jueves, 24 de marzo de 2022

 

De la vida diaria.

Tener la mente clara. (Compartido)

Es la vivencia bien entendida lo que abona y da buen fruto. MJ

Nos puede llevar la vida entera comprender la claridad del sentido de las vivencias, pasado el tiempo uno observa las marcas que regresan y todo se asienta como seda mojada.

Cuando fui niña, ahí por los medios tiempos del siglo pasado, en la ciudad de Mérida, no se encontraban como ahora todas las frutas de todos los tipos. Muchos congéneres de mi generación recordarán que las peras solo eran de fin de año y llegaban en cajas a las tiendas que las distribuían envueltas en papel de seda de color vivo, si mal no recuerdo creo que era un violeta muy alegre. Me imagino (porque yo misma lo recuerdo así) que a los críos nos llamaban mucho la atención y los adultos nos comentaban que eran frutas difíciles de cultivar en el terruño porque solo las disfrutábamos cuando en fin de año hacían su aparición. Las peras (como otras frutas de invierno) eran un manjar muy apreciado.  Es por eso que esa fruta para mí tiene un significado muy especial, además me encanta su sabor y ni que decir su color. Nunca la he pintado (tuve ya un momento pasado de plasmar frutas) mas con estas reflexiones tal vez pronto lo haré. Hoy día estoy haciendo algunas acuarelas de frutas que provienen de la siembra de nuestro patio casero, no son peras, son rábanos y papayas, y últimamente una anona de cada cierto tiempo, ya que hemos descubierto que este árbol es muy singular, solo da unas cuantas frutas y muy esporádicamente. Volviendo a las peras, veo que el asunto con ellas nos lleva a mas remembranzas, porque en los ámbitos de mi niñez y juventud también se decían frases como: “Como una perita en dulce”, Queriendo decir que algo era exquisito. Y por último la frase: “Quien habla mal de la pera, comérsela quiere entera”.

Volviendo al terreno de los textos para cultivar nuestro interior, nunca hay que desdeñar alguno que parezca que no es de gran interés, de momento así nos pasa, es verdad que los libros a veces tienen mucho desperdicio, mas es parte del disfrute soplar para que la mies se quede, y eso se logra regresando a sus páginas.

 A veces se lee un tanto por inercia, sin darnos cuenta qué tanto lo que escogemos para las lecturas tiene todo que ver con el implemento de la serenidad.

                         De  los golpes vitales que provienen a veces de la dureza y falsedad de nuestra especie humana, también se aprende mucho y luego se atenúan con el buen uso de la intuición. En estas libretas que reviso hoy día están escritos mares y mares de tinta por haberme topado en la vida en una situación en la que perdí bienes inmuebles por tratar con abogados corruptos. Cuesta aceptar que la maldad exista tan rampante, cuando somos jóvenes no calibramos el alcance de la corrupción, creemos que es algo muy lejano a nosotros y nunca sabemos hasta donde pueden llegar sus enraizamientos.  Cuando lo viví en carne propia, me  fui enterando cuanto han padecido muchos de mis conciudadanos. Le abrí la puerta de par en par  a la intuición y pude darme cuenta que aun tratando muy de cerca con los seres que dicen manejar la ley, es lo que percibimos de sus incongruencias (no siempre palpables a simple vista)  lo que nos debe dar las pautas para confiar en ellos o no hacerlo. Saber cómo han interferido en otros casos, escuchar a otras personas que han sido víctimas de lo mismo y llegar a la conclusión de que aunque no siempre se logre resarcir los daños materiales, a veces se aprende mucho mas de las caretas con las que se disfrazan estos seres, no tan humanos como los creímos, su honestidad es a todas luces carnavalesca, gentes que dicen tener ética y se aclara que no la tienen. Hay que saber escoger nuestras batallas, y saber con qué armas vamos a librarlas. Hay un libro precioso que recomiendo mucho: “Donde el corazón te lleve”.  La autora Susanna Tamaro, trata el asunto de una abuela que le cuenta a su nieta lo que ella ha vivido, una especie de tradición oral que es muy valiosa. A cada uno de nosotros le lleva el corazón a diferentes ámbitos. En aquellos días visitamos mi esposo y yo la ciudad de Campeche y en un sermón de la iglesia de ahí, el padre dijo: -El justo brilla como la luz en las tinieblas.- Así me quedó de claro que no hay que afanarnos tanto por encontrar a los seres justos, estos aparecen.

La sencillez nos acerca al cielo. Habremos de cuidarnos de no dar pan y circo al mundo, y saber cerrar para disipar dolores que deben irse como llegaron, porque aunque de pronto se sienta uno en el lugar equivocado, habremos de asentarnos y mirar para reconocer que siempre hay mucha más gente de bien.

                        Cuando nos sentimos con la plenitud de haber aprendido, ya nos vamos con más cautela y no tiene que ser copioso el conocer, con que sea genuino habremos de asentarlo y si es posible compartirlo. Uno colorea su existencia con los tonos anímicos que se van eligiendo y no olvidemos que cuando decimos colores nos referimos a humores escogidos. Saber deslindar lo que está en nuestras manos, a diferencia de lo que está en manos de Dios para poder comprender su voluntad en nuestras vidas. No me gustaba nada que se afirmara respecto a la voluntad de Dios, que era algo que inevitablemente habría que aceptarse como si fuera relativo a eventos sin remedio y más bien fatales, la voluntad de Dios nos es catástrofe aceptada, algunas veces es adversidad que bien comprendida  invariablemente nos trae luz. La voluntad de Dios esta tan cerca y tantas veces es tan sencilla y positiva con lo que realmente nos conviene, que solo se aclara si aprendemos a entrar a los silencios necesarios para poderla ver con más sentido común, a veces el mas ausente de los sentidos. Es normal no querer las cosas que son difíciles, mas cuando entendemos que estas tienen una razón muy válida, el tono cambia.  Me encanta esa parte de la teoría espiritual que nos dice: cuando se desea lo que no es parte de uno mismo, nos podemos romper.

 -Todos necesitamos sentirnos protegidos-, dice el Dr.            Edelman en la entrevista que se le hizo respecto a cómo convivio con tanto dolor en el gueto de Varsovia, él se asombraba de cuantas personas tocadas por el miedo con lo único  que recuperaban la esperanza era dejándose conducir, y a veces hay que ser humildes y dejarnos llevar por quienes han entendido mejor alguna situación. Se pasmó él mismo al ver como el ser humano sí cree y tiene fe en sus congéneres que de pronto se vuelven guía a seguir, mas cuando descubrimos que esa protección también   emana de nuestro mismo interior, ya sabemos que si nos defrauda el ser humano ahí estamos siempre con nuestro propio ser para resguardarnos. Decía mi padre que la verdadera Fe es en uno mismo y cuando se pierde este sentir tan personal, sí que podemos estar a la deriva.

Cuando entramos al mundo, es el ruah (aliento divino) el que nos da el soplo de vida y la condición para ser fuertes y tener esa vida sustantiva que habremos de desdoblar. Ese ruah, hay que conservarlo. Yo nombré así a mi gata y cada día constato que fue acertado el nombre ya que en su gatidad mantiene un garbo y una postura siempre admirables, ese aliento de vida que nunca debe perderse.

Despegamos realmente a la vida real, en el momento que asumimos que somos capaces de soltar todo lo innecesario.  Hay un dicho por ahí que dice algo así: “No desear nada para poder tenerlo todo”. Soltar, no quiere decir que lo hagamos físicamente, mas como sabemos que nada nos pertenece en realidad y la vida se implementa a cada paso, no hay porque estar entercados en sujetar a veces lo que ya se transformó. Lo que se transforma no quiere decir que no se viva mas, es tan solo que se vive diferente. Si la vida arrebata, tenemos mucho para desgranar y comprender el por qué se dan eventos adversos. No crecí en un ambiente propiamente de estudio, mas siempre se me proponían lecturas y muchas de esas primeras letras las conservo y las releo hoy día. Amar los libros de papel, y quienes los hemos conocido con sus olores y singularidades sabemos lo que nos aportan. Gozar de los adelantos. En estos días me explicaba mi hija cómo es posible subrayar en la computadora y resguardar partes de los textos para volver a ellos. Me parece esplendido leer en pantalla, es una opción personal, y que eso sea un genuino gozo. Hay que tener en casa un lugar cómodo para sentarnos y pasar con la calma debida las páginas de un libro.  No digo de un buen libro, porque hasta los que creemos de poco interés puede darnos mucho. Con el paso de los años los ciclos de sueño cambian, ya hoy día en mi caso, la madrugada se ha vuelto mí aliada con los libros y esas horas de silencio natural son las mejores para disfrutar de las letras. La teoría siempre será bella, mas al no ser un asunto que se aplique a todas las realidades, es importante darnos ese placer de depurarla sin forzar lo que se cree, hasta saber que tanto apoya la verdad que estamos viviendo. MJ

 

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