De la
vida diaria.
El
arte de vivir cada día. (2)(Compartido)
Empezar,
comenzar o como queramos llamar a lo que inicia, lo importante es tener derrotero. MJ
Dar
inicio a una nueva etapa de vida fluida con la certeza de los gozos por
estrenar, eso es empezar con pie derecho un año nuevo. Tener claro el camino
solo se refiere a que sabemos el rumbo ya que no todos los pormenores están
claros siempre, se irán aclarando. Aunque
cueste trabajo comprender del todo como se han transformado y seguirán haciéndolo
los derroteros ya cumplidos, esos mismos nos darán pie a los nuevos planteamientos
dentro del sentido elegido, no olvidemos que somos seres mucho mas de
elecciones que de deseos, nos encanta desear (es parte de la naturaleza humana)
mas con los años eso puede cambiar por elecciones más prometedoras.
No se
puede negar el papel que está jugando la Antropología en la comprensión de la
especie homo sapiens sapiens y sus
caminos, siendo de gran interés el aspecto de hacer cultura. Si decimos o no
decimos, hacemos cultura. Si callamos
o no callamos, hacemos cultura. Si
miramos o no miramos, hacemos cultura.
Conjuntamente las otras ciencias sociales ya están dando su parte, mas una de las más interesantes es la paleoantropología:
Deducir con el material obtenido en los yacimientos que han resguardado de
forma natural los restos de nuestros antepasados, es su función primordial y cómo
nos antecedieron y son parte de nosotros mismos esos seres que nos han dado pie
a lo que vivimos hoy. Nuestra
permanencia en el mundo está ligada a cada avance que se haga en conocernos
mejor. En la medida que este aspecto del conocimiento de nuestra especie nos
importe mas, será directamente proporcional a ir poniendo de nuestra parte para
evitar una extinción.
La
destrucción puede sentar sus reales. En algunos aspectos globales ha asentado
ya sus garras, es un hecho que la vorágine de vivir la vida humana de manera
muy vertiginosa nos ha alcanzado, nos rebasa y nos lleva a situaciones de mucha
inconsistencia, con delicadeza y sensibilidad en el pensar no hay que fenecer y
mucho menos perder el optimismo. Las religiones se crearon en parte para
sustentar las acciones positivas que siempre existen en los remolinos del
vivir, es triste que no en todos los casos han dado buenos resultados porque se
ha tergiversado su función y muchos seres humanos las toman por sentidos que no
son de la esencia propuesta como principio, como cuando es utilizada para
socializar o para obtener bienes materiales y lo peor es que se llegan a dar
casos de utilización de los propios congéneres en vivencias muy distorsionadas,
para decir suavemente que se abusa de
las personas. Es por ello que habremos de irnos con cuidado y dar entrada a
nuevas ideas que sean parte de nuestra evolución mental tan necesaria a estas
alturas del partido.
Al
final de la película titulada La Ladrona de Libros, llamó mucho mi atención una
frase: Es preocupante nuestra especie. Es
un grupo que no habiendo entendido su esencia ha creado las bases de su
destrucción.
Realmente
¿será que nuestra especie este destinada a irse por un barranco? Absolutamente
no. Somos seres pensantes, se supone que los más inteligentes de este planeta
¿Cómo no vamos a tener respuestas a nuestras incongruencias? esforzarnos por
aprender a detectar las nuestras y dejar en paz lo que los otros hagan, ver
cada quien desde su óptica con sentido global. Detectar nuestros puntos oscuros
nos puede ayudar a dar una vuelta de tuerca a la claridad del mundo. Acabo de ver un documental en el
que se observa como la búsqueda del bien común es parte de la esencia de
nosotros los humanos, mas no siempre es lograda solo con buenas intenciones, la
realidad se impone a veces con sus propios recovecos. La serie llamada Dignidad muestra como este aspecto digno a veces solo se queda en teoría.
Percibo a los jóvenes de hoy extremadamente genuinos, nadie se esconde ya en
los closets del que dirán, ni mucho menos se somete al canto de las sirenas con interés en el tipo de materialidad que
está destruyendo a la civilización. Este mundo es material, así nos
manifestamos primordialmente, mas esa materia
debe ser dignamente transformada.
Desde
hace mucho me gusta en particular hablar de lo genuino, creo que porque estoy
clara de que lo que no lo es en nosotros mismos solo nos procura retroceso. No
sé de donde tengo esta tendencia tan fuerte, creo que me viene por la forma en
que me relacioné con mi padre, hoy que vivo temporada de revisión, puedo percibir
como ha permeado todos mis caminos de búsquedas. Recuerdo de niña cuando yo
tenía que elegir un regalo para darle a alguna persona en su cumpleaños o
cualquier otra ocasión, él decía: -elige lo que a ti te gusta.- Yo anteponía
pensar antes que nada en el gusto o preferencia de quien recibiría el regalo,
mas en eso era tajante y claro -ante
todo lo que damos a otro, nos tiene que gustar a nosotros mismos-. Hoy comprendo
que intrínsecamente estaba haciendo ver lo importante que es tener buen talante
con los congéneres, la idea parecería algo egoísta, mas hoy día que lo pienso a distancia, me
quedo con la buena sensación de que en los hechos elegí lo correcto. No se regala algo a otro
para salir del paso, mucho menos el famoso roperazo, Habremos de tener presente que lo que se vive
genuinamente personal, redunda para bien de los demás.
Lograr
ser seres de acción genuina implica conocernos bien y si nos percibimos
excéntricos, aceptémoslo como algo de mucho poder ya que esto solo implica que
estamos fuera del centro general y eso nos da la capacidad de mirar desde otro
ángulo. La vida de cada día da buenas pautas, no olvidemos que no todas son
para todos. Si nos conocemos mejor no traicionaremos nuestra esencia.
El hoy
es lo único real que tenemos a mano, llegar a él no ha sido asunto de magia.
Hemos superado obstáculos para estar parados en donde nos encontramos, en
primer lugar como especie, cultura y grupo, así que quien crea que estar en presente es un asunto de
vanidad o moda no ha captado del todo la idea, no implica desdeñar todo pasado
o no creer que podemos ver ciertas luces de futuro, sino dar su sitio a la
pulsación interior de la intuición. Del pasado los pasos han contado uno a uno.
No tendríamos que revisar todo, pero sí
es conveniente plantar sobre la mesa las partes más evidentes que vienen como
recuerdos y refuerzan nuestro aprendizaje. Del futuro solo podemos decir que
conforme pasan los años lo que se percibió como seguro va quedando más claro y
sin prever en demasía ya sabemos que las expectativas a veces son como
espejismos. Es una maravilla la madurez, esa misma nos permite no estar girando
en círculos, recordemos que la vida es un solo gran mándala, llega el momento
en que ese centro puede verse de lejos con satisfacción y estar en el color del momento más periférico con un
respiro profundo.
Recuerdo
un día de mi cumpleaños de hace algunos años, en el que comíamos todos juntos.
De pronto les dije: -Quiero hacerles un regalo, porque ante todo yo gozo más
regalar que recibir-. Así pues todos me escucharon y les dije: -De una vez por
todas y de una santa vez, a ustedes jóvenes les pido que tengan tan claro, como
el agua, qué es lo que no quieren-.
Sabiendo qué es lo que uno mismo no quiere (eso que en verdad no es parte
nuestra) habremos de sacarlo de la lista
de los pendientes por hacer. A mi hijo desde los diez años le aligeré su lista,
en un momento inesperado me hizo la
pregunta más increíble que me tomo por
sorpresa: -¿Todos tenemos que hacer todo lo que se hace en el mundo?-
Simplemente un no rotundo abrió la
puerta para la percepción de lo que un
niño puede tener de frente y que le puede inquietar por excesivo. En lo
personal no puedo con los asuntos multitudinarios, lo averigüé tarde y valió la
pena. Ni arrastrada voy, admiro a quienes los disfrutan, de hecho las festividades que aglomeran a mucha gente terminan por abrumarme, soy muy
feliz conversando con personas que de antaño les tengo afecto y pocas veces procuro
inaugurar amistades, no lo propicio mas lo vivo con naturalidad y gusto si se
presenta el caso. Aprender a cribar en el colador del cesto de nuestra vida es
genial. La mies se va obteniendo y los granos que quedan madurarán como parte
de la composta nueva de nuestro ser, de esos días que nos miran de frente.
Nunca al depurar perdemos ya que logramos centrarnos en lo que más importa.
Soy de
agenda de papel, tengo que escribir de mi puño y letra todo lo pactado para
cada día. Cuando marco lo cumplido con tinta roja, mi ser respira diferente y
más cuando veo lo que no se pudo lograr y pasará a la lista de otro día.
Cuidado con los apremios de la
modernidad tan demandante, nos pueden estar separando silenciosamente y
con sigilo de lo mejor que tenemos: La vida diaria serena y plena. MJ
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