jueves, 14 de marzo de 2024

 

Vivir como un mandala que fluye. (7)                                                                     

                                                                    

                                                                                                …somos materia, pero materia activa,

no la simple estructura física de los seres vivos.

Fernando del Castillo Martín.

 

                                                 Muchos seres humanos se alejan de la naturaleza. Lo natural, es un espacio que es necesario a nuestro ser como humanos, no solo por el esparcimiento que proporciona, sino porque habremos de ser conscientes que de ahí hemos venido y ahí volveremos. Es una circularidad. Somos un tipo de materia racional, una que puede velar por su evolución. La vida total es nuestro mandala más grande.

Creemos que somos solo en parte seres de la naturaleza y como si esto fuera a voluntad nada más, nos olvidamos que de ella hemos nacido y que merece todo muestro respeto.

Mucho antes de pensar que obtendremos de la parte natural del entorno, o más bien que vamos a tomar de ella cono si fuera nuestra proveeduría obligada, más nos valdría seguir averiguando quiénes somos y cuál es nuestro papel dentro de todo lo que nos rodea, el ambiente que nos protege y que sin piedad hemos depredado. La inconciencia nos lleva a destruir lo que nos cobija, y todo lo que tiene de valor la intercomunicación asertiva.

Todas esas prácticas de grupos que aún viven en armonía con lo natural, serian ejemplos de buenas lecciones para volver el camino. Los grupos de aborígenes que antes de tomar una sola hoja, flor o fruto de su entorno, lo hacen con prácticas respetuosas y sabiendo que la misma naturaleza es vida, es su vida y no un supermercado natural y gratuito. Son el mejor ejemplo. Acciones concretas, como la que se está dando en los pueblos cercanos a la reserva de Calakmul, en donde ya existen programas bien dirigidos para enseñar a los niños que su relación con las aves no es con una herramienta que en el sureste del país se conoce como tira hule (objeto que en otros lados del país se conoce como resortera) es más bien aprender con un par de binoculares a conocer las especies.

 Ensuciar el medio ambiente, tirar la basura como si fuera el acto más normalizado de algunos grupos, es un actuar totalmente incivilizado.

El sentido depredador que tan claramente hemos visto desarrollarse en muchos grupos humanos, es en parte el efecto en el cambio climático que vivimos hoy.

El individualismo voraz es incongruente y no responde a nuestra esencia, se manifiesta como si fuera necesario para sobrevivir, cuando no lo es. Ya veremos más adelante como el individualismo creativo es la respuesta.

 El individualismo congruente, es crecer a partir del buen manejo del cerebro y el conocimiento, y así mismo dar la parte que nos corresponde en el sentido social de evolucionar.

Del Castillo nos deja claro que, si la vida biológica ha evolucionado para mejorar, es obvio que al observar sus movimientos y dinámicas nos daremos a nosotros mismos las herramientas necesarias. La vida social del ser humano ha sido mal conducida, solo necesitamos entender por dónde y cómo habremos de proponer y así mismo no perder energía con acciones que no llevan a ninguna parte.

El desarrollo biológico es complejo, del mismo obtenemos información certera de la transformación hacia una evolución armónica. Algunas prácticas en el modo de relacionarse de los animales que son de la misma especie con otras diferentes y con la naturaleza misma, están dando pautas de conductas conservacionistas que más nos valdría comprender mejor.

La evolución física de los seres ha dado muestras de buenos avances, mismos que dan al ser autonomía frente al medio, eso mismo se propone para lo social: Seres educados y autónomos que aporten concretamente desde sus avances individuales.

Nada es pasivo, y aunque como entes sociales seamos complejos, se pueden propiciar los flujos de evolución, porque nuestra evolución no ha finalizado, solo se ha distorsionado.

El individuo ha confundido su lugar en la naturaleza y esa depredación de que hemos sido objeto por y hacia nosotros mismos, ha destruido partes determinantes de los entornos. Ser más propositivos es el camino. Sin educación esto es falaz en sí mismo.

Los foros de sustentabilidad de los medios ambientes están siendo muy activos, lo escuchamos y vemos en muchos sitios del orbe.

Es verdad que la mayoría de nosotros no somos científicos, aunque si podríamos ser personas comunes y corrientes adentrándonos más en conocer la divulgación de la ciencia.

Solo nuestra especie tiene la racionalidad como atributo único, aunque nos está costando demasiado terminar de comprender este alcance. Los filósofos en su mayoría han tomado el camino de sus propuestas dentro de la idea de que somos más que nada una proyección del alma o del espíritu, siendo una postura interesante para ciertos grupos, aunque a veces con ese balancearnos demasiado en el espíritu no se llega a aportes concretos en la vida común y en las resoluciones sociales.

En el siglo XX Teilhard de Chardin, el filósofo y antropólogo propone por primera vez dentro del conocimiento del ser humano, la premisa que asienta que: la razón es algo que proviene de la materia más organizada y aterrizada, no es algo intangible. Pensar no es algo desligado de los cambios concretamente materiales. Situados como seres pensantes es como evolucionamos. Nuestro cerebro nunca es pasivo y aporta activamente. Como seres humanos estamos vinculados al cosmos, no somos meros accidentes creados, somos seres evolutivos y hemos de tomar estas riendas más seriamente.

Como seres biológicos nos armonizamos en entornos propicios, esas concordancias se dieron desde siempre y es así como fluimos, mas no hemos comprendido en su totalidad la relación que tenemos con el medio ambiente. En lo biológico, nuestra reproducción es en función a un sistema evolutivo de copias, en el que interviene la voluntad y la razón.

Cuando se descubre el ADN, tenemos claro el asiento biológico de cada ser que nos hace únicos e irrepetibles. Vamos encontrando la explicación de las formas que se dan como singulares.

Las propiedades operativas de la vida, se descubren por un lado en lo biológico y por el otro se desconoce el alcance de lo que nos asienta como seres racionales y pensantes. Se cree que el alma es algo intangible, y es el resultado de la racionalidad y el pensamiento.

J. Joyce dice: -La vida es un sistema químico auto mantenido, capaz de experimentar evolución…- Otros han mencionado que la vida además de experimentar réplicas de sus procesos y orden en estos procesos, todo se da más allá del entorno.

Aquí vemos la primera discrepancia con Darwin: afirmaba que toda evolución está determinada de fondo, por los entornos. Mas bien son los entornos los que reciben los cambios y se benefician del pensamiento.

Carlos Briones define en tres puntos muy interesantes lo que es vital:

Los caracteres son transmisibles.

Todo lo vital es autónomo, y debe mantener su aislamiento de alguna manera.

Todo lo vital tiene algún tipo de intercambio entre energía y materia. O lo que es lo mismo en algunos casos es lo que se conoce como metabólico.

Se es autónomo frente al medio, por lo tanto, es el medio el que se ve afectado por los procesos mentales.

Reproducirse es tan solo una faceta más de la vida. La reproducción no se da con la preponderancia de que sea ni totalmente necesaria ni infalible. La obtención de réplicas de los seres vivos se sustenta de fondo en la necesidad de superar la barrera del tiempo, el afán de trascender mediante lo que se replica. Impera por una parte el instinto de conservación y mas allá la voluntad y la mente. No se da como algo necesariamente imperativo e infalible en todos los seres pensantes y racionales, puede ser si así se decide por voluntad premeditada.

Todo lo vital que funciona acorde al medio se auto mantiene, no depende más que de sus procesos internos y que se den con intercambios logrados.

Una de las características de la vida que debe respetarse y evaluarse como un bien, es la variedad, en esencia así somos: seres únicos y diferentes.

Los procesos graduales de acción y pensamiento con el medio es lo que nos da la complejidad. Esta diversidad compleja que hoy día vivimos es parte vital natural, solo habríamos de comprenderla con nuevo sentido, respetarla y dar la parte que nos corresponde.

¿Existe la esencia de la mentira como algo inevitable? o tal vez ¿El engaño responde a un modo de sentirse superior creyendo que se puede obtener algo relevante de la parte engañada? todo lo que se vive en primera instancia está basado en la supervivencia, tal vez el enorme desarrollo de la mentira en el mundo responde tan solo a ese principio de supervivencia, haciéndonos ajenos y propiciando erróneamente que el engañar, es un modo de sobrevivir.

En estos días de revisión de textos, me encuentro que hice una reflexión respecto a la ausencia de mi padre en la vida diaria. Habíamos tenido la ventura de vivir frente a la casa de mis padres. Ellos pudiendo gozar de los nietos, nosotros de verlos envejecer con bastante garbo y fluidez haciendo de la vida diaria un gozo. En casa de mis padres se disfrutó ampliamente de lo culinario y la mesa, con platica franca y honesta se dieron sobremesas inolvidables sin apenas darnos cuenta que nos habían marcado de por vida y que dieron pie siempre a discusiones muy positivas. Se cumplían 10 (diez) años de su partida y algunos vértices de su ser me iban quedando más claros. La vida de ausencias, si las proyectamos en reflexión, nos permiten tener a esos seres que nos dejan mucho más presentes. En estos días que reviso, recibí una serie de carpetas con textos de mi padre, un vuelco me dio el corazón cuando me las entregó mi hijo de parte de mi hermana. Están en carpetas desgastadas y un tanto húmedas que he de comenzar a cambiar por otras más fuertes y aunque no las reviso aun, me emociona mucho saber que están pendientes de revisión más de mil cuartillas.   

Cada acción tiene su tiempo, como sucede en el mandala mismo, no podríamos dibujar los espacios intermedios de un mandala o de una vida, sin haber puntualizado la base en la que nos hemos de asentar y proseguir. 

La vida misma se hilvana con finura, se lleva a cabo con premeditación y sin alevosías y mucho menos sin ventajismos.   (Continuará).

 

 

 

 

 

 

 

 

D.L.V.D. Vivir como un mandala que fluye. (6)

 

                                                                      Vivir con el sentido de alerta encendido, lograr que cada momento sea digno, sea pleno, sea colorido. MJ

                              

                                                        Parte del porqué de la necesidad de escribirse, y la práctica de esta actividad personal a lo largo de la vida, es el hecho de que nos aporta certidumbre y mucha plenitud al llegar al punto de revisión. Como un limo formado por capas, todo se devela con su color, así como un mandala, cada etapa de la vida es vivida con sus peculiares coloridos. Si sentimos serenidad en cada etapa es claro que se afecta con bien la siguiente y nos va quedando claro que no somos eternos en la tierra y que más nos valdría estar en paz cuando soltemos el cuerpo.  

La estratigrafía de nuestro ser que se va descubriendo para nosotros mismos, es lo que nos hace comprender que la dignidad es circular, es decir, su redondez redunda en todos los aspectos de nuestro ser, mientras seamos capaces de percibirlo como un todo que nos clarifica lo que la vida demanda. Cada imperativo vital, tiene sus porques, a veces nos es difícil digerirlos, mas cuando esos asuntos se asientan las claridades nos acompañan. Es un hecho que el devenir de las acciones que de pronto nos sobrecogen, en la mayoría de los casos no las esperamos. ¿No es la vida misma el primer reducto de asombros? La vida en si misma es un asombro perpetuo y más cuando vemos que los años pasan y de pronto nos encontramos con que los años se han ido ¿Se nos han escondido? ¿en qué parte de nosotros se han guardado?

Cuando escribí la libreta que hoy reviso, la numero 61(sesenta y uno) terminaba el verano.

Ya tenía clara la decisión de dejar el taller de Arte que venía impartiendo a niños, se cerraba un ciclo. Motivar a los peques en su creatividad es algo muy pleno y satisfactorio, que se realiza con responsabilidad para no crear el efecto contario.  Todo lo que se les propone en la práctica con niños es bueno, y ha de ser un gusto aunado a la diversión.

 En los niños es importante visualizar a largo plazo y así lo que se les propone en principio solo como motivación, luego de frutos de sensibilidad.  

Sabía, y tenía yo bastante claro que en lo futuro volvería a la motivación de críos, como de hecho sucedió con nuevos tiempos y espacios determinados. Hoy día ya con los mas peques he cerrado los ciclos.

 En estos lares del sureste mexicano no hay propiamente un invierno, al cerrar el verano, sabemos que habremos de sacar dos o tres sweaters y percibir el fin de año un poco más fresco, a muchos nos resulta grato. Lo hacemos con la ilusión de esa tregua climática que sabemos llegará cuando los primeros Nortes se asoman y pintan los vientos del sureste con la consabida heladez.

Me costó aceptar el cambio climático. Es un asunto un tanto de: hasta no ver no creer. No ha sido fácil de comprender qué tanto hemos afectado al planeta y como se está manifestando. Aceptarlo es mejor y más si nos abrimos a entender sus efectos a largo plazo.

También estos días previos al frio, me producían un gozo de recuerdos de infancia. Volver a percibir con la mente el olor y textura de la franela, esa tela tan de una época de muchos niños de mi generación, con la que se nos hacían los pijamas.  De niños comenzábamos a ir al cole con el sweater correspondiente desde principios de septiembre. Ese sweater marcaba un tiempo nuevo, era un símbolo en color azul fuerte, ese tono que conocemos como azul marino y que también en estos lares se le dice azul pavo. Era muy querida esa prenda ya que tenía el escudo del colegio y producía un orgullo especial, gran felicidad del paso por esas aulas conducidas por monjas estadounidenses entregadas a su labor de enseñanza, que desde el kínder nos motivaban a aprender su idioma de una manera natural. Para mi había también otro motivo, mi padre había colaborado con la creatividad de su profesión en la construcción del recinto y diseñado en la fachada del colegio un escudo enorme a base de mosaicos pequeños.

Ese emblema a diario sigue dando la bienvenida a los alumnos hasta hoy. Amplios y frescos corredores conforman este recinto, que en estos días de fin de año llenos de ventiscas inesperadas hacen apurar el paso.

Entre recuerdos de infancia me encontraba y a la vez percibía cuan diferente era estar en el presente de mis propios críos y llevar los meses de cierre de año con el mayor orden.

 Encausar y motivar a los hijos a disfrutar con el estudio, asunto que en casa se daba como algo central.

 San Juan de la Cruz era parte de mis lecturas:

-Despojarnos de nosotros mismos-.

Cuando uno lo relee, vuelve la frase a resonar como si fuera de la primera lectura. Nos preguntamos: ¿Cómo nos despojamos de nosotros mismos?

Antes que nada, sabiendo quienes somos, ya que, sin esa claridad, las cargas del ego se quedan a vivir en nosotros.

 Porque, no nos vaya a ocurrir que la vida pase sin pensar y no nos demos cuenta. John Lennon dice:

-Porque la vida es eso que pasa mientras nosotros hacemos otros planes-. 

Parecerá ingenuo o poco relevante lo que voy a contarles: en mis textos releídos encuentro como me preocupaba tener claros los cambios en la dirección de mi letra manuscrita, que al fin recuperé en su versión original. Los planes a veces son imperativos y los trae la vida misma. El asunto me hablaba de no tener toda la tranquilidad que esperaba. Durante la adolescencia mi letra sufrió cambios en la forma y modo de ser plasmada, porque una persona muy querida con la mejor intención del mundo, me animó a cambiar la posición de la mano y luego tuve necesidad de volver a lo original. Al fin la recuperé totalmente. Me costó y valió la pena el tiempo que dediqué en volver con la posición típica zurda.

 En estos tiempos parte de lo escrito me llevó a centrarme en la búsqueda de los puntos claves de todo lo que la carrera de Antropología me había dado. La docencia me había mantenido bastante al día, las lecturas al respecto nunca las abandoné. Entre otros asuntos quería profundizar en los ejes que marcan el conocimiento del ser humano. ¿Cómo evolucionamos?

¿Es la cultura la que nos hace crecer? ¿O no será más bien que el cerebro evolucionado es el que nos propicia los cambios más significativos? Pasaron muchos años y otros tantos libros, antes de que me encontrara con el texto más certero.  Hace apenas unos días terminé de revisarlo, un texto en específico que me llevó por caminos de comprender mejor al individuo y como afectamos a toda la especie. Leí y saque algunos apuntes que aquí mismo compartiré.

Mucho de lo que a continuación voy a comentar proviene de los estudios hechos por un pediatra español que además de su bien llevada práctica profesional, se dedica a estudiar la evolución dentro de las propuestas y pensamiento científico.

Ese porque al que han llegado los estudiosos y que puede decir con más claridad el hecho que como individuos somos los principales agentes de la evolución humana.

El título del ensayo del Dr. Del Cstillo puede parecer desconcertante:

-Dios, Darwin y Freud nos han abandonado- Por: Fernando del Castillo Martín.

Cuando mi esposo me regaló el libro del Dr. Del Castillo, en verdad que me dieron ganas en ese preciso momento de sentarme en mi espacio preferido y leerlo de cabo a rabo. He de volver a confesar que mi método de lectura es así: Leer todo. Leo de un solo jalón y luego preciso regresar con calma con el plumón de alerta.

Tenía claro que, como un buen trabajo de mandala no habría que apresurarlo, sin ese orden y paciente lectura no me llevaría a los resultados que hoy día obtuve y que me hace muy feliz poder compartir. Así pues, me di tiempos y espacios para ir absorbiendo poco a poco todo lo que el Dr. Del Castillo propone.

De entrada, lo que el autor nos plantea es que los conceptos que nos mueven y hacen evolucionar a toda la especie, los tenemos que revisar teniendo en cuenta las actualizaciones. Ninguno de esos estudiosos del pasado nos ha abandonado, solo que, en parte, sus conocimientos se han superado.

En la contraportada nos dice textual: -La evolución alcanza el estadío humano y lo que antes era evolución de la especie, ahora es evolución del individuo gracias a la adquisición de la inteligencia que permite a la persona ser cada vez más independiente-. Así pues, es la inteligencia bien conducida, educada e independiente lo que permite cambios de fondo.

Si los primeros pensamientos se apostaron en que el medio ambiente era determinante para los cambios evolutivos de las especies, y lo mismo se pensó del ser humano, hoy ya sabemos que es el cerebro y sus virtudes lo que cuenta.   

-El progreso material de la humanidad en los últimos siglos ha sido asombroso-. Nos dice el autor, y no se ha asentado con las mejores propuestas para mejorar a toda la especie.

Antes del siglo XVIII todo se respondía más fácil, al mismo individuo no se le había investigado a profundidad, nunca Darwin nos habló de quienes fuimos y somos.

La época de la ilustración nos convierte en el centro de la escena, del interés por saber más de nosotros mismos, y aun con ese interés estos estudios han tomado su tiempo. Ese yo único que nos ira definiendo aun no acaba de ser comprendido del todo.

Los campos de estudio van dando cuenta de los movimientos de los grupos, y se detecta que en los individuos hay un vació existencial, empiezan a surgir colectivos con carga ideológica que creen que eso mismo los define, una ideología. Surgen grupos que van cambiando su percepción del Dios que les había dado sentido y se crean nuevas maneras de pensar, necesarias, y que responden a los asuntos grupales. Así se mueve el pensamiento, va respondiendo a las necesidades y a veces se dan retrocesos como para tomar aliento y la fuerza justa y así puedan surgir los nuevos paradigmas.

Es en la segunda mitad del siglo XX, cuando se ahonda la soledad del ser. El individuo no se tiene del todo a sí mismo y tampoco está de acuerdo a todo lo que la sociedad le propone para estar en paz. Pareciera contradictorio, pero los adelantos en la técnica y en lo material muchas veces confunden y sus aportes no son comprendidos en la medida que inciden para nuestra evolución.

Dice el autor: -perdida la batalla de la utopía colectivista, el individuo vuelve a encontrarse en soledad…su única alternativa ideológica es el yo liberal-.

 Se cree que lo único que resta en la vida es disfrutar de lo material obtenido. Como si solo la vida material diera el sentido.

Entramos al gran equivoco. Hemos de aceptar que en mucho nos hemos equivocado y el camino son las herramientas educativas.  Es en el siglo XX cuando la vida se empieza a sentir más distorsionada, hay perdida de objetividad en los grupos.

El mundo dividido hace de la posesión material su Dios. Por otro lado, gran parte de la especie humana desarrolla un ansia de espiritualidad, esa urgencia que se crea con los vacíos existenciales.

La charlatanería de grupos oportunistas se instala. ¿A quién seguir? ¿A los que nos enseñan a hacernos más ricos en lo material a como dé lugar? ¿O más bien a quienes nos conducen a la plenitud espiritual? ¿Existe un justo medio entre ambas posturas?

Algunas personas obtienen su seguridad por el hecho mismo de creer por creer sin entender. No hay motivación para revisar y observar. Cuando es muy fuerte la creencia de que solo somos el cuerpo y que en cuanto se vaya de nosotros ya no seremos nada, nos produce temor una nada sin sentido. Cada que tenemos una crisis, el mundo nos está dando la oportunidad de crecer y cuando no lo entendemos así, nos aferramos con fuerza a lo único que conocemos, a veces irracionalmente. (Continuará)

 

 

 

 

D.L.V.D. Vivir como un mandala que fluye. (8)

                                                                     La vida necesita además de replicación, un sistema de aislamiento del entorno.

Fernando del Castillo Martín.

                                                         Es un hecho que somos individuos sociales, mas habremos de poner mucha atención en el hecho de nuestra individualidad. Somos parte actuante en el entorno y lo impactamos por naturaleza, nuestra individualidad debe tener un resguardo seguro. Ese fenómeno actual, de cada vez más personas que viven en la calle habla de que el individuo se está desconociendo a sí mismo. Vivir a la intemperie las más de las veces se podría catalogar como un tipo de violencia/retroceso del humano.  Por épocas y dependiendo de las implicaciones históricas, nos hemos acercado más o menos a saber qué importancia tiene lo que somos como seres únicos, ahora en estos tiempos este imperativo nos exige más, y el caos del cierre de era no lo está permitiendo.  La vida de nosotros los sapiens es enormemente compleja para que se haya dado tan solo para que la contemplemos sin aportes directos, en lo que a cada ser le toca dar, averiguarlo es tarea principal. Lo más difícil es que tengamos confusión en los aportes ya que la confusión está propiciando desbalances inéditos en la historia de la humanidad. Tenemos acciones algunas veces con las mejores intenciones, mas no siempre hay un camino claro. Es un hecho que a veces o vivimos distraídos de lo que nos compete o estamos en rubros que no nos corresponden. Un ejemplo es como en la vida política ya no está en manos de la gente preparada para esa acción, más bien son personas que llegan un tanto por inercias que no les sustentan el estar preparados concretamente para el buen manejo de lo que el total de la sociedad demanda. Se ha perdido en algunos aspectos el rumbo. Muchos estudiosos de la sociedad ya hablan cada día con más firmeza que habremos de ser gobernados por grupos formados más bien por coaliciones de gente preparada en diversas áreas.

Continuando dentro de las cosas interesantes que plantea el Dr. del Castillo, nos dice que, aunque no se conoce el origen pleno de los aminoácidos, esos compuestos fueron determinantes para la evolución de la vida. -su nacimiento espontaneo desde la materia inorgánica es una probabilidad altamente aceptada en la ciencia-.

Si de lo inorgánico se han dado cambios a favor de la vida, más claro nos debería quedar que de la vida ya propuesta y lograda lo que nos hace falta es una evolución digna y estable, propositiva y con miras de un futuro con esperanza. El aislamiento es básico para la evolución. En el mundo natural algunos de los modos de aislar se dan a través de membranas. ¿Que necesitaría el mundo social para evolucionar mejor? Que como individuos sepamos que, como entidades irrepetibles estamos con posibilidad de impactar y tener más cuidado en las acciones que realizamos.

Otro avance del conocimiento respecto a la biología que nos define, es que el aspecto bilateral del ser vivo nos propicia adaptaciones mucho más fáciles, nos permite mucho mejor equilibrio. Los mamíferos somos seres más propensos a adaptarnos. Tendríamos todo a nuestro favor como humanos, si se desarrolla la conciencia.

-En la evolución de la vida, la presencia de una complejidad continua permite a los seres vivos desarrollar una autoestima creciente respecto al entorno-.

La vida, no solo es soberanía de las formas que la contienen, es intrínsecamente tendencia al mejoramiento constante.

-La materia, no es espectador pasivo de la comedia de la vida, ni la simple estructura física de lo orgánico-.

Hay una participación con los actos propositivos a la evolución, la materia podría decirse que ve y siente. La materia observa y propone lo más adecuado para avanzar. Como individuos, nos toca estar más preparados con sentido de alerta.

El Darwinismo nunca explicó esto, A Darwin tal vez no le dio tiempo de percatarse de aspectos más amplios, así como hemos apuntado antes, que tampoco pudo aclarar quienes somos como seres completos los homos, ese aspecto se está desarrollando aún.

                            En el cerebro es donde se dan los cambios activos y definitorios.

Considerar a nuestro pensamiento un motor de fondo de toda la evolución no solo es necesario, sino primordial para tener propósitos claros. El primer motivo básico es la supervivencia, una vez lograda ésta con autonomía, se está cumpliendo la primera etapa. No todos los grupos de humanos actuales tienen las bases aseguradas para su supervivencia diaria, no digamos quienes la han perdido por los asuntos de las guerras. El caos está presente y eso demanda mucha más conciencia.

-Homo sapiens, nos recuerda el autor, no es una conclusión inevitable del devenir de la vida, pues es evidente que cualquier cambio importante que hubiera ocurrido en su trayectoria podría haber evitado la aparición de la especie-. A quienes creen en un Dios, se presenta la parte con apoyo en una fe. Creer en un Dios, no excluye al sentido evolutivo, solo son tendencias de pensamiento, sí existen grupos extremos a quienes se conoce como creacionistas, que no aceptan los principios evolutivos. Creer, nunca es hacerlo a ciegas, en algunas religiones ha quedado claro que la voluntad de Dios tiene como esencia: supervivencia y felicidad. Podría verse como contradictorio creer sin entender, porque eso solo daría incertidumbre. Aunque la fe religiosa tiene la tendencia a no poner en cuestionamiento nada de lo que la sustenta, está en la voluntad de cada ser humano, el ampliar sus respuestas con la claridad necesaria. La conciencia no tendría que estar reñida con la creencia.

No fue más que una serie de medidas biológicas concatenadas las que nos hicieron humanos. Hoy día, bastaría que algunos países perdieran el rumbo para terminar con la especie que ha tomado tantos miles de años concretar. Si hoy día todo esto lo tenemos claro, gracias al buen manejo del cerebro podremos evolucionar con buen camino hacia lo que todavía nos falta, haciendo la parte que nos corresponde.

La evolución no ha terminado todavía.

Darwin creía que la selección de pequeños cambios graduales en los seres, podía hacer que unas especies se transformaran por necesidad en otras. Al cabo, obviamente quedo claro que esto no es posible. Es por este postulado que por mucho tiempo se pensó en eslabones perdidos, que en realidad eran utópicos y nada realistas.

Por lo tanto, ese pensar del eslabón perdido es en cierta forma falaz. Solo existen estadios diferentes de evolución, todos dentro de la línea de una misma especie.

Es claro que a veces cambios intermedios en el evolucionar de algunas especies se presentan como cambios bruscos, porque la necesidad de sobrevivir así lo exige. Algunos científicos creen que la evolución biológica sí se puede dar en brotes de grupos específicos.

A fin de cuentas, algo muy positivo de Darwin fue: -no consideró al organismo como un todo cerrado-. Esta visión de apertura, ha dado muy buena base a lo que se va desarrollando después de él.

Se ha cambiado la pregunta de ¿Quién sobrevive? y hoy se afirma que no solo sea considerada la aptitud de adaptación al medio para sobrevivir, hay otros factores que están muy vinculados a la supervivencia, como los caracteres heredados en lo biológico, las tendencias comunes de apoyo a las necesidades básicas, en lo social.  

El Dr. Del Castillo y sus colegas señalan que -la materia es el agente activo, el motor de la dinámica de la vida, es su impulso transformador el que promueve el cambio. El medio es tan solo un agente subordinado-.

Por momentos nos puede parecer un tanto fastidioso saber tanto detalle de cómo se mueve la materia viva para su evolución. Se nos hace más interesante cuando comprendemos que de esa materia estamos formados y está en nuestras manos que se den patrones positivos de cambio. No podemos quedarnos de manos cruzadas, aunque las tareas que son necesarias no son las mismas para todos.

El modo de pensar proactivo de cada quien es algo vivo. No es replica de otros modos de pensar. Pensamos, porque es función que se desarrolla como única en cada ser, y se nutre de lo qué otros congéneres aportan.

Por estos tiempos que releo, me encuentro cuando mis hijos empezaban la década de los años veinteañeros de sus vidas. Me daba cuenta que afortunados habíamos sido en los años pasados de haber podido compartir con los abuelos. Ya los dos varones habían partido y las abuelas estaban bien de salud y eran parte actuante. Dios sabe claramente que vida nos toca vivir a cada quien, y como queremos vivirla. Saber lo que no queremos. Hacer revisiones de vida.

Dentro de los ámbitos de los terapeutas de vida más actualizados existe una dinámica terapéutica de grupo, que se ha puesto al alcance de todos nosotros, que se denomina: Constelaciones. Es una actividad con mecánica compartida entre los diversos integrantes del grupo que participa, y que se desarrolla al poder desentrañar con bastante acierto de los participantes y del psicólogo o profesional que conduce, esos hilos que nos unen a los seres con los que compartimos.

 El dinamismo que se da más la participación activa es una especie de desatorar lo que no se tiene claro y se da cuando nos vemos representados por algún participante que toma vida de algunos personajes elegidos y con diálogos y dinámicas se logran visualizar las interacciones que hemos tenido con ellos. Esto permite a fin de cuentas lo más positivo: valorar mejor las interacciones. A veces, no es hasta que nuestros antepasados fallecen, que nos damos cuenta de cuanto tenemos que revisar de las relaciones que tuvimos con abuelos y otros congéneres. He tenido la oportunidad de hacer esta terapia a la que se le conoce como constelar. Son diálogos bien llevados que nos van dando una claridad muy apreciable y valiosa.

Nunca faltarán los reveces en la vida de cada uno de nosotros. Algunas de estas vivencias controvertidas son tan solo el signo de que algo se ha cerrado y hay dejarlo ir. Cuando uno vive bajezas que provienen del grupo consanguíneo o de cualquier otra persona, uno cree que es el único ser humano que vive esas experiencias, y con el paso del tiempo uno aprende que sea en la consanguinidad o con otro ser humano, el aprendizaje es lo más valioso. No habremos de guardar ningún mal sentimiento y si fuera necesario, apostar a perdonar como mandan algunas tradiciones de pensamiento que en su pensar asertivo nos ayudan a no tener ese tipo de basura en la mente.

La mente no está diseñada para guardar sentimientos eternamente, y mucho menos de seres que nada que ver con nosotros. Más bien    es saber hacer fluir como fluye un mandala colorido.

Pensando en algunos dolores que se habían cerrado en mi vida y que aprendía a como deshacerme de esos enconos que de pronto se quieren quedar a vivir en uno mismo, me di el gusto de estrenar una libreta nueva: la numero 62. Cada que comienzo la redacción en una nueva libreta de vida, mi vida cobra nitidez y fuerza.

Es un gusto personal el que tengo de escribir en hojas de cuadricula, siento que es un formato en el que puedo lograr mejor las formas de las letras, porque la escritura a mano, para pesar de quienes la valoramos en todo su esplendor, tal vez va a pasar a ser parte de los asuntos que se extinguen con los cambios y sin remedio. (Continuará)