martes, 13 de julio de 2021

 De la vida diaria.(En word)

                                  Es un hecho contundente que los flujos de la vida se ven atormentados algunas veces. ¿ Podríamos comprender que las tormentas siempre preceden a la calma? MJ

 

                                  La vida está compuesta de subidas y bajadas así como de desencantos y de momentos que sentimos serán eternos. El ciclo vital, también puede contemplarse como un gran círculo que nos contiene y en el que a veces podemos estar abajo, otras veces en las curvas y en otros momentos en las alturas, es lo que a todos nos sucede, más no siempre estamos en la total conciencia de observar. Se vuelve una tarea cada vez más necesaria saber que nada nos conviene estar con emociones revueltas y sin comprender las subidas y bajadas que nada bien nos hacen si no son entendidas, aprender a observar todo esto es algo muy necesario, tarea que se asienta en principio en lo que vivimos en el día a día. 

Conforme pasan los años nos vamos haciendo más asiduos a poder prever, acción que también entra a colación en estos rubros de los sentimientos cambiantes.

 Todo tiene que ver con el ánimo. 

Los puntos de vista que le dan sentido a esos flujos están permeados por el ánimo que con algunas lecturas procesamos mejor. Aprender de los grandes pensadores parecería fácil, mas solo harán y darán huella firme a nuestro camino cuando lo que nos comparten es algo que podemos asentar en nuestra realidad, más no siempre se da así, las más de las veces leemos y esas lecturas no vienen a hacer su parte actuante en nosotros hasta mucho después. Aun así, Séneca y sus postulados siempre son bienvenidos.Así lo fué en estos tiempos de la década de mis cuarenta años de vida. Este autor por medio de cartas dió a su discípulo Lucilio muchos pensares muy hermosos. Recomendaciones estupendas que aún sin poder ponerlas del todo en práctica nos hacen un rato de buen pensar.

Las cartas a Lucilio escritas por su mentor Séneca, las recibí en esta parte de mi vida que hoy reviso, como un regalo de mi marido, han hecho su parte en mi. En un viaje que hizo a la CDMX, y visitó la UNAM, me las compró y hace algunos años pasaron a la biblioteca de mi hijo, han sido parte de esta tribu. Es un libro de edición muy sencilla pero lo hemos gozado tanto, que se ha cuidado. Eso me deja ver que en el fondo todos aquí somos bastante estoicos y de eso estamos orgullosos, es una manera de ver la vida en la que siempre salimos a flote.

En estas épocas de mi vida, escribí:

                                ¡Que fluya la vida!

                                ¡Que fluya el devenir!

                                ¡Que fluya el existir!

                                 En esta armonía, sólo mía.MJ

En el año 1995 iba yo logrando una asentada actitud positiva, que aunque no se definía aún del todo en sus caminos, en lo interior me afanaba en buscar asientos del pensar, que fueran más eternos.

La causalidad nos trae inevitables cambios. 

Esos cambios a veces asustan, pero al fin fuí comprendiendo que lo que a veces da miedo, también es algo que provoca esas mariposas estomacales que nos empujan a cambiar y crecer.

Los aprecios nos hacen pensar en cercanías, más los verdaderos cariños nos permiten sabernos eternamente separados. 

Esa individualidad a veces trae esos sentires de un tanto de angustia, más al darnos cuenta  de que en espíritu uno puede estar unido por siempre con alguien, pues las mareas fuertes se acatan y la vida vuelve a darnos luz. La vida se encarga de decir que hemos venido solos y así mismo partiremos. En este absoluto y cierto predicado mi alma palpita ante los ojos de los que son mis amores y me congratulo con la vida de verlos crecer, transformarse.

                               Mi flujo personal se concreta con la escritura a mano, con el gozo de disfrutar de los libros de papel (Ya para estos tiempos se empezaba a sentir como una amenaza el asomo del libro virtual) y nos dimos cuenta los que amamos los libros de papel que estos están por siempre,  luego lo pude comprender mejor: leer en pantalla es tan solo una opción a veces muy buena. Escribir en una computadora ha sido para los que conocimos las máquinas de escribir, una maravilla hecha realidad.

                               Ser, nunca es lo mismo que vivir.

                               De pronto la vida se puede volver como aletargada y poco vigorosa, creemos y sentimos que pierde el encanto, pero no hay tal porque aunque las inercias imperen, la vida solo va transformándose cuando de verdad nos damos tiempo para observar. Las artes en general en su evolución nos han ayudado a hacer de lo trivial algo magno, hacemos observaciones ya mucho más concisas y detalladas, así como comprendemos hoy día el movimiento de lo abstracto, y que lo efímero no lo es tanto, mientras forme parte por un instante en nosotros.

Un grano de arena puede ser tan solo eso, mas así mismo puede ser lo más grandioso. 

Cuando veo a mi nieto salir al jardín con su pequeña lupa  y me pregunta porque ese gusanito tiene tantos pies, me quedo atónita de felicidad. ¿Puede haber algo más grandioso, en una tercera edad? Nuestro desgaste inminente nos inquieta, pero la vida nos aquieta cuando vemos todo lo que nos ha dado. Nada comienza siendo en grandes y esos principios de todo, deben darnos asiento en el alma. Todo comienza como un grano de arena.

En los silencios que buscamos adrede encontramos una brillantez especial.

Escribí:

 Si quitamos lo uno

¿Que nos queda?

La ligereza de nuestro ser

en flotación. MJ

                              En estos tiempos me preocupaba lo difícil que parecía ser, el control mental necesario para enfocar lo certero, que era ( O parecía ser) lo más importante y apremiante. Las prioridades van cambiando, porque la vida así lo exige y hay que darles cabida. No siempre la certidumbre ha de estar presente, porque otro regalo de la vida es saber cómo todo va teniendo sus tiempos.

Mucho de las figuras que se forman en la mente nos van dando pie a saber qué es lo que debemos soltar. Mucho está en el conjunto de todo lo que se nos ha dado como aprendizaje y de pronto habremos de aprender a desaprender.

La austeridad es liberadora. 

Así como no es sano acumular cosas, hay que tener mucho cuidado en no acumular pensamientos que ya nada tienen que ver con lo que vamos siendo, al transformarnos.

En mi ventanal de pronto percibo un enorme ramo de flores en rosa bugambilia. Mi mirada se abstrae, no puedo dejar de contemplar. Las hojas que le acompañan me absorben, me fascinan sus verdes en tonos varios, desde el casi transparente de una pequeña hoja en crecimiento, hasta el tono muy oscuro de una hoja en plena madurez. 

Ya me las imagino sobre una gran hoja de papel fabriano. Luego me acuerdo de que ya las plasme, y que tengo otros muchos temas pendientes en ese lograr de mis proyectos de plástica, así que contemplo y sigo mi camino. Recuerdo que no en la cantidad está el verdadero valor, me encanta pintar bougambilias, pero ya tuvieron su momento.

La jardinera que descansa sus frágiles ramitas en el camino de la entrada provee de frutos muy preciados para los Xtacay, los veo venir por ellos, me lleno de vida con esos vuelos en picada y los coloridos de estos pájaros, también conocidos en mis ambientes como los Cristos fue.

Una de las hermanas de mi madre que vivió cerca de nosotros en estos lares del campo yucateco, al escucharlos piar decía que le parecía que eso decían.

En un día cualquiera cuando estas jardineras nuestras están plagadas de frutos verdes y rojos, los pájaros comparten. Por la época ahora son los xtacay, pero en unos días no muy lejanos se verán también llegar a las yuyas, a los pardos con un poco de amarillo en sus alas y a otros más.

Blaise Pascal dijo: El corazón tiene razones que la razón desconoce.

Que certero es ese dicho. Que importante saber que cuando uno va avanzando en la vida la intuicion ha de regir un poco más.

¿Qué es lo que se conoce como vivir alerta ? 

De entrada, no es algo siempre fácil.

Es una especie de desapego que fortalece por dentro y al mismo tiempo ayuda a someter al ego.

Pareciera complicado este argumento pero lo podemos desgranar así:

Es un sentimiento que uno puede reconocer. Luego podremos decir que ese sentir nos vincula con algo que nos produce un gozo porque sabemos que aunque no nos define, es parte de lo que estamos viviendo. Ese es el desapego, es saber pero no comprar para siempre ese sentir. Dentro de nosotros se restaura el modo de apreciar y ponemos a buen recaudo esa parte de nuestra personalidad que siempre se quiere imponer. El ego es tan solo eso, una parte de nosotros que prefiere a veces hacernos estar más pendientes de lo pasajero que de lo eterno.

No constantemente somos el cuerpo que habitamos.

 La mente puede sacarnos de él, y recordarnos para nuestra tranquilidad que un día saldremos para siempre.

Cuando estamos alerta, nuestra mente capta mucho mejor los compases de espera.

 ¿Qué es lo que estamos esperando?

Esa, es otra falacia mental: estar siempre en espera. 

¿No es la vida que estamos viviendo en este mismo momento, perfecta?

¡Claro que lo es! pero nos empeñamos en pensar que habrá otras perfecciones.

¿Será que podamos aprender a ser más felices, de lo que ya somos? 

Porque la felicidad se cultiva y está asentada en la base de las verdades que conocemos y lo que hemos creído. Muy importantes son las pausas porque en ellas se manifiesta mucho más la ligereza de la vida. Esto, los japoneses lo saben muy bien por lo que aprecian desde hace milenios el espacio vacío. Si observamos sus pinturas nunca tiene temor de dejar grandes porciones del lienzo sin nada, esa nada también es el todo.

En los silencios está la real respuesta de todo lo que nos anima.

Esas pausas de los cantos de las palomas de monte por las mañanas, pueden ser los espacios para llenar con respiros profundos.

Aquí, en este entorno que yo he habitado ya por casi cincuenta años se siguen dando cosas insolitas. La otra noche queriendo sacar a una rana de buen tamaño, que se instaló junto a la pared de la puerta que da al jardín,  mi marido la empujo con un bastón de golf ( aquí nadie juega golf, pero hay bastones que ha dejado mi hijo que sirven para sacar a los bichos que visitan sin ser convidados, y funcionan muy bien) la rana saltó y se posó completita en todo el rostro de este señor que tan solo la quería devolver a su hábitat. Le cubrió totales los lentes, así que casi sin ver, se los sacó con cuidado de la cara y la muy saltarina se volvió a la pared. Ya no sabiamos que hacer si ayudar al asustado o sacar al animal. Al fin abriendo la puerta mi hija logró que tomara  las de villadiego con saltos, como si nada. Como si todo, porque hubo que calmar por un rato a quien atónito recibió esa visita en el rostro.

En esta época de mi vida mi madre se cayó. 

Todos creimos que de esa caída vino la ruptura de cadera, más el médico nos aclaró que muchas veces es la cadera que se quiebra primero, y nos caemos. Es como si el cuerpo estuviera diciendo que hay que hacer pausas aunque sea dentro de burbujas de dolor, porque el dolor bien encausado nos llevará a nuevos lares. Los momentos así se dividen y a veces la vida misma los exige. Esa caída nos transformó a todos. Comenzamos a ver desde otro ámbito.

La vida tiene sus maneras de aquietar. A veces son las mas amargas, pero buscan quietud de cualquier forma.

Mantener el estado pensante y propositivo en lo adverso, en aquellos momentos en los que sentimos que el corazón se nos escapa del pecho, pueden ser de las encomiendas más difíciles. A todos nos toca y nos llega ese momento. No hay tarea sencilla, nunca.

Al ser, nada nos sobra ni nada nos falta. 

A diferencia del estar que nos puede confundir creyendo necesitar lo que no está presente y sentimos que mucho se nos ha ido y hay que recuperar. Nada se recupera, porque si la vida es circular es porque lo que trae será lo necesario.

El título general y amplio de los varios tomos que conforman la magna obra de Proust, siempre lo he cuestionado. 

¿Como que ¿ En busca del tiempo perdido? Yo creo que no hay tiempo perdido. Más viendo con los ojos de este gran autor, podemos tener claro que el sí percibió que hay tiempos perdidos, cuando hacemos banalidades o estamos en tiempos que consideramos más absurdos que otros. Expuesto a los salones parisinos de cambio de siglo, Marcel creyó que ahí se vivía en el cielo, y ya pudiendo estar en ellos comprobó todo lo absurdo que ahí se daba dentro de esas vidas. 

Se camina con la nada y se comprende de frente al todo. O, se observa un todo como majestuoso y ya de cerca nos damos cuenta que es la nada.

Lo fuerte y lo débil se dan la mano y se congratulan de decir: Ambos somos parte, así que habremos de acostumbrarnos a estar juntos.

Muchas veces las palabras estorban. 

Más estorbosos son aún los vocablos cuando no son los adecuados y nos entercamos en traerlos a colación o a utilizarlos como de más. En realidad lo único que se nos pide a veces, es observar.

¿Cómo percibimos el color del viento mientras los parloteos son inevitables? 

El viento con su propia voz se cuela, se asienta y nos asienta en donde nos toca estar, y en la cara sentimos el sentido real. El viento a veces nos sonríe, y no alcanzamos a verle porque ante todo estamos ocupados.

Un amanecer escribí:

Este momento es único.

Amanece.

Está todo dispuesto.

Un solo momento nos habita.

La grandeza nos abarca, enorme y fluida.

¿Hay finalidad?

La salud de pronto se vuelve el todo.

Vemos la manifestación divina en la rutina sencilla.

Comer, vigorizarse, sonreir.

Hay momentos que pertenecen al mundo.

Hay instantes que solo son nuestros. 

Un suspiro. 

Solo existir. MJ

Todos podemos por momentos olvidarnos de que somos tan limitados y gozar con las parálisis que nos regala la vida, es decir esos momentos que de pronto nos sentimos plenos y contemplativos y debemos hacer fuertes ajustes para que la mente los observe y seamos más fuertes.

No temer a ese tenderse en la cama del que habla el filósofo Lin Yutang. Saber que somos criaturas de mente cambiante y esta no puede evolucionar en los bullicios continuos.

Nunca la agitación debe triunfar.

Nunca perturbarnos por las cosas insólitas de la vida. 

En estos días las hormigas se comieron los cables del tendido eléctrico que va debajo de la tierra.

No sabíamos qué era lo que pasaba, pero la electricidad en la casa se enloqueció.

Un electricista muy afanado y bueno en sus labores, al fin descubrió el asunto: las hormigas se habían dado un banquete de plástico por algún tiempo. El horror fue doble, porque solo pensar en esos seres comiendo así, da pesar.

¿Que es la plenitud?

En mi caso personal hay muchas plenitudes que de pronto surgen por momentos. Una de ellas es contar siempre con una buena pluma. He de decir, ¿plumas?

He sido afortunada ya que he tenido muchas plumas, algunas ya se fueron a vivir el sueño de los justos y otras permanecen, algunas en uso y otras como bellos recuerdos. Mis padres siempre pendientes de mi pasión de escribir a mano, me las proveyeron con mucho amor. Cada que una me llamaba la atención se volvió parte de mi escritorio y me han hecho la más feliz. Estoy agradecida por eso. Hoy día conservo como un tesoro la Parker que utilizaba mi padre cuando partió de este mundo, no es un lujo material es un lujo espiritual.

También es muy pleno despejar los pendientes. Hacerlo con parsimonia nunca con apuros necios. 

La plenitud es aliada de la paz.

Nunca el ser y el hacer deben contraponerse.

Siendo y haciendo en armonía se da la congruencia al pensar, porque aunque a veces remar contra corriente es lo más común, con mente clara se fluye como un buen viento de brisa de mediodía.

¿Controversias? solo para crecer. 

En mis escritos he desglosado los momentos oscuros, como preguntandome ¿porque han de darse si uno no los propicia?. La vida es la que las trae y siempre tienen sentido.

La vida es un reajuste constante, caminamos con todo a bordo, nada se queda por el camino y por eso soltar no es literal es más bien transformar la visión. La experiencia nos permite ser mucho más agradecidos, porque nunca hay equilibrio total, solo hay perdón y cambio para ver más claro. Somos como una suma de equilibrios restablecidos. Volver a lo básico, es grandioso. La tercera edad permite eso: Tener solo lo necesario porque el lastre nos impide ver con claridad el horizonte.

Esta era que vivimos nos enseña el valor de reciclar. Nada es nuevo, desde que el mundo es mundo.

En las 24 hrs que tiene un día, Dios se nos regala. 

Esa presencia fuerte y atemporal es la más eficiente para contener lo que se percibe drástico y difícil.Todo se reajusta si la fuerza de Dios nos habita. Mi experiencia de Dios ha sufrido cambios. Hoy día me siento muy complacida de la que he logrado, al grado que decidí pintarla en cuadro mediano, en acrílicos, carbón y arena silica. Este cuadro que he revisado en mi mente varias veces a pesar de ser muy sencillo lo titule en principio como la fuerza de Dios, mas estos días que ya verá la luz, (estoy dando los últimos retoques) he revisado el nombre, se llamará: El tiempo de Dios. Toda mi obra plástica de acrílico está relacionada con algo del tiempo, asunto que me apasiona.

En esta época leí de Taylor Caldwell, Diálogos con el diablo. 

Lo que más me impactó es cuando dice: es un horror pensar en un género humano desprovisto de humanidad.

Algunas veces uno se pregunta:

¿Nos estamos deshumanizando? 

o ¿no será que nunca hemos llegado al total nivel que podemos, como humanos?

Cuando estudié  Xtología mucho me marcó el concepto de contingencia. Estamos contenidos, somos parte de Dios, y esa sola idea es la premisa de la paz real.

La desesperación que cualquiera pueda sufrir, es ante todo falta de Fe. 

Nunca olvidar que la Fe que tenemos más potente, es la que desarrollamos hacia nosotros mismos.

Mucha de la Fe del catolicismo está asentada en la historia. No es fácil hacerla nuestra desde ahí, porque para tener Fe, habremos de creer en todo lo que la sustenta.

La comensalidad de Jesús no es otra cosa que saber cómo implementamos nuestra vida de relación. No se toma tan literal la palabra, se comprende en su total dimensión. La vida de relación realmente empieza con los cercanos. Luego, deriva en fraternidad.

La verdadera Fe, (certeza de lo que no se ve) supera prejuicios, porque es en donde se encuentra la verdadera certeza.

Cuando en nuestra vida tenemos muy arraigado el acto de comparar, la Fe se resquebraja.

La meta es: Lograr verdadera alegría que abarque cada momento vivido. No importa tanto lo que el otro hace, al menos que la intención sea compartir.

Suspender por un rato la revisión de este concreto texto, me hace bien. Tengo que quitarme la ropa del ejercicio mañanero ( hoy día caminata o bicicleta) para ir a darme un rico baño y acicale de mi pelo canoso porque hoy veré y compartiré un rato con mis amigas  arquitectas que por las condiciones de la pandemia no nos hemos visto. Son amigas que aprecio muchísimo, son profesionales con visión, saben que su quehacer arquitectónico no solo es hacer casas, a parte de eso hay mucho más que aportar dentro de las concepciones reales de esa magnífica ciencia. Dos de ellas conducen un interesante programa de radio. 

Me pongo un delicios hipil, que no es de hilo contado porque me gustan los que utilizan las señoras más humildes de los pequeños poblados de Yucatán: los bordados a máquina. Los míos los encargo en Kimbilá, y llevan los colores con los que yo percibo cada día. 

Regreso a seguir gozando de este momento frente a mi computadora, ustedes amablemente leerán y yo, vuelvo a agradecer.

 Mi pelo blanco de pronto se ve un poco azulado, porque le pongo ese acicale para que no quede amarillento. Lo aprendí de mi madre que siempre gozó sus canas, como lo hago yo hoy día (y me la trae a la memoria). Cuando descubrí que las partes más claras de mi cabeza se convertían en hilos plateados, me quedó claro que habían llegado para quedarse. Hablan de una etapa cerrada y otra que al abrirse me llevó a una nueva dimensión. A pesar de los pesares uno tiene la obligación de sentir la vida plena, es tarea que puede ser muy animosa.

Continuará. MJ







                              



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