miércoles, 26 de enero de 2022

 

De rutinas. (3) (compartido)

Las costumbres y tradiciones solo tienen sentido si sirven para hacernos más humanos.MJ

 

Las haciendas henequeneras en su tiempo de auge celebraban la bajada del Santo Patrono con la presencia activa y disfrutada por parte de los hacendados y en el caso particular de Chacmay esto era el día 13 de junio día de  San Antonio de Padua. Las festividades incluían la consabida corrida de toros con el tablado armado por los pobladores, mismo que se lograba con troncos delgados y ramas de huano. Siempre se escapaba algún toro creando tremenda  algarabía. El relato que a mí me tocó  escuchar recuerda que en una ocasión casi alcanza el toro a uno de los presentes que iban en el grupo de amigos de mi madre, mismo incidente que sirvió para que pasados los años esos que lo vivieron se carcajearan juntos una y otra vez y disfrutaran el recuerdo de tiempos de amistad juvenil.

Los vínculos de juventud siempre serán eternos, independientemente de los caminos que se tomen y de las mentalidades que se guarden, es verdad que no en todos los casos con la misma intensidad y frecuencia ya que  todos tenemos el deber de evolucionar nuestro camino y pensamiento, mas a unos les cuesta más que a otros y no siempre hay coincidencias y esto creo que sucede por esas ideas que estacionadas y provenientes de lugar seguro y antiguo, se perciben como eternas y mejores. Ninguna idea es mejor o peor que otra y nunca por ideologías se debe separar la gente que se tiene cariño añejo, lo que en realidad vale la pena revisar es que tanta vigencia tiene lo que creemos y si propone para que todos mejoremos o al menos nos cuestionemos. Entre amigos es maravillosa la diversidad porque es lo que enriquece al grupo.

La mayoría de los hacendados tenían una propiedad frente al mar. Algunos que eran parientes y amigos entre sí  construyeron lo que se conoció como los Corredores de Xculuquiá en el puerto de Progreso, en donde se podía ir de una casa a otra tan solo avanzando unos pasos de la propia. Todo  bajo un corredor techado continúo. Luego se les conoció con el sobrenombre  de La Ferretería, porque puro tubo: tuvieron, tuvieron muchos bienes materiales, mas por la falta de educación formal en relación a la cultura del trabajo, el devenir les atropello  y la escasa visión  de futuro  les hizo perderlo todo o casi.

El modo como nos organizamos durante cada semana en la vida diaria y cómo esas actividades que se repiten cada siete días nos son muy beneficiosas es algo muy positivo. Me acostumbré desde niña a tener una percepción especial en relación a cada día de la semana, sintiendo  que unos días me agradaban más que otros, luego se concretó mucho más cuando comencé a escribir las acciones realizadas, ya que me quedó claro que cada día tiene su secreto (Así se titula una novela bastante cursi que leí en mis juventudes) y  percibirlos con un color especial. El lunes, con su consabida fuerza de dar inicio a una semana nueva se me representa en tonos de un beige/mostaza que conlleva el color de la sabiduría, la luz. Si no lo  tomamos como el día clave para encausar a los demás, afectamos a  los seis días restantes. Comprendo a los albañiles que tienen fama de no tomarse en serio este día, siempre admiré muy de cerca el trabajo de los verdaderos héroes de la construcción, ya que me encantaba ver como todo iba tomando forma.  Para algunos de nosotros resulta muy pesado este día, ya que tiene sus volutas dimensionales muy  particulares, no sé si la mayoría de los ausentes en el trabajo de  los lunes se deba a los excesos del domingo o porque en realidad se toma como un día para encausar. Los martes ya son de otro movimiento y dinamismo, en lo personal me encantan para profundizar en mis proyectos personales, de tonos  marrón flotando en un espacio rosa /naranja. Ni que decir de los miércoles que con su centralidad ya los sentimos del todo activos, me encantan los miércoles, son como el vínculo central entre todos los demás,  como un mirador de cómo programamos, son de color verde vivo y luminoso, como el de las hojas de los arboles cuando nacen. Los jueves son verdes también, es ya más bien un tono terroso y realista, como que las acciones van aterrizando.  En el horizonte del cierre  de la semana vislumbro verdes muy oscuros para el viernes, esos verdes llenos de vida como un bosque de sorpresas agradables, cambiando la luz de los  verdes oscuros al tono esmeralda para el sábado, día alegre y que nos queda muy claro que todos disfrutamos especialmente. Algunas veces nos preguntamos porque hay  grupos en los que se considera al domingo como apertura y en otros como cierre. Es una cuestión de convencionalismos, porque a la semana civil y común se le da inicio el lunes ya que el domingo es de cerrar y descansar. En otros grupos el calendario litúrgico ha propiciado que el domingo sea de apertura, de inicio con sus consabidas ceremonias y rituales dando así encauce en este día de luz. Mis domingos son totalmente amarillos.

Somos seres duales, tenemos esas dos vertientes en nuestro ser y hay que lograr equilibrar armonías.

Lo dual

Uno se tiene, uno no se tiene.

Uno está, uno no está.

Uno piensa, uno despiensa.

Uno valora, uno revalora.

Uno quiere, uno no quiere.

Uno es, uno no es.

La dualidad de la vida  cuando es mal entendida, es la causa de muchos pesares y dolores. Todo es dual, es algo en lo que no siempre nos detenemos a pensar y que cuando no se establecen claros los derroteros, este asunto juega con nosotros, se puede apoderar de la mente y volvernos frágiles.

Hay que tener mucho cuidado con esas dualidades, todos los momentos son a la vez efímeros y constantes,  instantáneos y eternos, fuertes y suaves.

Vivamos la intuición activa.

Un momento a la vez, una acción a la vez, aun sabiendo que todos los momentos están concatenados.

Y, si en nuestro día a día aparece la enfermedad (en uno mismo o en alguien de nuestro entorno) habremos de saber que ese motivo para bajar el ritmo de la rutina será muy beneficioso. Siempre la mente juega un clave papel en la mejoría del cuerpo. En lo personal admiro profundamente la obra de Virginia Woolf  y lo que otros han escrito sobre ella, los periodos de su estarse en reclusión o peor aún en cama, (tuvo problemas mentales que no se diagnosticaron del todo bien) le ayudaron a crear nuevos enfoques, no solo a su propia vida sino en sus maravillosos textos.

Existe una cita muy clara pronunciada por Miss Thomas, la mujer que muchas veces le acompañó en momentos clave de salud: -Uno no podía dejar de tomarse su bienestar como cosa propia-.

Alguna vez se le preguntó a la Antropóloga Margaret Mead que era para ella la civilización. Los cuestionantes   esperaban respuestas referentes a los avances tecnológicos o de otra índole más de materia palpable o física. Y ella los dejó perplejos cuando respondió que la civilización había hecho su presencia contante y sonante en el momento en que un grupo se dio el tiempo para curar y acompañar a uno de ellos que se había lastimado una pierna. En la vida de las primeras tribus quien se lastimaba era abandonado, dejado a su suerte y obviamente fenecía. Es verdad que hoy día ya sabemos muy bien cuidar de nosotros mismos, mas el gesto de acompañar a alguien que pasa por un momento difícil tal vez se logre con un sencillo mensaje, y hacer una diferencia para una mejor recuperación.

Proust nos dijo:

"La enfermedad es el médico al que hacemos más caso; a la amabilidad, a los conocimientos, solo hacemos promesas; a la enfermedad le obedecemos sin rechistar”.

En los flujos rutinarios siempre debe estar presente el sentimiento de la esperanza. Aunque como solía decir mi abuelo materno (a quien no conocí, pero si escuche de mi madre hablar de él) generalmente Nadie se rasca para afuera. (Continuará)

 

miércoles, 19 de enero de 2022

 

De rutinas (2)(Compartido)

Un mes, ese lapso de tiempo que a cada ser humano nos resuena distinto.MJ

 

El sentido de un mes está ligado al ciclo de la luna girando alrededor de la tierra. Muchas acciones en natura se rigen por este ciclo y es el período  que mejor nos organiza la vida, siendo muy personal el movimiento que logramos en él. Nos da la   posibilidad de asentar acciones con tiempo y nos permite disfrutar dentro de sus medidas, ese devenir del cambio de las estaciones del año. Es un hecho que estas estaciones nos afectan no solo como países del mundo sino como seres humanos en directo, tal vez no lo percibimos como tal por no tener en estos lares cambios muy significativos de clima, aunque sí en el cambio de actividades. A cada uno de los doce meses yo le  percibo con una coloración que le abarca íntegro y en el mismo movimiento se van añadiendo otros tonos complementarios. Creo que los colores con los que percibo cada mes tienen todo que ver con esa luz que  no solo es física, es también algo muy relativo a los ánimos.  

Enero oscila entre lilas y azules asentado en amarillos. Febrero es de tonos rosas y azules claros, también con fondo de color cálido en amarillos mas rosados. Marzo es todo de naranjas. Abril es de verdes claros y amarillos en un fondo verdoso leve. Mayo es de blancos y un tanto de verde limón que se conjuga con algunos tonos de  lila en un fondo también de levedad verdosa. Junio es de verdes azulados en fondo aqua. Julio es de varios tonos de naranja con amarillos en fondo amarillo muy claro.  Agosto contiene   varios tonos de naranja tendientes hacia los rojos en un fondo naranja claro. Fin de año entra cuando se perciben los marrones claro con toques de naranja seco en fondo azulado y hablamos de septiembre. Octubre con algunos marrones rojizos tono ladrillo, y verdes oscuros en fondo siena. Pueblan el firmamento de noviembre varios verdes desde el esmeralda hasta verde pino con fondo verde seco, y  para cerrar con el último mes, diciembre  tiene en su haber la continuidad de los verdes del mes anterior con algunos tonos de rojo que van desde el más vivo hasta el más tostado, con fondo azul. Siempre percibí todo esto, mas no fue hasta hace algunos años que lo logré concientizar para irlo plasmando.

La libreta de vida que hoy reviso me trae anécdotas de momentos que no eran los del día a día, había yo visualizado junto a mi madre (que comenzaba a cerrar sus días) el gozo de compartir con ella esos momentos que vivió con sus padres y que tenían que ver con algunos meses del año. Había mes de actividades concretas de la iglesia a la que pertenencia mi abuela (mujer de ritos y ceremonias) a las que mi madre le acompañaba ya que contrajo nupcias mucho más tarde que el común de las mujeres de su tiempo. Iban a  rosarios o rezos estipulados durante el mes. Había visita a algunos parientes, asunto que era todo un momentum, ya se podían tomar toda la mañana meciéndose en los sillones de alguna casa elegida para visitar (no precisamente  de pisa y corre o por cumplir) ya podían organizarse para dos visitas el mismo día, se tomaban su tiempo disfrutando de un buen té o café así como refrescos de frutas de la estación y a la hora del almuerzo se regresaba a casa. Siendo yo niña me tocó la visita mensual a las hermanas de mi abuelo que vivían cerca del centro de la ciudad y que me encantaba ir a verlas porque pasábamos por mi abuela para ir por helados para llevarles, disfrutaba yo   por lo minucioso de sus entornos comenzando por los pisos de pasta, en este caso eran pequeños cuadritos de colores varios que se convertían de pronto en triángulos,  me podía embelesar y perderme en sus formas por mucho rato. Ahora que lo pienso bien, creo que de ahí  se fortaleció mi amor a los gatos, porque estas viejitas del siglo pasado siempre tenían algunos felinos en sus patios traseros en los que los niños estábamos destinados a salir a jugar.

 Había mes de visita a la hacienda así como meses de playa y ni qué decir de lo que se programaba  para los meses de fin de año, esas visitas más rápidas a personas a las que se les ayudaba llevando despensas. Nunca he creído en el asunto de la caridad de dar per se, lo vi mucho de niña, mas hoy creo que es mucho mejor ayudar con un asunto concreto, lo que se da sin un sentido (para que la persona que recibe realmente haga más por sí misma) mitiga de momento cierta necesidad, pero no da pie a una creatividad actuante que todo ser humano tiene derecho a realizar por salud mental. Existe la costumbre (y creo que existirá por siempre) al hacer feliz a alguien por un instante dando cosas materiales, pero no es una solución a fin de cuentas para quienes viven en constante carencia.

El tiempo que se destinaba para la Hacienda Chacmay era de cada mes de agosto. Desde finales de julio se preparaban para el traslado, me queda clarísimo que en esos tiempos el tiempo era de otro tipo y magnitud. Era toda una parafernalia muy especial la preparación y como se transportarían las cosas. Se empacaba todo en mochilas de lona, mismas que eran trasladadas hasta la estación del tren que se tomaba para llegar a Temax, poblado más cercano a Chacmay.  Antes de bajarse en Temax y tomar el carrito de la plataforma que los llevaría hasta las cercanías de la hacienda se hacían  varias paradas. Algunas veces se bajaban a chupar chinas (naranjas) ya que es una costumbre para mitigar el calor y más en   verano. La última parada cerca de la entrada a la hacienda se logró establecer porque el abuelo de mi madre cedió terrenos de su propiedad para que se pusieran los rieles del ferrocarril. Los hermanos de mi madre que eran ocho (nueve con ella misma) todos llevaban invitados (uno o dos por cabeza) por lo que según me contó las mesas de las tres comidas eran sumamente concurridas y muy divertidas. Este asunto de tener dos casas totalmente activas se dio con mucha frecuencia en el siglo pasado.

Hoy día ya se volvió una moda de status y aunque ya no siempre se dispone de tantas personas que esperan en los recintos para ayudar, ya las tecnologías agilizan todo.

El amanecer era muy temprano en la hacienda. El silencio se escuchaba muy diferente ya que era a campo abierto y siempre aderezado por cantos de gallos, gallinas, chachalacas montaraces, borregos, palomas y demás fauna. Ni que decir del mugido de las vacas que había muchas y siempre se traía una a la ciudad para el abastecimiento de leche. Se servía el desayuno algunas veces por grupos, porque los jóvenes comenzaban actividades más temprano, como salir al campo a cabalgar y pasear por los planteles. Haciendas todas estas activas y productivas del henequén que en parte convertido en sosquil se secaba tendido en espacios dispuestos en particular para ese fin.  También se hacía viaje especial a las haciendas conocidas como anexas, eran pequeñas y se coordinaban con la principal. En el caso de Chacmay, la anexa más visitada se llamaba Kanan.

Nunca falta un momento adverso cuando las concurrencias son numerosas. La  anécdota fue de una de las hermanas de mi madre que cabalgando cayó en una zanja, al quedar a nivel del suelo intentó bajarse del caballo, pero algo de su ropa se atoró en la montura y fue arrastrada varios metros colgada del animal, por lo que tuvieron que regresar antes de tiempo,  las heridas no fueron graves mas  si de cuidado.

Algo que se disfrutaba mucho era el canto de las cigarras, era muy intenso y tal vez más fuerte que el que se escucha en la costa.

La casa principal no era de las más lujosas ni vistosas, era una sencilla construcción  con un gran corredor de arcada alta, en donde se conversaba por las tardes y despedían al sol. Mi abuela tenía todo un arsenal de medicamentos homeopáticos y después del desayuno se sentaba a esperar que algunos de los habitantes del rumbo que así lo desearan (si es que tenían alguna dolencia) vinieran a su consulta amateur. Se situaba en unos de los extremos del corredor, tuve la dicha de conocerle en esos menesteres en su casa de Mérida.

Mi madre heredó esa costumbre y afición  por la homeopatía, ha sido parte de nuestra vida entera. En casa de mi abuela en el Paseo de Montejo había todo un mueble lleno de frascos ámbar de tinturas y demás. De ahí heredamos una receta hasta hoy día activa en nuestro entorno para mitigar los malestares de la gripe, se prepara con dos enormes vasos de agua y mi madre decía que si no se hacía tal cual ella lo aprendió, no daría los mismos resultados: pasar el agua con las tinturas durante dieciséis veces de uno a otro para que quede bien revuelto el menjurje. A mis hijos les divierte mucho el asunto aún  hoy día.

Cuando mi abuela abría su gran estante repleto de frascos de varios tamaños, el olor era muy especial y puedo decir que todo el enorme hall de su casa se impregnaba de los vapores olorosos.

La tarde en la hacienda también era para caminatas y compartir anécdotas ya que eran periodos en los que había más tiempo para conversar, mientras los enormes planteles de ese oro verde crecían silenciosamente para desaparecer a fin de cuentas, asunto que a muchos les costó entender. (Continuará)

 

 

 

miércoles, 12 de enero de 2022

 

De la vida diaria

De rutinas (1)(Compartido)

 

La rutina, ese espacio activo que nos ayuda a realizar los anhelos más claros y serenos, bien programada es la menor aliada. MJ

 

Desde mucho tiempo atrás mi interés en la temporalidad ha sido constante. De hecho con suavidad y deslizándose en una creatividad como guardada por los años, mi obra plástica en acrílicos ha ido tomando camino y está dedicada en su inmensa mayoría a este tema: El Tiempo y sus variantes. Sentir la temporalidad como un flujo a favor, es algo que se va logrando como uno de los regalos de la madurez.

La segmentación de lo temporal ha sido producto de la observación humana. Desde que comenzaron los tiempos de nuestras observaciones como especie, tanto al entorno y medio ambiente que nos rodea  y comprender como la tierra gira alrededor del sol (año) así como un mes es el resultante de la vuelta de la luna alrededor de la tierra y de ahí derivar a la concepción de semana con los gloriosos siete días que la componen, nos vino bien segmentar.

El tiempo (del latín tempos) es esa maravillosa dimensión que convertida en ciclos se adentra en la universalidad. Su naturaleza es de un flujo constante, mas saber de sus ritmos y segmentos es muy necesario.

Hoy día con más tiempo para pensar en el tiempo,  trato de encontrar como cada segmento que nos contiene puede hacerse más valioso, no con la idea de la utilización ramplona de sus horas, sino más bien en una concepción mejor lograda para que no se trastoque lo que sentimos como feliz, ya que cuando nos apuramos en demasía es un hecho que perdemos la sensación de felicidad. Visualizar todo lo que podría traer un año entero parecería muy ambicioso y hasta arriesgado (y podría causar apuro en el humor) pero no lo es si nos damos cuenta como durante el año las etapas se van sucediendo con ritmo positivo y si hemos logrado de alguna manera  que sean planeadas, pues mejor aún. Me da la impresión de que a la idea de año le tememos un tanto porque cada que se cierra uno de esos largos lapsos, tendemos a sentirnos un tanto más en desventaja, como si la edad fuera una enemiga silenciosa, como si su paso nos comiera la esperanza a bocados grandes y pareciésemos quedar como una fruta toda mordida. Desde Newton que creó el pensamiento en relación de la gravitación y así lograr un convencionalismo para nuestra percepción del tiempo (él lo concibió lineal: un segmento de esa línea era igual a un lapso, así como un punto era lo mismo que un segundo) esas mediciones nos han ayudado. Así también era justo y necesario que los pensamientos de Einstein llegaran con su maravillosa idea de la relatividad, y nos dio a todos el cambio radical en el pensar, y así percibir que todo se establece en tres o cuatro dimensiones.

Uno de los grandes momentos de cada ser humano es cuando lo que conoce le abre la mente. Creo que todos sin temor a equivocarme hemos dado esos saltos gloriosos, en mi caso personal saber que los husos horarios eran movibles me dio mucha paz, dejé de preocuparme en demasía en entender algo que no se necesita entender y tan solo hay que vivirlo como cada uno lo comprendemos y sentimos dependiendo de donde vivimos.

Quiérase o no, ahí en la vida de cada día se puede estar con buena disponibilidad,  cuando se ha planteado todo lo que percibimos en nuestro actuar anual (del latín anuus) el año visto primeramente como un todo y equipado con los meses, semanas y días nos conduce con buen  sentido mental. Es por mucho, en la organización del ser humano, el lapso más extendido que cualquier otro. ¿Acaso alguien programa acciones para un lustro? creo que no. Lo más increíble es que su lapso de 365 días se pueda medir a tal precisión que los científicos nos dicen que además hay que añadir 5 horas, 48 minutos y 46 segundos. Aunque a nadie nos hace más o menos felices este hecho, nos ayuda a creer más en la ciencia y ser más apegados a saber que sus postulados nos llevaran a los mejores momentos de nuestra larga historia.

Así pues, aunque la rutina propiamente se da en el día a día, se gesta desde lo que esperamos durante los doce meses que nos ven de frente apenas pisamos el primer día del año y aunque a veces aparezca el pensar en la rutina como algo de connotación negativa (pensado como que nos obliga y limita) desdeñarla  puede ser un absurdo, cuando en realidad ser ordenados es mucho más liberador. Es ruta a seguir, base de donde partir, aires de gozo si así lo decidimos. Las rutas a veces se bifurcan o toman nuevas direcciones y he ahí el detalle de saber romper la rutina con acierto.

En todas mis libretas revisadas siempre hay esa necesidad de afinar las  acciones en la temporalidad, y al volver y revisar me percato que solo fueron las necesarias alternativas para saber por dónde conducir, aunque no se haya  logrado a pie juntillas lo programado. Nunca se realizan las acciones tal como fueron planeadas porque la rigidez es como ponemos la soga al cuello de la más refinada de las neurosis.

 Desde lo que se ha planteado para realizar durante todo el año (que generalmente se visualiza durante el mes de enero) hasta lo que se puede esperar del día a día para ir organizando la agenda con sus horas concretas, vale la pena todo lo que se pueda prever.

Cuando mis hijos eran chicos y había que dejarlos en casa de los padres de mi marido yo me esmeraba en hacer una lista de lo que correspondía para cada actividad y sus horas, mi marido me veía de reojo y solo me decía: -No te esmeres tanto ni hagas tanto énfasis en eso, mi madre terminará haciendo todo cuando y como ella quiera y decida.- Bueno, pensaba yo, al menos me esmeré en dar algunas pautas, mismas que luego descubrí eran totalmente omitidas a la hora de la hora. El modo de cada quien es sagrado.

Mentalmente hace bien estructurarnos. Eso mismo hacen los Mándalas cuando las personas están pasando épocas críticas y los colorean: La mente se reubica, se centra y adquiere una visión tranquilizadora. Pensar en todo el año como un mándala totalmente concreto y redondo puede hacernos mucho bien.

Tener dentro del planteamiento general del año algunas actividades creativas es muy necesario. A veces percibimos esos entretiempos como un factor que crea un tanto de vacío y como que no es tan necesario (y que si nos descuidamos pueden hasta generar cierta angustia) es ahí en donde podemos añadir al día a día la actividad creativa que más nos guste y entretenga. El entretiempo es un lapso maravilloso, a veces da nuevas oportunidades de ver diferente. Aunque el mundo de la música no es mi mundo, aprecio mucho lo que a ese respecto (y sin saber casi nada de las teorías) he aprendido a sentir, he escuchado mucho lo importante que es saber apreciar los intersticios  de los ritmos, los silencios entre sonidos y los lapsos largos de una sola tonalidad. El colorear mándalas se ha puesto muy de moda, porque se ha descubierto ya el beneficio tan grande que aportan al cerebro. Son como pequeños periodos vacacionales durante el año, como los lapsos de silencio en la música, podremos darnos ese regalo de quietud y hacer algo que nos guste mucho bajando el ritmo de lo frenético y dejando un verdadero descanso a la mente.

Dentro de cualquier actividad creativa el color juega un papel preponderante. Se puede planear colorear un mándala por mes, con los tonos de un solo color, ese mismo color que nos represente el mes en el que estamos. (Mas adelante hablare de los colores de cada mes en mí sentir personal).

Planear pero sin rigor.

 Hay épocas del año en las que la rutina toma visos diferentes cuando las temperaturas cambian. Hoy día casi todos los días son más cálidos aquí en nuestras tierras que lo que vivíamos antaño, mas no por eso debe verse afectado el ánimo. Yo soy mucho más proclive a los días de frio, así es que cuando los hay los disfruto mucho más.

Cuando la rutina cambia y entramos a una nueva etapa del año, es un buen momento para recargar las pilas anímicas. (Continuará)

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

miércoles, 5 de enero de 2022

 

De la vida diaria.

El arte de vivir cada día. (2)(Compartido)

Empezar, comenzar o como queramos llamar a lo que inicia, lo importante es tener  derrotero. MJ

 

Dar inicio a una nueva etapa de vida fluida con la certeza de los gozos por estrenar, eso es empezar con pie derecho un año nuevo. Tener claro el camino solo se refiere a que sabemos el rumbo ya que no todos los pormenores están claros siempre, se irán aclarando. Aunque  cueste trabajo comprender del todo como se han transformado y seguirán haciéndolo los derroteros ya cumplidos, esos mismos nos darán pie a los nuevos planteamientos dentro del sentido elegido, no olvidemos que somos seres mucho mas de elecciones que de deseos, nos encanta desear (es parte de la naturaleza humana) mas con los años eso puede cambiar por elecciones más prometedoras.

No se puede negar el papel que está jugando la Antropología en la comprensión de la especie homo sapiens sapiens y sus caminos, siendo de gran interés el aspecto de hacer cultura. Si decimos o no decimos, hacemos cultura. Si callamos o no callamos, hacemos cultura. Si miramos o no miramos, hacemos cultura. Conjuntamente las otras ciencias sociales ya están dando su parte, mas  una de las más interesantes es la paleoantropología: Deducir con el material obtenido en los yacimientos que han resguardado de forma natural los restos de nuestros antepasados, es su función primordial y cómo nos antecedieron y son parte de nosotros mismos esos seres que nos han dado pie a lo que vivimos hoy.  Nuestra permanencia en el mundo está ligada a cada avance que se haga en conocernos mejor. En la medida que este aspecto del conocimiento de nuestra especie nos importe mas, será directamente proporcional a ir poniendo de nuestra parte para evitar una extinción.

La destrucción puede sentar sus reales. En algunos aspectos globales ha asentado ya sus garras, es un hecho que la vorágine de vivir la vida humana de manera muy vertiginosa nos ha alcanzado, nos rebasa y nos lleva a situaciones de mucha inconsistencia, con delicadeza y sensibilidad en el pensar no hay que fenecer y mucho menos perder el optimismo. Las religiones se crearon en parte para sustentar las acciones positivas que siempre existen en los remolinos del vivir, es triste que no en todos los casos han dado buenos resultados porque se ha tergiversado su función y muchos seres humanos las toman por sentidos que no son de la esencia propuesta como principio, como cuando es utilizada para socializar o para obtener bienes materiales y lo peor es que se llegan a dar casos de utilización de los propios congéneres en vivencias muy distorsionadas, para decir suavemente que se abusa de las personas. Es por ello que habremos de irnos con cuidado y dar entrada a nuevas ideas que sean parte de nuestra evolución mental tan necesaria a estas alturas del partido.

Al final de la película titulada La Ladrona de Libros, llamó mucho mi atención una frase: Es preocupante nuestra especie. Es un grupo que no habiendo entendido su esencia ha creado las bases de su destrucción.

Realmente ¿será que nuestra especie este destinada a irse por un barranco? Absolutamente no. Somos seres pensantes, se supone que los más inteligentes de este planeta ¿Cómo no vamos a tener respuestas a nuestras incongruencias? esforzarnos por aprender a detectar las nuestras y dejar en paz lo que los otros hagan, ver cada quien desde su óptica con sentido global. Detectar nuestros puntos oscuros nos puede ayudar a dar una vuelta de tuerca a la claridad  del mundo. Acabo de ver un documental en el que se observa como la búsqueda del bien común es parte de la esencia de nosotros los humanos, mas no siempre es lograda solo con buenas intenciones, la realidad se impone a veces con sus propios recovecos. La serie llamada Dignidad muestra como este aspecto digno a veces solo se queda en teoría. Percibo a los jóvenes de hoy extremadamente genuinos, nadie se esconde ya en los closets del que dirán, ni mucho menos se somete al canto de las sirenas con interés en el tipo de materialidad que está destruyendo a la civilización. Este mundo es material, así nos manifestamos primordialmente, mas esa materia debe ser dignamente transformada.

Desde hace mucho me gusta en particular hablar de lo genuino, creo que porque estoy clara de que lo que no lo es en nosotros mismos solo nos procura retroceso. No sé de donde tengo esta tendencia tan fuerte, creo que me viene por la forma en que me relacioné con mi padre, hoy que vivo temporada de revisión, puedo percibir como ha permeado todos mis caminos de búsquedas. Recuerdo de niña cuando yo tenía que elegir un regalo para darle a alguna persona en su cumpleaños o cualquier otra ocasión, él decía: -elige lo que a ti te gusta.- Yo anteponía pensar antes que nada en el gusto o preferencia de quien recibiría el regalo, mas en eso era tajante y claro  -ante todo lo que damos a otro, nos tiene que gustar a nosotros mismos-. Hoy comprendo que intrínsecamente estaba haciendo ver lo importante que es tener buen talante con los congéneres, la idea parecería algo egoísta,  mas hoy día que lo pienso a distancia, me quedo con la buena sensación de que en los hechos  elegí lo correcto. No se regala algo a otro para salir del paso, mucho menos el famoso roperazo,  Habremos de tener presente que lo que se vive genuinamente personal, redunda para bien de los demás.

Lograr ser seres de acción genuina implica conocernos bien y si nos percibimos excéntricos, aceptémoslo como algo de mucho poder ya que esto solo implica que estamos fuera del centro general y eso nos da la capacidad de mirar desde otro ángulo. La vida de cada día da buenas pautas, no olvidemos que no todas son para todos. Si nos conocemos mejor no traicionaremos nuestra esencia.

El hoy es lo único real que tenemos a mano, llegar a él no ha sido asunto de magia. Hemos superado obstáculos para estar parados en donde nos encontramos, en primer lugar como especie, cultura y grupo, así que quien crea que estar en presente es un asunto de vanidad o moda no ha captado del todo la idea, no implica desdeñar todo pasado o no creer que podemos ver ciertas luces de futuro, sino dar su sitio a la pulsación interior de la intuición. Del pasado los pasos han contado uno a uno. No tendríamos  que revisar todo, pero sí es conveniente plantar sobre la mesa las partes más evidentes que vienen como recuerdos y refuerzan nuestro aprendizaje. Del futuro solo podemos decir que conforme pasan los años lo que se percibió como seguro va quedando más claro y sin prever en demasía ya sabemos que las expectativas a veces son como espejismos. Es una maravilla la madurez, esa misma nos permite no estar girando en círculos, recordemos que la vida es un solo gran mándala, llega el momento en que ese centro puede verse de lejos con satisfacción y estar en el color del momento más periférico con un respiro profundo.

Recuerdo un día de mi cumpleaños de hace algunos años, en el que comíamos todos juntos. De pronto les dije: -Quiero hacerles un regalo, porque ante todo yo gozo más regalar que recibir-. Así pues todos me escucharon y les dije: -De una vez por todas y de una santa vez, a ustedes jóvenes les pido que tengan tan claro, como el agua, qué es lo que no quieren-. Sabiendo qué es lo que uno mismo no quiere (eso que en verdad no es parte nuestra)  habremos de sacarlo de la lista de los pendientes por hacer. A mi hijo desde los diez años le aligeré su lista,  en un momento inesperado me hizo la pregunta más increíble que me tomo  por sorpresa: -¿Todos tenemos que hacer todo lo que se hace en el mundo?- Simplemente un no rotundo abrió la puerta para la percepción de  lo que un niño puede tener de frente y que le puede inquietar por excesivo. En lo personal no puedo con los asuntos multitudinarios, lo averigüé tarde y valió la pena. Ni arrastrada voy, admiro a quienes los disfrutan, de hecho las  festividades que aglomeran  a mucha gente terminan por abrumarme, soy muy feliz conversando con personas que de antaño les tengo afecto y pocas veces procuro inaugurar amistades, no lo propicio mas lo vivo con naturalidad y gusto si se presenta el caso. Aprender a cribar en el colador del cesto de nuestra vida es genial. La mies se va obteniendo y los granos que quedan madurarán como parte de la composta nueva de nuestro ser, de esos días que nos miran de frente. Nunca al depurar perdemos ya que logramos centrarnos en lo que más importa.

Soy de agenda de papel, tengo que escribir de mi puño y letra todo lo pactado para cada día. Cuando marco lo cumplido con tinta roja, mi ser respira diferente y más cuando veo lo que no se pudo lograr y pasará a la lista de otro día. Cuidado con los apremios de la  modernidad tan demandante, nos pueden estar separando silenciosamente y con sigilo de lo mejor que tenemos: La vida diaria serena y plena. MJ