sábado, 24 de abril de 2021

 De la vida diaria. (En word)

                            El humor es la sal de la vida. Hay que cuidarlo como a la niña de los ojos. MJ

                           Entender el movimiento en toda su extensión, saber que los centros energéticos que nos rigen nos pueden ayudar a comprender porque somos como somos, es saber que nada se detiene.

¿Es lo mismo humor que ánimo?

El diccionario nos define ánimo como infundir vigor, incitar a la acción.Tiene también mucho que ver con decisión.

Humor nos dice que es jovialidad o agudeza. Tener disposición para realizar algo.

Si tenemos el ánimo dispuesto, la agudeza nos ayuda a que la vida misma se de como un conjunto armónico.

                                Cuando algunas veces sentimos que perdemos el buen estado ese humor que nos mantiene estables, se nos olvida el movimiento interior. Aún con los giros inesperados la vida siempre está presente para darnos fuerza. Aún si hemos perdido a alguien porque se nos adelantó en el viaje final, habremos de pensar que esa persona nos quiere enteros y dando lo que aún tenemos para compartir. A veces se aparece un noseque como si algo nos estuviera carcomiendo la vida por dentro.Uno siente como un hueco que abarca todo el interior y la vida se parece a algo más efímero de lo que en realidad es, precisamente por esa sensación de que se está decantando hacia un infinito que parece no ser perdurable. A veces este sentimiento se da en el momento del duermevela, es decir cuando nos estamos empezando a dormir como que de pronto nos abate una inquietud y lo sentimos clarísimo. En muchas ocasiones es la hora en que me levanto y escribo porque plasmar los textos personales a algunos nos implementa la paz.

¿Existen infinitos perdurables?

Absolutamente que sí. Pareciera que es algo redundante y creo que aunque en cierto aspecto si que lo es, con el verbo perdurar concretamos que es algo para siempre. A veces sentimos que el infinito aún siendo eterno se plantea como que se puede perder dentro de su propia naturaleza tan extensa, nada se pierde porque cada uno somos capaces de construir el nuestro a partir de que aprendemos a ser dueños de nuestro humor. No necesariamente es sentido del humor (que éste es un don preciosísimo y a veces raro) más bien a lo que me refiero aquí, es al sentido general que nos sustenta estemos como estemos.

Cuando nos escribimos y más si lo hemos hecho a mano con la letra que nace de nuestro pulso, podemos observar como la cursiva toma direcciones de cambios y se nota con que mood se ha plasmado un texto. En lo personal tengo varias letras, éstas responden a momentos de una búsqueda y a situaciones que se dieron. En mi adolescencia una persona muy cercana a mí y con las mejores intenciones me dijo que poner la mano totalmente en redondo sobre el papel (como lo hacemos los zurdos) era algo que me estaba incomodando sin darme cuenta, y aunque a mí no me parecía incómodo hice caso y cambie la posición de mi mano. Así escribí por muchos años, hasta que pasados los días me volví a preguntar porqué no probar y regresar a la forma como había yo escrito originalmente y lo retome. Es algo que pareciera muy sencillo pero me costó, ya que aunque parezca muy incomodo ver escribir a un zurdo en esa posición como forzada es exactamente la dirección que necesita. 

Una frase que escuché mucho en mi juventud de parte de un amigo a quien aprecio muchísimo decía: no somos nada. Cada que la escuchaba me quedaba helada, porque la tomaba literal. Y sí que lo es, porque al final eso pareciera que se vive. La literalidad de las cosas se desvanece cuando pasan los años y hoy día me encanta pensar en ello y decir: no somos nada porque somos mucho.

                       Dentro de todo lo que nos compone la vida, siempre tenemos un tema que nos hace la centralidad. En mi caso personal ha sido una búsqueda de lo que yo llamé ( hoy día ya no lo cito tanto ni me preocupa como antes) el justo medio. Sabía y todos sabemos que hay un centro muy conocido y percibido que nos rige y que nos da la sensación de tranquilidad y como que hace fluir muy bien todo. Ese centro de pronto se hace difuso, y hasta pareciera que se pierde, cuando en realidad no es así. Siempre está, más no siempre lo percibimos igual. Esa tarea de ajustar el justo medio puede volverse muy divertida.

¿Que detona eso que a veces nos mueve el tapete? 

Tan solo una percepción equívoca.

Y de eso es de lo que debemos valernos para saber que siempre hay disponibilidad para regresar al centro, sea lo que sea que estemos viviendo.

En un momento dado escribí: Saber que la madurez traerá más claridad en la vida de cada día, nos puede dar el asiento para una paz más duradera. He ido comprobando que así es.

Nunca podemos esperar de más, mucho menos de lo que ya sabemos que nada aportará. Ni tampoco esperar de más de las personas. Es nuestra acertada combinación de razón más intuición lo que nos da esa justeza de medianía sana.

Saber que el saber, no lo es todo ya es un paso enorme.

Para comprender mejor ésto habremos de ser mucho más observadores de los niños.

¿Cuantas veces podrán ser capaces los críos de preguntar, ¿porqué? serán las necesarias ya que para ellos eso no tiene límites y en nosotros los adultos en mucho si se los ponemos. Creemos que nuestro ánimo se descompone porque no sabemos algo, porque olvidamos cosas triviales o por cualquier otra razón, mas es tan solo porque no hemos encontrado la posibilidad mental de saber fluir.

Cuando se nos dice que hemos de volver al propio corazón, tan solo ésto se refiere a que soltemos en manos de Dios lo que nos inquieta y abramos más ojos, oídos, nariz y garganta así como percepción y mente, y sepamos ese valor tan grande de intuir.

A veces intuimos que el ciclo con alguna persona ya está cerrado. Es un temor enorme saber lo que corresponde hacer. En ésto es tan solo cerrar en algunos casos o cambiar el tono de la relación. Nunca podrá ser lo mismo cuando nos queda claro que no hay afinidad. Como dicen los españoles: hay que saber guardar la forma. Pareciera que es una obligación ser afines. No lo es. Cuando debemos cerrar hay que hacerlo.

                                Todos los seres humanos sin o con conocimiento de causa hacemos en el interior un contrato con la vida poniendo en el pandero lo que queremos vivir. Cuando ésto no se da tal cual  sentimos como si estuviéramos en deuda con nosotros mismos, es ésto  lo que nos resquebraja el ánimo. Habremos de cuidar que es lo que deseamos que no tiene otro objetivo que ser recompuesto. Mucho solo está en nuestra mente y es ésta la que nos juega las malas pasadas.

Y dice Caroline Myss: Aunque parece irónico, el camino que parece más sencillo puede volverse el más difícil, dependiendo del humor con que lo veamos. Es un don ir comprendiendo qué es lo que nos toca vivir, cómo lo vivimos y cómo lo vamos logrando para de verdad disfrutar de la vida. A pesar de que la vida ante todo siempre será un aprendizaje y nada más, es absolutamente disfrutable y el gozo de vivirla ha de ser muy profundo y cada uno de nosotros tenemos en nuestras manos lograrlo.

Aunque lo correcto de pronto no nos parezca lo más perfecto, con los días el asiento de ese flujo sano y positivo se verá reflejado.

Muchísimo cuenta la intención por la cual se realiza algo. Al vivir tendremos que tener siempre presente que estamos unidos todos y que aunque lo que hagamos nos haga mucho bien en lo personal debe de tener esa mirada de inconsciente colectivo, con las distancias bien dadas.

Hoy la vida de pareja puede ser un ejemplo. Antiguamente no había tanta exigencia en lo compatible. Los seres solían unirse para dar vida a la institución del matrimonio y poder así procrear en un ámbito más seguro. Hoy día se han unido otras variantes que cuentan mucho y los seres tienen más claro el sentido de una misión más específica. No todos han nacido para procrear  como asimismo  no todos están seguros de tener esa misión de pareja dentro de su chip. Cuántas personas encontramos que prefieren vivir la vida en soltería, ésto nos hablará de que los sentidos de Dios se han renovado.

Muchísimo se utilizó a la pareja para ascender en lo social. Se pensaba que solo en vida compartida uno tendría voz y voto en la sociedad, era como un trámite que muchos realizaban como por inercia cuando a veces se hacían vidas separadas en la realidad. Lo más penoso era cuando se hacía vida con otra persona aún sin cerrar la relación previa. Pienso que de ésto no se puede hablar en pasado, mas espero que la apertura de conciencia elimine este tipo de relaciones. Esto aunque no lo veamos todos así, es un desgaste inútil de energía. A veces darnos cuenta cómo está deteriorada la autoestima de algunas mujeres, lastíma. He escuchado de casos de algunas que ya divorciadas siguen haciendo actividades para esa pareja fallida, llevando alimentos o creyendo que aún tienen un vínculo para tener acciones que lejos de ser positivas hablan de servilismo. Más si lo revisamos con cuidado, esto forma parte de un pensamiento milenario pero obsoleto en algunos casos de que hasta que la muerte nos separe... ¿No es ya una relación muerta la que ha decidido tomar caminos separados? entonces está mal entendida esa situación.Claro que habremos de respetar la conciencia individual.

Muchos varones habrían de escoger a su compañera de vida como si de un trofeo se tratase. En lo profundo se le veía a la persona como un logro ante los demás, como si esto fuera una competencia. A veces no se mide el alcance del sufrimiento que se está ocasionando con acciones forzadas.

                         Las leyes del universo son implacables. Seguro que conocemos gente que vive de mal humor constante. No debemos de dudar en darles ante todo una sonrisa y dejar que vayan comprendiendo que es lo que están forzando. Todo lo que se hace forzoso duele y no permite que los buenos humores prevalezcan.

La tendencia a la corrupción es un asunto de la limitación del ser humano. Quien tiene los actos corruptos como un asunto de valor pensando que ha logrado poner un pie delante de otros que se consideran tontos, terminará teniendo el peor de los ánimos. Las condiciones amañadas nunca han sido las mejores. En mucho nos hemos acostumbrado a vivir así y se llega a creer que quien no tranza no avanza.

Antiguamente, cuando no había el nivel de conciencia que se da hoy día, el factor de elegir no tenía la preponderancia y la fuerza de hoy. Muchos o se movían solo por la Fe, que no es nada desdeñable pero igual nos lleva a errores garrafales, o desde la parcialidad de creer que tan solo por pertenecer a un grupo dado ya tenían como parte de tal asunto poder hacer triquiñuelas y todo sería zanjado.No es así, porque lo que vivimos equivoco hay que sanarlo o sanearlo, y así limpiar  el alma.

                              El papel de la ciencia en el mundo de hoy juega un papel muy especial. Ya sabiendo todo lo que las ciencias sociales nos han ido aportando más lo que se está dando hoy día con investigaciones más serias, no nos queda más que asumir que sí hay mucho que aprender de ellas. Existen muchos libros de divulgación al respecto y debemos ir por ellos, no solo son para unos cuantos son para todos nosotros.

La ciencia no existe solo por el interés de unos cuantos o por diversión. Es parte integrante de todo lo que es la especie humana, y mientras más seres lo entiendan así, más beneficio para el grupo. Los científicos son seres vistos como seres muy ensimismados, lo que debemos saber es que ellos están aportando en su silencio mientras trabajan investigando y a gritos con sus conocimientos.

Nuestro humor siempre podrá ser el mejor si logramos estar en sintonía con lo que nos mueve de verdad por dentro. Con eso que nos permite un flujo real, aunque no sea constante pero sí claro.

Las decisiones propician derroteros, los derroteros abren nuevos caminos y la vida es mucho más rica si nos salimos a veces de la zona de confort y vamos viendo más acciones propositivas.

A veces los nuevos derroteros abren tanto los caminos que no hay regreso. Hay que tener cuidado de no empeñarnos en regresar a lo que yas se cerró. Se pueden retomar situaciones pero siempre con una mirada renovada. Uno en la mente a veces sigue con ideas que ya hay que dar al viento y renovar ese bagaje.

                           Se habla mucho de la conciencia Divina. Esa que proviene del amor infinito de Dios y que no es tan fácil solo asumirla, hay que comprender como funciona en nuestra vida personal. Para cada ser humano ésto es diferente y tiene un camino. Es un camino sagrado.

Las enseñanzas que nos dejan las experiencias a veces no se toman a conciencia.Tal vez una buena experiencia nos deje muy buen ánimo y esto se asimila, para continuar más fuertes. Hay que aseverar en uno mismo el nivel de ese aprendizaje y tenerlo más presente. Las experiencias buenas no son luchas de poder. Son mucho más que eso de creer en los logros y más que nada son la base de tener presente un buen estado de ánimo.

                           El mayor poder que nos habita esta en la mente.

Al fluir en la dirección adecuada y correcta para nosotros ( no necesariamente ni igual ni relativa a lo que otros viven)  la vida se ilumina. Todo tiene su tiempo perfecto. No importa que de pronto abramos puertas al dolor, sera algo para crecer y debemos despegarnos mentalmente paras ver con perspectiva y seguir lo que estos momentos en realidad nos piden.

Los porqués de la vida no siempre nos satisfacen. Al vivir esto en lo personal trataba de buscar ese justo medio que al final he entendido que es algo que se adecua con la mente. A veces toma sus tiempos para reflejarse en la realidad.

No siempre es genuino lo que el ego nos propone, habremos de ver con desapego y sacar lo que no es parte real.

Vivir nunca es satisfacer deseos y exigencias que creemos, más bien hay que creer en la vida y todo nos será beneficioso y no olvidemos que lo bueno no siempre es lo perfecto.

                             No lo olvidemos, nos purificamos en la cotidianidad. En esos ámbitos somos capaces de tener el buen humor que nos lleve cada día a un animo mas estable.

Cuidado con las demandas demasiado burdas. Cuidado con las demandas que nada que ver con uno mismo.Cuidado con las demandas del mundo.

                               La muerte de mi padre.

                              Yo misma sabía  que ese bambú sería el remanso de sus días finales. Creo que todos lo adivinabamos.

                             Cuando nuestros padres adultos viven con bastante sanidad, se nos olvida (o tal vez no es parte de la costumbre) averiguar cómo quieren cerrar sus días. Esto de planear  ha sido  algo que se ha implementado como parte del entendimiento de la tanatología. En el caso de mis padres nunca se hablo de esos temas, mas se sabía que ellos como personas eran espirituales a su manera y que la muerte no significaba ninguna preocupación de más. La vida que se lleva planeada es buena, mas a veces habremos de detectar planes implícitos, es decir los que se saben pero no se tiene la necesidad de hablarlos.

El paso a la siguiente dimensión puede ser una cosa muy sencilla si entendemos que irnos es renacer en otro entorno. La vida, siempre es parte de la muerte y viceversa. Así, cuando llegó el momento de la enfermedad terminal, con mi padre vimos cómo él se puso en modo fluir y dejo que todo se diera. Hicimos todo lo posible porque no hubiera ni sufrimiento ni dolor ( asunto que no siempre se logra del todo) mas cuando la persona está íntegra es ella misma quien ayuda a que todo sea más fluido. Una mañana me llamó mi madre y me dijo: tu papá se va hoy a la casa, ya no hay más. El, ante lo que vislumbró de estar perpetuando una vida indigna llena de tubos en una clínica, le hizo decidir volver a su nicho. No lo puso en duda, se arrancó todos los tubos y sólo preguntó a qué hora.

Si las plantas reaccionan como lo hacen los animales ante partidas inminentes, tal vez ese bambú estaria un poco triste. Había alcanzado alturas insospechadas y era digno de admiración para propios y extraños. Situado en la esquina medular de la casa en una posición norte/sur, era movido por los vientos con un enorme garbo y serena armonía. El remover del aire hacía que al juntarse entre sí sus troncos espigados cantasen, y a pesar de su altura aún en sus medianías venían pájaros a mecerse con sus cantos característicos. Creo que hasta las ardillas y las verdes lagartijas visitantes habían descubierto su momentánea ausencia mas estaban seguras que habría de volver a decirles adiós.  Fue mi padre el que sembró ese enorme árbol, que ahora estaba ahí para darle digna despedida.

 Llegamos a la casa y con inminencia se puso su cama exactamente enfrente de la parte más visible. Todo estaba dado, una cama sencilla y una vista grandiosa de enormes enramajes majestuosos y altos que al mecerse con los vientos del norte hacían música que él disfrutaba infinitamente.

 Recordé el día en que ese árbol se sembró, fue de mucho gozo.

 Después de haber sido informado que nada había más que hacer con el cáncer que tenía, se dedicó a observar. Las hojas caían cada día a montones y él gozaba con su caída. Se pasó varias mañanas con la vista puesta en esos verdes secos que tanto le gustaban. En esas efímeras hojas que tanto pintó con el gozo del agua.

Sabía que este hombre se despediría exacto como vivió.  Profundo, callado y práctico.

Una mañana uno de sus mejores amigos, un cazador como él, se presentó con varios frascos de medicamentos para el dolor. Nos dijo que acababa de fallecer su esposa y los tenía disponibles para que pudieran ser utilizados. Nada de eso fue necesario, aunque estuvo listo si hubiese sido requerido.

Creo, sin temor a equivocarme que había vivido la vida como él mismo había elegido en un gran porcentaje. Nadie vive exacto lo que piensa, pero trata uno de que los principios interiores hagan su mejor esfuerzo. Creo que se había logrado porque su serenidad fue completa. Si en sus totales bríos jamás habló de más y solo lo hacia escuetamente en estos momentos fue muy silencioso.

Me quedó clarísimo que cuando llega la hora de decir adiós no es lo que uno preparó, lo que cuenta. Es el ánimo atento a lo que sigue, lo que nos abrirá la puerta al mar de luz blanco que muchos nos han dicho es la entrada a la nueva etapa. Desprendernos con serena voluntad. Con entera aceptación. La lámpara encendida con el aceite necesario para una mirada en alto.

Una media mañana tranquila, él se fué. Estaba mirando hacia su ventana abierta y entre los pasos y murmullos de las personas que caminaban afuera y los ruidos de esa fronda bella que él mismo puso en ese suelo, se soltó tras un suspiro largo y profundo. Mi madre pidió a un ayudante  avisarme para que yo fuera. Era tan solo una calle lo que nos separaba mas se me hizo eterno ese caminar. Me toco verlo dar el último suspiro. Era la primera vez que me enfrentaba de verdad a la muerte y fue muy blando el sentimiento porque en sus ojos vi que se iba convencido.

Mi madre, que todo lo solucionaba con una comida adecuada y un buen comer, había estado intentando toda esa mañana darle eso mismo que según ella le daría un poco más de ánimo. No logró mayor cosa. Tuvimos que decirle que lo que él quería no era alimento del mundo ya él estaba entrando a su recta final. 

Dos o tres minutos después de que mi padre diera el último suspiro pasó algo muy significativo.

 El teléfono timbra desde Nueva York, era su hermana. Según nos dijo sintió una necesidad de comunicarse y nosotros le dijimos que su hermano acababa de partir. Ella lo sintió mucho, así son las cosas de la tierra, aún si hubo telepatía ésta llegó unos momentos después. Pienso que sí se despidieron aún sin hablar. Soltando el auricular de esa llamada que cerró un momento cíclico, se abrió la puerta del cuarto y entró su hermano mayor, que venía a verle con unas barras de pan francés que sabía cuánto le gustaban. Se las tomamos nosotros de las manos y le dijimos que podía acercarse a él. Me impactó ver el llanto profundo de este hombre que yo había conocido como un bravucón y de voz muy fuerte. LLoró junto al cadáver de su hermano menor a moco tendido y a todos nos dejó muy conmovidos.

Así es la muerte. Un trámite que todos conocemos y que a veces asusta, que nos asuste. Si vamos comprendiendo su esencia no hay nada que temer y mucho que agradecer cuando la muerte puede darse muy dulce. Simone de Beauvoir tiene un texto pequeño y que recomiendo mucho, tiene por título: Una muerte muy dulce. Este pequeño libro habla con el corazón, se trata de la muerte de la madre de la escritora. También creo que quienes se van no quieren que se les llore. En realidad todos esos llantos son por los que se quedan y que viven con la idea de que es muy duro no volver a ver en lo físico a alguien que amamos. Se puede tener una visión más gratificante ya que esas personas siempre estarán junto a nosotros con otra modalidad de vida. 

Mi ánimo mejora mucho cuando despierto y he soñado con mi padre. Me levanto pensando que es lo que él gozaría escuchar de todo lo que me propongo hacer  y recuerdo cuando me decía siempre, solo haz lo que más te guste y asimismo me sigue hablando a veces en sueños. En los sueños se aplica lo que la escritora inglesa Virginia Woolf propone en sus textos: Decir por escrito todo lo que se quiere, sin una palabra de más. En la realidad es mucho más difícil de aplicar.

Si has pasado por el trance de vivir una muerte muy cercana  y quieres que la persona siga presente, puedes pedirle que te hable en sueños. Es algo grandioso.

Cuando acababa de irse mi padre de pronto empecé a sentir como un pesar porque no hablamos propiamente antes de su partida. ¿Qué necesidad había de hablar si con él las palabras salían sobrando? No lo sé. No existe tal propiedad, sin embargo eso me había invadido. Como si fuera un dolor seco. Una noche vino a mis sueños y les tendré que relatar lo que ese sueño fué, por su nitidez y belleza. Íbamos sentados en un sofá de dos piezas de color verde limón. Íbamos gozando del paisaje porque volábamos sobre un campo eterno también de color verde, del tono del pasto. Los árboles debajo se veían muy nítidos y muy pequeños. Así, volando le pregunté sosteniendo su enorme mano entre las mías: ¿Estás bien? y con su amplia sonrisa y muy pocas palabras solo me dijo: ¡Estoy muy bien!  y el sueño terminó. Al amanecer sentí que había cerrado un ciclo.

Los que se nos adelantan aún siguen entre nosotros. No debemos ni dudarlo un momento. Ellos han conectado su alma con la nuestra y lo que tengan que compartir lo harán. A veces con mucho más tino que los mortales que aún nos rodean y que a veces no tienen nada que hacer en cercanía.

En ese momento dí las gracias más profundas por todo lo aprendido de ese ser, supe que lo divino uno lo propicia a través de lo que se aprende a apreciar. Que lo más profundo y real de la vida con alguien a veces se presenta en el último momento. Así también si hemos cultivado un buen ánimo, con ese mismo nos iremos a lo que nos espera en ese espacio que nadie conoce pero que muchos más que los menos nos imaginamos...MJ

Continuaremos.





                       

sábado, 17 de abril de 2021

 De la vida diaria.(En word)

                              El calor de la especie a la que pertenecemos debería cobijarnos. No somos entes separados, pertenecemos a un grupo biológico que solo necesita abrir la conciencia. MJ

                             

                              Es muy cierto que la conciencia se abre a partir de las buenas convivencias y de las dignas aportaciones que el medio en el que vivimos nos propicia. Mucho también tiene que ver el medio ambiente natural y cuánto podemos expandirnos en contacto con la naturaleza.

También hay que aceptar que la ignorancia nos esta ganando la partida. No puede ser posible que no veamos claro en lo relativo a la especie homo sapiens, y cuando decimos tener claridad no es literal pero si conducente, ya que es obvio que no somos todólogos, que no nacemos con un manual bajo el brazo para saber llevar a cabo las misiones que se nos encomiendan, pero sí podríamos mantener una puerta abierta para que lo que vayamos viviendo nos vaya enseñando.Creo que en algunos casos lo que va ocurriendo es que nos vamos alejando el interés de saber como aportar de fondo y hacer lo que la naturalista y estudiosa de los chimpancés Jane Goodall propone: Más vale que sepamos por donde va el sentido de la diferencia que queremos  hacer. Todos tenemos entre manos hacer alguna diferencia y hay que tener el ímpetu contínuo. No podemos hacernos de la vista gorda con la misión primordial que hemos venido a desempeñar. A veces, la bruma de la vida en general suele opacar las mejores decisiones y es por ello que hay que apostar a la vida de cada día.


                              Cuando por primera vez escuche la palabra conciencia, ya conllevaba una connotación implícita: algo que debe refrenar la vida. Es lógico que así se tratase de proponer esta idea de que cada uno debemos ser libres de autoconducirnos  mas el mecanismo secreto es saber por dónde anda nuestra conciencia personal. Pepe Grillo  fué para muchos de nosotros la primera idea de conciencia en esa dulce versión de voz queda e incisiva que nos decía. En tiempos pasados se creía a pie juntillas y en demasía que ésta palabra debería servir para reprender (nos) con un sentido de culpa no muy claro, parecía que de antemano con una recriminación. Hoy día, todo se ha aclarado mucho más y ya sabemos que la culpa como tal no es una cosa negativa, nace del lóbulo frontal de nuestro cerebro que cuando se atrofia aparece la agresividad y es mal entendida, también se ha comprobado en los estudios realizados que muchos congéneres nacen sin esta activación, así pues ya se sabe que la violencia no es innata del ser humano, Genovés lo dijo claro con sus experimentos de la balsa Acali. Algunos nacen con una condición diferente. A veces, en el común de los mortales es tan solo saber como podemos enmendar algunas cosas que no nos permiten fluir en la claridad. El gran problema de los seres que hacen maldades está basado en la imposibilidad de sentir esa culpa reivindicadora. Así, los cambios en la percepción de las conceptualizaciones más positivas están en camino de mejoras desde mediados del siglo pasado. En 1955, año de mi nacimiento las mujeres pudieron salir a votar y de ahí para el real, la conciencia en los ámbitos de las féminas se nos ha abierto de maneras insospechadas.

Hoy día, ya no creo que nadie piense que es más importante la represión como pauta de aprendizaje o educación, la fluidez de saber encauzar lo que es válido en la psique es un hecho muy positivo. Viene a colación recordar algo básico de ésta: modo de conjuntar lo que sabemos con lo que es la verdad. También sabremos tener claro que las verdades no son totales y que deben responder al momento histórico y mucho más a la persona que las sustenta. No quiere decir que se manipule, lo que quiere decirse con el entendimiento de la verdad compuesta por una serie de otras verdades, es que cada situación tiene su contexto y que eso es algo que irreversiblemente debe estar presente hoy día en nuestro pensar.

En la época de la Roma antigua se da un fenómeno muy simpático, se dice que los romanos muy amantes de la verdad y que querían hacer prevalecer ese valor, se tomaban los testículos entre las dos manos para así con ese gesto verificar que lo que decían era cierto. De ahí nace el término testificar. Esto lo he encontrado en un texto estupendo que estoy leyendo hoy día, del que hablaré en su debido momento.

                              Provengo de una familia que aún sin que nadie lo dijera abiertamente estaba y ha seguido estando unida al mar. Se cree esto cuando se siente debajo de la piel, pero más que nada se percibe a través de ver como muchos lo amamos de diferentes maneras. Nada más diverso que un grupo familiar, nada más claro que no podemos obligar a conjuntar voluntades cuando éstas tienen su propio y verdadero sentido. Lo supe desde siempre, los partícipes de un apellido no tienen porque ser partícipes de la vida en singular de los otros y mucho menos tener las mismas ideas, si ésto se dá será bienvenido y cuando no se dá es que las fuerzas naturales están activadas y hay que aceptar las diferencias y que los caminos se bifurcan. El verbo aceptar que conjugamos desde la adolescencia con más vigor, en la adultez se presenta como invaluable mas no se acepta para convivir con todos, se hace vigente en los entornos en los que sí somos más afines. No basta amar algo  para poder disfrutarlo. En mi caso personal hubo intermitencias con mis cercanías con el mar porque nunca mis padres tuvieron un recinto personal, siempre estuve cerca de las costas por mis abuelos primero y por tíos después. De muy niña mi abuela materna solía llevarnos a paseos a la playa y visitabamos en muchas ocasiones el muelle de Progreso. Llegábamos en su automóvil, una linda camioneta de la época en blanco con rojo, su hija mayor se la había regalado después de que al romperse la cadera no podía caminar y solía pasear mucho. Creo que de esos paseos me quedó un sabor tan bello que en mis recuerdos la nitidez es casi fotográfica. Mi abuela era muy robusta en su complexión corporal, de voz queda y dulce, en su adultez  su cuerpo era una estupenda almohada cuando permitía que uno se reclinase sobre ella. Cuando íbamos al muelle llegábamos hasta el final del camino en donde el remate era una construcción  única y muy austera. Yo me bajaba del automóvil con Aurelio el chofer que me levantaba con su enorme humanidad, un hombre regordete y bonachón que apreciaba mucho a mi abuela. Ver el enorme mar desde esa perspectiva era grandioso y me daba mucha seguridad, ahí esperábamos a que se pusiera el sol y ella nos decía con mucha alegría que había que esperar a que los destellos después de la puesta nos dejasen ver el rayo verde. Se piensa que luego de una puesta de sol los tonos de la luz pueden crear un rayo verdoso que es a veces raro de ver. Nunca lo he visto con toda claridad mas si he visto algunos tonos que se dejan entrever sutilmente dentro de los naranjas y amarillos clásicos de un cielo al atardecer. Al comenzar a irse el astro maravilloso con sus enormes destellos ella se emocionaba. Era un gozo enorme. En una ocasión esta serena mujer de enorme cuerpo y bellos ojos verde mar, (que hoy disfruto a diario ya que preside la sala de mi casa en una sencilla acuarela hecha por su hijo, mi padre) era de impulsos y de emociones. Una de esas tardes decidió que me quería regalar el total de los globos que ofrecía el globero que caminaba por una calle cercana al centro. Aurelio abrió unos ojos de plato porque no entendía cómo nos íbamos a llevar tantos globos, mas encontro la manera y todo ese maravilloso cúmulo de colores llegó hasta mi casa. Mi madre, cuando nos recibió de regreso, no podía dar crédito a semejante exceso, al grado que su emoción se convirtió en asombro y hubo de asumir ese arranque de cariño. Doy gracias a Dios que ese tipo de manifestaciones de cariño fueron disminuyendo en mi vida, porque no creo que dar a manos llenas sea siempre lo mejor, lo sabemos. Yo lo viví en muchas ocasiones y estoy agradecida y también conciente que de pronto es más una bruma que una felicidad real. Obviamente en esas lides tuve cuidado de no hacer ese tipo de acciones con mis hijos.

Este muelle del puerto de Progreso es grandioso. Siempre llamó mi atención esa estructura fuerte  de arcadas dentro del mar con pilotes de concreto que según entiendo fue muy bien hecho porque ha durado muchísimos años. Pasar debajo de ellos es una sensación muy peculiar, porque infunden respeto cuando vemos con que fuerza el mar se aporrea  y las moles de piedra son capaces de contener esas maravillosas aguas. Uno se imagina la vida ahí dentro, el paso de grandes animales, en esos paseos hubo algunas veces de parte de los pescadores que se instalan en las barandas a pescar, el avistamiento de alguna enorme manta raya, así como de otros especímenes como delfines, bufeos etc.  Como niños el corazón se cuaja de emoción ante esos avistamientos. Ese mismo muelle me inspiró un de mis primeras acuarelas, hoy en posesión de un buen amigo que la adquirió cuando hice mi primera exposición. Esta primera muestra de mi trabajo en acuarela fue totalmente de tema marino. Los cuadros fueron adquiridos por personas muy apreciadas. Hice lirios de playa, palomas de monte y otras cosas. En esa misma expo pinté flamencos. Fué la primera de mi vida y compartida con trabajos hechos por mi padre y por mi hermana, y creo que como novatada paso algo muy singular. La artista yucateca Ofelia Medina visitó la muestra y al poner su comentario en el libro correspondiente a ello, escribió: ¡Pinten pinten, familia! hasta que se acaben Las Coloradas. Ella, al leer el apellido nos relaciona de inmediato con el quehacer de la familia extendida, mismo que nada tiene que ver en directo con nuestra familia nuclear. Muchos años después me topé con ella en un recinto de cine en el que se presentó una premier y me toco sentada muy de cerca, así que me levanté y educadamente fuí a saludarle diciendo lo que había escrito y aclarandole que las familias no son muéganos ni hacen las mismas cosas para sobrevivir. No pasó a más y nos reímos del incidente, cerrando un círculo muy necesario.

No podemos cargar con las percepciones de los otros y mucho menos lo que éstos asumen, como que somos lo mismo solo por llevar un apellido compartido.

                             En los años que tuve la ventura de estar mucho más cerca del mar en épocas de mi niñez y la de nuestros hijos, sentía como el agua de mar era capaz de depurar mi alma. Lo disfruté mucho. En primeras épocas en isla Mujeres ya que la familia de mi padre tenía unas casas muy sencillas y cómodas frente al mar. Íbamos con bastante frecuencia y fueron años de mucha cercanía gozando esos colores tan bellos de nuestro caribe. Paseos en velero y visita a santuarios de peces era algo obligado. Así, vimos tortugas marinas y muchas otras especies. Mi padre aficionado al buceo nos introdujo en esas lides y era maravilloso el poder ver y fotografiar el fondo del mar. Nadé dentro de la mancha de peces que se encuentra con frecuencia en esos mares. Algo inolvidable que marca para toda la vida.

Más adelante con los hijos compartimos varios veranos en las costas de Progreso, en un recinto que pasó por nosotros como un regalo de la vida que luego se fué. Ahí el océano verde/azulado nos hacía mucho bien. Los colores entremezclados producto de la luz solar pueden crear matices infinitos. Muchas mañanas los disfrutamos en baños muy divertidos en compañía de pequeños peces que se nos acercaban como son las conocidas agujas, o algunos tipos de pez pequeño de cuerpo color de plata. Los arenales en los que uno puede caminar, los vientos que la naturaleza por sí misma puede entregarnos son la vida cuando uno los aprecia desde muy dentro.

Más, todo puede tornarse diferente de momento. Cuando estuve ahí lo disfruté y nada me decía que no podría ser para siempre. No lo fué. Aquí tuve que hacerme de fuerzas para aseverar una vez más como la vida nos muestra que los tiempos de Dios nunca son los tiempos de los hombres. De pronto me di cuenta que los reveses de la vida esperan detrás de la puerta y más aún cuando son de manos de gente sin escrúpulos, uno se pasma. Así llegó el momento de soltar para enfocar con profundos bríos las nuevas realidades. Seguir adelante tiene que ser la mejor opción cuando la vida así lo plantea y así fué.

Cuando la vida es intensa, más que nada en los momentos en que uno ve  crecer a los niños se  percibe como un todo que fluye con rapidez. A veces en mis textos de esas épocas trate de separar las ideas por temas, nunca lo logré del todo porque de entrada eso es imposible, la más bella percepción del vivir siempre es integral. Así, aunque a veces uno desea poder observar los aspectos separados todos tienen al final una integridad redonda. La palabra belleza salió de los labios de nuestra hija de momento y con toda claridad cuando su hermano de un año se levantó y caminó. Fué una mañana en la que habíamos preparado todo para bajar al mar. Mi marido como siempre nos observaba desde el corredor ya que él no es marino y no le interesaba eso de los baños, mas levantando la vista de su libro por ratos y con los largavistas en otros momentos se mantenía en contacto con nosotros. Esa mañana escuche como ella con un poco más de tres años de pronto solo dijo: ¡una belleza! al referirse a que su hermano se había puesto de pie. Es una felicidad haber resguardado esos momentos de frases inolvidables.

 Todo esto me lleva a compartir la importancia de saber que aunque en nuestra mente están todos los temas que nos interesan y de hecho los que nos dan forma, lo más importante es nunca perder de vista que somos una entera unidad y que algunos aspectos que vivimos tendrán ciertas divisiones durante el día, mas siempre son un todo. Hoy día que está tan de moda hablar del presente, me ha quedado claro que a esto se refiere: estar atentos, estar en el momento del día de poner toda la atención a lo que nos compete en ese momento porque aunque lo demás está latente nunca se descuida. Es como estar viviendo a dos tiempos dando énfasis a lo que es el ahora. El pasado puede ser un bello recuerdo que aún ido infunde mucha vida.

Según dice Milán Kundera, nuestra historia es la eterna lucha entre lo que se recuerda y lo que se olvida.

Esto de las percepciones de que la vida se nos divide en la mente me lleva a pensar como en los tiempos pasados se dividía la vida cotidiana como algo vulgar y la vida social como algo muy refinado. Hoy día se le ha dado ya su lugar a la vida de cada día. En sus textos Virginia Woolf eso nos presenta muy artísticamente, la maravillosa mirada tan necesaria a lo que se vive cotidianamente. No vivimos el día a día para llegar a grandes momentos, son los sencillos momentos los que nos hacen tener entera el alma. Mi alma siempre se ha reestructurado dentro de los textos de Virginia. Es como un bálsamo, recurro a ella invariablemente cuando siento que algo se desgaja dentro de mi.

En esos momentos escribí: La cotidianidad nunca es vulgar.

Es el lugar en donde la alegría puede cobijarse y nos permite despertar mucho más el sentido común. Ahí en la vida de cada día uno logra la verdadera vida.  Nunca dejaré de mencionar que aunque uno no pueda tener quimica con todos, cada ser que se involucre en nuestro vivir nos deja algo.

                             La vida en los entornos naturales permite a los niños comprender mejor la grandeza del universo. Los ojos que se plasman en los cielos y pueden propiciar preguntas fantásticas, nos llevan de la mano de un conocer empírico y muy necesario en los críos. Una tarde mientras jugábamos con una pelota en el jardín, mi hija dijo: ¿En donde están las galaxias? La pelota se detuvo, nosotros también y tan solo le contestamos lo que ella quería saber, para continuar con el juego.

La vida mejor vivida, es la que se asemeja al juego.

                            Ralph Linton el antropólogo que marcó mucho mi vida con sus textos durante la década de los años setentas me hizo comprender algo que perduró en mi mente por siempre: Los modos de ser, marcan nuestro quehacer y se forma así la vida cultural. La cultura no es algo que está más allá de cada uno de nosotros, es en sí la vida per se.

Aprendí con la vida de cada día que educar no es imprimir principios por medio de la verbalidad, es vivir lo que debe compartirse con enorme entusiasmo. Nada de lo que se diga de viva voz va a calar tanto como lo que hacemos, así como lo que dejamos entrever para que surjan nuevas cuestiones no sólo entre los más peques, sino en todos los que estén abiertos y nos dejamos impregnar por la vida real. A saber, que a fin de cuentas no sabemos lo suficiente y no pasa nada si lo averiguamos.

Dejar a los críos explorar, caminar por los entornos seguros que les podamos proporcionar y dejar que vean, para  hacer preguntas como ésta: ¿el techo, es el suelo de arriba? asi hacen los niños las asociaciones de ideas.Van conformando sus propios mundos.

Cobijar, dentro de lo que es nuestra especie también se refiere a eso que los adultos habremos de tener la obligación de compartir: Todos somos del mismo grupo. Hemos venido al mundo a desempeñarnos. Hay que tener mucho cuidado con lo que se dice, porque condiciona y cierra puertas de creatividad. En estos exactos momentos en los que les comparto todo esto que he escrito durante muchos años, se está dando ante mis ojos algo muy especial, cada que salimos al jardín, cada que damos caminatas largas por la naturaleza, cada que salimos en las tardes a disfrutar del aire, nuestro nieto recoge tesoros.Ustedes se preguntaran en qué consisten esos tesoros encontrados con tal ahínco, pues he de decirles que se trata de semillas obtenidas de las vainas de árboles caducifolios que están haciendo su cambio de floración, también recoge unas bolitas de ficus, que antes de llevarlas a su resguardo de objetos preciados las pisamos porque están amontonadas en el suelo y les decimos: carach, por el ruido que hacen debajo de nuestros pies. Los caraches son parte ya de nuestros paseos vespertinos. Así mismo varios tipos de rocas son examinadas y puestas a buen recaudo, como hojas de diferentes tamaños y colores. Su madre que observa  tanto asunto recolectado nos comenta que algunos perduran unos días y que al cabo le dejan de interesar y se van de nuevo a la naturaleza.

¿Que hace que un niño pueda sostener entre sus manos esas pequeñeces ( para nosotros) y grandezas para él mismo? Una sola cosa que vamos perdiendo conforme nos traga el mundo: el asombro.

                       Yo misma estoy renovando mi capacidad de asombrarme cuando recorro las líneas escritas y veo como me pude detener ante asuntos triviales que me significaron mucho en su momento. Esos valores pasados pueden dar mucho sustento a lo que vivimos hoy. Repensar, reanima al espíritu.

                       Uno de los placeres más enormes que la vida me ha dado es disfrutar no solo del lienzo en el que voy a expresar algo, sino las hojas de papel que esperan ser escritas con las vivencias de cada día. Cada que empecé una libreta, le hice un dibujo especial y significativo. Las hay variadas, no todas son ni del mismo tamaño y formato ni de los mismos colores. De pronto me topaba con algunas que me encantaban y compraba una docena. Las pausas de pensamiento eran parte muy importante ya que como dice Debussy: la verdadera música está en los espacios que dividen a las notas, tratando de ver cómo conducen las vivencias mis percepciones. Hoy día el asombro es enorme al verme con tanto escrito y que solo me lleva a darme cuenta de que ese verter la informacion me ayudo mucho a centrar mis preferencias. Más adelante aprendí que el valor de desear algo es muy ingrato. La vida verdadera se da en ir escogiendo las preferencias que se plantean en lo que se nos presenta. Así de simple. Bien claro lo dice el budismo: No desear para no crearnos dolores que más adelante no podremos resolver ya que a veces desear lo que no nos corresponde puede hacerse realidad y volverse un dolor de cabeza. Es así que este verbo se cambia por el verbo escoger y preferir y vamos con mucho más suavidad por los oleajes de la vida.

Constantemente me he recriminado que me falta disciplina. Quería lograr un control más estricto en lo que me escribía y me daba cuenta que no podía llegar al enfermizo deseo de plasmar todo. En esta época me di cuenta que así como uno va escogiendo sus temas a plasmar en la plástica, uno va eligiendo qué momentos vivir más a fondo. La sencillez, que jamás ha sido lo mismo que la simpleza, era algo por lo que yo corría día a día. Hoy ya me queda claro que mientras más dudas más divertida la vida y más asuntos que nos pueden expandir las percepciones. ¡Dudemos! y saquemos nuevas conclusiones. Dejar de sentir que la vida se va en vano y que aún sin esa necia idea de controlar tanto, ésta puede ser fantástica con todos sus errores. En la juventud queremos evitar sinsabores y no nos damos cuenta que de alguna manera aparecerán. Como vulgarmente se dice: brinca la liebre y no hay más remedio que ir por ella para encauzar de nuevo.

En esta época podríamos decir: aparece el virus y nada volverá a ser lo mismo, mas no por ésto ha de ser peor.

La vida es un hecho que se compone de retos asumidos y trabajados. Estos mismos deben pasar a la fase de apreciar, para tomarlos como las mejores motivaciones.

No se puede chiflar y comer pinole, decía mi madre. Creo que me lo decía cuando me veía más agobiada que otros días, y quería darme una mano para que le bajara al ritmo de las actividades. Así es, observando es cómo descubrimos lo que realmente importa y soltamos todo lo que se adhiere por inercia.  

A ratos parecía que le quería pedir a la existencia algo así como: sueltame, dejame fluir como fluye el río sin el temor de lo que se va sin retorno. El agua baja de la montaña  ya supo su grandeza de haber nacido, es ahora cuando le toca correr por el valle hacia la posibilidad de ser alimento de vida. 

¿Hay algo más noble que alimentar la vida misma?

A ratos, con el cansancio normal a cuestas me sentía como un hilo seco tendido al sol. Una hebra de vida que de pronto podría perder su color y su razón de ser. Tenía que restablecer mi sentido a veces al final del día, y otras  tantas en el silencio de la casa cuando todos se habían ido a sus tareas. Padecía tremendas migrañas de índole hormonal y me daba de topes al darme cuenta que ni los doctores ni nadie podía ayudarme. Intente todos los tratamientos que solo fueron paliativos  de momento. Mis hijos me vieron miles de veces con una pañoleta amarrada con ferocidad al cráneo y les decía que era en honor a Morelos, el héroe mexicano que seguro padecía migraña, no tengo la menor duda. En esos silentes momentos las griterías de los pájaros me hacían compañia y llegaba a pensar las cosas más absurdas, como el hecho de que si realmente existe la reencarnación creo que me gustaría volver como un pájaro de monte. Ahí, dentro de la maleza sin colores estridentes sin más que lo necesario para la mimetización de la vida tranquila.

Nuestra innata pluridimensionalidad sin percibirlo del todo nos da las fuerzas para continuar. Las ramas de los árboles esperan atentas las visitas de los más diversos pájaros, que con suave murmullo del viento ofrecen frutos, ahora de tamarindos, luego por ahí morados caimitos y más allá se mecen las guayabas en espera de ser disfrutadas por los loros de tres colores que las visitan. Los ventanales arbolados siempre me han fascinado y doy gracias de los que me han tocado en la vida diaria.

La naturaleza es grandiosa.

A veces cuando acompañé a mi padre a sus aventuras de caza por el norte de la península, pude sentir el vibrar de la ciénaga junto a mi. Estos recuerdos me crean invariablemente una sensación de sentimientos muy encontrados, porque se que esas actividades ya no deben hacerse, pero he de aceptar que me tocaron como parte de mi quehacer como hija y fueron muy gratificantes, era un gran momento de compartir y de aprender mucho de la naturaleza. La chalana en la que entrabamos al monte raspaba con su fondo esos recintos bajos y llenos de vida. Los cazadores junto con mi padre fueron los mejores cuidadores que he tenido y más que nada como maestros de la naturaleza me enseñaron a gozar de las constelaciones celestiales a cielo abierto.Al amanecer nos poniamos de pie desde las 4a.m. y al llegar al sitio dispuesto para la caza en un claro de los matorrales yo me encaramada en un árbol. Tuve mi propia escopeta que mi padre mandó a hacer a mi tamaño. Esperábamos las parvadas de patos canadienses para tirar y luego llevar a casa para que mi madre condujera los guisos a la perfección. Siempre lo vi como un gozo ya que todos esos seres con los que compartí fueron excelentes personas y no creo que mataron por matar, aunque de fuera así pueda percibirse. Al volver a las casitas de paja que eran nuestro cobijo se gozaba disparando con rifles calibre 22 a las latas viejas que por ahí se encontraban para ver la puntería de cada quien. Creo que era yo buena en esas lides, jamás le dispare a ningún animal, pero a miles de botellas vacías si que lo hice. Hoy que lo pienso ya me queda claro que cazar es algo que ha sido parte del homo sapiens, pero en estos momentos ya debe verse como algo histórico y del ayer. Cuando vivimos en la ciudad de México íbamos muchos domingos a tirar al plato, un deporte muy interesante porque sale volando un pequeño platillo con bastante velocidad y hay que dispararle con mucha puntería. Iba con nosotros un amigo entrañable y muy querido que disfrutaba mucho de ésto con nosotros.

Los avistamientos de zorros colorados cruzando por el campo de mis entornos antes de que se poblaran en todo su contenido eran un gozo muy especial, alguien gritaba, ¡la zorrita! y todos salimos algunas veces ya tarde, tan solo para ver un pedazo de cola volar hacia los matorrales. Hoy día los murmullos de las palomas al amanecer me pueden dar los mejores respiros de profunda satisfacción.

Ladra un perro a lo lejos. 

Los enramadas reciben los sonidos y los regresan con serenos movimientos. Me gusta mucho la vida austera y callada de los árboles. El modo en que cobijan a las florecitas del campo que suelen crecer cerca de sus troncos me pueden enternecer el alma. Envidio a los insectos que pueden volar o acercarse a esas partes escondidas y llenas de vida.Esas pequeñas flores silvestres que se entercan en salir airosas de entre la parte rota del asfalto o del resquicio de una pared, son asombrosamente peculiares y solo nos hablan de que la vida a fin de cuentas es persistente.

De pronto sin que ni para que el olor a tierra mojada lo invade todo, la lluvia llega para darnos un porqué de seguir adelante.

La vida late en cada una de nuestras células. Si con ellas pudiésemos mostrar al mundo con claridad lo que nos ha dado la vida para comprenderla mejor, seriamos como los troncos que al cortarlos tienen marcados los años de vida en sus círculos concéntricos de diferente color. Nosotros también llevamos el color de la vida que recrea. Somos a la vez que concéntricos, expansivos.

                             Por estas épocas viví la experiencia de ver desde la perspectiva de Van Gogh. Leí su biografía y me encantó, porque supe ya de una vez por todas que no porque en momentos sintamos en carne propia el tormento de algunos asuntos inevitables del vivir, vamos a dejar de ser creativos. Este pintor al que admiro mucho como muchos de nosotros lo hacemos hoy día que ya se conoce más sobre él y su obra, me lleno de energía en su actitud. Ante todo él quería expresarse y con sus dolores a cuestas nos legó esas maravillas eternas que nos han hecho la vida visual mucho más rica, mucho más intensa y colorida.  nos ha dado pauta de que plasmar no es copiar, es tan solo interpretar.

La paz, cuando nos interesa como un valor insuperable se construye a diario. Tal vez al amanecer algo nos haga creer que la hemos perdido, pero esto es falaz cuando ya se ha vuelto tercamente parte de nosotros.La impronta es parte del vivir, en estas épocas habremos de tener claro que se aparece a veces con pretensiones que tienen todo que ver con consumismos excesivos, que nada tiene que ver con la verdadera felicidad. Recordar el dicho tan cierto de que lo que crece, nunca hace ruido. Ir comprendiendo el valor enorme de la soledad. En la escuela del dolor real, nos llega este estado y seremos con serena respuesta los dueños de lo que queremos vivir.

Que la agitación actual no nuble el momento eterno del gozo que ya con madurez sabemos encontrar.

A ratos, lo obtuso de algunos de mis congéneres  me causa angustia. Me voy dando cuenta que nada se puede hacer al respecto mientras cada uno no asumamos y tomemos por el cuello la propia ignorancia para abatirla del modo que mejor prefiramos.

                               Que la reflexión que elijamos nos permita pensar sin confusión al mismo ritmo en que avanzamos.

Henry Van Dyke dijo:

Pensar...sin confusión diariamente.

Amar... a los semejantes sinceramente.

Obrar... por honestos motivos puramente.

Confiar en Dios y en los cielos firmemente.

El teólogo Lepp afirmó: A Dios le han sacado del mundo.

Por tal motivo, antes de pensar en otras cosas habremos de encontrar en la vida personal, la manera de hacer que dignamente Dios vuelva a tomar presencia. No es necesariamente con religion, es más bien con la persistencia de crecer.

Cierro los 30 primeros volúmenes.Continuaremos. MJ










sábado, 10 de abril de 2021

 De la vida diaria.

El tiempo. (Word)

                         Los años se transforman en meses. Los meses se vuelven semanas. Las semanas se contienen en días y un día es un eterno acontecer que unido a otros más crean un segundo. MJ

                         

                        La vida pasa. 

                        De hecho es un segundo el vivir. Puede hacerse enorme el gozo de cada momento dependiendo de nuestra mirada.

¿Cómo vemos y que es lo que observamos?

¿Que es la temporalidad sino tan sólo la certidumbre de tener la voluta necesaria para la realización de lo que se elige?

Y se va escogiendo dependiendo de lo que se aprende en ese sencillo devenir de las experiencias. Lo que elegimos se va haciendo cada vez mas fino, mas depurado y mucho se transforma para no volver jamás de la misma manera. No siempre es bueno programar de más, porque las expectativas pueden ser de doble filo y cortar el hilo conductor que tenemos como suficiente. Mi madre siempre decía que lo mejor, puede ser enemigo de lo bueno. Para definir cuales son las bondades de la vida el tiempo es basico y mas que nada necesario para dimensionar lo más importante.

Algunas veces sentimos que se va más rápido el vivir como si se fragmentara   y otras veces podemos percibirlo completo en un solo momentum. La percepción temporal es algo muy bello, misterioso y eterno.

                          Una tarde puede transformarse y volverse maravillosa tan solo por el vuelo de una mariposa, ahí junto a nosotros. Esa tarde en que vi la mariposa verde con toques en tonos marrón solo en parte de sus alas, podrá ser la mejor tarde tan solo por el recuerdo que queda en mi,  haber observado con atención del paso de un sencillo volar de alas coloridas. Han habido otras más, pero la que está presente en mi mente cuenta como especial. Porque la mente se va haciendo selectiva. Deja paso a lo que significa y lo demás es algo que se suelta por sí solo o aprendemos a soltarlo.

Los momentos eternos duran unos cuantos segundos. Ver a las chachalacas en un día nublado es esperar la lluvia con el piar de aves que a veces vienen a cambiar el sabor de un cielo que se ha pintado gris. Sus cantos carraspean en un conjunto de sonidos que lo invade todo. Así es la naturaleza, se instala de pronto ante nuestros ojos y hemos de abrirnos hacia lo más profundo. Si a estas alturas no logramos ver lo que es visible, ¿en donde pues pondremos la vista cuando esta ya necesite del apoyo de renovadas actitudes?.

Aprendí a gozar de los tiempos idos cuando me di cuenta que en ellos se guardan los misterios de percepciones que pueden transformarse y transformarnos. Evocar para concretar y asentar. Uno se va descubriendo por etapas, mismas que se convierten en sagradas conforme pasan los años y nos vamos dando cuenta de todo lo que dejaron de bien.

            

                        Una mañana descubrí sin saberlo claramente (era muy niña aún) que los pinceles iban a acompañarme mucho más de cerca de lo que podría imaginar en ese entonces. Esa mañana vive aún en mi, porque las percepciones de lo que será eterno en nuestra vida están con nosotros desde que entramos al mundo. Nadie tiene que decirnos, es la vida misma la que muestra y desentraña lo más sagrado. Esa mañana, mi padre me había dado un pequeño tarro con la cantidad de agua suficiente y tan solo me dijo que yo pintara sobre la superficie del enorme jarrón de barro colorado que mi madre había situado junto al tanque, como solíamos decirle a la piscina. Mucho antes de sentarme con mi atuendo de cuadros verdes sobre el césped, me absorbió el movimiento del agua de manera contundente, me imagino hoy día que estando tan cerca de esa luz  me percibí llena de los reflejos. Tal vez tuve intención de meterme a nadar, mas no esa era la actividad que estábamos viviendo. Mis ojos se perdieron en esas ondulaciones aguamarina que se formaban ya que ese espacio se había pintado de blanco para ser convertido en tonos de verde claro poniéndole después  el consabido sulfato de sodio que se utilizaba en esas épocas para limpiar el agua. Sabía que aún no era hora de lograr un buen clavado así que volví a lo mío con los dos pinceles, esos que se me habían asignado. Iba calando en mí el hecho de que la expresión por ese medio era algo básico, lo iba percibiendo. Con mi irremediable amor  a los colores aún tenía una nebulosa en mi mente para encontrar esos asuntos que solo regala el tiempo, las temáticas que habrían de definir mis pinceladas. Ser fiel a la esencia que nos forma y conforma. Tuve desde estos primeros tiempos  mucho contacto con la naturaleza y no sabía que dos temas me iban a definir los derroteros: el tema marino y más que nada las flores de mi entorno. Conocí el mar mucho antes de poder verle físicamente, el mismo día. Pasar cerca de las marismas de la ciénaga  me permitió sentir su olor, para luego verlo como esa maravillosa masa de azules verdosos que que se nos presenta infinita. Fue en la casa de mis abuelos paternos a la orilla de un extenso mar enmarcado por una playa llena de conchas. Un espacio sencillo para habitar en esos días de playa, en color rosado. Aun veo los enormes sillones de vaqueta  en que se mecían en coordinada  armonía los abuelos ya mayores. La abuela insistía en que las conchas picaban mis pies descalzos, pero recuerdo ser la más feliz caminando encima de ese arenal.

La sencillez de esos entornos marinos me habita la piel. Uno de mis parientes por vía de la abuela materna ha afirmado que todos los que vivimos de niños esas playas vírgenes de Telchac, llevamos agua de mar en las venas. Y así mismo es que se siente. 

                         Para poder comenzar a plasmar en forma, la vida nos pide tiempo.

También se nos pide paciencia, y mas que nada saber que los derroteros de expresión pueden ser los más sencillos y solo así dar pie a lo que uno en realidad quiere plasmar. A algunos nos apasiona el lienzo, a otros la vida misma es lo que se convierte en el papel blanco e impoluto que da pie a las acciones. No importa en donde hagamos la labor creativa, es la actitud lo que cuenta y como dicen los españoles, procurar estar echados para adelante.

La vida misma nos lo exige y nos hace ver que herramientas serán necesarias y así mismo lo vamos descubriendo.

En mi caso, era saber un poco más de fotografía para poder tomar de mis entornos las imágenes que mis propios ojos pudieran observar y volverlas una imagen más personal. Antes de tomar el curso de  fotografía que llegó muchisimo más tarde, tuve la experiencia de ver como se revela una foto y más aún como se disfruta tomarla, fue en compañía de un gran amigo de juventud que compartió conmigo momentos inolvidables. Luego, al fin supe ver con el lente lo que quería enfocar yo misma.

Esta experiencia de aprender a fotografiar, me llevó a conocer  uno de los frutos más bellos de mi tierra, la jícara que en los pueblos de Yucatán se seca para hacer unos pequeños recipientes que se utilizan en la vida cotidiana. Son bellos los Lec, como se les llama y sirven para poner las tortillas. También este mismo fruto cortado por la mitad sirve de recipiente para beber. Siempre me habían llamado la atención. En principio, en el curso ese fruto se presentó ante mí con todo su verdor. Cuando llegue a la clase ese día pensé de momento que se trataba de toronjas, así nos pasa, uno cree y luego descubre. Así son las cosas del tiempo.  Estos frutos de jícara que sirvieron de pretexto para aprender algo nuevo, dieron pie para entregarme con más confianza a mis primeras acuarelas. Eran formatos pequeños, no necesitaba más para estas primeras prácticas. De hecho mis acuarelas solo fueron creciendo un poco más en tamaño porque el papel de algodón que se utiliza así se fabrica. Muchas otras personas que practican esta técnica elaboran su propio papel, este no fue mi caso. Cuando comencé los lienzos los sujetaba sobre una tabla como me había enseñado mi padre con papel engomado en los extremos para que se encogieran  lo necesario antes de plasmar, luego ya se podría poner la pintura con el tensado necesario para que no sufrieran deformaciones. Era doble el procedimiento ya que primero se preparaba el papel y luego ya seco se procede a desmontar y bien seco a poner los colores.

Siempre quise tener un Lec en mi casa. Había esperado con paciencia  y en estos días de pandemia una señora humilde con su bello hipil yucateco y su voz queda me lo ofreció a la salida de una tienda. Con enorme gusto se lo compré y lo he traído a la cocina de casa con toda su belleza redonda y marrón. Fue buena la espera, porque es un fruto grande y muy vistoso.

Los temas de mi elección para pintar fueron de frutas y flores. Más adelante me extasié  durante mis caminatas matutinas con las flores de los montes esas que son silvestres. Tuve la suerte de poder meterme en varios matorrales y fotografiar.

Me quedó  claro que la validez de lo que se plasma tiene todo que ver con el alma de quien lo hace.  Fui encontrando mi propia voz. Las dudas del camino nunca se borran del todo. Hace unos días viendo una película llamó mucho mi atención una frase:

 La naturaleza tiene las maneras astutas de hacernos encontrar nuestros puntos débiles. Y me parece que da para mucho al pensar sobre ello, ya que quien se abstrae en la contemplación seguro encuentra esas debilidades que nos llevan a momentos en los que el tiempo se detiene. Las debilidades a veces son las fortalezas escondidas. Me ha pasado mucho y me sigue sucediendo cada día lo disfruto más. Es exactamente en nuestro entorno en donde se dan las mejores situaciones de disfrute real del color y de las formas. También cuando salimos de viaje es seguro que veremos mucho más en recintos que nos brindan aspectos de nuevos encuentros, pero es diferente siempre. Hoy día con la facilidad de obtener imágenes con el celular, el gozo es mayor ya que las captamos a veces solo para volverlas a disfrutar y otras para ser impresas y en algunos casos se convierten en una expresión personal.

Nadie se tiene la culpa de nada de lo que vivimos, más si de lo que vamos descubriendo. Si logramos poner atención en lo que nos comunican los seres con los que nos topamos, nuestra visión se abrirá diferente.

Mucho después de haber hecho las acuarelas de mi primer momento, tuve la oportunidad de estar participando en una estupenda clase de dibujo. Eran unos talleres organizados por la facultad de Arquitectura de la Uady. Los impartió un buen maestro, el Arq. Miguel  Ángel Reyes (Q.E.P.D) que un día tomando café en un descanso de sus maravillosas clases, le conté que yo veía y sentía los días de la semana con color y forma. Fue como la aparición de un ser que me dio la posibilidad de aclarar. Me pidió que para la  siguiente clase le llevara lo que tenía hecho.  Eran bosquejos en lápices de color y al verlos me dijo con contundencia: ésto, se debe convertir en cuadros de formato grande. Solo le escuché de momento ya que ni en sueños había yo pensado hacer eso. Los cuadros grandes no eran parte de mi plan. Con calma y ahínco y con clases que él mismo nos impartió a varias personas que tomábamos el taller de dibujo, en una casa particular los cuadros en acrílico con carbón y arenas silicas fueron tomando forma. Doy gracias a este ser que me motivó y que pudo el mismo gozar conmigo los primeros nueve. Los realicé y expuse, para dejar abierta la puerta a más. En esta primera etapa se concretaron los días de la semana con su forma y color especial. Así fui después  bosquejando los meses del año que están hoy día en proceso. 

                           Cuando vemos hacia atrás es el gozo lo que debe prevalecer. 

Fue mucho tiempo después de que comencé mi camino por la expresión de la naturaleza que me percaté que los seres humanos no eran parte de mi interés para plasmarlos como tema de mis lienzos, tan solo nuestra especie me ha interesado para comprender quienes somos, compartir y tratar de entender un poco los recovecos del ser. Toda la humanidad está en proceso de aprendizaje y reconciliación con el género humano, mas no todos se percatan de ello. Es triste que algunos congéneres  han encontrado caminos solo para beneficiarse del planeta. Es por ellos que hay enfermedad en nuestra especie mas lo único que podemos hacer es dar nuestra parte. Nunca juzgar.

                         Cada mañana seguir el camino del alma. 

                        Creo que solo siendo fiel a uno mismo es que la vida reivindica su sabor. Es pues al amanecer que uno se vuelve a reencontrar y vamos de la mano con lo que somos de verdad. En los entornos en los que vivo son muchísimos los pájaros que cantan al amanecer. A algunos ya los conozco e identifico en mi mente con sus colores y formas tan solo escuchando sus cantos. A otros me los imagino aunque seguramente los he visto sin saber que a ellos pertenece ese piar. A veces se juntan todos y  arman un concierto que uno quisiera que jamás terminase, mas cuando se aderezan los sonidos con los badajos de las vacas que pastan a lo lejos y dan los tonos graves, la sinfónica se hace redonda. En esos momentos es cuando me pregunto que es en realidad el éxito, porque tener la oportunidad de gozar  lo que trae un despertar matutino que promete un día, y que con actitud creativa podrá ser bien vivido ya es algo mucho mayor que obtener trofeos o reconocimientos efímeros.

                           Nuestra razón más fuerte para vivir jamás es del mundo. 

No olvidar que la acción conforme pasan los años se hace más intuitiva que razonada, y nunca hay que dudar de eso. Los reveses que se presentan son para profundizar y dar los giros necesarios. Nunca había reparado en la palabra fluir hasta que una persona muy dedicada a dar buenas terapias y con quien compartí algunas, me recomendó el libro con ese mismo vocablo como título. Lo leí y me cambió la vida. Los flujos están en la mano de cada ser y es nuestro ser activo y pacífico el que dará sentido a todo. En la vida de pareja de pronto se puede nulificar la espontaneidad y solo nos resta recrear lo que los nuevos periodos van trayendo. El momento del crecimiento de los hijos absorbe mucho, es uno de los más bellos que podemos vivir si así lo elegimos y aunque a veces uno se puede sentir sin aliento, haber elegido tener descendencia es una opción muy personal. Admiro mucho a los que tienen claro no querer ese camino, creo que tienen toda la razón de saber por dónde quieren  ir y mas que nada irlo logrando.

                        La burbuja mundana a veces nos absorbe. 

                        Nunca el mundo es lo mismo que la  dimensión  temporal y espiritual, que va de la realidad a la mente en un círculo que uno concreta. Mucho cuidado con las absurdas competencias que se crean al vivir, opacan las verdaderas razones que nos habitan como parte esencial del ser que somos. A veces uno se impone tareas, acciones que uno aún no entiende como efímeras. Habrá que realizarlas y tal vez no volver a repetirlas.

La parte mundana merece mucho respeto, porque es capaz de darnos los espacios físicos para que esos tiempos escogidos se den, más no es la prioridad. Habremos de cuidar que no nos pierda en los caminos de exigencias inútiles.

Es como si de pronto la vida se diera en mucho con demandas que sabemos demasiado superficiales e inevitables. En momentos uno quisiera salirse de todo eso, pero no es del todo posible. El ego se satisface creyendo que uno pertenece a ciertos grupos humanos, que al final son en parte efímeros y cuando se aprende de las experiencias vividas uno sale fortalecido.

                     Las fuerzas de nuestro ser, solo son nuestras.

                    Que maravilloso es ir concretando que la verdadera paz se percibe en las acciones.

Asenté mi quehacer en plástica con las flores de mi entorno que me hablan de dos conceptos complementarios: Fortaleza/delicadeza. las flores del campo yucateco que nacen de un suelo rocoso con muy poca tierra son las más admiradas para mis ojos. Cuando voy por los caminos del Mayab, tengo que detenerme siempre en busca de mis propias imágenes de ellas, hoy día mucho más fácil con las fotografías de celular. El amor a la naturaleza enriquece mucho los días. Cada día. 

Algunos pájaros que también me ocupe de compartir con los niños que venían a mi taller, fueron objeto del aqua di colore. Que felicidad es poder decirles cómo se llaman esas aves que vuelan a nuestro alrededor. De ahí mis temas fueron yendo por algunas búsquedas hasta que hoy día me puede fascinar hacer puerta añosas. Las fotografío cada que puedo. Lo comencé a hacer hace mucho, hasta que ya logre concretar el proyecto. Había yo terminado una serie de dieciséis orquídeas que me fascinaron, de fotos que no obtuve yo misma, llegaron a mi  de un vivero de Colombia que cultiva una buena y querida amiga junto a su esposo. Una yucateca en Colombia cultivando orquideas junto a su pareja que ama la misma actividad ¿Como iba a dejar de plasmar esas flores tan especiales? Con el permiso de ellos como fotógrafos las fui plasmando de una en una. La serie se llama: Orquideas, Una flor. Son ya parte de muchos entornos que supieron apreciarlas y se las llevaron. Se abrió luego el espacio para las puertas. Una puerta que carga la belleza de los años en cada rendija, en cada esquina y en todo su conjunto mu puede extasiar hasta lo más profundo. Es un deleite, pueden absorber nuestros sentidos al percibir esa fuerza que guardan en cada resquicio de su ser. Con colores desleídos, con maderos rotos nos dicen que ahí están y que son parte mientras estén de pie. Me puede encantar mirar esos colores escondidos, esos resquicios de luz que se filtran como diciendo: denme paso por favor, que tengo un sitio en los entornos de la pasividad del tiempo. 

Hace algunos años comencé a hacer abstracto en técnica mixta. Los papeles de base de color han sido los que han recibido los trazos de zen doodling que me nacen en momentos de paz. Las virtudes humanas las aprendí a ver de color gracias a unos cursos muy interesantes y profundos de percepción angélica que tomé impartidos por una prima muy querida, y decidí que cada trabajo de esos llevaría un nombre de la virtud con su color. Por otro lado el amor y aprecio a los mandalas  que nació en mí a partir de un sencillo curso al que me invitó mi hermana, ha sido algo maravilloso para crear algunos con perspectiva personal. Los he hecho con enorme gusto en bordados sobre tela y con hilos de algodón y en papel con técnica mixta. Son figuras que estructuran al alma y creo que estarán presentes conmigo siempre.

El zen doodlig. Hay varias cosas que precisar al respecto. Todos en un momento dado de nuestra vida hemos garabateado. Es hasta los tiempos recientes  que se ha dado un valor a esos garabatos que hacemos cuando estamos tranquilos y tenemos un instrumento que nos permita dar forma a lo que sentimos. Se puede hacer desde un sencillo trazo de lápiz que luego se convierta en un asunto de claroscuros, así como con la técnica que nos parezca más afín al momento. Los trazos deben ser libres, acompasando lo que en ese momento sentimos. Yo lo practique mucho en el taller en el que motive niños, utilicé música clásica y también instrumental y pidiéndoles que con su ritmo fueran obteniendo y plasmando con atención una red de trazos para luego coloraer o solo tonificar. Es una maravilla hacer este ejercicio con niños, puede ser algo muy motivante para los críos que están descubriendo sus dones y saber tal vez que tanto les atrae la plástica.Yo tuve una grata experiencia pintando la música durante dos veranos a mediados de la década de los sesenta en un bello taller artístico del que participe en el estado norte de NY. La guía que conducía estas prácticas siempre nos animaba a que hiciéramos muchas combinaciones y ahí aprendí el valor de lo mixto, como uno puede hacer collage, pintar y trazar con sencillez.Esta maestra que nos condujo iba formando con sutileza la percepción de la composición de un cuadro.

                           El  trabajo, o es un gozo o no lo comprendemos como un bien.

Uno de los dichos más bellos del pensador Lin Yutang es: La verdadera felicidad surge de la dosis adecuada de trabajo durante el día.

Ni más ni menos. Cada uno sabemos cuánto hemos de dedicar a lo que nos apasiona. Yo tengo varias mesas dispuestas con lo que estoy plasmando y voy de una a otra dependiendo de lo que se vaya dando. No es la cantidad de lo que hacemos lo que hace valioso el resultado, es el sentido claro de cómo habla nuestro trabajo del ser interior. El autor de la Vista de Delft, un pintor holandés llamado Vermeer, pintó poco pero muy conciso. Este cuadro de la vista de un poblado desde una orilla lejana es famoso. Proust menciona en una de sus obras, que la magia de ese cuadro es por el reflejo amarillo que se nota en uno de los muros. Así de sencillo, nada más.

                                   Precioso me ha parecido entender que cuanto más sencilla la vida, más posibles puntos reales de gozo nos presenta, ya que se profundiza en lo elegido y se abstrae  uno dentro de los asuntos. En Walden, el relato de los bosques de Norteamérica esto se confirma. Cuando uno se hace uno con la naturaleza los brillos de ésta así como todo su humor palpitante y lleno de vida se nos presenta y nos invade para hacer de nosotros en primer lugar seres más concientes, y luego para admirar lo que más nos interese. Hoy día se dice lo importante  que es tomar baños de energía verde ya que los enramajes sueltan una energía que puede hacernos mucho bien recibir, caminar bajo algunas copas de árboles que tengamos cerca y salir a la naturaleza en cuanto se pueda. Mi invitación personal es a observar los diferentes tonos de color en cada recinto.

La renovación de la vida de cada día se puede comenzar desde el gozo real que vemos en un ventanal de nuestro propio ambiente hasta el descubrir que podemos desarrollar alguna acción que nos late y no le hemos dado el tiempo. Sea dibujar, costurar, tejer o cocinar nuevos platillos, o cualquier actividad que con pasión implemente para nuestro ser. 

Existe cerca de mí un enorme tulipán africano que me acompaña a diario y soy participe de su floración o ausencia de ésta. De cómo sus ramajes se mueven al viento y como se arquean cuando éste es intenso. El movimiento de sus enormes ramas me habla de que la vida se da a borbotones en cada hoja que forma parte de una sencilla rama, tocada por ese intenso naranja de su floración muy exótica. Los tonos de verde pueden hacernos la vida mucho más sana y percibir los dones de la naturaleza de estos montos del color. La vida, tiene un latido especial a diario. Está presente en nosotros con sus propias propuestas que habremos de hacer presente abriendo más los ojos.

                      Los ojos se abren, cuando el alma está lista.

                     Mis ojos se empezaron a abrir más, cuando tuve la oportunidad de desarrollar una de las técnicas de plástica que más amo en este sagrado mundo de la expresión: Los lápices de color. Dirán ustedes que soy una simple por lo feliz que me puede hacer un lápiz de color en la mano izquierda y listo para plasmar, pues simple soy y simple he de morir. Así pues, de pronto fue apenas hace unos años que pude concretar mis aprendizajes de esta bella técnica. Me decidí a concretar y experimentar porque era algo que traía como una deuda conmigo misma. Fue en la misma calle en donde vivo que encontré a la persona que me daría las herramientas para poder perfeccionar y realizar estos primeros dibujos, con tema muy especial para mí: Faros de la costa yucateca. 

Siempre supe que un antepasado de la familia de mi padre que llegó por Campeche,  ahí vivió y se ocupó de los faros de esos lugares. Está pendiente la investigación bibliográfica que quiero realizar para saber más de él, su ser en las costas campechanas y su hacer en relación a los faros. Mientras tanto voy realizando estos dibujos que un día de estos quisiera  exponer después de la pandemia.

Ser, como faros que alumbran. Deseo que cada uno pudiéramos  albergar este sentir en nuestro interior.

                         Con espontaneidad habremos de gozar posar la vista en los entornos. 

El género humano comenzó su caminar disfrutando los entornos naturales. De ahí encontró  los modos para lograr una subsistencia que no solo obtuvo con sus herramientas muy humanas sino con las decisiones que hicieron de nuestra especie una muy bien adaptada. Es este valor de la adaptación al medio y a los congéneres del homo sapiens lo que enfatizan muy claramente los estudiosos de la antropología cultural, cuando nos dicen cuales han sido los factores más importantes para que aún sigamos en el planeta.

                         No existe experiencia vana.

El concepto de objetividad ha tomado nuevos matices en mi vida conforme han ido pasando los años. Uno ha sido al comprender la base del método científico. Es aceptable un rango mayor de verdad cuando se plantean las cosas desde lo más estructurado de observar y luego deducir. Más, en la vida de cada día esto cambia ya que uno no se puede ir por la tangente de creer que todo debería ser lo más objetivo posible. No hay tal. La objetividad es tan dinámica como la vida misma y mucho más si hablamos de las acciones  humanas. Se puede dar en momentos para poder valorar situaciones, más hay que tener la mente abierta a los cambios.

                        Hablemos un poco del formato actual de llevar el orden en una casa.

En varias de las libretas que reviso hoy día encuentro comentarios para hacer cambios de orden en la casa, siempre necesarios para un flujo más ligero. Me doy cuenta que me preocuparon de más.  A ratos noto en mis líneas plasmadas como ésto me cansa, a ratos veo que ya no quiero saber más del asunto y lo pospongo. No es fácil lograr que los entornos sean como los deseamos. En lo personal he vivido tratando de lograr mejoras, que hoy día me doy cuenta que fueron vanas. Habremos de lograr un entorno agradable y listo para cambiar lo necesario.Nada más.

Son los arquitectos los que saben mejor que nadie cómo se equilibra un espacio, más a veces hay que tener presente que esto solo lleva la cantidad de luz deseada si en nuestros recintos tenemos cosas que nos significan. Así como el creador plástico no debe copiar de nadie más, sino solo dejar que su creatividad transforme lo que para él es significativo, ahí donde habitamos ha de haber exactamente lo que nos habla de una manera personal.

Nada es manda, y mucho menos cuando lo que está en juego es nuestra manera personal de vivir. 

Es muy interesante como es que esto ha cambiado. Que maravilla es ver y sentir a los varones actuando en esos recintos y dando su parte como algo muy natural. Antiguamente como que las mujeres decidían de estos temas como si los espacios fueran solo para ellas. La vida lo ha exigido y las formas han dado pie.

                          Amar lo cotidiano.

Saber que las perfecciones no existen y que los olores que emanan de una cocina nos pueden restaurar el alma. Nos pueden traer evocaciones de otras épocas y nos permiten el gozo de una buena mesa compartida así sea con lo más sencillo o cuando uno decide hacer sofisticaciones en el ambiente de poder tener algunos platos más elaborados. Como dice una de mis comadres que sabe mucho de la buena mesa: En un momento dado una chaya con huevo puede hacer un gran plato mientras uno esté dispuesto a disfrutar.

 En cada amanecer con el  acomodo que le damos a nuestras tareas domésticas reside el halo de sabiduría más eterna y digna de nuestra especie.Cuando sale el sol y entra por nuestras rendijas sagradas es cuando la vida se renueva con un buen café que invade con su olor hasta el último resquicio, con un poco de mantequilla sobre el pan, o el olor a tocino recién hecho. No es mi fuerte la cocina, pero he vivido rodeada de gente que ama cocinar y he aprendido un poco. A veces me toca hacer estos menesteres y los hago con gusto programando mi mente.Como decia un tio muy querido que murió muy joven y le extrañamos mucho: Uno puede desenvolverse muy bien en la tragedia.

Jamas nadie podra comprender del todo nuestro recinto, solo nosotros y mucho más en la vida de cada día.

Hoy el modo de vivir de los norteamericanos ha permeado en demasía en nosotros. Creemos de más en las propuestas mercadológicas de lo que se necesita para esa felicidad cotidiana que nos ha llevado a optar más por lo que verán los otros que por lo que vemos nosotros mismos y velamos por nuestro acomodo personal.

Los muebles hablan, mucho más cuando son de generaciones pasadas y nos evocan a los seres que los utilizaron. Tengo la ventura de tener muebles diseñados por mi padre y no los cambiaría por ninguna moda que pudiera hacerme caer en banalidades de mejoras. No hay mejora si el objeto no nos dice nada. Querer exactamente lo que nos aporta en lo emocional aunque estén pasados de moda o tengan que ser de otro color al que pareciera más adecuado. La carga emotiva  de un recinto hay que cuidarla y proteger hasta la médula, por lo que nos evoca y  hace sentir. Aprendí a vivir sin la exigencia obtusa de una perfección total, para dar paso a lo que se acomoda y hasta a lo que se deteriora en un sentido de que ha servido para su cometido. No todas las paredes con moho han de restaurarse, ni todos los maceteros han de ser nítidamente perfectos, me esmere mucho en el pasado por estarlos cambiando y renovando, cuando en realidad tienen un añejamiento muy bello cuando se les aprecia llenos de vida.

                       Los recintos, mientras mas personales, mas iluminados.

La atemporalidad se puede hacer presente en un ambiente si se logra conjuntar los enseres que son de otro tiempo con lo que tengamos que nos parezca bello de la actualidad que vivimos. Hacer mezclas pero que tan solo hablen de nosotros mismos. Vislumbro en mis escritos que tanto dependíamos  de un teléfono que estaba localizado en casa y el cambio que se viene dando con los teléfonos móviles. ¿Cuántos de nosotros aún tenemos un teléfono fijo en casa?

Recuerdo cuando deciamos que las llaves del automóvil se habían quedado asentadas en la mesita del teléfono. Ese artefacto que hoy día ha pasado a ser parte de la historia que hemos visto cambiar muchos de nosotros. En la casa de mi niñez el teléfono estaba colgado de la pared. Debajo había una mesita muy singular, diseño de mi padre y mi madre ahí se sentaba algunos medios días a hacer el pedido del supermercado por teléfono. Lo traían hasta la puerta de la casa. Eso quedó en desuso, hasta este año que volvió a ser el pan nuestro de cada día, por la pandemia. 

¿Acaso ésto no nos hace pensar en la circularidad de las costumbres y de los eventos?

                          Como dice Miguel Ruiz en Los Cuatro Acuerdos:

Hacer con todo lo mejor que podamos, o la paz se verá afectada.

A veces ni haciendo todo lo posible que creemos nos corresponde realizar, se logra la paz. Esto nos habla de que no hemos dado al clavo de su presencia real en cada día. Aquí reside en mucho de lo que hoy dia tiene llenos los consultorios de los psiquiatras, el trastorno de ansiedad. La ansiedad es producto de un desequilibrio que puede controlarse desde uno mismo. Esto se trabaja y vale mucho la pena lograrlo. Saber respirar, meditar y saber darnos los tiempos adecuados. Claro, no todos esos trastornos responden a actitud, hay algunos que son de índole química y deben ser tratados con adecuación.

Los propósitos vitales pueden ser espontáneos y son muy válidos. Pueden ser meditados y siguen siendo genuinos. Antes de lograrlos se da un proceso de depuración, muy necesario para lograr claridad.

El sentido de depurar, es saber que cada situación se merece ser vivida con ojos renovados. Sacar lo que ya no implementa, es básico. A veces, tan solo los acontecimientos importantes de la vida le van dando ese nuevo sentido.

La llegada de los niños a un recinto cambia mucho lo que se percibe en él.  A los dos hijos de esta casa les recibimos con la sorpresa constante de no saber su género hasta que estuvieron fuera del vientre. Los nueve meses que pasaron en cada caso se vivieron con la incógnita natural de que tan solo a la hora del parto sabríamos tal asunto. La vida era así, y no había nada del ultrasonido como hoy día. Era una alegre sorpresa que los médicos con el niño en brazos y listo para ser abrazado por primera vez, dijeran como parte de esa luz que llegaba, si se trataba de una niña o si era un niño. Así lo vivimos muchos y no es que fuera mejor o peor, tan solo así era. Saber que plantea cada etapa no es fácil. Muchas veces quisiéramos empujar a la realidad para que se den eventos que creemos muy importantes y nada que ver.

Aprendí con la venida de los hijos al mundo que los seres que tienen que estar, están. No esta a discusión tal asunto y aunque creo que ya no estamos en la época de estar poblando al mundo aún muchas personas lo creen así y solo puedo decir que sean bendecidos. Cuando los seres que nos van a acompañar como parte de nosotros mismos, como lo son los hijos, la vida se depura de fondo porque nuestra atención se centra en ese momento feliz. Se transforma  la inconsciencia de la conciencia porque comenzamos a mirar con ojos nuevos de la renovación que significa la entrada de un nuevo ser al mundo.

Parte de depurar también tiene que ver con saber que las personas no pueden ser más que lo que son. Es fácil hacernos ideas no tan certeras de lo que un ser es. Hay un programa en el que se entrevista a actores exitosos de nuestro país. Me gusta verlo a veces, porque de ahí nos podemos dar cuenta que idea tenemos de ese ser que nada tiene que ver con nuestro mundo y como aún así por sus apariciones en películas nos hemos hecho ideas de su forma de ser. Al hablar de su vida personal vemos que equívocas pueden ser las percepciones. Al que creímos en exceso mundano resulta ser un ser espiritual y en contraparte esa persona que creímos espiritual resulta ser mucho más del mundo. No olvidemos que no por ser más espiritual una persona se cataloga como mejor o peor, nada tiene que ver. No debemos permitir en nuestra mente esas categorías, porque cada ser es quien es y tienen un proceso personal en curso.Eso es lo valioso.

Una buena tarde sentados en la terraza sintiendo el aire del campo fresco en la cara, depura.

Observar al toloc pasearse por el muro de casa, depura.

Saber que hay nuevos habitantes en el entorno natural que uno vive, como lo son los coatis, depura.

Quedarnos un domingo todo el dia en pijama, depura.

Un buen baño de mar, depura.

La vida cotidiana es el mejor caldo de cultivo para una felicidad genuina.

Continuaremos. MJ



                          


sábado, 3 de abril de 2021

 De la vida diaria.

La Moral. (En word)

                            La moral, no es una planta que de moras. Así como tampoco la espiritualidad es una consecuencia de practicar una doctrina. MJ


                         Quienes tuvimos la fortuna de vivir una infancia con el acompañamiento de nuestros padres y recibir las lecciones tanto verbales como silenciosas que darían forma a nuestras espiritualidades, podemos decir desde lo más profundo: Gracias. Así con mayúscula. Habremos de pensar que a veces hay personas que no tienen esta ventura y la vida les pinta muy diferente, aunque sabiendo siempre que hay mentores y padres sustitutos que hacen esa encomiable labor. A parte de que todo lo que es convivir es muy importante, lo que escuchamos y percibimos en el ambiente general así como lo que leemos pueden ser determinantes en esos momentos de crecimiento. 

                          La espiritualidad es algo mucho más amplio de lo que logramos percibir ya que forma parte del diario vivir. No es tan solo tener una doctrina y practicarla, sino más bien es ir tomando conciencia de lo que nos ha tocado venir a desempeñar en base a nuestro carisma. Nunca hay caminos totalmente claros aunque parezca a veces que algunos asuntos son más fáciles para unos que para otros. Los caminos siempre con sus sinuosidades nos dan remansos así como momentos de fuerte espera y hay que percibir los tiempos para que algunas cosas se concreten. En el siglo pasado aún se esperaba que los seres humanos respondieran a las expectativas de otros congéneres, mas hoy día ya se sabe que lo que hemos venido a hacer es en unión a la universalidad y las lecciones así se encaminan y se ha dado más respeto en torno a las preferencias.

Ningún ser humano que llegue a nuestra vida es producto del azar. Todos tienen algo que enseñarnos aún los que nos hacen vivir experiencias negativas. Cuesta mucho comprender esto, porque  nuestra naturaleza humana es de querer dejar ir lo que nos molesta, mas es hora de saber que lección profunda nos dejan esas vivencias.

                          En las tradiciones espirituales no siempre se habla en primera instancia de moral, más bien se plantean principios generales que darán pie a concretar los valores que conforman primero la espiritualidad  y luego la moralidad dependiendo del grupo en el que nos desarrollamos. La moral tiene un claro sentido de implementar el bien y llevar vidas dignas que aporten y que den ese grano de arena que todos podemos aportar cuando encontramos claro el camino. Durante esta época de mi vida  esta etapa que releo, se conjuntaron los procesos de sacar adelante las cotidianidades más apremiantes conjuntamente con las búsquedas de afinar el pensamiento, así se dan las cosas en muchos casos y no cuando uno las dispone sino cuando tienen que ser. Si de pronto sentimos que muchas cosas se juntan para ser resueltas todas al mismo tiempo es un magnifico momento para hacer un alto, respirar y saber decantar lo que es importante de lo que es urgente. A veces creemos que hay asuntos importantes que no se pueden postergar, mas esto es falaz, puede ser que aún no sea su tiempo y forzar puede quebrar.

                         Creo que la moral  es la forma en la que se expresa una espiritualidad bien compuesta. Si los principios de la espiritualidad están comprendidos será la moral mucho más fácil de comprender y de vivir. Podría pensarse que sin la parte moral bien llevada se está poniendo en juego la felicidad, ya que en mucho se es feliz cuando se actúa acorde a lo que tenemos como valor.  Hoy día percibimos que lo feliz ha cambiado su postura y se da sin mayores problemas la vida ausente de una moral concreta ya que muchas personas dudan si será cierto todo esto de la ética y principios para vivir, mas esas dudas en realidad responden a cambios que habrán de darse. Creo que aunque se hayan cambiado los postulados de lo que hoy es ser feliz, habremos de tener claros los principios que nos rijan para bien.

                          Cuando uno relee lo que se ha escrito durante años, se evoca mucho de los recuerdos que se van adjuntando a las letras y se reviven con sus más o menos certidumbres. Uno se reconstruye por dentro.

                          Admiro profundamente a las personas que con una doctrina siguen un plan de vida y lo cumplen. No ha sido mi caso. Aunque nací católica y así me iré de este mundo, he de decir que mi carácter nunca fue quieto en lo interno y que tuve que aderezar mis creencias con muchísimas más cosas. No creo que esto sea negativo, es tan solo un asunto de carácter y que puedo compartir con muchas personas. Mucho de lo que soy se lo debo a mi devota madre, que nunca nos forzó a sus creencias y nos dejo optar tanto a mis hermanos como a mi misma. Y ni que decir de mi padre que enseño sin propiamente decir, ya que era muy callado pero con sus acciones de ser bastante disciplinado y de rutinas muy bien llevadas dejo todo más que claro. Cuando hay discrepancias entre los que guían puede ser más difícil el camino, mas a veces resulta muy enriquecedor.

No se a que se debió, pero percibí a mi madre con más angustias constantes y a mi padre mucho más sereno y sin apremios visibles. Tal vez esto tenga que ver con el carácter. A veces me lo sigo preguntando porque me queda claro que todo lo que aprendemos debería ser para vivir la paz tan mentada que no siempre se da fácil.

                         La aspiración máxima en todas las tradiciones espirituales es concretar lo que se conoce como la gracia y que se puede nombrar de diferentes maneras. Lo importante es comprender lo que esto es, para que lo podamos tener todos. En principio es una energía que aumenta nuestra fuerza vital. Algunas tradiciones están convencidas de que esto se puede trabajar, un camino es por medio de la meditación. Otras tendencias nos dicen que es un regalo de Dios que no se les da a todos los seres humanos y que tiene mucho que ver con el carisma. Esto del carisma es muy interesante, ya que es ahí cuando se puede fortalecer la gracia, se refiere a la disposición natural que un ser tiene para hacer de la vida un trabajo de los dones recibidos. En realidad todos lo tenemos mas hay que encontrarlo manifestado como algo personal. Algunas veces se dice que no hay total certeza de como se trabaja la gracia, como si fuera algo que llega. De hecho así es en algunos casos, como le sucedió a Ignacio de Loyola en el siglo XVI,  que estando más que nada dedicado a la vida cortesana y a la milicia se vio herido de una pierna. Por este suceso el tuvo que convalecer y durante este periodo leyó a dos grandes de la iglesia católica, a San Francisco y a Santo Domingo que le cambiaron la visión y el optó por la vida espiritual. No todos podemos decir que los caminos son fáciles. A veces los caminos de Dios son sinuosos y esto no debe temerse ni crear dudas, siempre tras periodos de adversidad puede llegar mucha luz. Ni se diga en el caso de las enfermedades, en lo personal lo he vivido en parte así, porque no he tenido una vida con entera salud, mas si he aprendido de todo lo que me ha tocado superar en esas lides. Es un hecho que uno entra como en una burbuja y la visión de todo nos cambia. El modo de ver se amplía, y se logra ver mas allá de lo evidente y necesario. Uno se siente conmovido y hasta inquieto porque ya la vida física se siente trastocada a pesar de que sentimos que vamos creciendo y muchas veces lo que sucede es que se aleja la angustia y la preocupación. Hay que tener presente que los estados de gracia no solo se logran mediante eventos de gran dolor o fuerza, también pueden llegar mediante lecturas pausadas que uno hace con dedicación y atención.

De pronto del caos que estamos viviendo empieza a emerger luz. Lo desordenado se convierte en flujo positivo y todo empieza a cuadrar. Algunas personas dicen que es como si se encendiera un foco y todo se viera bajo esa nueva luz. Es eso también lo que significa la resurrección en la tradición católica ya que quiere decir que tras la muerte uno puede encontrarse con la vida.

Se dice que en general la gracia y el carisma van de la mano. El carisma es como un don y en sus manejos adecuados es que puede aparecer la gracia. Algunos la llaman el amor de Dios y otros le pueden percibir como una fuerza del ser supremo.

Muchos años mis hijos fueron a FEF, con nosotros. Un grupo que daba catequesis en familia. Lo disfrutamos  y lo vivimos comprometidos.  De ahí cada quien tomó su camino personal. Es importante tener un camino para de ahí poder hacer las encomiendas personales.

                          De la espiritualidad hay mucho que decir. Es un tema amplio y muy interesante que vale la pena tener siempre presente.

Diré algunas cosas conforme vayan surgiendo de lo ya planteado. No olvidar que uno concreta la espiritualidad personal por períodos. 

                         Tener franco y ágil acceso a una biblioteca lo facilita todo.

Esto mismo es lo que  yo viví. Es la base si se tiene luego la posibilidad de adquirir más textos, que hoy día con los avances tecnológicos virtuales es mucho más fácil y con la conciencia de que serán para forjar el bien que se busca. En el siglo pasado no era tan sencillo, las vicisitudes que pasó la escritora inglesa Virginia Woolf cuando se encontró  ante la negativa de tener acceso a textos públicos resultó en el beneficio de que su padre le abrió toda su biblioteca personal. El aspecto que marcó más su vida fue el de no contar con un espacio personal y que la llevó a escribir sobre el tema en su libro Una Habitación Propia, mismo que pone en claro  la situación de que si uno no cuenta con ese espacio así como una pensión fija (que nada tenga que ver ni con padres ni con cónyuges) pues no se tiene entera libertad. Escribió muy bello al respecto y ha sido un aspecto muy tratado por las feministas en donde hacen hincapié en sus textos. Sus escritos aunque apoyan las creencias de la emancipación tan necesaria, son también de una literatura exquisita y artística porque el modo en que escribió fue un parteaguas, ella rompió deliberadamente la continuidad de la narración y entremezclo  adrede los tiempos, es decir iba de pasado a futuro y luego volvía al presente. Con la movilidad del texto la  trama se enriquece y se hace sumamente interesante. No siempre tiene uno total conciencia de este aspecto de las cosas necesarias para vivir con libertad y claro que no siempre se puede tener lo que ella propone, mas sí podemos ser conscientes de que hay que darnos espacios propios.Yo en primera instancia no quería dividir mi librero del de mi marido,  hasta que me hizo ver lo importante que era que lográsemos ese orden. Muy temprano lo hicimos así y todo fue mucho más fluido. En la vida de pareja podremos decir que es obvio que habrá mucho en común, mas la individualidad jamás se debe de comprometer, porque solo así se enriquece al ser.

En casa de mis padres yo tuve acceso a toda una biblioteca bastante bien armada y no había restricción alguna ante varias filas enciclopédicas así como multitud de obras biográficas y ni que decir de libros de ingeniería, arquitectónicos y de arte. Nunca se llevo un hilo conductor para inducirnos a leer tal o cual tema hasta que los intereses  personales se definieron. Todos quisimos saber más allá de la religión planteada y leímos tanto lo que nos regalaban como lo que íbamos adquiriendo.Yo siempre elegí mis lecturas con mucho interés  en los temas humanos y ni que decir de la vía que escogí en la universidad yéndome hacia el área de la Antropología. Me especialice en Arqueología sabiendo que era muy difícil practicarla, como de hecho resultó y todo me condujo a poder hacer unos años de docencia que fueron maravillosos.

Mucho antes  de centrarme en lo que estudié como carrera, leí mucho. Desde niña hubo libros clave. En mis escritos he hecho revisiones periódicas, encontrándome con algunos que guardo hasta el día de hoy. Uno de estos  perteneció a mi abuelo materno, las Fabulas de Esopo que esta en blanco y negro con hojas muy amarillas por el tiempo, es una edición de 1933 de la Editorial Ramón Sopena de Barcelona y llama mucho mi atención que como complemento de su titulo le pusieron: Novísima Edición. Me imagino que lo fue en su lanzamiento y hoy día es el libro mas antiguo de mi librero. Mi madre gozaba mucho leernos de ahí y yo lo hice del mismo modo con mis hijos. Mis padres amaron sus libros, cuidaron su biblioteca y eso fue significativo. El amor a los libros de papel lo llevamos como un chip imposible de quitar. Los de la nueva generación leen mucho en pantalla, mas los libros están presentes como todos los conocimos de primera instancia: de papel.  Hace unos años depuramos una buena parte de nuestra biblioteca  y donamos a la biblioteca de la Universidad Modelo, institución que apreciamos mucho ya que de los dos lados de familia hemos estado involucrados ahí. En lo personal disfruto mucho el formato de un libro, su tamaño, sus colores y su olor. Conservo aún los dos primeros cuentos que escogí como a los siete años de edad y que fueron decisión mía. Uno de ellos esta en inglés así es que estoy segura de que solo lo disfruté en su momento por las figuras y lo que mi madre tradujo en su lectura. Ese pequeño libro llamó mi atención caminando por la calle Canal Street de New Orleans, ya que con mi madre caminé mucho por ahí, se lo pedí y ella me lo regaló. Se trata de lo que sucede a una niña durante las 24 hrs. de un día cualquiera. Se titula A Child s Day y su autora es María Valentine. Cuando lo sostengo hoy día me evoca a mi madre. Mi nana me leía siempre. Me cuenta muchas cosas hasta hoy día con sus más de ochenta años de edad, algo que me ha dicho es que no puede olvidar como yo lloraba cuando me leía en cuento de El Patito feo. Dice que yo no quería que fuera feo y eso me ponía muy triste, al grado que dejó por la paz esa lectura. Yo le agradezco esos ratos que disfruto mucho con ella cuando voy a visitarla y sacamos dos sillas a su terracita del frente y ella me cuenta cosas que ni se imagina lo invaluables que son para mi. Lo hace con mucho cariño porque ella vivió momentos muy gratos en la casa de mi infancia ya que tenia la misma afición que mi madre, la costura. Mientras ellas estaban con sus agujas e hilos yo pintaba mis cuadernos de colorear.

Otro libro que goce comprar fue uno titulado Fabiola. Este provino del súper mercado en esas mismas épocas cuando empezaban a surgir esos establecimientos en la ciudad. Se trata de una joven patricia hija de Fabio. Ella va recibiendo de su esclava personal algunos conocimientos sobre el cristianismo y que los destila de una manera velada porque en esa época los mártires de esas creencias estaban a la orden del día. Me acuerdo que me impacto mucho cuando leí como por sus creencias eran torturados y llevados a la muerte algunos seres humanos. Así pues, la joven aunque de momento no entendía ni lo que era el alma, a través de las paginas de la narración se va dando el conocimiento de los principios de esa religión y cómo Fabiola al final admira a su esclava y llega a quererla mucho. Una frase muy bella que le dijo y dejó a Fabiola muy pensativa fue: Dios es la luz y penetra en todas partes. Nos deja claro que lo que se expresa verbal,  puede calar y habremos de tener cuidado de lo que se dice frente a los críos porque seguro marcará su ser. Este sencillo libro que guardo como un nítido recuerdo de mi niñez y las lecturas,  proviene de la  Colección Amable del Cardenal Wiseman. Un dato curioso de este texto es que aún tiene apuntado en lápiz en un extremo interior el precio: 8.50 pesos. Este libro comienza con la frase: ¿Como podría ser su hijo y no desear parecerme a él? Y nos deja claro que había la tendencia muy deseada de que los hijos se parecieran a sus progenitores. Hoy día sabemos del valor de compartir ideas y principios pero ya esta desterrada esa idea de hacer casi clones de los hijos en relación a los padres. En lo personal me siento muy contenta cuando me doy cuenta cuantas cosas tengo de mis padres en mi, pero eso es algo que con la sola convivencia se nos da, mas ya no es algo que se procure como un bien realmente deseable.

Es muy importante saber escoger ya que saber elegir hace las diferencias. 

Así habremos de propiciarlo con los críos que tenemos cerca. Aquí en casa  aprendieron a elegir lecturas igual que yo lo viví, desde el súper mercado hasta paseos muy apreciados a las librerías. Es otra dimensión la que se le da a la lectura con un libro elegido por uno mismo a edades tempranas. Creo que aunque todos los que son niños hoy día terminaran leyendo solo de las tabletas electrónicas, es muy bello hacerles hincapié en lo hermoso que es un libro de papel.

                         La espiritualidad si es en base a una doctrina que se implanta y se aprende, debe de ser congruente. De mi propia religión tuve discrepancias cuando encontré que aunque la base es muy bella y la he profundizado como me imagino le sucede en quienes practican diferentes doctrinas, los involucrados en tradiciones de pensamiento que pierden la congruencia, hacen mucho daño. Aunque tengo mis dudas de algunos asuntos no he dejado de gozar la Biblia y muchas otras lecturas que a veces releo. En mucho es el modo de vida el que tiene la ultima palabra.

Otros muchos libros me marcaron y están comentados a lo largo de lo que he ido escribiendo. En la CDMX, viví mi adolescencia y mi padre también nos ayudo a escoger algunos títulos de los que aún conservo en mi librero: Gog de Giovanni Papini así como varias novelas del escritor Jack London que hablan mucho del ambiente natural. Este autor para quienes disfrutan los temas de aventuras es básico y muy clásico. Uno muy singular que a veces me encanta hojear de nuevo es Walden (O la vida en los Bosques) De Henry David Thoreau. Este libro es una aventura maravillosa para el aprecio de la naturaleza  ya que es una vivencia personal de reclusión en los bosques de Norteamérica, a veces uno tiene que cambiar de entorno para percibir diferente. Otros como los de Lin Yutang un oriental avecindado en New York, que dio al mundo la comprensión de las creencias orientales adaptadas al occidente. De las páginas de la vida de Santa Teresa de Jesús así como de Teresita de Liceaux he aprendido mucho y ni se diga de San Juan de la Cruz que han sido muy centrales para comprender mejor lo que es el misticismo. 

De los cambios de la vida adulta los momentos de insomnio son maravillosos para volver a lo leído, releer es toda una experiencia sin pelear con el tiempo que tengamos para hacerlo, así sea de madrugada. Cuando estudié Cristología le puse mucho interés ya que era realmente el camino por donde había comenzado, mi propia religión. Un libro muy interesante fue El Dios de Jesús de Benjamín Ferreiro. Tengo varios cuadernos específicos de esto, escritos a mano y sería larguísimo comentar, tal vez lo haga dentro de lo que vaya encontrando en mis narrativas diarias.

No se necesitan muchos libros para poder hacer de la lectura un completo deleite. Ir intercalando intereses de temas diversos hace mucho mas rica la experiencia. Volver a los mismos caminos con nueva mirada.

En fin, hay mucho que comentar de textos y lo iré haciendo poco a poco. Hoy disfruto mucho más volver a mis tres autores preferidos de la literatura universal que son Jack London, Virginia Woolf y Marcel Proust.

                           Antes de entrar al nuevo siglo tengo muchos pasajes escritos de mi época de docente. Esta actividad la practique por varios años con mucha entrega y gusto hasta que la vida misma me marco otro camino. Lo acepté porque ya me iba quedando clara la idea de que todo pasa para algo mejor. A veces es duro comprender, como cuando uno vive una perdida significativa. Aunque de momento me resistí por el gusto que había tomado en mi compartir con jóvenes, preparar las clases con dedicación, es toda una experiencia. Ahí en donde di varias materias había una propensión a que los egresados impartieran las cátedras y así fué. En esas andaba cuando empecé  a retomar mis quehaceres en la plástica. Instalé un espacio en casa de mis padres para retomar mi actividad en la acuarela, y me acompañe con música de Enya y Mozart ya que me resultaron inspiradoras y había encontrado una habitación propia en la cual refugiarme. Un día cualquiera como suelen pasar las cosas significativas, haciendo bicicleta por el fraccionamiento una señora amiga y vecina me encontró y me dijo ¿ Le darías clases de acuarela a mis hijos? y sin más, dio pie a una etapa fabulosa de motivar niños en el arte. Fueron 14 años que los niños vinieron cada semana a mi taller y luego a un amplio y cómodo espacio que el Club de Golf de Yucatán me ofreció cuando les pedí un salón  para hacer la primera muestra de los trabajos de los niños y les pareció que había mucho interés en el tema para hacerlo más en forma en sus recintos. Nunca he dejado de enseñar lo que me apasiona en ámbitos de creación plástica. A veces paso etapas sin hacerlo, pero jamás lo he dejado de lado porque es un tema que me puede fascinar de fondo. Con la pandemia todo cambió y voy viendo hoy día que se me abre un momento para mis propios proyectos que son varios.

                         De lo más bello que tengo registrado en relación al sentido interior que le damos a nuestra propia vida encuentro en estas paginas que voy releyendo, algo que vale mucho compartir es el saber que todos nacemos con un sentido  interior que se convierte según nos dice la teóloga católica Caroline Myss en un contrato con nosotros mismos. Uno lo sabe mas no siempre lo tenemos del todo claro. A esta pensadora así le sucedió y tuvo la oportunidad de estudiar mucho más a fondo un master en teología. 

Este acuerdo básicamente habla de que la finalidad de la vida es ser. Todos nos apoyamos en el hacer, mas no siempre lo que hacemos va totalmente de acuerdo con lo que de fondo hemos venido a desempeñar como parte de una misión que se va clarificando. De mis lecturas de Lin Yutang me quedo claro como el oriente ha dado al ser humano la posibilidad de tener periodos de no hacer nada y solo mirar para encausar de nuevo. El mismo autor tiene todo un capitulo titulado: El arte de tenderse en la cama, en su libro La Importancia de vivir. La felicidad no es hacer y hacer con fruición. Nada de lo que hacemos tendrá que ser especialmente excelso o especial, nos baste con la vida de cada día para dar ese granito de arena personal. Nuestro cuerpo es vehículo y más que nada lo que rige todo es la mente. La inspiración y la esperanza son sentimientos que radican en la mente disciplinada. De la creatividad hay mucho que comentar, mas algo que si me queda claro al respecto es que cuando se logra ser creativo en algo es porque se tiene buen manejo del tema y ésto mismo permite variantes mas propositivas e innovadoras. De una espiritualidad bien llevada nacerán los dos componentes básicos del espíritu: el carisma fortalecido que da pie a la gracia. Uno debe confiar en la fuerza del espíritu. Tener la fe bien puesta. La definición mas bella de fe que he encontrado es: Estar convencidos del valor que tiene lo que no se ve.

                         Escribí, once puntos que quise poder seguir en esta época mi vida de tanta ocupación. Mas o menos lo logré y hoy se los comparto como los escribí en esa época y cómo han cambiado con el paso de los años: 

1. Saber entender un poco más las emociones y no dejar que nos descuadren el día.

No lo logré tan rápido como hubiera querido. Me ha tomado tiempo comprender como dice el zen: concentrarnos y estar en lo que estamos. Cuando practicamos esto nos damos cuenta más claramente de lo que nos emociona tanto para bien o para mal. La emoción positiva hay que dejarla ser, gozar y carcajearnos si es necesario exacto como lo hace un niño. Y la emoción negativa observarla como si la pusiéramos sobre la mesa y le preguntásemos : ¿Que quieres? ¿porque estás tan presente? Y dejar que sola tome su camino.

2.No olvidar que un paquete energético nos habita y que debemos asumirlo.

Poco a poco fui comprendiendo lo importante que es saber que nuestro cuerpo es nuestro mejor aliado. Cuidarlo en la medida de lo posible sin afanes necios y oportunistas que en mucho provienen de modas. Lo que cada uno ejercita y lo que cada cual ingiere es asunto personal y hay que decidir desde uno mismo y no desde lo que nos dicen.

3.La adversidad es una donadora de bienes.

Nunca me imagine cuanto tendría que vivir esto. Lo he vivido en enfermedades superadas que me han dejado con la visión de que debo cuidarme en lo posible con lo que me queda de cuerpo sano, sin temor a nada, porque saber que estamos de paso es básico. Así también lo viví con perdida de bienes materiales, algunos fueron arrebatados por personas sin conciencia y aún así no perdí la fe en la humanidad, mas si me quedo claro como dice mi hijo tan sabiamente: Cuidado con los leones que caminan por el centro de la sabana, a veces dan los manotazos más fuertes y pueden lastimar  mucho, pero si sabemos por donde caminar lejos de ellos, las heridas se subsanan y la vida da mucho más si sabemos encontrar los caminos adecuados.

4.Saber definir nuestro mapa interno, ya que todos tenemos uno y hay que saber seguirlo.Tener lo más claro posible la finalidad de cada acción.

Sabemos que cada acción cuenta, mas a veces nos gana la partida el ímpetu. Ahora sé que sí puedo y que no puedo y me da lo mismo lo que pase a mi  alrededor si se ve afectada mi paz seguro que eso no lo haré. Mi mapa personal es claro y debo aceptarlo ya que no todos estamos hechos para lo mismo.

5. La creación de asuntos no se da de un plumazo, todo se produce por etapas.

Mucho me costó comprender esto. Había vivido una vida en casa de mis padres en la que en ciertos momentos la malcriadéz prevaleció, proveniente de ser hijos de padres mayores ( para la época mis padres fueron grandes, y además se dieron el lujo de tener a cada hijo con lapsos de tiempo enormes) A veces se nos cumplían demasiado rápido los caprichos, gracias a Dios no siempre fue así y ya en la madurez mucho menos. Creo que puedo decir que ellos vivieron a su manera y eso lo termine respetando mucho apreciando lo que fueron,  mucho más que encontrar sus errores.

6.Tomar la actitud adecuada, es básico.

Aprender a saber que actitud corresponde en cada caso, no es nada fácil en principio. Tuve de dos sabores en casa: Una madre parlanchina y un padre de total silencio, lo que me llevo a decantarme por lo primero. Hablo mucho, lo sé y en ocasiones ha sido un privilegio pero no siempre me ha llevado a buen puerto. Ahora ya me doy cuenta del enorme valor de silenciarnos. Es básico. El silencio nos permite pensar mejor, actuar más acorde viendo el asunto en su total dimensión. Mi padre a veces hoy día me habla en sueños y creo que eso se da porque le reclame mucho (en silencio también) el hecho de que no se expresó lo suficiente verbalmente. Nunca hubiera podido hacerlo ya que  no era lo suyo.

7.Nunca pensar qué hubiera sido de nuestra vida si hubiéramos optado diferente, como si pensáramos en otras condiciones.

Fatal costumbre es el hubiera. Cuesta mucho comprender esto. Nos encanta pensar que pudimos haber hecho las cosas mejor. Es un flagelo que nadie se merece. Hay que ver de frente y tener las energías para lo que viene, lo que ya se fue ha sido de gran aprendizaje.

8.No existe una visión totalmente equilibrada.

Eso de que nos hagan creer que muchas personas viven sus vidas como miel sobre hojuelas, es pura mentira. Todos están buscando su centro siempre, sea este grupal o sea individual el esfuerzo de vivir. Se necesita coraje y la fuerza de renovarnos cada día. La civilización actual nos ha hecho creer que quien acumula más, es más feliz. Otra falacia,  a veces los bienes en exceso propician ciertos tipos de desajuste ya que tener todo resuelto (es cierto que es más fácil)mas no necesariamente es más feliz. Las responsabilidades son directamente proporcionales a lo que se tiene, porque no se posee solo para el disfrute personal sino para el aporte a la vida. He conocido gente que al pasar infancias precarias se dedican en la vida adulta solo a producir bienes como si quisieran decirle a la misma vida que si se puede. Claro que se puede y que bueno, mas lo que no creo que sea muy sano es creer que estos logros son en si mismos la vida.

9.Descubrir los estereotipos que nos habitan y saber si nos convencen o no.

A veces da miedo cambiar lo que nos han enseñado.Creemos que nos han labrado con tinta indeleble ciertos asuntos y nos da terror tan siquiera averiguar que tan ciertos son.Yo después de saber que la salud de mi psiquis esta dada con la congruencia de empalmar lo que sé con lo que es cierto, prefiero hoy día tomarme el trabajo de averiguar y luego decidir.

10.La conciencia, está transformándose.

Cambiar el pensar de que la conciencia es una fuente de recriminarnos lo que hacemos, hacia  la idea clara de saber que la conciencia es: Todo lo que sabemos que puede ayudar a que todo a nuestro alrededor sea mejor. No importa si se ve o se sabe que es lo que hacemos, uno es quién es y con quién se tiene el primer compromiso es con uno mismo. Cuidado con el pan y circo al mundo, no vaya a ser que se nos escape la vida y solo hemos estado pensando en el que dirán.

11.Como seres únicos que somos, estamos afectando a todo el universo aunque creamos que nuestra acción es nivel de cancha personal.

Que fuerte es llegar a saber que todos somos uno. Es llegar al punto de saber que aún sin conocer a alguien le podemos afectar solo con lo que pensamos. Es saber respetar al diferente, al que propone algo para la mayoría aunque no estemos del todo de acuerdo en sus modos. La vida no solo es de un pequeño grupo, pertenece a todos los seres vivientes  y todos tienen la libertad de ser como deseen, mientras no afecten los intereses de la mayoría.


                         Como escribí anteriormente, si comprendemos lo justo nos queda claro lo necesario y evitamos irnos por las ramas.

                       Estar agradecidos a la vida sea cual sea la condición en que nos ha puesto el mundo.Valorar los intereses sea cual sea la edad que tengamos y saber que como decía mi madre: Nunca es tarde cuando la dicha es buena. Y sí que le creo. Porque la dicha que permanece y nos cambia la consciencia es la que se labra en este día a día de la vida sencilla y se complementa con la dicha de aceptar lo que se nos presenta y gozarlo.

Lo que mueve las venas de un ser humano es en parte emoción, pero también es saber amar los cambios.

 A veces, visualizo la vida como dos arcos concéntricos que toman movimiento. El mayor de ellos que contiene al menor, a veces se cambia de lugar y da pie a que el menor se convierta en mayor. Estos arcos son el ser y la vida misma. Están llenos de color y se intercambian los tonos logrando varias bellas combinaciones. No se si esto lo soñé o lo invente, muchas veces lo visualizo cuando cierro los ojos y me da alegría. Si esos dos arcos de pronto son uno solo, es maravilloso ya que toman una luz especial. Mientras estemos vivos estarán activos, llenos de movimiento. Representan también un tanto la dualidad que se vive  y que constantemente nos esta llevando a unificarnos mientras mas maduros somos. El desasosiego, la angustia son modelos erróneos del alma, por lo que es necesario a veces sentarse meditar y seguir adelante. ¿Porque a veces a pesar de todo hay momentos en los que sentimos vació? porque nos debatimos en la dualidad, sin estar conscientes de ello. Hay que saber que somos enteros, que estamos completos como somos y que las circunstancias son la oportunidad para ser ese ser total que a veces pareciera que se nos escapa.

Hay un dinamismo entre el yo (ego) y el yo  (divino) que todos tenemos para implementar. Este último es el sentido de Dios. Las mil razones mundanas nada son, ante la fuerza de una espiritualidad bien conformada. Dios es siempre la posibilidad de cambio, porque como la esclava le dijo a Fabiola: Dios es luz y penetra todo.

                        Los que hoy peinamos canas ya debemos permitirnos saber que si queremos conocimiento es tan solo por  lo que aporta a lo que ya somos. Conocer por el hecho mismo de hacerlo a veces puede resultar fastidioso y por eso a veces nos negamos a adentrarnos en los libros.

Fin de las primeras siete entradas. Ha sido un recorrer con mucha vivacidad lo que me define más claramente, en primer lugar a mi misma y en claridad de las cosas que las lecturas me han traído como evocación. Creo que a partir de la entrada numero 8, es que lo haré mas narrativo y todo esto del principio podría ser revisado y hacerlo mas como lo que haré a partir de aquí.

Continuaremos. MJ