jueves, 14 de marzo de 2024

 

Vivir como un mandala que fluye. (7)                                                                     

                                                                    

                                                                                                …somos materia, pero materia activa,

no la simple estructura física de los seres vivos.

Fernando del Castillo Martín.

 

                                                 Muchos seres humanos se alejan de la naturaleza. Lo natural, es un espacio que es necesario a nuestro ser como humanos, no solo por el esparcimiento que proporciona, sino porque habremos de ser conscientes que de ahí hemos venido y ahí volveremos. Es una circularidad. Somos un tipo de materia racional, una que puede velar por su evolución. La vida total es nuestro mandala más grande.

Creemos que somos solo en parte seres de la naturaleza y como si esto fuera a voluntad nada más, nos olvidamos que de ella hemos nacido y que merece todo muestro respeto.

Mucho antes de pensar que obtendremos de la parte natural del entorno, o más bien que vamos a tomar de ella cono si fuera nuestra proveeduría obligada, más nos valdría seguir averiguando quiénes somos y cuál es nuestro papel dentro de todo lo que nos rodea, el ambiente que nos protege y que sin piedad hemos depredado. La inconciencia nos lleva a destruir lo que nos cobija, y todo lo que tiene de valor la intercomunicación asertiva.

Todas esas prácticas de grupos que aún viven en armonía con lo natural, serian ejemplos de buenas lecciones para volver el camino. Los grupos de aborígenes que antes de tomar una sola hoja, flor o fruto de su entorno, lo hacen con prácticas respetuosas y sabiendo que la misma naturaleza es vida, es su vida y no un supermercado natural y gratuito. Son el mejor ejemplo. Acciones concretas, como la que se está dando en los pueblos cercanos a la reserva de Calakmul, en donde ya existen programas bien dirigidos para enseñar a los niños que su relación con las aves no es con una herramienta que en el sureste del país se conoce como tira hule (objeto que en otros lados del país se conoce como resortera) es más bien aprender con un par de binoculares a conocer las especies.

 Ensuciar el medio ambiente, tirar la basura como si fuera el acto más normalizado de algunos grupos, es un actuar totalmente incivilizado.

El sentido depredador que tan claramente hemos visto desarrollarse en muchos grupos humanos, es en parte el efecto en el cambio climático que vivimos hoy.

El individualismo voraz es incongruente y no responde a nuestra esencia, se manifiesta como si fuera necesario para sobrevivir, cuando no lo es. Ya veremos más adelante como el individualismo creativo es la respuesta.

 El individualismo congruente, es crecer a partir del buen manejo del cerebro y el conocimiento, y así mismo dar la parte que nos corresponde en el sentido social de evolucionar.

Del Castillo nos deja claro que, si la vida biológica ha evolucionado para mejorar, es obvio que al observar sus movimientos y dinámicas nos daremos a nosotros mismos las herramientas necesarias. La vida social del ser humano ha sido mal conducida, solo necesitamos entender por dónde y cómo habremos de proponer y así mismo no perder energía con acciones que no llevan a ninguna parte.

El desarrollo biológico es complejo, del mismo obtenemos información certera de la transformación hacia una evolución armónica. Algunas prácticas en el modo de relacionarse de los animales que son de la misma especie con otras diferentes y con la naturaleza misma, están dando pautas de conductas conservacionistas que más nos valdría comprender mejor.

La evolución física de los seres ha dado muestras de buenos avances, mismos que dan al ser autonomía frente al medio, eso mismo se propone para lo social: Seres educados y autónomos que aporten concretamente desde sus avances individuales.

Nada es pasivo, y aunque como entes sociales seamos complejos, se pueden propiciar los flujos de evolución, porque nuestra evolución no ha finalizado, solo se ha distorsionado.

El individuo ha confundido su lugar en la naturaleza y esa depredación de que hemos sido objeto por y hacia nosotros mismos, ha destruido partes determinantes de los entornos. Ser más propositivos es el camino. Sin educación esto es falaz en sí mismo.

Los foros de sustentabilidad de los medios ambientes están siendo muy activos, lo escuchamos y vemos en muchos sitios del orbe.

Es verdad que la mayoría de nosotros no somos científicos, aunque si podríamos ser personas comunes y corrientes adentrándonos más en conocer la divulgación de la ciencia.

Solo nuestra especie tiene la racionalidad como atributo único, aunque nos está costando demasiado terminar de comprender este alcance. Los filósofos en su mayoría han tomado el camino de sus propuestas dentro de la idea de que somos más que nada una proyección del alma o del espíritu, siendo una postura interesante para ciertos grupos, aunque a veces con ese balancearnos demasiado en el espíritu no se llega a aportes concretos en la vida común y en las resoluciones sociales.

En el siglo XX Teilhard de Chardin, el filósofo y antropólogo propone por primera vez dentro del conocimiento del ser humano, la premisa que asienta que: la razón es algo que proviene de la materia más organizada y aterrizada, no es algo intangible. Pensar no es algo desligado de los cambios concretamente materiales. Situados como seres pensantes es como evolucionamos. Nuestro cerebro nunca es pasivo y aporta activamente. Como seres humanos estamos vinculados al cosmos, no somos meros accidentes creados, somos seres evolutivos y hemos de tomar estas riendas más seriamente.

Como seres biológicos nos armonizamos en entornos propicios, esas concordancias se dieron desde siempre y es así como fluimos, mas no hemos comprendido en su totalidad la relación que tenemos con el medio ambiente. En lo biológico, nuestra reproducción es en función a un sistema evolutivo de copias, en el que interviene la voluntad y la razón.

Cuando se descubre el ADN, tenemos claro el asiento biológico de cada ser que nos hace únicos e irrepetibles. Vamos encontrando la explicación de las formas que se dan como singulares.

Las propiedades operativas de la vida, se descubren por un lado en lo biológico y por el otro se desconoce el alcance de lo que nos asienta como seres racionales y pensantes. Se cree que el alma es algo intangible, y es el resultado de la racionalidad y el pensamiento.

J. Joyce dice: -La vida es un sistema químico auto mantenido, capaz de experimentar evolución…- Otros han mencionado que la vida además de experimentar réplicas de sus procesos y orden en estos procesos, todo se da más allá del entorno.

Aquí vemos la primera discrepancia con Darwin: afirmaba que toda evolución está determinada de fondo, por los entornos. Mas bien son los entornos los que reciben los cambios y se benefician del pensamiento.

Carlos Briones define en tres puntos muy interesantes lo que es vital:

Los caracteres son transmisibles.

Todo lo vital es autónomo, y debe mantener su aislamiento de alguna manera.

Todo lo vital tiene algún tipo de intercambio entre energía y materia. O lo que es lo mismo en algunos casos es lo que se conoce como metabólico.

Se es autónomo frente al medio, por lo tanto, es el medio el que se ve afectado por los procesos mentales.

Reproducirse es tan solo una faceta más de la vida. La reproducción no se da con la preponderancia de que sea ni totalmente necesaria ni infalible. La obtención de réplicas de los seres vivos se sustenta de fondo en la necesidad de superar la barrera del tiempo, el afán de trascender mediante lo que se replica. Impera por una parte el instinto de conservación y mas allá la voluntad y la mente. No se da como algo necesariamente imperativo e infalible en todos los seres pensantes y racionales, puede ser si así se decide por voluntad premeditada.

Todo lo vital que funciona acorde al medio se auto mantiene, no depende más que de sus procesos internos y que se den con intercambios logrados.

Una de las características de la vida que debe respetarse y evaluarse como un bien, es la variedad, en esencia así somos: seres únicos y diferentes.

Los procesos graduales de acción y pensamiento con el medio es lo que nos da la complejidad. Esta diversidad compleja que hoy día vivimos es parte vital natural, solo habríamos de comprenderla con nuevo sentido, respetarla y dar la parte que nos corresponde.

¿Existe la esencia de la mentira como algo inevitable? o tal vez ¿El engaño responde a un modo de sentirse superior creyendo que se puede obtener algo relevante de la parte engañada? todo lo que se vive en primera instancia está basado en la supervivencia, tal vez el enorme desarrollo de la mentira en el mundo responde tan solo a ese principio de supervivencia, haciéndonos ajenos y propiciando erróneamente que el engañar, es un modo de sobrevivir.

En estos días de revisión de textos, me encuentro que hice una reflexión respecto a la ausencia de mi padre en la vida diaria. Habíamos tenido la ventura de vivir frente a la casa de mis padres. Ellos pudiendo gozar de los nietos, nosotros de verlos envejecer con bastante garbo y fluidez haciendo de la vida diaria un gozo. En casa de mis padres se disfrutó ampliamente de lo culinario y la mesa, con platica franca y honesta se dieron sobremesas inolvidables sin apenas darnos cuenta que nos habían marcado de por vida y que dieron pie siempre a discusiones muy positivas. Se cumplían 10 (diez) años de su partida y algunos vértices de su ser me iban quedando más claros. La vida de ausencias, si las proyectamos en reflexión, nos permiten tener a esos seres que nos dejan mucho más presentes. En estos días que reviso, recibí una serie de carpetas con textos de mi padre, un vuelco me dio el corazón cuando me las entregó mi hijo de parte de mi hermana. Están en carpetas desgastadas y un tanto húmedas que he de comenzar a cambiar por otras más fuertes y aunque no las reviso aun, me emociona mucho saber que están pendientes de revisión más de mil cuartillas.   

Cada acción tiene su tiempo, como sucede en el mandala mismo, no podríamos dibujar los espacios intermedios de un mandala o de una vida, sin haber puntualizado la base en la que nos hemos de asentar y proseguir. 

La vida misma se hilvana con finura, se lleva a cabo con premeditación y sin alevosías y mucho menos sin ventajismos.   (Continuará).

 

 

 

 

 

 

 

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