domingo, 13 de junio de 2021

 De la vida diaria.(En word)


                            Aquí en la terrenalidad nos toca tan solo fluir y compartir. MJ 

                           Siempre me ha encantado recordar lo que mi comadre ha dicho respecto al asunto de perdernos en cosas que no tienen real valor para el implemento de nuestro crecimiento diario: pura bisutería.

Como seres humanos debemos estar en el sentir de la implementación personal, sea lo que esto signifique para cada uno. No todos sentimos igual y el valor de los sentimientos tiene un alto significado en el cauce del río que motiva. El filo entre lo que motiva y lo que desencanta es muy sutil, por lo que hay que tenerlo presente en cada momento y volverlo  un modo de vida. 

Si las motivaciones se bajan, habremos de revisar los sentimientos. 

Aquí en todo lo que reviso de escritos de tantos años atrás  prevalece a veces mi sentir lo que por ratos me he llevado a preguntar si cuando escribí tal o cual cosa no estaría yo en depresión oculta, ya que en realidad aún pareciendo que no me sentía bien  he procurado poner gozo en lo que me ha tocado vivir. He de comentar que las migrañas me asediaron en la década de los cuarenta años y un tanto en la de los cincuenta y más, y que obviamente eso me ponía de un humor diferente que no precisamente era  malo pero sí limitante en parte para dar todo de mi. Nunca hubo más remedio que las pastillas recetadas por el neurólogo y que me atenúaban el dolor, mas nunca me lo quitaban del todo y lo peor era que a veces ese dolor aparecía al amanecer por lo que pasaba yo toda la mañana de trajines con un pañuelo amarrado en la cabeza, exacto como Morelos nuestro heroe mexicano. La tarde me daba tregua, y muchas veces volvería  el dolor en la siguiente jornada matutina. Cuando sentía que venía aquello me tomaba el medicamento al primer aviso, tal como me lo recomendaba el médico diciendo que esos asuntos se toman al primer signo y asi podia estar en lo que estaba y era lo más adecuado. 

En lo emotivo hay claridad de momentos en los que sentía que no estaba viviendo exacto como yo quería. Descubrí que era algo más mental que real por lo que ese sentir se alejo de mi. Entrado el siglo XXI en esas líneas escritas, voy notando una tónica diferente en mi sentir.

Es así, que lo que realmente comparto aquí ya pasados esos días aciagos, es que nada debe opacar el momento que vivimos aún teniendo un dolor físico y saber que los dolores emotivos han de encontrar su cauce. Nunca hay que dudar que lo tienen.

                               Cuando pienso realmente en lo que mi comadre quiere decir cuando menciona los atorones que nosotros mismos nos damos percibiendo la bisutería del mundo, me doy cuenta de que así somos los humanos, nos dejamos deslumbrar y luego esa luz que creímos tan certera nos termina ofuscando. La luz personal se va aclarando con la edad y cada día lo que más deseamos es saber preferir en vez de estar con deseos que nada tienen que ver con nuestro sino. Esta palabra sino (no recuerdo desde cuando ha formado parte de mi pensar) puedo decir que me ha ayudado mucho para saber qué tan personal deben y pueden ser nuestros asuntos. Me remito a la Real Academia de la Lengua, y dice así:   

Sino: señal, presagio. 

Es decir, es lo que nos muestra en realidad quienes somos en esencia ya que se nos van dando señales que a veces ya no podemos percibir porque estamos demasiado involucrados en otras cosas, es ahí mismo donde debemos poner atención y muchas veces saber decir no, para poder ver con más claridad. Es quello que nos marca y nadie más tiene igual a nosotros. Algunas interpretaciones consideran al sino como algo negativo,  como de mal presagio, mas no siempre hay que tomar ese significado.

                                Hemos venido al mundo para tan solo realizar tareas muy concretas y nada complicadas, aunque pueden hacerse más tediosas dependiendo de ese sino que nos guia. Nunca es buena la complicación  porque a cada quien se nos ha dado un denario y capacidades,  y así  descubrir qué hacer con eso y convertirlo en algo divertido. El verdadero problema es estar más pendientes del denario ajeno, eso sí que agota.

El denario es una antigua denominación de plata acuñada por los romanos. 

Un autor decidió escribir el libro utilizando ese símil,  haciendo ver cómo cada ser humano debe hacer de lo que se le entrega, un buen uso.

Cuando leí hace años el libro titulado A cada uno un denario de Bruce Marshall (Título que viene del evangelio católico: Mateo 20 1/17) no me quedaba aún claro ese significado profundo, mas con el tiempo eso lo comprendí mejor. A cada uno se nos entrega todo lo que traemos en el cuerpo al nacer, mas lo que realmente se nos entrega es la fuerza que Dios ha puesto en nuestra alma para que sea la guia. A veces nos preguntamos porque tanta fragilidad en algunos cuerpos y porque se van del mundo pareciendo que lo hacen antes de tiempo, y la respuesta es clara cuando comprendemos que las misiones se cumplen y el alma tiene que seguir su camino.

La idea de sino está muy vinculada a la de hado, este se refiere a una fuerza que actúa con intensidad sobre cada ser  y es la primera tarea a destilar para ser mejores seres humanos, conocer qué fuerza nos habita para desarrollarnos por ahí.

                             Si hemos tenido la oportunidad de saber que dice la psicología actual respecto al fluir (recomendé el libro de este título, no dejen de leerlo) ya podemos tener claro que nada debe turbar nuestro camino, la luz de Dios guía y el sino personal se cumple tan solo compartiendo. Es un hecho ya comprobado que son tantos los humores que nos habitan que con facilidad podemos confundirnos, se sabe que de cada antepasado hemos heredado algo y nuestra biología no es tan sencilla como creemos ya que ésta lleva mucha energía en cada célula. Cuando se sienten  esos humores desconocidos como un pesar o como una afectación que no nos permite fluir, es bueno considerar hacer una terapia y sacar, limpiar y definir el camino real. No importa la edad, mas lo que si importa es dejar de cargar lo que no nos pertenece. Eso de las energías es real y muchas veces es lo que nos impide compartir con bien.

                           Pues bien, continuar con la revision de vida es algo básico. 

Si uno pudiera hacer revisiones cada cierto tiempo, nos daríamos cuenta de cómo hay tanto que cerrar y agilizarnos la partida. Nos da miedo cerrar. Tuve una experiencia muy singular cuando pasados unos meses de que mi padre murió le ayude a mi madre a  cerrar algunos asuntos de sus archivos. Le costaba mucho, había ratos en que me la encontraba en pleno rezo diciendo que Dios guardara el alma de mi padre en su descanso eterno. Yo solo le escuchaba y al cabo le decía que muy probablemente ese descanso de mi padre tendría que ver con la depuración que haciamos. Quién nos iba a decir que pronto tendríamos la presencia de una joven arquitecta que nos visitó porque quería saber un poco más sobre mi padre, estaba haciendo un estudio de quienes construyeron en la época en que él lo hizo, por lo que se nos agilizó mucho por todo lo que habíamos revisado, no tan solo porque ahi habia parte de su obra en planos y dibujos hechos a mano por él, sino porque ya habiendo revisado nos pidió hablar de él en otros aspectos, fue como una catarsis.Estuvimos muy agradecidas con ella, en lo personal me dió mucho gusto que una joven se avocara a poner a mi padre en ese grupo de gentes que ya se fueron pero que han dejado huella en sus obras de arquitectura.

Otras veces me senté con mi madre por largos ratos para que me dijera quienes eran los personajes que estaban en fotos antiquísimas a las que nadie había puesto nombre. Nos pasamos buenas horas escribiendo esos nombres aunados a recuerdos de su época de niña, de sus padres, de muchos momentos que ella pudo recordar conmigo y que estoy segura que aunque a ratos me decía, tengo basca (mi madre cuando se cansaba o abrumaba le daban nauseas) yo le ofrecía un vaso de agua o un refresco, conversabamos de otras cosas y continuamos con la labor un poco arqueológica de esas imágenes que han sido básicas, esa inolvidable tarea  nos unió. Gracias a esos ratos logre un sencillo álbum familiar con fotos que datan del siglo pasado. Me ha dado mucho gusto compartirlo con primos y primas cuando lo han pedido. 

Todo esto lo comento porque a ratos me pregunto porqué he escrito tanto de la vida diaria.

¿Tendría que haber un porqué para todo? 

No. Absolutamente no.

No todo tiene una explicación lógica.

Ahora la vida adulta me muestra y demuestra qué tanto ha de mandar el corazón y como hay que tenerlo en la mano y no solo en el pecho bombeando sangre.

Conforme me adentro en las páginas de esos enormes parlamentos de cada día, me doy cuenta que mi ánimo va cambiando y como siento yo misma la fuerza de la paz que me ha dado rememorar. Aquí continúo y espero que quienes lo lean lo disfruten.

                         La parte de gracia que nos corresponde por ser tan solo un ser humano, a veces se nos escapa de la vida diaria. Creemos que el vivir de cada día no implementa, a veces se nos presenta como una masa informe de minutos para llenar y utilizar como sea, cuando ahí está el caldo de cultivo del bien supremo. Se puede vivir en realidad con una espiritualidad que puede ser muy viva y que nos da fortaleza y sentido. El buen respeto de los interese particulares de cada ser que forma nuestro grupo debe ser real y conducente. La tendencia que muestra cada ser es parte de su sino. En lo personal disfruto mucho con lo muy austero y sencillo que volviendo a recordar que nada que ver con lo simple. A veces ser así parece que es falta de autoestima, más no lo es porque lo que nos define es algo que forma parte de nuestra felicidad, por lo que no hay que olvidar que es más constante que esas pequeñas alegrías que a veces al ser limitadas nos dan pesar cuando se acaban, cuando más bien son gozos que juntos conforman la felicidad total. 

Hace unos días fuí por unas chanclas para el trajín diario, las quería lo más sencillas posible y cómodas para poder andar mucho y tener tranquilidad de pisar con seguridad. En la zapatería que elegí de inmediato me trajeron chanclas de todos colores y sabores y hubo hasta con adornos sobre el empeine. Vi todo, y le dije al joven amable que me ayudó: solo las quiero en color blanco y sin nada de adornos. Esas que ud. quiere -me dijo con amabilidad-  solo las tenemos para caballero. En ese momento tan solo pensé: dichosos los caballeros que se pondrán algo así, porque tendrán lo necesario sin más. No soy un caballero, pero si soy una persona que no le interesa el adorno innecesario, no quiero bisuterias ni en mis pies, así que éstas me llevo. Los ojos del muchacho se quedaron llenos de asombro cuando tomé las chanclas blancas e impolutas y el tan solo recogió todo lo que había sacado lleno de florituras y mil colores para seguramente pensar que esta señora es muy sui generis. Estoy feliz con mis chanclas cómodas y archi sencillas. Las de oro y plata que él creyó que yo desearía por mucho, es probable que hagan muy feliz a muchísimas mujeres. Es importante saber quienes somos, que nos hace felices y saber respetar las preferencias ajenas.

                                   Siempre he amado lo más genuino. 

A las mujeres nos asocian siempre con mil perendengues y adornos, es porque nos creen fatuas y llenas de visión barroca. Creo que es lo que nos tocó como género social, en lo personal me niego a que se nos vea tan solo así, somos lo que somos porque tenemos una historia y porque sabemos y debemos elegir.

                                 Armando Fuentes A. Es un escritor que hace ver la luz en la vida diaria. 

Este escritor no es muy santo de mi devoción porque en verdad a veces le siento empalagoso, pero no puedo dejar de observar que en ocasiones me gusta lo que escribe. En este texto que les voy a comentar escribió cómo un incrédulo de milagros le pidió un milagro a San Virilá. El que pidió el milagro andaba buscando algo grandioso: Que se moviera una montaña de su sitio, que se dividieran las aguas del río o que sucediera algo increíble a su vista. Mientras grandes cosas esperaba este ser  incrédulo, el Santo le pidió una sola cosa: su manto.

¿Quien lo tejió? -Le preguntó-.

Mi mujer.- dijo el incrédulo-.

Bien tejido está -dijo el Santo-.

ella, -dijo el incrédulo- teje bien.

¿Así lo crees?- complemento el Santo- pues bien, miralo bien y observa que ahí está el milagro que buscas.

La cotidianidad se nos escurre por entre los dedos cuando nos perdemos en búsquedas de pura bisutería.

¿No hemos entendido que aunque brille algo, no necesariamente es oro?

La vida nos ofrece mucho para compartir.

En el encuentro de unas miradas, ahí está el milagro.

En el gozo de la luz de una sonrisa compartida, ahí está el milagro. 

En estos días de pandemia ya tendremos mucho que aprender del valor de tan solo vernos a los ojos, de poder ver la sonrisa de alguien, porque a veces ya las sonrisas están tan escondidas dentro del tapabocas, que da la impresión de que se han ido para no volver. 

Ahora es tiempo de mirar ojos. 

Es momento de ver que se nos dice tan solo con un movimiento  al mirar, que si nos ofrece luz, es que ahí hay vida.

Es tiempo de que si algunos niños sueltan sus carcajadas a nuestro alrededor no dejemos pasar esa música de ángeles que el mundo regala a veces y que nosotros por estar distraídos en la bisutería, nos olvidamos de tomar al vuelo. Esos sonidos que  son como la voz de Dios.

Continuará. MJ.






 

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