jueves, 5 de enero de 2023

 

De la vida diaria.

Colores, del día a día. (8)

 

                                      Amor es una  palabra  profunda, según la  interpretación que le demos  y para qué la utilicemos  puede  desgastarse. MJ

 

                                      El amor tiene muchos sentidos, la palabra se ha utilizado tan a discrecionalidad que en algunos ámbitos ha tenido desgastes en su real interpretación, y aunque no todas las vertientes de este vocablo aplican para la singularidad  del amor en cada ser humano, siempre está presente  por ser el motor de todas las acciones. Por ser parte actuante y constante, es que se torna conveniente afinar su significado en nuestro léxico así como reconsiderar el impacto que tiene en nuestra vida.

En las relecturas que mucho se disfrutan en la madurez,  me encuentro un relato que viví y escribí, mismo que en su momento me conmovió hasta la medula y hoy toma un nuevo giro en cuanto al sentido respecto al amor.

Una tía muy querida que no había tenido descendencia (algunas jóvenes en ese momento no sabíamos el por qué, asunto que ni se preguntaba, porque de esas cosas no se hablaba antaño). Una mañana de pronto escuchó el llanto de un niño en la puerta de su casa. Salieron ella y la señora que le ayudaba en el quehacer doméstico y se encontraron con un bebé de pocos meses, y una nota que decía: -Aquí le dejo al niño, es para usted-. De entrada quedó desconcertada, atónita, mas  con una voluntad férrea y forma de ser clara muy característica en ella, prevaleció la realidad de su carácter: No había tenido hijos ni los quería tener. En ese momento se dio parte a las autoridades y mientras vinieron a recoger al niño la mucama se hizo cargo de todo a todo para el cuidado de ese niño.

Cuando mi madre y otras amigas de ella le preguntaron porque no hizo caso a la voluntad de Dios, montó en cólera y les hizo ver con contundencia y aplomo que no confundieran, esa no era la voluntad de Dios, más bien era el desorden que se vive cuando algunas personas procrean y luego no pueden hacerse cargo del crío.

Esta señora de carácter definido tenía muy claro que no por no haber procreado hijos habría de aceptar algo así, en lo absoluto tenia duda de que no era para ella esa situación y se ocupó de dejarlo bien claro. El niño fue llevado al DIF, lugar en donde en ese momento fue bien aceptado para darlo en adopción como Dios manda.

¡Cuánto se aprende de los caracteres  bien definidos!

¿Fue desamorada una señora  en sus primeros años de madurez, en desdeñar a un recién nacido que el destino llevó hasta su puerta?  Para nada. No hay porque confundir. El amor, no es hacer de la voluntad de otros algo viable, es la voluntad de hacer lo que se cree, sin emotividades adyacentes. Esto hay que dejarlo muy claro, porque con los actos del amor mal entendido se crean chantajes a tutiplén.

-La vida, es una aventura atrevida o no es nada- dijo alguna vez Helen Keller.

Crear desgastes innecesarios en nombre del amor es una temeridad, es más importante comprender en que consiste la voluntad de vivir, ese asunto de tener claridad en lo que nos toca hacer y lo que no nos toca hacer. Cuando tenemos claro el rumbo (sabiduría) y somos dueños de nuestra voluntad (buenos principios) podemos salir de nosotros mismos y ser mucho más felices, tener claro el papel del amor en nuestra vida personal, y así ser mejores compañeros de vida de los cercanos, de los amigos y hasta de los desconocidos. La relación con los congéneres puede tomar una mejor dimensión.

Somos como una rueda, ya que tenemos centralidad e irradiamos, mas la dimensión del amor en nuestra vida es algo a lo que nosotros le damos el ritmo, los rayos que surgen de nuestro centro son las actividades que se dirigen en diversas direcciones.

Ane Morrow Lindbergh, la esposa del hombre que atravesó  el Atlántico en un pequeño avión, escribió: -Hay que retroceder con reverencia, ante el milagro de otra individualidad-

Todos los seres se merecen tener la dignidad bien compuesta y puesta en su sitio, no somos cosas que se mueven al antojo de otros congéneres.

La Felicidad, si logramos que resulte de una suma de gozos como propone el zen, es seguro que nos mirará a los ojos, y mucho más si va de la mano del amor.

 Así que ahora tratamos el tercer color del espectro cromático: el color Rojo/Rosa, asociado a toda la dimensión del Amor.

En esta tierra del Mayab en donde yo habito, al color rosa (rojo más blanco) se le conoce también como: Rosado.

Uno de los aspectos más significativos (aunque no siempre del todo claro) del amor, es el de las relaciones humanas y sus fuerzas, es decir esas acciones reciprocas que no siempre concuerdan con lo que se piensa por un lado y por otro, es decir las discrepancias son arenas movedizas en casi todos los casos. Aprender a aprender (valga la redundancia) de este ámbito, es algo que incumbe a toda la especie, porque no me dejarán mentir cuando puedo asegurar que a veces con los seres más cercanos es en donde habremos de afinar mas estas fuerzas. Sin el amor  bien entendido nadie vibra adecuadamente,  ni se da  nada ni se  mueve nada si no es por la fuerza más creativa y poderosa del ser. En el amor se dan las fuerzas de atracción y de repulsión a la vez, no es sencillo el equilibrio y es un reto muy noble. Esta vibración, del color rojo/rosa se aclara en conjunción a las dos anteriores: la buena voluntad y la sabiduría. Conjuntar en acción armónica mente /corazón es el dilema humano.

En el amor hay una dimensión de contabilidad cósmica que se encarga de la regulación de las causas, esos porqués que a veces no es fácil ni comprender y mucho menos responder pero que nadie se salva de tener y cuestionar, como fuerza natural  la causalidad tiene un sentido creativo en sí mismo, mientras el ser humano la observe con atención. Es en las elecciones hechas sin mayor cautela cuando se abre la puerta al dolor, el amor se puede volver con presteza en nuestra contra.

En estos ámbitos de la presencia del amor lo que regula todo es la ley de intercambios, es sabio tener presente que no necesariamente son equitativos en el momento en que se viven, porque lo amoroso está regulado por tiempos que no rigen los humanos, mucho hemos escuchado que los tiempos de Dios no son los de los hombres. Si sabemos dar, y conocer los sentidos de la paciencia, asimismo recibiremos y viceversa. Si damos confusión no recibiremos claridad y así en todo. Lo primero y más importante que damos es el verbo. Las cosas primero se nombraron en el devenir de los tiempos, y así su viabilidad se fue haciendo más y más clara una vez nombrado el hecho. Las palabras pueden ser creadoras o destructoras, por lo que hay que revisar cómo se emiten, con que intenciones y en que direcciones. El pensamiento así como la palabra están muy vinculadas a la energía amorosa, es sabiduría muy necesaria para un buen manejo del amor.

Si somos generosos es probable que recibamos generosidad, aunque tal vez no en el mismo sentido en el que se dio. Es decir, podremos ser generosos sin esperar lo mismo de quienes reciban nuestra generosidad y por otro lado otras personas  podrán ser generosos con nosotros sin que tengamos que hacerlo reciproco, así es la fuerza universal. Nos cuesta entender, siempre queremos la reciprocidad conocida y concreta de ida y vuelta,  en la realidad no se da así. El amor así como el dar, es conveniente que lleve una tónica de incondicionalidad, es decir hacerlo por el valor mismo, sin espera de nada. De la nada pura se puede dar todo, y esto está bien asentado en el concepto de Fe.

El amor bien llevado es catalíco y reduce los conflictos, hasta podría resolvernos del todo si se sabe cómo proceder con esta fuerza. El amor es la fuerza generadora de todo, por lo que habremos de entenderla como la dinámica interna que da sentido desde lo más profundo permeando hasta en lo más sencillo. El color rojo cuando se complementa con el color verde se expresa en toda su dimensión. Está ligado al día martes. Esta combinación de complementarios en ciertas cantidades da origen al color terroso, el amor tiene un asiento básico en la tierra.

El rojo propiamente es un color primario cálido,  se utilizó desde la prehistoria en el arte primitivo. Los dibujos rupestres tienen una gran presencia de rojo, porque se obtiene de barros y terracotas naturales que son minerales muy fáciles de aglutinar para aplicar como pinturas sobre la piedra. Este arte no solo se expresó en las cuevas sino creo los primeros instrumentos musicales. Este arte primitivo nos ha ayudado a conocernos como especie, ¿qué fue lo que nos motivó en esos momentos? Y que ha permeado en lo que nos mueve hoy día.

Para algunas culturas el solo sentir del color el rojo se vincula con alegría, buena suerte, fertilidad y fortuna. En la China toma un tono más cercano al naranja.

Los astrónomos que necesitan hacer mediciones de movimientos cósmicos, hablan de algo muy interesante que han observado astronautas en el espacio: Le llaman rojo extendido al color que observan que se da con la rapidez de movimientos en el espacio, solo ahí el color rojo se nota como amplificado.

Una cualidad muy unida al amor es la sinceridad, ésta es la actitud que le da asiento a un amor sano y es cuando se habla desde la verdad para la verdad. Sabemos la limitación de las verdades ya que en su fuero interna responden a situaciones específicas, se diferencian  dependiendo de los ámbitos,  cuando se trabajan con sinceridad todo fluye mejor. Mas valen verdades que duelan que verdades a medias.

Cuando el amor priva en nuestras vidas nuestras palabras se hacen más nítidas.

Las mezquindades humanas son en cierta forma enemigas del amor, son espejismos que embotan la actitud fluida.

Hojas.

Como Hojas somos.

Como una Hoja nos miramos.

Cúmulos de Hojas en el árbol.

Hoja única  asida  de la rama.

Viento que mueve la nitidez de las Hojas.

Hoja como amor genuino.

Como Hojas somos.

Hojas.MJ. (Continuará)

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario