jueves, 26 de mayo de 2022

 De la vida diaria.

Mar, inspiración y pintura.(2)

Encontrar dentro de nosotros mismos la voz creativa, puede ser asunto de toda la vida. MJ

Otros entornos de mar que me llegaron profundo fueron los de las islas cercanas a la Península de Yucatán. De esos entornos mis ojos se llenaron de colores tanto del mar con los turquesas varios, así como de la vegetación marina que a veces combina tonos de intensidad llenos de sol en los verdes, sepias y marrones. La claridad de los arenales a veces resulta demasiado fuerte, a mitad del día las playas reflejan tantos brillos, al grado que puede afectar a la vista. Íbamos seguido por esos lares, ya que los hermanos de mi padre tenían una propiedad frente al mar el mismo realizaba construcciones por esos sitios. No creo que exista un ser humano que quede indiferente ante el encuentro del mar Caribe, es una fuerza vital única y plena de un azul que es difícil poner en palabras, de entrada nos captura su intensidad tanto por las tonalidades como por su fuerza y movimiento, nos queda para siempre como impregnada esa imagen, sus movimientos son mucho más profundos que los de la costa Esmeralda. En ese mar aprendí a bucear, asunto que solo se dio un par de veces en mi vida y nunca más. Uno cree que por ser poco frecuentes las experiencias de algún momento vital se irán para siempre, mas la huella siempre hace su aparición en momentos menos esperados.

Después de hacer varios años de la práctica de la acuarela (que fue la técnica mas amada en los inicios de plasmar) fui encontrando otras técnicas. El grafito fue el inicio desde muy joven y me dio gran confianza para todo lo demás en cursos con el Maestro Rafael Pinto en la Escuela de Bellas. Con el Maestro Alonso Gutiérrez aprendí a ver muchas más coloraciones que las que se observan a simple vista, el me enseñó a tener presentes esos colores que no se ven fácilmente pero que ahí están.

Realmente tenía una deuda conmigo misma, de esas que uno tiene que saldar más temprano que tarde: Los lápices de color. Presentes en mi vida desde que tengo memoria, sabía que había mucho más que aprender. La persona para concretar esta tarea de pronto apareció, una maestra de arte muy bien preparada que me visito en el taller que estaba yo impartiendo en ese momento a algunos niños. Nos hicimos amigas, ella venia de la ciudad de México con una carrera en arte muy bien realizada y así fue como recibí toda esta información. Maripé, una maestra muy profesional que además al vivir cerca de mi casa, me dio por varios años las herramientas. Bien se dice que cuando el alumno está listo el maestro llega.

Para estos tiempos de perfeccionamiento de los lápices, descubría yo   el valor de los mandalas, para quedarse conmigo  para siempre. Creo que con la globalidad,   la vida social del mundo entero se ha afectado y nos ha llevado a tales grados de tensión que si no nos proponemos encontrar las maneras de propiciarnos relajación, vivimos a medias.

Mucho después de haber hecho las acuarelas de mi primer momento, tuve la oportunidad de estar participando en una clase de dibujo, eran unos talleres organizados por la facultad de Arquitectura de la Uady. Los impartió el Arq. Miguel  Ángel Reyes (q.e.p.d.), un día tomando café en un descanso le comenté como yo veía y sentía los días de la semana con color, movimiento y forma específica,  en pocos días me animó a realizarlos en trazo de carboncillo sellado con una goma especial, para luego poner acrílicos combinados con arenas silicas. Ya la tenía lista en bosquejos en lápices de color, mas me animó a darles forma en lienzos grandes. Con calma y ahínco fueron tomando forma.

Fue mucho tiempo después de que comencé mi camino por la expresión de la naturaleza que me percaté que los seres humanos no eran parte de mi interés  como tema de mis lienzos, mi esposo que es muy bueno en el dibujo con grafito, realiza muy bien el dibujo de rostros y  se ha encargando de esos retratos que habrían de ser parte de la familia. Del ser humano dentro de la concepción antropológica hablare mas adelante. Toda la humanidad está en proceso de aprendizaje continuo y reconciliación consigo misma. Hoy día los mandalas están haciendo su parte, se dice que en centros de educación de la primera infancia así como en algunos hospitales están llevando sosiego y ayudando serenar la conciencia. Es bueno encontrar el camino de dar nuestra parte sin juzgar.

Creo que solo siendo fiel a uno mismo es que la vida reivindica su sabor y su valor.   El éxito es sentir plenitud. Algunas veces se confunde este sentir con demasiado protagonismo externo y en muchos casos se interrumpe ese placer de saber por dónde vamos y a donde.

 Por ahí resonaba en mí la palabra reinventar, en estas etapas que releo hoy día está muy presente, los vocablos hay que saborearlos, escribirlos más seguido y más que nada observar que valor tienen en la acción. El momento del crecimiento y despegue de los hijos absorbe mucho, es uno de los más bellos que podemos vivir si así lo hemos elegido y aunque a veces uno se puede sentir sin aliento acompañando a los hijos, haber gozado tener descendencia es una opción muy personal y llena de valor y buenas alegrías. Admiro mucho a los que tienen claro no querer ese camino, creo que tienen toda la razón de saber por dónde quieren  ir y más que nada ir logrando los caminos elegidos, es obvio que el mundo ya no es el mismo que conocimos los que nacimos a mediados del siglo pasado. Mucho cuidado con las absurdas competencias que se crean al vivir, opacan las verdaderas razones que nos habitan como parte esencial del ser que somos.

La parte mundana de la vida merece mucho respeto, porque es capaz de darnos los espacios físicos, que fluirán mucho mejor cuando en verdad responden a nuestro ser. En algunos momentos uno quisiera salirse de todo el frenesí de la mundanidad para obtener claridad antes de continuar, y es muy válido, si hay que hacerlo si la parte emotiva lo pide, la meditación ayuda a centrar la acción y evitar dispersiones absurdas. Si tienes un mandala  en casa utilízalo como herramienta, siéntate frente a él y obsérvalo para que tu espíritu se aquiete y a la vez se expanda en la plenitud. Si tenemos paciencia podremos observar desde la línea del borde exterior (para recogernos) yendo poco a poco hacia los colores del centro, y si miramos desde el centro hacia la periferia y damos una mirada a la línea que cierra la figura, nos estaremos ayudando a expandir la conciencia. El ego se satisface creyendo que uno pertenece a ciertos grupos humanos como si eso fuera todo lo que venimos a hacer en la vida, en la existencia terrenal, también ese mismo ego conoce el valor de la circularidad y sabe que no todo le incumbe  respecto a nuestro ser. Estoy encontrando mucho que escribí del asunto de la circularidad vital, mismo tema que tratare mas adelante.

                    Asenté mi quehacer en plástica con las flores de mi entorno, esas que me hablan de dos conceptos complementarios: Fortaleza/delicadeza. Las flores del campo yucateco que nacen de un suelo rocoso con muy poca tierra son las más admiradas para mis ojos. Frágiles y pequeñas se perciben a veces imposibilitadas para soportar  las ventiscas.  

Algunos pájaros que también me ocupe de compartir con los niños que venían a mi taller de motivación infantil en el arte, fueron objeto del aqua di colore. Que felicidad es poder decirles cómo han sido nombradas  esas aves, algunas veces con nombres en maya muy sonoros como lo es: Xtacay entre otros. A veces escribíamos cuentos con los temas que pintábamos. Mis temas fueron yendo por algunas búsquedas diversas, me puede fascinar hacer una puerta añosa (proyecto abierto y en proceso) aunque continúo con variantes de flores. Una amiga yucateca que vive en Colombia comparte sus fotos de orquídeas (ella y su esposo son orquideologos expertísimos) ¿Cómo iba a dejar de plasmar esas flores tan especiales? Con el permiso de ellos como fotógrafos, las fui plasmando de una en una en acuarela. La serie se llama: -Orquídeas, Una flor- y se compuso de dieciséis y todas han tomado camino. Son ya parte de muchos entornos que supieron apreciarlas y se las llevaron.

Hace unos años descubrí que eso que me fascinaba hacer con la música (poner música y dejar ir libre la mano al ritmo) también se conocía como Zen Doodling: hacer los garabatos del alma. Decidí hacerlos pensando en las virtudes humanas que había yo estado encontrando expresadas con un color. De todo eso salieron dos series de: -Virtudes Humanas- expresadas en técnica mixta. La mayoría ya tiene dueño. Que felicidad es ver volar lo que una diseña y crea, es la satisfacción más grande dentro de la propuesta creativa de plasmar. (C

miércoles, 18 de mayo de 2022

 

De la vida diaria.

Mar, inspiración y pintura (1)

La inspiración genuina se guarda en el alma, desde ahí encontrará su tiempo de emerger. MJ

 

¿Cómo vemos y que es lo que observamos?

Los ojos de nuestros ojos solo se abren, cuando el alma esta lista para ver más allá. Sabemos que hay una gran diferencia entre ver y observar, a esto último se aprende  y se entrena al ser, a tal grado que se vuelve como respirar, es decir imprescindible para vivir.

Hay muchísimo que no vemos con los ojos físicos y que la vida va guardando en el espíritu.

El mar, nos inunda cada resquicio del cuerpo  cuando percibimos su olor a salinidad, misma que se nos queda para toda la vida, cada que estamos cerca de los entornos marinos, eso mismo (que se hace parte de las células) nos permite evocaciones muy claras, sentir y percibir muchas vivencias de antaño. Cuando yo vi por primera vez el mar, más que verlo me conquistó por el olfato, recuerdo que cada que regresaba, mis ojos se entercaban en mirar, eso que ya tenía dentro. Por los resquicios de las construcciones costeras se percibe esa franja azul/verdosa, que más que agua se nos aparece como continuidad del cielo.

Conocí el mar en una playa del norte de la península en donde mis abuelos paternos tenían una casita pequeña color rosado, frente al mar. Recuerdo que desde los amaneceres en que iríamos a visitarles en los días que ellos pasaban allí, con la mente evocaba esos olores. Mi abuela una mujer corpulenta y de voz un tanto queda y húmeda nos recibía con los brazos abiertos y yo sabía que me ayudaría a ponerme el traje de baño, en esos tiempos de los años cincuenta apenas comenzaba a utilizarse la lycra, algunas veces yo utilizaba un traje de baño de popelina que guardaba un tanto el olor a mar. Me dirigía a la búsqueda de ese placer que es la arena entre los pies, algo que gozamos mucho más cuándo somos niños y quienes estamos cerca de la costa lo sabemos en una forma muy particular. La búsqueda de conchitas era asunto obligado, mientras los abuelos en sus sillones de cuero de vaqueta nos acompañaban ahí cerca en platica con mis padres o leyendo el periódico del día. La vida en los primeros momentos nos parece tan sencilla, que de adultos bendecimos la memoria de esos instantes simples y llanos, mucho más cuando vemos lo complejo en que nos podemos convertir más tarde. De los buenos momentos hay que afanarse para desplegar las alas, tomar certeras fuerzas,  y más que nada para tener un vigor especial en los últimos años de la adultez.

Se dice mucho que hay que regresar seguido a los momentos y sitios de cuando la mente nos presta las imágenes de la infancia, son imágenes que nos dan paz. Exacto como dice Gabriel García Márquez: - La vida no es lo que uno vivió, sino lo que uno recuerda y como lo recuerda para contarla-.  Hasta el día de hoy la voz de mi abuela resuena en mí, tan nítida y clara que parece que le escucho  hablando conmigo como si hubiera sido ayer. Tal vez los lirios que estaban sembrados al borde de su pequeño corredor se me fijaron en el resquicio de los ojos,  fue de lo primero que me motivó muchos años después en mis acuarelas.

Las flores de nuestro entorno se fueron apareciendo en mis fotos  para plasmar con agua. No soy afecta a la jardinería pero la afición no es necesaria cuando algo nos  inspira, porque la inspiración es querer hablar de eso que nos da alegría tan solo con observar, como algo que sin saberlo del todo, amamos más que otras cosas. La inspiración apoya a la creatividad y ambas tienen que ver con todos los aspectos de la vida, no solo se refiere al plasmar con la técnica elegida, sino que están presentes en la recreación de la vida misma, en las acciones de cada día. Lo que realmente sucede es que de pronto queda clara una necesidad de decir a nuestra manera, y tener en cuenta que ese tema escogido es parte de uno mismo, todo se va haciendo más y más nítido y va dando pie a un arte personal. A una vida con modo particular.

                              Una tarde puede transformarse y volverse maravillosa tan solo por el vuelo de una mariposa, ahí junto a nosotros. Esa tarde en que vi la mariposa verde con toques en tonos marrón en parte de sus alas, decidí hacer en lápices de color una serie de mariposas yucatecas. Ha habido otras tardes inspiradoras pero solo algunas quedan en la mente. La mente se va haciendo selectiva. De flores y mariposas me iba llenando los ojos de la mente. Ya con los temas escogidos decidí que lo que plasmaría en los lienzos seria proveniente de mis propias fotografías, lo hice así mucho tiempo y luego no me he podido resistir cuando encuentro fotos tan disponibles y bellas en las redes. Había sido muy rigurosa en ese aspecto, mas hoy día como sé que la imagen para plasmar es tan solo la inspiración para hacerla nuestra y a nuestro modo, no  importa de dónde nos llegue la inspiración que solo despierta lo que ya llevamos dentro.

            Una mañana descubrí sin saberlo claramente (era muy niña aún) que los pinceles iban a acompañarme mucho más de cerca de lo que podría imaginar en ese momento. Nadie tiene que decirnos, es la vida misma la que muestra y desentraña lo más sagrado y lo va dejando en uno mismo. Esa mañana, mi padre me había dado un pequeño tarro de metal con la cantidad de agua suficiente para plasmar en un enorme jarrón de barro rojizo. Iba calando en mí el hecho de que la expresión por ese medio era algo básico, lo iba percibiendo. Conjuntamente iba percibiendo los colores para luego convertirse en un aspecto central de mi vida.  Aún tenía una nebulosa en mi mente para encontrar esos asuntos que solo regala el tiempo.    Uno de mis parientes por vía de mi abuela paterna ha afirmado que todos los que vivimos de niños esas playas vírgenes llevamos agua de mar en las venas. Y así mismo es que se siente. 

                       La paciencia se convierte en la mejor maestra y aliada, los derroteros de expresión pueden ser los más sencillos y solo así dar pie a lo que uno en realidad quiere plasmar. A algunos nos apasiona el lienzo, tener ese espacio abierto frente a uno mismo es la gloria y a veces propicia hasta temor del bueno, de ese que nos motiva. No importa en donde se despliegue la creatividad, lo importante es nunca olvidar que más que nada ser creativos es una actitud.

La vida misma nos lo exige y nos hace ver qué herramientas serán necesarias y así mismo lo vamos descubriendo.

Al principio de mi derrotero de plasmar con agua me interesó mucho saber más de fotografía. Tuve mucho interés en practicar con guía y me di ese gusto, tome un curso sencillo de dos o tres días con los elementos básicos, fotografiamos los frutos del árbol de jícara muy de nuestros entornos, es un fruto grande como una esfera casi perfecta y cuando aún está en el árbol tiene un verde muy bello con tonos de amarillo. Terminado el curso hice varías acuarelas. Antes de tomar el curso de  fotografía ya sabía un poco de ese arte así como de revelado, porque en épocas de mi primera juventud (que viví en la CDMX) un amigo muy querido ya me había compartido esas sapiencias. Aun sin practicar pero con cierto conocimiento uno comprende mejor algunos procesos.

El fruto de la jícara que en los pueblos de Yucatán se seca para hacer los pequeños recipientes que se utilizan en la vida cotidiana, es muy preciado en esta tierra. Muchos campesinos la convierten en recipiente para beber, o en algunos casos hasta para guardar comida. Para poner las tortillas, les conocemos como Lec. Muchas otras personas que practican esta técnica con el agua elaboran su propio papel, este no fue mi caso. Cuando comencé los lienzos los sujetaba sobre una tabla con papel engomado en los extremos para que se encogieran  lo necesario antes de plasmar, luego ya se podría poner la pintura con el tensado necesario para que no sufrieran deformaciones.

Nunca apurarnos de más, todas las cosas que serán, llegarán y aprenderemos a descubrir el valor tan enorme de los procesos y que no todos serán parte de uno mismo. Más adelante me extasié  durante mis caminatas matutinas con las flores de los montes cercanos, esas que son silvestres. Era relativamente fácil adentrarse y fotografiar.  Fui encontrando mi propia voz.

 La naturaleza tiene las maneras astutas de hacernos encontrar nuestros puntos débiles, se dice por ahí, y es que nuestras debilidades se vuelven fortalezas cuando se tratan con humildad. (Continuará).

                         

 

                       

                     

 

                   

 

                     

                     

 

 

 

jueves, 12 de mayo de 2022

 

De la vida diaria.

De natura (4)

La fragilidad en la naturaleza es solo aparente, las especies  se fortalecen desde la gestación.MJ

Mariposas de variados coloridos  revolotean bastante seguido en nuestros entornos y por algunos resquicios, no siempre las podemos observar por lo rápidas que son, a menos que vengan en grupos y nos roben la mirada y así fijar la atención con el debido cuidado que  nos permita percibir que la fragilidad en ellas es un mito, llevan una fuerza que nace desde la gestación, es la fuerza de la vida. A algunos seres les percibimos más  frágiles que a otros y de hecho lo son, mas cuanto más observamos, comprendemos esa fuerza innata que silenciosa nos habita. Seguro habremos tenido alguna mariposa entre las manos y sabemos de esa suavidad fortalecida. La gestación, esa etapa previa al vuelo les ha provisto de una fuerza insospechada. No hay contradicciones en natura, mientras más observamos más comprendemos como eso mismo nos sucede a los humanos si ejercitamos nuestra fuerza interior  que se nos ha dado desde el momento de la concepción. Resolver lo que pareciera contradictorio es parte de la evolución en la naturaleza, en mucho a eso hemos venido, tan solo a solucionar para ser capaces de ver más allá y abrir nuestras alas. Si como descubrió en sus investigaciones sobre la felicidad M.Csikszentmihalyi es el fluir lo que puede compararse con la felicidad, estar en donde nos corresponde nos permite ese flujo en la misión encomendada. Hay especies que necesitan de más cuidados que otras como es el caso de la nuestra que de no ser por los primeros años bien encausados sería difícil sobrevivir. Cuando pensamos tan solo en la cueva que nos cobijó en los principios,  nos queda clarísimo que tan preponderante es esa fuerza natural que nos ayuda a vivir y sobrevivir adversidades inimaginables. Las mariposas yucatecas tienen variados colores, van desde los marrones/rojizos, hasta los verdes esmeralda pasando por varios tonos de amarillo y  blanco. Muchas plantas les atraen y van de flor en flor. Verles revolotear alrededor  de las flores es grandioso y en épocas de primavera mucho mas ya que la luz  cambia, destellos luminosos toman diferentes tonalidades dependiendo del momento del día, y van surgiendo las horas amarillas a media tarde hasta las azules que surgen cerca de los momentos cuando hemos despedido al sol. En cada estación temporal la luz se mueve diferente, los rayos del sol toman nuevas angulaciones y todo va como girando. Es tan solo cuestión de observarlo.

Por aquí en las afueras de la ciudad en donde  vivo, hay sonidos que nos abstraen, estamos muy cerca de los montes. Por las tardes de pronto se escucha un silbido muy intenso, tan fuerte que parece que es de origen artificial, como si alguien estuviera haciéndolo como un timbre agudo. No dura mucho tan solo unos minutos, luego va perdiendo intensidad y termina por apagarse de pronto. Nos llamaba mucho la atención cuando acabamos de llegar por aquí, hasta que el joven que nos ayuda en el jardín nos aclaró su origen: -es una víbora- nos dijo. Nos quedamos boquiabiertos, hasta hubimos de preguntar ¿Una víbora?, -sí. Así es-. Ese silbar intenso cada vez es menos frecuente.

Deambulan también por nuestros lares algunas manadas de coatíes. Van como en grupos, casi siempre son de  tres o más  miembros. Son del tamaño de un zorro mediano y tienen una cola larga y rallada, siempre extendida a todo lo largo curvada hacia adentro. Estos animalitos pasean por los muros de las casas y por las mañanas se les puede ver cruzar el asfalto de un lado a otro adentrándose a los montes que aún quedan dentro del fraccionamiento. Al verlos tratamos de guardar silencio, ellos solo nos miran y toman rápido su camino sin miedo, y con precaución se alejan.

Por las tardes, solíamos escuchar también los cencerros de las vacas que eran reclutadas para volver a los establos. Cerca había algunos lugares con ganado, así que se escuchaba ese cow concert (así le decían unas vecinas estadounidenses).  En unas cuantas ocasiones entraron al fraccionamiento, las bardas colindantes eran pequeñas albarradas de piedras sobrepuestas y se derrumbaban fácil. En el jardín uno podía encontrarse con una vaca pastando.

Un 25 de diciembre me lleve una de las sorpresas más gratas que haya podido esperar en un día de Navidad. A media mañana saliendo de casa me tope de frente (como a unos tres metros de mi) con un venado mediano, caminaba con mucha dificultad resbalándose sobre el asfalto, siguió como si nada cuando me vio. Hubimos de pedir ayuda para que regresara a su hábitat.

En verdad que es grandioso todo lo que natura nos puede ofrecer para tener una mente mucho más sana y ligera, ya que al percibir esa vida que nos rodea tenemos asegurada una buena fracción de serenidad natural. Se dice mucho que quien toma la costumbre de observar seguido los entornos naturales vive una vida mucho más saludable y llena de gozo. En lo personal estoy muy agradecida con la vida que me permitió tener momentos cerca de natura desde muy niña.

Mis padres nunca tuvieron un lugar propio en la playa para veranear. La experiencia de vivir una temporada (Así se conoce en Yucatán al periodo que se pasa frente al mar) la tuvimos con unos tíos que nos acogieron cada verano y vivimos mis hermanos y yo muchas experiencias inolvidables, tanto es así, que cuando murió su hija mayor (con quien compartí prácticamente toda la vida) me nació escribir un texto que titulé: “Uaymitún siete días”. Quería honrar esos momentos vividos con ella y sus padres.

Es así que ahora que cierro estos cuatro textos dedicados a  natura, hago hincapié en mi sentir de cuanto debemos apreciar lo unidos que estamos como especie homo sapiens  con toda la naturaleza. Con algunas especies mucho más. Desde la época de las caminatas por las praderas les hemos observado, luego les cazamos para sobrevivir y ha sido también un asunto muy interesante el de la domesticación, una vez que establecimos el sedentarismo. Con las plantas ha ocurrido algo similar, poco a poco se fueron conociendo para luego convertir a algunas de ellas  en la fuente de la sanidad a través de las plantas medicinales, hasta hoy día están en investigación, es algo constante y así seguirá.  He escuchado estos días que del veneno de algunas víboras se lograrán las mejores medicinas para curar enfermedades que siguen siendo amenaza para nuestra especie.

En particular el mundo de las aves nos ha aportado mucho. Se dice que de escuchar sus sonidos el hombre fue creando el propio lenguaje de la especie y las variaciones (dependiendo del área terrestre) las observó Darwin. También se sabe que la conjunción de sonidos ordenados es lo que dio pie a las primeras melodías musicales. Se han podido detectar notas muy concretas en el piar de algunos pájaros, cortas, largas y relativas a ciertas horas del día, a eventos que perciben (como antes de la lluvia o después de la puesta de sol) o  para atraer a la pareja. Se dice que Mozart replicó en algunas de sus melodías el sonido de los Estorninos, aves que eran cercanas a su entorno, muchas sinfonías están inspiradas en sonidos naturales.

El desafío a la gravedad es otro asunto que ha intrigado mucho a nuestra especie. La observación del vuelo de las aves está registrada desde la prehistoria y ya más adelante fue objeto de interés de Leonardo Da Vinci. Creímos que podíamos volar y lo logramos gracias a esas minuciosas observaciones.

Estamos eternamente unidos a la naturaleza y por ende es algo que como adultos sería maravillosos tener muy en cuenta siempre y mucho más  cuando tenemos niños con los que compartimos, para que ellos la aprecien y más que nada respeten sus manifestaciones como algo sagrado. Solo haciendo conciencia es como este bello planeta se preservará. MJ

 

Nota: El texto completo de “Uaymitun siete días” se puede consultar en mi blog personal: majocreativa.blogspot.com

 

 

 

 

 

 

 

 

 

miércoles, 4 de mayo de 2022

 

De la vida diaria.

De natura (3)

La naturaleza siempre nos puede sorprender, dejemos que su esencia viva se haga parte de nosotros .MJ

En otras épocas del año mi padre iba a cacerías  más lejanas dentro de la península. En Yucatán la variedad de hábitats y entornos tiene así mismo diferentes tipos de selva baja y ejemplares de animales bien localizados. En una ocasión se volvió a organizar que los niños acompañáramos  a la cacería y fueron invitadas las mamás, porque eran jornadas de dormir en el monte y los más chicos no íbamos monte adentro. Mi madre repeló bastante para no ir (creo que las señoras  esposas de cazadores tomaban esas salidas de sus maridos para descansar un poco de ellos) mas al fin accedió. Había que ir en jeeps por caminos de polvo muy sinuosos y bastante lejos, mi padre había adaptado un Land Rover con banca alta (para venadear) así que por el camino nosotros a veces disfrutábamos de esa vista maravillosa desde arriba. El sitio estaba plagado de corozos (palmas muy altas y delgadísimas con fronda pequeña). Por esos caminos al Norte de la península hay monos aulladores que se dejaban ver de pronto, así como sonidos muy diversos del monte. Cuando hay vientos los árboles subcaducifolios y caducifolios (que mudan parte o todas sus frondas y a veces tienen vainas con semillas) cantan parece que hicieran un sonido como de maracas al ritmo del viento. Los pavos se dejaron escuchar. Los adultos nos pedían silencio para que al apagar el motor de los vehículos disfrutáramos mejor los sonidos de natura.

Llegamos a un Rancho rustico de casitas formadas por paredes de flacos troncos de árboles de monte, por los que se podía ver a través.   Las madres se aterraron porque ahí íbamos a pernoctar varias noches y los maridos se murieron de la risa, yo creo que para darles confianza. Se colgaron las hamacas de inmediato y todos nos mecimos felices, niños al fin, no teníamos el menor reparo a una aventura tan singular.

Por ahí en el lateral del corredor terroso  de entre las casitas, un día a media tarde se escuchó el ir y venir de alguien. Nos asomamos y no vimos a nadie,  la maleza está más tupida, así que nos esperamos un rato y venidos a averiguar,  era la llegada de una enorme manada de cebúes blancos que conducidos por su dueño, pasaron muy cerca de nuestras casas rosándolas, les vimos pasar con paso bastante presuroso e irse sin más. Las enormes gibas se balanceaban casi a la altura de nuestros ojos y los cencerros hicieron tremendo escándalo. La salida a cazar (que sabíamos era solo de adultos en esta ocasión) se organizó con todo, nos encantó ver los preparativos con mas enceres ya que habrían de pernoctar en el monte y llevaban unas pequeñas hamacas muy prácticas, que al enrollarlas quedaban del tamaño de un puño. Iban básicamente por pavos de monte y venados.

Me encanta la definición de Aldous Huxley:

-Experiencia no es lo que sucede al hombre, es más bien lo que el hombre hace con lo que le sucede-. Esas pequeñas hamaquitas ya en la ciudad y en casa, las tomábamos para los juegos infantiles de mecer a las muñecas, mi padre nos pedía que se las cuidáramos, a fin de cuentas eran un tesoro para él.

Hacer que los días cobren un sentido extraordinario, una tarea que entra al rubro de las acciones impostergables y más si se trata de apreciar la naturaleza.

                         Los pájaros crean a diario una sinfonía con sus cantos, nunca es igual y en el monte mucho más. A diferencia de otros animales, los pájaros están con más presencia por la fuerza de su piar y sus cantos, son una melodía gratificante en los primeros destellos de cada día. Con un tanto de sutileza tímida, el murmullo de sus gargantas va aumentando, como que cuando el sol empieza a salir eso les anima a despertar y luego ya con toda la luz su fuerza abarca mucho más. Los pequeños pero fuertes rayos del sol van penetrando en los resquicios. A  las palomas de monte se les escucha allá en la lejanía, les define un murmullo como ahogado y tímido, apagado e intermitente por momentos, es como un avisar que ha amanecido. Hay que hacer silencio para disfrutar de ese sentimiento que emiten  como de una tristeza milenaria, muy parecido al que hace un pequeño búho. A veces podrían confundirse, mas la diferencia estriba en que el búho murmura en soledad y mucho más leve, es de menor tamaño, no es  más grande que una naranja y  se mimetiza muy bien como si fuera un tronco. Cuando los padres volvían al Rancho después de uno o dos días de ausencia, era una gran algarabía verlos llegar y nos prestaban sus largavistas para ver mejor a los pájaros. Algunas aves son más audaces, se acercan a las casas y se apropian de los espacios con gran naturalidad. También he observado que con el cambio de las estaciones los cantos son diferentes y los pájaros que las entonan  varían. El modo del canto se va dando si hay lluvia o no en puerta, si hay mucho viento y hasta si otros pájaros se presentan inesperados y son regañados por los que se han apoderado de un sitio en especial. Hoy día a veces les doy alpiste en el pretil de una terraza alta, y las palomas siempre tienen que esperar a que los piches les den oportunidad de comer.

Los pájaros tienen códigos de comunicación. Las grandes Chachalacas también visitan estos lares. En el monte se les escucha muy fuerte porque van en grupos mayores. Llegan a las ramas altas de los árboles ya entrada la mañana y despliegan sus colas que son muy amplias y bonitas, caminan por el suelo desplegando las plumas abiertas como un enorme abanico. Por aquí van en grupos pequeños y comparten con el pájaro T¨´ho, con los Xtacay y con las Yuyas. Los Carpinteros ocupados de sus guaridas de puerta circular en los troncos, están muy ocupados y se les ve de pronto de uno en uno.

Una tarde mientras leía en un pequeño espacio de casa, que da de lleno al jardín, presencie algo bellísimo, un nido de Yuyas (colgantes) había sido tejido en un árbol de monte y por alguna razón alguno de su habitantes no podía salir a comer, otro de ellos le traía los frutitos y se los colocaba en el pico abierto que apenas se veía a la entrada del nido, las vueltas a llevar el preciado alimento fueron miles, casi toda la tarde antes del anochecer. ¡Qué espectáculos nos presenta la natura cuando sabemos descubrirlos y más que nada disfrutarlos! La semana pasada tuve una de las experiencias más interesantes de la naturaleza me ha permitido presenciar en viva piel. Tengo el taller de arte fuera de casa, en un lugar cercano al que he de ir en automóvil. Con la pandemia deje de ir tan seguido, iba solo a regar el pequeño jardín que he cultivado ahí. Nada me hace más feliz que cuando abro la manguera y los piches  bajan a tomar agua del pequeño chorro cuando lo asiento sobre el césped, dando pequeños saltos disfrutan empapándose en el agua fresca. La otra tarde se quiso unir una paloma de monte al gozo del agua, -me encantan las palomas de monte porque son cultivadoras de paciencia-, tímida se iba acercando muy poco a poco y aun así  tuvo que esperar su turno, los que mandan el juego le pusieron un alto. En días pasados me quede ahí afuera un rato más de lo normal y escuche que piaban diferente, como avisándose unos a otros de algún peligro, pensé: ¿seré yo el peligro?

Me dio la impresión de que uno llevaba la voz cantante, se movía de un árbol a una palmera cercana con un graznido como amenazador como si estuvieran en comunicación entre ellos. Yo seguí impávida, aunque sí me llamó la atención que no bajaron a beber, -pensé- es porque estoy presente. Antes de soltar la manguera para entrar y dejarles espacio para beber y disfrutar a sus anchas, tuve el primer encuentro: Uno de esos pájaros se dejó caer como un meteoro en picada sobre mi cabeza, sus alas revolotearon  fuerte tocando mi coronilla y yo casi me caigo del susto, lo que me hizo entrar más rápido y preguntándome ¿a qué se debe este comportamiento? ya en resguardo pensé: ¿Estarán pensando que en realidad este  jardín es de ellos y yo soy la intrusa? No lo sé.  Me regresé a casa con la incógnita. Ya hablando el asunto con mi hijo (que tiene su oficina ahí) pensamos que estarían  cuidando del nido en un árbol cercano y mi presencia los alertó. Pasados unos días todo se normalizó.

Entre otros temas que también he narrado en mis escritos de finales del siglo, es la felicidad que permanece en mí de haber compartido con mis padres ya mayores. En su silla de ruedas mi madre dio amplios paseos por los entornos cercanos y le vi disfrutar en la terraza mientras se bañaba al perro. En esos momentos no caía en cuenta que importante es para los adultos mayores los días establecidos para compartir, a veces por cualquier pretexto uno cambia las rutinas y los adultos que están esperando las visitas se decepcionan. Observo cómo lo viví y cómo lo vivo hoy día cuando ya nosotros somos los abuelos y cómo valoramos esos momentos con los hijos que han de organizar sus rutinas a modo de vernos con regularidad. (Continuará) MJ