De
la vida diaria.
Circularidad
vital (2)
La
verdadera vida se vive cuando ocurren verdaderos cambios. León Tolstoi.
Y,
cuánta razón tenía Tolstoi, nada es lo mismo hasta que los cambios nos cambian.
Hubimos
de esperar más de un día con todo el cambio encima y aprendiendo de la
adversidad, hasta que llegaron los técnicos en ese momento en que el ciclón nos
dejó sin luz. El poste había caído exactamente en la puerta de nuestra casa por
lo que pudimos seguir completa la faena y nos dejaron muy bien impresionados
con sus destrezas y habilidades, ya no importaba si se habían tardado, ya
comenzaba el nuevo circulo: ver como algo tan drástico se restablecía. Como si
nada, se subieron a la punta del poste inclinado y aunque les tomó
prácticamente medio día desmantelarlo, lo bajaron con
total armonía entre ellos y con la diligencia más espectacular
que yo haya visto. Bromeaban a ratos, cada avance lo gozamos junto con ellos
que seguían trabajando sin cejar. Les tomé varios videos que he de
guardar para la posteridad.
Era
la media tarde cuando vimos erguirse al nuevo poste, no sin
seguir asombrados de cómo tomó su lugar, pudimos ser partícipes de la
felicidad del logro entre ellos mismos, compartiendo botellas de agua mas todo
lo que los vecinos les hicimos llegar entre refrescos, galletas y mucho más un
enorme agradecimiento.
Fue
hasta las once de la noche que la energía eléctrica volvió a todas
las casas, la circularidad interrumpida fue poco a poco tomando su curso, hubo
gran felicidad expresada en el chat que compartimos como vecinos y los aplausos
en la calle de quienes vimos esta proeza única.
¿El
ánimo? nunca decayó.
La
empatía es el recurso más dinámico que puede darnos el cerebro, es parte de una
actitud que nace de un lóbulo frontal sano.
El
estado de ánimo tiene todo que ver con nuestra esencia.
Todo
lo anímico está en primera instancia determinado por lo que yo considero el
primer pensamiento que nos debe guiar: somos únicos e irrepetibles y así mismo
es lo que vivimos aunque a veces no nos guste tanto. Me dio muchísimo gusto
observar cómo estas personas que se ocupan de tareas tan difíciles saben muy
claramente que sin ellos estamos paralizados.
Se
vuelve a valorar todo lo que tenemos al accionar un simple contacto de
electricidad dentro de la casa, detrás está ese apoyo de los seres que se
ocupan de todo ese tendido de energía.
Aquí
en casa nos quedó clarísimo que los cableados subterráneos no solo son
necesarios por estética, lo son por el simple hecho de ser mucho más prácticos,
aunque aquí en nuestras tierras a veces se los coman las hormigas, no sé si
esto ocurre en otros climas.
Hablo
un poco de esto hoy porque conforme avanzo en lo que estoy revisando de mis
textos pasados (que no es poca cosa la vida transcurrida a lo largo de más de
cuarenta años) me topo con cuestiones del porque sentí o
porque hice tal o cual acción, se nota como se plasmó un
estado de ánimo muy particular y que conforme se avanza se va notando en el
tono y modo de decir, no sin perder la generalidad del momento de vida, y en mi
caso hasta la letra manuscrita que utilizo habla por sí misma porque cambia (he
de decir que tengo varias dependiendo si estoy de tal o cual humor, si estoy
cansada o si quiero sentirme más serena o recordar tiempos idos). Esto de la
variedad de letras no es que yo sea de personalidad múltiple, es que a los 14
años una prima me enseñó a hacer varias letras cambiando la dirección y
posición de la mano, tan solo por estética. He aprendido en este camino a reírme
de mi misma, ha resultado muy divertido. En un momento dado me quise forzar a
tener solo una forma de escribir, mas no duró mucho la intención porque me di
cuenta que cada tipo de letra responde a un momento vivido y estado de ánimo
particular. Hay lapsos circulares que se han escrito con un tipo de letra y que
al llegar lo nuevo he hecho un cambio.
Todo
lo que sentimos o concretamente lo que hacemos tiene un fondo anímico
irreversible y de la misma forma que nuestro genoma: es algo único. Cuando
aprendemos a sacar nuestro ánimo al sol, estamos del otro lado, mucho habremos
ganado al no regodearnos en animosidades que ya no proceden. Sí, es bueno saber
qué es lo que vamos dejando detrás para ser nuevas personas. Es como cambiar de
piel.
Es
una maravilla como hoy día ya todos los profesionales de los asuntos de la
personalidad humana están dando mucho asiento a las dudas y ayudando. Hay
muchas nuevas teorías que apoyan la vida serena, empezando por las teorías de
nuevas teologías que están más al servicio de todos, así como posturas en lo
psicológico que ayudan a que nuestro ánimo tome sus derroteros más creativos.
No olvidemos que la creatividad no es una acción física en sí misma aunque ahí
se manifiesta, es mucho más la actitud.
Somos
los únicos dueños y señores de nuestro ser anímico, nadie nos puede ayudar en
esos ámbitos, nos pide la vida sacar la buena enjundia y hay que hacerlo
dignamente.
Muchas
de las personas de mi generación seguro tendrán presente en sus recuerdos que
siempre había un presbítero cerca de la familia y era como el conductor de los
ánimos del grupo. Hasta si un niño caía y se rompía el brazo, primero se
llamaba al padre (no al de familia, sino al de la iglesia,
pobres tipos, eran todólogos) Hoy día volví a recordar esa
situación viendo una serie televisiva ubicada en el siglo antepasado, en la que
de pronto se manifiesta algo así, presentándose la disyuntiva: el hilo
conductor entre personalidad y alma, ese hilo que recorre todo nuestro circulo
vital y que en cada ser es único. La joven protagonista tiene un alma pura y
tocada por el dolor de una orfandad mal llevada, hasta que llega a la casa
de sus días, al ámbito de ser parte de un grupo. En los
ajustes se dan situaciones difíciles para las dos personas que la reciben y ahí
se despliega todo. Es en un momento de incertidumbre ante las acciones poco
controladas de una joven que ha vivido durezas y sinsabores, que los adultos
piden ayuda al presbítero, este llega a la casa y una vez aclarado el asunto
concreto (de que hubo mentiras y que éstas no deben existir) pasa a decirle a
esta joven lo que él piensa que deberá ser su destino. Esto que le dice es: -Prepárate
para ser esposa-. La joven nada convencida se cuestionó de inmediato (como es
lo normal) aunque le cambia el ánimo de alegre a sombrío, para su su bien
logra encontrarse a renglón seguido con que su mentora le apoya diferente y le
dice: -Tú, solo serás lo que tú decidas-.
No
siempre es fácil ser lo que uno decide, lo sabemos. Antiguamente no se enseñaba
a los críos el valor de las decisiones personales porque era mucho más
cómodo decidir por los demás. Muchos
tenemos claras las épocas en que nos ha
acomodado mas estar viviendo dentro del círculo de otros y hacer lo que estos
habrían de proponer. Menos fácil es tener claras las decisiones cuando no se
tiene el ideal de cada ser y sus
preferencias. Yo si soy de las personas que pueden decir que si volviera a
vivir, sí cambiaría muchas cosas, jamás lo haría tal cual como lo he hecho, de
eso estoy segura.
En
la antigüedad el parecer de los hombres dotados de una fe que se consideraba
docta e inquebrantable, eran los que decidían los ánimos que habrían de regir,
y aún más, sugerían los caminos con una presteza sin imaginar que estaban
determinando destinos. Los acontecimientos del mundo ya nos han llevado a poder
ver que esa rigidez no es la adecuada y aunque el mundo se haya vuelto más
convulso mucho podemos decir que hay de ganancia en esa nueva visión de
permitir que lo anímico lo decida cada persona: Hay mucha más responsabilidad
propia en encausarnos. Nunca de los nuncas
podremos decir a nadie ni insinuar qué derroteros tomar con su vida, esa
premisa ya quedó asentada y creo que ya lo es para siempre.
Es
maravilloso observar como una joven que es aconsejada por un extraño en el
siglo antepasado logra sobreponer su propio parecer, controlar su ánimo y
preguntarse por dónde querrá ir. Estoy segura que lo hace con mucha más
claridad que muchas de las otras jóvenes de su entorno que han sido conducidas
para responder a las expectativas de los adultos que las rodean y lo más triste
es que obviamente han tenido una vida mucho más llevadera. La adversidad guarda
buenas razones, puede volverse muy divertido encontrarlas.
Algunas
personas pensarán que lo convulso y adolorido del mundo actual se debe a que se
ha dejado ya más libre el camino de decisiones profundas, mas yo creo que no es
así, hoy día podrá haber más movimiento y opciones para los seres humanos lo
que propicia que sean más los errores, mas no por ello se cuestiona una felicidad
que se basa en la propia experiencia.
¿De
cuándo acá? (diría mi madre) ¿tú puedes saber lo que quieres si no lo consultas
con las personas adultas que deben
ayudarte a decidir? Y hoy día ya queda muy claro: De cuando ya el mundo se
comprende mucho mejor en lo que es, es mucho más claro lo que somos
como seres que conformamos la especie más pensante del planeta, ya es un
deber saber quiénes somos como especie y todo el camino que hemos recorrido
evolucionando para lograr mejores decisiones y totalmente libres y soberanos
podamos decidir y hacer lo que el corazón conjuntamente con la buena razón nos mande. (Continuará).
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