jueves, 29 de junio de 2023

 

D.L.V.D. Creatividad, es actitud. (5)

                                                        Lo esencial, es tener el espíritu bien hecho.      dijo,

Madame de Sevigné.

Diario de Amiel.

                                                          Es así, que vamos implementando la armonía para lograr que impregne todas las vivencias, y que luego al revisarlas nos aporten la mejor parte, eso que se asienta en el alma. No todo ha de asentarse, ya que, si nos desempeñamos dentro del ámbito de lo que preferimos, es ahí en donde estaremos mucho más seguros. La viabilidad de un buen espíritu tiene que ver con la selectividad, abrir puertas para dirigir esas preferencias a los campos del arte, la literatura o cualquier manifestación artística que nos dé solaz, empatía o hasta discrepancias que nos hagan evolucionar. -El arte es muy necesario, no es tan solo ese divertimento con el que se le identifica lo que lo hace importante, ya que no es un asunto lateral ni mínimamente complementario, también es: -la acción de convertir lo misterioso en evidente, lo confuso en clarificado, lo complicado en simple y muchas veces lo fortuito se convierte en necesario-, así lo dice Amiel en una de sus páginas. A veces, no es en el momento preciso en que vivimos los eventos cuando se deja sentir la razón de ser de la vivencia, sino pasados los años las cosas toman nuevos visos, nuevos coloridos.

Vale mucho la pena dejarnos atrapar por lenguajes que no hablamos del todo. Y no me refiero a idiomas, sino más bien a temas que no a diario tocamos de fondo, aunque de momento no entendamos, el paso del tiempo tendrá la última palabra. Existen  ámbitos que siempre podrán se mas expresivos para nosotros si nos dejamos atrapar, como esas oportunidades de contemplar la naturaleza aun sin saber mayormente de sus movimientos o razones, tal vez escuchar la variedad de sus sonidos de cada día aunque nos sean del todo evidentes, o los olores que nos brinda como el de la tierra mojada por la lluvia, no creo que nadie en este mundo pueda quedar indiferente  después de haber sentido el olor, ese maravilloso olor  de cuando se avecina un buen aguacero.

                                                      Con los hijos en plena juventud y a punto de abrir las alas a lo que serían sus derroteros propios, tratábamos de que hubiera actividad física en casa. Sabíamos que entregarse a algún deporte por el simple hecho de el valor de poder tener una pasión, proporcionaría esos acentos de armonía en el cuerpo y ni dudar de lo mucho que se expande el espíritu si el ejercicio físico está presente. Las caminatas eran obligadas más que nada por el gusto que todos sentían de salir, caminar un ejercicio que puede ser compartido o solitario, temprano en la mañana o a la caída de la tarde. Camine mucho de niña, en salidas con mis padres al extranjero o yendo de cacería por los entornos de la península. Con los hijos pequeños mucho íbamos por los senderos que encontrábamos visitando el interior del estado, o por los mismos entornos de la casa, ya que vivimos a las afueras de la ciudad.  Probaron varios deportes y por razones tal vez mas genéticas que de otra índole, uno se decantó por los asuntos marinos y la otra por los ejercicios aeróbicos.

 Siendo yo la más activa de la pareja en cuestiones de ejercicios físicos, los dos propusimos esa valía de ejercitarnos siempre en el área de nuestra preferencia.

En lo personal tengo un amor muy especial por el tenis, porque como he dicho en otro momento de estos escritos, lo practiqué desde los seis años de edad, así que no había momento de torneos televisados que nos perdiéramos, y hoy día ya  los nietos se sientan a ver esos eventos tenísticos que son sagrados para nosotros, no solo por el gusto de la competencia bien llevada, sino por lo que se puede apreciar el buen desempeño de la técnica, en concordancia a  lo propositivo que es el tenis en los ámbitos de lo humano. Se llega a apreciar a las jugadoras y jugadores valorando su personalidad que se hace más evidente en el modo del juego en la cancha.

El flujo verdadero y vital que nos renueva tiene todo que ver con lo que hacemos. Eso que nos define no necesariamente es tan solo la parte que nos da la vida para generar el recurso material y poder vivirla con holgura, sino aquello que nos abre el alma a las percepciones que nos invaden y las percibimos en cada célula.

El bien es circular, si estamos armónicos trabajaremos mucho mejor y si trabajamos con gusto la armonía se presentará en cada acción, prácticamente sin buscarla.

                                        Aun sabiendo que los hijos van encontrando sus caminos, uno va sintiendo de pronto dudas, todas muy validas que se asientan cuando ya los vemos plenos y realizados en sus vidas propias, aunque de pronto el camino de llegada tenga sus propias sinuosidades. No solo es elegir, hay que gozar lo que se elige y si no es del todo de nuestro gusto, saber encontrar otras vetas de gozo.

En textos que se comparten hoy día en el Facebook, me tope con un pensamiento de Ernesto Sábato que aquí comparto en paráfrasis: Hay desorientación hoy día en lo que percibimos como gozo auténtico. Gozar, no es ir de compras o hacer más viajes que el vecino de al lado. Más bien esto del gozo profundo se asienta en valorar un encuentro con el ser humano, gozar con los cercanos, la felicidad que da permanecer en silencio frente a las glorias de la naturaleza y ni qué decir de gozar del arte, y del trabajo bien realizado. Habremos de reaprender el sentido de la palabra gozo.

Aprendí, al observar la obra de Picasso, que podemos darnos cuenta como la inexactitud es gloriosa, hay que agradecerle a este artista su visión personal de la realidad.

Así como mi hija a sus veintitantos años nos afirmó a su padre y a mí que no éramos tan abiertos a los cambios, en ese momento de juventud me daba cuenta que más me valía guardar silencio, aunque me muriera de ganas de intervenir y dar opiniones. Hoy día veo lo práctico de haberlo escrito y con el paso de los años, revisarlo.

La relación humana, aun las de los hijos y padres en sus modalidades de la época que se vive, tiene fecha de caducidad en cuanto se cierran las etapas, y aunque haya pesar, hay que saber que eso es lo mejor que nos puede pasar, es como una percepción de renovación.

Esa necesidad de estar por siempre conviviendo como muéganos, no es lo mejor. Quien lo vive y lo disfruta debe saber que es una modalidad, mas no una necesidad.  La comunión con los seres queridos se manifiesta por momentos, tiene sus tiempos y espacios y hay que aceptar que a veces se cierra para siempre.

Tener claro que no es la continuidad una condición del cariño, y como dice Sábato, hay que valorar el encuentro con el otro, cuando se da fluido.   

A veces es necesario aclarar que, por estar en banalidades, no nos ajustamos a las demandas reales y somos más superficiales que reflexivos. dice Giovanni Papini: -El hombre no desciende del mono, pero hace todo lo posible por hacerlo creer. -

 Somos una rama homínida, y a quien le interesa ese enramaje, es seguro que comprenderá mejor los recovecos del vivir. Hay mucha divulgación relativos a los estudios sobre nosotros mismos como especie, para leer a plenitud. Mucho se ha estudiado la teoría de Darwin, no es tan sencilla como si dijéramos que dos más dos son cuatro, precisamente un científico español actualmente está escribiendo sobre las nuevas visiones de ese tema.

                                                         Las libretas de vida que he escrito van sucediéndose en revisión, mientras extraigo lo más compartible, al mismo tiempo reviso otros momentos de las mismas, observo como van moviéndose en el librero y observo lo que me falta revisar y me hace muy feliz. Los colores variaron por periodos, los iba escogiendo por lo que me significa el color, hoy día en movimiento de revisión me hacen dar un respiro profundo de satisfacción.

                                                                        Gracias a las reflexiones escritas, empecé a valorar la convivencia armoniosa mucho más que los dones de afinidad del matrimonio. Me daba cuenta que en las insondables diferencias como pareja hay que aceptar y no bucear ni ahondar en las discrepancias mientras estas sean de forma, encontrar lo que une y no lo que separa. Quien elige la vida de pareja es bueno que sepa esto, antes de darle finiquito a algo que puede dar dolor a los hijos. Me propuse exacto como lo dice el Zen, estar en lo presente y no debatirme con las imperfecciones de la vida de relación, que tiene muchas. Es una vida difícil la del matrimonio, mas no imposible si se tiene la actitud. Me parece muy valiente saber cerrar esos ciclos cuando es necesario.

Revalorar los intereses netamente personales es muy positivo y puede aportar mucha a la vida compartida, porque cuando un ser esta completo puede dar más. A veces estos intereses tienen que esperar mejores tiempos cuando la atención es más dedicada a los hijos y la paciencia se vuelve la mejor compañera. En el horizonte vimos un nuevo acomodo y así lo fuimos logrando.  Mi esposo volvía poco a poco sus libros y escritos, y yo a retomar mis trabajos de plástica y clases impartidas.

Al fin comprendí que, aunque me quedara claro que, en algunos aspectos, mi marido no estaba hecho para la vida en común, con su vida interior tan rica y personal tendría mucho que dar y aportar al grupo, enriqueciendo las salidas de la ciudad y como de hecho lo hace en muchos momentos de cada día.

Me percaté de que los asuntos del temperamento están muy presentes siempre, si no se cuida y observa, puede causar estragos. Es bueno estar atentos, como dice el Zen, y ponerlos en su sitio si se presentan.

La creatividad, escribí, -debe bañar el diario vivir como una luz, como un viento tenue suele abarcar todo-. Si somos y sabemos cómo ser creativos es seguro que la energía del vivir se transforma, y las satisfacciones más sencillas se vuelven grandiosas.

Saber olvidar. En estos días leía el libro de Duccio Demetrio que me había recomendado un querido amigo escritor y que al leerlo me daría más confianza en esto de escribir (me) el título: -Escribirse- lo dice todo. Y una de sus frases es ésta:

-El olvido, tiene una razón de ser, muy válida-.

¿No va esto en contra de los buenos recuerdos? No necesariamente. Recordaremos lo que es claro y nítido, y lo demás si cae en brazos del buen olvido, a buen recaudo llega. No todo lo vivido es significante, así que se vuelve tarea importante saber ¿Que sí? ¿Qué no?, saberlo da armonía. (Continuará.)

 

 

 

 

 

 

 

 

jueves, 22 de junio de 2023

 

D.L.V.D. Creatividad, es actitud. (4)

                                                                           El lenguaje nos da intersubjetividad.

Valerio Rocco.

                                                                Hace algunos días viendo una entrevista en la televisión, unos especialistas en el quehacer humano hablaban de cómo se van dando las ideas que van cambiando al mundo, uno de ellos se enfocaba en el lenguaje, diciendo que es una herramienta en principio tan básica, que es bueno saber sus acepciones y así llegar a comprender ese mecanismo intersubjetivo que es tan suyo. Si observamos todo lo que esto implica, nos damos cuenta que mucho de lo que vivimos se define dentro de los ámbitos de la subjetividad, no solo en lo que decimos sino cómo proviene de lo que pensamos, por lo que esa parte de la realidad hay que tenerla más en cuenta. Lo subjetivo es tan real como el respirar, solo hace falta saber cuándo está más presente, y el reto se enfoca en cómo acceder a sus dones. A veces las ideas las sentimos no del todo objetivas y hasta limitadas cuando queremos decir exacto lo que hay que expresar, mas es con actitud y paciencia de comprensión lo que transforma y hace creativa a la expresión.

                                                          Cuando somos seres que hemos decidido reproducirnos, esa misma situación define las etapas de vida y absorbe más que nada por momentos, el modo como percibimos el intercambio y el diálogo es importante. Es diferente a la visión de quienes viven sus vidas en otras modalidades. Si hemos asumido la paternidad existe como una leve sensación incierta de cómo serán conducidos con buen talante los hijos, y hasta que no les observamos encaminados es cuando nos damos cuenta que tanto les transmitimos con un lenguaje que, en su subjetividad, dice mucho. Con la vida que he llevado en algunos aspectos casi monástica (por los modos disciplinados y tranquilos de mi marido) me quedó claro que en el encause a los jóvenes hay que ser más claros y precisos al opinar, ya que ellos ya tienen sus trazas vitales bien puestas y sus caminos se abrirán.

Nunca vi en la casa paterna un afán por parte de mis padres de estar en el centro de la vida social, subjetivamente eso se transmitía. Mis padres tenían sus propios derroteros como tales, los más claros eran los relativos a llevar una vida diaria muy vivible y además de que sus actividades personales ocupaban buen tiempo del tiempo, mi madre y sus finas manualidades y mi padre no solo estaba muy presente en su trabajo en el área de la construcción civil que es absorbente, demandante y propositiva, y lograba combinar todo con hobbies bien definidos y compartidos abiertamente con sus hijos, cacerías, bucear entre las rocas de los mares cercanos, nadar, etc. Siempre los medios días en casa se tomaban como un rato de descanso con alguna lectura, el periódico, y los libros que tenían bastante centralidad.

En la casa de la infancia, la luz entraba por todos lados. Vivir en recintos abiertos y con una concepción moderna para su época, nos permitió a mis hermanos y a mi comprender mejor cuando tuvimos que dejarla por cambios necesarios. Bien dispuesta la había proyectado mi progenitor y con varios colores escogidos esmeradamente para los ambientes, fue una casa que me marcó y vive aun en mí. De pronto percibimos como los ambientes nos marcan y son parte de esa expresión intersubjetiva. Hoy día, que paso por esa casa la noto un tanto abandonada y me da pesar, pero he de entender que así son los caminos y ese recinto ya nada tiene que ver con mi vida. Muchos recuerdos perviven, como uno de mi padre que solía esconder sus chocolates favoritos, eran redondos y rellenos de la crema de menta más deliciosa que uno pueda imaginar. En el cajón de sus calcetines guardaba todo lo que quería tener a buen recaudo y nosotros como críos perceptivos lo supimos muy bien, ir hasta ahí y escarbar entre bolas de algodón para llegar y hacer el hurto ingenuo, era algo muy divertido y creo que él gozaba viendo cómo iba disminuyendo el contenido de esa cajita tan preciada que traía de sus viajes con cazadores a New Orleans. Eran dulces que comíamos con medida, pero ese sigilo hasta llegar al cajón de los tesoros, jamás lo olvidaré. Los buenos recuerdos cuando regresan, siempre son bienvenidos.

                                                       Conforme pasa la vida el cuidado más preciado que hay que tener en cuenta, es no caer en juegos mentales. La mente sí que puede jugar de pronto el peor papel y nos desencaja esa originalidad redonda de la que todos debemos disponer, tenerla a mano.

En esos días de principios del siglo XXI escribí: -Si soy feliz, apenas y me estoy dando cuenta de los nuevos caminos de la felicidad-, porque también poco apoco comprendemos que la felicidad no es un baluarte completo y constante, tiene sus rutas y senderos, propuestas nuevas y en lo personal ya iba descubriendo el cómo, los porques y todo lo que uno va adosando a lo que concebimos como feliz. Es hasta posible llegar a pensar que uno no puede ser feliz con todo lo elegido y percibir desencanto, mas la fuerza creativa ha de prevalecer porque hay razones mucho más fuertes y necesarias que estar pensando en que la vida va a ser totalmente gratificante siempre. Hacer de los momentos difíciles algo llevadero, también es necesario. A veces el mundo lo vemos de cabeza, mucho más cuando estamos en etapas de decisiones de los hijos. A las jóvenes que nacimos en los mediados del siglo pasado mucho nos propusieron no pensar de más, y con frecuencia se regresaba al dicho bastante común entre algunos adultos: -Suerte te de Dios de que el saber poco te importe-. Recuerdo que en sexto año de Primaria cuando recibí el libro de Historia Universal que estudiaríamos durante el curso, me puse muy feliz, quería leerlo en una sola noche y no me quedaba claro eso de que poco debería importarme saber, ¿cómo así? así se vivía en ese entonces, no creo que haya sido adrede, era una manera de entender la vida, más que nada de las mujeres adultas.

Por estos días de principios del siglo, leía la biografía de Picasso.  En el cuarto de diseño y proyectos constructivos de mi padre ahí en la casa de la infancia, había tenido los primeros encuentros con el arte moderno, suficientes libros de esos temas estaban dispuestos y accesibles a los niños, él nunca reparó en que los hojeáramos, creo que era feliz viendo como los bajábamos de sus libreros para fijarnos más que nada en las ilustraciones.  Percibir a Picasso es todo un reto, ya tenía bastante claro su estilo y cuando terminé de percibir en los museos propiamente sus obras, solo faltaba más adelante el saber algo de sus porques. Siempre me han gustado las razones, hasta que mi circulo de pensar se concretó con el valor de la sinrazón. No es de mis autores postimpresionistas preferidos, pero tengo que reconocer el carácter de su obra, su maestría en lograr lo que él quiso. Me dejaba atónita ver como ese hombre genial había aprendido a visualizar la vida con tanta creatividad. Recibí el libro de la biografía de manos de una niña estadounidense que asistía al taller de motivación del arte, que muchos años impartí. De las citas que tomé en ese entonces aquí comparto algo.

De entrada, me propuse percibir el carácter del artista y como una prioridad sus intenciones. En lo personal creo que son más convincentes los creadores plásticos que crean con un sentido profundo e intencionado y que llevan coherencia con su vida, la intención lo dice todo.  En una ocasión una persona me dijo que era lo mismo comprar un cuadro en una esquina callejera que uno de autor, atónita le dije: -nada que ver- y solo me dijo, -bueno, tal vez solo sea la diferencia del precio- absolutamente que no es así, es arte lo que se realiza con una intención que une autor/obra, a diferencia de lo que se plasma casi con plantillas y es mera mercancía.

 Picasso no precisamente era un tipo de buen carácter. Su padre, que trabajaba en las artes le influenció y abrió el camino, por lo que una frase literal del artista fue: -Afirmo haber llevado una vida de pintor- a decir verdad, no deja claro que tanto le significa esto en la vida de cada día, mas nos dice mucho en función a como visualizó su obra desde su centro rector y no como consecuencia de una demanda externa. Dejó la casa paterna a su debido tiempo para vivir básicamente entre Barcelona y Paris, siendo que esta última ciudad fue clave para su devenir de percepciones valiosas, como lo fueron entre otras, la influencia del color por parte de los impresionistas. Solía tener el humor más sombrío que alegre y fue tomando las decisiones de su vida de una manera más intuitiva que lógica. No por no ser lógico perdió el rumbo, supo cuando darle tiempo a que la creatividad se definiera y más que nada seguir sus sentimientos. Era muy observador.

Se consideraba en parte poeta del pincel, y de hecho hizo poesía literaria. Creía que habría que transformar metafóricamente la realidad y cuando lo hizo decía que era necesario porque así todos la comprenderíamos mejor. Su afán era convertir en visuales los pensamientos, por lo que se puede decir que su pintura es anímica, traduce estados de ánimo y los transforma con color. Le inquieta la parte precaria y perecedera del vivir, y no digamos del morir, la muerte para él será un signo permanente y de influencia en su coloración. Llega a afirmar: -solo la muerte es segura-

Para Picasso la libertad es el cuajar el lienzo con el sentir, sus pinceladas son inestables, frescas y decisivas, pero a la vez tremendamente realistas. Se dice que su cromatismo es frenético y hasta nervioso, elige el movimiento y la deformación porque cree que solo así se puede entender lo real.

Vive un dolor muy fuerte en Paris, cuando se entera de que su amigo Casagemas, el pintor y poeta español, muere. Su amigo tan cercano comete suicidio y a Picasso le afecta tanto que empieza a incluir más y más el color azul en algunos cuadros y da pie a los años de su periodo conocido como azul. El azul, con su frialdad le representa el dolor de morir, a la vez que lo considera el color del espacio infinito. En un poema de 1930 dice:

-Usted, es lo mejor que existe en el mundo. Es el color de todos los colores…el más azul de todos los azules-.

A todo lo que observa con materia y volumen le infringe sentimiento y a todo lo que percibe lineal le da amplitud.

Llega a afirmar que este mundo que vemos no es nada, ya que el ojo interno del artista esta más atento a lo emotivo. Esa monstruosidad que imprime un carácter único a su obra representa la parte icónica de la misma, por momentos resulta tremendamente conmovedora y hasta grotesca e intimidante, tiene el fin de hablar de antetemporalidad que conduce hacia el infinito.

Junto con Braque, de quien fue muy amigo, hace su propuesta de Cubismo. Braque afirma: -La dirección maestra del cubismo es la materialización del espacio-.

Los representantes del cubismo y por ende Picasso, aman la fragmentación organizada, tienen claro que la realidad como tal no existe, es nuestra mirada quien la crea y recrea.

                                                                     Mi mirada infantil tuvo un encuentro con la obra de Picasso como a los siete años de edad. Fue una visión del Guernica en un viaje a Nueva York, visitando la Feria Mundial en Flushing Meadows. Me impactó.  Tardaría años en volver a estar frente a ese lienzo y entender lo entendible, porque ahí hay más sentimiento que otra cosa.

Uno de mis cuadros favoritos de Picasso es el autorretrato de 1972. En esta imagen lograda con lápices de color y acentos en negro, nos deja claro que comprende de fondo como es el homo, lo representa con una distorsión en la mirada y ni qué decir del rostro en sí mismo, trágico y marcado. Un ojo grande, el otro pequeño y a la vez el dinamismo forma/fondo se abraza a todo con un tono rojo a la izquierda del lienzo.   (Continuará)

                                                              

 

 

 

 

 

 

jueves, 15 de junio de 2023

 

D.L.V.D. Creatividad, es actitud. (3)                                                                                              

                                           El color habla su propio lenguaje, no puedes vivir sin él.

Van Gogh.

 

                                                                      El lenguaje del color lo abarca todo.           A veces creemos que solo lo que se nos aparece con coloración viva es digno de mencionarse como colorido, olvidando esos colores que nos acompañan en la vida diaria, ahí mismo en la cercanía de nuestros entornos. También puede suceder con los tonos neutros que tienen su propio lenguaje y que por ser discretos pasan más desapercibidos, realmente son a veces como los catalizadores o mejores acompañantes de los colores más fuertes. Así mismo pasa cuando valoramos el humor humano, si la persona es muy activa y se nos representa como dinámica, con una alegría constante y colorida, creemos que siempre es feliz y está en equilibrio. No siempre es así. Saber detectar los tonos neutros en nuestros congéneres es todo un arte, saber que los silencios son necesarios y muy dignos, y saber de qué nos hablan cuando alguien los manifiesta, lograrlo es un don.

                              ¿Cómo habríamos de vivir sin el color que en esencia es la luz?

Literalmente, sin apreciar los colores, sus tonos y combinaciones estaríamos como a oscuras.

Cada uno de los mortales vive su experiencia con el color de manera individual. 

En lo personal lo viví en casa, mi padre antes de pensar ya tenía en mente el color de lo que había de por medio. Ayer, una amiga de la infancia me dijo: -recuerdo con alegría que fui a tu cumpleaños que fue un baño de piscina, teníamos unos siete u ocho años de edad, y me impacto que tu traje de baño fuese color negro-. ¿Quién le pone a su hija de esa edad un traje negro?, pensé yo misma, Y le dije: Fue mi padre quien eligió ese tono, él gozaba mucho los colores. Para él, el color negro era de lo más elegante, y cómo son las cosas del devenir, mi hija convivió por varios años y estuvo muy cerca de él, mas no creo que eso de los colores se lo haya transmitido tanto como a mí, y ella elige el negro para sí misma.  En el caso de mi marido todos vivimos con él una cosa muy singular, nunca le gusta saber nada del color, le da exactamente lo mismo, hasta lo más sencillo nos lo adjudica para resolver si se trata de algún color. A la hora de decidir todo ese rubro y espectro me corresponde a mí, lo he venido haciendo desde muy niña de forma natural.  Comprendí que no solo el daltónico vive con sus propias coloraciones a cuestas, cuando uno tiene presente el color en la actitud vital, uno elige que colores le representan. Cuánta razón y verdad contenía la mente genial de este hombre del impresionismo francés, Van Gogh, que definió de tal manera sus mundos coloridos que hasta hoy nos impactan. Sabemos que los procesos esquizoides en el ser humano son creativos por naturaleza, mas a la vez, mal llevados pueden producir mucho dolor. La creatividad es así, es exigente, pertinaz, reconfortante y gloriosa a la vez.  Puede producir los estados más gratificantes de este mundo pasajero.

El color no solo está en la luz, también está en todos los estados de ánimo que puedan habitarnos. Para las personas que creen en los centros energéticos del cuerpo humano, denominados chacras, se ha estudiado mucho y con bastante fortuna como los colores son parte de ellos, últimamente se añadió el octavo chacra (siempre se consideraron siete) y está situado entre el cuello y el tórax y tiene el color aguamarina. Las nuevas modalidades de la inteligencia emocional se han encargado de hacernos saber qué importante es estar armoniosos y si somos atentos a estas nuevas corrientes del manejo de la emotividad, es seguro que lograremos percibir muchas más dimensiones del mundo colorido que nos rodea.

                                                            Qué bueno resulta apreciar que vamos dejando atrás etapas que, aunque las llevemos en el recuerdo son parte de una limpieza necesaria y justa que trae consigo la vida misma, siempre son bálsamos los buenos recuerdos. Lo que más nos limpia el alma es en realidad nuestra manera de percibir y de tener claras las intenciones. Cuando las intenciones no tienen buena energía ni están dirigidas con dignidad y hacia lo creativo, es posible que las acciones no se den de la manera esperada.

El buen sentido de la disciplina va tomando asiento conforme pasan los años.

                                                                                                  La humildad, se afina.

No se puede confundir humildad con debilidad. Esta palabra que viene de la palabra humus, es más bien un aterrizaje a lo elemental y necesario, nos permite hacer mejores elecciones, así como situarnos con los pies en la tierra y nos lleva a lo que tanto aprecian los jóvenes hoy día: Lo más sencillo. 

De voz de I. Larrañaga escuché: -Cuando empezamos a dejar que el ánimo tenga oscilaciones, es más seguro que acumulemos manías que nos socavan las acciones en todo su potencial-. Es verdad que todo puede cumplirse y no podemos soslayar que el modo de lograrlo cuenta, así como los ingredientes que podamos adosar como es la valoración del color. Aun sin percibirlo del todo, por los ojos el color nos da una tónica de energía.

 Me encanta lo que dice Amiel en su diario íntimo: -La originalidad consiste en producir rápida y netamente la reacción contra la influencia externa y darle nuestra formula individual-.

                                                                A veces una sola palabra o un solo color, es capaz de evocarnos nítidamente a una persona. Eso mismo también nos puede pasar con los significados y los colores van teniendo más claridad, van calando en nuestra vida. Exactamente me sucede que cada que escucho la palabra paja, una monja teresiana aparece en mi memoria, una mujer propositiva y de cultura bien definida en su aprecio por el arte, nos daba clases de Estética en la prepa como parte de los valores de la filosofía, y nos decía: -cuidado con llenarnos de paja-. Así como muchas mujeres hoy día dicen:  -antes muerta que sencilla- lo que digo yo es: -antes muerta que dejar de lado la originalidad-. Cuando hoy día percibo la tremenda influencia de las redes sociales en la vida de cada uno de nosotros, por momentos me aterra, me paraliza percibir que cada vez más, seremos menos movidos por el fondo de nuestro yo profundo, donde reside nuestra clave original.

                                                       Así como se forja el hierro, nuestra alma va tomando visos que ya son fuertes y sin retorno. No es precisamente que nos endurezcamos el carácter al paso de los años, es más bien que ya tenemos un cumulo de pruebas superadas que son como las capas estratigráficas del ser, que nos dan una visión mucho más realista de la vida en general, de la vida personal.

Con los años y con el tiempo bien entendido, aprendemos a observar mucho más desde la barrera y para bajarnos a los ruedos de la vida lo pensamos dos o tres veces. Tener fidelidad al yo profundo es algo que se aprende y se fija, se goza y se manifiesta. Ese yo se resguarda mucho mas con los años ya que sabemos cuánto puede contaminarse de chatarra.

Como soy una conversadora nata e irredenta, eso me hace pensar también de mi tendencia a expresar más de lo necesario, sé que lo hago y yo misma me preocupo de abrumar porque tiendo a irme por las ramas, y aunque sé que hoy día con las prisas todos quieren llegar al grano, para mi tiene mucho valor contextualizar la conversación.  Puede haber exasperación. Los entretelones ya no cuentan porque el tiempo apremia. Tal vez por eso mismo amo tanto los árboles y gozo pasearme con la mirada por sus frondas y ramas, no todos tienen el don de comprender las circularidades y enramajes al conversar. He dejado de ver a algunas amigas y creo que es porque ya no hay gozo al conversar, se posponen las citas, se va la vida.

Muchas cosas se refrendan en las páginas de quienes gozamos escribir lo que vivimos. Refrendar no es propiamente repetir, es decir de nuevo dentro de un contexto situado en otra temporalidad.

La vida jamás es lineal. Cundo estudie Materialismo Dialectico e Histórico en la facultad de Antropología, lo que más me marco fue comprender el movimiento en espirales que define a la vida misma, no se avanza sin un sinuoso y a veces gran retorno a la fase anterior y así se toma fuerza, mas también se puede percibir como el valor de tener presente el pasado, porque ahí se asienta lo que se va a renovar. Como arqueóloga que soy, y aunque trabaje poco en esos lares, al conversar me es necesaria la capa anterior de la vivencia, son importantes los contextos, pero no todos tienen la paciencia. Hay recovecos a veces que parecen insondables, como si la vida y sus sinuosidades nos tragasen para no poder volver a lo que fue. Ese sentir es falaz porque la vida no es de la inmediatez, tiene contextos mas allá que son valiosos.

En estos momentos de principios de siglo una de mis mayores fortalezas se gestaba en el apoyo incondicional a los hijos jóvenes, ocupé mucho mi mente para encontrar las palabras justas y darles claros los sentidos, no sabiendo si estaba del todo bien el camino elegido, habíamos ido mi marido y yo a una escuela para padres, para tener más claro ese asunto de la paternidad, que al cabo termino siendo asertiva cuando nos dimos cuenta como mucho de lo que forma a cada ser, ya lo trae en el carácter básico. Dos seres totalmente pensantes, con miras compartidas con nosotros sus padres, y tomando ellos las propuestas solo para matizar las suyas. Ni por asomo con ideas peripuestas. Teníamos clarísimo que la vocación se va concretando en el hacer muy personal y promovimos el pensamiento individual como valor máximo por la convicción de que nadie que de entrada a su espíritu genuino se confunde, y si lo hace sabe tomar retornos por sí mismo. Me di cuenta que el mundo exige tanto por momentos, que a veces podemos ser capaces de nulificar a los descendientes con tal de llevarlos a elegir una actividad solo por lo que remunere o peor aún que los haga clones de los padres. Jamás quise eso para los hijos, así que estuve atenta a que probasen, hablasen, viesen, comparasen y decidiesen discutiendo si era necesario, ¡estupendos momentos de sobremesa! con la vocación en la mano en el sentido que me enseño mi casa paterna: desde la originalidad del corazón. En mis lares de niña ser feliz era lo más importante y cuando por pocos momentos hoy día esos días de infancia vuelven a la mente, solo puedo tan solo volver a estar agradecida una vez más. La vocación que se refleja en el hacer no solo nos hace felices a nosotros, sino a todos los que nos rodean. Nacemos con lo que somos y hay que procurar que eso no se deforme demasiado. Pareciera fácil, pero no lo es, las demandas del mundo son terroríficas a la hora de elegir, lo peor es jugar papeles impuestos por otros seres, así sean nuestros padres.

Me sentía feliz y segura proponiendo la mira de los cambios como algo que es de bien. A principios de siglo mi hija a sus primeros veinte años de vida me dijo, literal: -Ustedes, no resisten los cambios- el pasmo fue grande. ¿Qué percibía mi propia hija de nosotros sus padres para semejante aseveración?

Y nos quedó claro, mi marido planteaba claramente que para él lo importante era más que nada una vida sencilla sin tanta demanda del medio, mostró su felicidad entre libros, leyendo y escribiendo como algo central. Optar por acciones que nos dieran respiros creativos a los cuatro juntos, ya fuera salir de la ciudad o en casa. Cuando la vida interior es valiosa mucho nos llena estar con nosotros mismos y los jóvenes lo percibían como resistirse al cambio. 

Mantener de lado las expectativas que no son parte de nuestro ADN, es gran sabiduría. El Zen lo propone con claridad, Habiendo estudiado tanto de Zen, me costaba aun a estos momentos de principios de siglo poder aterrizarlo, espero poder compartir como lo fui logrando. (Continuará)   

 

lunes, 12 de junio de 2023

 

D.L.V.D. Creatividad, es actitud. (2)

                                                    

                                    Si Algo se va, estemos seguros de que se ha ido con sentido. Un espacio abierto queda, las pérdidas son ganancias. MJ

 

                                       Me queda claro que los giros que a veces nos da la vida nos atolondran, de una u otra manera nos podemos sentir afectados, mas es seguro que se dan nuevas vivencias en los espacios que quedan abiertos y aunque de momento los bríos de luz renovada no sean tan claros, nunca son percibidos de la noche a la mañana, es así que queda muy bien situada la frase: saber dar tiempo al tiempo. Tener presente que el tiempo es tan solo una convencionalidad creada para nuestro mejor desempeño y no algo que nos traga sin remedio. La renovación que es parte actuante de la vida se hace presente y aterriza en la actitud. Aunque nos puede invadir el sopor del paso de los años, o esa bruma que llega sin avisar y que parece ligera, se estaciona y nos nubla el flujo positivo, es como un viento que a veces quema y hasta la mirada puede distorsionarse. Ya lo decía así mi madre: con paciencia y un ganchito, podremos ver los tonos naranjas de paz viva.

Haciendo recuento de daños nos podemos encontrar más de una vez. Ajustar los hombros y plantarnos con la espalda derecha para saber que, aunque los tiempos den la impresión de estar pesados y como que se nos enciman, esbozar una sonrisa ante situaciones que se convierten en retos, nos da fuerza. No importa si sonreír es algo que de momento hacemos solo para nosotros mismos, si y al fin y al cabo se logra reconocer que todo tiene dos caras. Aquí en Yucatán, un talco producido por una empresa local nombró así a su producto: -Dos caras-. Para mí siempre fue una intriga detectar en la dual imagen de la caja de ese talco, si en verdad eran dos caras del mismo ser o dos caras diferentes, mas la generalidad de las personas que lo conocen lo nombran como el talco hipócrita, así queda claro que son dos versiones del mismo ser. Pensándolo bien, no necesariamente tener dos versiones de uno mismo implique hipocresía, tal vez de pronto las necesitemos para reconstruirnos, reinventarnos y volver a las andadas o tal vez dejarlas por la paz.  Uno nunca termina de conformar al yo real (creo que cuando lo hacemos, es porque ya estamos listos para dejar el cuerpo). Cuando nos damos cuenta que todo tiene otra cara y a veces la menos visible es la más misteriosa, vamos por buen camino.

Fue Armando Manzanero, en los años 70s setentas, con las baladas románticas de una generación, quien nos propone mirar la otra cara de la luna. Así el canta/autor, imprimió un toque plausible y posible a lo que no se puede ver con claridad. Cada que escucho esa canción, mi mente se va hacia ese lado de la luna ¿cómo será?  desplegar la mente y darnos un respiro de gozo imaginativo, y eso mismo hacerlo con nuestra actitud.

Imaginación y creatividad son primos hermanos, llevan el mismo bagaje. La manifestación depende del ámbito, unas veces en la vida de relación, otras veces en las creaciones del ámbito artístico o bien en lo que la mayoría realizamos en el día a día.

Lo efímero, tiene algo de relación con esas otras caras de las caras. En realidad, lo que se va solo se transforma, y si lo vemos bien lo más seguro es que sea para algo mejor, sabiéndolo estamos preparados para no temer al devenir.

La pluma fuente para mi preciosísima, esa misma que me hizo levantar la ceja del asombro el día que encontré que había escrito (¿en vano?) con ella y todo se esfumó, me abrió la puerta para agradecer a los cuatro vientos su presencia, lo efímero puede aparecer y llevarse lo que sea y lo que quiera y al mismo tiempo dejar posibles asombros de enseñanza. Comprendí que esa parte volátil también cuenta.

Miré por un buen tiempo esa pluma inerte en su espléndido azul prístino. La acompañé con algunas otras que habían ido llegando a mi vida, y todas en su momento fueron parte de estos textos. Estuvo quieta en el envase frente a mis ojos, y parecía que quería decirme: -encuentra la otra cara de estos textos que se han esfumado- y sí que la encontré, mucho después.  Obtuve la lección más clara asentada en los inicios del siglo XXI: Todo lo que parece irse, también se queda.

                               Bien lo dijo Serrat, los caminos en la mar también son caminos.

                      Han pasado 23 veintitrés años, y esa pluma me dio una gran lección. Hoy la utilizo con medida.  

                                                                Algunos de nosotros tenemos más o menos claros esos momentos vividos en los que sentimos que algo se hace efímero y desaparece. Yo tengo varios, unos más claros que los otros, les comparto algunos.

El primer cambio significativo de mi ser en donde percibí lo efímero de una manera personal, fue un cambio de ciudad y por ende de todo.

Sentí en verdad un pesar enorme de dejar mi ciudad natal a los catorce años. Confiaba en mi padre que tenía buenos motivo para probar otros lares y otras actividades. Llega uno a sentir que todo lo vivido se esfuma como una nube blanca barrida por el viento.  Cuál fue mi sorpresa que en la ciudad a la que llegué, esa nube presentó varios tonos de otro color. Ahí se cultivaron las mejores amigas, un amor de juventud que aún tiene un lugar especial en mí, y ni que decir los mejores recuerdos de pasar de la adolescencia a la juventud. Fueron tan solo unos años, más para uno como ser adolescente se pueden traducir en una etapa completa y circular, con sus brillos muy propios y concretos, cada que la recuerdo solo puedo decir que se convierte en un sonreír silencioso y agradable en lo interior.

Y volví a la ciudad natal, para conocer otra cara de la misma. Recobré algunas de las amigas de infancia con las que hasta hoy día me siento muy feliz. A veces solía sentir que no había aprendido a cultivar como es debido la amistad, mas el tiempo me ha demostrado todo lo contario, no es necesario siempre profundizar en una buena relación, siempre y cuando el intercambio sea genuino y aporte gozo. Hay seres que saben que un momento de platica no es para adjudicaciones de propuestas de nada, solo conversar es el intercambio más creativo de la especie.

Hoy día, tengo amigos y amigas que han llegado por FB y aunque no los conozco mayormente en trato activo, su modo de ser ha sido de coincidir y lo que se comparte se disfruta y agradece. No todos comprendemos de igual manera la fuerza de esa energía que cuando va y viene también crea esferas de dones invaluables.  Pocas son las personas que saben valorar cómo el sencillo momento de intercambio de ideas, se percibe como donador de vida. Platicar, un vocablo que se apareció en mi vida mucho después, lo que en estas tierras más bien todos lo conocemos como conversar, es otra manera de mencionar ese donarnos con la palabra.

Cuando se comparte tan solo se refrenda el aprecio. No es poca cosa, aunque algunas personas si no reciben contante y sonante algún beneficio, dejan de valorar. Con la edad se hace más difícil estar con rutinas de encuentros, aprendemos a percibir lo que cada persona nos ha dado, aun con etapas de silencio.

                                             El momento del matrimonio representó un gran cambio.                                                                                                              

 Creo que no estaba yo lista del todo, aun estando en la medianía de los veintes.  Lo efímero que sentí fue como si la vida diera paso al cierre de una etapa que podía yo ver deslizarse como una manta mojada que se escurre de entre nuestras manos. Esa burbuja de tiempo que viví junto a mis padres como hija mayor. Y aunque nunca sentí nada especial al haber inaugurado a mis padres en ese ámbito de la paternidad, me dio cierto pesar cerrarlo. Ellos fueron padres con mucha diligencia y naturalidad, con sus creatividades especiales nos dieron la pauta de cómo vivir la vida fluida, una buena actitud da circularidad a la vida de pareja.  Al cabo agradecí a mis padres que nunca hablaron del desencanto de lo romántico que más temprano que tarde se siente al lanzarnos como al vació, en la vida matrimonial, ya que es una vida que hay que crear. Nada es bueno dejar al libre entendimiento, porque la cara de la vida que es mas demandante puede rompernos. Sentía que a mí como fémina, me tocaba la parte mas fuerte del asunto y así lo propuse y planteé, no quería sentir ese peso (que sabía tenía que ser compartido) fuera solo mío. Por lo general el varón cambia de casa y de modos, pero sus actividades siguen siendo las mismas.  Al cabo aprendí que es más importante el convivir con garantía de gozo, que estar pensando en los romanticismos que nos venden en el mundo occidental. En casa de mis padres el sentido de la pareja nunca fue de romanticismo, se vivía lo práctico y se compartía lo gozable. En su momento para fortalecerme acudí a una ayuda psicológica profesional, para comprender que la vida en pareja tiene en realidad su máxima expresión en acuerdos bien dados. Siempre es necesario enfocar los puntos de vista. La psicóloga me corroboró lo que mi padre compartió en el momento en que contrajimos nupcias sus dos hijas: -el matrimonio más que nada es un contrato que requiere vocación- y se añadió luego en su momento: -y se sustenta con acuerdos- Estos acuerdos nivelan la balanza de equidad, ésta solo existe en cuanto uno la propone, nunca es la misma para todos. La columna vertebral de la vida en común conlleva paciencia, y las burbujas de gozo son como pompas de jabón, aunque se desvanecen son parte. Hoy día que ya existen parejas que deciden vivir como tales sin procrear, son muchas cosas en común que se pueden manifestar como vínculos reales, gozosos.  Así también las parejas del mismo sexo están dando las pautas de que el homo sapiens se une dignamente para solventar la parte emotiva y compartida tan necesaria a la especie, acompañamientos para crecer, no es necesario ni procrear ni mucho menos bailar al son de danzas impuestas.

Como dice Hellen Mirren: Ninguna mujer tendría porque explicar su decisión de no tener hijos. Esa forma de antaño cuando se percibía como manda y danza ineludible la maternidad, ya duerme el sueño de los justos. La amistad entre la pareja es básica, aunque por momentos se sienta sostenida con alfileres, de pronto se sujeta por las sonrisas de los hijos si los hay, y de otros muchos motivos para estar juntos. Las expectativas nunca se cumplan del todo, aprendemos a tener claro que la vida en realidad se vive en una individualidad compartida de dos naranjas completas, no somos medias naranjas de nadie. No podemos soslayar que las relaciones se desgastan y es un asunto de creatividad y actitud lo que nos hace volver la cara y darnos cuenta que si no se aplica el verbo reinventar, estamos fritos.

El siglo comenzó con las primeras cincuenta libretas de mis vivencias. Las enumeré para mayor orden, sabía que algún día volvería con otra mirada. Resguardaban a ese yo que estaba segura se iba transformando y que redescubriría más adelante. Hoy siento que al revisar (me) en algunos momentos me aparezco en el texto tal como soy, mas hay párrafos en los que me encuentro que soy otra persona.

¿Cuándo y cómo nos reconocemos, como para tener del todo claro quiénes somos?

Yo creo que nunca. Jamás dejamos de sorprendernos con y para nosotros mismos. Ese percibir momentáneo cuando posamos los ojos sobre el papel escrito a mano, nos hace sentir como en las palabras se puede encerrar la vida, éstas, son como las células de un texto.  (Continuará).

 

 

jueves, 1 de junio de 2023

 

D.L.V.D. Creatividad, es actitud. (1)

                                                        Cada paso, cuenta.

                                                        Cada pensamiento, propone. Y

                                                        Cada acción puede ser con actitud creativa. MJ

 

                                  Sin esperar de más, podremos abrir la puerta a la creatividad.

Los ojos de nuestros ojos, esos con los que miramos más atentos al mundo, han de ir proponiendo el color de la aventura que podremos construir con nuestra propia existencia, sin importar en que etapa de la vida estemos. Muchos seres humanos reciben desde la infancia los primeros indicadores de cómo hacer de la vida algo creativo, esa actitud puede ir en progreso si se convierte en parte de la vida, se empieza con sentir lo creativo como algo natural, lo que será traducido en acción con mirada personal. Nadie tiene ni por asomo las mismas experiencias, lo importante es descubrir la propuesta individual.

                                                    La vida es tan personal como el modo de respirar.

Desde que comprendí mejor (gracias a Nazaret Castellanos, científica que ha estudiado la importancia de respirar adecuadamente) de que todo se ve afectado por el modo de respirar, cada día al abrir los ojos, siento el afán de tener esa conciencia del respiro pleno, de la inspiración que abra las puertas al día como si fuera el único, el mejor o tal vez ¿el último?  

Cada etapa presenta sus propios y particulares dones a considerar y cada día cuando la creatividad está presente, se pinta de manera única, irrepetible, con vibración colorida, una tensión positiva se percibe, clara y nítida. Cuando las opciones son dignas, es segura la felicidad. Nunca es lo mismo proponer que poner, hay un abismo de por medio.

  Proponer con actitud es algo que se siente porque da más claridad a todo, cuando solo ponemos estamos respondiendo un tanto a ciegas o con ligereza ¿Por qué no logré tal o cual cosa? Es una pregunta frecuente, tal vez hizo falta intuición o claridad en la intención. El percibir el mundo de una manera creativa es privilegio de cada quien. Requiere visualizar.

Cada ser humano se define con una percepción que prevalece con un sentido más definido ya sea visual, tal vez auditivo o táctil.

¿Qué significa en verdad renovarnos?

 Además de la acepción que nos dice que es volver algo a su primer estado, es parte de la acción creativa, la renovación tiene todo que ver con un sentimiento de estar enteros siempre, saber que depende de nuestro enfoque reconstruir lo que se ha desdibujado. Es por eso que cuando algo necesita un nuevo aire, muchas personas optan por la soledad. La mejor respuesta es la interna.

 Todo lo que se transforma en nosotros afecta a cada célula de nuestro cuerpo, así es que mientras más nos tardemos en optar por lo acertado, más vueltas le demos a los asuntos más difícil será reconstruir. El sentimiento especial de sentir el avance en lo interior permite lo propositivo, es lo mismo como cuando tenemos claras las transiciones por las que fluimos.  Muchos no necesitan sentir que crecen, es cuestión de conciencia.

Visualizar y observar habrán de ir en concordancia, son los remansos de una creatividad bien nacida, no podemos proponer sin antes ser observadores asiduos.

                                                               La temporalidad que lo abarca todo, también tiene una manifestación de varias dimensiones en cada uno de nosotros, el tiempo total, el tiempo ordenado para la acción y el tiempo de lo personal. Distinguirlos y hacer que trabajen para nuestro beneficio.

                                                                                      La vida a veces nos paraliza.

Hay momentos en que las percepciones como que toman las de Villadiego y comenzamos a ver moros con trinchetes. Son momentos en los que habremos de parar, volver a percibir, saber qué tiempo nos habita para reenfocar. El espíritu es noble, mas no es bueno abusar de esa nobleza, hay que alimentar a la mente para la claridad.

Compartir cuando el momento sea propicio, cuando se perciba que lo que se da, cae en terreno fértil.

Corría el año 2001 y llegaba el día 14 de febrero.

Un nuevo siglo veníamos estrenando en el catorceavo mes y había en el aire el sentir como de una propuesta destinada a dar lo mejor. El mundo occidental se refrendaba en sus propuestas y los principios orientales iban calando en algunos ámbitos.  No hay controversia en la diversidad, íbamos aprendiendo de ambos.

No hay que debatirse en ese sentido, y así saber cómo lo que propone el mundo las más de las veces nos entona. El número 14 catorce del segundo mes del año nos dice que habremos de pensar un poco en el valor de la amistad. Así me sucedió este año que reviso, ya lo había venido haciendo desde años atrás, para desencantarme o encantarme de nuevo. El nuevo siglo lo proponía y llegar a nuevas visiones era algo natural.  En general no soy muy afecta a considerar esos días establecidos para festinar acciones concretas (que sabemos responden más bien al mundo comercial) mas cuando se hace presente la reflexión hay que darle la mano y caminar con sus propuestas, justas y necesarias. Siempre he considerado que la amistad es importante, y siempre también he notado que a veces se torna difícil. Al principio de nuestro camino juntos mi marido presento claramente sus ideas al respecto y me dejo claro que para él la amistad es totalmente un mito. Muy seca sentí esa frase y me dejó algo pensativa, para continuar escuchando y corroborando que los verdaderos amigos están y estarán contra viento y marea. Vamos notando que los seres afines se presentan claros, no tiene uno que acarrearlos o casi rogarles para poder compartir. A mis casi siete décadas en este mundo, voy dándole en parte la razón: Solo están cerca quienes, con su afinidad, no esperan de más. Esos mismos propiciaran encuentros felices.

 Tuve por mucho tiempo como asignatura pendiente de juventud, el haber tenido más amigas que amigos varones, lo achacaba a que mi madre se enterco en la educación en colegio de monjas, ya luego me di cuenta que nada que ver.  Cada que mi padre propuso educación laica y mixta el grito en el cielo lo ponía mi madre y yo lo recordaba como con cierto recelo, que superé. Con los años lo aprendido se asienta para bien, tengo buenas amigas y compartimos el aprendizaje religioso como una base de lo humano, sin fanatismos ni fundamentalismos.  

                               He tenido tiempo de observar a los niños de principios de siglo. Necesitaba hacerlo, iba percibiendo como viven mucha más apertura y propuestas educativas concretas. Cada vez me doy cuenta que están más presentes en sus propias vidas, y no es que a los nacidos el siglo pasado se nos quisiera ausentes de las nuestras, pero era mucho más cómodo para los padres decidir por los críos.  Así se creía. Iba notando en los talleres motivacionales de arte que impartí, esa actitud de propuesta abierta y franca de los niños y deseaba eso mismo para mis hijos. Las propuestas actuales abren con claridad decir lo que no les parece, ya es tarea de cada día, ¡qué maravilla!

Se sentía muy claro en este momento de mis reflexiones personales como estábamos pisando tierra nueva, y me queda claro que solo ese sentir de que nos tocó estrenar un siglo, nos hace dar un respiro como esos de los que habla Sabina Berman en sus entrevistas, de larguísimo aliento.

La actitud, es como una chispa interna que explota con naturalidad profusa, es un sonreír por dentro, empujando y obteniendo la mejor parte de nuestra mente para asentar el pensamiento en acciones que proponen.

 Nunca he temido a los cierres, lo único que ha cambiado es que tal vez con los años uno los aprende a ver venir, y se toman previsiones. Prevenir no es siempre muy fácil y podría decir que en algunas ocasiones ni siquiera es necesario, uno aprende a ver llegar lo nuevo. Sin duda somos adaptables.

Sin embargo, en estos tiempos de principios de siglo sentía como un desgano manifiesto en las personas de mi edad, no se comprendía bien a bien que era eso de la nueva era, había hasta temor. Daba la impresión que la llegada de un nuevo milenio no estaba dando esperanzas realistas a todos por igual. A veces, las acciones que se llevan por inercias, repelen los cambios y se dificulta dar cabida a la creatividad de la mirada con causa, con determinismo.

De pronto recordé una frase que había estado rumiando en mi mente, de Sarah Ban Breanach, escritora que por años me ha acompañado: -para ver cualidades hay que tener espíritus exquisitos-.

 El refinamiento en el pensar y en lo espiritual no siempre viene aunado como un regalo de la madurez, ésta da el camino, quien lo camina lo hace a voluntad. Ver con más perspicacia es algo que se trabaja, y leer ayuda mucho, es un camino que no precisamente es fácil. Los clubes de libros a veces convertidos en reuniones sociales son un espejismo que hay que saber transitar. Con la temporalidad que cierra y abre, se puede percibir erróneamente que el mundo está girando demasiado de prisa, hay momentos en los que uno entra como en un mareo cósmico del devenir  y pareciera que al alcanzarnos nos sacude.

Cuando aprendí esto, como consecuencia de que una nueva era estaba en puerta, conjuntamente se esfumaron de mi mente muchos momentos de incertidumbre. ¿Cómo nos hacemos amigos de las certezas danzantes? Bailando con ellas, llevándolas de la mano para que ese delirio en el que nos inmersa, con el tiempo se afloje y los nubarrones no ofusquen.

Ese aporte de nosotros mismos a nuestra propia vida es mucho más fluido si los sentimientos están bien claros. No es analizar de más, es tener claras las cosas y tomar mejores decisiones. Afinar preferencias.

La adultez hace de las preferencias verdaderos gozos. Eso mismo me sucedió con las plumas. Sean plumas fuentes, bolígrafos o las de gel del supermercado, al llegar a mis manos son disfrutadas como únicas. En este principio de siglo, paseando por Paris decidí que una pluma fuente sería un buen autorregalo.  Apareció sin buscar de más, porque bien se dice que lo que uno ama siempre llega.

En una pequeña tienda de libros nos encontramos de frente, pluma y humano.

 Llegó a mis lares. Escribí varios meses con ella. Escribir a mano es uno de los placeres más grandes que me ha dado la vida.   De pronto la deje descansar, porque siempre hay otras opciones a probar. La puse ante mis ojos en mi escritorio para poder contemplarla. Cambie a una sencilla pluma de supermercado (son las que utilizo con más frecuencia) y cuál fue mi sorpresa pasados los años cuando abrí los textos de principios de siglo, y descubrí que todo lo escrito con esa pluma fuente estaba prácticamente borrado. No sé qué fue.  Hablaremos de lo efímero en siguiente texto. (Continuará) MJ