jueves, 28 de diciembre de 2023

 

D.L.V.D. Libertad, es decisión. (17)

                                                                     He tenido un instante de inmensa Paz.

Quizá esto sea la felicidad.

Virginia Woolf.

                                                      Es tan peculiar lo que a cada uno de nosotros como homo sapiens/sapiens nos hace felices y lo que en verdad nos da paz, que podríamos hablar un tiempo infinito al respecto. Esta necesidad de especial felicidad que percibimos en épocas particulares del año y que también se da cuando cumplimos años o cerramos ciclos, no es una cosa que deba alterarnos en demasía la vida. Son cortes de caja necesarios y que dan centro. Como un mandala, nuestra vida se reconforma, cada ser le da su estructura.

¡qué bueno vivir momentos especiales!

Es también maravilloso saber que pasan, y que cuando se van nos permiten percibir la estela de claridad que ilumina de frente, y darnos la posibilidad de hacer más amplia la Luz, cuando la necesitamos más.   

Nada más acertado es lo que se ha dicho al respecto en diferentes tradiciones de pensamiento: hay modos de asentar la felicidad.  Sea cual sea la línea que hemos venido a vivir o la que hayamos elegido, da igual, lo importante es practicar con fluidez la acción, o lo que es lo mismo tener claro el flujo que nos mantiene alerta y atentos. Si serenos vivimos, la adversidad es mejor aceptada y tratada.

                            Gran parte de mi vida adulta ha estado marcada por las lecturas de la obra de Virginia Woolf. Puedo afirmar que siento mucha afinidad en temas que ella trata, que aun siendo de otro tiempo y otra cultura me siento comulgar con ella en las propuestas de la occidentalización que han ido cambiando. En estos días, leía -La Señora Dalloway- y encontré muy interesante lo siguiente:

-La compensación de hacernos viejos es: las pasiones siguen tan fuertes como siempre, pero uno ha adquirido al fin la capacidad que da el supremo aroma a la existencia, la capacidad de dominar la experiencia, de darle la vuelta lentamente a la luz. -

Darle vuelta a la luz…

¿Cómo le damos vuelta a la luz?

 Cuando no nos parece fugaz, inasible y como tan efímera.  Estando de acuerdo con la señora Woolf, podríamos decir que, si la luz en verdad la percibimos, quiere decir que ahí está, lista siempre para nosotros y logra posarse como un gran cisne blanco que una vez deslizándose en los flujos de nuestro interior, asentada, ya no se puede ir a ninguna parte. Habremos de procurarla y que se nos estacione en el aura, en el cuerpo y en el alma. Mirar, desde otros ángulos.

                                                                         La libertad de elegir ¡nos da tanto! desde lo que pensamos y leemos hasta lo que resolvemos, y que llegue lo que sea que tengamos que afrontar, siempre podemos dar el cariz de buen sentido a todo.   

                                         Un año que se inicia es un ciclo nuevo que se nos dona. La providencia no se duerme, porque los que tenemos que procurarla despierta somos nosotros mismos. Esta en los actos de sensatez. Cuando logramos tener claro que es lo que queremos como apoyo para comprender mejor, para tener esa claridad necesaria, ya estamos en el flujo de la gracia. No comprendo la vida sin lecturas, sería como si me faltase el aire. 

Octavio Paz, nuestro apreciado y bien expresado premio Nobel de México, nos dice:

-La libertad de poder elegir las lecturas, irlas depurando. El placer de leer a veces es muy individual, es por eso que es bueno tener con quien compartir lo que se lee.

Se piensa que el arte de conversar se está perdiendo, habremos de reencontrarlo siendo que platicar es una de las mayores recompensas que nos ofrece el trato humano-. Y parafraseando al mismo autor, tenemos que nos expresa que parte de lo que se considera civilizado está el intercambio de ideas hablando, se puede tomar como algo superior de la especie humana. Lo civilizado peligra si la conversación es deficiente.

Y, sí que peligra nuestro conversar genuino, en muchos momentos. Ocupados en socializar de mas, hemos arrumbado la buena conversación.

Cuando nos dejamos abatir por las exigencias que se convierten en asuntos de índole social, perdemos el hilo de la conversación que recompone. Conversar, no es socializar, es compartir de una manera más abierta y sincera, pues es obvio que un tono de conversación se pierde si estamos más pendientes de a quienes vamos a contactar y ver, para encontrar benéficos de otra índole.  La mística católica Caroline Myss nos comenta en varios textos, que hoy día ya es muy común entre los seres humanos compartir los dolores superados. Compartir los momentos en los que se ha pasado algo fuerte, con congéneres de nuestra confianza ya es algo necesario. El grado de stress puede llevar al ser humano a desvalorar y creer que lo que escucha es una cosa y no entender lo que se está expresando en realidad, esto es tremendo. Los desfaces en la comunicación, nos crean ansiedades. La forma de interpretar se hace más clara en la medida en que nos propiciamos serenidad en las escuchas. 

Volviendo a la sanidad que puede propiciarnos una valoración adecuada de las lecturas, tenemos también un comentario que nos dice Ernesto Sábato: - La literatura no es un pasatiempo, ni una evasión, sino una forma, quizá la más completa y profunda de observar la condición humana. -

Descubrir lo extraordinario en lo ordinario, esa luz que siempre está presente, no es algo que pueda dejarse para más tarde, es algo que podemos integrar a la vida de cada día hoy mismo, porque es la única manera de que nos resplandezca ese diario vivir con el colorido adecuado.

En los tiempos que vivimos, ya son mucho los padecimientos de índole conductual y el aspecto emotivo/sensorial del ser humano se reestructura. Ya a los peques se les diagnostican los síndromes más definidos que nos podamos imaginar, entre los que más escuchamos está el de la mente dispersa. No solo los peques lo padecen, los adultos también pueden estar más dispersos de lo pensado. Uno se preguntaría ¿qué puede hacer que una mentalidad actué y se exprese con una serie de dispersiones?  podríamos decir que en parte es lo que exige hoy día la globalización. Esta nueva condición global del ser social, ha dado mucho positivo, mas al mismo tiempo puede ser muy demandante y con desaciertos. Concentración es una palabra actual.

Cuando hablamos de Literatura y utilizamos esta palabra para generalizar, estamos diciendo que concierne a todos los textos habidos y por haber. Sean estos de índole científica o de divulgación, sean estos los que provienen de las letras artísticas yendo desde la poesía hasta las novelas y demás géneros de la escritura. Todo puede ser abarcado por esta palabra, hay que conocer las acepciones para poder elegir mejor. Eso también se aplica a otros términos y a la vida misma.

El academismo de cada tema tiene sus propios caminos a seguir, y los que están relacionados. Como ejemplo puedo dar el de la Antropología, su centro de estudio es el homo sapiens, percibido como individuo y por otro lado como ente de cultura. ¡Elijamos! Que la divulgación de los temas de nuestra especie ya está muy a la mano. El pensamiento no es inmutable, mutar los pensares, es lo que aporta a nuestra evolución. Inmersos en un entorno cultural especifico, siempre habrá el punto de vista personal para compartir, lo diferente aporta. No le podemos pedir peras al olmo, pues de la misma manera no podemos esperar nuestro punto de vista en todo. Observar estas diferencias, aceptarlas puede ser una de las partes más interesantes de la vida humana. Callar a tiempo.

El valor más grande que podemos agregar a nuestra existencia es ir disipando la confusión, a veces creemos que dejamos de comprender los asuntos porque las épocas cambian los modos, no solo es por eso, también tienen que ver las actitudes de no dejarnos abatir, el sustrato de nuestra especie es el mismo en todo el orbe y ya sea que pensemos de una o de otra manera si   estamos respondiendo a las demandas de la vida creativamente, estamos por buen camino.

Un ejemplo de comprensión particular del mundo, se da en la película -Las Horas- que habla precisamente de la escritora Virginia Woolf, ahí se nos deja claro que la vida ha de ser vista frontal y clara. El cambio de la edad adulta es interesante, por una parte, la experiencia se hace evidente y por otra los miedos se aparecen y hay que saber llevarlos. No a todos les gusta este tipo de intercambio sincero. Las personas a veces prefieren ser cerradas y ese es su privilegio.

Los disfraces de la vida interior pueden confundirnos.

¿Cómo podríamos definir la Nobleza?

En primera instancia es la esencia de ser congruentes con lo que creemos. Esa nobleza se manifiesta en la medida que somos humildes en el aceptar y generosos en el actuar y aportar, somos nosotros mismos quienes debemos hacer los altos en el camino y reenfocar. Se dice mucho en los estudios que se han hecho sobre la agresividad humana, que se abate cuando podemos sentir en el interior un estado completo de ser. Sentirnos completos no es que seamos cerrados, es más bien tener claridad de cómo vamos interactuando aceptando los ajustes necesarios. El ser que se siente seccionado tiende a agredir y a sentirse agredido a la vez, se siente incompleto. Hay propensión a la agresión cuando no se saben interpretar los imprevistos.

                                              La vida misma no es ir cumpliendo los asuntos sin más. Los satisfactores de cada acción deben estar presentes y claros, más bien mantenerlos en los grados de formalidad previstos y que nos den satisfacciones. Uno puede valorar la conversación franca, mas si el escucha valora otras visiones, se puede bloquear el intercambio que nos permite crecer.

Ante lo que nos toca vivir podremos tomar dos caminos: repelar y no comprender porque se nos pide tal o cual cosa, o podemos asumir que de lo que vivimos saldremos fortalecidos. Un ejemplo es cuando uno está cerca de algún ser humano que está en camino de desligarse de la vida, la fortaleza es la virtud que más habremos de cuidar. Es muy fuerte ver cómo alguien va dando paso a su nuevo camino para dejar la vida terrenal, nuestra fuerza puede dar certidumbre. Podemos tener claro todo, como dice Jules Renard: Hay que ver a la muerte como:

 -ese pájaro que llegó y se fue. -

                                                                 Los postulados generales de la vida misma en cada época van tomando nuevos matices, cuando un año se ha cerrado es momento obligado de que nos sintamos en una renovación. Es lo más valido.

                                                    Cuando ya nos quede claro que es tarea personal el crecimiento interior, nos abrimos, y en escucha atenta, logramos dignamente que lo que las demás personas nos aporten sea en realidad parte de un bien que se asienta.  

¡Dejemos que el año que llega envuelto en esperanzas, sea un motivo de sorprendernos cada día! (Continuará).

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

                                                             

 

 

 

 

 

 

 

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