lunes, 7 de noviembre de 2022

 

De la vida diaria.

Felicidad, actitud que se trabaja. (7)

Hacer revisiones periódicas de lo que sentimos, es una buena costumbre para estar en Paz. MJ

 

 

                                                        Conducir una acción es ponerla en el entramado de su resolución, porque aunque no sea tan evidente,todo lo que vamos haciendo es ir resolviendo para crecer y resolver, mas no necesariamente llegaremos a finales si es un asunto que en realidad también incumbe a otras personas. En el caso de los hijos solemos creer que resolviendo todo, les estamos haciendo un gran bien, sin darnos cuenta que ellos tienen sus propias vidas y en algunos aspectos nosotros solo somos meros observadores. Cuando escucho a veces que algunos padres de familia suelen acompañar a sus hijos jóvenes a los recintos universitarios para resolver asuntos de su preparación profesional me doy cuenta que no hemos entendido aun nada. Cuando estamos compartiendo con nuestros seres queridos estamos solo haciendo eso, compartir. Al hacerlo podremos dejar ver lo que pensamos pero no necesariamente esperando que los otros piensen igual. Saber el sentido de nuestro pensar es muy importante para no crear controversias innecesarias, mas es uno de los retos más grandes y mucho más hoy en día  con la globalización teniendo claro que el pensamiento ya se compone de vertientes diversas. Pensar diferente no perjudica, nos permite pasar momentos más ricos y plenos con quienes tienen otros puntos de vista, lejos de discutir sin remedio nos permite conocer otros modos de pensar que tan solo enriquecen.

                        La meditación nos ayuda mucho a tener  momentos de sosiego  que luego nos darán mejor perspectiva al compartir. El autor del libro que hoy concluiremos (en esta revisión de lo que es la felicidad como un aspecto que se trabaja) nos dice algo muy interesante en cuanto a la meditación: La revisión apreciativa es una forma de meditación enfocada, o lo que es lo mismo, nos evita estar preocupados de más, porque hacemos una costumbre tener en claro lo que para nosotros es importante. Cuando nos damos ese tiempo para enfocar  lo que en realidad apreciamos, nos ayuda a centrarnos  en los aspectos positivos de nuestra personalidad, recordar las herramientas que nos son afines y tenerlas siempre en mente. Se puede comparar con el proceso que se da en la acción de orar, aunque a veces ésta se centre en aspectos negativos, porque en algunas ocasiones la utilizamos para atenuar el dolor, las perdidas y todo lo malo que nos pueda estar ocurriendo, cuando en realidad lo que nos conviene es remarcar los aspectos positivos que provienen de los inconvenientes. Se dice fácil, pero no resulta tan sencillo a menos que lo volvamos una actitud y un hábito.

Nuestro ritmo cardiaco es involuntario, es bueno saber que el pensamiento, las actitudes y los buenos habitos pueden influir en él y ayudarnos a tener más sanidad.

                                               Las personas felices no luchan contra la imperfección.

Nada es perfecto y no por ello dejaremos de ser plenamente felices si así nos lo proponemos. Los Amish que son un grupo que se caracteriza por crear diseños textiles llamados Quilt, siempre en sus creaciones ponen algo fuera de lugar para no olvidar que la imperfección existe. Cuando los admiramos no siempre esto se ve a simple vista.

                                La atención es lo que hace a las personas mentalmente sanas.

Estar atentos o lo que es lo mismo estar en lo que estamos, es un principio que el zen propone como un punto indiscutible de felicidad.

Hay tres errores de los que el Dr. Baker habla respecto de la hora de enfocar:

                                                      Pensar:    Que el asunto va a durar eternamente.

No hay mal que dure cien años.

                                                                        Que todos los problemas… son culpa de uno mismo.

Nunca hay que partir de victimizarnos sin ton ni son, es verdad que hay cosas que hemos hecho mal y que debemos reenfocar, mas no todo proviene de nuestros errores directamente.

Y por último, que lo que estamos pasando se extienda a todas las demás situaciones que vivimos.

Es muy fácil pringar todo el conjunto de nuestra experiencia con lo malo que nos esté  ocurriendo, hay que saber separar los momentos. No importa si estoy en un duelo tremendo por una perdida cuando al mismo tiempo un hijo necesita un apoyo en especial. O, no voy a dejar de alimentarme adecuadamente porque me siento mal por un problema que no he podido resolver, es obvio que todo se resuelve mejor cuando tratamos de mantener cada hecho en su sitio y la luz de la certeza en todos.  Nunca ha de estar comprometida nuestra autoestima por asuntos externos de la vida, es un hecho que puede ocurrir y de hecho ocurre mucho más seguido de lo que podemos imaginar, pero hacer de esos puntos un hábito de claridad es necesario. Si nos sentimos confusos habremos de pedir ayuda. En tiempo pasado pedir ayuda era sinónimo de debilidad, cuando es todo lo contrario, es algo que fortalece por principio.

La revisión apreciativa es el único camino hacia el verdadero aprecio de uno mismo.

Antiguamente se creía de más en el destino, era inamovible. Hay día sabemos que cada quien lo crea y recrea.

                                                      Nadie se salva de las cosas de la vida que duelen.

El dolor puede paralizar, en primera instancia habremos de estar activos en alguna acción que nos sea fluida y fácil, la más sencilla de todas, si nos gusta escuchar música, cocinar, pintar, o tan solo contemplar un atardecer, ese es el camino en primera instancia. Iremos retomando la centralidad y una vez ahí, lo demás ira dándose por añadidura.

Una de las ideas que puede irrumpir y crearnos ansiedad, así como no permitir el flujo feliz es:

                                                                                                 Tengo derecho a más.                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                           Somos merecedores de mucho.

Lo que tengamos habrase de propiciar con serenidad, nunca contra viento y marea, ya que de ser así no propiciará paz.

 El asunto de las posesiones es también un rubro personal, dirigido por la personalidad que más bien debe conducirnos a gozar con lo que se tiene en este preciso momento, y cuidar el tener un antídoto para no volvernos como si fueramos barriles sin fondo de deseos imparables propiciantes de ansiedad innecesaria. Es un hecho que la civilización actual está empecinada en hacernos creer que necesitamos más y más cosas, pero hay que tener más bien cuidado de no caer en trampas de ese tipo.

Muchísimo del estado actual de la humanidad insatisfecha lo produce el consumismo, se vuelve como un círculo vicioso, es por ello que la presencia de los mandalas ha hecho mucho bien, porque nos recuerda que los hechos tienen un sentido, principios y finales han de estar claros. La vida es circular y cuando pasamos a los estadíos de mayor madurez nos damos cuenta de cuanto cambian las necesidades, hay que cerrar y saber abrir.

Nada es más sano que ir percibiendo la diversidad de lo humano, sin olvidar que somos ya hoy día una aldea global que tiene repercusiones en todo el orbe. Nadie está exento de esto, aun viviendo en los rincones más remotos del planeta. La xenofobia ya será un cuento del pasado porque habremos de aceptar que parte de lo que nos toca vivir en estos tiempos es una movilidad social sin precedentes. Siempre ha existido la migración aunque lo que pasa hoy día sea un fenómeno exacerbado de la misma, por los asuntos globales del mal manejo de la economía política. Todos los gobiernos del mundo están en crisis y seguro nuestros hijos verán la gloria más adelante de nuevas formas de regir los destinos, de eso estoy segura. El homo sapiens crea sus propias trampas que son las contradicciones que llevarán a los cambios necesarios.

Empalmar los dos círculos enormes en los que nos encontramos, ese ser y ese estar, es algo que se convierte en placer de vida, en motivo de cada mañana cuando logramos hacer del día a día un placer y no un pesar.

Aprender a redescribir nuestro mundo es algo que el Dr. Baker apunta como tarea ineludible y dice: es mediante el lenguaje que creamos el mundo, porque este no es nada mientras no lo describimos.

Hablar con uno mismo es algo necesario. Cuando los tenistas se ven en momentos de apuro dentro de un partido, muchos de ellos lo hacen como algo muy natural, a veces se les tacha de inseguros o excéntricos ante esta acción, pero siempre los que han respondido a este cuestionamiento ante los entrevistadores, dan respuestas lógicas de su porqué. Necesitamos decirnos, orientar el pensamiento desde nuestro propio ser. Describirnos la realidad.

Se le llama eustres a las tensiones positivas y necesarias que nos es útil propiciar para funcionar mejor. Es exactamente lo contrario del estrés, y Dice el Dr. Baker: es estimulante y euforizante porque uno se siente seguro de que es capaz de triunfar.

Ir con el pie firme contempla  un cierto tono de tensión para vivir.

Un poema de Esquilo para cerrar:

 

Aquel que aprende debe sufrir.

Incluso mientras dormimos,

el dolor que no podemos olvidar

cae gota a gota sobre el corazón,

hasta que, en nuestra desesperación,

contra nuestra voluntad,

llega la sabiduría,

mediante la pasmosa gracia de Dios.

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario