jueves, 19 de enero de 2023

 

De la vida diaria.

Colores del día a día. (10)

 

                                                                                   Hemos venido al mundo a vivir.

                          En algunos momentos podremos sentir que tan solo sobrevivimos.                                      

¿Qué tanto esto tiene  que ver con la sanidad?  MJ

 

                                          El color verde se asocia a la vida en todos sus aspectos. Se piensa en verde cuando hacemos una asociación en la mente con el término sano, sanidad.

Estar sanos implica un equilibrio especial de algunos aspectos en los que nos damos cuenta hemos de trabajar en particular. Todos queremos una vida en plenitud y la sanidad implica atención puntual hacia lo que más observamos en detrimento. Si es la salud, la mente o la forma como encaramos la existencia, da igual, lo importante es enfocarnos en lo que puede producirnos un daño y  evitar que éste ocurra.

Algo que abarca todo nuestro ciclo en la tierra como lo es la vida personal, lo queremos vivir de la mejor manera, es trabajo personal, único e irrepetible. Esa forma de vivir y de ser que elegimos, es lo que afecta a todas nuestras acciones.

Estar en el mundo y tener vida en el cuerpo y en la mente no significa que en verdad estemos viviendo en plenitud, porque es muy fácil caer en el ámbito   de la supervivencia y desencadenar lo insano. Una de las definiciones de sanidad la plantea como:

-Precaverse de un daño ante la más leve amenaza.-

Como bien podremos interpretar en esta definición, la total sanidad no es lo más fácil de lograr, ya que abarca todos los aspectos y habremos de conformarla en nuestra vida de una manera razonable. Vivir totalmente sanos es una ilusión.

El color verde está presente en amplias zonas (junto con el azul) en el planeta que habitamos. Es producto de una serie de vibraciones lumínicas lo que hace posible que lo podamos observar en todos sus tonos presentes en la naturaleza. Sucede que  por las condiciones especiales de todo lo verde, el toque de la luz que se da en una forma particular nos permite poder captarlo con los ojos humanos.

Se ha descubierto que caminar debajo de sitios arbolados nos hace bien.

El color verde ocupa el cuarto lugar en el espectro luminoso. Es la combinación del amarillo con el azul. Ambos colores primarios. El primero implica a la luz y el segundo implica a la voluntad.

Tener una vida sana no es tan solo cultivar los bienes de la sanidad en lo físico, es más bien cultivarlos y mantenerlos en un cierto rigor mental que a fin de cuentas se localizará en el pensamiento y se manifestará en los modos de interactuar. Muchos aspectos del equilibrio sano se dan por naturaleza, mas hay algunos asuntos que implican la fuerza de la voluntad. Ya se sabe de claro (y hasta algunas religiones lo promueven) que en mente sana el cuerpo tenderá a una sanidad por añadidura, la armonía de la pureza creativa es necesaria para lograr una mente clara para que la meditación  y la reflexión den buen fruto. No solo es moda meditar, es una realidad para la sanidad.

El conocimiento de nosotros mismos como seres físicos con determinadas características es básico. ¿De qué nos sirve tener el peso ideal, comer con acierto y vivir con los ciclos de sueño bien regulados si a la primera de cambio respondemos con la amígdala cerebral y no con la mente reflexiva? Algo de lo más interesante que han proporcionado las neurociencias en los últimos tiempos es el conocimiento de la amígdala cerebral, ese pequeño órgano del tamaño de una almendra que rige en mucho la totalidad de nuestro comportamiento. Es detonante de las respuestas poco controladas (que son normales, mas no deseadas) que en la vida de relación es mejor saber controlar. Mucha de la violencia del homo sapiens está ligada a las respuestas de varios factores físicos ya  planteados en las ciencias: el desajuste en la cantidad de testosterona en el cuerpo humano que puede propiciar respuestas viscerales, así como desconocer la función de la amígdala cerebral.

En el ciclo vital todo tiene su polo opuesto y eso mismo equilibra la circularidad de los procesos y fenómenos, ya que todo comienza y lleva intrínseco el sentido de concluir. No porque la vida sea  algo cíclico con fecha de caducidad, vamos a desdeñar algunas de las vivencias que menos nos agradan, porque todas son las que  nos enseñan los aspectos positivos y no porque estemos constantemente en momentos de pequeñas muertes simbólicas, esto significa que vamos con menos. Aquí quedaría muy ad hoc la frase ya tan manejada en nuestros días: menos es más. Si ya acumulamos años, es un buen momento de afinar lo que habremos de elegir para hacer más plena la vida que nos resta hacia adelante.

En el enfoque espiritual de la existencia, algunas veces se llega a creer que el sufrimiento es insuperable y hay que aceptarlo como tal, a veces se piensa que hay que sufrir para que la vida presente sus dones, cuando no necesariamente es así, más bien hay que saber encausar el mal momento. La sanidad ya planteada con sentido de actualidad contempla todos los aspectos, tanto los positivos como los negativos. Los budistas creen en una condición conocida como vagabundear por el sufrimiento, y lo aceptan tan solo porque saben el camino de salida y son capaces de encontrar las armonías necesarias para salir de esa condición, o más bien transformarla.

Existe en la naturaleza un ejemplo de cómo lo adverso se puede convertir en un bien.El ejemplo es el caso de las ostras que producen las perlas. Para que una perla pueda ser creada por la ostra tiene que haber un estímulo y este es tan solo una pequeña arenita que se infiltra dentro de la concha, ante esa molestia el animal  crea capas y capas sobre ella protegiéndose del intruso, para que al final se convierta en una  perla. Es un trabajo inconsciente en este caso, pero en el caso humano esto puede hacerse con conciencia. Es parte actuante de la sanidad convertir los estímulos adversos en bienes actuantes.

Uno de los trabajos más necesarios para ser mejores personas consiste en observar las emociones y  saber de dónde vienen, porque llegan y a donde nos llevan. Pareciera un asunto sin trascendencia, pero se puede llegar a afirmar que si tenemos las emociones bajo un determinado control,  nuestro cuerpo físico podría verse beneficiado.

El cuerpo humano, adquiere ligereza cuando somos proclives a una mente proactiva. Algunos casos de obesidad física responden a desequilibrios mentales, corregidos estos desajustes  el cuerpo podría corregir lo que a veces es un trastorno de ansiedad.

El budismo ha aportado al mundo uno de los conceptos más revolucionarios de la sanidad: La impermanencia. Ser impermanente es lo mismo que saber que en el mismo momento que estamos obteniendo algo, es ahí exactamente que se está dando la acción para que ese algo se vaya descomponiendo en otra u otras cosas. Nada dura para siempre. A muchos de nosotros nos puede dar temor esta aseveración, mas si la observamos con atención  veremos que es la dinámica de todo. Resulta mejor saberlo para estar alerta,  a diferencia de  creer que todo permanecerá como está o como cada uno de nosotros deseamos.  Todo se mueve y  todos terminaremos cada ciclo para reiniciar uno nuevo. En el caso de pérdidas humanas que nos afectan, sabemos que habremos de tener un tiempo de aceptación del hecho, con el proceso que la tanatología propone.

Abatir la ignorancia es algo que cuesta, no es nada fácil desaprender para renovarnos con conceptos y acciones, aferrarse nunca es sano y produce rupturas porque lo que se aferra es contrario al flujo del devenir. No todos estamos dispuestos siempre a abrir la mente para reaprender, mas esto es catalizador para la sanidad: Todo lo que uno puede saber y convertir en sabiduría será implícitamente actuante para nuestra sanidad.

Nos dice Osuna, en su maravilloso libro sobre las virtudes de los colores:

-El no saber nos ciega.-

 Hay temor en muchos de nosotros de perder el cuerpo físico. La muerte como cambio de estado es algo que ya permea en todas o casi todas las mentes. Para quienes no creen en el alma y piensan que al cerrar el ciclo físico y material su vida  se acaba, es más difícil de comprender.

Si nos rigen los deseos desmedidos, el ansia y la codicia, así como vivir estados sociales forzando la realidad, es seguro que estamos desbalanceado nuestro sentido de bien. El asunto de las posesiones es un juego de doble filo y habremos de aprender desde edades tempranas que las cosas materiales son para el servicio de la sanidad mental y no para el juego de poseer en sí mismo.

Es un hecho que somos limitados. Este concepto también crea incertidumbre porque nos gusta pensar que podemos con todo, poseer todo, saber todo y hacer todo. Como el asunto del concepto de milagro, que para algunas personas creer que se merecen vivir milagros es un hecho, cuando estos solo ocurren cuando las condiciones mentales están acordes con las condiciones físicas. Nos encanta sabernos omnipotentes. Cuando sufrimos una discapacidad la vida al mismo tiempo nos regala la potencialidad de recordar que no por los límites físicos o por la abundancia de  bienes es que somos, El ser humano es, por la capacidad de tener claridad mental y una vida interior, misma que muchos desdeñan por estar jugando juegos sociales.

Hay un aspecto de la ignorancia que no es precisamente falta de conocimiento sino más bien el vacío de saber claramente lo que a cada uno nos compete para progresar. Cuando nos cuesta trabajo saber cuál es la verdad que nos toca practicar y que está  en función a lo que somos, es cuando podemos sentir algo de angustia. Se dice  mucho que algunas enfermedades están regidas por el cauce de las emociones y no es algo descabellado. No hay que confundir en pensar que un estado de ánimo o modo de ser crea la enfermedad, eso es erróneo, lo que sí se puede tener claro es que  se puede propiciar un mal físico por las situaciones de energías negativas.

Tener autocontrol, establecer una dirección concreta a la hora de actuar es básico para una buena salud. Las intenciones de los actos juegan un papel muy importante en la sanidad humana.

Nuestra conciencia puede tomar forma, es decir el modo de asumir la realidad puede manifestarse en lo físico y ayudarnos a propiciar ciertas condiciones que resulten más favorables a la salud integral. (Continuará).MJ

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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