miércoles, 8 de junio de 2022

 

De la vida diaria.

Circularidad vital (2)

La verdadera vida se vive cuando ocurren verdaderos cambios. León Tolstoi.

 

Y, cuánta razón tenía Tolstoi, nada es lo mismo hasta que los cambios nos cambian.

Hubimos de esperar más de un día con todo el cambio encima y aprendiendo de la adversidad, hasta que llegaron los técnicos en ese momento en que el ciclón nos dejó sin luz. El poste había caído exactamente en la puerta de nuestra casa por lo que pudimos seguir completa la faena y nos dejaron muy bien impresionados con sus destrezas y habilidades, ya no importaba si se habían tardado, ya comenzaba el nuevo circulo: ver como algo tan drástico se restablecía. Como si nada, se subieron a la punta del poste inclinado  y aunque les tomó prácticamente medio día desmantelarlo, lo bajaron  con total armonía entre ellos y con la diligencia más espectacular que yo haya visto. Bromeaban a ratos, cada avance lo gozamos junto con ellos que seguían trabajando  sin cejar. Les tomé varios videos que he de guardar para la posteridad. 

Era la media tarde cuando vimos erguirse al nuevo poste, no sin seguir asombrados de cómo tomó su lugar, pudimos ser partícipes de la felicidad del logro entre ellos mismos, compartiendo botellas de agua mas todo lo que los vecinos les hicimos llegar entre refrescos, galletas y mucho más un enorme agradecimiento.

 Fue hasta las once de la noche que la energía eléctrica volvió a todas las casas, la circularidad interrumpida fue poco a poco tomando su curso, hubo gran felicidad expresada en el chat que compartimos como vecinos y los aplausos en la calle de quienes vimos esta proeza única.

¿El ánimo? nunca decayó.

La empatía es el recurso más dinámico que puede darnos el cerebro, es parte de una actitud que nace de un lóbulo frontal sano.

El estado de ánimo tiene todo que ver con nuestra esencia. 

Todo lo anímico está en primera instancia determinado por lo que yo considero el primer pensamiento que nos debe guiar: somos únicos e irrepetibles y así mismo es lo que vivimos aunque a veces no nos guste tanto. Me dio muchísimo gusto observar cómo estas personas que se ocupan de tareas tan difíciles saben muy claramente que sin ellos estamos paralizados.

Se vuelve a valorar todo lo que tenemos al accionar un simple contacto de electricidad dentro de la casa, detrás está ese apoyo de los seres que se ocupan de todo ese tendido de energía. 

Aquí en casa nos quedó clarísimo que los cableados subterráneos no solo son necesarios por estética, lo son por el simple hecho de ser mucho más prácticos, aunque aquí en nuestras tierras a veces se los coman las hormigas, no sé si esto ocurre en otros climas.

 Hablo un poco de esto hoy porque conforme avanzo en lo que estoy revisando de mis textos pasados (que no es poca cosa la vida transcurrida a lo largo de más de cuarenta años)  me topo con cuestiones del porque sentí o porque hice tal o cual acción, se nota como se plasmó un estado de ánimo muy particular y que conforme se avanza se va notando en el tono y modo de decir, no sin perder la generalidad del momento de vida, y en mi caso hasta la letra manuscrita que utilizo habla por sí misma porque cambia (he de decir que tengo varias dependiendo si estoy de tal o cual humor, si estoy cansada o si quiero sentirme más serena o recordar tiempos idos). Esto de la variedad de letras no es que yo sea de personalidad múltiple, es que a los 14 años una prima me enseñó a hacer varias letras cambiando la dirección y posición de la mano, tan solo por estética. He aprendido en este camino a reírme de mi misma, ha resultado muy divertido. En un momento dado me quise forzar a tener solo una forma de escribir, mas no duró mucho la intención porque me di cuenta que cada tipo de letra responde a un momento vivido y estado de ánimo particular. Hay lapsos circulares que se han escrito con un tipo de letra y que al llegar lo nuevo he hecho un cambio.

Todo lo que sentimos o concretamente lo que hacemos tiene un fondo anímico irreversible y de la misma forma que nuestro genoma: es algo único. Cuando aprendemos a sacar nuestro ánimo al sol, estamos del otro lado, mucho habremos ganado al no regodearnos en animosidades que ya no proceden. Sí, es bueno saber qué es lo que vamos dejando detrás para ser nuevas personas. Es como cambiar de piel.

Es una maravilla como hoy día ya todos los profesionales de los asuntos de la personalidad humana están dando mucho asiento a las dudas y ayudando. Hay muchas nuevas teorías que apoyan la vida serena, empezando por las teorías de nuevas teologías que están más al servicio de todos, así como posturas en lo psicológico que ayudan a que nuestro ánimo tome sus derroteros más creativos. No olvidemos que la creatividad no es una acción física en sí misma aunque ahí se manifiesta,  es mucho más la actitud.

Somos los únicos dueños y señores de nuestro ser anímico, nadie nos puede ayudar en esos ámbitos, nos pide la vida sacar la buena enjundia y hay que hacerlo dignamente.

Muchas de las personas de mi generación seguro tendrán presente en sus recuerdos que siempre había un presbítero cerca de la familia y era como el conductor de los ánimos del grupo. Hasta si un niño caía y se rompía el brazo, primero se llamaba al padre (no al de familia, sino al de la iglesia, pobres tipos, eran todólogos) Hoy día volví a recordar esa situación viendo una serie televisiva ubicada en el siglo antepasado, en la que de pronto se manifiesta algo así, presentándose la disyuntiva: el hilo conductor entre personalidad y alma, ese hilo que recorre todo nuestro circulo vital y que en cada ser es único. La joven protagonista tiene un alma pura y tocada por el dolor de una orfandad mal llevada, hasta que llega a la casa de sus días, al ámbito de ser parte de un grupo. En los ajustes se dan situaciones difíciles para las dos personas que la reciben y ahí se despliega todo. Es en un momento de incertidumbre ante las acciones poco controladas de una joven que ha vivido durezas y sinsabores, que los adultos piden ayuda al presbítero, este llega a la casa y una vez aclarado el asunto concreto (de que hubo mentiras y que éstas no deben existir) pasa a decirle a esta joven lo que él piensa que deberá ser su destino. Esto que le dice es: -Prepárate para ser esposa-. La joven nada convencida se cuestionó de inmediato (como es lo normal) aunque le cambia el ánimo de alegre a sombrío, para su  su bien logra encontrarse a renglón seguido con que su mentora le apoya diferente y le dice: -Tú, solo serás lo que tú decidas-.

No siempre es fácil ser lo que uno decide, lo sabemos. Antiguamente no se enseñaba a los críos el valor de las decisiones personales porque era mucho más cómodo   decidir por los demás. Muchos tenemos claras las  épocas en que nos ha acomodado mas estar viviendo dentro del círculo de otros y hacer lo que estos habrían de proponer. Menos fácil es tener claras las decisiones cuando no se tiene  el ideal de cada ser y sus preferencias. Yo si soy de las personas que pueden decir que si volviera a vivir, sí cambiaría muchas cosas, jamás lo haría tal cual como lo he hecho, de eso estoy segura.

En la antigüedad el parecer de los hombres dotados de una fe que se consideraba docta e inquebrantable, eran los que decidían los ánimos que habrían de regir, y aún más, sugerían los caminos con una presteza sin imaginar que estaban determinando destinos. Los acontecimientos del mundo ya nos han llevado a poder ver que esa rigidez no es la adecuada y aunque el mundo se haya vuelto más convulso mucho podemos decir que hay de ganancia en esa nueva visión de permitir que lo anímico lo decida cada persona: Hay mucha más responsabilidad propia en encausarnos. Nunca de los nuncas podremos decir a nadie ni insinuar qué derroteros tomar con su vida, esa premisa ya quedó asentada y creo que ya lo es para siempre. 

Es maravilloso observar como una joven que es aconsejada por un extraño en el siglo antepasado logra sobreponer su propio parecer,  controlar su ánimo y preguntarse por dónde querrá ir. Estoy segura que lo hace con mucha más claridad que muchas de las otras jóvenes de su entorno que han sido conducidas para responder a las expectativas de los adultos que las rodean y lo más triste es que obviamente han tenido una vida mucho más llevadera. La adversidad guarda buenas razones, puede volverse muy divertido encontrarlas.

Algunas personas pensarán que lo convulso y adolorido del mundo actual se debe a que se ha dejado ya más libre el camino de decisiones profundas, mas yo creo que no es así, hoy día podrá haber más movimiento y opciones para los seres humanos lo que propicia que sean más los errores, mas no por ello se cuestiona una felicidad que se basa en la propia experiencia.

¿De cuándo acá? (diría mi madre) ¿tú puedes saber lo que quieres si no lo consultas con  las personas adultas que deben ayudarte a decidir? Y hoy día ya queda muy claro: De cuando ya el mundo se comprende mucho mejor en lo que es,  es mucho más claro lo que somos como  seres que conformamos la especie más pensante del planeta, ya es un deber saber quiénes somos como especie y todo el camino que hemos recorrido evolucionando para lograr mejores decisiones y totalmente libres y soberanos podamos decidir y hacer lo que el corazón conjuntamente con la buena razón  nos mande. (Continuará).

No hay comentarios:

Publicar un comentario