D.L.V.D. Libertad, es decisión. (16)
Algunas
decisiones, son muy difíciles de tomar, mucho más cuando se encuentran inmersas
en la consanguinidad. MJ
En los estudios específicos, esos
que realiza la ciencia antropológica, los aspectos relativos a los vínculos
humanos y en especial los de la unión grupal por lazos consanguíneos, toman un
papel muy relevante dentro del interés de los investigadores, porque se sabe lo
que esto representa en los grupos humanos. Las líneas de sucesión que se tratan,
pueden abarcar estudios largos y delicados que requieren de una dedicación a
veces de años. No solo tienen que ver con las líneas de la genealogía. La
movilidad del ser humano es también un asunto interesante y que ha provocado
que muchos grupos que están unidos por la sangre en determinadas partes del
orbe, se vean afectados por la migración como acción necesaria. Migrar es parte
de la naturaleza humana y lo ha sido desde los primeros grupos nómadas.
¿Qué tanto se mueve cohesivamente el grupo consanguíneo
cuando se da la migración? Y ¿qué aspectos de su estabilidad económica y
emotiva se ven más afectados cuando no les queda más que separarse para sobrevivir?
Son preguntas que seguramente la ciencia antropológica ha respondido con
estudios amplios y bien realizados.
Hay un pasaje histórico que se dio al final de la Segunda
Guerra Mundial en Noruega, muy interesante y muy penoso. Tiene que ver con
discriminación de congéneres por sus mismos congéneres. No es tan común la
discriminación entre gente del mismo grupo cultural, este fue un caso especial. Mujeres jóvenes se involucraron con grupos
considerados enemigos de la nación, no en relaciones genuinas de pareja, sino
programadas por los mismos alemanes. Todo tuvo su origen cuando los alemanes
detectaron que la cantidad de judíos y otras minorías que ellos habían decidido
eliminar del planeta, resultaba mucho mayor a lo que ellos consideraban que
debería establecerse en mayor cantidad como la raza superior. Así fue que los soldados
alemanes que estaban en Noruega fueron motivados y dirigidos para que se
involucraran con los sectores de la población que eran considerados propicios
para procreara niños de raza pura. Este absurdo concepto de la pureza de
raza, ha hecho muchísimo daño a la especie humana. No existe en realidad ningún
grupo del homo sapiens que pueda considerarse así de puro.
El interés de los alemanes por las jóvenes noruegas llamó
mucho la atención porque por lo general ningún alemán se involucraba
socialmente en los sitios ocupados. Así pues, establecen centros cercanos a
esos reductos poblacionales preferentes y los soldados se dan a la tarea de
cortejar a mujeres noruegas, muy jóvenes algunas de ellas. Para que los niños
fruto de estas uniones no regulares, nacieran con un control alemán y
estuvieran cuidados, se crearon centros de maternidad, y ahí las jóvenes
daban a luz y decidían si se quedaban con ese recién nacido para que fuera
crecido como parte de su grupo de familia nuclear, o los daban en adopción.
Hubo de los dos caminos, Muchas jóvenes fueron rechazadas de inmediato por sus
propias familias noruegas, por haber procreado con los enemigos. Hubo hasta
familias que deciden emigrar en grupo, para crecer a ese nuevo miembro en la
lejanía del escarnio social y de los alemanes. Madres que partieron solas con
diferentes rumbos. En este tipo de políticas radicales de algunos pueblos, se propician
las bases para una discriminación innecesaria, absurda. Es así que también se
puede uno dar cuenta del nivel de ignorancia de la época, los alemanes en
particular utilizando a la especie misma, su especie, para manipular aspectos
tan inverosímiles como creer en una raza superior y aprovechándose en algunos
casos de un alto grado de ingenuidad de los grupos involucrados. El dolor se
produjo en cientos de familias. La victimización tomo carices alarmantes al ser
las mujeres agredidas físicamente, las metían a sitios destinados para enfermos
mentales, las rapaban y las dejaban encerradas por citar algunas de las
practicas más aberrantes contra ellas.
Entre otros aspectos de una consanguinidad mal entendida,
se encuentra el de la fuerza que se crea en las familias con visos de
autoconvencimiento de armonía. Solamente lo consanguíneo per-se, no es
un factor garante de buenas relaciones. La empatía ni es natural y mucho menos
está asegurada. Lo que hace empáticos a los grupos humanos nace al compartir el
mismo grado de colaboración, mucho se ha estudiado este aspecto y ha quedado
bien claro. Hay cohesión, cuando el individuo se siente naturalmente unido a su
grupo en busca de los mismos (o muy similares) intereses y los mismos pensamientos
culturales prevalecen en dirección a [DL1] evolucionar. Precisamente a veces eso mismo es lo que no
se da en algunos grupos consanguíneos, las intenciones difieren y no hay coherencia
de colaboración.
Por poner un ejemplo, En centros de población en donde
prevalecen ideas localistas, hay familias que consideran que los únicos seres válidos
para recibir la herencia material de los padres son los de género masculino. Las
féminas son prácticamente entregadas a los maridos, casi como un objeto en
algunos casos. A veces ni las mismas interesadas se percatan de lo injustas que
resultan esas medidas, aunque la familia sienta que es lo mejor, en realidad es
un abuso. De esa manera se asegura la
subsistencia de las féminas. Esto ya cada día es mucho menos, porque ya las
mujeres se proveen sus propios ingresos o si los heredan no los legan tan
fácilmente a los varones. Y, aun con el consentimiento de una mujer a ser parte
de una familia (la de su esposo) por voluntad propia y sin poseer nada personal
de subsistencia, no es el camino más sano. En términos generales estas
situaciones solo crean anti-vinculos que propician a su vez dolor. Muchas mujeres
de urbes mayores y desde hace ya muchos, han entendido todo esto y han sido las
que mejor han propiciado su independencia y autosuficiencia y la de sus hijas.
Es necesaria la
independencia y la autosuficiencia de cada ser.
Antes de crear vínculos con otro ser humano u otros
congéneres, el vínculo principal y la responsabilidad de vida es personal hacia
uno mismo, porque de otra manera se da pie a chantajes y malos tratos. Lo vemos
y lo vivimos en nuestros entornos.
Se podrían escribir tratados y más tratados del tema de
los asuntos que crean los vínculos consanguíneos mal enfocados. Lo más
importante es saber que somos ante todo individuos, y que es un hecho que
llegamos al mundo mediante un vínculo de sangre familiar, que no promete lo armónico
por sí mismo.
Las buenas
relaciones se trabajan, no son frutos que nacen en los árboles. Si se opta por interrelaciones vinculantes a
largo plazo, han de crearse cuando uno mismo pueda decidir. Todo lo
impuesto abierta o veladamente termina mal.
Por estas épocas que releo, en casa teníamos a un perro que nos enseñó mucho.
Aprender del comportamiento animal no es poca cosa, son seres que se
desenvuelven muy asertivamente en muchos aspectos de su vida. A veces, estos
animales casi se vuelven parte de los grupos humanos, más que algunos
consanguíneos. Hoy día a estos canes ya se les brinda un cariño incondicional
tal como ellos lo dan a sus dueños. La vinculación histórica/cultural de estos
seres al homo sapiens, se dio cuando se fueron acercando a los grupos
sedentarios, se fueron amaestrando y protegían a los grupos en los momentos más
difíciles de los primeros habitantes de aldeas y pueblos. Este animal que se
volvió parte de nosotros, era tan perceptivo que se daba cuenta si teníamos
puestos los tenis para salir a caminar, era un hecho que él quería salir con
quien fuera a realizar esta actividad. Se ponía junto a la puerta para mover la
cola en señal de que estaba listo para salir. Una maravilla lo que estos
animales son capaces de comunicar con tan solo su lenguaje corporal.
La calidad perceptiva de algunos miembros de la raza
canina, habrían de enseñarnos mucho. Estos animales hoy día en muchos países,
ya no son parte de las calles, aunque sabemos que aun esto se ve en algunos otros,
de lo más triste que se está dando colateralmente, es que son adquiridos con
entusiasmo para luego ser abandonados. Esta época de fin de año ya se sabe que
los niños los piden. Lo mejor sería dárselos con un certificado de
responsabilidad dependiendo de la edad del crio, y que si un perro o gato llega
a casa sea para ser cuidado y querido. No hay que exagerar tanto, como cuando
se les trata mejor que a algunos adultos mayores, mas si convertirse en miembro
muy querido de toda la familia y velar por su bienestar, no se cuestiona.
A unas calles de nuestra casa vivimos un problema muy
serio, una casa tiene una jauría que se ha vuelto una conduerma para varios
vecinos que los tienen cerca. Son más de 10 (diez) perros en un patio reducido,
esto da cuenta de una sensibilidad cero. No creo que para amar a los perros uno
tenga que tener esas cantidades en los patios. Están en los patios porque es obvio
que no forman parte del interior casero por ser demasiados. No es posible que
eso no se logre regular. Los vecinos cercanos tienen que estar soportando el ruidero
de ladridos descontrolados. Es
desconsideración para todos, porque no creo que esos perros en manada estén en
las óptimas condiciones. Ya supimos que han mordido a algunas personas y aun
así no se logra controlar el asunto.
Si la paciencia es una virtud que se cultiva, me pregunto
¿a qué precio a veces se les pide a las personas practicarla? No puedo ni
imaginar a una jauría ladrando a unos metros de los recintos caseros y no poder
hacer nada al respecto.
La vida en comunidad cada vez se va haciendo más fría. Qué
bueno que se están revalorando espacios para coincidir con los congéneres, como
los parques, en donde se puede llevar a los perros y que todos tengan el
esparcimiento necesario. Perros encerrados sin convivir, es seguro que crean
ánimos muy deteriorados para todos. Hoy, los albergues que los resguardan y dan
en adopción son una medida muy civilizada.
Es verdad que cada ser debe velar por sus derechos, pero
cuando estos no aplican para el respeto a los demás, ¿Qué nos queda? ¿qué
podemos hacer para que desequilibrios así estén regulados?
No podemos negar que en la vida de cada día tengamos momentos de pesadez
y momentos de mucha más agilidad, que todos tenemos derecho a llevar la vida
que mejor nos cuadre, pero que no podemos dejar de contemplar cuando estamos
afectando de alguna manera a la convivencia en comunidad.
Por estas épocas que les comparto al releer, corría el
año 2003. El siglo apenas iba tomando forma y por muchos momentos venía a mi
mente con presteza la idea con la que quería yo detectar la paja de la
vida, y poder acceder al meollo de cada día.
Este siglo nos fue apremiando a lograrlo. Nos esforzamos en creer que
las relaciones humanas por su naturaleza misma han de darse con fluidez y
optimismo y en óptimas condiciones, cuando por ventura vamos descubriendo que
esto no necesariamente es así, procurar sean para crecimiento de ambas partes.
Varias noches de estos días de principios del siglo, iba a dormir junto
a mi madre que ya estaba en una cama prácticamente todo el día. La noche en los
recintos de mi madre eran a media luz. No apagábamos la luminosidad del todo
por lo que se ofreciera, había que estar pendientes. Ella nunca enfermó de nada, pero la postración
hacia sus desgastes. Al amanecer los resquicios se llenaban de luz, la vida
matutina regresaba, los perros se oían a lo lejos y las personas que entraban
al fraccionamiento pasaban frente al ventanal en sus bicicletas, algunas veces
chiflando o cantando. (Continuará).
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