Un día, una
circularidad. (8)
El amor no se reduce a la posesión ni al sacrificio; es un espacio de
libertad donde dos seres se encuentran sin devorarse, sosteniendo la distancia
necesaria para que ambos puedan seguir siendo ellos mismos.
Simone de Beauvoir.
Es tanto lo que se ha hablado del
amor, que los reductos personales son los que acaban de definirlo para cada
ser. No es fácil comprender como podemos hacer vida este sentimiento inherente
al alma humana y tan especial, tan necesario y hoy día tan urgente de
comprender en toda su dimensión y que aún presente, nos cuesta identificar sus
derroteros y buenos efectos en las circularidades que lo contienen. El amor
viene siendo como un catalizador sin duda alguna. Cataliza y a la vez se
conduce por el corazón. No hay circulo vital sin ese ingrediente que es parte
profunda y que a veces no detectamos con tanta facilidad. Es en los días que
vivimos en donde la contraparte del amor se suele ubicar en el desamor. Son
asuntos que cada uno habremos de reflexionar en la meditación y saber que las
urgencias de manifestarlo, comienzan desde una amplia sonrisa hasta todas sus
variantes. Ese descuido a la tierra que
es nuestra casa, esa dejadez o abuso de infantes, que se da en algunos casos
con tremendos abandonos y otros aspectos, que luego nos preguntamos el porqué
de jóvenes confundidos. El amor mal entendido trastoca todos los cielos que nos
corresponde vivir, porque la preeminencia del cielo se vive en la tierra y es
aquí mismo en donde lo procuramos y lo percibimos. Nos hemos ido desligando de
las manifestaciones amorosas que son la premisa de nuestra supervivencia.
Compartir con los
niños y observar, proteger a los animalitos que estén cerca de ellos, algo que habríamos
de hacer todos y cada uno de los dias como tarea obligada. Es una buena
actividad para los abuelos que estamos a veces con momentos propicios y
preciosos. Hace unos días, nos fuimos de cacería de ciempiés. Los nietos
los descubrieron, decidimos encontrar algunos para poderlos observar mejor. La
más peque asoció la palabra cacería con la palabra comer (no sabemos por qué)
claramente nos dijo, -yo sí voy a buscar ciempiés, pero no me los voy a comer-.
La risa nos ganó y sobrecogió a su hermano y a mí, y le aclaramos que solo era
para observarlos y luego dejarlos libres. Había muchos, tal vez porque es la
temporada en que nacen. Son pequeños y llamativos de color amarillo/naranja.
Cien patitas
movidas con celeridad asombrosa nos mantuvieron atentos un buen rato, lo que
hace una convivencia natural, y al mismo tiempo observar mas meticulosamente.
Ver y gozar con los críos, observar con que
cariño toman a cada ciempiés en sus manitas, podríamos decir que es una acción
esplendida, una meditación conjunta con la naturaleza. Preparados con unas
cajitas transparentes, unos pocos pedazos de zacate y tierra y otros objetos pequeños,
yo pregunté - ¿y esos terrarios? y el mayor me dijo: -son para que no extrañen
el jardín mientras los tenemos con nosotros y lo demás es para que suban y
bajen- A los recipientes les llamaron los mascotarios, es decir un
recinto para poner a los animalitos por el rato en que serán sus mascotas. Me
quedo asombrada como los niños observan con sus pequeñas lupas y admiran con
suma originalidad. Los padres de familia hoy día lo tienen todo un tanto más difícil,
por las demandas y exigencias del medio, tanto del núcleo familiar, así como de
lo escolar y tareas extras que se les asignan a los críos, que es admirable
cuando tambien ellos encuentran el tiempo exacto para hacer un volcán de arena en
la playa o para admirar a las chachalacas que llegan hasta los árboles
circundantes con sus graznidos que mas parecen unos ruidos de desesperación que
un piar natural, al conocerlas ya las
entendemos. En lo natural tambien hay meditación.
El asunto de las
rondas para el colegio, sirve mucho para que los niños capten el sentido de
cooperación entre las familias, es una práctica que llegó para quedarse y así
tambien aprendan como otras madres o padres de familia pueden dar su parte para
el apoyo en la misma comunidad. Ayer nuestro nieto nos hizo la pregunta de qué ¿a
diario la madre de mi amigo será la que nos llevará al cole? Preguntó cómo con
cierto asombro (porque apenas empieza darse en su caso) así es que se le
explicó y no pasó a más. A la madre de su amigo, al mismo amigo y vecino, ya
los conoce muy bien y estoy segura de que les aprecia mucho. Entre los adultos
quien coopera, avanza. La madre del amigo por momentos se vuelve la madre de
todos los niños y eso hace sentido en la mente del infante. Así tambien se visualiza
el sentido de comunidad y de las redes que se dan para la convivencia sana.
Desde nuestros
ancestros la palabra subsistir es parte medular y es acción
importantísima que lleva enorme sentido en la realidad y no tanto en el léxico.
Aun siendo una palabra que es interna y no activa (porque hoy día parece muy
sencillo todo y así lo es) saber la profundidad de su significado en épocas de
las tribus nómadas, ha sido importantísimo para los investigadores. Había
muchísima mortalidad infantil. Detectar los territorios propicios, establecerse
por un periodo y luego pasar la noche con seguridad, organizar la obtención de
alimentos, a los neandertales es seguro que se les complicaba, no hay duda.
¿Cómo no admirar
ese caminar de la especie? ¿Ese establecer un reducto de vivienda y luego continuar?
Aun así, se extinguieron. Los grupos que se mueven son mucho más vulnerables
aunque lleguen y se establezcan.
Adaptarse al medio se dice fácil, sabríamos
mas si es que somos empáticos con personas que llegan al medio y les
preguntamos. A las personas que vienen de variedad de estados de la República Mexicana
a establecerse por estos lares del sureste, cuanto les cuesta enfrentarse a un chiwó
(tarántula negra de enormes patas) animal muy grotesco y que los niños locales
ya conocen, ver y aceptar como parte de los entornos cosas y animales comunes
para los locales y mas para quienes vivimos en las afueras de la mancha urbana.
La estabilidad que nos ha dado el sedentarismo es magna, el aprecio de esta
condición es necesario y no darlo por sentado, ya que es un bien de la
naturaleza humana.
Las estaciones del
año tambien son muy importantes para nosotros los seres humanos. Hay cambios que nos afectan en el ánimo. Es
una de nuestras herramientas estrella la adaptabilidad y nos ha permitido
continuar en el planeta. Hay evidencia neandertal de estancias cerca de ríos,
llanuras, estepas, así como cerca de fuentes termales. La presencia activa en
cuevas es muy evidente en Atapuerca España.
Los neandertales
eran omnívoros y eso mismo les permitió desarrollar un gran sentido de
observación en los entornos elegidos para pasar temporadas relativamente largas
y estacionales. Nunca se quedaban de por vida, pero si hay evidencia de que lo
hacían por necesidad y por periodos relativamente largos de tiempo.
Para la cacería,
algunas veces utilizaban la técnica de emboscada con una tecnología muy puntual
para cada caso, algunas puntas de lanza han sido localizadas en los huesos de
determinados animales.
Que maravillosa ha
de haber sido la cohesión grupal para lograr esa supervivencia. Se piensa que
con los animales montañosos se pudo haber utilizado la técnica de la estampida,
es decir conseguir que cayeran al vacío por los barrancos. Eran capaces de
conservar sus alimentos mediante el salado, en específico de la carne o el
ahumado de la misma.
La suavidad del
material de hueso es buena para utensilios más sofisticados, como agujas. Tal
vez los huesos largos si se utilizaron para construir cobertizos temporales.
Si logramos el
asombro real, nos permitiremos apreciar hasta lo más mínimo de nuestra
civilización y al saber más de esa especie hermana, estaremos siendo más
justos.
La dieta ancestral
se estudia mediante la investigación bioquímica de los materiales tanto
adosados como parte interna del material cuando en los huesos se encuentran
grandes cantidades de zinc y se infiere que la dieta era mayormente marina, así
como en recipientes.
La cohesión social
entre los neandertales es evidente y se puede documentar.
Existe un caso emblemático
que ha hecho ya un parteaguas en la evidencia de que los neandertales
practicaron la compasión, porque hay un esqueleto de un hombre de 45(cuarenta y
cinco) años de vida, que denota que solo sobrevivió porque se le cuidó. Si no
hubiera habido esa parte de los cuidados exprofeso, ese hombre no hubiera
sobrevivido.
Se cree que se agrupaban
para la vida diaria hasta en grupos de 100 (cien) personas.
Existen evidencias
de heridas de caza en cuerpos femeninos, lo que denota que las mujeres tambien participaban
de actividades de riesgo, mientras no estuvieran cuidando de algún crío.
Se cree que, al
aparecer una presa de valor, se daba la acción conocida como todos a una,
es decir cada individuo seguramente tendría una participación activa y concertada.
Sé ha llegado a encontrar en estos ámbitos alguna presencia de jóvenes tanto
varones como mujeres, algunos niños no tan pequeños.
La división del
trabajo en cualquier ámbito está considerada por la antropología como un signo
de mayor inteligencia. En especies de primates de gran organización como es el
caso de los bonobos, se ha observado una organización clara y concisa.
Existe la evidencia
en algunos esqueletos de que la semilla del conflicto interpersonal los llevo a
agredirse en lo físico. Con clara evidencia se nota el hecho de haber sido
alcanzados por algún tipo de punta de lanza entre las costillas. Esta parte se
estudia muy a fondo, porque ya sabemos que la especie a la que pertenecemos,
los sapiens, no se considera violenta per se, sino por
desequilibrios propiciados tanto en lo biológico que se desencadena en lo
social. La violencia responde a desbalances químicos cerebrales que hay día se
pueden tratar con mucho acierto. La llamada bipolaridad, existe desde
siempre. La nomenclatura va variando, mas los síntomas son los mismos, por lo
que con el acertado diagnóstico ya se evitan muchos suicidios que son parte de
este desbalance químico.
Los bienes que se
poseían desde los ancestros eran cuidados y preservados con un sentido preponderante
de grupo, las herramientas o adornos personales eran parte. Lo que hoy día podríamos denominar como
joyas, en estos grupos tenían más una función grupal.
La cohesión era parte de la vida misma, no se
cree que fueran objetos para sobresalir individualmente dentro de su mismo
grupo, tenían un significado más profundo del ser parte. Muchos
entierros muestran estos materiales de adorno personal que se ponían junto al
difunto. Se cree que, si se realizaron estos tipos de joyas ancestrales a veces
se utilizaban como intercambio con otros grupos, para acallar pleitos y riñas.
Poseer bienes ha
dado al hombre civilizado la creencia de que estos son valiosos no solo porque
le permitan una mejor vida, sino que están asociados al éxito y esto, puede
trastocar el sentido. Todo objeto, retocado o tratado es cultura, antes que nada.
El valor añadido es otro asunto.
Se nos dice en
textos que revaloran estos asuntos: -Cuando el alma no es dueña de sí misma,
uno mira y no ve nada, uno escucha y no oye nada, come y no percibe el sabor
del alimento-. Con esto podríamos decir que la posesión de bienes no
tiene un significado tan profundo en la particularidad, mientras la persona no
tenga a buen recaudo su vida interior y una sensibilidad no trastocada y que
ésta comprenda que se es parte de un grupo.
Estamos en una era
de tanto exceso, que el sentido de individualismo nos está ganando la partida: creer
que el: YO tengo o el que YO hago etc. son lo más importante, hace que
cada vez más nos alejemos unos de otros. Entrar en ámbitos de desvalorar, no
ver lo que en realidad tiene sentido en nuestras vidas. Nos perdemos en poseer,
en aparentar, en estar obteniendo más y más, asunto que solo nos conduce a sin
sentidos internos, que a fin de cuentas nos llevan al diván del psiquiatra.
Los seres humanos
afirmamos saber muchas cosas, pero el viento pasa y sopla suave. Lo que solo
nos sirve para aferrarnos a los bienes, lo puede desaparecer un viento ligero.
Cuando las cosas
responden a alguna necesidad estamos por buen camino, algunas veces lo que
cuesta más dinero es lo menos necesario.
Cuando Henry David
Toureau vivió en los bosques cerca del lago Walden en los Estados Unidos de
norte América, notó que esos adelantos modernos de los que le hablaba su país
no eran en realidad más que respuestas a meras ilusiones, todo se le aclaró.
Notó como existen esfuerzos que terminan por
enconarse en lo absurdo. Hoy día, tal vez los automóviles eléctricos nos lleven
a otro estadio de menos contaminación del entorno, pero habremos de valorar ¿si
la construcción masiva de estas máquinas, y de miles de objetos inútiles,
en realidad no están contaminando más?
Existen pesos
muertos en nuestros entornos que solo nos cobran tributos energéticos que nos desbalancean.
Cuando comprendemos
que los excesos solo son desbalances de las mentes obstinadas por poseer, nos
damos cuenta que estamos en un mundo que hay que reorientar y que siendo
nosotros mismos los que lo hemos creado, es tarea de todos.
Toureau, nunca
requirió cortinajes en sus ventanas. En esa soledad que le hacía gozar la vista
natural y percibir el sol por las mañanas no había necedad de cerrar nada a la
luz del día. Por las noches tampoco. Es así como nos dice que se dio cuenta de
que los objetos han de cumplir una función bien clara o solo son carga inútil.
El mal que se
instaura en el mundo muchas veces rebasa la vida de los que lo crean. No se
puede dejar ese lastre a las generaciones venideras, es por eso que es mejor abrir
la conciencia a lo que es y significa poseer, acumular. Dejar las cosas claras.
los caminos limpios y tomar siempre el chocolate bien espeso. Es decir,
más calidad y menos chatarra. No hay crío que no entienda la diferencia entre
calidad y cantidad. Si lo que nos empeñamos en hacer no responde a la realidad
de lo que somos, hay que soltar y volver a lo que hemos mencionado antes: saber
elegir. Apelamos al fracaso de la civilización si no hacemos este esfuerzo de
ser más conscientes, no creer que otros están siendo inconscientes, ¡todos
llevamos la misma encomienda! La Tierra.
No nos cansaremos
en reiterar que: -Quien necesita poco, es en realidad sabio-.
Mucho cuidado de cómo
se practica la caridad, porque en verdad es un hecho que ésta se trastoca si la
mano derecha sabe lo que ha dado la mano izquierda y viceversa. Si damos, hacerlo
calladamente, silenciosamente y con un gran placer en el corazón.
De entre los
árboles de la exuberancia que nos otorga la naturaleza, solo al Ciprés se le
puede denominar Azad, palabra que quiere decir: libre. Este
árbol, no da fruto propiamente y es ausente de mudanzas. Puede decirse que con
constancia está florido. Solo otorga algunas piñas secas que caen con las
ventiscas. Es un árbol que permanece constantemente estable. Un gran maestro,
se le considera un árbol sabio. (continuará).
Tengo dos reflexiones😊: Poco a poco he descubierto que cada vez necesito menos para vivir mejor y curiosamente es porque cada vez estoy más cerca y en contacto con la naturaleza.
ResponderEliminar-El primer acto de amor es el respeto.