosa de que mis cuadernos eran así, singulares. (Continuará).