De la
vida diaria.
Colores,
del día a día. (11)
La mente
se aferra a todo aquello que es placentero. M.Osuna.
No siempre los placeres son
acordes a la sanidad.
Para
que la vida placentera sea realmente parte de lo que edifica, habrase de dotar
de claridad, sentido y medida, ya que si nos ganan los deseos sin mayor
reflexión, puede haber desequilibrio y la acción puede cobrar tributo. El placer es la acción más buscada dentro de la vida humana ya que en
muchos sentidos entona, mas también puede causar atonías severas que redundan
en una sanidad trastocada. El placer es necesario, hay que recordar lo que nos
dicen los estudiosos: es el postre de la vida.
Los seres
humanos nos conducimos por preferencias, éstas pueden ser los indicadores más
puntuales y van de la mano de la claridad para poder saber que no todos los
placeres son para todas las personas.
Una de
las vertientes del placer mal entendido es el apego, apegarnos a algunas acciones o a las cosas y a las personas
siempre nos da seguridad, mas cuando sabemos claramente que todo es cambiante,
el asunto ya es diferente. Tener por
sentado que algo es bueno por un lapso grande de tiempo puede ser positivo, mientras
no olvidemos que todo es cíclico. Los apegos a veces se disfrazan de bienes tan
placenteros que no percibimos cuando ya son obsoletos. Los apegos no
necesariamente se refieren a asuntos que hay que abandonar, es más bien saber
observar cómo nos toca hacer los cambios o las transformaciones. (Ya veremos en
su momento el color que es energía para transfigurar, el violeta.).
Todo
lo que nuestra mente decide, puede convertirse en acción y como hemos dicho
anteriormente, incluso la conciencia. Al programar una acción, el sentido
especifico es la clave.
Las
constantes revisiones de los asuntos nunca son en vano, siempre ayudan a los
procesos de sanear.
Todos
los seres humanos por el tipo de mente que hemos desarrollado como especie en
lo evolutivo y en los procesos de supervivencia que abarcan mente y materia, tendemos asimismo a
tener un cierto tipo de vida, es ahí donde se nos pide ser más objetivos. No
estamos hablando de talentos, hablamos de la energía que se necesita para el
desarrollo del día a día, para que todo fluya mejor es necesaria la atención de
cómo nos concentramos en lo importante y de eso saldrán las vertientes de lo
necesario. Mucha energía se escapa en asuntos nimios y sin darnos cuenta nos ocupan a veces de una
manera excesiva. Por ejemplo, hay
personas que con pocas horas de sueño les es suficiente para desempeñarse
durante el día, pueden dormir unas cuantas horas en la noche y estar tan
frescos como una lechuga al día siguiente, no así otros seres que necesitan
claridad en la rutina y poder realizarla sin sobresaltos.
Es un
hecho de que hay verdades que pueden considerarse como eternas y que por lo
general no se cambian, cuando se mueven más bien es para ajustarse.
El
asunto de la satisfacción personal es otro aspecto que hay que tomar muy en
cuenta en cuanto se habla de sanidad. No a todos nos satisface lo mismo y
habremos de hacer la tarea de averiguar. En cuanto al ejercicio físico esto
aplica de una manera contundente ya que hay personas a las que no les apetece
ejercitarse para nada, ni caminar que es el más noble de los ejercicios,
algunos prefieren nadar, así como a otros nos encanta ir en bici mientras que
los habrá que prefieren los gimnasios, tiene esto que ver también con la etapa
de la vida en que nos encontremos. Personalmente en la juventud nunca me
imaginé que dejaría de jugar tenis y nadar, actividades que he cambiado con los
años. Cada quien habrá de averiguar cuál es su mejor manera de realizar esa
parte. En la etapa que vivo hoy día me es grato caminar, es un ejercicio muy
recomendable porque nos da esparcimiento sereno, respirar profundo si la
caminata la hacemos debajo de zonas arboladas dará mucho más beneficio. Yo viví
con un padre que gozaba mucho el ejercicio físico y una madre que jamás ni se
le pasó por la mente hacer nada por ejercitar su cuerpo, ella era así, de vida sedentaria y muy
ordenada. Caminaba todo el día yendo y viniendo por la casa y de joven subida
de lleno en los tacones más altos que encontraba, aun para las faenas diarias.
El ruido de los tacones de mi madre al caminar aun ahora me acompaña, lo tengo
presente en mi espíritu. Si iba de prisa, si estaba tan solo transitando de un
lado a otro o si se tomaba unos minutos parsimoniosos, era un taconeo de ritmo inolvidable.
En los
comienzos de año es muy recomendable bajar los closets y solo regresar a ellos
los objetos realmente servibles. Es algo
que forma parte del modo de ser de cada persona y yo lo aprendí como faena
impostergable: El orden, decían en mi niñez, conduce a Dios. Es muy sabido y se
dice mucho la frase -como está tu closet
está tu mente- porque sanamente se desaloja lo que ya no es útil para nosotros
y puede serlo para otras personas. Mucho de lo que está en buen estado y ya no
utilizamos se puede donar a los bazares de segunda mano que son maravillosos
para que todo se recicle. En el closet se esconde una energía que hay que
mover, que hay que revolucionar y cambiar.
Las cosas que están aún servibles solemos
pensar que tal vez nos vuelvan a servir algún día, hay que ser justos, las más
de las veces acaban arrumbadas.
No
siempre logramos ver todo el universo que nos rodea tal y como es, y no pasa nada, es normal que nuestro universo
tenga sus propios límites y esté regido por cosas que se acumulan, depurar es
un verbo muy necesario. Existe una condición mental en algunos de nosotros,
algo así como que no nos queremos perder nada, y nuestra atención se exacerba a
tales grados que se puede crear ansiedad, los estadounidenses le llaman: Fear of Missing Out o en corto se conoce
como Fomo. Hoy día que nuestro universo está en mucho
regido por las redes sociales, nos vemos bombardeados con ideas que a veces son
falsas, que resultan innecesarias y hasta contaminantes para la mente. Las
llamadas fakenews están a la orden
del día.
Hablamos
también con el cuerpo, con los gestos y los silencios. Aprender a observar los
movimientos del lenguaje corporal es muy sabio.
En el
mundo de la sanidad, la misma autora M.Osuna nos dice: -La visión correcta es
reconocer que cosas son beneficiosas y cuáles no.-
De
entrada aprender a no juzgar, asunto que a veces se hace como si fuera el deporte más afín en las conversaciones.
Esta costumbre de estar poniendo valor desde nuestra mirada personal a las
acciones de otros seres humanos es pésima. Lo que hacen los otros incumbe a los
otros y si estamos en el ámbito social o político lo que más es conveniente
apreciar son los hechos y hablar desde la perspectiva de construir y no de
destruir. Cuando se utilizan las palabras correctas el discurso fluye mejor.
Hablar
lo necesario, lo justo con las mejores palabras que podamos. En particular
hacerlo con los niños les ayudará a tener más clara la visión del mundo.
Vuelve
M.Osuna y nos dice:
-El
habla correcta se basa en el pensamiento correcto-. Cuando algo es de una
manera, no debemos decir que es de otra.-
Las
bases de la conducta se aprenden desde la infancia, y la conducta siempre ha
sido de mucho mas arrastre que las palabras. Si vemos cómo se comporta una
persona, que es lo que aporta y como se desenvuelve en los ámbitos de acción
común, ya con eso nos está diciendo mucho.
El
consumo de bienes y servicios también está ligado a la conciencia. Quienes no
tienen una normativa de vida y viven con acciones que se dan sin mayor
reflexión, es seguro que esto repercutirá en la buena salud.
Para
la sanidad en general la alegría debe ser parte del ánimo, es verdad que no
siempre nos apetece estar sonriendo y alegres, mas es bueno saber que tanto
bien nos puede traer el buen ánimo.
Ser
consecuentes y tratar de tener muy despierto el sentido común es algo que a
veces dejamos de lado.
La
meditación tiene el valor primordial de ayudarnos a ejercitar el estar atentos,
las distracciones que pueden presentarse
en el curso sano de los quehaceres más sencillos pueden llevarnos a un
desbalance.
Dice
M. Osuna: -Dirigir cada vez más nuestras emociones positivamente- -Cada
pensamiento tiene energía-.
Concentrarnos
no quiere decir que nos abstraiga la vida en algún asunto y nos olvidemos de lo
demás. Se dice mucho que los varones son más proclives a tan solo realizar una
actividad a la vez, puede que sea cierto y por eso tendrán que tener más
paciencia de lograr varias cosas que tengan pendientes, las mujeres somos más
proclives a hacer varias cosas a la vez,
asunto que tiene sus bemoles y puede ser abrumante si no se lleva con cuidado y
orden. Querer todo al mismo tiempo es algo que nos puede crear desconcierto.
Hacer
lo que hacemos de la mejor manera, es el principio básico de la sanidad. El
color verde con su energía tan especial nos ayuda mucho, centrarnos con la
mirada en áreas verdes cercanas mientras hacemos las tareas diarias nos eleva
el ánimo y es muy bueno para la concentración. Se dice que la mente unidireccional
es el mejor motor para la sanidad.
Hay
situaciones que no podemos cambiar y hay que vivirlas tal cual llegan, en esos casos habremos de tener mejor actitud,
el modo de encarar es muy importante.
El
verde es un color luminoso. Lleva la luz en su interior así como la voluntad.
Es propositivo y vivo.
Nadie
tiene el derecho de cuestionar nuestras acciones y mucho menos si no lo hemos
pedido. El respeto a los modos de ser y de hacer es básico para una vida sana.
La
sanidad más necesaria en el ser humano es en el ámbito de las relaciones interpersonales.
(Continuará).MJ