miércoles, 5 de enero de 2022

 

De la vida diaria.

El arte de vivir cada día. (2)(Compartido)

Empezar, comenzar o como queramos llamar a lo que inicia, lo importante es tener  derrotero. MJ

 

Dar inicio a una nueva etapa de vida fluida con la certeza de los gozos por estrenar, eso es empezar con pie derecho un año nuevo. Tener claro el camino solo se refiere a que sabemos el rumbo ya que no todos los pormenores están claros siempre, se irán aclarando. Aunque  cueste trabajo comprender del todo como se han transformado y seguirán haciéndolo los derroteros ya cumplidos, esos mismos nos darán pie a los nuevos planteamientos dentro del sentido elegido, no olvidemos que somos seres mucho mas de elecciones que de deseos, nos encanta desear (es parte de la naturaleza humana) mas con los años eso puede cambiar por elecciones más prometedoras.

No se puede negar el papel que está jugando la Antropología en la comprensión de la especie homo sapiens sapiens y sus caminos, siendo de gran interés el aspecto de hacer cultura. Si decimos o no decimos, hacemos cultura. Si callamos o no callamos, hacemos cultura. Si miramos o no miramos, hacemos cultura. Conjuntamente las otras ciencias sociales ya están dando su parte, mas  una de las más interesantes es la paleoantropología: Deducir con el material obtenido en los yacimientos que han resguardado de forma natural los restos de nuestros antepasados, es su función primordial y cómo nos antecedieron y son parte de nosotros mismos esos seres que nos han dado pie a lo que vivimos hoy.  Nuestra permanencia en el mundo está ligada a cada avance que se haga en conocernos mejor. En la medida que este aspecto del conocimiento de nuestra especie nos importe mas, será directamente proporcional a ir poniendo de nuestra parte para evitar una extinción.

La destrucción puede sentar sus reales. En algunos aspectos globales ha asentado ya sus garras, es un hecho que la vorágine de vivir la vida humana de manera muy vertiginosa nos ha alcanzado, nos rebasa y nos lleva a situaciones de mucha inconsistencia, con delicadeza y sensibilidad en el pensar no hay que fenecer y mucho menos perder el optimismo. Las religiones se crearon en parte para sustentar las acciones positivas que siempre existen en los remolinos del vivir, es triste que no en todos los casos han dado buenos resultados porque se ha tergiversado su función y muchos seres humanos las toman por sentidos que no son de la esencia propuesta como principio, como cuando es utilizada para socializar o para obtener bienes materiales y lo peor es que se llegan a dar casos de utilización de los propios congéneres en vivencias muy distorsionadas, para decir suavemente que se abusa de las personas. Es por ello que habremos de irnos con cuidado y dar entrada a nuevas ideas que sean parte de nuestra evolución mental tan necesaria a estas alturas del partido.

Al final de la película titulada La Ladrona de Libros, llamó mucho mi atención una frase: Es preocupante nuestra especie. Es un grupo que no habiendo entendido su esencia ha creado las bases de su destrucción.

Realmente ¿será que nuestra especie este destinada a irse por un barranco? Absolutamente no. Somos seres pensantes, se supone que los más inteligentes de este planeta ¿Cómo no vamos a tener respuestas a nuestras incongruencias? esforzarnos por aprender a detectar las nuestras y dejar en paz lo que los otros hagan, ver cada quien desde su óptica con sentido global. Detectar nuestros puntos oscuros nos puede ayudar a dar una vuelta de tuerca a la claridad  del mundo. Acabo de ver un documental en el que se observa como la búsqueda del bien común es parte de la esencia de nosotros los humanos, mas no siempre es lograda solo con buenas intenciones, la realidad se impone a veces con sus propios recovecos. La serie llamada Dignidad muestra como este aspecto digno a veces solo se queda en teoría. Percibo a los jóvenes de hoy extremadamente genuinos, nadie se esconde ya en los closets del que dirán, ni mucho menos se somete al canto de las sirenas con interés en el tipo de materialidad que está destruyendo a la civilización. Este mundo es material, así nos manifestamos primordialmente, mas esa materia debe ser dignamente transformada.

Desde hace mucho me gusta en particular hablar de lo genuino, creo que porque estoy clara de que lo que no lo es en nosotros mismos solo nos procura retroceso. No sé de donde tengo esta tendencia tan fuerte, creo que me viene por la forma en que me relacioné con mi padre, hoy que vivo temporada de revisión, puedo percibir como ha permeado todos mis caminos de búsquedas. Recuerdo de niña cuando yo tenía que elegir un regalo para darle a alguna persona en su cumpleaños o cualquier otra ocasión, él decía: -elige lo que a ti te gusta.- Yo anteponía pensar antes que nada en el gusto o preferencia de quien recibiría el regalo, mas en eso era tajante y claro  -ante todo lo que damos a otro, nos tiene que gustar a nosotros mismos-. Hoy comprendo que intrínsecamente estaba haciendo ver lo importante que es tener buen talante con los congéneres, la idea parecería algo egoísta,  mas hoy día que lo pienso a distancia, me quedo con la buena sensación de que en los hechos  elegí lo correcto. No se regala algo a otro para salir del paso, mucho menos el famoso roperazo,  Habremos de tener presente que lo que se vive genuinamente personal, redunda para bien de los demás.

Lograr ser seres de acción genuina implica conocernos bien y si nos percibimos excéntricos, aceptémoslo como algo de mucho poder ya que esto solo implica que estamos fuera del centro general y eso nos da la capacidad de mirar desde otro ángulo. La vida de cada día da buenas pautas, no olvidemos que no todas son para todos. Si nos conocemos mejor no traicionaremos nuestra esencia.

El hoy es lo único real que tenemos a mano, llegar a él no ha sido asunto de magia. Hemos superado obstáculos para estar parados en donde nos encontramos, en primer lugar como especie, cultura y grupo, así que quien crea que estar en presente es un asunto de vanidad o moda no ha captado del todo la idea, no implica desdeñar todo pasado o no creer que podemos ver ciertas luces de futuro, sino dar su sitio a la pulsación interior de la intuición. Del pasado los pasos han contado uno a uno. No tendríamos  que revisar todo, pero sí es conveniente plantar sobre la mesa las partes más evidentes que vienen como recuerdos y refuerzan nuestro aprendizaje. Del futuro solo podemos decir que conforme pasan los años lo que se percibió como seguro va quedando más claro y sin prever en demasía ya sabemos que las expectativas a veces son como espejismos. Es una maravilla la madurez, esa misma nos permite no estar girando en círculos, recordemos que la vida es un solo gran mándala, llega el momento en que ese centro puede verse de lejos con satisfacción y estar en el color del momento más periférico con un respiro profundo.

Recuerdo un día de mi cumpleaños de hace algunos años, en el que comíamos todos juntos. De pronto les dije: -Quiero hacerles un regalo, porque ante todo yo gozo más regalar que recibir-. Así pues todos me escucharon y les dije: -De una vez por todas y de una santa vez, a ustedes jóvenes les pido que tengan tan claro, como el agua, qué es lo que no quieren-. Sabiendo qué es lo que uno mismo no quiere (eso que en verdad no es parte nuestra)  habremos de sacarlo de la lista de los pendientes por hacer. A mi hijo desde los diez años le aligeré su lista,  en un momento inesperado me hizo la pregunta más increíble que me tomo  por sorpresa: -¿Todos tenemos que hacer todo lo que se hace en el mundo?- Simplemente un no rotundo abrió la puerta para la percepción de  lo que un niño puede tener de frente y que le puede inquietar por excesivo. En lo personal no puedo con los asuntos multitudinarios, lo averigüé tarde y valió la pena. Ni arrastrada voy, admiro a quienes los disfrutan, de hecho las  festividades que aglomeran  a mucha gente terminan por abrumarme, soy muy feliz conversando con personas que de antaño les tengo afecto y pocas veces procuro inaugurar amistades, no lo propicio mas lo vivo con naturalidad y gusto si se presenta el caso. Aprender a cribar en el colador del cesto de nuestra vida es genial. La mies se va obteniendo y los granos que quedan madurarán como parte de la composta nueva de nuestro ser, de esos días que nos miran de frente. Nunca al depurar perdemos ya que logramos centrarnos en lo que más importa.

Soy de agenda de papel, tengo que escribir de mi puño y letra todo lo pactado para cada día. Cuando marco lo cumplido con tinta roja, mi ser respira diferente y más cuando veo lo que no se pudo lograr y pasará a la lista de otro día. Cuidado con los apremios de la  modernidad tan demandante, nos pueden estar separando silenciosamente y con sigilo de lo mejor que tenemos: La vida diaria serena y plena. MJ

 

 

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