lunes, 24 de abril de 2023

 

D.L.V.D. Construir, Paz. (6)

 

                                      Aprender a mantenernos en calma en medio de la actividad,

y a estar llenos de vida cuando descansamos. Indira Gandhi.

 

 

                                                                   El recuento que podemos hacer en relación a lo que nos propicia y vincula con la paz, es muy amplio. Hemos entrado de lleno al valor de los textos, una parte de la vida que no todos disfrutamos por igual (y es muy válido que así sea) mas no podemos dejar de mencionar que su fuerza en nosotros sí que puede ayudar a tener ese ánimo tan deseado y necesario, mucho más en estas épocas de tanta información. Es un hecho que todo lo escrito nos impacta y mucho se queda en nosotros para siempre, de unas lecturas surgen otras volviéndose enorme la espiral. No importa que pasen los años, porque al correr de éstos, nuestras preferencias irán cambiando, lo que tenga que quedarse para volver a leerse seguro permanecerá y lo que hay que observar es que nos implemente para propiciar paz en nosotros y por ende en los demás.

En los siguientes textos hablaremos de cómo nos pueden inquietar algunos asuntos de la vida diaria y que adecuaciones podremos hacer para que eso no suceda, es una cuestión de como interpretamos la realidad y como lo que nos vamos proponiendo va lográndose dándonos así la posibilidad de que las satisfacciones sean como bálsamos para continuar una vida fluida. La perspectiva de que nada es tan importante como para crear una inquietud irreversible se hace parte de nuestro pensar y lograr que todo sea determinante para que estando enteros y pacíficos podamos hacer lo que nos corresponde. No dejarnos llevar por el canto de sirenas, habrá lecturas y acciones que se cierren y terminen su paso, dejando una estela de positividad.

La frase de Indira Gandhi es muy clara, de entrada, nos invita a que nunca posterguemos el momento de reponer fuerzas, aunque la vida de hoy nos lleve a no poner fin a acciones que de pronto nos toman más tiempo del que habíamos previsto, es importante saber que debemos parar y luego retomar.

En lugares de clima caluroso es recomendable cuidarnos de los excesos cuando lo que estamos haciendo se da al aire libre, caminar, bajarnos y subirnos del transporte, con los estados cambiantes de temperatura. Mantener la calma en medio de cualquier actividad, es lo primero.

Así pues, es muy válido reenfocar el concepto que tenemos de tiempo. A nadie le importa que hacemos con nuestro tiempo más que a nosotros mismos, mas lo que si impacta en los demás es cómo estamos pendientes y respetar los tiempos de los demás. Un concepto muy trastocado hoy día es el de la puntualidad. Habremos de tener en cuenta que aun con usos y costumbres (ejemplo: pensar que el llegar tarde es lo de menos, o algo de buen tono) hay que saber propiciar y respetar los horarios que se han propuesto. Se entiende que hay lapsos de tolerancia (que en general los médicos en sus consultorios no conocen) lapsos razonables y aceptables. La puntualidad es necesaria no porque no haya tiempo suficiente, sino tan solo porque propicia una mejor fluidez en las actividades de todos. Si llegamos temprano al lugar al que hemos sido requeridos, siempre es mucho mejor que estar con carreras tratando de no llegar tarde y tal vez entrar en momentos de caos. Llegar antes de lo previsto puede ser muy positivo para aprovechar revisar el celular y no hacerlo en medio de la convivencia. Respecto a esto del teléfono es muy importante entender que por más urgente que sea algo, no es conveniente estar solucionando asuntos a voz en cuello y tomándonos el tiempo de otros, una muy buena costumbre por principio habría de ser apagar el teléfono apenas entremos a la convivencia grupal, así sea la familiar y saber que ya le llegará su momento a otros asuntos que estamos teniendo entre manos. Antiguamente era menor la ansiedad, porque sabíamos que el teléfono no estaba tan cerca, no era parte de la vida activa de convivencia, y si era menester hablar, se sabía en qué momento se darían las comunicaciones. Mucha de nuestra esencia pacifica se ha perdido hoy día por estar en esa imperiosa necesidad de estar comunicados, querámoslo o no. Es un hecho que con un celular en la mano se resuelve todo (o casi) mas hay que ser conscientes que también con estos adelantos hay que tener medida y educación (no de modales, sino más bien del sentido de convivir) nada es más importante que el ser humano que está conviviendo con nosotros y por ende el teléfono debe tomar un segundo plano.

Así pues, el tiempo es valioso, y también es el mejor aliado para estar del mejor humor y ánimo y más que nada fuera del ámbito de la ansiedad. Si nos damos cuenta, todos estos adelantos de los que afortunadamente disfrutamos, se han dado para mejorar la vida y los intercambios de ésta, no para hacernos esclavos de ellos y creer que tienen prioridad. Es lo mismo en relación a lo que se da en la concepción de lo que somos, un ejemplo de esta época es cuando vivimos para la productividad sin sentido humano, podremos estar creando bienes, mas hay cuidar que en estos procesos no se deje de lado el lado humano de las acciones.

En los escritos que reviso de pronto me topo con que en el año cuando yo cumplía 45 (cuarenta y cinco) años de edad, me hacia la pregunta y quería saber mejor quién era exactamente mi madre, mi padre, y saber un poco más de sus porques en la vida. ¿Qué tanto nos damos tiempo para saber quiénes son en la realidad y que tanto habremos de interactuar con ellos teniendo presentes los asuntos de sus particularidades, sobre todo cuando se van haciendo mayores de edad? me iba percatando que la idea de su partida eterna ya estaba más cercana, y esto me rondaba la mente y  en cierta forma me trastocaba la paz, no porque hubiera dependencia mutua en lo físico, sino que empezaba a preocuparme de cómo iba a asumirse emocionalmente por ambas partes, cuando ellos ya partieran para siempre. De pronto tuve una imagen de mi madre como si fuera uno de esos equilibristas que van sobre un alambre, le percibía demasiado preocupada por momentos sin mayores razones aparentes y como que ausente e inmersa en resoluciones que se le dificultaban. Me propuse cruzar a verle (vivía enfrente de mi casa) y hasta hacer unos misterios del rosario (más por ella que por mí misma, que no soy tan afecta a ese rezo) porque me daba cuenta como ese rezo especifico le daba paz. Observé que en casa de mis padres si hubo momentos de ansiedad, que de pronto aparecían como parte de un modo que no se superó, porque venían de generaciones en las que no se planeaba propiamente la vida, todo se daba por sentado y más que nada prever no era lo suyo, sino resolver cuando se aparecía el asunto problemático. Trate de hablar de esto con mi madre, pero me di cuenta que hacerlo propiciaría mas ansiedad en ella. Es un hecho que, a cierta edad, es mucho más difícil cambiar los modos de desempeñarnos. En lo personal me di cuenta que haber tratado bastante con una persona que me enseñó mucho del buen sentido del orden, me había dado un valor que hasta hoy practico. Saber ver de antemano que es lo mismo que prever y tener una agenda previa al día que vamos a vivir. Ni que decir de tener un plan estructurado de las acciones vitales.

A mediados del año 2000, yo con 45 (cuarenta y cinco) años de edad, me quedaba claro que aún me faltaba mucho por afinar en las percepciones que propiciaran una paz asentada y mas o menos duradera, esa misma que yo había elegido para toda la vida. La entrada del siglo, a todos nos marcó. Los conceptos en general fueron tomando nuevas acepciones, la vida de relación en el mundo entero fue tomando nuevos giros.

Herman Hesse dijo: -Como cuerpo, cada hombre es uno; como alma, jamás. –

¿Qué es lo que quiso diferenciar? Yo creo que nos quería decir que la vida espiritual nos une como un todo y que en la medida que la conciencia se va haciendo más abierta, los humanos seremos más afines a lo que en realidad somos. No somos una especie que propicie todos sus bagajes posibles, sabemos que mucho del cerebro humano aun nos es desconocido y hay muchísimo aun por aprender.

Mucho de nuestro sufrimiento compartido (guerras, descontrol de grupos, ignorancia) proviene de que no todos nos hemos puesto las pilas para saber más en función a lo que en realidad somos y que nos toca hacer.

La vida en general se va a dar en función a las ideologías que permean el grupo social al que pertenecemos, y a veces asumimos cosas que son muy injustas, cuidar que no se asienten como naturales es todo un tema.

En estos tiempos en mi mente se afinaba un concepto que luego ya comprendí mucho mejor: El de justo medio. Se va haciendo claro en la medianía de la edad, y eso que vislumbramos como perfecto, es algo que no existe ni existirá nunca, que con los elementos de que disponemos habremos de hacer el verdadero diseño de la vida que queremos vivir.

Para muchos de nosotros el entendimiento de la contingencia en Dios nos va dando el color de la vida, la fuerza para saber que suceda lo que suceda hay mucho que no podremos controlar.

De pronto nos va quedando claro que no hay recetas para vivir, y eso que se llama ser gente normal, no es tan normal cuando vemos que a veces se vive mucho con pantallas que no son realistas. Estar creyendo que los demás llevan vidas mucho más tranquilas que nosotros, es falaz, la vida tranquila es algo que se aprende a propiciar y aunque parezca a veces lograda, es asunto que se trabaja a cada momento.

Lo que podemos observar del mundo de nuestros padres, es tan solo una parte que se asienta en la propuesta de su propia vida y de ahí hay que partir para no repetir lo que no ha funcionado y poder ser más creativos a la hora de vivir la propia vida.

Percibir la realidad personal como un proceso de maduración es muy positivo, sin comparaciones de ninguna clase.

La parsimonia de ser,

Serenamente.

En el solaz de vivir,

Tranquilamente.

Constancia de lo que se da,

Pausadamente.

En el devenir,

Armónicamente. MJ

 

 

 

 

 

 

 

 

 

D.L.V.D. Construir, Paz. (5)     

                                    Los que tienen prisa, nunca llegan a tiempo. Proverbio Zen.

 

                                                   En el cuento de Alicia en el país de las maravillas, el conejo que Alicia ve pasar, lleva prisa. A ella, eso mismo le llama la atención y no es por otra razón que esa manera de fijarse que tienen los niños, de los modos de los adultos.  Sentirnos a veces con prisa, y correr correr y correr, nos hace creer que en verdad no tenemos tiempo suficiente, cuando una premisa pacifica para promover la paz en general, es saber que siempre hay tiempo y siempre lo habrá. Un postulado muy valioso del Zen es eso mismo: saber el valor real del tiempo, de esa temporalidad que se nos otorga y que cada uno habremos de utilizar según percibamos la realidad. Alicia nos enseña mucho con sus percepciones, mas ahora que analizo con más detenimiento y les comparto lo que voy encontrando en ese valioso texto de Carroll, me queda claro que en verdad más que para niños, es para que como adultos nos podamos reencontrar con nuestros mejores pensares y compartir en forma más fácil y amena con los críos a quienes les podemos leer y motivar, volver a disfrutar con ellos.

La vida en ese país inventado es un asunto que se presenta como tergiversado, en verdad a veces como de cabeza y es la actitud de la niña por comprender mejor, quien desarrolla el discernimiento. Acción muy asertiva ligada a la paz interior para depurar y entender. En estas épocas que reviso me doy cuenta cuanto fui aprendiendo de esta acción, que también va muy ligada a poder descartar sin pena ni gloria todo lo que no forma parte del plan creativo de vida que nos hemos propuesto, hacer lo que más nos conviene sin temor, porque no siempre es una acción descabellada lo conveniente, aunque las doctrinas nos digan a veces, que lo más importante es el prójimo. Nunca se puede dar la mano al prójimo si no comprendemos que el primer prójimo somos nosotros mismos, tendernos la mano es lo más digno que hay, y eso es lo que se nos pide, quien no se tiene a sí mismo, no tiene de donde tomar para poder dar.

Casi siempre las relecturas resultan con nueva mirada, eso mismo es lo que hoy comparto del texto de Carroll, y ya viendo con más atención qué es lo que propone este cuento tan maravilloso, encontramos discernimientos muy plausibles para poder proponer a los críos que puedan leer los cuentos en compañía y proponerlo a los más cercanos a la adolescencia, para que lo hagan con una mirada más personal. El niño que no aprende a pensar, siempre estará atado a otra persona. Así pues, vemos como Alicia se hace la pregunta ¿Es que los gatos comen murciélagos? ¿O será que los murciélagos podrían comerse un gato? Este tipo de preguntas son las que despiertan la imaginación y abren nuevos mundos, parecen las preguntas más triviales y en verdad no lo son cuando de una imaginación pura y clara se trata. Esta niña del cuento, que ha caído en un mundo que pretende llevarla al lugar maravilloso que ella espera, tiene que cuestionarse y así mismo llegar y abrir la puerta correcta.

Las llaves vivenciales nos las van proporcionando las trivialidades de la vida misma de cada día, conforme las experiencias son utilizadas para crecer, para detenernos por momentos y ver mejor, llevar una continuidad propositiva. Así se dan los resquicios con su propia luz.

Van apareciendo los personajes y no es tarea tan sencilla comprender para que están unidos unos con otros, qué esperar de cada cual, exacto como sucede en la comedia humana cuando a veces no sabemos ni porqué desembocamos en un sitio y cuál es nuestra misión ahí.

El espíritu apacible y pacifico es el camino para percibir que todo puede ser posible, y a partir de ahí elegir las posibilidades reales, no todos los caminos llevan a Roma.

Al llegar a puntos clave, en las vivencias se requiere de especial percepción. El camino del zen nos habla mucho de estar atentos, A veces llegamos, pero no estamos con los elementos necesarios para ese momento, y habrá que saber esperar.

¿Qué es lo que nos ayuda a tener todo en el momento concreto y poder realizar con máxima ventura la acción que percibimos como asertiva? Sabernos serenar. En lo mas intrincado de la batalla diaria, hay que ver con ojos serenos. A veces está tan interconectado lo que tenemos entre manos, que hasta se nos puede dificultar la forma de comunicarnos. No siempre podremos dar entrada a la tristeza con el potencial del bien que trae, a veces los acontecimientos nos piden primero presencia de ánimo y luego saber vivir las tristezas con buen sentido. Lo triste es de los sentimientos más nobles y más validos en la vida de cada ser humano y está vinculado al personaje del duelo que hay que dejar pasar y permitirle sentarse junto a nosotros. Vivir adecuadamente los duelos es una necesidad totalmente reivindicadora para poder volver a pensar claro.

El conejo blanco en el texto de Carroll es la ejemplificación de un tipo de madurez. Con sus estructuras a veces muy rígidas, se nos presenta como la sensatez, que a veces más le valiera no serlo tanto.  Observar el camino de los cambios necesarios, requiere fluidez. Si hay que estar en lo que estamos (como también nos dice el Zen). Alerta no significa tensionar, significa ms bien pacificar.

Puede ocurrir que de pronto nos desconozcamos a nosotros mismos, algo así como que nos asombre el propio modo de responder y actuar, mas hay que recordar que a veces las circunstancias son más inquisitivas y que la claridad depende de uno mismo. Vale la pena saber hacer altos, volver a mirar con detenimiento y continuar. Si se presentan lágrimas, solo tener el cuidado de que éstas no nos ahoguen y nos produzcan más pesar del necesario, nuestras propias trampas a veces nos pueden atrapar y volvernos un poco más oscura la escena. Hablarnos a nosotros mismos. De pronto pueden aparecer creaturas muy curiosas que habremos de aprender a valorar. Los niños que nos rodean son grandes maestros, ellos se desempeñan siempre con su propio ritmo tan personal que se hacen maestros del adulto.

Sentirnos de momento desanimados es normal. Alicia sabía que aun con todo lo que había crecido tendría que volver a ser ella misma y se tenía paciencia. Hoy día se habla mucho de observar nuestros sentimientos y emociones y es algo muy necesario. La parte estructurada de cada ser, siempre retoma las riendas y nos llevará al sitio mejor. Nuestra zona de confort es parte importante mas no es constante y puede cambiar bruscamente, si hemos practicado los estados de paz, sabremos recobrarnos mucho mejor.

Alicia, en verdad lo que vivió es un sueño. Nosotros podremos encontrarnos con vicisitudes reales contantes y sonantes, mas siendo observadores y viendo como otros logran salir airosos, lo lograremos siempre también nosotros mismos. Cuidado con el ánimo pesimista, nos puede confundir el camino a seguir.

Hacer de nuestro ser personal una resonancia pacifica es trabajo de cada momento, de cada día.

Y continua el relato: - La oruga y Alicia se estuvieron mirando un rato en silencio- Así es, mirar en silencio, ¡qué sabia acción! Para saber, antes hay que saber mirar.

Y, antes de desear algo, hay que saber que tanto nos conviene o si eso mismo nos robará la paz.

Y, si entramos al lugar seguro es probable que nos encontremos con… ¡Un gato de enorme sonrisa!

Si, de pronto cuando nuestro estado es el apropiado, es seguro que veamos más cosas positivas que negativas, las personas se ocuparán de sus asuntos y sin entrometerse en los de los demás, seguro serán más felices. El gato sonriente le dio confianza a Alicia y hasta llego a preguntarle qué camino le convenia tomar. Es un hecho irrevocable que los gatos son grandes maestros, y quien tiene uno en casa sabe que solo su presencia propicia un estado de paz. En lo personal, cada semana baño a mi gato, es una limpieza que comienza quitándole todo el pelaje que le sobra y de ahí pasamos a un baño de espuma que no le moja demasiado y le deja limpio y más que nada muy feliz, y esa felicidad se hace extensiva a mi persona. A veces me pregunto si además le deja ¿mas sonriente? en verdad nunca he visto sonreír a mi gato, mas tampoco es gruñón y jamás se apura por nada. Si tiene que darse unas buenas horas de descanso no hay nadie que le supere en estas lides, y sus salidas solo son las necesarias. A pesar de que el gato del cuento no decía cosas muy coherentes, Alicia confió en él por su enorme sonrisa.

Las partes de las incoherencias en el banquete que en los siguientes capítulos del texto se da, son maravillosas para aprender a observar que no pasa nada ante tanta incongruencia y hasta la falta de lógica en la vida real, si sabemos dar el enfoque. Acertijos que a veces no tienen respuestas, personas que nos desconciertan con sus modos, historias intrincadas que nos hacen el día más ruin, y a veces hasta nos dan ganas de levantarnos e irnos cuando en algunos lugares percibimos que nada bueno se está tratando, pero nada de esto debe robarnos la paz.

Alicia sabía que volvería de un modo u otro a su realidad y a ser ella misma. Al niño a quien se le comparta la historia de Alicia, habría que ponerle en antecedentes de que estamos ante un asunto de imaginación y al llegar al final poder decirle que Alicia en realidad soñaba y que volvió a casa con sus hermanas sin más.

Es verdad que a veces todo sale al revés, pero si tenemos la fe bien estacionada en la mente, en el alma todo volverá a su sentido mejor y más claro.

                                                         Si nos tomamos el tiempo para revisar algunos de los textos que leímos de niños y decidimos dar con ellos para compartirlos con algunos críos que sean parte de nuestro entorno, es seguro que estaremos haciendo un gran bien a ellos y a nosotros mismos. Es una buena manera de crear empatía, cercanía, fomentar el amor a la lectura y ni que decir implementar para la paz de todos.

Con las lecturas a veces puede pasar que sintamos que es tiempo que no es productivo, esto sucede por el tipo de sociedad que se ha creado en la que todo parece que debe de producir algo contante y sonante y si esto no se da pareciera que el tiempo se desvanece sin más, mas podemos estar seguros que el bien que hacen las lecturas perdurará para siempre y es transformador.

                                                      En lo personal, los libros de la apoca de mi adolescencia se multiplicaron. Mi padre se esmeró en abrir su biblioteca y mi madre en recomendar más. Es la época en la que se definen preferencias y en mi caso tenía claro un interés por todos los asuntos de nuestra especie, el comportamiento humano y la Antropología fue haciéndose presente. Conocí a un autor norteamericano que escribió relatos breves de aventuras, y hasta hoy le leo con interés, como un clásico de la literatura, Jack London cuyo nombre real es John Griffith, nacido en 1876, y conocí su obra cien años después, y aun está vigente, muy recomendable para jóvenes que quieren disfrutar de relatos cortos y muy humanos. El libro más conocido es -La llamada de la selva- la historia de un perro que al final de una vida llena de contratiempos decide volver a adentrarse en el pasado de sus ancestros los lobos y no volver a la civilización. Variados autores de la Literatura universal pasaron por mis manos, como lo son Giovanni Papini con Gog, así como varios tomos de Taylor Caldwell, entre otros, mas lo importante es poder saber que rumbo tomarán las lecturas y adentrarnos en eso, ya los jóvenes de ambos sexos están siendo claros en sus derroteros universitarios y es ahí donde seguramente las lecturas de su interés darán los caminos. La ciencia, que es tan necesaria hoy día nos presenta cada vez más posibilidades en su modalidad de divulgación por lo que cualquier tema es accesible y fácil. Los libros electrónicos están dando un enorme cauce a las lecturas de hoy.

Leer, es sin duda alguna un asunto que nos hace proclives a tener un espíritu pacifico. Ya la Antropología ha dejado claro que la especie, nuestra especie el homo sapiens sapiens no es violento por naturaleza, por lo que a cada uno de nosotros nos corresponde demostrarlo en cada vivencia y en cada paso. Si existe la violencia, es por un mal entendimiento de la especie, por no decir una total ignorancia de los seres que somos. Es verdad que a veces el dolor nos ciega, nos molesta mucho ser víctimas de la violencia, mas los caminos para erradicarla nos están en la destrucción, ni en la respuesta visceral, están en una renovada percepción total del mundo y para eso se necesita mucho mas que buena voluntad, es necesario reaprender, desaprender y esforzarnos cada día desde la trinchera que nos ha tocado vivir. (Continuara). MJ

 

 

 

 

 

 

 

D.L.V.D. Construir, Paz (4)

 

                                   Es porque el mundo está en guerra que tu paz es tan necesaria. Robert Holden.

       

                                  No sé qué tanto les haya sucedido a ustedes lo siguiente que les voy a comentar, en lo personal me sucede muchísimo que exactamente de los temas que me interesan en un momento dado, o de algún texto que yo este leyendo, de pronto comienzan a aparecer otros materiales relativos al tema, que complementan o que dan nuevos sentidos. Es muy interesante observar este fenómeno y no dejarlo pasar, porque según lo interpreto yo misma, se da porque es como ir atrayendo asuntos de nuestro interés y la conciencia se nos abre. A veces no entendemos bien a bien que quiere decir eso que tanto se escucha hoy día de que la conciencia hay que abrirla o que se están abriendo las conciencias, y este aspecto que comento en este momento siento que va por ahí. De pronto también podríamos percibir cómo lo que vivimos se va armonizando y toda cuaja como un buen flan, como que todo se cuadra a nuestro favor, y aunque no sea realmente a nuestro favor en la realidad, lo que vivimos lo vamos percibiendo como un asunto que implementa y da sentidos renovados. Todo el tiempo nos estamos renovando. Así es como, esta mañana que abrí el celular, el pensamiento sobre la paz con el que inicio hoy, me llamo mucho la atención para bien (forma parte de un poema más amplio) me di cuenta que tan importante es tener mucho más claro, que es lo que tenemos que ver con la paz mundial. De entrada, es la paz mundial algo muy diferente en dinámica y fundamento a lo que podría ser la paz personal, pero ligadas están y en mucho. A veces cuesta trabajo comprender estas ligaduras e interconexiones de hechos y acciones, pero no hay la menor duda de que si implementamos para la paz personal estamos dando un respiro muy real y valido al mundo entero. Ya lo hemos mencionado, y vale la pena recordar: Todos somos uno, aunque por momentos nos cueste entender.

                                                Regresando más concretamente al redil del texto que hoy nos ocupa, habremos de tener claro la importancia de lo que a cada uno de nosotros nos es necesario para tener paz. A muchos nos encantaría decir que compartimos algunas actitudes o acciones, pero no es tanto por ahí lo que importa (aunque nos encante saber que otros son como nosotros) sino lo más importante es que en verdad hagamos el esfuerzo de saber qué nos mueve personalmente.             

Volviendo a lo de los libros, les continuo el relato de mi propio derrotero, ese amor a los encuadernados de papel me ha acompañado largo tiempo. En esas revisiones de mi propio librero (hay un lugar muy especial para los libros de la niñez) de pronto sentí un vuelco de emoción y tome uno de canto amarillo, luce viejo y que por él ha pasado el tiempo, era de cuando yo tenía unos 11 (once)años de edad, y volver a revivir como ese pequeño libro llego a mí, me transporto a muchos años atrás. Algunas veces los libros los pudimos haber recibido de regalo en un cumpleaños, o tal vez fue una compra de pasadita por el stand de los libros de un supermercado, que se yo. Al observarlo bien, me di cuenta que es una versión de -The marvelous Land of Oz- del autor Frank Baum. y me llego en un momento singular. Era la primera vez que estaría lejos de casa sola, aunque con muchas niñas de mi edad y de variadas edades, me enviaban a un bello lugar en el campo, un campamento de verano en donde viviría muchos buenos momentos dos largos meses, en las montañas Adirondack. Estuve ahí dos veranos completos y hoy me queda claro que ese desprendernos de los adultos a veces les cuesta más a ellos que a los críos. Antes de tomar el vuelo en el aeropuerto de Nueva York la persona que me organizo toda la partida (la hermana mayor de mi padre, quien prácticamente vivía ahí) decidió que yo necesitaba unos libros en inglés que fueran apropiados para mi edad. El día anterior a mi partida, como despedida me llevaron al teatro, ella y sus amigas. Había gran entusiasmo entre ellas y caminábamos felices por el rumbo de la Quinta Avenida cuando de pronto ¡Una librería! (no creo que mi tía fuese una gran lectora, sus caminos eran otros) y percibí el gusto para entrar ahí y encontrar el texto que me ayudase a sentirme acompañada en mi primera soledad total de familia.

 Poder aprender un poco más de inglés leyendo, ¡muy buena idea!, las tres mujeres gozaron el momento y pasados más de 50 (cincuenta) años ya, lo volví a revivir como si fuese ayer. Me sentí agradecida, aun sin congeniar del todo con esa persona que me acogió y que a veces he de reconocer como que me parecía de un carácter insoportable por momentos, lograron ella y sus amigas aligerar la carga y el temor de la partida. Recuerdo como le pidió a la empleada que fuéramos al stand de libros para mi edad y ahí seleccionamos: A mí me atrajo el libro ya mencionado, y a ella uno de la vida de George Washington.

Leí mucho más el de la tierra de Oz, el otro texto fue la cuna de todas las hojas del campo de diversas formas y verdores que me gustaban y que guardaría ahí para verlas una y otra vez, con las pastas duras y entre las pelucas y batallas del primer mandatario norteamericano, mi colección se resguardó.

 Hoy día, que diseño mandalas me queda clarísimo por qué les pongo hojas, la variedad de estas formas naturales me puede fascinar. Hojeaba durante la hora de irnos al descanso todos los tesoros que había yo coleccionando durante el día, que iban apareciendo y que disfrutaba en paz, y me la volvió a dar hoy día. Así, esos libros me acompañaron ese verano y creo que si me dieron mejoría en el inglés. En estos días, he releído el de la tierra de Oz, y todas las remembranzas me han acrecentado la paz.

                                                         No es difícil ir descubriendo los asuntos mentales que son para nosotros prioridad, es en mucho un gusto y más que nada una alegría interior para poder pacificarnos y saber a qué le damos realmente importancia. Esta vida actual es muy demandante, (ya lo hemos dicho muchas muchas veces) mas no hay que olvidarlo, porque no nos podemos enganchar en todo.

En lo personal, lo que a veces me roba mucho la paz es recriminar de los caminos andados, que creemos que no nos llevaron a lugar alguno, mas cuando volteamos a ver sabemos que todo nos ha conducido a momentos que tienen gran sentido para la vida más allá de las cinco o seis décadas que ya vivimos. Es importante revalorar, rememorar y dejar claro que es más afín a nosotros.

Cuando comienza el capítulo numero 14 (catorce) del texto sobre la felicidad de Bertran Russell, nos dice: -puede que no esté muy claro si el trabajo debería clasificarse entre las causas de la felicidad o entre las causas de la desdicha. Hoy día ya los jóvenes están mucho más preparados para seguir a su corazón, eso exactamente es uno de los aspectos más bellos de la apertura de conciencia, la fortuna cada uno la llevamos dentro, así caminemos en la playa o en la montaña, así seamos como seamos, el respeto al ser, es lo más valioso que hay que cuidar.

Sí resulta muy penoso pensar que existan tantos seres humanos que tal vez realicen trabajos que no les agradan y tengan que hacerlo solo para subsistir, es algo que a todas luces se vive, pero no por eso mismo se le da entrada a la inquietud, saber volver el camino y encontrar a nuestro ser pacifico es un deber.  Que lo que nos toca realizar sea placentero y muy creativo es básico, pero si no lo es, uno puede convertirlo, hacer los pasos más agradables. Nadie puede ser feliz haciendo lo que no le gusta, por lo que hay que poner todo lo que sea necesario en la balanza.

El ocio, nos dice el mismo autor es en función a un trabajo realizado. El ocio por el ocio mismo es seguro que terminara haciendo un remolino en el ser que solo este en busca de no hacer nada, y puede causar un desorden mental. Si nos vamos con la finta de que no haciendo nada estaremos mejor, mucho ojo a lo que decían nuestras abuelas: - La ociosidad es la madre de todos los vicios- y dice Russell: El mejor aporte del ser humano a la felicidad y por ende a la civilización y la paz, es tener la mejor manera para ocuparnos en nuestros tiempos libres, y no solo en los libres, también en los que están más fuertes los deberes del rol que nos toque desempeñar.

Nos comenta que el acto de decidir no siempre es agradable a todos los seres humanos, hay muchos de nuestros congéneres que son felices de que decidan por ellos, ¿Pereza mental? yo creo que es más un asunto de desmotivación.

El ser humano que posee muchos medios y bienes materiales, si es en verdad sabio y maneja sus niveles de inteligencia con adecuación, siempre tendrá entre sus días mucha disciplina, orden y motivaciones varias. Se comenta mucho como el Rey de Holanda que es piloto aviador y le encanta volar, tiene horas de vuelo que realiza en una línea comercial. Se ha vuelto para él importante ser y pasar como un común de los mortales.

El buen trabajo, genera ambición, ganas de crecer en algún aspecto, conocer más y poder compartir mejor con los congéneres.

Los dos ingredientes del trabajo bien realizado que nos dan asientos de paz son: Ejercitar una habilidad y por ende la construcción de algo, un proyecto por más sencillo que sea siempre nos implementa para bien.

Algunos se preguntan a veces quienes son más felices ¿Los artistas? o ¿los hombres de ciencia? Muchos se responden que entre los hombres de ciencia hay más posibilidades de satisfacciones reales por la diciplina requerida, mas esto mismo si el artista también lo implementa es seguro que logre una larga satisfacción de la obra realizada y esto le de paz.

Interesarnos en asuntos totalmente ajenos a lo que es común en nosotros, también es algo muy positivo, no quiere decir que estemos ocupándonos de más de actividades que no sean de nuestra incumbencia, para nada, es más bien aprender a compartir con lo que hacen los seres que nos rodean y poder interactuar sanamente con ellos.

Observar, (así mismo como lo es la oración contemplativa o la práctica del zen) aportará elementos para tener mayor paz.

Continua Bertrand Russell: - Todos los interesas impersonales, ayudan a mantener el sentido de proporción en lo personal.

No hay objetivo sin cauce, aunque si puede haber objetivo sin sentido, por ello mismo si aclaramos esos sentidos de la coloración en nuestra vida, sea que nos guie la sabiduría, las emociones o queramos estar más serenos en la paz, no es tarea delegable. (Continuará). MJ

 

 

 

                                                                  

 

 

 

 

D.L.V.D. Construir, paz (3)

 

                                        Los libros de nuestra niñez, baluartes que se guardan en el alma. MJ

 

                                         Pues bien, si hemos hecho hincapié en que los libros pueden proporcionarnos una buena dosis de paz, mucho me queda claro que al volver a algunos de nuestra infancia podría ser siempre un buen camino de refrendar esos invaluables sentimientos que son parte activa de la paz.

Cuando somos niños mucho nos impacta de una manera singular y precisa. Acabamos de vivir algo así en casa, mi nuera con la mejor intención del mundo tomo del librero infantil (que forma una parte de mi librero personal, por el amor que les tengo a algunos libros que fueron de mi niñez), Y quiso leer a su niño de 5(cinco) años, - Alicia en el país de las maravillas - y cuando llegaron al momento de que la Reina de corazones ordena que se descabece gente, obviamente fue algo inusual y llamativo, que el niño tomó la frase para repetirla cada media hora. La frecuencia es lo de menos, cuando lo que nos toca es revisar y continuar con lo mejor que se pueda. Viendo una tarde el ejemplar ahí estibado con todos los cuentos infantiles, pensé - he de tomarlo, revisarlo y recordar lo que en mi infancia ese libro me dio.  De hecho, desde las primeras hojas me pude percatar que ese cuento, aunque Carroll lo concibió para unas niñas que él mismo conocía, en verdad creo que lo escribió para adultos o tal vez para niños que ya van llegando a la adolescencia. Este ejemplar que tenemos ahora en casa no era el mismo que yo leí cuando niña, así que el gozo fue enorme al encontrarme con el mismo cuento con una bella y nueva interpretación. Dibujos muy artísticos, hojas de papel muy especiales y un ejemplar que en sí mismo es una obra maestra. El gozo de pasar las páginas conjuntado con el de encontrar los significados, es lo que les voy a compartir. Creo que vale la pena, sobre todo para quienes tienen críos cerca y puedan en su compañía disfrutar de tanta enseñanza, metáforas y poesía muy especial.

La edición es de 2010.

Editorial Sexto Piso, España.

La reflexión para la paz, se hizo presente.

Ya desde la introducción se nos aclara que nada es lo que parece. Sabemos que esto es característico de toda imaginación infantil, pero en este caso sí que se explaya el autor. Mas ¿Como le explica uno a un niño de cinco años que todo es ficción?

Vamos notando en la persona de Alicia una verdadera encarnación de una fuerza descomunal, la niña de pronto ve pasar a un conejo y decide sin más, adentrarse en su madriguera. ¿tuvo miedo? Eso no se aclara, pero lo que sí es preciso es que la niña logra visualizar muchas cosas interesantes en su caída, que al principio es en línea recta y luego llena de recovecos. ¿No es así la existencia de todos nosotros los mortales?, mas aquí, se hace hincapié en que se puede observar con gran interés todo lo que va pasando en derredor, así que desde que la niña cae y llega al fondo ya está lista para estas observaciones especialísimas. La avidez sin límites que va a presentar esta pequeña es enorme. ¡Qué paz estaríamos dándole a un crío que escuche nuestra interpretación, para abrirle la puerta a su propia imaginación! Compartir las partes compatibles y compartibles para una pequeña audiencia, y dejar que los críos ya mayores puedan tomar en sus manos este texto.

Alicia, en su ser frágil como niña, mas poseedora de gran ingenio y valentía.

El autor nos presenta toda la experiencia de la niña conjuntamente con un sentido adaptativo muy claro, ella va siguiendo sus propios impulsos y aunque lo que en verdad se nos quiere decir es que tanto niños como humanos a veces somos de un tamaño y otras veces de otro, es tarea personal ir encontrando el verdadero tamaño que nos corresponde. En ese camino, a la niña no es la caída en esa tremenda aventura en sí misma lo que le importa, lo que ella quiere es llegar a un destino que luego encontrará.

A los humanos a veces, (exacto como le pasó a Alicia) tan solo la vida nos pide por momentos caer en caída libre, soltarnos y aprender a visualizar qué maravillas nos puede presentar la vida, que puerta tiene los puntos vitales tan ansiados a veces, se toman su tiempo y es un arte el saber caer.

                                                                  En los párrafos siguientes se nos presenta la diversidad de la vida, se manifiesta que es lo que hace felices a cada ser y como cada uno estando en las mismas circunstancias (un mar de lágrimas, por ejemplo) cada uno responderá según su propia naturaleza.

                                                                                Volviendo a las posturas ya mencionadas de Bertrand Russell respecto a lo que es ser feliz, se nos presenta la variante de que no necesariamente en el momento que vivimos se nos dará esa plenitud, hay que saber salir de los escollos, de los sinsabores. Pasados los tragos amargos, es seguro que veremos cómo llegar a circunstancias más satisfactorias. Exacto como lo fue haciendo Alicia. Nunca nadie de estos personajes se mantiene en la perplejidad, así las circunstancias sean de lo más adversas, todos procuran su dosis de trabajo para nadar, correr o lo que sea necesario hacer y en particular Alicia que se vuelve a aventurar sin más.

Las dosis de adversidad son inevitables.

El mundo que nos rodea tiene todo para despertar un interés genuino en los otros congéneres, en todo lo que vemos, sentimos y vivimos. la vida no solo está pasando como una película en las circunstancias personales, es ahí donde está la madera del aprendizaje. Ya, con esta actitud sabremos cómo enfrentar el mundo más allá y saber que nos corresponde y que no.

Saber desterrar los miedos, es un signo de auténtica madurez y camino seguro a una paz más duradera.

El justo medio buscado por tantos congéneres para llevar una vida medianamente controlable, no es opción para todos. Muchas personas como Alicia desean mundos más desconocidos y se internan en las búsquedas, que pueden ser materiales o espirituales. Esto tiene que ver con el carácter, mas es algo que es muy importante aclarar, porque no podemos dejar de lado intereses genuinos si esos mismos nos llevan a nuevos grados de felicidad y que apostaran para la paz. En mi caso personal mi paz no estaría del todo lograda, si yo no comprendo toda la cadena de la evolución del ser humano. Este asunto me intrigó desde pequeña y los libros fueron apareciendo. Esos libros son importantes para mí, y mientras en mi propia casa a algunos ni por asomo eso les mueve el tapete, yo a mis más de seis décadas de vida sigo buscando ese tipo de lectura.

Somos como somos, y nos respetamos para que nos respeten.

Bertran  Russell habla de la necesidad de un equilibrio entre lo que nos esforzamos y entre lo que nos resignamos, solo el esfuerzo es lo que nos lleva a  la conquista de lo que hemos elegido.

Lo que elegimos deseamos que realmente se manifieste, y la vida nos irá enseñando que ese mismo camino elegido irá sufriendo cambios, aunque el derrotero no cambie. La felicidad es ver claro el camino, como vemos que le pasa a Alicia cuando de pronto así lo vive, entra a una nueva puerta y aunque tenga que lidiar con las búsquedas de llaves y pasadizos ahí mismo, lo logra. Ella no sabe exactamente cómo lo hará, pero su ingenio es maravilloso.

¿Podría decirse en un momento dado, que podríamos ser felices aun sin haber conseguido lo que para nosotros significa el éxito? yo creo que sí. Porque parte del éxito es el camino que logramos ir aclarando.

Habremos de distinguir entre éxito personal y éxito social. Cuando las personas se entregan en demasía a los logros de índole social y están inmersas en las opiniones al respecto de las masas adyacentes, pues de pronto nos puede llegar la adultez y preguntarnos en donde quedo el logro personal. Y también si se exageran los logros solo personales, pues tal vez uno mismo se dé cuenta que no habrá motivos reales para que los hechos se hayan cumplido en ámbitos de lo que nos contiene que es lo social. Aquí sí que hay que lograr el equilibrio de un justo medio.

Un ser que logra y disfruta asimismo de sus logros, ya tiene éxito, y no tiene que enterar a todo dios de tal situación.

En occidente lo cuantioso del éxito material es un indicador que muchos siguen. Se ha vuelto como el referente para hablar de que alguien ha tenido éxito o no. A veces, la actividad que provee de medios no es directamente proporcional a la satisfacción real.

Volviendo al concepto de resignación, esto no necesariamente está ligado a claudicar, más bien se refiere a optar por derroteros que no fueron visualizados, pero q    que de pronto se presentan como preferentes.

El ser sabio, de entrada, sabe que el buen manejo de las emociones es necesario y no cae en las redes de desesperanzas absurdas. Se aprende a manejar los contratiempos, hasta tal vez llegar a un total cambio de planes, si eso fuera necesario.

Si lo que realizamos tiene los visos claros de que puede estar haciendo un bien al grupo, y más aún a la humanidad entera, las satisfacciones no tienen que ser relumbrantes. Es el caso de los científicos que saben que sus aportes son valiosos, aunque no sean de relumbrón, y saben dejar que ruede el mundo.

Desligarnos de las tiranías de la preocupación es un arte, e implementa directamente para nuestra paz. (Continuará). MJ.

 

 

 

De la vida diaria.

Construir, Paz. (2)

 

                             Tener paz, no es estar quieto.

                             Tener pacificada la vida, es más bien tener claridad en el camino, en los objetivos. MJ

 

                               Comencé estos textos relativos a reflexiones sobre la paz, enfocándose en uno de los aspectos más prominentes que nos la pueden proporcionar: Los libros. Durante toda mi vida desde los seis o siete años de edad me percate del valor de los libros y estoy muy agradecida de que nunca me han faltado. El entorno familiar de mis padres, más bien la casa familiar se prestó en mucho para esto, porque tuve padres muy amantes de los libros y hubo de chile y de manteca, de dulce y de todo sabor para leer. Cuando pude definir mis gustos personales y fui armando mi propia biblioteca creo que al mismo tiempo comencé la construcción de mi propia paz. Cada uno sabemos que es lo que nos la proporciona y es bello recordar como en la infancia nos sentíamos seguros y felices con algunos aspectos, esos mismos que nos dan la paz.

No todos necesitamos leer.

La lectura más bien es una afinidad que se crea de pronto, mas además tiene que ver con la personalidad. Los libros que podamos amar serán como mejores amigos. Si esto no nos sucede a todos, es normal, pero si es bueno tenerlo presente por los seres que empiezan su vida y podemos ayudarlos a descubrir sus centros de paz.

Los libros, pueden hacer mucho en nuestras vidas, si sabemos cómo permitirles que su influjo nos llegue de la mejor manera, con la mejor actitud.

Si no leemos, no pasa nada.

Más bien podríamos decir que pasa mucho, porque es entonces cuando nos conviene definir qué es lo que en realidad habremos de trabajar para construir desde nuestro centro rector, una paz de cada día, una paz duradera y real.

Es tal vez redundante decir que lo que elegimos en la vida es parte de nuestra personalidad y en este rubro habría que afirmar que si descubrimos que es lo que nos mueve, ahí habremos de quedarnos y crecer. Que no nos de pena y si mucha gloria poder decir que es lo que nos da sentido. A veces a muchos de nosotros lo que nos hace vibrar y ser más felices es la convivencia con otros seres, o en algunos casos he observado cómo las personas que toman cursos de superación personal en cualquier materia humanística se vuelven los seres más felices.

¿Está asociada la paz con la felicidad?

De entrada, podríamos decir que si, son como correlativas, si estoy en el área de la felicidad es seguro que podremos percibir los estados pacíficos y viceversa.

Cada uno de nosotros habremos de elegir el camino.

El concepto de paz activa me llegó en la adultez. siempre había relacionado la paz con quietud y me sorprendió mucho saber que la mejor paz es la que se da en la acción, es decir mediante lo que tenemos como objetivo, así como nuestras creencias de fondo son el asiento de nuestra paz.

La paz, asociada al color naranja, sorprende a muchos.

Este color es el color vigorizante del sol, es el color que asociamos con fuerza y es por eso que también lo podemos asociar con lo que percibimos que es dios. El dios de todos, que es el mismo, aunque practiquemos advocaciones religiosas distintas.

                                                             Cuando pienso en nuestros ancestros saliendo de sus cuevas primitivas, me encanta imaginar que tendrían una fuerza interior para salir a sobrevivir. como antropóloga esto es lo más básico que me ha motivado a saber siempre más y más sobre estos hombres que nos dieron asiento en el mundo y que gracias a ellos y su fuerza de adaptación estamos todos hoy aquí.

Tal vez al poner los pies en campo abierto, salir a buscar el sustento ahí en la pradera y cazar al animal que daría de comer al grupo, no fuera precisamente la actitud más serena la que los acompañase, pero estoy segura que si era la actitud más definida y clara. Sobrevivir es lo más duro que ha vivido nuestra especie y podemos estar orgullosos de que lo logramos.

Lo que a veces nos cuesta entender es cómo hemos perdido esa imagen y creamos la belicosidad más absurda cuando ya se dice que somos civilizados. la civilización, no lo olvidemos, no se mide por avances en lo técnico, se mide por apertura de la conciencia y en ese camino estamos.

                                                           La verdadera paz está asociada a la fe que tengamos en nosotros mismos. A esa actitud podremos tender y enseñar a los que vienen detrás que si es muy importante el estado interior que mantenemos mientras interactuamos, mientras creamos y mientras estamos activos.

Tener lo más clara posible la faena que estamos enfrentando es básico.

                                           Ya en la vida práctica, da mucha paz llevar una agenda.

En lo personal la llevo aun escribiendo manuscritamente y soy la más feliz, así me digan los miles de posibles factores que pueden encontrarse en la agenda digital, lo mío no es eso, y lo defiendo a capa y espada.

Los cazadores recolectores que nos precedieron seguro tenían en mente su derrotero. Ya iban conociendo sus caminos y sabían por dónde si, por donde no. Como siempre me dice mi hijo: - hay que ir por los lados de la sabana que nos corresponden, y si los leones están en el centro o donde quieran, pues es su privilegio, el nuestro es tener claro el camino a seguir- yo se lo agradezco y me llena de felicidad saber que él, sabe.

En la convivencia podremos encontrar personas con la mentalidad diametralmente opuesta a la nuestra, y lejos de ser controversia, es una posibilidad de escuchar y crecer, ya sea aprendiendo nuevas propuestas o refrendando las que nos habitan.

Cuando aprendemos de los libros que elegimos, es seguro que regresaremos a ellos, exactamente igual que nos encanta volver a encontrarnos con los seres que nos nutren de sabiduría y de cariño.

En 2010 (y ya escribiré esto en su momento) mi esposo y yo decidimos dar una nueva lectura a nuestra relación y creamos un nuevo ámbito de paz. Comprendimos que mucho de lo que nos ha hecho crecer es de algunos autores compartidos que hemos leído, y tener claro que cada uno tenemos nuestros derroteros de lecturas y nos las apoyamos. El me sorprende mucho con libros de antropología que encuentra y me regala, y lo mismo hago yo cuando veo autores de su interés, que jamás leeré yo misma.

He visitado mucho Campeche (haré alguna reseña un día de estos) Y hoy viene a colación porque es muy necesario descubrir los lugares que nos produzcan relax y sosiego. La biblioteca Campeche en lo personal me ha dado mucho, porque desde sus ventanales se observa el centro histórico con las torres de la catedral, el kiosco de las palomas y el ir y venir de la gente. Ahí, desde su ventanal de cristales amplios he escrito mucho.

                                                                      Varias definiciones de paz nos dan el diccionario de la Real Academia de la Lengua Española, aunque ninguna es específica de la paz activa. Esto es tal vez un concepto que deriva de los otros aspectos que la humanidad ha encontrado para poder lograr serenidad.

Es un hecho que somos limitados, aceptarlo nos da una buena dosis de paz, nos permite no exigirnos de más.

Parte de la paz activa tiene todo que ver con la claridad de los límites que nos circundan y los que pretendemos. ya hemos hablado que espectar en demasía no lleva a nada bueno, y mucho menos a la paz.

Pretender en demasía, podría parecer un gran acierto, mas habremos de revisar qué tanto vale, acordémonos que lo parece mejor puede llevarnos a estados inciertos y falaces, que solo nos den inquietudes falsas.

El diccionario da una simple definición de entrada:

Paz, es una situación en la que no existe lucha armada.

Si la lucha armada la tenemos con nosotros mismos, o se refiere a los asuntos del orbe, no lo aclara, pero nos queda claro que se refiere a la situación mundial.

Y nos da otra:

Situación de armonía entre las personas.

 

                               Este aspecto de la paz activa lo aprendí de cursos y momentos de retiros con un grupo conocido como Brahma Kumaris. Tanto mi esposo como yo estuvimos en contacto un lapso de tiempo con ellos a invitación de una querida amiga que los trajo a la ciudad y tuvimos la ventura de conocerlos. Gente que cree en su camino de luz y quiere hacer todo lo posible por iluminar a muchos. Los cauces a veces tienen fin, y así fue para nosotros que solo convivimos un poco de tiempo con ellos, pero las enseñanzas fueron geniales. Una espiritualidad bien vivida, con buenas prácticas en la vida de cada día. Aprendimos a meditar como Dios manda y a estar en paz cuanto sea posible aun en los momentos más intrincados de la acción. (Continuará) MJ.

 

 

 

 

De la vida diaria.

Construir, Paz. (1)

                                 Volver a los libros que nos han marcado, revisarlos.

                                 Es un asunto de Paz. MJ

 

                                 De pronto, a todos los mortales que amamos los libros de papel nos llegó como una inquietud muy realista: el hecho de que éstos pudiesen desaparecer. Quienes creemos en los cambios como algo muy positivo estamos abiertos a asumir, mas no todo se asume de inmediato, ha sido tanto lo que la tecnología nos ha dado, que a veces sin decir agua va optamos por sus propuestas sin chistar. Creo sin temor a equivocarme que hay que decantar y saber qué partes de esa tecnología nos son afines y en verdad nos agilizan la vida. Mucho se me ha propuesto leer en pantalla, y no me niego porque yo sea retrógrada, me niego más bien por el amor que les tengo a los libros de papel. He depurado mi librero N veces, tan solo para donar libros a recintos que los tendrán en más uso que yo misma, así mismo mi librero personal ha tomado nuevo vigor, cambios que noto en el orden, la manera como los organizo y por supuesto como observo el canto de todos los libros con sus coloridos especiales.

Nuestra paz, solo es nuestra.

Cómo se manifiesta lo pacifico en los entornos que nos rodean es otra cosa, mas  la vivencia tranquila solo incumbe a cada ser en su interior.

Releer los libros que nos marcan, esos que amamos y que ocupan un lugar especial en nuestros libreros, puede ser un camino de reconstrucción interior.

Aun con mucho que revisar de lo leído durante muchos años de vida o en un periodo cualquiera, habremos de tener siempre libros que están en espera de ser leídos por primera vez.

Algo así me ocurrió con textos del filósofo Bertrand Russell, él habla de temas diversos y que de pronto se puede enfocar en los que son más del día a día y no por ello menos importantes.

Lo había leído y utilizado para la preparación de las clases que impartí sobre Filosofía de la Ciencia finalizando el siglo pasado y con la misma volvieron al librero. Sin más.

Esos textos los he guardado por el gozo que me dieron en las aulas y más que nada compartiéndolos con jóvenes que se formaban cerrando el siglo pasado. El verlos me rememora mis días de dar clases y de compartir con jóvenes que daban pie a jugosas disertaciones en camino a sus vidas profesionales.

Pasados los años, hoy día una apreciadísima amiga y vecina (a quien veo poco, y aprecio muchísimo, más cuando nos encontramos siempre comulgamos en muchos temas y preferencias) me sugirió a Russell cuando leyó lo que les compartí en estos días por mi interés en el sentido de la felicidad. Con el título de –La conquista de la felicidad- me reencontré con este autor y pude percibir todo lo que hay que aprender de sus propuestas más vivibles y no tanto en los ámbitos filosóficos, reflexiones personales en torno a lo que es ser feliz.

Es así mismo que nos vuelve a dejar claro:

“La felicidad, esto es evidente, depende en parte de circunstancias externas y en parte de uno mismo.”

El autor plantea clara y serenamente, que la felicidad depende de lo que vayamos concretando, que se logre armónico el quehacer sencillo y bien trabajado en el día a día.

En lo personal lo percibo como un limo que se asienta, y aunque a veces no tengamos tan claro que es lo que va quedando como pasado, querámoslo o no, nos da estructura.

Construir nuestra paz personal, no solo es parte de un slogan propuesto por muchas vertientes del conocimiento para mejorar como seres humanos y que hoy día tiene muchísimas expresiones en doctrinas varias que se proponen, así como tampoco hay que verlo como un producto de las modas actuales en el pensar, sugeridas por caminos espirituales, sino hay que percibirlo más bien como una necesidad insoslayable y necesaria para poder discernir y convivir en el mundo actual. En esta era de la tecnología avanzada todo cambia muy rápido y nada nos espera, a veces hasta nos podemos sentir rebasados, asunto que no es tan real cuando nos detenemos y podemos ver más claro.

Ese sentir que debemos saber todo, hacer todo y experimentar todo es lo más falaz de esta era. Tampoco hay tiempo desperdiciado, es por eso que ante todo hay que saber que todo aporta. La paz personal es muy diferente a la paz del grupo en el que convivimos y más aún es otro asunto el de la paz mundial, pero todas invariablemente convergen en que todo lo que se pacifica toma un sentido más de avance y de evolución de la especie.

 

El concepto de paz ha ido cambiando. Se ha ido adaptando a las circunstancias culturales.

Al comenzar la jornada de cada día, quien no tiene bien puesta la paz, puede que no rinda en su total potencial con todo lo que se ha propuesto para el día y pueda que esté más propenso a discrepancias en vez de asonancias más propositivas.

Varios puntos encuentro compartibles y válidos a comentar dentro del texto de Russell, y así lo haré.

Me vino muy bien irlas encontrando mientras voy escribiendo las revisiones de mis textos personales porque en mucho me doy cuenta que he tenido como una constante el implementar en mi paz personal. Lo he venido sintiendo como el factor que me permite mirar mejor el entorno, en donde las personas con quienes convivo también dan su granito de arena para una paz compartida.

Cuando revisé mi libreta número cuarenta y cinco (45) (observo la coincidencia que vivía yo, estaba en mis cuarenta y cinco años de vida) no había conseguido la plenitud de ese concepto tan depurado de la paz en mi vida. Veía y percibía que la vida diaria me lo exigía a ratos, mucho más intensamente por momentos.

Nunca dejamos de tener conocimiento para vivir, mas la paz que merecemos y esa vertiente de tenerla más en la acción no ceja, y no lo hará hasta que la paz más amplia forme parte de nosotros. Un día dejaremos el cuerpo y nos iremos a otra dimensión para seguir con lo que se nos requiera.

Vivir, es una concreción constante de la paz.

En mi libreta número cuarenta y cinco (45) vertí como importantes para compartir algunos conceptos aprendidos de la Cristología:

Sanar. ¿Por qué habríamos de sanar algo? El concepto abarca mucho más que lo que tal vez creamos que es sanar (abatir algo enfermo) es más bien ir cada día cambiando lo que se presenta con el signo de calamidad.

Las calamidades salen de escena. Entonces no es que tengamos encima una enfermedad propiamente, sino que sanación es sinónimo de que las calamidades cada vez sean menos.

La Cristología mediante el estudio del Dios de Jesús (en las doctrinas convencionales del catolicismo nunca se nos distingue que el mismo Jesús tenía su concepto y vivencia de Dios) ese Dios es fuente de buena energía y nos lleva a dignificar los hechos de la vida, más que nada los de la vida diaria, que son a fin de cuentas de lo que está compuesta la pasta del verdadero vivir. La vida cotidiana se dignifica, y todo lo burdo que pueda parecernos, así como todo lo que podríamos considerar fastidioso, puede y debe tomar otros planos. Somos nosotros mediante nuestra percepción y mediante nuestra paz que podremos refinar nuestros modos en función de ser más asertivos y felices. La vida diaria puede y debe estar plena de gozo y por la gracia de Dios esto no se vive mediante recetas, más bien es mediante la práctica de percibir al Dios que honramos como una fuerza positiva.

Vivir, no es estar en piloto automático. Vivir en plenitud quiere decir asumir todo lo bueno, lo malo, lo mediocre y lo sutil, para construir la vida que nos ha tocado.

La vida que nos toca en parte la hemos elegido.

Y continúa la cristología: Si la reflexión que logremos es buena, nos dará resultados y nos llevará hacia la metanoia (griego), esa acción que a la letra se dice que es: -El proceso de transformación que cambia la forma de pensar, sentir, de ser o de vivir de alguien. - Dios es un inspirador mucho más que un moralista. Es un ser que propone para que uno ponga y disponga de acuerdo a lo personal. Esto no quiere decir que solo nos dirijamos a lo que convenga, más bien quiere decir en poder asumir lo que tenemos, cómo lo tenemos y para qué lo tenemos.

En este camino, la decisión de a quién vamos a asumir como prójimo es relevante: El prójimo está cerca, sea quien sea que esté. por eso la discriminación es negativa.

Para completar el conocimiento de todo esto he de compartir que tan importante es saber el sentido de las parábolas en estos caminos. Las parábolas son textos construidos con un sentido de choque, es decir que en la espiritualidad nos sintamos movidos y conmovidos para una reflexión más profunda.

El sentido de los milagros que a veces se percibe como si fuera un asunto mágico, de pronto aparece. No es tan mecánico, lo milagroso tiene su proceso y es más bien producto del don de la fe. Cuando entendemos lo que es la fe, que es saber aceptar lo que no se ve, pues es más conducente que algo se pueda volver un milagro.

Cada ser con la tradición elegida y las creencias personales tiene un concepto de Dios y eso es lo más válido. Cuando decimos a alguien: Dios te guarde, no es más que desearle al ser que recibe nuestro deseo que se fortalezca su interior, sin importar si es budista, católico o hinduista.

Lo más bello del concepto de resurrección es: Visualizar el futuro reivindicado. Sabemos que lo más incierto es el futuro, así que, si podemos percibir parte de él con esa virtud de ver más allá, será una promesa que se cumplirá siempre. (Continuará) MJ