jueves, 2 de mayo de 2024

 

D.L.V.D. Vivir como un mandala que fluye. (15)

 

                                                                                   ¿Existe un estado perfecto, que asegure un descanso profundo? MJ

                                                                       En la península de Yucatán sí existe, ese estado se localiza en una hamaca.

No tengo idea de la historia de este mueble. La hamaca, seguro que por la sencillez de su diseño ha sido utilizada desde hace muchos ayeres, desde que el ser humano se estableció en el sedentarismo.

Pienso que hay que darle la categoría de mueble, porque para muchos grupos humanos, como sin duda alguna lo es para los habitantes del sureste mexicano, es el sustituto a una cama, es ahí en los hilos sagrados donde se reposa en el sueño nocturno.

 Estoy segura de que existe desde hace muchísimo más tiempo del que podríamos imaginar, y sin la menor duda nos queda claro que ha evolucionado. De lo que no estoy tan segura, es de que represente en otros países y lugares del orbe, lo que significa una hamaca para un yucateco.

En Yucatán, a todo ser que nace y desde los primeros meses de vida, es seguro que más pronto que tarde se le mecerá y arrullará dentro de una hamaca. En casi todas las construcciones caseras existen los hamaqueros, que los hay hoy día de variados tipos (creo que ya existen espacios en las tiendas ferreteras destinados a la variedad de estos herrajes) los he oído nombrar como argollas por su redondez, se les conoce también como eses por remedar la forma de esa consonante: S.

Al niño que nace se le mece.

 Si se le arrulla en los brazos de su madre éstos se verán compartidos por los brazos de una hamaca, y lo que sí es seguro es que aprenderá a observar el mundo a través de los hilos. Creo yo, y muchos lo podrán confirmar, que tenemos el recuerdo nítido de lo que observábamos al dormir o despertar entre hilazas blancas, de color o combinadas.

 En lo personal tengo claro lo que ha sido la hamaca para mí misma, ese olor tan peculiar de la hamaca en la que crecí, es un olor como de paz, hoy día, no es mi lugar de sueño nocturno, mas si de algunos días de siesta. Con frecuencia los hilos nos marcan, dejan un sello de cuadricula en la parte en donde nos hemos apoyado mas intensamente en ese maravilloso tejido. Algunas personas a esto lo llaman el hamacazo.

Mi madre las prefería todas en color blanco. Era su idea de elegancia, y casi siempre rematadas con orillas de tejido en crochet, alguna vez hacía concesiones de alguna sencilla línea en color pastel en el diseño, a las niñas en rosa y los varones en azul.

Así es como se dan las costumbres y los modos de ser. Hay seres que solo se tranquilizan y descansan dentro de una hamaca. En la infancia cada niño termina teniendo una que es muy personal y si se le permite la elige del color preferido. No se puede quedar en casa la hamaca cuando son convidados los críos a pasar la noche en casa de abuelos o parientes. La hamaca personal es lo primero que se pone en el equipaje de quien es convidado a la playa a casa de primos o amigos. En su libro -Mar y Sal-, el escritor yucateco Pedro Peón Roche cita como se daba el uso de la hamaca cuando llegaban los invitados del hacendado, en la época de mas actividad en estos recintos campiranos y dice:

-Cada uno llevaba su hamaca, como hace todo yucateco educado-.

Y nos comenta como se les asignaban a los invitados mozos como attachés, que les apoyaban personalmente en todos estos menesteres hamacunos, y compartir en esas casonas del campo yucateco.                      

En las temporadas veraniegas de antaño en las playas, (tal vez en algunas familias eso se siga acostumbrando en los veranos actuales) las hamacas han sido protagonistas. Tienen un fin muy práctico y se cuelgan por pisos, es decir, unas más bajas que las otras y así poder poner varias no solo en la misma habitación sino en el mismo hamaquero.

 Esta modalidad permite obtener más espacio para el cupo de amigos e invitados, y aunque no todos tienen la pared al alcance del pie para mecerse con una sencilla y suave patadita, la hamaca arrulla y provee un descanso especial. El ritmo se toma de una forma u otra. Uno se mece mientras se conversa, mientras se escucha música o mientras se lee.

Uno le puede preguntar a un yucateco ¿Qué hiciste este medio día? Y de las respuestas seguras, solo hay una infalible: -Patear la pared y mecerme en mi hamaca-

¿Cuándo la hamaca cautivó tanto a los yucatecos que hay algunos que no pueden conciliar el sueño si les falta, como si fuera parte de su cuerpo mismo? Que se yo. En el sureste mexicano lo que es un hecho total, es que las hamacas son parte y hasta se mecen solas, yo creo que de la felicidad de ser tan apreciadas. Cuando una hamaca se queda colgada y uno pasa debajo de ese arco bendito, éste se mece, y se queda moviéndose un buen rato, mucho mas si está localizada frente a una ventana bien ventilada. En estos lares los movimientos de los aires son valiosos y eso lo sabe muy bien una buena hamaca.  No me di cuenta del valor de descansar en una hamaca hasta que contraje nupcias con dos a la vez: el marido y su hamaca.

 Ese mecerse, ese acostarse cual debe dentro de los hilos sacrosantos, es algo que todo (o casi todo) yucateco cultiva. No tengo duda alguna que este asunto haya desencadenado contratiempos entre parejas que se forman cuando uno de ellos es de otra cultura diferente a la del sureste, porque no es fácil comprender que haya personas que no pueden dormir cómodas en una cama. Les sucede tanto a varones como a féminas, es una cuestión de modos de ser acendrados y cultivados por los mismos que lo disfrutan.

 Todos hemos visto como uno de nuestros padres tiene esta preferencia (en mi caso fue mi padre, que amaba su hamaca de hilos sedosos en color amarillo). Él tenía dos pequeñitas que le servían cuando salía de cacería con los amigos.  

Se ponía furioso porque las niñas que armábamos casitas en el jardín para jugar con las muñecas, siempre las utilizábamos para el juego y obviamente quedaban a veces un tanto maltrechas.

Las enfermedades de la niñez siempre se atenúan con seguridad y más rápido se sanan en una hamaca, la preferida es seguro la de alguno de nuestros padres.

 Yo amaba la hamaca de mi papá, era muy suave y cómoda y además solo la habitación de mis padres tenía aire acondicionado.

En la niñez tuve unos primos que eran como hermanos. Ir a pasar fines de semana a su casa de playa era algo muy común, y lo primero que entraba a la mochila de equipaje playero era la hamaca y una colchita (ésta no es propiamente una sábana) que es más bien un sencillo cobertor ligero, porque en las costas del sureste de pronto se desata el Norte y hay que cobijarse de la humedad que trae.  De niña, con estos mismos primos pasaba parte del verano en su Rancho playero, un cocal que desapareció hace unos años por el amarillamiento letal del cocotero. Las casas techadas de huano hacían del Rancho un lugar singular. La paja bien trabajada es hermosa y olorosa, mas no por eso nos librábamos de los bichos, los había siempre y aunque no los veíamos tan seguido, sabíamos que habitaban ahí.  Por las noches las hamacas se volvían un cotz (enrollado en maya) todos bien envueltos con cubierta de tela y por fuera los hilos que nos daban sensación de estar a buen recaudo. No faltaba el día en que al amanecer nos encontráramos algún alacrán o chiwó (tarántula) porque en estos lares son frecuentes estos encuentros.

Cuando llegábamos al Rancho a la orilla del mar, lo primero era poner atención a las indicaciones de las nanas que nos ayudaban a ordenar todo. Si se colgaban las hamacas había que estirarlas un poco con técnica bien conocida y nos recordaban como se anudan las sogas para colgarlas con seguridad, de este modo el brazo queda firme, ya que de no hacerlo como manda la ley hamacuna, es seguro que al acostarse el dueño acabe en el suelo. Para un buen descanso y acomodo uno se sitúa dentro de la hamaca de una manera transversal.

 Este acomodo en diagonal dentro de los hilos, se prefiere para que éstos en verdad nos sujeten, es todo un arte. La nana mas grande de edad y pequeñita de cuerpo era Mech, ella se ocupaba de estos menesteres y gozaba enseñarnos el buen uso de una hamaca. Ni que decir de como se recoge al amanecer, aunque no propiamente lo hacíamos nosotros los niños.

 El modo como se enrolla una hamaca para que no se enrede, para que dure, para que no se revienten esos finos hilos, es todo un aprendizaje.

Así como hay una hora para cada cosa en la vida del día a día y hemos dispuesto el tiempo a la conveniencia y gusto, también el medio día es una hora para ese descanso obligado que es la siesta (la nana que cuida de mi nieta suele decir que va dormir su fiesta) es un descanso que nos aísla de los calores, que nos repone.

De niña, cuando la escuela Primaria, salíamos de clase mas o menos a las 11(once) de la mañana, para comer en casa temprano, disfrutar un rato en la hamaca debajo del ventilador de techo y volver al cole como a las 3 (tres) de la tarde. Hacíamos actividades más ligeras en ese segundo turno, como manualidades o deportes y a veces se nos permitía ir a ese segundo tiempo en bicicleta con alguna vecina o prima. Era un horario establecido hasta que comenzó el que se adaptó después llamado corrido, entrando más temprano y saliendo a las 12:30 del día para no regresar por la tarde.

Así pues, para unos la hamaca representa un rato de sosiego pasajero, para otros el centro de la vida de descanso, de un descanso que se da de noche y de día.

En febrero de 2004, escribí claramente en mis textos, algo que me había llamado mucho la atención en ese momento, iba dándome cuenta que no a todo Dios le gusta conversar. Yo, que tenía una madre conversadora hasta por los codos, me daba cuenta que yo misma había heredado eso de ella y me parecía insólito que hubiera gente que gozaba estando mas bien en los silencios. Y, así es, el conversar para muchos es como un desgaste de energía innecesario. Jamás lo podre ver así, en la juventud los momentos más plenos es cuando con las primas y amigas nos pasábamos horas en las hamacas conversando

En estos tiempos también se ajustaba mucho en mis acciones el verbo prever. Me daba cuenta cuan útil es llevar bien la agenda del día, y como podíamos tener de antemano todo claro en las acciones a realizar. Muchas cosas se iban afinado antes de llegar a esos 50 (cincuenta) años de vida, esperados y en algunos rubros hasta temidos.

Para estas épocas compartía mucho de mi tiempo con un hermoso perro labrador. Mi hija lo había traído a casa y aunque ella vivía fuera de la ciudad, ese animal nos acompañó maravillosamente por varios años. Rocco, un gran compañero como parte de largas y disfrutadas caminatas a mi lado y de profundos silencios en momentos de actividad. Se echaba junto a mí, mientras pintaba en mi estudio y solo observarle mover las cejas y sus enormes ojos marrón/rojizo me daba sosiego. Mover los ojos en buena actitud, como diciendo, aquí estoy.

 Rocco terminó dormido de manos de un buen veterinario que se compadeció de él, claramente me dijo el médico que había que dormirlo pronto para evitar sufrimientos innecesarios. Recibió la inyección final una mañana fresca en la que le llevé a mi lado en el automóvil y le hablé durante todo el trayecto de lo bueno que nos dejaba al haber sido tan buen compañero, rodaron unas lágrimas por parte de los dos, y esa despedida tuvo mucho sentido. A los pocos días le dibujé con lápices de color, logré su mirada y me siento muy orgullosa de eso porque me mira a diario y sigue entre nosotros, esa imagen que hasta hoy día nos acompaña, los nietos la miran y ya le conocen, sin haberle conocido. El corazón de Rocco había sido invadido por lombrices, mismas que proliferaron por la picadura de un mosco que transmite ese mal a los perros, no sé si a otros animales les afecte, no es algo que se transmite a los humanos. (Continuará)

 

 

 

jueves, 25 de abril de 2024

 

.L.V.D. Vivir como un mandala que fluye. (14)

                                                                                  Hablar de espiritualidad pareciera que nos refiere a lo intangible, lo espiritual es reflejo de lo que se vive. MJ

 

                                                                                          Tener claramente la idea de la circularidad de la vida personal, nos refiere a lo más extenso que es la universalidad. Comprender como nuestra vida es un todo redondo con los espacios inter materia espirituales, nos conforma la idea de que somos seres completos y que las partes que sostienen a todo el ser, son como la inter materia espiritual. Cuando Einstein habló de la importancia de la materia que sostiene en forma de volutas a todos los elementos que en el espacio se encuentran, fue el gran descubrimiento de la ciencia y nos aclaró que todo está unido, la dinámica no es igual en todas partes y tiene sus razones relativas. Las formas del vivir pueden ser todas coloridas y cada uno de nosotros podremos apreciar esos colores en la medida que nos lo proponemos. Cuando pensamos en el aspecto espiritual de la vida de cada uno de nosotros los humanos, nos convendría referirnos a algo muy tangible, es verdad que no siempre es fácil tenerlo claro, pero si pensamos en el aura humana como un ejemplo de coloración, nos podremos imaginar que está conformada por todos los colores.

El modo y actitud que prevalece cuando vivimos en el día a día, está muy claro que se localiza mas bien en los espacios comunicantes de las acciones.  Son parte del espíritu, como la materia interestelar que une a todo el universo. No entiendo a las personas que solo cuando visitan los recintos sagrados perciben en verdad lo espiritual o cuando rezan, la vida en sí misma es etérea y su parte no visible puede ser la más bella. Eso que nos asombra desde que somos niños es algo que habríamos de tener como la mejor base de nuestro desempeño y talante diario, exacto como la Biblia nos recuerda que ser como críos abriría las puertas a la gracia espiritual.  Eso mismo nos fortalece y aprendemos que hay asuntos que han de pervivir en nosotros sin importar la edad que tengamos. Cuando hoy día observo como mi nieta de dos años se queda absorta ante algo que jamás ha visto, le permito el tiempo que requiera para observar, casi ni me muevo para no perturbar ese glorioso momento con maravillosa acción de parte de un ser que está comenzando a observar la vida misma, me parece que es bueno reaprender de los niños ese asombro ante todo lo que nos rodea. No importa si hemos visto la lluvia infinidad de veces, cuando caiga mañana mismo y podamos darnos el tiempo, bien nos valdría quedarnos viendo un rato el esplendor que es ver llover, podríamos hasta sentir que es un torrente que nos purifica.  Todo se perfila en cada ser, tanto si se practica una religión o si preferimos caminar sin ella, todos maduramos adecuadamente con lo que vamos eligiendo. Los modos de responder y actuar son asombrosamente personales.

Cuando encontramos menos discrepancias entre las posturas mentales es verdad que podemos decir que es camino feliz, mas cuando las diferencias existen no olvidemos que es maduración de aprendizajes, es cuando una buena parte de la paz se profundiza y ni que decir de los aspectos de la serenidad.

Muchísimo nos ayuda lograr más sencilla la rutina de cada día.

Es verdad que son muchos los asuntos a resolver en el día a día, la misma época lo demanda, si podremos minimizarlos y despejar mucho el panorama de esas acciones tan exigentes, perfeccionaríamos el sentido de nuestra organización. Saber lo que se lleva a la palestra del vivir diario sin olvidar que no todo se resuelve de golpe, los ritmos son valiosos y saber que hay aspectos que no deben conjugarse con otros, es importante. Es como cuando queremos compartir convocando a personas que no les une nada entre ellas, se hiela el ambiente y las gentes en vez de disfrutar se tensan. En el pasado he experimentado esto en la convivencia, la madurez me hizo comprender que es un error, a veces es mejor compartir con dos o tres personas, en los que haya temas comunes.  Ese mandala interno respeta los ciclos y los colores a los que nos toca apostar. Un ejemplo es, si estamos atendiendo un asunto de salud es recomendable poner toda la energía en ese aspecto y delegar o postergar todo lo demás. Existe hoy día la actitud que nos lleva a querer resolver todo por nuestras propias manos, y habremos de recordar como es importante manejar el arte de delegar. Nos cuesta soltar, porque hacerlo implica un tanto percibir con confianza a la otra persona.

                           Una frase útil que podemos anexar a nuestro léxico diario y que yo lo fui haciendo conforme me daba cuenta de su potencial es: -Que la vida se manifieste conforme se vaya dando, nunca adelantar vísperas-.

Convivir sin demasiada emotividad en los intercambios humanos es un arte, fue una tarea del momento que releo, iba tocando el escalón de los cincuenta años de vida. Me daba cuenta que había puesto demasiados sentimientos y emociones en cosas del diario vivir, esto mismo había trastocado la serenidad tan ansiada. A veces cerramos el día con un agotamiento innecesario, se nos olvida lo mucho que lo emotivo nos desgasta en lo físico.

Como bien nos dice el budismo: -Somos dueños demuestra propia dicha-.

Antes de morir pasaremos por un estado conocido como powa o guía de la conciencia. Antes de dejar el cuerpo es seguro que esto se dé con claridad, es tan solo hacer una sencilla revisión de vida. No sabemos a ciencia cierta cuando nos tocará hacerlo, así es que a determinada edad siempre es bueno saber cómo está la conciencia. Hay posibilidad de sentir gozo cuando ya se nos pide dejar el cuerpo físico.

No olvidemos que la conciencia no es un grillito que nos habla al oído, como a muchos niños se les ha hecho creer, es una lástima esta confusión que solo ha servido para alejarles del gozo profundo de implementar esa parte determinante y necesaria. Y aunque no tengamos claridad de lo que sigue al morir, ¿Por qué a algunos de nosotros nos preocupa? ¿la teníamos cuando entramos al mundo? ¡Claro que no!

 La salida del mundo es como otro nacimiento.

Qué bonito lo que dice Joe Lewis: -Lo único que basta, es vivir bien-.

Mas, ¿que entendemos por vivir bien.?

 Me queda claro que para cada ser esto tiene un significado personal.

Nadie, absolutamente nadie debería estar a merced de la mente, es nuestra herramienta máxima y habremos de alimentarla bien, cuidar y aclarar lo que de pronto nos presenta, es la base de la serenidad.

Nos dice Rainer María Rilke: -Ten paciencia con todo lo que queda por resolver en tu corazón-. Y aunado a otro pensamiento de Sarah Ban Breathnach:

-Catalicemos nuestros cambios…la plenitud ya te pertenece-.

Así mismo. Así se da cuando concebimos que nuestro mandala es totalmente pleno y que los colores los movemos o los ponemos nosotros mismos. A veces tal vez estemos en modalidad verde… es que estamos necesitando sanar alma o cuerpo. Otras tal vez nos urjan entender, y esa necesidad de saber mejor o comprender más claramente los asuntos que de pronto se presentan, nos ponga en modalidad amarillo. Aprovecho recordar la influencia de los colores en esas acciones, porque no es un invento, forman parte de la energía del aura que nos habita. Nos volvemos a poner un poco asertivos recordando que lo amoroso es en tono rojo/rosado e implica la actitud que tengamos con todo ser, sea cercano, lejano o persona que tratamos por primera vez. El color blanco nos ayuda mucho cuando estamos en acción de depurar, en la planificación de algún asunto siempre estarán presentes todos los colores que son el color blanco.

 Por eso mismo, el blanco se requiere cuando estamos apostando por flujos más puros y genuinos, esa es la actitud que nos ayuda a saber que estamos respondiendo bien.

Si hablamos del color naranja no olvidemos que denota fuerza. La fuerza interna o la de Dios para el creyente, es el color que nos conduce a la paz. El violeta nos invade cuando estamos en procesos de cambio, si estas en cualquier tipo de cambio piénsate envuelto en la voluta de tu mandala en tonos de violeta y eso te dará la fuerza necesaria. El maravilloso azul lo dejo para el final, porque es lo que cubre todo con su protección, confianza a cada momento.

Cuando tenemos a nuestro cargo a algún niño, visualicemos su aura corporal con tonos de azul, pensemos que eso le dará fuerza a la personalidad que está en proceso de formación.

 A los críos y a los jóvenes se les ayuda a ser fuertes cuando les compartimos los modos de tener confianza en sí mismos, podremos comprar un libro de mandalas y ponerles color, es una manera muy sana de compartir con ellos para que se les haga fácil y natural hacer del color parte de sus vidas.

                                                                       Mi marido y yo tuvimos la fortuna de colaborar en partes de la revista artesanal llamada Cariátides, una publicación creativa y artística. Fue una linda experiencia de estas épocas. Editaba nuestra querida amiga Paloma Bello desde Nuevo Laredo Tamaulipas y, aun así, estando lejos nos hizo ese honor de formar parte de tan hermosa publicación. Fuimos muy felices preparando lo requerido y participando con enorme gusto. Esta gran mujer yucateca, sensible y culta, hoy día nos la ha devuelto la vida a la ciudad de Mérida. Siempre nos alimenta con textos estupendos en este mismo espacio creativo llamado Estamosaquí. Por estos tiempos escribí mucho sobre todo lo que había en los textos e imágenes únicas de Cariátides, cada ejemplar logrado con especial cuidado. Los conservo como un invaluable tesoro. En 2004 tuve el honor de diseñar dos portadas para el numero 45.

                                                     Nunca exigirnos de más en esta vida pasajera.  Los espejismos creados por la mente, pueden ser mas bien motivos de imaginación creativa. Lo que tenemos que hacer no es tanto un deber Per-Se, es mas bien un actuar en favor de la mente y el alma lo termina agradeciendo. El problema del mundo actual es que se ha confundido la estadía en el mundo con protagonismos muy acentuados.

 Creo que existe un terror que al dejar el cuerpo ya no esteremos mas, eso nunca. Ya somos parte del mundo con cada transformación vivida, y ni que decir de la última del cuerpo físico, que es la muerte.

 

Intuir, es un saber y sentir profundo que estructura la dispersión absurda. Al intuir, vamos más allá de la trivialidad, permitimos que vibre la gracia y mantenemos fresco el ánimo.

Había yo vivido años y años de migrañas muy intensas. Iba cerrando el año 2004 y no quería llegar a los 50 (cincuenta) años de edad con la preocupación de que mis hijos tuvieran tan solo la imagen de su madre eternamente con un pañuelo atado en la frente. Deseaba que mi paso por sus vidas no fuera con esos pesares y conduermas. Para la década de los cincuenta años de mi vida, empezaban a espaciarse los dolores, no entendía yo muy bien porque, era un hecho. Había yo vivido un tanto con descontento, me daba cuenta que las migrañas en mucho siguen siendo un albur en los diagnósticos clínicos. Varios especialistas médicos me escucharon y me trataron de ayudar sin mucho éxito. La vida misma se va reorganizando y los cambios hormonales (en la medicina actualizada queda claro que son los causantes de algunas migrañas) ya en mi estaban tomando un cariz menos prominente y eso atenuaba los dolores.

Al fin se fueron casi para siempre los dolores de cabeza. Se dio de una manera paulatina y hoy día de vez en cuando regresan y se cómo manejarlos. La ginecología ya está más presta a esos padecimientos y se les trata con mas tino ayudando a muchas mujeres que padecen esos dolores, mismos que pueden llegar a ser incapacitantes. (Continuará)

 

 

 

 

 

 

 

D.L.V.D. Vivir como un mandala que fluye. (13)

                                                                                                                                                       La serenidad,

tendría que ser el Sino. MJ    

                                                Cuántas veces sentimos al observar la vida pasada, que, si pudiéramos regresar el tiempo, lo que más nos gustaría tener claro, es haber vivido con más serenidad. Son tantos los acontecimientos que contravienen los tiempos fluidos y que nos mueven y provocan emociones negativas, que, si nos pudiéramos revestir de algo, tanto en lo interno como en lo externo, asumo que todos escogeríamos el ropaje del Ser Sereno. Esa vestimenta de la serenidad no se vende en la farmacia de la esquina. Ante los asuntos anímicos tan de moda hoy día, todo se cree resolver con químicos añadidos al cerebro. Es verdad que mucho se necesita comprender cuando existen enfermedades mentales que requieren tratamientos de los especialistas, sin duda alguna, mas casi todos nos percatamos que la automedicación y el abuso de éstos está a la orden del día. Píldoras para dormir, píldoras para despertar, píldoras para estar más tranquilos, a todos los niveles y edades.

A todo lo largo de los textos que he escrito por muchos años, la necesaria serenidad pide ser considerada, alza la mano en cada párrafo, y de pronto la expresión la requiere y precisa, ser tomada en cuenta como si fuera a quien le toca estar presente en primera instancia permeando todo, una y otra vez se pone en la palestra de las escenas cotidianas y también en las que no lo son tanto.

Serenarnos, es un camino que cada uno de nosotros ha de emprender tarde o temprano, si no a largo del día si a lo largo de la vida, más que nada en los momentos de cambios. Las demandas de acciones a cumplir como si fueran mandas, nos roban la serenidad, pareciera que todos tendríamos que estar haciendo de todo como si fuera una obligación. Si se dice pintar, todo mundo quiere pintar, si se dice viajar, todo mundo quiere salir.  No dudo que haya gente que tenga un talento escondido que en la medianía de la edad aflore y al fin tenga el tiempo disponible, sin embargo, realizar asuntos creativos no solo es desearlo, sino más bien es necesario tener el modo para saber que queremos decir y cómo. No olvidemos que el arte es un lenguaje y si no es personal, se contamina. Observo que de pronto tan solo puede ser una moda.

Como lo vemos en las redes sociales, no solo es una necesidad de estar en todo, sino hay que estar con fruición ¡no vaya a ser que nos perdamos de algo! el fomo, (fear of missing out) en muchos casos ya es protagonista. ¿Qué es esto? me pregunto, ¿Qué queda en el alma de la persona que elige los ritmos tan acentuados y demandantes? ¿será acaso tan importante el hacer de todo?  En el caso de los críos vale la pena estar atentos para ayudarles a discernir ¿Qué es todo para un niño? Si no lo averiguamos de la mano de él, sea uh hijo o un nieto, podríamos atenuar que un crio de este siglo viva con el dogal en el cuello de creer que, si no responde a todo lo que parece demandar el mundo pueda sentirse fuera de él.

Si nos ponemos atentos, el primer gusto franco que podríamos cultivar sin más, es eso mismo: el estar atentos. El gusto de observar se pule y se refina. Los abuelos somos los que debemos hacer los altos en el camino y en sereno comentario hacer hincapié en las acciones importantes para los críos: Escuchar a los pájaros cantar, observar como ronronea el gato de casa o simplemente enseñarles a masticar con ritmo calmo, para gozar el sabor especial de cada alimento.

Aquí en casa tengo un dicho: -No te vayas a convertir en un saco de papas-.  Expreso esto exactamente, cuando veo que se apuran de mas con los bocados de las viandas y prácticamente se las comen como si un monstruo se las hubiera de arrebatar, les digo: - ¡Cuidado!  

Para nuestro beneficio, las motivaciones están asentadas en un sustrato que no cambia, es algo que forma parte de la esencia de cada ser. Solo habremos de estar atentos a que no nos enrede, la red. Lo que ha de ser será a pesar de que a veces sintamos que el tiempo nos come vivos.

El concepto de Dios no solo está en caída libre, sino que es motivo de estudio de muchos pensadores, y es una maravilla que esto sea así, quien cree por naturaleza esta bendecido porque se propicia una serenidad cautiva y trabajada, aunque para el no creyente parecería que ésta se asiente en la nada, tampoco es así, cada uno crea las bases del pensamiento personal, se trabaja la emoción a voluntad.

Disfrutar de los insomnios no es poca cosa.

Parte de mi serenidad lograda fue asentándose hacia las 03:00am. Comenzaba con alguna frecuencia a tener esos despertares madrugadores y tenía claro que el ciclo de sueño se había cerrado. Sabía que eran horas valiosas, así que decidí aprovecharlas para lo que podría hacer, sin molestar a nadie en casa, leer en silencio, pintar con más tiempo y mientras me pudiera activar bien animada al llegar las horas ordinarias de la mañana, las cuentas de lo que se da en la madrugada son personales.

Escribí:

-Ahora sí, ahora sí que puedo observar a mis casi cincuenta años como se va concretando en mí la serenidad-.

Los vaivenes anímicos iban tomando asiento y se iban a pasear. Mi espíritu se percibía más claro y mucho más en mis manos, tomar las lecturas escogidas sin mayor problema, nunca con el apremio de las que de pronto se dan como una moda.  El sueño se iba solito a pasear, porque todos sabemos que con la edad dormimos menos, y no pasa nada. Lo que, si pasa, es que la vida nos regala silencios valiosos para la reflexión y el hacer lo que se asienta como una creatividad genuina. La mesa de trabajo cercana a mi cama, podría estar disponible a cualquier hora antes de la luz temprana.  Aprendí también que, si regresa el sueño, bienvenido sea, los que dormimos a veces ese segundo sueño matinal estoy segura que compartirán conmigo los beneficios, son enormes.

                                                            Teníamos mi esposo y yo la costumbre de ir algunos fines de semana a Campeche. La ciudad de Campeche es una urbanización junto al mar, que no propicia playa en el entorno de la ciudad, sino solo la contemplación de una inmensidad de agua que sobrecoge y aporta una visión de enormidad que hace mucho bien. El malecón de este lugar, es un espacio que han creado los campechanos con mucho acierto, porque permite el esparcimiento de personas que gozan del deporte, tiene ciclo pista y caminador de jogging, tiene pretiles de contención hacia las rocas cercanas al mar, para una buena contemplación del atardecer. Llegar a Campeche me significaba serenidad asegurada, ya fuera en el hotel elegido (los hay de cadenas establecidas, así como antiguas casas adaptadas en bellos recintos bien cuidados) o en los paseos por el centro histórico que es singular y lleno de encanto. Mi esposo venía haciendo investigaciones bibliográficas de asuntos históricos para textos que estaba escribiendo y en la bien puesta y organizada Biblioteca Campeche el encontraba todos los documentos antiguos.

 En la biblioteca me situaba en los ventanales hacia la plaza a cierta altura, desde ahí se puede contemplar los enormes árboles, las copas frondosas que roban la mirada me daban el solaz mientras escribía las percepciones del día, también se volvía muy grato contemplar a las palomas que los disfrutan como su propia casa. Ese gentío que goza de caminar en la placita con quiosco, e ires y venires que hablan por sí mismos. Algunos días aprovechaba caminar en el centro histórico temprano por la mañana, llevaba un poco de arroz para las palomas, antes de que el sol se desplegase inclemente y pegase muy fuerte. En la Biblioteca Campeche, esa ventana era mi ventana, misma que me permitía observaciones variadas como la de las torres de la Catedral casi al alcance de la mano y me animaba a escribir sin presiones de tiempos y horas.  Gozar la algarabía matinal de las personas es grandioso, he tenido la costumbre de ser observadora del paso de las gentes en recintos públicos, y de estas observaciones me deleito en aprendizajes de nuestro asombroso género humano. Escribía, escribía mucho y gozaba con ese deslizar mi pluma preferida, en busca de redactar lo que se ve, lo que se siente.

Por estos años decidimos conocer un hotel que se había establecido en una casona antigua, cerca del centro y así poder llegar a todo sin necesidad del automóvil. Caminar en las horas de menos calor y poder observar fachadas y percibir sus encantos.

 La mayoría de las casas han sido restauradas para mantener ese sabor de antaño. Una mañana que caminábamos a paso lento vimos un zaguán abierto, mi marido curioseando entró y la señora dueña de un hermoso corredor nos descubrió husmeando y nos convido a pasar, apenados por estar donde no nos habían invitado, nos resistimos, pero la amable dama continúo pidiéndonos que pasáramos. Nos sentamos con ella por unos minutos en sus cómodas mecedoras Art-Deco. y ¡que buen rato pasamos! Ya cuando pretendió invitarnos a beber algo, de plano se lo agradecimos y continuamos la caminata.

Ya habíamos estado en los hoteles que dan al mar, esos de cadenas establecidas.  Construcciones modernas que tienen comodidad y cero sabor en los espacios.  El nuevo recinto que conocimos (para volver muchas veces mas) es un hotelito de casa restaurada con todas las de la ley, conservando el encanto de otra época.   

La ciudad de Campeche tiene una luz especial. Por las tardes, después de una deliciosa siesta, el malecón es lo obligado. Las personas dan vigor a las ciudades y más cuando caminan o se ejercitan, los campechanos salen con los niños, los perros y los adultos mayores a gozar la puesta de sol. Es un mar azul grisáceo el que acompaña a diario, y aunque no es ni cercano en parecido al mar del norte de la península yucateca en el que se puede nadar (y la mayoría de los yucatecos estamos tan acostumbrados a disfrutar con baños que pueden durar horas) solo la vista del mar produce una serena visión. Ese visitar el estado vecino, se volvió en nosotros costumbre que con el paso del tiempo y otras actividades que nos demandan los días, dejamos de realizar. Estar ahí, representa comer los guisos de la región, asunto que remata la estadía y permite en verdad una renovación espiritual. Somos de buen diente.

La última vez que estuvimos en Campeche fue para el fin de año en plena pandemia. Rentar una casa de Airbnb fue el asunto más apropiado y cómodo, ya es parte de la vida actual y nos permitió estar con el aislamiento necesario y poder disfrutar con el nieto más a gusto. Estuvimos paseando todos con el consabido tapabocas (hasta el crio de dos años) y le llevamos a conocer todo lo que a un niño puede interesar en Campeche, como lo son las murallas con las historias de piratas, la escultura del pirata que está sentado en una banca viendo pasar y más que nada los cañones y vistas desde los fuertes. Somos todos en este grupo familiar amantes de los museos y Campeche tiene muy buenos, existe uno que tiene toda la construcción de un barco al que se puede acceder y se disfruta mucho. Un fin de año diferente y casero en el sentido de que pudimos percibir la atmosfera de una casa campechana adaptada para visitantes.

El campechano es un ser humano con cierta ingenuidad que le reviste de amabilidad. En cualquier parte de la ciudad de Campeche siempre se encontrará a una persona que se interesa en lo que se le pregunta, crea platica fácil y amena, en lo personal me encanta conversar (quienes me conocen no podrán negarlo) por lo que siempre encuentro interlocutores con los cuales compartir, infalible resultante de un buen rato para mí, ¡no sé qué tanto lo sea para los demás! (Continuará)

 

 

 

 

 

 

Vivir como un mandala que fluye. (12)

                                                                        La responsabilidad vital y primaria, está íntimamente relacionada con el karma. MJ

 

                                                                    Hablar del karma, es un asunto que asusta a muchas personas. En algunas ocasiones es como percibir que este concepto no pertenece a nuestro bagaje cultural, casi como todo eso que encierra cierto hermetismo o falta de claridad, por no ser parte de nuestra tradición de vida. Nos puede causar escozor. Escuché esta palabra desde mi juventud y, a decir verdad, no empezó a interesarme propiamente hasta mucho más tarde cuando noté que la centralidad de su significado era algo mucho más positivo de lo que la simple palabra parece significar. Es normal que cuando estos términos utilizados por otras tradiciones culturales, religiosas y filosóficas, nos empiezan a resonar, crean o pueden crear incertidumbre y ruido, cuando en realidad es tan solo saber aclarar. Voy a poner en términos facilísimos esto del karma: Toda acción tiene una reacción. Las reacciones han de ser lo más claras y con respuestas asertivas, ya que de otra manera podrán revertirse. No es en realidad nada difícil de comprender que, a lo hecho, siempre le seguirá una reacción que, de no ser la justa y necesaria en energía e intención, podrá repetirse. Cuando nos damos cuenta que entender mejor no solo nos hace crecer sino evolucionar, es necesario apoyarnos de términos que algunas tradiciones de pensamiento nos ponen a la mano y nos permiten estar mejor informados con los significados.

 Todas las acciones es obvio que determinan a nuestro ser.  En los ámbitos de algunas culturas se piensa que uno nace con una condición karmatica, se da como algo natural. Para todo ser, la condición básica que tenemos al nacer, se determina tan solo con lo que somos y las variantes se dan en la personalidad, afinar lo emotivo será trabajo terrenal pensante.  Acción y reacción que se acumula sin buen sentido y sin fluidez, nos puede llevar a percibir energías innecesarias.

 La acción vital es dialéctica, se combina entre lo que se vive inevitable y lo que se elige, en esa dinámica es que nos desenvolvemos.

No es necesario pensar que hemos vivido vidas anteriores o que volveremos a la tierra en otro momento después de morir, eso dejémoslo a quienes lo creen así. Pensar como simples mortales siempre es algo que nos ha de permitir tener más en cuenta el sentido de lo que hacemos y cómo esas acciones repercuten. Para algunas personas las repercusiones no son importantes. Es así, que entender el karma tan solo como parte de nuestra naturaleza determinada nos puede ayudar a estar más atentos a como respondemos, a no creer en destinos oscuros sino en planteamientos razonables y posibles. Esa palabra que no es tan clara a veces, podrá tener buena resonancia si así nos lo proponemos.

Varias definiciones nos podremos ir encontrando de este actuar karmatico. No importa cuál de ellas nos suene mejor, cualquiera que nos aleje de incongruencias, será la adecuada.  A veces nos preguntamos porque volvemos a vivir cosas que ya creíamos superadas, lo asertivo es aprender a neutralizar, cerrar, o lo que es lo más positivo, tomar el aprendizaje, si eso no se logra es seguro que la acción regrese.  Nunca responder con reflejos condicionados, asunto que se logra siendo más observadores.    

Continuando con el pensamiento de los mandalas, podríamos decir que estar cerca de estas figuras nos proporciona un sentimiento que puede considerarse con sentido religioso si nos atenemos a la definición de religión que en pocas palabras significa: apartarse, relegarse y buscar armonía con un fin.

Así es como, un mandala requiere de un desarrollo tan armónico como el que se requiere en cualquier acto religioso. Lleva un orden interior, tiene secuencias y ritmos que al fluir le dan toda una redondez. No todos los mandalas se desarrollan en circularidad, pueden estar dentro de cualquier figura cerrada y seguir teniendo redondez y plenitud.

Hablamos de plenitud al pensar en un mandala y ésta generalmente se comprende mejor cuando entendemos que las aristas solo contienen, no separan la integridad. Esto lo observamos también en los modos de las relaciones humanas, cuando tenemos buenos entendimientos, no tendríamos por qué estar limando asperezas de más, con malos entendidos o acciones no comprendidas.

Las esquinas de las cosas tienden a interrumpir y el balance se puede desajustar, mas a la vez toda línea de contención da estructura, por lo que hay que saber observar en donde conviene contener y en donde la acción ha de ser más fluida. Cuando se pierde la continuidad bruscamente pueden darse algunos regresos o paradas obligadas. Al regresar, habremos de estar más atentos ya que en algunas ocasiones es cuando se aparece el dolor. Un ejemplo son las discusiones sin necesidad, a veces el mayor valor lo tiene el silencio. Lo vemos mucho en las canchas de tenis, se dice: Se ha perdido el timing.

En lo personal, algunas mañanas realizo un circuito de ejercicio físico en bicicleta. He de confesar que, en el retorno, es cuando más me pesa el aire en contra o el sol de frente. Me encanta estar consciente de esto, porque pongo mayor énfasis en no desmotivarme para no bajar el ritmo del pedaleo, apoyada en el beneficio de tal adversidad.

La vida ideal nos presenta el vivir redondo como muy posible y lograble.  Tenemos claro que en la realidad nunca se da del todo así, y no porque vivir íntegramente no sea posible, sino por lo cambiante de todo.   Observar nuestra propia evolución podría ser el ideal máximo y así mismo tener más presentes los tiempos personales.

José Emilio Pacheco, el escritor mexicano tiene un poema alusivo a caer en las realidades y no pretender de más, y por estos rumbos nos habla de los recuerdos. dice:

-No tomes muy en serio lo que te dice la memoria

A lo mejor no hubo esa tarde

Quizá todo fue autoengaño

La gran pasión solo existió en tu deseo

Quién te dice que no te está contando ficciones

Para alargar la prórroga del fin

Y sugerir que todo esto

Tuvo al menos algún sentido-.

Podrá tener razón el poeta mexicano, más en realidad si nos ponemos alerta ante el flujo de la vida y damos valor a lo que nos corresponde como acción responsable, podremos percibir que ahí se asienta la realidad que fluirá mejor y será mucho más vivible, realista y disfrutable, aunque a veces esto, cueste más trabajo.  

Nadie se libra de tener reacciones a las acciones, lo que habremos de tener claro es que, reaccionar de tal o cual forma, importa e importa mucho.  Ese refrán tan mentado: -A palabras necias oídos sordos- Si nos han parecido necias algunas palabras, pues ¡necias serán! y aunque la intercomunicación se rompa, hay que aceptar para no entrar en batallas sin fin.

Diría yo misma

-Chillan los pájaros, o es que ¿Cantan? ¡viva es la voz de natura!

El corazón lo sabe, lo percibe

Late la vida

Al palabrerío necio oídos más bien sordos

Resuenan las palabras, o es que ¿Comunican? ¡fuerte es la voz del ser! - MJ.

                               La religión va tomando nuevos visos en la comunidad humana.

Conceptos nuevos entran en la evolución de las conciencias y nos hacen repensar dos veces si lo que hemos visto u oído por algún tiempo, nos convence del todo o no es así. Ya los prelados habrán de tomar medidas para que, al lanzar sus palabras al viento en los púlpitos, lo hagan mas responsablemente y teniendo cuidado de la intención. Me ha tocado en algunas iglesias católicas escuchar, cuando se sienten tan seguros estos ordenados, que su ordenación puede sacarlos de orden. Espetar con tonos muy obtusos en los discursos no es la acción que se espera de quien guía y conduce. La feligresía no es un niño malcriado a quien hay que reprender.

A decir verdad, ya a ningún niño se le regaña propiamente, mucho menos como antaño, hemos crecido mucho en eso y a cualquier crío se le razona a su nivel, y se les comparte el buen saber.

 Amiel nos dice ya desde muchos años ha:
-Postular una iglesia de libre examen, de absoluta sinceridad, es lógico. Realizarla es otra cosa-.

El teísmo es un asunto que debe pensarse para vivirse como tal. No es un asunto para todos y debemos estar claros en esto. Y dice Amiel:

-Si Dios es solamente la categoría del ideal; la religión se desvanece de derecho como las ilusiones de la adolescencia. Si el ser puede ser sentido y amado al mismo tiempo que pensado, el filósofo puede hacer acto de religión-.

-Vive para los demás, se justo y bueno; haz del monumento o tu gavilla lo necesario y obtén el perdón del cielo, antes de ir dormir bajo la hierba-. Amiel

                               Era finales del 2003 cuando empecé el cuaderno número 63. Había cambiado el formato para los escritos tan personales que venía redactando, las libretas y los cuadernos han variado en su forma. Los colores de la tinta que elijo para el texto manuscrito me son muy importantes y van cambiando con las etapas.  Los tamaños del formato del papel me importan y ni que decir de las plumas, son mi pasión. Iba sintiendo una integridad muy especial porque visualizaba no muy lejos la década de los 50 (cincuenta) años de vida. Veía venir hacia mí esa temporalidad implacable, esa misma que si nos descuidamos puede tomar un tono de inquietud. El tiempo, y sus demandas siempre me ha propiciado muchos momentos de reflexión, al grado que mi obra plástica en acrílicos, tiene ese tema central. Veía, cómo ese quinto escalón de vida se acercaba y habría de subirlo con el mejor animo posible.  Apuntaba mis baterías a darme esa serenidad tan deseada con la observancia decidida y fuerte, tal cual lo fui logrando. 

Si algo nos va robando la paz, es ahí mismo en donde habremos de dar la media vuelta.

Irnos maravillando cada día es una tarea del ser noble que quiere una vida con luz.  El mandala personal y los colores se pueden percibir más nítidos, más brillantes. La gracia tan grande otorgada por el mismo universo se va haciendo patente y vemos que cada ser somos tan únicos como nos lo explica el Dr. Del Castillo. 

 ¿Si la vida es breve y para algunos mortales se termina para siempre ¿no tendríamos un permiso abierto de desgastarla sin más? Aquí podríamos volver apelar a lo karmatico: Ser vividores es un asunto de karma. Cuidar la intensidad no es poca cosa, lo inconsciente dista mucho de ser el unto de la magdalena. Poder estar lo más seguros posible de que cuando nuestros ojos se cierren para siempre, lo hagan en paz.  Es muy loable saber que a cualquier edad podremos reenfocar la vida personal.

Nunca he estado de acuerdo de que quien comete errores crea que su sanidad será completa al confesarlos, no lo creo así. Tal vez sentir que expiamos es beneficioso, mas quedan las consecuencias en nosotros para siempre si no se trabaja en los entuertos espirituales. (Continuará).

 

 

 

 

 

 

 

D.L.V.D. Vivir como un mandala que fluye. (11)

                                                                                            El individuo paleolítico vive siempre en el presente eterno. No hay sucesión temporal. Gaudio.

 

                                                                                   Continuar con las reflexiones en base a los textos del Dr. Del Castillo, permite que comprendamos como es que el pensamiento de nuestra especie ha evolucionado. Nada se transforma sin una razón, nunca es magia lo que se percibe como un cambio, y aunque resulte asombroso en algunos momentos, todo es explicable.

Si la temporalidad para nuestros ancestros no era asunto de tener en cuenta, como algo a voluntad, si podríamos decir que ese era parte del estadío temporal, natural y evolutivo para la vida del momento histórico que vivían. Esa supervivencia inimaginable y asombrosa, no deja de serlo para nosotros mismos en la actualidad.

Vivimos en evolución constante mas o menos intensa y sujeta a las demandas de mejorar y debemos tenerlo presente siempre, para no creer que lo que sucede en la vida total del humano solo está sujeto al capricho de ideologías, o peor aún, a la voluntad de algunos individuos. Somos lo que nos hemos propuesto respondiendo al medio o a los imperativos sociales, sea que esto se dé con conciencia o sin ella.

                                                            La estructura mental de los homínidos empieza desde muy temprano a ser fuente y factor de cambios, transformaciones que nos han permitido convertirnos en los homos sapiens sapiens modernos. El primer homínido esta datado con una antigüedad de 3.5 mill. de años, definiéndonos en lo básico por una conformación ósea que ya nos permite lograr al completo la postura erguida. El género humano en general es más reciente, se sitúa en 2.5mill. de años, ya con una capacidad de hacer grandes desplazamientos y caminatas largas por el planeta. El homo sapiens sapiens es el que se perfeccionó hace unos 150mill. de años, con una incipiente conciencia del yo, muy unida al sentido de grupo. Prevalece una mente emotiva de supervivencia y las expresiones artísticas son más de tipo zoomorfas, casi no se comunican entre ellas y son realizadas con una expresión aleatoria. Es un arte que representa el sentimiento del instante, del momento que se vive.

Tomó su tiempo la conciencia del ser, -el hombre siente como humano, pero no se siente aun humano-, para sí mismo.

Conforme evolucionamos se dieron cambios en los modos externos de ser, en lo grupal se propician asentamientos temporales y la incipiente tecnología va tomando su lugar, aunque aún con todo lo que se avanza, no se refleja en la mente, porque primero se adapta lo material y necesario, que, aunque nace del cambio cerebral, es más adelante cuando se hace totalmente consciente.

Al llegar al sedentarismo, el arte toma cierta estabilización en la figura, ya no solo se plasma lo natural, se dan nuevos trazos.

-No es la mano prensora lo que hace evolucionar al cerebro, sino que la modificación de éste es la causa…-.

                                Cuando el yo se colectiviza, otro gallo nos canta como especie. Pensamos y sentimos diferente, la especie permite a cada persona reconocerse como tal, de una manera más clara, siempre con la colectividad como base.  Ese yo neolítico, no es como el yo que hemos alcanzado en la época moderna, y dice el Dr. Castillo: -es un yo que representa el inicio de una personalidad que despierta por primera vez a la vida-

Jung denomina esta etapa como: alma colectiva.

Erich Fromm dice al respecto: - El individuo de un clan primitivo, puede expresar su sentimiento de identidad con la formula: yo soy nosotros-.

Esta manera de percibirnos, de vernos va a abarcar hasta el helenismo. No existe aún la introspección ni pensamiento estructurado en lo individual. No hay unidad entre el mundo físico y el mundo abstracto.

En las artes plásticas se dan las incipientes expresiones simbólicas que en la era mesopotámica y egipcia se transformaran en figuraciones narrativas e iconográficas, para dar pie más adelante a lo realista.

Con evolución progresiva es que hemos llegado a la individualización de la era moderna. Nacen las diferencias estéticas que no son caprichos de nadie, sino mera manifestación de lo que somos.

La profundización psicológica varía según la época histórica y se irá manifestando en todas las artes.

La concepción del mundo deja de ser lineal o plana para convertirse en concepciones diversas, con un yo más independiente que va a llegar a ser capaz de concebir la idea de trascendencia como algo valioso, un crisol de tendencias se crea y recrea. Hoy día, manifiesto en la diversidad.

Se piensa que el momento histórico del cristianismo fue crucial ya que permitió una amalgama de creencias que eran muy necesarias y que encontraron el terreno fértil, no solo para expandirse más allá de los confines del área natural de su surgimiento, sino más allá de los grupos que las propiciaron, permeando lugares diversos.

Este terreno fértil de ver y comprender el mundo de una manera nueva, dio pie al desarrollo de otros aspectos. El cristianismo es una corriente sincrética de pensamiento dentro del helenismo y el judaísmo.

Muchos factores intervienen cuando una creencia ha de propagarse y asentarse.

Bertrand Russel atribuye el crecimiento del cristianismo a: -diversas causas coincidentes, como el celo de los creyentes en la propaganda de la doctrina, su austeridad y disciplina, los poderes milagrosos de Jesús, la promesa de eternidad de una vida futura y la posesión de un libro sagrado-.

Las causas psicológicas van resultando determinantes en el camino de las posturas que nos permiten evolucionar. Lo que se requiere en un momento dado, si logra surgir con la fuerza necesaria, es seguro que postulará sus bases con enraizamiento fuerte. Los fenómenos sociales están asentados en las causas de los grupos, que van proponiendo y obteniendo lo que se requiere.

La reafirmación de creencias que apelan a las causalidades psicológicas de un momento dado, hace que florezcan las ideas.

El yo, como una realidad personal se empieza a manifestar. Así se ha dado pie a las mentalidades apoyadas en una ideología, ideas que se hacen parte de grupos nutridos que han permeado la historia humana.

Ese yo mucho más personal, con la evolución traspasa la realidad física de la especie y lo abstracto va tomando un sitio preponderante.

El triunfo de la nueva concepción religiosa que ya considera al ser humano como un ser poseedor de individualidad, se da cuando encuentra a una persona actuante y se manifiesta en todo. En particular en los templos pasa algo muy interesante: incluyen la presencia del individuo. En el caso de los templos románicos se empieza a permitir la entrada de los feligreses para ser parte del rito, estar cerca de su Dios. En el helenismo y recintos grecorromanos el lugar sagrado era dentro e inclusivo solo de la deidad, lo que se conoce como el Sanctus-Santorum y los fieles peregrinaban por la galería exterior por entre columnas o períptero, no se penetra a la cella o santuario.

El templo gótico va a venir a agrandar y a abrir un espacio renovado y dar con esta nueva concepción más esplendor al recinto ocupado por la feligresía, con novedosos apuntes dentro del arte que le da vida, con vitrales, un rosetón que es una imagen de la centralidad y de la armonía. Un gran aporte, es un mandala luminoso añadido a la arquitectura permitiendo la claridad y la luz natural colorida, un logro patente del arte.

La integración del individuo a la vida religiosa se ira proponiendo en las artes y en la arquitectura estructural como la concepción de Bernini en la factura del abrazo pétrico que se representa en la arcada del Vaticano. En el arte plástico, Las Meninas de Velázquez propiciarán que el espectador se integre al cuadro, ya no es un agente neutral o pasivo quien mira, sino un ser actuante, participativo con la obra misma.

                                                                                     En el pensamiento filosófico es Descartes quien da las pautas. Su pensar ya no está poniendo a ningún Dios en la centralidad, es la razón misma la que tendrá el pandero del pensamiento. Este filósofo da entrada a la modernidad apartándose de las ideas medievales. Soltar el pensamiento teológico hace que se tome un nuevo asiento entre religiosidad y filosofía.

La incorporación de la razón como un modo evolutivo y de trascendencia diferente, va a dar pie a que se den las bases del pensamiento científico y abrirá nuevos cuestionamientos que habrá que responder.

                                                                 El yo creativo, ese del que hemos hablado en otros párrafos de estos textos, es el que se propone conjuntamente con la evolución del pensamiento y es el que se concibe para mejorar cada día como camino factible a todos los seres humanos.

Dice el autor: -si el yo quiere evolucionar hacia estados superiores…el impulso de la materia tiene que retirar la capa ideológica que protege al yo, al igual que hace la mariposa cuando después de ser crisálida, rompe el capullo y vuela-.

Un nuevo modo de conceptualizar habrase de crear. Lo religioso ha de tomar el sitio que le corresponde y la razón dará lo suyo, un mundo acorde a lo humano y pensante. Lo realista ha de permear.

Desde fines del siglo XVII se da una nueva era en la que -la persona es pensada independiente del Abstracto-.

La mente ideológica ha de evolucionar a un pensar no tan de referencias sino de soluciones concretas planteadas por los grupos de especialistas. En la segunda mitad del siglo XX mucha más gente de la que podríamos imaginar, ha comprendido la importancia de no guiarnos por ideologías, sino con soluciones dinámicas y posibles en relación a los problemas mundiales. El individuo de este siglo es un ser con más espontaneidad y autonomía de sus actos.

Fernando Mora dice:

-La creatividad, al igual que la ética, la belleza, la toma de decisiones o la capacidad de imaginar o razonar, no existe como tal en ninguna parte física del cerebro. Crear significa tener la capacidad de emocionarse y razonar, aprender, recordar, imaginar y todas estas son funciones cerebrales cuya elaboración se encuentra distribuida en áreas, circuitos y redes neuronales, cuya actividad en códigos de tiempo comparten y a su vez son reclutadas para otras múltiples funciones-.

Somos lo que somos, por ser lo que somos.

Referencia bibliográfica: Dios, Darwin y Freud nos han abandonado.                     

Fernando del Castillo Martín. Ed. Ensayo, Biblioteca Nueva. España.