jueves, 28 de septiembre de 2023

 

.L.V.D. Libertad, es decisión. (4)

                                                                                Durante las épocas de infancia de quienes crecimos a mediados del siglo pasado, el psicólogo era para locos. MJ

 

                                                                     Mi padre fue un ser con luz muy propia.

Creo que eso mismo ayudó para que sus tres hijos fuésemos personas que quisiéramos tener nuestro propio camino, y encontrar las luces que mejor nos iluminasen. Sin embargo, dijo cosas que a la larga nos brincaron en la mente.

                                                                    Erich Fromm, entre otros autores, me hizo considerar estudiar la carrera de Psicología, me daba clara cuenta que me gustaba mucho todo lo del alma humana y así lo consideré. Ni mis propios hermanos me creen cuando les digo que mi padre me desanimó a cajas destempladas con una solo aseveración: -Esa carrera está muy ligada a demasiada libertad, y cae dentro de los ámbitos de mujeres de la vida alegre- - ¿Cómo? - Le tuve que preguntar. Y me dijo: -De plano no te veo por ese camino-. Me costó comprender. Me quedaba clarísimo que no tenía razón, pero las aseveraciones de un ser humano a quien admiramos, como lo es un padre, (el mío era de poco hablar) no entran en diálogos que, si son necesarios, también son imposibles. Quería yo ser útil, quería yo ser conocedora del ser humano un poco más a fondo, y a fin de cuentas me decanté por la Antropología.

Entraba a las librerías ya fuera en la ciudad natal o en CDMX, y quería comprar todos los libros de ese tema. En verdad que logré calmar mis ímpetus de novillera y decantar mi libertad siendo más selectiva. Hoy día, que muchos de esos primeros textos que adquirí (y solo leí una vez) han tomado ya camino donados a bibliotecas que los han acogido, me siento contenta de que puedan estar en manos de otros congéneres. Oportunamente se me ha aligerado el espacio, no solo en los libreros, sino en lo mental. Exactamente como sucede con las personas, a veces es mejor hacer mutis y aligerarles la vida a los demás.

Y, dice Fromm: -El factor psicológico, juega un enorme papel para ser libres-. Aplaudo a quienes en nuestras juventudes tomaron el camino de hacerse psicólogos y psicólogas. Mas adelante tuve la fortuna de dar unas materias antropológicas en la Facultad de Psicología de la Universidad del Mayab y me vi reflejada en los alumnos, disfruté con ellos.

Hubo una señora en la clase, casi de mi edad. En ese momento pensé que hacia la carrera a destiempo. (nada es a destiempo, mientras sea una decisión que de gozo y libertad). No sé si su padre también la desanimó cuando era más joven, no pregunté los motivos.  Cuando éstos no salen a la luz como algo personal en las pláticas, aprendí desde niña que es mejor no preguntar, la prudencia es un don.  Nos enseñaron de niños (a muchos de los que crecimos en el siglo pasado) que hay que saber en dónde y con quien se habla de ciertos temas y mucho menos se pregunta, ni de dinero, ni de problemas familiares, entre otros, ya que es de muy mal gusto. Disfruté con esta alumna de las materias, en verdad que a ratos me daba envidia de la buena, mas me quedó claro que cuando un camino no es para uno mismo, no hay nada que reprochar.  He sido feliz en los ámbitos que elegí, aunque no dejé de darme cuenta que en verdad mi padre en algunos de sus puntos de vista estaba errado, no porque faltase juicio, sino porque tal vez, se dejaba llevar por los pensares del momento. No sé porque se llegó a pensar así en algunos ambientes, ese aseverar sin mayores pruebas, decir que las consultas a los psicólogos eran para locos o trastornados, era una temeridad. Hoy día, que veo como apoyan los psicólogos en las familias, me hace muy feliz.

Freud, abrió la tapa de un recipiente hasta entonces no considerado: analizar la irracionalidad y la inconsciencia. También creía que el hombre puede ser antisocial por algún aspecto de su naturaleza que no se controla, sobre todo porque la parte biológica instintiva le obliga a adaptarse con un esfuerzo de sublimar lo que (él creía) se debe contener o controlar. De aquí la postulación de los temas que más adelante sugieren el Control Mental. Todo eso, obsoleto hoy día. Mas que controlar, se aprende a fluir. Si los flujos nos cambian los rumbos, bienvenidos sean.

-Si el ser humano no logra controlar…entonces surgen las neurosis-, decía Freud. Esta percepción se daba como un asunto de fuerzas más de tipo mecánico. El movimiento biológico del ser puede tener procesos mecánicos, la psiquis, no.  Hoy día ya se sabe que no es así, las neurosis son producto de otras razones.

Al ser seres sociales, no se puede descuidar y dejar de considerar ese aspecto como algo central: que somos grupo, y Freud no nos vio tan claramente así, más bien como individuos nada más.

Se creía que la relación de los individuos, unos con otros, eran un medio para sus fines personales, y no como una ventaja de la naturaleza para progresar juntos, por eso es tan difícil valorar en toda la extensión, lo grupal. He ahí también la base del principio que muchos humanos manejan (a veces en la ignorancia) de solo ver a los congéneres como posibles dadores o solucionadores de demandas personales.  También de estos pensamientos se desprenden en parte las creencias erróneas de la discriminación.

Mucho de lo que nos une como humanos son las fechas significativas. Hoy día nos damos el gusto de compartir, apoyar, felicitar o simplemente recordar a personas que sin las redes sociales jamás tendríamos cerca. Mas, los encuentros presenciales cada vez son más complejos. Yo creo, que mientras no nos sintamos abrumados y copados en nuestra libertad, pues es un bien estar conectados con otros humanos en la red.   Tenemos la libertad de conocer presencialmente o no, a congéneres de FB. Yo tengo varios a los que aprecio mucho, por todo lo que proponen y comparten, y no los he visto jamás en mi vida. A veces uno quisiera verlos, pero pensándolo bien, me doy cuenta que hemos entrado a la virtualidad, como un asunto sin retorno y muy positivo si se sabe llevar.

Las mejores vivencias son las que se nos presentan como parte de un mundo cada vez, más cambiante, en una libertad a veces condicionada y a veces más decidida. Es un hecho que las buenas decisiones son parte de la libertad. Es por esto mismo que hay que tener mucho mas presentes las intenciones de los actos.

Con el paso del tiempo hemos dejado de creer que las personas que no piensan como nosotros no son gente anormal, a algunos nos gustaría debatir las sutilezas de lo que nos parece y lo que no, pero en muchos casos a algunas personas esto les produce más miedo que gusto. Y aunque la norma, ya no se dicta tan estricta, a veces las personas se asustan ante pensares de los que tan solo difieren. No pasa nada si diferimos, tal vez hasta nos produzca crecimiento. ¿Como pensar que quien no piense como nosotros seria alguien que está mal? Eso ni de broma. Quien no piense como nosotros habremos de tener claro que ha tomado decisiones libres y que las ha tomado porque ya la acción de decidir se ha abierto y es parte de una dignidad que cada día se acentúa más. El tipo de vida que queremos llevar hoy día, es una decisión libre y para nada algo reprobable mientras no perjudique a los congéneres.

Existe una cierta dosis de ego para mantener la autoestima en lo más alto, porque una cosa es el ego que nos mantiene a flote sanamente y otra muy diferente ese ego del que se habla tanto hoy día, y que no nos permite las libertades que nos merecemos, entonces sí que podríamos hablar de neurosis.

La sanidad, se ha redefinido con los avances de las épocas que vivimos. Ya las personas estamos mucho más atentas a cómo queremos vivir, desde lo que comemos y cuando, estando más presentes en el origen de los males y las enfermedades. Hoy día, se previene mucho más que antaño.

                                                                    La confianza, es otro concepto que está muy ligado a la libertad. Confiar en alguien hace algunos años atrás era una acción bastante común y corriente, mientras que, con el paso del tiempo y los enormes ámbitos de la comunicación, esto de la confianza se ha alterado. Siempre ha existido el fingimiento y detectarlo nos ha abierto mucho la observación sutil.

Esta mañana, viendo un programa de Netflix sobre espías mundiales (mientras me tomo un momento de descanso de la computadora) se dijo algo tremendo: Proponen a un trabajador de un grupo de espías, hacerse parte de una orden religiosa muy cercana al papado, para que pudiese llegar junto al Papa y espiar lo que se requería de él. Es así, que este individuo entra a un seminario a hacer los estudios requeridos, con cero vocaciones en su haber y con tremendas segundas intenciones.  Hay un momento inédito en que él mismo fingidor conversa con el Papa, éste le pregunta: - ¿Y, ¿cuál es tu misión personal, ¿qué estas realizando hoy día? - Y con toda naturalidad y cinismo le contesta: -Estar protegiéndole a usted. Saber cómo todo lo que creo, se puede llevar a cabo en estos entornos. - Tal vez no hubo tiempo para que el pontífice le preguntase en que creía realmente, y hubiera sido interesante observar que iba a contestar, ya que su credo era pasar informes muy valiosos para grupos de bandidos que estaban dudando del mismo pontífice. De hecho, unos meses más tarde, este Papa sufre un atentado mortal, del que se salva.

Ni duda nos cabe de que el ser humano es asombroso. Las variedades en las acciones que emprendemos y el sentido que les damos a veces son inéditas.   Fingir que estamos por alguna X razón en una actividad, que en realidad no es tal, ya se volvió para algunos ámbitos  como respirar. Segundas intenciones que cuando uno las detecta, a veces duele, de una tristeza que cala.

Si aun podemos hablar de confianza, es porque hay códigos evaluables y claros de actos precisos que dejan ver la calidad humana. Es obvio que al estar tan abierto el mundo, pues hemos obtenido miles y millones de beneficios invaluables e incuestionables, pero como decía un tío muy querido: -a fin de cuentas, todo cobra tributo-.

 Hablando de confianzas trastocadas, este tío, del que aprendí muchísimo y que era muy simpático y ocurrente, le conocí más bien de adulta. De niña, no nos dejaban (los adultos que nos cuidaban), acercarnos mucho a él, pasábamos temporadas de playa muy cercanas a su casa y sabíamos donde vivía. Jamás se nos permitía llegarnos hasta su casa, siendo que estaba en el mismo cocal y a unas cercanías que como niños bien podíamos caminar sin problema. Contadas veces venía a las comidas familiares y a los chiquitos nos compartía bromas que nos hacían reír mucho. Siempre le sentí con buena energía. Se dirigía a nosotros con cariño sincero y a distancia ¿Por qué no podíamos acercarnos más y a voluntad?  ¿ni permitir un abrazo fraterno? Porque era homosexual. Cuando crecí, cuando ya en las reuniones él ya era un hombre mayor, participaba con conversaciones cultas e interesantes, amenas anécdotas de las épocas de las haciendas henequeneras y ni qué decir de su cariño genuino y afable. Qué triste y que tremendo es no comprender las variantes de nuestro genero cuando son claras formas diversas de expresión. En el mundo natural, tan naturales.  De él puedo compartir uno de sus dichos más memorables - ¡Cuidado!, ten cuidado al caminar, no vaya a ser que se te tuerza el tacón, y quien venga detrás de ti, no lo comprenda. -(Continuará).

 

 

 

 

 

jueves, 21 de septiembre de 2023

 

.L.V.D. Libertad, es decisión. (3)

                                                                                      Es quien se siente oprimido, la persona que por lo general busca deliberadamente la libertad, otros que se saben libres no enfatizan en el tema, a menos que sean requeridos.

Erich Fromm. Paráfrasis.

 

                                                                    Ciertamente, es Fromm quien inquieto por los caminos de libertad de sus congéneres y más que nada por lo que veía venir del mundo civilizado que se estaba transformando, que toca los temas, estudia y reflexiona en cuanto a la libertad, más o menos en los años cincuenta del siglo pasado. Han pasado algo así como 80 (ochenta años) de que estos textos se editaron, pero en el tiempo histórico de la humanidad esa cantidad de tiempo casi podría decirse que es un suspiro. De suspiro en suspiro, la humanidad ha tomado cartas en el asunto de su autocomprensión, cada ser en los rubros de su incumbencia y de su propio interés.

En el mundo establecido que sustenta privilegios sobre los grupos mayoritarios, es en donde los seres humanos se sienten más vulnerables, no es fácil entender el mecanismo de los cambios de fondo. Es normal que suceda así, porque, aunque en nuestra esencia de homo sapiens estamos constituidos para comprender el beneficio de los cambios y renovadas adaptaciones, el miedo ancestral propicia temores varios, es un miedo más profundo, que cala a tales grados en el ser, que nubla la razón y que a en algunos momentos puede derivar en violencia.

¿Cómo podríamos haber evolucionado si no hubieran existido cambios? los cambios pueden verse como la esencia de la vida. Es un hecho que lo que se transforma siempre contiene beneficios y solo con serena calma y buenas voluntades podríamos observar lo que se propone, para encontrar ahí mismo lo que llega como algo transformador y positivo.

Los seres que se pueden gobernar a sí mismos están implicados en un nivel de conciencia más avanzado, a veces, esto exige más tiempo y esfuerzo para lograr que autogobernarse sea una tarea realmente transformadora, democrática.

Amiel, afirma: -No siempre la democracia es sinónimo de libertad- Porque no es un proceso fácil, involucra todos los aspectos del ser humano. No hay sumisión que valga. Nadie, ni un solo ser humano tiene porque estar bajo el régimen de ideas de otros seres que no propicien bienestar individual y para todos. Así como la llegada de este nuevo siglo, en el que nos encontramos, trajo aires de renovación, de la misma manera concluida la Segunda Guerra Mundial muchísimo se abrió el mundo a nuevas ideas y nuevas formas de vida social. No todo se logró, obviamente que mucho se quedó en utopías, y tinteros y dice John Dewey: -La amenaza más seria para nuestra democracia, no es la existencia de los estados totalitarios, es más bien la existencia de nuestras propias actitudes personales. -

De nada sirve recitar formulas optimistas si no se crece a nivel mental. Si actuáramos así, los optimismos se pueden comparar como pedir la lluvia mediante danzas.

En junio de 2002, estaba yo escribiendo el original de los textos de mi vida personal, de la libreta 51 (cincuenta y uno).

Iba yo notando cambios en mi propio ser, como que mi espíritu tomaba un nuevo aire, sin tantas exigencias a mi persona y más centrada en las verdaderas razones de la vida personal, ya que a veces me percibía como exigiéndome en demasía.  Lograba tener indicadores de estar en serenidad por periodos más largos de tiempo. La serenidad de pronto se vuelve un valor impostergable que nos convierte en seres proactivos y no podemos vivir sin tenerla como la mejor compañera del ánimo. Elegir con libertad, es grandeza del espíritu, un logro vital. Porque decidir no es un regalo, es producto de un equilibrio logrado. El estado sereno aporta apertura de visión y las decisiones se tornan más claras.

No es exactamente lo que hacemos lo que propicia cambios. Si fuera así, estar haciendo lo básico de la vida los traería, y no conoceríamos los enconos. Es el enfoque que tenemos en mente lo que cuenta y por ende da sentido a la acción.  Los mecanismos para permanecer en crecimiento son muy necesarios. ¿Cómo hacemos las acciones?, ¿Es claro el sentido? (nada a merced de la inercia) a esto se llega mediante la practica observante, el valor de encausar lo que vamos entendiendo. Lo nuevo que comprendemos es fuerza de cambio.

Hay seres que optan por la vida más activa en lo social, son más participativos en los intercambios de ideas de lo masivo, y otras personas lo logran en los ámbitos de la vida diaria. Todo es válido y respetable.

A veces las opciones para tomar en la vida las ven más claras quienes nos rodean que nosotros mismos, algunas se ven como privilegiadas y que son algo directo para aportar, mas no porque otros las vean, serán realmente factibles y propositivas. Pensando con calma, podremos tener claro que la vida nunca se desperdicia, solo el modo de aportar tiene variaciones. A veces, cuando no se responde como la mayoría cree, puede haber controversia. Hay que evaluar si se discute o no, muchas veces es aquí cuando los silencios son oro molido. Mientras en el fuero interno (que en la mayoría de los momentos es sabio) haya claridad, ese es el camino, llueva, truene o relampaguee. El caminar es y seguirá siendo personal, mientras estemos convencidos de que llevamos entre manos una misión.

Dice un dicho por ahí: -Lo que no es para uno mismo, ni que nos lo presenten en bandeja de plata-.

Nadie debe ir contra de sus propios principios. Si se apela por la paz, es absurdo resolver algunos asuntos a gritos y sombrerazos. Y como esto, habrá muchas cosas que despierten las percepciones a la vida, y las incongruencias sean maestras.

Decía un sacerdote católico y amigo, de quien recibí estupendas lecciones de Cristología para la comprensión más fidedigna de la religión católica: -Lo que hay que propiciar es: -La ausencia de calamidad-. Claro que la palabra calamidad tiene acepciones diversas, pero centralmente de fondo significa lo mismo, algo así como ausencia de orden. La mayoría de nosotros comprendemos que lo calamitoso existe, ya que en algunos casos propicia dolor, y eso es lo que debe resolverse.  

A los sentimientos se les observa y se les gobierna, se les encausa, no se les controla porque eso no existe.  

Este verano que voy revisando de 2002, estuvimos yendo a una celebración popular que se realiza cada sábado en el puerto de Progreso. Es muy positivo conocer cómo se celebra en grupo en las festividades de lugares pequeños de la península. Los gremios en los pueblos, las vaquerías y las fiestas de cada poblado, son asuntos muy interesantes de observar. Una prima muy querida que pasaba con su esposo temporadas largas por esos rumbos, me había hablado de ese evento en el parque Morelos.

Las personas del rumbo concurren, en pareja, solas, con amigos. El son del danzón se escucha a la caída de la tarde, límpido y fuerte y anima a las personas a asistir.  Las señoras muy acicaladas y con zapatos de medio tacón, van llegando. Para muchos habitantes del puerto vecino, salen las mejores galas, es un momento de esparcimiento digno. Varones de diversas edades bien peinados y con camisas especiales de fin de semana, se preparan para compartir sanamente, desde la tercera edad hasta niños de brazos. Para algunos, sacar a bailar a alguna señora de entre las que en primera fila están sentadas, es un deleite que realizan con sonrisas y galantería. Muchos son los que se animan a bailar, las canchas deportivas se convierten en verdaderas pistas de los pasos más disfrutados, con niños que se entremezclan dando saltos cerca de los adultos.

En medio de la algarabía muy bien dada, nosotros y algunas otras personas como algunos extranjeros que suelen ya vivir en las cercanías del mar, (canadienses y americanos, pasan largas temporadas aquí en la costa yucateca) nos la pasamos sentados en una banca lateral, abstraídos gozando al  ver tanto disfrute. Es emotivo observar, escuchar la música alegre y populosa que anima sin remedio. Los niños, como siempre son asunto a parte, ya que juegan a sus anchas en las canchas laterales, otros aprenden a manejar sus pequeñas bicicletas apoyados por familiares y amigos, otros más patean el balón de fut por primera vez, corretean en las calzadas de cemento dispuestas también para caminatas que son agradables en ese precioso momento cuando cae la tarde. Desde el balcón de una casa lateral, tres perritos de blancura impoluta y pelaje muy limpio y peinado, ladran al compás de la música, su dueña de pronto les pone unas correas elegantes para salir a pasear, y sale con ellos a dar la vuelta. Los críos piden un helado, un globo, un boli y hasta un algodón de azúcar.

Sentirnos bien es algo que se decide con la libertad bien entendida y bien puesta. No es necesario poseer grandes fortunas y mucho menos grandes materialidades para tener buenos, buenísimos momentos propiciados por nosotros mismos. Estos días que hemos ido al parque (varias veces a principios de siglo) luego el ambiente nos anima a tomar una ligera cena por ahí, en las panucherias del rumbo, siempre con personas amables que las atienden.

El oasis del espíritu uno lo propicia. Uno puede abrirse a lo que sea que nos de esparcimiento producto de una decisión libre y bien tomada. Por estas fechas tenía voluble el humor, y yo misma lo detectaba, el remplazo hormonal que recibía por medio de inyecciones era obligado. Los avatares femeninos me habían hecho los estragos naturales de la edad, y en verdad que todos en casa me decían con claridad ¿-Ya te inyectaron las hormonas de este mes-?, porque había momentos que no me soportaba ni yo misma.  El ánimo puede cambiarse en un santiamén, y más, cuando los químicos del cuerpo no están equilibrados. La menopausia es eso mismo, nos deja claro que estamos en cambios y que hay que tomar algunas cartas en el asunto. Todo se supera con tino, aceptación y un buen médico.

Nunca supe si en la época de mi madre se utilizaban esas herramientas del reemplazo hormonal. A veces me lo pregunto. Creo que las que fueron las madres de nuestra generación, esas mujeres que nacieron en el primer tercio del siglo pasado, no creían en esos apoyos de remplazos médicos y ayudas, contaban más bien con ellas mismas y sus modos caseros de solucionar, y casi estoy segura que mi madre no los utilizó. Su carácter fuerte tal vez le ayudó, su templanza enclavada en una religión llevada a la manera de la época, también. Al final creo que esas mujeres se tomaban la vida como venía y no tenían mayor interés en asuntos propuestos por los avances de la ciencia. (Continuará).

 

 

lunes, 18 de septiembre de 2023

 

D.L.V.D. Libertad, es decisión. (2)

                                                     Uno debería saber que la libertad es algo interno, que la vida es un juego constante entre voluntad y destino.

Gabriel García Márquez.

 

                                                               La vida, no se facilita tan solo porque corren los años y pareciera que ya sabemos más. Es un hecho que la experiencia cuenta mucho y por momentos es la madre de la paz, mas, si no la ponemos en el recipiente adecuado, se puede escurrir. Podremos saber cuándo acumulamos conocimiento, aunque no siempre nos quede claro cuando se convierte en sabiduría. Para que ese saber se haga catalizador en las fluidas percepciones de cada día y nos haga más libres y más felices, no es asunto de acumular como granos de frijol, es más bien asunto de quien cocina los granos necesarios y logra un cocimiento sabio.  Nada cambia por sí solo, y mucho menos las personas. Esos individuos que son difíciles en sus relaciones, así lo serán hasta que llegue el día que dejen este mundo, si no es que toman cartas en el asunto y hacen para sí mismos, una vida más consciente.

Dar vueltas en el mismo circulo, ese que a veces solemos denominar vicioso, es muy común, hasta que comprendemos que ya es hora de emprender otras maneras. Y, no solo es encontrar salidas nuevas, porque con descuidos, nos pueden conducir de regreso si no están implementadas con adecuación, y los círculos que hay que cerrar si quedan abiertos, duele. Hay que encontrar esas salidas liberadoras, mismas que nos permitan ver como dejamos el lastre para caminar más ligeros, siempre con miras más allá.

En los momentos en los que queramos definir de mejor manera las acciones más libres en nuestra vida, viene al caso recordar la palabra priorizar, y aunque lo que más amamos no puede estar presente tal cual las 24 hrs. del día, si podemos saber qué es lo que más nos define y así encontrar las horas para compartir y para realizar eso que más amamos.

                                                                En épocas de mi juventud, estuvo muy de moda lo que se denominó Control Mental, todo apuntaba a que, si éramos capaces de controlar la mente, estábamos salvados. Se proponían mil y un herramientas y modos de lograrlo y algunos nos afanamos en eso. Poco a poco se fue descubriendo que la mente más que controlarla se trata de dirigirla, que es cosa muy diferente, mas hoy día que se sabe que nuestro cuerpo es un todo, el cerebro funciona en conjunto, hasta una sonrisa le afecta para bien y no digamos la postura tanto física como mental. Cuando vemos a alguien encorvado por pesares que no ha superado, podemos tener por seguro que el cerebro lo reciente. Eso del control, apelaba a que detuviéramos casi casi la vida misma para poder tener más entre manos lo deseado, y ya hoy sabemos que hay deseos que nos pueden coptar la libertad. Es más bien promover la vida sana, esa que hoy día ya conocemos de otras maneras. Dirigir, es mucho más factible y fácil. En estos tiempos leí varios textos interesantes (hoy ya superados en el aspecto de la propuesta para controlar lo mental) -La mente en las relaciones humanas-, entre otros. Aunque las teorías queden obsoletas, el pasar por ellas nos alimenta.

La neurociencia ha avanzado muchísimo. En España se está investigando con mucho éxito. La neurocientífica llamada Nazareth Castellanos aclara todo esto, nos dice con toda seguridad como es que ya se enfoca el estudio neurocientífico para el beneficio directo del homo sapiens. Se pone muy en claro que el ejercicio físico es capaz hasta de reproducir neuronas, mantenerlas vivas y por ende afectar para bien a todo el organismo.

                                                                   Podríamos acuñar un concepto que se dijera así: Animosidad Creativa, o lo que es lo mismo, dejar que en nuestro ánimo cale, permee todo, se den las señales de acción y rija el bienestar que todos nos merecemos.

Dice Duccio Demetrio: -Nuestra historia de vida es el primer y último amor que nos es dado. -

Muy buena idea, desde ese punto de vista no tendremos complejidad en entender que mientras nos aboquemos a ser nosotros mismos, el camino surge fácil.

Y continua Demetrio: -La vida, nunca se construye como un edificio acabado: es un conglomerado de disonancias y vacíos. Si comprendemos el camino de nuestra libertad personal, es seguro que todo se hace mucho más fácil.

Todos, tenemos un lenguaje interior que hay que respetar, es esa voz que nos habla. Continua Demetrio diciendo y nos recuerda: -La defensa del lenguaje interior, es el estado de ánimo de la intimidad. - La intimidad personal es un baluarte y no ha de responder más que a cada individuo en sí mismo.

Quien no se tiene a sí mismo y se respeta, no logra tiempos para todo lo que le significa, sin atención a uno mismo se puede perder la salud, que no solo es física, es mental en grado sumo.

También hay que comprender bien lo que hay que entender por meditación, porque se ha puesto tan de moda meditar, que así mismo tiene modalidades que confunden. Estar frente a nosotros mismos, observarnos. Vernos, y tratar de ser congruentes. Mucha gente que medita no comprende que esos estados nos permean la vida todo el día, no es solo mientras se está en el estado calmo y meditativo que se sentirá ese bienestar con el cerebro en su santísimo lugar. Luego, he visto gente que medita, pero a la primera de cambio agrade por algo que no ha podido resolver, y eso es incongruencia total. Los asuntos no resueltos de nuestra vida se manifiestan de pronto como esos pensares que nos sacan de nuestro centro, como golpear con palabras, es agredir. Si algo sentimos que nos desbalancea, es hora de tratarlo con un especialista y para esto nunca es tarde. Todos nos merecemos esa libertad interior de ser felices con constancia.

                                                              Continuando con lo que he estado volviendo a revisar de Erich Fromm, me topo con que Fromm percibía que lo que se estaba dando en lo global afectaba radicalmente la liberad del ser humano y eso no era aceptable. Se llegó a pensar que nosotros mismos, en aras de un desarrollo que percibíamos muy positivo, no nos dábamos cuenta que estábamos desarrollando nuestra propia cárcel. Es como cuando el consumismo nos engaña y creemos que teniendo más y más cosas seremos más y más felices, y muchas veces comprometemos nuestra felicidad real, depositándola en las cosas materiales.

El fin mayor de la civilización ya estaba gestado cuando Fromm y sus colegas empiezan a proponer nuevas maneras de observar, el ser humano ya estaba tocado en su centro, esa sanidad ya estaba quebrada y no captábamos aun cuán importante es para mantener equilibrios.  Las intenciones siempre cuentan y cuando se dieron los parámetros de avances, no se pensó que mas que grandes producciones, habría que tener en cuenta para que serían y como nos afectarían como individuos. En estos rubros entra la enorme contaminación del planeta que hoy día ya es algo muy serio. Nuestro ser tan único se había puesto en el predicamento de no tener claridad en el sentido de ser en verdad libres. La producción masiva es un hecho que no en todos los rubros es positiva, hoy lo vemos con claridad regresando a muchos ámbitos de pequeña producción y más sanidad.

Los fenómenos históricos nos afectan a todos, nadie está libre de estos factores mundiales, por lo que se nos pide enaltecer la acción desde dentro del ser, con nuestra libertad trabajada, decidiendo lo que sí y lo que no.

Se venia aclarando más y más en los ámbitos científicos, la importancia de que somos los homos sapiens seres sociales por naturaleza, con lo que se trata de aclarar que la cooperación cuando es necesaria aporta vida. Resguardarnos de los malos momentos nos es optativo, es necesario, y más aun con respecto a individuos que no comulgan con nuestra manera de ver el mundo. El ser humano es en su libertad de elegir una entidad única, mas sus elecciones están en intimidad con lo que es con el dinamismo individual/social, y ni que decir la libertad de elegir.

La condición bilógica nos determina. El organismo físico nos hace ser seres limitados y esa condición de creernos a veces como dioses, nos ha llevado a cometer algunos errores que ya no tienen regreso. ¿Como se solventa lo que no tiene regreso? Ejerciendo la libertad de acción en ámbitos propicios a desarrollar la conciencia.

Cuando la naturaleza humana cambia, se afecta lo social directamente.  Fromm habla ya de una adaptación dinámica, mucho más necesaria y fluida que la que nos caracteriza como parte esencial de la especie superviviente, de los mundos complejos de los que procedemos. Los cambios sociales de pronto se dan vertiginosamente, y quien no se adapta … ¿Qué pasa a las personas que no saben comprender los cambios de fondo?, en primera entran en sufrimiento, pero no es un sufrir que nos acongoje, es un sufrir que nos aleja de la realidad, a veces sin apenas percibirlo.

Lo psicosocial nos determina tanto y nos afecta de tan variadas maneras, que, si no nos sentimos funcionales con el grupo, sentimos dolor. Aprender a desligarnos de lo grupal que no nos corresponde, nos da libertad.

La conciencia se forma y forja mediante mecanismos psicológicos que a su vez forman parte de la estructura total. La falsa conciencia nos limita, nos hace que perdamos libertad, y se define así: -Falta de adecuación entre la realidad y su interpretación. - ¿Cómo interpretamos? A veces utilizando principios que ya no funcionan.

Si no hay equilibrios reales en la conciencia, ninguna democracia puede concretarse con todos sus valores. Tal vez se logre a medias. Es la conciencia la que rige de fondo. Y dice Gino Germani, (que prologa la edición moderna del libro de Fromm:) -La democracia depende de la capacidad de autogobiernos… asumir decisiones por parte de los ciudadanos, en esferas que antes se veían dominadas en exceso por las tradiciones. Las costumbres son buenas, solo hay que observar cuando ya no son funcionales.

A finales de la Edad Media, es cuando se empieza a valorar lo que significa ser: seres individuales. El pensamiento propio se erigió como un valor, ya no vivir de lo que se dice por ahí sino de lo que se cree porque se ha estudiado o leído de diversas fuentes. Cuando el individuo pierde su sentido, es cuando puede generar en su interior un miedo a la libertad, prefiere ser borrego que pensador autónomo. Claro, para muchos es más cómodo, y no hablo del grupo en general que no tiene por qué saber todo y determinar todo cuando no ha tenido oportunidades, sino de los seres humanos que, siendo capaces, con educación, se cruzan de brazos. Muchos de nuestra especie, una vez solventado el aspecto material, el cerebro se desconecta de su propio crecimiento. (Continuará).

 

jueves, 7 de septiembre de 2023

 

D.L.V.D. Libertad, es decisión. (1)

                                                      Las decisiones que tomamos en la vida al preferir, toman un sentido especifico que puede afectar todo. MJ

 

                                                          Sería muy largo, y tal vez resultaría redundante y aburrido definir la palabra libertad, ya todos nosotros tenemos un concepto de lo que esto nos significa, mas si la pensamos en función a lo que está directamente relacionada, resulta inminente que es en primera instancia todo lo que tiene una relación con la parte de quienes somos y que es lo que nos motiva para la acción. Nos damos cuenta que su relatividad nos es tan severa cuando nos convencemos de que estamos en el sitio que la vida nos asignó, por alguna razón de fondo, es obvio que no todos tendremos el interés o la curiosidad de definirnos como nos ha situado el mundo, pero es un hecho que ese aspecto es importante. Una vez ahí, teniendo claro lo que nos ha tocado vivir y observarlo como una oportunidad de tomar las mejores opciones, seguiremos siendo libres en ese ámbito vital, mientras tomemos las decisiones adecuadas.

Algunas veces los seres humanos cuando somos observadores, nos podemos dirigir mucho mejor a nosotros mismos y optar por lo que, aunque parezca que no nos define, nos inspira un interés, mismo que de alguna manera tiene todo que ver con lo que se verá afectado. Lo que nos conforma tiene una base ineludible y además está en constante transformación.

Hace poco, que releía el libro -Apuntes desde mi casa- de la escritora y apreciada amiga Paloma Bello, en donde narra cómo buena observadora que es, una experiencia que vivió en el momento que Baldemar un obrero de la construcción, les construía una casa familiar en el norte del país, en Nuevo Laredo. Cuando tuvo que quedarse en la obra a supervisar, ellos le ofrecieron un televisor, a lo que él dijo, -prefiero leer- y siendo mi amiga y su familia buenos lectores le brindaron su propia biblioteca. Ante todo, la claridad de las preferencias del trabajador fue tal, que les motivó a tomarse el tiempo para comentar los libros elegidos por él. Las opciones están… ¿Será que todos las podremos ver tan claras?

Esta parte de la libertad aunada al saber elegir, creo que es la más grandiosa y necesaria, por no dejar de decir que es la más realista.

Aunque siempre nos andemos por la azotea con algunas dudas, estoy segura que se disipan cuando los hechos hablan de bien, por sí mismos.

                                                      Muchísimo se habla hoy día de las preferencias. La palabra preferir ha sido una válvula de escape hacia lo que deseamos en realidad, mucho más allá de lo que podríamos sentir que se nos impone, siendo además un derecho ineludible de cada ser poder decidir dentro de lo que justamente nos corresponde y en lo que creemos. El modo de la sociedad en la que ya todos vivimos (no hay rincón del planeta que se escape) nos deja claro que no podemos negar que estamos ya en una globalidad más que evidente, todo esto nos obliga a tener que decidir y se abre esa puerta a las preferencias. Ya muchos humanos sabemos detectar los niveles de stress que se pueden estar dando e inevitablemente crear un tanto de confusión. No hay la necesidad de que se perpetúe ni lo confuso y mucho menos lo estresante. Los seres humanos nacemos relativamente libres, pero esa misma libertad lejos de ser encausada para aprender a preferir y ser acordes con nosotros, a veces se pierde. Optar por lo mejor (que no siempre es enemigo de lo bueno, como se decía antaño) de acuerdo a lo que somos.

Cuando pensamos que nadie va a vivir la vida que nos incumbe, y que solo nosotros mismos lo haremos, nos puede entrar el nervio, y hasta lo que en el lenguaje más juvenil del momento se ha dado por nombrar como FOMO, que viene del inglés: Fear of missing out, o lo que es lo mismo: temor de perdernos algo. Colateralmente esto puede darle entrada a la insospechada angustia (que aguarda detrás de la puerta muerta de risa) muchas veces se ha vuelto algo imperceptible, si es que no estamos nosotros también como buenos guardianes, detrás de la puerta de nuestra mente. La angustia, es sabedora de que cuando entra se vuelve dueña y señora de nuestro ánimo. ¿Por qué dejarla entrar? Si podemos dejarla fuera trabajando con buenas ideas, y mejores actitudes.

Cuando mis hijos me dijeron eso del FOMO, en verdad que me hizo sentido, porque lo percibía mucho en mí misma, en los demás, como algo que sin que ni para que se instala y nos perturba.

No hay mejor libertad que poner nombre a lo que sentimos y sacarlo al sol. Son las elecciones personales lo que rige todo lo que hacemos, las que van a abrir los caminos, y aunque de muchas personas podremos escuchar que cuando ya se avanzó mucho por una senda, no hay retorno, ¡sí que lo hay!, porque por eso disponemos de un enorme sentido de la creatividad.

                                                                  Por estas fechas que releo y me sumerjo dentro de mis propios textos de principios de siglo, todo lo que encuentro respecto a la libertad es que era bueno saber que es un concepto que nos expande la mente. Si por alguna mala jugada (de la misma mente) llegásemos sentir que la vida nos restringe la libertad, pues lo que hay que revisar de nuevo son las decisiones tomadas y las preferencias encontradas. ¿Nacieron del centro de nuestro ser y tienen todo que ver con éste? ¿o tal vez las obtuvimos por modas o por inducción de la mayoría actuante a nuestro alrededor?

Después del 11 (once) de septiembre de 2001, nadie, yo creo que ningún ser de este planeta siguió siendo la misma persona, es decir los derroteros mentales se nos cambiaron a todos. Por decirlo de una manera más moderna: un chip nuevo se nos instaló como parte de nuestra propia naturaleza. Golpeados todos (seamos o no simpatizantes de los gringos, ya con este hecho eso queda en segundo plano) nos transformamos. Algunos casos fueron para permitir mas apertura de conciencia, otros para desarrollar mas rabia hacia las minorías no entendibles a primera vista y que a muchos causan escozor, cada quien tuvo cambios específicos. En lo personal, como que entré de lleno al plano de la claridad de lo que no quiero ni por asomo en mi vida, y tener claro todo lo que en verdad me define, que es lo que si quiero y trabajar por eso. Habría de ser mucho más claro todo, después de un testarazo de esa índole, ese trancazo indirecto que recibimos, tendría que darnos buenos resultados.

                                                              Muchos de nosotros, quienes vivimos nuestra juventud en la década de los años 70 (setenta del siglo pasado) seguro nos interesamos en algunas de las obras de Erich Fromm. En estos momentos me encuentro cómo me tomé unos ratos y regresé a algunos de esos textos, y lo que más me interesó revisar de nuevo fue -El Miedo a la Libertad.- Si empezando el siglo XXI, nos dábamos cuenta que sería una etapa mundial muy diferente en cuanto a libertades se refiere,  el hecho mismo de que nos tocaba vivir como habitantes e inauguradores de un periodo tan importante del planeta, era muy positivo lo que algunos pensadores habrían de recordarnos o más bien qué habían dicho, propuesto, y  poder saber si eso seguía en su mayor parte vigente.

Fromm y las lecturas de sus textos, nos marcaron a muchos en nuestros primeros veinte años de vida. Muchos seguramente leímos con intención de comprender mejor que era eso del ¿amor? Tratando de encontrarlo en su texto -El Arte de Amar- y me sorprendo cuando mi sobrina que está hoy día en sus primeros veinte años también lo lee, y claro ni qué decir de los propios de casa que lo leyeron en su momento. Libros que marcan y que no están en los libreros solo de adorno.

De entrada, empezamos a saber desde el siglo pasado, que ante todo había que ejercer un sentido de preferencia claro, porque de no hacerlo estábamos condenados a la peor anti libertad, que es la ignorancia. Escuchábamos de los pueblos oprimidos, de los pueblos que vivían con un sentido trastocado de libertad, esos que, bajo opresiones de dictadores que se erguían ante poderes infinitos como si fueran dioses, hacían vivír a medias y ellos estarían haciendo de las suyas. Como Antropóloga, había leído con gran interés toda la obra de Carl Marx, (para el terror de algunos que me rodeaban) y para mí misma fue venir a descubrir lo maravilloso que es practicar el pensar, ese pensar que ayuda a comprender más aristas. Lo que nos aportan los pensadores, para proponer. Difícil es proponer lo que luego se vuelve una utopía, claro está, pero nadie nos quita la satisfacción de haber comprendido el devenir de los pensares.

 No todos estamos en el barco de las proposiciones, pero las lecturas de los pensadores nos abren la mente.

                                                                          Sorprendidos nos vimos a principios de este siglo. El país del norte, Norteamérica que se erguía ante todos como potencia en todos los sentidos, fue trastocado por las fuerzas menos imaginables, había sido atacado por congéneres que no se habían manifestado tan drásticamente y abiertamente como en franca guerra. ¿Un terror mayor? Creo que no existe. Mas, una lección mayor tampoco. Habríamos de aprender a averiguar, ya ante nuestras propias narices que la libertad se trastoca también y puede ser de un momento a otro.

                                                                  La Libertad, no siempre es como la pintan.

Erich Fromm, había venido a América, huyendo de los nazis.

No creo que fuera su mejor opción, siendo que tenía mucho que hacer en su país, pero supo optar convidado por su realidad a ir a otros sitios. Seguro notaba que esas agrupaciones estaban cohercionando el pensamiento positivo y científico.

Norteamérica se favoreció mucho de él, porque venia trayendo nuevas ideas, que fructificaron en ese momento y para siempre. Su vida intelectual encontró un buen asiento ahí. En 1950, trae las primeras menciones del Psicoanálisis a México.

 Era necesario redefinir lo que habíamos venido pensando sobre la libertad.

Ya, la industrialización era un hecho contundente, se visualizaba al consumismo y a la estandarización cultural como trampas de la civilización. ¿A que quedaría reducido el individuo ante los monstruos de lo que se mencionaba como civilizado?

Y nos dice: -La Libertad positiva implica también el principio de que no existe poder superior al del yo individual, que el ser humano representa el centro y el fin de la vida,  el desarrollo y la realización de la individualidad constituyen un fin que no puede ser nunca subordinado a propósitos a los que se atribuye una finalidad mayor- en pocas palabras nos dijo claramente:  que nada, absolutamente nada puede ser más importante que el ser humano. Se veía venir ante los ojos de los científicos prominentes, que sí estábamos en este mundo era para protegernos unos a otros y no para volvernos nuestros mayores enemigos entre sí.  Esto, implicaba hacer que las masas leyeran y comprendieran los principios básicos de la vida, de la especie a la que pertenecemos. Sabemos, que esto no se logró, ni se logra en su totalidad hoy día.  (Continuará).