martes, 12 de octubre de 2021

 De la vida diaria. (compartido)

Fuerzas que nos mueven.  (Resumen en word, 4 Textos)

                            La fuerza que nos motiva a cada uno, tiene sus orígenes más allá de lo que creemos comprender. MJ



                           Esta mañana de octubre deseando ya que nos llegue el fresco tan esperado de fin de año y que tanto bien nos hace a los peninsulares para tener un respiro de los tremendos calores del verano, me encuentro de pronto divagando en este décimo mes que todos ya esperaríamos más fresco y que nos da cuenta de que es un hecho que las temperaturas ya no son las mismas. Tratar de comprender como todas las cosas que nos mueven tienen un claro sentido dentro de las dinámicas vitales y del grupo en el que nos ha tocado nacer. Así también existe  un sustrato en el que nos encontramos con el infinito, como si la propia vida se nos presentase siempre con más incógnitas ( a veces hasta divertidas) así como aquellas lagunas que son parte del bosque de la memoria y que nosotros queriendo nadar en ellas tratamos de encontrar los hilos conductores de todo. Es un hecho que hay líneas en nuestras vidas que al ser las más significativas se presentan como las más claras y son como los troncos gruesos del árbol del vivir que a través de ellos es que  podemos acceder a muchas ramas. Muchas de estas cosas memorables no son necesarias para la vida diaria, mas si lo son para la vida personal. No se puede seguir un sentido gratificante mientras no se tengan algunas motivaciones más claras y para esto no hay edad. Se cree que los jóvenes son los que están en momento de clarificar, mas para mi todo momento de la vida que nos pida más claridad, es asunto de tomarse en cuenta y darnos esos momentos de reflexion necesaria.

A veces no es algo que nos propongamos. Son momentos que de pronto se presentan y nos damos cuenta de lo grato que es rememorar.

Para la época que releo hoy día, me encontraba en plenitud trabajando en el taller que impartí para motivar niños en el Arte. (existen cuadernos en los que escribí en particular de eso y hasta lo que encontraba maravilloso en cada niño) Ese taller cambió mi vida. Muchos se preguntaran porque no continué a perpetuidad con esa actividad tan noble y he aquí la respuesta: Nada debe ser tan eterno que nos impida poder mirar a otros lados ya que todo tiene su ciclo, su momento y su cierre para poder conducirnos a otros lares. Así fue que la vida me mostró como había otros caminos a tomar. Tomé mis bartulos y me fuí a otras acciones. Creo que fueron como trece o catorce años de actividad sabatina que fue para mí sagrada. Desde que se iniciaba la semana yo preparaba material e ideas a desarrollar para llegar al sábado bien armada. Tuve siempre personas que colaboraron conmigo empezando por los gerentes en turno del Club de Golf así como sus asistentes que siempre motivaron a todos para que esto tuviera flujo. Había veces en que el grupo rebasaba los 25 crios. Otros días no asistían todos y nosotras siempre con el mismo entusiasmo. La persona que me ayudaba directamente (Un tiempo lo fue mi hija, alguna vez una sobrina y un largo y gratificante periodo una prima muy querida que fué mi vecina varios años y quien estuvo ahí más tiempo que ninguna otra gozando conmigo ocurrencias de los niños.)  En las fotos existentes creo que invariablemente todas sonreímos. 

Una actividad muy creativa era la de leer un cuento y después plasmar lo que más habíamos disfrutado del mismo. Los niños desplegaron tal imaginación que les pedíamos que relataran  de viva voz lo plasmado y era muy divertido.

Otras veces les poníamos música de varios tipos y ellos debían (primero con los ojos cerrados) imaginar que colores les evocaba, para plasmar luego escuchando de nuevo la melodía en abstracciones que se convertían en enorme gozo.

Y así fue como aún sin continuar en este bello proyecto (que puso más énfasis en la motivación que en la perfección de técnicas por ser niños pequeños) diversifique con algunas clases a jóvenes y también a adultos. Antes de la pandemia impartir algunas clases en mi taller actual y todas muy disfrutadas. Es grandioso poder dar lo que uno ha comprendido. Nadie que quiera hacer plástica puede o debe privarse de practicar las técnicas que le motivan y hacerlo con buena disciplina porque aunque no es la técnica solamente lo que define el buen Arte, es muy importante contar con esas herramientas bien dispuestas para poder expresar lo que en verdad se siente, y digo sentir porque es un verbo muy importante en las artes en general. No todo se tiene que explicar, mas si todo tiene que mover, emocionar al espectador en su fuero interno de una forma irremediable.  Plasmar no es tan sencillo como parece y no debe serlo porque al hacer plástica estamos no solo moviendo todo nuestro ser interior sino además estamos dando de nuestro espíritu. En esos momentos del taller de niños aprendí valiosas cosas. Comprendí como desde niños los críos pueden o no, recibir apoyo en el camino de desarrollar su ser interior y motivación. Encontraba espléndido el momento en que todos con su plena concentración hacían en sus lienzos lo suyo. Obviamente también aparecían los críos que al no saber qué era lo que podían expresar apelaban a lo que estaba haciendo el de junto. Un momento muy especial de esos cursos era cuando se proponía trabajo libre, el gozo y la algarabía hacían su aparición en algunos, petrificando a otros que no sabían por dónde ir. Y ¿porque? ( estoy segura preguntaría hoy día mi nieto de tres años) Y diré el porque: Lo más valioso que tenemos es aprender a descubrir la pasta de qué estamos conformados o hechos por dentro y a los niños que no se les motiva a ser, aprenden lo que ven pero sin tener claridad de aportar nada suyo. Lo genuino que nos define es el caldo de cultivo de la verdadera felicidad, hay muchas otras cosas que son parte grupal que también gratifican la vida, pero no olvidemos que la razón primordial es la misión personal, por sencilla o compleja que esta sea. Así en los ámbitos del arte sucede lo mismo. No es solamente lo que se pinta, lo que se expresa es lo que se hace por una motivación y con un estilo propio.

Esos mismos pensamientos dentro de los recuerdos de esta gratísima etapa  me llevaron a recordar como me motivó la vida en lo personal. Los primeros contactos que tuve con el valor que se le daba a los colores vinieron de mi padre, del entorno que creó para nosotros así como su empeño en que hiciéramos las cosas con creatividad desde muy niños. Empezando por las cajas de lápices de color que  desfilaron de todos tipos y sabores y otros materiales que siempre dispuso para que la creatividad estuviera cerca y a flor de piel. El olor de los lápices es hasta el día de hoy como un bálsamo de paz para mi. Hoy frente a mis lápices de color respiro el aire de la más pura felicidad. Los contemplo y los ordeno por colores en recipientes destinados a permitir que yo pueda apreciar los tonos que con más facilidad iré eligiendo para mis trabajos actuales. Las reales motivaciones vienen de más allá de la niñez, tienen todo que ver con el alma que a veces es más antigua que nosotros mismos. En la niñez se implantan muchos motivos, pero no hay que olvidar que son de base añeja. Así, cada etapa tiene sus porqués. No es solo sentarse y hacer. Es saber que ese hacer conlleva una motivación y sentido. Así se plantean las temáticas y se realiza la obra de a poco. Nunca una obra plástica se produce como si fueran salchichas en una línea de producción, conlleva todo nuestro ser en movimiento.

 Les contaré de lo de hoy día.

                                      No es necesario saberlo todo. Mucho menos es necesario saber con tanta claridad de dónde proceden nuestros motivos, estos sin duda alguna tienen un sustrato muy profundo que solo nuestra alma comprende del todo. Sabemos que el idioma del alma no es con palabras y esos sentires que de pronto nos dan paz ya lo dicen todo.

 Estoy muy clara en que cuando sentí los colores por primera vez estos me marcaron. Tenía mis preferidos, que han ido variando. Más adelante me di cuenta que algunos de ellos me representan el color de cada día de la semana. Así pues, en los momentos de encierro de un ciclón,  me dedique a expresar en pequeñas hojas cuadriculadas como sentía cada día con  sus movimientos especiales y su color. Los guarde varios años, fue un arquitecto que impartía clases de dibujo en la Escuela de Arquitectura quien me dijo: -Esto tiene que ver la luz en formato grande-. Hasta ese momento todo lo mío había sido acuarela y más acuarela en asuntos de naturaleza de mi entorno. Me fuí de espaldas pero en 2009 lo logré. Él, que me enseñó a trabajar el acrílico pudo ver esta primera parte, porque a los pocos años falleció. Así la motivación quedó. Más adelante me encontré con que ya se habían hecho estudios respecto a la dinámica de los colores respecto a los sentimientos humanos. Las virtudes del ser humano tomaron un colorido y me quedé atónita de la felicidad cuando lo percibí como tal. Estaba perfeccionando los lápices de color con una maestra espléndida que al manejar con tanto acierto esa técnica me permitió tener la confianza para empezar, y así las virtudes (que no son solo sentimientos, son más bien acciones que nos habitan y nos hacen ser de una manera especial) comenzaron a tomar forma en trazos abstractos de movimiento de zen doodling (una manera de trazar desde el alma, con ingenuidad) es decir sin mayores recovecos que lo que nos representa ese trazo por algún motivo personal. El mío, mi motivo fue lograr una base para que el color de cada virtud con sus tonos se pudiese asentar en estos movimientos. Termine la primera serie y gracias a algunas personas que la han apreciado, toda esta vendida y entregada para que sea parte de otros entornos, de otras sensibilidades con sus reales dueños. Las personas muy apreciadas por mi que decidieron adquirir esa obra me motivaron tanto que ya estoy haciendo la Serie II. Está en proceso y será compartida en su momento.

Quienes hacemos plástica tenemos que motivarnos. Lo que hacemos no es invento, es parte de lo que nos define y es lo que somos. Hacer por hacer no es propiamente algo divertido, así que quien solo hace para comerciar, creo yo que se priva de dar pie a procesos más sentidos. Claro que todo se puede vender y seguro habrá quien lo compre y que bueno, pero es importante saber que el Arte se toma sus tiempos.

¿Que es la fidedignidad? Es la respuesta genuina a nuestras motivaciones. No resulta tan fácil si no lo hemos practicado desde la infancia, pero no es nada difícil si uno se lo propone y va aligerando  mucho el camino que puede reconducirse a cualquier edad. El hecho de estar haciendo para satisfacer demandas fuera de nosotros, nos agota.

Cuando se abrió el mundo de los Mandalas como parte de mi quehacer de plástica me di cuenta que eso era en mucho un camino importante para mi,  y que al abrirse me daba un filón de todo lo que con eso podía plasmar. Asi, comence coloreando al principio (Muchos de mis cuadernos de colorear se fueron de un plumazo en una inundación de mi taller) y me dije: Esto es una señal de que hay que cerrar la etapa de únicamente manejo del color y empezar a diseñar desde la imagen de base total del mandala. 

Ya venía yo bordando mandalas cuadrados en varias formas. Ahora habría que hacerlos desde el primer punto hasta la última línea.

Comencé a diseñarlos y hoy día están en trabajo constante dos proyectos. Uno se llama Hojas en transparencia (Inspirados en hojas de nuestro entorno, que a mi en lo personal me encantan) y el otro que apenas comienza se llama Mandalas con puntos. Son figuras geométricas que llevan la técnica de punteo y de pequeñas figuras inmersas.

Al continuar leyendo, a parte de las enormes gratificaciones de haber llevado un taller con niños, me encuentro como mi madre iba dirigiéndose a volver a ser una niña. Deseaba que fuera tan solo de observadora al taller y gozase desde su silla un rato de actividad creativa desplegada por estos niños que lo daban todo a la hora de plasmar. Nunca lo logré. Me decía que sí iría, pero me daba cuenta yo que era mera fórmula para que ya no se lo volviera a proponer. Nunca fue más que a las expos finales y espero las haya disfrutado. Cuando algo no es lo tuyo lo compartes pero no te llega igual. En estos momentos era cuando de verdad extrañe a mi padre ya que el sí era de expresiones plásticas (Practicó acuarela con  bastantes logros). 

Combinaba yo todos mis asuntos de las clases con el estar lo más posible pendiente de mi madre, entre las cosas que mas disfrute fue llevarla todos los martes a sus diligencias. Solíamos salir temprano para que no se asoleara ( Ya que no se bajaba del auto). Cuando salía a diligenciar con mi madre era toda una odisea. Obviamente mis pendientes quedaban supeditados a los de ella y tal vez ni los hacía el mismo día. Salíamos con un derrotero claro, como a ella siempre le gustó, mas yo tenia que estar atenta a que se cumpliera como ella lo deseaba.

Mujer de carácter fuerte, que empezó su vida de pareja bastante grande y más que nada porque a ella y a mi padre los atropelló la vida de matrimonio. Fueron presentados por un amigo mutuo, tardaron años en casarse y se vieron poco durante sus siete años de espera para hacer su propia familia. Mi padre estaba más que nada apoyando a sus hermanos en la industria incipiente de la sal y vivía prácticamente en el norte de la península. Venia a ver a mi madre los fines de semana. Ellos vivieron acorde a las normas de su época, pero más que nada para mantener un ambiente muy acogedor en su casa sobre todo alrededor de una buena mesa. A los dos les gustaba comer aunque eran muy comedidos. Mi madre enseño a personas que le fueron siempre muy fieles y que una de ellas le cerró los ojos al morir. Esta persona después de cocinar en casa de mis padres por más de cuarenta años se dedicó al cuidado de mi madre al final. Mi madre siempre comió de todo ( para mi envidia de la buena) no conoció de alergias y mucho menos intolerancias, nunca le hizo mal nada, pero lo que sí recuerdo es que a veces le bastaba uno o dos bocados de algo para pasar a otra cosa. Comedida y muy clara en sus gustos.

A mi madre no cualquier chinero (hombre que vende naranjas) le gustaba, tenía a uno que además de venderle las chinas se acercaba a la ventanilla del auto y se enfrascaban en buenas conversaciones. A veces quería yo agilizar los derroteros de nuestro diligenciar yendo con otros marchantes más cercanos y me insistía que el vendedor de tal esquina tendría las mejores naranjas y ahi ibamos. En esta época esto de los fruteros era más habitual en la ciudad. Hoy día ya ofrecen las frutas embolsadas  en los altos y siento que es hasta peligroso no solo para el hombre que ofrece su producto sino para el conductor que puede atropellarlo por un descuido. 

Estoy segura que ese jugo de naranja que se hacía a mano cada mañana le sabía especial y mas  si las comprabamos exacto donde ella deseaba.  Me decía: -Si vamos a comprar pan, el francés que me gusta es de tal lado- Ella se quedaba en el auto y al regreso me la encontraba en gran platica con el cuidacoches, a quien casi casi le decía que se subiera al auto para que pudieran conversar mejor. 

Un día al volver para ya irnos me dijo: -¿Que crees? -tenía que regañarlo- este individuo es muy puerco ya que ya vi que a otros autos, les limpia el parabrisas con su saliva, y eso es una verdadera puerquesa y ya se lo dije.- ¿Cómo? le pregunté, porque casi me da un soponcio al escuchar tal anécdota. Ella al observar algo nunca se quedaba callada, iba en contra de sus más básicos principios de convivencia. Había ocasiones que paraba yo en la tienda de telas o la farmacia y al llegar me decía -¿Que era lo que tenía que comprar aquí?- ya se daban esos olvidos que parecen ingenuos, y yo solo le decía que por favor checara su lista de pendientes. Ni yo misma me daba cuenta de su real deterioro, lo cual agradezco porque creo que me hubiera afectado mucho.

Los montones de basura estancada en algunos sitios públicos eran nuestra conduerma total. Tanto a mi madre como a mi nos parecían algo insufrible, a veces si encontrábamos al señor que barría la calle quería que yo parase y le dijera lo que habíamos visto más allá. Con sus modos muy personales me decía -¿ A quién se le ocurre dejar esas cantidades de basura asi nada mas?- Si estuviera hoy día aquí creo que se vuelve a morir.

Un dia me dijo, -¿sabes? Estoy nerviosa. creo que estoy viendo mucha televisión.- Puede ser, le contesté, pero si depuras tus programas tal vez no te afecte tanto. A esas edades nos da por ver noticias de más y eso nunca es sano.y continuó:- La telenovela no la puedo dejar de ver, te dire que esta terrible, he visto cosas insólitas que me dejan con la boca abierta, pero esta ¡Buenisima!- Esta bien, le dije, pero por favor observa si todo eso que ves no te esta causando esa inquietud que dices. Porque si es así hay que buscar otras cosas para ver. 

Mi madre se encontraba a veces con personas que le reclamaban que el perro de su casa les correteaba en la puerta ( en esa época eran menos restrictivas las medidas contra los perros sueltos en el fracc. en donde vivimos) y les decía, -¡No hombre, solo le espantas con tu mano y se va!- hasta que un día el perro mordió a un transeúnte y hubo rollo. Así que se tuvo que hacer un encierro ya regular como lo es hoy día y todos más felices. Los perros que agreden lo hacen por miedo, pero los dueños deben aceptarlo, ya que no porque no sea agresivo con los de casa no lo será con las visitas.

Hubo una anécdota en la vida de mi madre que ella siempre relataba como con gracia y algo de humor, pero que si a cualquiera de nosotros nos ocurriese creo que no sería nada chistoso. Resulta que mi abuela pactó con una familia de la hacienda que irían a buscar a la hija de unos trabajadores para que viniese a ayudar a la casa de Mérida. Mi abuela pensó que con decirlo a los padres era suficiente y llegaron por la joven y esta se resiste a ir a la ciudad. Mi madre que vió el atado de sus pertenencias asentado en la mesa decidió que si lo tomaba todo estaría resuelto. Así, tomó la bolsita y el perro que estaba por ahí se le prendió en la pantorrilla dejando una buena herida en la pierna de mi madre. Se complicó la cosa porque no solo no consiguieron a la joven ayudante, sino que tuvieron que ir a la observación del perro ( como creo que se hacía antes) Y creo que se le aplicaron las consabidas inyecciones contra la rabia.

Mi madre leyó varios libros de Somerset Maugham. Fue un autor muy querido en tiempos de la juventud y adultez de mis padres y lo gozaron. En la biblioteca había varios títulos y ella a veces decía algunas frases como:

Si solo estás dispuesto a aceptar lo mejor, muchas veces lo consigues.S.Maugham.

                                          En los finales del siglo pasado comencé a escribir en unas libretas muy originales que disfruté mucho. Era cíclica mi adquisición de libretas porque o dejaban de existir en el mercado tal cual las había adquirido, o me parecía que de pronto había algunas mucho mejores.

Más allá estaría decirles el gozo tan enorme que producía en mí comenzar una libreta nueva. Era necesario hacer un pequeño dibujo que surgía sin mas y que en esta revision me sorprenden al voltear las páginas. hoy día que los vuelvo a ver me dicen mucho. Reflejan lo que estaba viviendo. Es así, que me queda claro que los trazos tienen significado.

Siempre he sido de rutinas. Otro aspecto que me encuentro al releer, es como las épocas de cambios de actividad me producían un tanto de nerviosismo. Ni que decir de las vacaciones que había que crearlas y me sobrecogía el ansia de saber que se lograrían las actividades certeras. Íbamos a la playa, eso sí. Mi marido nunca lo disfrutó. Para mi eso era un penar, porque tenía que armonizar entre lo de él y lo de los críos. Aqui veo como de pronto con los hijos pequeños o adolescentes siempre habremos de hacer malabares. Todos valen la pena así sea para lograr dar gusto a todos. Nunca se logra del todo pero creo que siempre es bueno hacer el intento.

En estas épocas no había entrado a mi vida con tanto valor la palabra pactar, hacer acuerdos sanos y claros, que luego aprendí de voz y consejos de una amiga psicóloga que me ayudó mucho en momentos necesarios.

Una época de mi vida las presiones de la vida diaria me hacían llorar. LLoraba mares y luego hinchada como un globo seguía mis rutinas. Ni modo, he de aceptar que ese fue mi modo. No se cuando dejé de utilizar el llanto para ordenarme por dentro, pero he de decir que me sirvió mucho en su momento. Creo que la rotunda forma de ser de mi marido muy pragmática me ayudó, porque si mal no recuerdo a él nunca le quedó claro eso del llanto como catarsis de cansancio. Me dejaba externar a lágrima tendida todo lo que me causaba estrés, y como decía un tío suyo: Pasar al escuatro y seguir adelante. 

Creo que era muy terca en empeñarme  en tener todo claro y controlado. Cuando uno es más joven cree en esos asuntos. La claridad llega cuando nos damos cuenta que lo claro es que nada lo será mientra tengamos la terquedad en saber qué pasará. Y mucho menos ese control al que se aspira en las primeras juventudes que ya en la madurez nos damos cuenta que solo controlamos nuestro respirar, del resto no hay manera.

Los hijos adolescentes, siempre con novedades que hacer y qué practicar. Uno tratando de mantener el bote a flote, lo mejor es llegar a la madurez y poder volver la vista atrás y decir: No nos hundimos. El abierto mar está al frente y aún hay mucho que navegar.

Que feliz me hace hoy haberme dado cuenta que mi hija desde muy niña manifestó sus gustos y aspiraciones y hoy es una joven muy feliz. Soltera por decisión y una gran compañera de vida. En su juventud fue tan clara que nos recordó a todos una vez más el valor de saber que, a donde vamos lo hacemos por propio pie, y mas les vale a los de alrededor no preguntar de más. Hasta los viajes que hemos compartido son asunto de sus decisiones que nos llevan con sorpresas muy agradables. 

Para estos años mi padre ya se ha ido. Me visita en sueños de vez en cuando siempre para decir que está muy bien. Escribí con otro color de tinta algunos de los sueños que tuve en estas épocas, la verdad da mucha risa observar años después lo que uno ha soñado durmiendo. Nunca he entendido nada de eso, solo puedo decir que tuve varios sueños de vuelo  (un tipo de sueño en el que uno da el talonazo en tierra y se eleva el cuerpo para ver desde arriba todo lo que pasa). Es increíble que un ser que fue tan callado como lo fue mi padre, y muy silencioso en su vida terrenal hoy que habla conmigo en los sueños me cuenta cosas. Que maravilloso es que se nos de esto, como los sueños nos traen tan vívidamente a los seres queridos que se nos adelantan.

Nunca en mi niñez fui muy perruna. Convivir con perros de cacería fue algo de la vida diaria, estos vivían en sus lares y por ratos convivían en la casa o el jardín. Perros de casa aprendí a tenerlos por petición de los hijos que los trajeron sin chistar. Ya bastante adulta aprendí que además del amor a los gatos que tuve desde niña ( Mi padre tenía siameses y se quedaban las camadas llegando a tener algunos a la vez) los perros son unas criaturas increíbles. Son casi personas para el disgusto de muchos ya que en algunos sitios los tratan mejor que a los seres humanos. Creo que no hay que exagerar y cada especie en su sitio, pero los perros merecen todo nuestro respeto y cariño. Hoy día aquí en casa solo hay una gatita y es la dueña y señora del cariño de todos, pero están deseando perros otra vez. No se que depare el destino.

Para las terribles migrañas que me asolaban de manera constante me ayudaba un poco de ejercicio. Nunca exagerado porque se daba el efecto adverso y era peor. Los domingos íbamos a pelotear a las canchas de tenis mi hijo adolescente y yo, que gratos momentos. Tuve que dejarlos un tiempo porque los espolones me sacaron de la cancha, hasta que las cirugías me ayudaron y pude retornar. Lo bueno es que hoy día todos aquí somos amantes del buen tenis. Los que nunca lo practicaron como mi marido, los que lo jugaron de niños y adolescentes y yo que hasta ya bastante grande estuve practicando en modalidad dobles con mucha satisfacción. Mi compañera fue una gran persona que he dejado de ver pero que me dejó muy buenos recuerdos de esa época en que fuimos compañeras de cancha y que fuimos finalistas dos o tres veces.

                                Al ir cerrando el siglo pasado, que poco nos damos cuenta de los cambios tan enormes que habíamos vivido los de mi generación. En verdad hoy que veo todo eso me doy cuenta que así fue, nos tocó ver giros de muchos grados en la vida de cada día. En lo personal acostumbrarme a la computadora me tomo su buen tiempo y ni qué decir de sus anexos que hasta hoy tengo que pedir ayuda a los jóvenes para lograr cosas. Nos dicen a los adultos que lo que nos pasa es que nos cerramos y no ponemos atención, puede que si tengan razón, pero lo que no entienden es que nos representa un esfuerzo diferente al que ellos han tenido que desplegar para ser parte de un mundo totalmente técnico y globalizado.

 Ni modo, la computadora no será nunca lo mío en su totalidad, aún para copiar y pegar un texto me puede causar conflicto y tengo que escuchar el  - ¡mamá, por favor si ya te lo expliqué mil veces!-  y sin chistar digo:-pues ni modo, habrás de explicarlo mil y una.-

                                Escribí:

                                Dormitar en lo profundo.

                                Atención en lo certero, alerta y fluir.

                                Constancia en el vibrar.

                                ¿Amor total?

                                 Sin confundirnos.

                                 Lucidez, que se pinta sola.

                                 Presente de contornos desplegados.

                                 Sintiendo certidumbre.

                                 ¿Amor?

                                 Asunto que no es de olas.

                                 Cuidar los marcos y bajones.

                                 Espíritu asido con esmero.

                                 La vida nos lleva.

                                 Vayamos de su mano. MJ

Continuaremos. MJ




                                

                                


No hay comentarios:

Publicar un comentario