jueves, 26 de enero de 2023

 

De la vida diaria.

Colores, del día a día. (11)

                                       

                                     La mente se aferra a todo aquello que es placentero. M.Osuna.

                                                     No siempre los placeres son acordes a la sanidad.

Para que la vida placentera sea realmente parte de lo que edifica, habrase de dotar de claridad, sentido y medida, ya que si nos ganan los deseos sin mayor reflexión, puede haber desequilibrio y la acción puede cobrar  tributo.  El placer es la acción  más buscada dentro de la vida humana ya que en muchos sentidos entona, mas también puede causar atonías severas que redundan en una sanidad trastocada. El placer es necesario, hay que recordar lo que nos dicen los estudiosos: es el postre de la vida.

Los seres humanos nos conducimos por preferencias, éstas pueden ser los indicadores más puntuales y van de la mano de la claridad para poder saber que no todos los placeres son para todas las personas.

Una de las vertientes del placer mal entendido es el apego, apegarnos a algunas  acciones o a las cosas y a las personas siempre nos da seguridad, mas cuando sabemos claramente que todo es cambiante, el asunto ya es diferente.  Tener por sentado que algo es bueno por un lapso grande de tiempo puede ser positivo, mientras no olvidemos que todo es cíclico. Los apegos a veces se disfrazan de bienes tan placenteros que no percibimos cuando ya son obsoletos. Los apegos no necesariamente se refieren a asuntos que hay que abandonar, es más bien saber observar cómo nos toca hacer los cambios o las transformaciones. (Ya veremos en su momento el color que es energía para transfigurar, el violeta.).

Todo lo que nuestra mente decide, puede convertirse en acción y como hemos dicho anteriormente, incluso la conciencia. Al programar una acción, el sentido especifico es la clave.  

Las constantes revisiones de los asuntos nunca son en vano, siempre ayudan a los procesos de sanear.

Todos los seres humanos por el tipo de mente que hemos desarrollado como especie en lo evolutivo y en los procesos de supervivencia que abarcan mente y materia,  tendemos asimismo   a tener un cierto tipo de vida, es ahí donde se nos pide ser más objetivos. No estamos hablando de talentos, hablamos de la energía que se necesita para el desarrollo del día a día, para que todo fluya mejor es necesaria la atención de cómo nos concentramos en lo importante y de eso saldrán las vertientes de lo necesario. Mucha energía se escapa en asuntos nimios y  sin darnos cuenta nos ocupan a veces de una manera excesiva.  Por ejemplo, hay personas que con pocas horas de sueño les es suficiente para desempeñarse durante el día, pueden dormir unas cuantas horas en la noche y estar tan frescos como una lechuga al día siguiente, no así otros seres que necesitan claridad en la rutina y poder realizarla sin sobresaltos.  

Es un hecho de que hay verdades que pueden considerarse como eternas y que por lo general no se cambian, cuando se mueven más bien es para ajustarse.

El asunto de la satisfacción personal es otro aspecto que hay que tomar muy en cuenta en cuanto se habla de sanidad. No a todos nos satisface lo mismo y habremos de hacer la tarea de averiguar. En cuanto al ejercicio físico esto aplica de una manera contundente ya que hay personas a las que no les apetece ejercitarse para nada, ni caminar que es el más noble de los ejercicios, algunos prefieren nadar, así como a otros nos encanta ir en bici mientras que los habrá que prefieren los gimnasios, tiene esto que ver también con la etapa de la vida en que nos encontremos. Personalmente en la juventud nunca me imaginé que dejaría de jugar tenis y nadar, actividades que he cambiado con los años. Cada quien habrá de averiguar cuál es su mejor manera de realizar esa parte. En la etapa que vivo hoy día me es grato caminar, es un ejercicio muy recomendable porque nos da esparcimiento sereno, respirar profundo si la caminata la hacemos debajo de zonas arboladas dará mucho más beneficio. Yo viví con un padre que gozaba mucho el ejercicio físico y una madre que jamás ni se le pasó por la mente hacer nada por ejercitar su cuerpo,  ella era así, de vida sedentaria y muy ordenada. Caminaba todo el día yendo y viniendo por la casa y de joven subida de lleno en los tacones más altos que encontraba, aun para las faenas diarias. El ruido de los tacones de mi madre al caminar aun ahora me acompaña, lo tengo presente en mi espíritu. Si iba de prisa, si estaba tan solo transitando de un lado a otro o si se tomaba unos minutos parsimoniosos, era un taconeo  de ritmo inolvidable.

En los comienzos de año es muy recomendable bajar los closets y solo regresar a ellos los objetos  realmente servibles. Es algo que forma parte del modo de ser de cada persona y yo lo aprendí como faena impostergable: El orden, decían en mi niñez, conduce a Dios. Es muy sabido y se dice mucho la frase  -como está tu closet está tu mente- porque sanamente se desaloja lo que ya no es útil para nosotros y puede serlo para otras personas. Mucho de lo que está en buen estado y ya no utilizamos se puede donar a los bazares de segunda mano que son maravillosos para que todo se recicle. En el closet se esconde una energía que hay que mover, que hay que revolucionar y cambiar.

 Las cosas que están aún servibles solemos pensar que tal vez nos vuelvan a servir algún día, hay que ser justos, las más de las veces acaban arrumbadas.

No siempre logramos ver todo el universo que nos rodea tal y como es, y  no pasa nada, es normal que nuestro universo tenga sus propios límites y esté regido por cosas que se acumulan, depurar es un verbo muy necesario. Existe una condición mental en algunos de nosotros, algo así como que no nos queremos perder nada, y nuestra atención se exacerba a tales grados que se puede crear ansiedad, los estadounidenses le llaman: Fear of Missing Out o en corto se conoce como Fomo.  Hoy día que nuestro universo está en mucho regido por las redes sociales, nos vemos bombardeados con ideas que a veces son falsas, que resultan innecesarias y hasta contaminantes para la mente. Las llamadas fakenews están a la orden del día.

Hablamos también con el cuerpo, con los gestos y los silencios. Aprender a observar los movimientos del lenguaje corporal es muy sabio.

En el mundo de la sanidad, la misma autora M.Osuna nos dice: -La visión correcta es reconocer que cosas son beneficiosas y cuáles no.-

De entrada aprender a no juzgar, asunto que a veces se hace como si fuera el deporte más afín en las conversaciones. Esta costumbre de estar poniendo valor desde nuestra mirada personal a las acciones de otros seres humanos es pésima. Lo que hacen los otros incumbe a los otros y si estamos en el ámbito social o político lo que más es conveniente apreciar son los hechos y hablar desde la perspectiva de construir y no de destruir. Cuando se utilizan las palabras correctas el discurso fluye mejor.

Hablar lo necesario, lo justo con las mejores palabras que podamos. En particular hacerlo con los niños les ayudará a tener más clara la visión del mundo.

Vuelve M.Osuna y nos dice:

-El habla correcta se basa en el pensamiento correcto-. Cuando algo es de una manera, no debemos decir que es de otra.-

Las bases de la conducta se aprenden desde la infancia, y la conducta siempre ha sido de mucho mas arrastre que las palabras. Si vemos cómo se comporta una persona, que es lo que aporta y como se desenvuelve en los ámbitos de acción común, ya con eso nos está diciendo mucho.

El consumo de bienes y servicios también está ligado a la conciencia. Quienes no tienen una normativa de vida y viven con acciones que se dan sin mayor reflexión, es seguro que esto repercutirá en la buena salud.

Para la sanidad en general la alegría debe ser parte del ánimo, es verdad que no siempre nos apetece estar sonriendo y alegres, mas es bueno saber que tanto bien nos puede traer el buen ánimo.

Ser consecuentes y tratar de tener muy despierto el sentido común es algo que a veces dejamos de lado.

La meditación tiene el valor primordial de ayudarnos a ejercitar el estar atentos, las distracciones que pueden presentarse  en el curso sano de los quehaceres más sencillos pueden llevarnos a un desbalance.

Dice M. Osuna: -Dirigir cada vez más nuestras emociones positivamente- -Cada pensamiento tiene energía-.

Concentrarnos no quiere decir que nos abstraiga la vida en algún asunto y nos olvidemos de lo demás. Se dice mucho que los varones son más proclives a tan solo realizar una actividad a la vez, puede que sea cierto y por eso tendrán que tener más paciencia de lograr varias cosas que tengan pendientes, las mujeres somos más proclives a  hacer varias cosas a la vez, asunto que tiene sus bemoles y puede ser abrumante si no se lleva con cuidado y orden. Querer todo al mismo tiempo es algo que nos puede crear desconcierto.

Hacer lo que hacemos de la mejor manera, es el principio básico de la sanidad. El color verde con su energía tan especial nos ayuda mucho, centrarnos con la mirada en áreas verdes cercanas mientras hacemos las tareas diarias nos eleva el ánimo y es muy bueno para la concentración. Se dice que la mente unidireccional es el mejor motor para la sanidad.

Hay situaciones que no podemos cambiar y hay que vivirlas tal cual llegan,  en esos casos habremos de tener mejor actitud, el modo de encarar es muy importante.

El verde es un color luminoso. Lleva la luz en su interior así como la voluntad. Es propositivo y vivo.

Nadie tiene el derecho de cuestionar nuestras acciones y mucho menos si no lo hemos pedido. El respeto a los modos de ser y de hacer es básico para una vida sana.

La sanidad más necesaria en el ser humano es en el ámbito de las relaciones interpersonales. (Continuará).MJ

 

 

 

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