De la vida diaria.
Mar,
inspiración y pintura.(2)
Encontrar
dentro de nosotros mismos la voz creativa, puede ser asunto de toda la vida. MJ
Otros
entornos de mar que me llegaron profundo fueron los de las islas cercanas a la
Península de Yucatán. De esos entornos mis ojos se llenaron de colores tanto
del mar con los turquesas varios, así como de la vegetación marina que a veces
combina tonos de intensidad llenos de sol en los verdes, sepias y marrones. La
claridad de los arenales a veces resulta demasiado fuerte, a mitad del día las
playas reflejan tantos brillos, al grado que puede afectar a la vista. Íbamos
seguido por esos lares, ya que los hermanos de mi padre tenían una propiedad
frente al mar el mismo realizaba construcciones por esos sitios. No creo que
exista un ser humano que quede indiferente ante el encuentro del mar Caribe, es
una fuerza vital única y plena de un azul que es difícil poner en palabras, de entrada
nos captura su intensidad tanto por las tonalidades como por su fuerza y movimiento,
nos queda para siempre como impregnada esa imagen, sus movimientos son mucho
más profundos que los de la costa Esmeralda. En ese mar aprendí a bucear,
asunto que solo se dio un par de veces en mi vida y nunca más. Uno cree que por
ser poco frecuentes las experiencias de algún momento vital se irán para
siempre, mas la huella siempre hace su aparición en momentos menos esperados.
Después
de hacer varios años de la práctica de la acuarela (que fue la técnica mas
amada en los inicios de plasmar) fui encontrando otras técnicas. El grafito fue
el inicio desde muy joven y me dio gran confianza para todo lo demás en cursos
con el Maestro Rafael Pinto en la Escuela de Bellas. Con el Maestro Alonso
Gutiérrez aprendí a ver muchas más coloraciones que las que se observan a
simple vista, el me enseñó a tener presentes esos colores que no se ven
fácilmente pero que ahí están.
Realmente
tenía una deuda conmigo misma, de esas que uno tiene que saldar más temprano
que tarde: Los lápices de color. Presentes en mi vida desde que tengo memoria,
sabía que había mucho más que aprender. La persona para concretar esta tarea de
pronto apareció, una maestra de arte muy bien preparada que me visito en el
taller que estaba yo impartiendo en ese momento a algunos niños. Nos hicimos
amigas, ella venia de la ciudad de México con una carrera en arte muy bien
realizada y así fue como recibí toda esta información. Maripé, una maestra muy
profesional que además al vivir cerca de mi casa, me dio por varios años las
herramientas. Bien se dice que cuando el alumno está listo el maestro llega.
Para
estos tiempos de perfeccionamiento de los lápices, descubría yo el
valor de los mandalas, para quedarse conmigo para siempre. Creo que con la globalidad, la vida social del mundo entero se ha
afectado y nos ha llevado a tales grados de tensión que si no nos proponemos
encontrar las maneras de propiciarnos relajación, vivimos a medias.
Mucho
después de haber hecho las acuarelas de mi primer momento, tuve la oportunidad
de estar participando en una clase de dibujo, eran unos talleres organizados
por la facultad de Arquitectura de la Uady. Los impartió el Arq. Miguel
Ángel Reyes (q.e.p.d.), un día tomando café en un descanso le comenté como yo
veía y sentía los días de la semana con color, movimiento y forma específica, en pocos días me animó a realizarlos en trazo
de carboncillo sellado con una goma especial, para luego poner acrílicos
combinados con arenas silicas. Ya la tenía lista en bosquejos en lápices
de color, mas me animó a darles forma en lienzos grandes. Con calma y ahínco
fueron tomando forma.
Fue
mucho tiempo después de que comencé mi camino por la expresión de la naturaleza
que me percaté que los seres humanos no eran parte de mi interés como tema de mis lienzos, mi esposo que es muy
bueno en el dibujo con grafito, realiza muy bien el dibujo de rostros y se ha encargando de esos retratos que habrían
de ser parte de la familia. Del ser humano dentro de la concepción
antropológica hablare mas adelante. Toda la humanidad está en proceso de aprendizaje
continuo y reconciliación consigo misma. Hoy día los mandalas están haciendo su
parte, se dice que en centros de educación de la primera infancia así como en
algunos hospitales están llevando sosiego y ayudando serenar la conciencia. Es
bueno encontrar el camino de dar nuestra parte sin juzgar.
Creo
que solo siendo fiel a uno mismo es que la vida reivindica su sabor y su valor.
El
éxito es sentir plenitud. Algunas veces se confunde este sentir con demasiado
protagonismo externo y en muchos casos se interrumpe ese placer de saber por
dónde vamos y a donde.
Por ahí resonaba en mí la palabra reinventar,
en estas etapas que releo hoy día está muy presente, los vocablos hay que
saborearlos, escribirlos más seguido y más que nada observar que valor tienen
en la acción. El momento del crecimiento y despegue de los hijos absorbe mucho,
es uno de los más bellos que podemos vivir si así lo hemos elegido y aunque a
veces uno se puede sentir sin aliento acompañando a los hijos, haber gozado
tener descendencia es una opción muy personal y llena de valor y buenas
alegrías. Admiro mucho a los que tienen claro no querer ese camino, creo que
tienen toda la razón de saber por dónde quieren ir y más que nada ir
logrando los caminos elegidos, es obvio que el mundo ya no es el mismo que
conocimos los que nacimos a mediados del siglo pasado. Mucho cuidado con las
absurdas competencias que se crean al vivir, opacan las verdaderas razones que
nos habitan como parte esencial del ser que somos.
La
parte mundana de la vida merece mucho respeto, porque es capaz de darnos los
espacios físicos, que fluirán mucho mejor cuando en verdad responden a nuestro
ser. En algunos momentos uno quisiera salirse de todo el frenesí de la mundanidad
para obtener claridad antes de continuar, y es muy válido, si hay que hacerlo
si la parte emotiva lo pide, la meditación ayuda a centrar la acción y evitar
dispersiones absurdas. Si tienes un mandala
en casa utilízalo como herramienta, siéntate frente a él y obsérvalo para
que tu espíritu se aquiete y a la vez se expanda en la plenitud. Si tenemos
paciencia podremos observar desde la línea del borde exterior (para recogernos)
yendo poco a poco hacia los colores del centro, y si miramos desde el centro
hacia la periferia y damos una mirada a la línea que cierra la figura, nos
estaremos ayudando a expandir la conciencia. El ego se satisface creyendo que
uno pertenece a ciertos grupos humanos como si eso fuera todo lo que venimos a
hacer en la vida, en la existencia terrenal, también ese mismo ego conoce el
valor de la circularidad y sabe que no todo le incumbe respecto a nuestro ser. Estoy encontrando
mucho que escribí del asunto de la circularidad vital, mismo tema que tratare
mas adelante.
Asenté mi
quehacer en plástica con las flores de mi entorno, esas que me hablan de dos
conceptos complementarios: Fortaleza/delicadeza. Las flores del campo yucateco
que nacen de un suelo rocoso con muy poca tierra son las más admiradas para mis
ojos. Frágiles y pequeñas se perciben a veces imposibilitadas para
soportar las ventiscas.
Algunos
pájaros que también me ocupe de compartir con los niños que venían a mi taller
de motivación infantil en el arte, fueron objeto del aqua di colore.
Que felicidad es poder decirles cómo han sido nombradas esas aves, algunas veces con nombres en maya
muy sonoros como lo es: Xtacay entre otros. A veces escribíamos cuentos con los
temas que pintábamos. Mis temas fueron yendo por algunas búsquedas diversas, me
puede fascinar hacer una puerta añosa (proyecto abierto y en proceso) aunque continúo
con variantes de flores. Una amiga yucateca que vive en Colombia comparte sus
fotos de orquídeas (ella y su esposo son orquideologos expertísimos) ¿Cómo iba
a dejar de plasmar esas flores tan especiales? Con el permiso de ellos como
fotógrafos, las fui plasmando de una en una en acuarela. La serie se llama:
-Orquídeas, Una flor- y se compuso de dieciséis y todas han tomado camino. Son
ya parte de muchos entornos que supieron apreciarlas y se las llevaron.