miércoles, 13 de julio de 2022

 

De la vida diaria.

Tenis y vida.(1)

Para apreciar los valores intrínsecos de un deporte y su relación con la vida, no es necesario practicarlo. MJ

 

                                     Es maravilloso practicar un deporte, mas lo que si me ha quedado claro es que se aprende muchísimo del ámbito humano que se da en el desempeño del deporte, cuando logramos un buen nivel de observación, tanto del comportamiento del jugador en sus tácticas, como en su ser humano en acción.  En tenis se aprecia con claridad la semejanza con la vida misma. Podemos tener claro los lineamientos, las técnicas y tácticas pero mirar los toros desde la barrera es muy diferente que estar a media plaza con el capote. Practiqué el tenis muchos años de mi vida, comenzando desde los seis años y cerrando el ciclo en la década de mis cincuenta años, cuando una lesión en el pie me impidió regresar a las canchas. Aun con esa cantidad de años con la raqueta en mano, no capte toda la dimensión hasta mucho tiempo después, el valor y aspecto conductual de ese debatirse en la cancha. Muchos piensan que es pasar la pelota de un lado  a otro y quien lo logre mejor ganará, sin saber los entretelones de todo ese ir y venir. En la vida es así, la pelota  del vivir se nos entrega al nacer, se eligen las raquetas adecuadas y el jugar será un desempeño muy personal con los tiempos y los espacios que se vayan presentando.  Poco a poco uno puede aficionarse a disfrutar los partidos por televisión o en vivo cuando es posible, hoy día se transmite casi todo el circuito de la ATP, que es: Asociación de Tenistas Profesionales.

No fue sino hasta que comencé a escuchar los pormenores de cada momento tenístico que me cayó el veinte: una cosa es comprender como se da el deporte en la práctica y otra muy diferente es la estrategia (que en mi caso nunca la practique propiamente) es un hecho lo mucho que se parece a lo que hacemos los humanos en la vida diaria y eso mismo es lo que hace muy interesante cada partido. Me fui dando cuenta de cómo se puede volver un gozo ser un observador asiduo y atento. A varias personas a quienes manifesté mi gran afición a observar los partidos de tenis, me decían ¿Y, que más chiste puede tener el estar viendo pasar una bolita sobre la red? Y ahí vino la inflexión decisiva: compartir esta visión que he ido implementando conforme han pasado los años.

En mi caso personal la práctica me ayudo a comprender el valor de madrugar, nunca fue algo pesado, y era muy  necesario ya que se aprovechaban varias horas antes de la entrada al colegio y mi padre y yo creamos un vínculo en ese compartir desde  temprano. Me levante durante varios años algunos días de la semana, a las cinco de la mañana y a las seis ya estábamos en la práctica tenística, percibiendo los olores de las canchas recién regadas, el de las pelotas al abrir las latas en las que se guardan, raquetas y arenas de la cancha se volvieron parte de mi inicio del día y los esperaba con enorme gusto. Aprendí que la mañana puede comenzar antes de lo estipulado y puede disfrutarse si la motivación lo permite y sí que se logra cuando hay la ilusión de perfeccionar algo y percibir las mejorías. Las raquetas están tensadas a una determinada intensidad dependiendo de la edad del jugador y tipo de cancha (hoy día: tierra batida, césped o cancha dura de cemento) así como las preferencias del jugador, cuando un golpe es bueno su sonido lo delata. Así empieza uno a disfrutar del sonido de la pelota cuando toca las cuerdas. Las pelotas son de hule recubierto de fibra en forma de pelusa para un toque certero pero a la vez atenuado, en los años sesenta del siglo pasado aún se jugaba con pelotas de color neutro asunto que cambio para bien, hoy día son de un amarillo fosforescente que las hace más visibles. Ese emitir su propio canto  en las cuerdas nos permite saber si se realizó bien el golpe. Es el tenis un deporte totalmente psicológico y en su modalidad más bella a mí parecer, que es singles (Un jugador contra otro) es en donde se observa más el aspecto mental.

No fue hasta que comencé a observar mucho mas atentamente el desarrollo de un partido, que entendí cuanto tiene que ver el carácter, el modo, el pensamiento y el humor de cada jugador.

Cuando uno percibe esos asuntos de similitud con la vida, se observa  como las estrategias se pueden aprender y la aplicación  y las resoluciones vitales son muy personales siendo que puede observarse un partido como si fuera toda una vida en su desempeño, una circularidad total desde que comienza hasta que se apunta el cierre. Observar todo el contexto del deporte blanco –sobrenombre que tuvo, porque los jugadores de ese color vestían (hoy día se juega con indumentarias de todos los colores habidos y por haber) nos permite apreciar la calidad humanan de cada jugador y como ninguno juega igual a otro. Solo en el emblemático torneo de Wimbledon, Inglaterra  (Uno de los 4 Grand Slams) es que se sigue la tradición de jugar todos vestidos de blanco,  a mi gusto es el torneo más elegante del circuito. Apreciar este deporte nos puede llevar a ámbitos muy interesantes del comportamiento humano y disfrutar sus diferentes movimientos, asunto que tratare de compartir en estos textos.

                                Además de los enfrentamientos singles, se puede jugar dobles que es compartir la cancha personal con alguien más como compañero, siendo cuatro las personas en el juego. En cada caso es un tanto diferente la estrategia y cambia en parte el tamaño de la cancha así como algunas tácticas. En este caso haré la comparación basándome en la modalidad de singles.

Cuando los jugadores entran a la cancha al saberse contrincantes ya en sí mismo esto propone  claramente que uno será el ganador, como parte del espíritu deportivo se logra sentir que es importante implementar la camaradería, que se comienza con la rifa para saber quién escogerá servir y quien recibirá, y así mismo comenzar el peloteo  de calentamiento  amistoso. No es un triunfo de rendir  al otro, sino es más bien lo que se logra haciendo bien las cosas en los movimientos tanto de cómo se desplaza el cuerpo así como la gestión de los golpes, siempre propiciando divertimento sin perder de vista las estrategias. Hoy día la tecnología apoya permitiendo ver la nitidez de algunos golpes y donde se ubicaron mediante una pantalla electrónica que graba todo. Es recomendable entrar con buen talante (diría uno de mis primeros maestros) como si uno dispusiera el ánimo para dar lo mejor exacto como en la vida diaria cuando ponemos un pie fuera de la cama y empezamos la vida de un día cualquiera.

                                Quien me dio las primeras lecciones de tenis siempre me preguntó cómo me sentía antes de empezar la clase y se interesaba en cómo había yo amanecido, creo que veía mi cara de sueño madrugador. Los errores eran comentados muy puntualmente, mas en esos momentos no hubo nada de enseñanza de estrategia. ¿Se pensará que un niño o una niña de seis años no tiene por qué estar pendiente de esa dimensión del juego? tal vez eso se creía. Tanto mi padre como el maestro querían que yo me divirtiera. A la larga esto me decepcionó porque no se entra solo para diversión sino para hacer un duelo lo mejor posible. Quien cree que la vida solo es divertimento y no hay aporte sabio en los pasos dados, nunca sabe si implementa o no, asunto que no aporta para bien. He de decir que siempre jugué dando lo máximo pero no me era fácil llevar un sentido constante observándome y captando el propio ritmo, y sí me hubiera encantado que me dieran un poco mas de conocimiento. Tuve un solo triunfo de campeonato en singles a los once años de edad y aunque he de decir que es algo muy singular llegar a ese punto, nunca entendí como fue, surgió como algo natural. Es bueno conducirnos con flujo natural, mas no hay que desdeñar el jugar con un plan. La marca comercial Rolex (de relojes) que apoya mucho al tenis, tiene una frase muy bella y dice algo así: – no jugamos para los triunfos solamente,  sino  para superarnos a nosotros mismos-.

Se piensa que quien comienza sirviendo con asertividad tiene mucho para hacer un buen juego, así lo asevera uno de los comentaristas (para mí el mas experimentado hoy día, y muy ameno que fue muy buen jugador en el siglo pasado) José Luis Clerc conocido como Batata. El servir  es poner la pelota en juego del lado contrario en uno de los espacios cerca de la red, se van alternando, cada jugador tiene preferencia por poner la pelota esquinada, centrada o de plano angulada. Aquí habla el carácter, quien en la rifa preliminar prefiere servir, es de carácter más protagónico así como el que prefiere recibir es quien está más atento a observar el modo de juego del contrincante. Se sirve para comenzar el juego, mas a la vez para lograr un saque as o para descuadrar la posición del oponente. ¿Cómo servimos en la vida diaria? Los ámbitos del servicio humano son muy personales. Claro que el servicio tiene su propia dignidad, y está asociado a la personalidad, tanto en el deporte como en la vida diaria. En el día a día somos afortunados si logramos entender que sirviendo a quienes nos rodean estamos hechos, dando pie a que las acciones propongan. A veces los servicios as (que son tan bien situados y fuertes que no regresa la pelota)  no son fáciles y si muy apreciados. Hay jugadores que tienen toda su estrategia basada en hacer servicios as, se aprecia pero es una situación que no propicia peloteos emocionantes que son la sal del juego. Se admiran como acción bien lograda. Es como en la vida diaria cuando tenemos algo tan claro y contundente y aunque nuestros acompañantes de vida quisieran argumentar o darle juego a las vivencias, hay momentos en los que no se puede porque se cierra la acción. Se opta por tener la última palabra rápido y la contundencia impera. Tendremos la garantía de que si todo está nítido, seremos dueños de la situación por ese preciso momento. (Continuará) MJ.                            

 

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