jueves, 24 de febrero de 2022

 

De la vida diaria.

Un museo vital. (2) (Compartido)

                         La clave de conocer bien nuestro centro, nos hará comprender la paja de la vida. MJ

En los museos siempre hay piezas clave. Es indiferente que tengamos o no afinidad con ellas, o con un espacio que alberga un objeto central, su importancia está presente, por lo que el esfuerzo para disfrutar con el valor de algo es opcional. Así también hay mucho de relleno que habremos de aprender a mirar como tal, esa paja que solo sostiene como complemento y sostén y no por eso menos importante. Descubrir es un placer enorme, conforme nos vamos haciendo mayores lo que observamos es determinante y si sentimos que estamos en un ámbito espacial demasiado amplio y que pareciera ser imperativo verlo todo, ya escoger y preferir será la táctica de un placer previsto.

Esto lo podemos observar también en la vida de pareja. Siempre me ha parecido interesante que es lo que define la vida en común de dos personas y  he observado desde hace mucho, tanto  la que se ha dado ante mis propios ojos, así como más allá de mis fronteras. Hoy día se están dando giros muy fuertes que asustan a muchos, son tan solo la consecuencia del despertar de una conciencia más afín a nuestra centralidad y un justo medio al complemento. Mas no hay nada que temer ya que es la conciencia de lo que sí somos lo que determina nuestro centro. En idos tempores los ámbitos grandes y espaciosos de la vida de las parejas daban pie a demasiadas interpretaciones y a muchas acciones desvirtuadas, los objetivos clave se perdían y aunque se cumplía de forma, no estoy segura de que se hiciera de fondo. La vida  era mas de asumir que de vivir felicidad. La paja determinó mucho y conocimos la amargura de la generación pasada, observé a muchas mujeres que se ahogaron en sus pajares y aunque no siempre por los mismos motivos,  todos ellos estuvieron relacionados a tomas de decisiones que no provenían de sus centros. Esto se dio  a tales grados que sus descendientes ya no quisieron ir por los mismos caminos conocidos.

Habremos de entender respecto a la vida de pareja, que en los principios de la vida social era una necesidad de vida o muerte porque estábamos poblando el mundo. No había tiempo para observancias de centralidad o complemento, la vida tenía que transcurrir en el cuidado de los críos que llegaron al mundo en oleadas numerosas. Hoy día eso ya no es así, el mundo ya está demasiado poblado y aunque no es un argumento para muchos que deciden procrear, si lo es para las naciones que están ya desbordadas en su tasa de nacimientos. Hoy es una elección totalmente viable y honesta lo que cada ser decide vivir. En los años medios del siglo pasado se promovió mucho la vida de familia, algo necesario para el apoyo de los primeros años de vida de un crio, y que bueno que lo sigue siendo cuando se elige procrear. Mi padre que era de pocas palabras me lo dijo claro como el agua: -elegir la vida de pareja es una vocación, como cualquier otra, no todos la tienen-.   Cuando los convencionalismos apachurran al ser  (como en el museo que vemos de pronto demasiadas cosas expuestas y nos cuesta sacar en claro lo importante) es que ya hay que tomar cartas en el asunto, revisar. Fue ahí por los años setentas cuando los de las generaciones que nacimos en la década de los años cincuentas comenzamos a escuchar de parejas que querían vivir una vida juntos sin procrear. Así mismo y poco después escuchamos y vimos de personas que querían una vida mono parental, es decir ser padres solteros. Y ahora vemos mucho más abiertamente que hay personas que se unen siendo del mismo sexo para vivir sus vidas de relación compartida. Aterran  a veces los cambios, porque las nuevas opciones se asocian con distorsión, cuando en realidad se está buscando y logrando una afinidad más genuina, para vivir la vida mucho más serena y compartir lo emotivo en apoyo mutuo, que es lo mas importante y  válido. Compartir cómo y cuándo lo decidamos es algo de nuestra esencia, somos así desde el principio de nuestra vida homínida, aunque lo que se va afinando a veces pareciera que es tan solo un espejismo. También es válido escoger la soltería, es un hecho que hay seres que no quieren vida personal en cercanía con nadie. ¿No hay piezas expuestas en el museo en una sola vitrina? Lienzos enteros de pared ocupados tan solo para disfrutar de una y única  pintura. Es pues el momento de entender que la diversidad (que estuvo guardada por milenios y producía mas sufrimiento que bienestar) de pronto salió a la luz y de las bodegas del museo de la vida van saliendo nuevas piezas únicas. Cultivar la cordialidad se vuelve un most  y ni qué decir del valor de la aceptación. Es lo emocional lo que nos mueve en la vida de relación. No podemos ponernos el saco de jueces ante voluntades que están dando giros justos y necesarios. Qué bueno parecería ser que tan solo se dieran las afinidades como las hemos conocido siempre y que fueran funcionales, mas aquí entra la parte real: no es lo que creemos porque ha sido de tal manera por años, no es tampoco por cuánto tiempo  se haga algo, es mas bien si lo que se practica es un bien para crecer. Comprender lo que nos define de fondo como parte de la especie a la que pertenecemos.

 Lo que nos acerca a las personas son las afinidades, ya definidas éstas podremos hablar de valores compartidos y de credos. No hay que pensar que podremos tener afinidad siempre, si alguna vitrina del museo no es parte de nuestro interés, tal vez en otra vuelta más adelante se nos presente la oportuna visión. Yo creo que el problema actual de la vida de pareja es que cada vez nos queda mucho mas claro que estamos hablando de dos entidades autónomas e integras, que por eso mismo ya no es tan fácil el manipule social, y si se sigue dando y seguirá (para desgracia de la especie) también hay que aceptar las nuevas propuestas. En tiempos pasados había mas la costumbre de anular lo personal en pro de una causa en común, el pasado no exigía propiamente compartir, era más importante cumplir, mas ¿con qué se cumplía? Con uno mismo seguro que no.  Cuando  al entrar a un museo creemos que habremos de recorrerlo todo, solo de pensarlo ya quedamos exhaustos. Las féminas nos hemos adaptado mucho mejor a los roles impuestos por la inminencia de la maternidad, asunto que nos hizo creer con las nuevas posturas mentales que esto era una opresión, cuando en realidad solo es una elección  que se toma como una de tantas. En lo personal, como a muchos de mi generación nos tocó una vida muy llevadera, tenemos claro que no fue porque se dieran siempre amores eternos entre las parejas de nuestro entorno, era tan solo que se asumían roles sin mayor cuestión. En estos días he visto una película que da la impresión de ser bastante superficial cuando en realidad en algunos momentos nos muestra cómo ha cambiado la mente de los jóvenes en asuntos de relaciones interpersonales. Es una cinta de una joven cineasta mexicana llamada Catalina Aguilar Mastreta. Se titula: “Todos queremos a alguien”.  En unas frases al principio del filme se afirma como estamos a veces tan equivocados sobre la propia vida, que se pueden vivir engaños que pareciera que son visiones de cuento de hadas. Dice la protagonista: -el amor de verdad es improbable… es privativo de unos cuantos- y esto si les va bien, diría yo.

Elegir nunca debe crear incertidumbre. Si es incierto lo que sentimos deberemos revisar porque tal vez estamos escogiendo a la ligera. A veces podremos recordar (quienes fuimos niños en las décadas medias del siglo pasado) como otros elegían por nosotros. Bendecimos la hora en que ya va quedando extinta esta costumbre y hoy lo vemos claro con los críos que nos rodean. Si un ser humano no sabe qué elegir desde sus primeros años, difícilmente podrá tener claro su derrotero. La vida no debe vivir al ser, es el ser quien debe vivir a la vida.

Cuando yo comencé mi vida de pareja tenía muchas ideas equivocadas.  La primera era que cada dirección intelectual que teníamos en la mente debería ser al menos conocida por el otro.  Fue tan claro el asunto de que eso no era posible, que dividimos los libreros, dejando un espacio en lo que si éramos más afines y podíamos compartir.  No somos siameses cuando elegimos compartir momentos de vida, hemos de definir que se comparte y que no.

 La vida de muéganos (es decir todo junto, todos juntos) puede llevar a algunas personas a ámbitos que no les interesan, y propiciar neurosis. ¿Has sentido una bruma en tu mente ante una vitrina retacada? Es por ello que resulta sano que en el núcleo familiar los temas personales solo se tocan cuando se preguntan o requieren. Es un arte la conversación fluida. En lo personal llegue tarde a la repartición del humor de disfrutar con las bromas. Esa vitrina no forma parte de mi museo,  en casa todos lo saben muy claro e irónicamente las bromas son muchas veces en la dirección de ese faltante, y me rio de mí misma.    Es sabido que de lo que carecemos nos surge admiración. (Continuará).

                       

miércoles, 16 de febrero de 2022

 

De la vida diaria.

Un museo vital. (1) (Compartido)

                       Vivir es como avanzar por un museo: es luego cuando empiezas a entender lo que has visto. Audrey Hepburn.

 

Esta frase me gusta mucho porque encierra una realidad: Muchas situaciones solo las comprendemos una vez que hemos salido de la escena del fragor diario. No quiere decir que la intensidad nos nuble el entendimiento, mas a veces hay que centrar mas la atención en lo presente y la verdadera razón de la vivencia y el hecho en el que estamos terminará dándonos mas conocimiento después. No quiere decir tampoco que los seres humanos seamos de efectos retardados, mas sí se refiere a aquello que una vez vivido toma su tiempo en volverse actuante en el ser. Bien claro lo tenía la Hepburn, es así que pensar que la vida es como un museo tiene mucho sentido. Retrata muy bien lo que  todos vivimos, este paseo que es la vida se vuelve más grato  para comprender de qué forma damos pie a la intención y ponemos de nuestra parte en el modo de visualizar un andar con toque personal. Todos vemos, pero no todos observamos lo mismo. Cada fragmento de vida, así como cada pieza de un museo tiene un dialogo diferente para cada persona.

La observación que vamos haciendo de las acciones importantes no deja de estar acompañada y acompasada de los pormenores complementarios, mas no hay que confundir una cosa con otra, lo valioso es saber qué distingue a esa centralidad, lo que nos permite saber mejor qué hemos vivido y como eso mismo nos hará bien. La frase: No hay mal que por bien no venga es muy propicia en este pensar, porque aun dentro de algo que no nos agrade podríamos aprender a ver los puntos de luz.

Amar los museos es algo que se practica y se vuelve un quehacer lleno de gozo. A veces se cree que hay que verlo todo, no dejar nada sin un vistazo en la visita, pero no es así, si algo nos interesa más habremos de detener el paso y obtener un ritmo,  y si se va en compañía tal vez se puedan compartir descubrimientos sin perder de vista que un museo es un gozo muy personal. Tiene todo que ver con ese afán que proviene desde la infancia de descubrir, que se implanta de a poco y se parece mucho al amor a leer, y aunque algunas veces no se comprenda todo el beneficio desde temprano, seguro será una actividad que jamás dejaremos de practicar. Tuve la buenaventura de que las dos acciones las conocí desde niña como si fueran parte del respirar y se quedaron bajo mi piel como un signo de lo que mis padres con naturalidad fomentaron, con la adultez a uno se le reaparecen esas acciones con renovado interés. Todos llegamos al momento vital de volvernos a ver, y encontrarnos en ese museo vital que es nuestra vida personal.

En lo personal los colores han sido trascendentes en mi vida desde que tengo recuerdo. Tanto en mis visitas a museos como en el gozo de las páginas de un libro, eran los coloridos los que me calaban hondo. Más tarde que temprano he comprendido y añadido a mis percepciones los colores emocionales y tener claro que son parte y dan mucho para disfrutar, en el mundo de hoy van más ligados a la inteligencia emocional, son tonos nuevos de formas de ser y están ligados al devenir de la conciencia transformándose.

Absolutamente el sentido de la conciencia ha cambiado. Ser conscientes en parte se ha convertido en tener la información necesaria (ni más ni menos) para lograr una misión consustancial de Ser Humano en interacción e intención especifica con el mundo. La concepción de que somos uno con el orbe y con nuestros entornos va siendo cada vez más necesaria. Aunque comprendamos la dimensión espiritual como tal y nos sea tan importante para lograr los niveles de conciencia, en primera instancia la vida real se desarrolla en los ámbitos de lo  terrenal y esto es a veces muy demandante y absorbente y es por eso mismo que hay que aprender a dar tiempo a los tiempos. Si no depuramos lo que determina la psiquis, que es: - la armoniosa relación entre lo que sabemos y lo que creemos que es la verdad-  no lograremos el equilibrio, que no es un ideal, es más bien una  consustancialidad de nuestro percibir y como lo procesamos en la vida de cada día.

Antiguamente se hacía referencia a este concepto de conciencia, como un gusanito que nos hablaba en la mente y nos hacía ver nuestros errores. Y ¿Los aciertos, donde quedarían? Parecía que era más importante responder a la generalidad social y estar armoniosos con los entornos, que con nosotros mismos. La vida personal muy cultivada hasta se pensaba que era un modo de egoísmo. Se dice mucho que una vez que comprendimos qué tanto nos incumbe nuestra salud mental, es que el mundo se va asumiendo más consciente. Nos parecía (al menos así me pareció en parte de mi infancia) que esa voz de la conciencia era un tanto represiva. Como que debíamos ser nuestros propios jueces, pero de una manera muy severa y tajante. En realidad esa voz existe y no es más que la voz del yo profundo que es estupenda y debe dejarnos claro lo que somos para ser fieles a eso mismo y nada más. Todo el problema actual de la conducta distorsionada tiene que ver con habernos soltado de la mano de nosotros mismos y haber escogido caminos que no nos pertenecen. Escoger no es lo mismo que elegir, esto último conlleva una certeza de que con lo que hemos optado habrá crecimiento.

Hoy día que las agresiones entre nuestros congéneres han tomado visos insospechados, es cuando más nos viene bien pensar que es lo que estamos haciendo para transformar la conciencia. Ante todo no olvidar que la agresión surge del miedo y no es de la naturaleza del homo sapiens,  la desarrolla por desbalance hormonal a veces o por mera acción de creer que será el mas fuerte en un momento dado, cuando la sola agresión es fuente de debilidad. También la conciencia nos permite ver que el feminismo no lo será con su intención original mientras no entendamos nosotras mismas (las propias féminas)  que los cambios  están en la mente y en el entendimiento de nuestra evolución y no solo en conductas externas. Vivimos bajo paradigmas establecidos por la civilización y a la mayoría nos viene de maravilla seguirlos porque es lo que nos agiliza y facilita  la vida, mas nunca la vida más fácil ha sido la más feliz. Somos imitadores por naturaleza, nos encanta hacer lo que hace el otro, más si esa acción no nos vincula con lo que somos nos hará daño. Así también  el estupendo concepto de inconsciente colectivo forjado por Carl Jung nos deja claro que todos somos parte de muchas cosas de nuestra especie y que las hacemos por inercia, esto resulta muy bueno pero a la vez nos desliga de un  esfuerzo, ese mismo que ha costado el llegar hasta donde estamos. Nada ha sido gratis y no debemos olvidarlo. Todo ser que empieza a dirigir su vida con parámetros únicamente basados en los de otros seres, corre el riesgo de perderse. Las féminas imitando a los varones no llegaremos lejos, porque no esa es la esencia del feminismo. Cuando mi nieto de casi cuatro años llega del otro lado de la puerta  en la cocina de la casa, el miriñaque no nos permite vernos con claridad y nos vemos borrosamente, aun así nos dice: -les veo, están en su casa- solo está afirmando lo que él mismo ve y nos lo hace saber verbalizando su verdad. Y así se gestan todas las verdades, lo que se vuelve mentira es cuando se afirma algo a través de la mente de otro. Nada descabellado resulta  el hecho de hablar con nosotros mismos. Hoy día los jóvenes ya se están dando cuenta de esto y los toros ya no se ven siempre desde la barrera sino en el ruedo personal.

Dejar que las palabras tomen asiento en uno mismo es un arte. Recibir y dejar asentarse lo vivido para luego dar camino a un entender mas fino y que los conceptos entren  con su propio ritmo  a nuestro ser, a nuestra mente y nuestras acciones. Contarnos el mundo que vivimos y no solo actuar por imitación.

Ya lo dijo Virginia Woolf: -Cuidar la palabra yo-. Esta escritora llega a afirmar que:- el yo, es algo que designa a alguien que en realidad no existe-. Y he ahí el problema: Podemos estar teniendo argumentos que en realidad no ponen en riesgo nuestra existencia en general, nuestro yo más básico, más si ponen en riesgo nuestra verdad personal y hacernos inexistentes.  ¿De qué nos sirve vivir mimetizados? Cuando la verdad personal se pierde, corremos el riesgo de llegar a límites que pueden causar dolor. Cuando el yo se manifiesta tan solo en la tónica muy general, la vida sigue existiendo pero es una pobre vida, aunque este cuajada de materialidad. A veces el esfuerzo de volver a mirar lo vivido cuesta, pero es el único camino para crecer.

Caroline Myss nos dice: - en las afinidades somos raras avis.- (Continuará).

 

jueves, 10 de febrero de 2022

 

De la vida diaria.

De  Amistad. (Compartido)

 

Conocer los diversos tipos de Amistad es conciliar con uno mismo, con todos. MJ

 

No creo que exista ser humano en este planeta que no se haya planteado como algo de especial gozo, el poder definir lo que es la amistad para sí mismo, solo así se puede concebir mejor y lograr comprender un poco más, porque solo se puede hablar de esa feria según nos va en ella. Es en la adultez cuando nos queda claro cómo estos conceptos se asientan y nos permiten ser comprendidos con lo que hemos vivido en la práctica, complementado con las muchas definiciones que pudiéramos obtener, porque la amistad es de varios tipos.

En lo personal he logrado conciliar lo que siento al respecto en una buena amalgama de práctica y teoría, ya que lo que he vivido me ha dado esas certezas del pensar aunado al actuar,  esa dupla de conciliación es necesaria, no existe mejor definición que la que cada uno vamos viviendo. Ante todo me ha quedado muy claro que la primera amistad es la que tiene uno consigo   mismo y aunque de esto no estemos tan consientes sino hasta llegados a cierta madurez, el buen estado de nuestra autoestima durante toda la vida, determina mucho como nos relacionamos con los otros. Todos como seres falibles deberemos siempre volver a apreciar  una y setenta veces siete si así fuera necesario, el diálogo  con los amigos (Y mas con los que por situaciones momentáneas se apartan) puede resultar reconfortante y así poder decidir si la convivencia es factible. Es diferente a lo que todos sabemos (y seguro hemos conocido) del asunto de cerrar un ciclo completo con alguien.

 Mucho me ha interesado conocer más, y encontrar  en textos de pausada lectura   nuevos enfoques para ampliar lo que podría haberse obtenido tan solo de la práctica. Enriquecer lo que vivimos con lo que leemos.

Ya entrado este siglo me encontré con un regalo del día de la Amistad que fue precisamente un pequeño tratado de lo que respecto a la amistad pensaba Aristóteles, y ha resultado muy interesante leer algo de cómo se definía en esos tiempos ya pasados.

Aristóteles, que nació en Estagira Macedonia, fue ante todo discípulo de Platón.

A él mismo se le encomendó la educación de Alejandro Magno y por sus disertaciones sobre la Amistad se le conoció mucho, mismas que surgieron de uno de sus tratados sobre la Ética Nicomaquea que disertó sobre la felicidad.

Es, nos dice: -la amistad ante todo un valor moral.-

La amistad más duradera  se funda en la virtud, porque si queremos que una relación persista, habrá que irla adaptando a nuevos momentos y nuevas ideas. En la infancia se asienta en la diversión del juego compartido, que si continúa  hasta la adultez tendrá un asiento muy fidedigno y valorable.

En lo personal sí he conservado la amistad con quienes compartí juegos y enseñanzas desde el kínder garden y son personas muy valoradas para mí, los bellos recuerdos nos unen siempre. Y si llegásemos a discrepar, nunca pasa a más que de un momento de plática reconstructiva que no implica afectación al cariño.

En la juventud  además del gozo de compartir, la amistad puede ayudar a mitigar el error y la oportunidad de acrecentar los valores.En la vejez la amistad se asienta en el acompañamiento, el adulto tiende a aislarse más y a compartir por ende con quienes puede tener más cerca, no solo en lo físico sino en lo emotivo. Hoy día con los medios electrónicos podremos sentir más cercanos a los buenos amigos aunque físicamente estemos lejos de ellos.

En los ámbitos de la justicia se dice que se logra más y mejor este valor si existe amistad entre las partes. En lo personal yo creo que a veces esto perjudica, porque se presta más a manipular que a asentar las bases de lo que es más justo. Sobre todo en la actualidad cuando el concepto de justicia ya está muy trastocado.

La amistad además de necesaria y optimizar la salud emotiva y social del ser humano, se puede calificar también con el concepto de hermosura: es hermosa la amistad si se logra plena.

Decir que es plena la amistad no significa que se vivirá de igual manera en todos los momentos de la vida, habrá cambios con los años, tal vez no de esencia pero sí de forma. Tampoco se manifiesta lineal ya que tiene volutas y humores en cada etapa  así como en cada individuo y por eso mismo es importante conocer los diferentes tipos de su manifestación,  porque aunque no coincidamos en un determinado  modo  de pensar, podremos conciliar. Lo que realmente nos puede separar es darnos cuenta de que no hay crecimiento junto al amigo, los caminos se bifurcan y los seres también tomamos otros derroteros menos afines.

Habremos de aceptar que se cierran etapas con algunas personas y no pasa nada. No es eterno el convivir. La afinidad surge y puede verse muy clara cuando es un gozo el compartir, aunque a veces solo sea por ratos, hoy con la pandemia esto se ha hecho mucho más evidente. Hay amigos con los que gozamos tanto, que estipulamos periodos establecidos para compartir y cuando llega el tiempo de estar juntos el solo pensarlo nos hace sonreír.

En la antigua Grecia había la creencia más generalizada de que solo los semejantes podrían ser amigos. Esto al leerlo hoy día, me sonó como que de ahí pudo haber derivado un principio de discriminación no creado  adrede, sino como resultante de este pensar. Hoy día lo deseable es que esto ya esté superado.

 Eurípides dijo:

-La tierra seca ama la lluvia-.

Por ende lo que un buen amigo o amiga nos pueda aportar siempre será como un alimento para el alma, brisa fresca en el rostro, aliento de vida.

Y también a este respecto Heráclito asentó:

-Lo opuesto es útil, porque mucho puede nacer de la discordia si ésta se ve como fuente de conocer más y mejorar-.

Todo depende de lo que para cada quien signifique mejorar, porque he ahí el detalle, tal vez lo que para mí es mejor para otro no lo es, un ejemplo es lo que vivimos hoy día, hemos visto como muy queridos amigos y cercanos han optado por no vacunarse, es muy respetable su postura aunque no la compartamos del todo. Es mucho más sano valorar los silencios con algunas decisiones entre adultos, a menos que se nos pida el parecer.

El ser humano ama por natura lo que es mejor para sí mismo,  este amor al ser que nos habita va ligado al instinto de supervivencia, tiene que ver con la esencia interior y a veces habremos de aceptar: -lo mejor, puede ser enemigo de lo bueno-.Mi madre solía decir esto muy seguido.

El ser que busca beneficiarse de otros congéneres no practica realmente la amistad ya que el beneficio no se busca como un asunto per se, sino es resultante del buen actuar y si la amistad se funda en confianza y mutuo entendimiento el beneficio está claro.

En la juventud que es cuando se nos da ese trato directo y muy apreciado, logramos conocer mejor  al otro y valorar sus pensamientos, aunque estos no siempre se logren afines hay un vínculo que nace y se fortalece de esa misma etapa de compartir. Las diferencias no solo en la amistad sino en cualquier ámbito, mientras no perjudiquen de fondo no son asunto que deba preocuparnos en la forma.

 En lo personal he aprendido que los amigos que ocupan lugar especial en el corazón, son aquellos que han pasado junto a nosotros momentos clave, momentos de crecimiento personal así como cuando se comparten las mismas visiones del mundo, de cómo queremos vivir nuestras vidas y de cómo transmitimos esos valores con serenidad y aceptación.

Habremos de aprender a distinguir la adulación (un tanto alabar con un propósito escondido que tal vez espera mas allá del trato genuino) de lo que es el verdadero cumplido que se da fidedigno cuando nace del sentir interno.

La fraternidad es una variante de la mistad. Puede darse en todos los ámbitos.

De uno mismo depende la amistad. MJ

 

 

jueves, 3 de febrero de 2022

 

De rutinas. (4) (Compartido)

Todo eso que nos afana de más, termina siendo lo de menos.MJ

 

Cuando de un solo día hablamos, todo parece irse tan rápido y a veces demasiado vertiginoso que resulta bueno en ese momento comprender que cada uno de nosotros somos quienes tenemos al tiempo asido por el cuello y no como a veces  llegamos a sentir y creer, que es el tiempo el que nos ordena y manda. Es un hecho contundente que estamos dentro de su dimensión, mas el orden que establecemos en ella lo damos cada uno. Sí es un hecho también, que gracias a la temporalidad nos ponemos en modalidad secuencia de hechos y esto nos permite gozar de cada acción como si fuera única, aun sabiendo que es parte de  ese todo encadenado (que a veces se manifiesta como más embrollado de lo que en realidad es) y que armamos como nuestra vida personal. Esta forma de un devenir constante no debe apremiarnos nunca. El tiempo que estaremos en esta tierra siempre será el suficiente y necesario para la misión encomendada, por lo que los afanes inquietantes salen sobrando.

Es en los lapsos  pequeños del tiempo del que disponemos, es decir los días,  en donde podremos disfrutar de los mejores momentos, cuando nos centramos y concentramos en los hechos más concretos. A veces la percepción es de que tenemos muchos de estos intervalos de veinticuatro horas, tanto es así que  llegamos a sentir que no tenemos el tiempo necesario para lo que hemos elegido en el momento exacto ya que siempre sabemos que tendremos un mañana, cuando la realidad es que como bien dice el dicho, hay que hacer lo que nos corresponde hoy, ya que la creatividad no solo es expresión física, también se refiere al modo de ver y sentir. En la jornada sencilla de un solo día, se puede congratular al alma desde el percibir con mas énfasis los olores de la casa, los sabores, haciendo de cada comida el equivalente a una comunión diaria y bien plantada (nunca debe de ser correteada)  y ni qué decir de los placeres que se pueden encontrar con tan solo disponer de nuestro entorno para relajarnos un rato y percibir el brillo de los colores que nos rodean, los pájaros que nos acompañan al amanecer y los modos específicos como se mueven las luces y las sombras.

Algo de lo que disfruto mucho y que por la pandemia se ha dejado de dar, es sentarme en alguna plaza comercial, elijo un asiento bien situado  y tan solo gozar el pasar de las personas se vuelve un deleite. Es maravilloso leer los gozos reflejados en las caras y ver cómo cada quien disfruta diferente, desde el compás que se lleva al caminar hasta el modo de ver.

En los ritmos de acción de cada día reside en mucho elegir con acierto el humor que nos permea y nos da fuerza para todo, percibir los tiempos es un arte que vale la pena practicar.

El valor de lo que sucede en un solo día parece que puede diluirse cuando equívocamente percibimos que es un tiempo muy corto y como que sentimos que siempre tendremos más de esos lapsos de veinticuatro horas (que en realidad no lo son totales a disponer, porque muchas las dormimos y otras las utilizamos en preparativos) mas cuando nos damos cuenta de qué tanto influye en todo lo que tenemos por delante, la atención se centra en los significados que hacen las diferencias. La primatóloga Jane Goodall tiene un postulado que se ha vuelto su slogan de vida y es comprender algo muy sencillo: -¿Cuál es la diferencia que tú puedes hacer para que este mundo sea un poco mejor?- y podremos añadir: para que cada día sea integro. Esta mujer que se topó de frente con la realidad de la vida amenazada de los chimpancés, dedicó toda su vida a lograr que sean respetados y dejen de ser amenazados por la especie homo sapiens. Una labor que vale mucho seguir y comprender.

Así también cada uno de nosotros tenemos entre manos saber cuál es la diferencia que podemos hacer con las actitudes, con las acciones más propositivas. Hasta la pluma con la que escribimos tiene variantes dependiendo de cómo se le desliza por el papel. En lo personal he probado plumas de tutti frutti, porque disfruto todo lo que sea para plasmar sobre papel y mi gran esparcimiento y gozo es pasearme con mucho tiempo y despacio por las áreas de estos menesteres en las papelerías, tengo la afición por las plumas de varios estilos y formatos.

Las plumas son una de mis debilidades, mi padre que siendo Ingeniero civil diseño como arquitecto en muchos momentos de su vida, me llevaba siempre que podía a comprar todos los instrumentos de utilidad para su taller. Extasiarme en las vitrinas es algo que guardo como uno de los mejores momentos y recuerdos de infancia, gozar la variedad de objetos para dibujo, hicieron de muchos momentos de mi niñez los más felices. Desde muy niña íbamos seguido a New Orleans La. mi padre ahí tenía un sitio preferido para aviarse. Siempre salía yo con algunas cosas para mi uso personal y lo recuerdo como algo muy gratificante. Aprendí que  la escritura a mano debe deslizarse con cuidado y con cierta inclinación. Siempre he preferido las plumas que tienen más peso físico y que dan más seguridad al deslizarlas para formar las letras con más cuidado. Ahora, en la recta final de mis días tengo la más bella y cómoda que hubiera podido haber deseado, pluma fuente que provino de un regalo de mi hijo y ni él mismo sabe la dimensión de esa felicidad. Poder rellenarla en automático sin cambio de cartuchos ni desperdicio de los mismos. Un gozo total.

Hay que cuidar en no caer en el área de las pamplinas y el pan pintado. Así se refería mi madre a los asuntos que percibía innecesarios y que solo causan apuros, cuando a veces uno llega a los agobios y pareciera que estamos perdiendo el tiempo. No hay tiempo perdido, este va y viene y siempre concreta para bien. Cuando parece que no alcanza el tiempo en los quehaceres y el diligenciar de la vida diaria, solo hay que hacer una pausa y refrendarnos que la vida ya en sí misma es completa y no admite reproches sin ton ni son.

 Sí hay tiempo para todo.

Que la rutina no nos coma el mandado, cuidar que no irrumpa con demandas que solo son de aire.

Las aguas son infalibles y siempre toman su nivel, así es que afanarnos de más puede ser algo innecesario.

 Si logramos ser apegados a nuestros propios derroteros se nos abrirán caminos de mucha más sensibilidad y lograremos que nada ni nadie nos saque del cauce elegido.

 Visualizar en la rutina todo un año que comienza, nos ayuda a tener más claro el cómo el cuándo y el porqué, pero asentar todo eso en los siete días semanales o en cada día escogido para acciones concretas es harina de otro costal.  La percepción de cada amanecer se merece toda nuestra atención, es verdad que los pájaros a diario cantan de igual manera que lo hicieron el día anterior, mas no se trata de calificar sus cantos, sino de que sean parte del humor que nos dará la energía en ese específico día. Al tener una visión general fácilmente se acepta el optar para sacar de la jugada lo que no es y no se nos confunda con lo que es más importante. Lo que importa nunca hace  ruido y fluye fácil, habremos de cuidar los espejismos.                      

Viento puro

Viento que es Dios

Ínfimos resquicios

Vacilantes momentos plenos

Coloridos elegidos

Día a día

Viento recio

Viento calmo

Gracia observante

Blancura del ojo que se escapa a la mirada

Colorido del iris y pupila

Un día a la vez

Un pensar a la vez. MJ