De
la vida diaria.
Circularidad
vital (4)
Percibir
los círculos vitales es una tarea impostergable, intransferible. MJ
Los
círculos vitales son tan personales como la huella digital.
Solemos
sentir algunas veces que en las expectativas está el modo de propiciar lo que
queremos vivir, mas con esta visión de las circularidades nos ha de quedar
claro que a veces no hay que apostarle tanto a un futuro muy definido y
expectante, puede ser mucho más divertido estar más atentos a las
intersecciones de los círculos que
estamos viviendo, tomando lo bueno del pasado y atentos tan solo a lo que
depare el futuro. Es normal temer un poco a los movimientos vitales que dan
sentido a nuestras circularidades, mas es peor apostarle a lo estático, que a
veces ya no tiene sentido en nuestra vida y seguimos estacionados ahí. Tener
claras las circularidades nos da orden y estas trasportaciones son menos
confusas y más determinantes cuando hay claridad. Según nos dice Elías
Canetti:- El futuro siempre es falso, influenciamos demasiado en él.-
Lo que ya no funciona en la vida es como las
lapas que se pegan en el cuerpo mojado y remojado de los barcos. Esa parte de
las embarcaciones es la más determinante porque es la que convive con el agua
con constancia y de una manera muy directa, mas es ahí exactamente en donde
quedan materiales incrustados que nada bien hacen. Así mismo hay que saber que
la parte más actuante de nosotros es la que hay que cuidar para que no se llene
de basura.
Algo
que de un tiempo a esta parte me entretiene y disfruto mucho en los silencios, es observar a los jóvenes, nos enseñan mucho y
hay que estar atentos a sus nuevas modalidades de resolver, no siempre
coinciden con ese bagaje que hemos cargado los que fuimos jóvenes a mediados
del siglo pasado. Creo que se esperaba demasiado de nosotros y lo maravilloso
de hoy día es que las juventudes tienen sus propuesta mucho más claras y
serenas.
Es
bueno escuchar opiniones, mas a veces hay que dejarlas en tan solo eso: Una
opinión. Regocijarnos en nuestra percepción de que el valor de nuestro espíritu
personal es irrepetible y va dejando su estela de bien (aunque a veces parezca
que es de espuma) hay que continuar con buen talante así vayamos por la sección
de bajada del circulo vital.
En
la circularidad se fluye, pero también se sube y se baja y hasta pueden
aparecer puntos de inercia, como cuando nos sentimos sin saber con claridad si
vamos o venimos. Aparecen los asuntos inesperados, estos solo serán acicates
para bien. Se sabe desde hace mucho que el pensamiento dialéctico propone que
el movimiento de evolución es como una espiral, se sube, se regresa y de vuelta
a subir se llega a nuevos ámbitos.
Una
de las circularidades más noble de la que podamos todos disponer para un
crecimiento genuino es la que vivimos dentro del círculo paternal. Con los padres
se dan esferas únicas y no se cierran hasta que ambos padres han
partido de este mundo. Vale mucho observar lo que en ese círculo se vive o se
vivió, porque los peores atorones que
nos habitan (y que pueden hasta propiciar enfermedades) son parte de lo anímico
de la casa de nuestros padres que no
hemos resuelto, a veces nos encontramos queriendo remedar lo que en la vida de
nuestros padres compartimos, puede ser noble admirar lo que ellos hicieron, mas
si repetimos acciones lo mejor es que sean como una propuesta personal.
Unos
días después de haber vivido la partida de mi madre y la casa familiar ya iba a
cerrarse para siempre, recibí una de las llamadas más emotivas de mi vida, una
tía un poco menor que mi madre y a quien bien a bien no había yo tratado mayormente
(de CDMX) me llamó. Una sorpresa fue escuchar esa voz no tan familiar –Sí -
dije al contestar el teléfono, y ella a boca jarro me dijo: - te llamo porque
este es un momento muy especial para ti, para todo ser humano el perder a la
madre es algo que cierra una etapa y quiero que sepas que mi alma y mis
sentimientos te acompañan- me quede en verdad muy bien impresionada de tan
noble gesto (que a veces no se recibe tan claro de los cercanos) y ella
continuó: - cuando se va la madre, la vida se convierte totalmente en otra, es
una transformación total. Me llevó a
darme cuenta que no es que uno extrañe a quien ya se fue por la inevitabilidad
del morir, es más bien ayudar a valorar
ese significado del cierre. Condolerse está muy bien, mas hay que ver de frente
porque saber sentir el dolor adecuadamente ayuda a que este trascienda.
La
autoestima nos puede dar como resultado sentir que a fin de cuentas estamos en
el camino, es como un flujo que permite en todos los círculos tener el
catalizador exacto, movernos más dignamente dentro del círculo que estamos
viviendo, aún si se nos pidiera cerrar la vida física. Cuando tenemos la
autoestima en su lugar, sabremos decir adiós si eso se nos llegase a requerir.
Todos sabemos que no tenemos la vida comprada y es por ello que no debemos
postergar el pensar en nuestra propia muerte que representa el cierre de todos
los círculos.
No
es el crédito de los demás lo más importante, ni que tanto están o no están
presentes, es tan solo el ánimo bien cubierto que a veces solo quienes nos
acompañan saben dar. Todos pasamos por las mismas pruebas (o similares) porque
la vida es básica en ese sentido, lo que hace las diferencias está mas bien en
como optamos y en qué dirección avanzamos. Algunas veces apoyamos y otras nos
apoyarán a nosotros.
La
gracia, que es el talento de producir un estilo propio en cada ser humano, nos ayuda a que los exámenes que se nos piden
durante la vida sean más bien resuelto por sí mismos sin darles demasiadas
vueltas, los maestros
se aparecen para darnos las pautas
acertadas. Estos maestros no necesariamente son personas, puede ser que vengan de las
enseñanzas de un texto, casi siempre se aparecen cuando nuestro circulo esta de
bajada, así que no hay que desesperar sino saber esperar.
No es lo mismo creer en Dios que conocerle y mucho
más diferente es vivirle.
Creer
es la primera fase, conocer será la segunda pero vivir esa fuerza divina en el
día a día es lo valioso.
Muchos
creemos, mas a veces no logramos comprender del todo como interactúa esa fuerza
divina, eso nadie lo explica, uno mismo debe descubrirlo. De entrada no interactúa como un asunto
físico de tomar y dar (de esta manera ha nacido esa costumbre de siempre pedir y a veces lo que se pide no es lo
que en realidad se necesita). Esta fuerza al estar presente nos permite una
mirada con gracia permitiendo más
lucidez. Percibir la luz, saber nuestra contingencia.
La
experiencia de Dios se ejecuta a nivel celular. Dios no es un mago ni un dador
indiscriminado, es una fuerza que se aprende a percibir y que a veces más que
clamores pide silencios. Pasan los años y nos damos cuenta de lo efímero de
todo, lejos de sentir pesar hay que sentir ligereza. Hace unos días vi la
entrevista que le hicieron a un japonés que ha creado el reloj más completo y
preciso hecho totalmente a mano y por él mismo. Se notaba a todas luces un
orgullo enorme en toda su persona, lo exudaba. Solo hace piezas únicas y parte
de lo que dijo es que son tan perfectas
que están hechas para perdurar eternamente. El entrevistador le dijo que
eso no era totalmente posible, a lo que el esbozó una leve sonrisa y dijo: Lo
que sea necesario. Es decir, sabe este ser humano que por más que él así lo
desee, lo que ha salido de sus manos tiene un tiempo límite.
¿Cuándo
vamos a entender que lo material solo está a nuestro servicio para ser mejores
personas? Es el vehículo para ser, porque tener las cosas no cambia nada si
éstas no desempeñan su verdadero sentido. Nos podemos ver dentro de una
telaraña de posesiones que a veces hasta pueden abrumar.
Los
cambios verdaderos son a nivel del espíritu, que en su atemporalidad e infinito
perdurar, nos podrá llevar a otros niveles de conciencia.
Solo
somos meros testigos en la energía de las acciones, que la bruma de su materia
no opaque el verdadero sentido.
Existe un frenesí interior que nos empuja a
ser felices creyendo que teniendo la
razón ya hemos ganado todo, que acumulando bienes seremos los mas felices,
cuando más bien hay que llevar a otro
nivel lo que se vive.
Somos almas encarnadas, mucho más que si solo nos
vemos como cuerpos animados.
En
los silencios que nos regalemos cada día, podremos visualizar los vórtices de
los círculos que nos conforman y darles el color que el alma nos pida. MJ
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