jueves, 2 de junio de 2022

 

De la Vida diaria.

Mar, inspiración y pintura.(3)

El aprecio genuino del entorno siempre propone preferencias y observancias únicas. MJ

La inspiración es un concepto que tiene que ver con todos los aspectos de la vida y mucho más de la vida diaria. Lo que menos nos imaginamos es lo que nos marca y más en el caso de hacer de ello un motivo de inspiración. Todo lo que nos motiva se basa en ese sentir de que existe un respiro profundo que guía y conduce, y lleva las acciones como si fueran de viento, fluidas e impostergables. Desentrañarlas y evitar que se enreden con otros aspectos puede volverse tarea divertida, para que así tomen un mejor lugar en nuestro quehacer.

Un tanto eso me sucede con los mandalas, me motivan a tal grado que no pasa un día sin pensar en las ideas para darles forma en diseños personales y es que a veces no hay que andarnos por las ramas tan solo hay que hacer caso a la inspiración utilizando las figuras que más nos agraden y en mi caso más bien me anduve por las hojas ya que la forma clásica de éstas me ha gustado toda la vida y la he hecho parte importante. El sabor de hacerlas en las acuarelas florales me acompaña y es allí donde toman un lugar tan preponderante como las mismas flores. Les llega así, un momento particular en diseños que he titulado: – Hojas en transparencias-. Su factibilidad de reestructurar el espíritu se ha vuelto una motivación en sí misma. Mucho hay que saber para dar su espacio a cada acción, así que aun dando clases en el taller me anime a armar un curso para quienes también querían saber más de estas figuras, apoyándoles con un poco de teoría del color y como hacer combinaciones dentro de un mandala.

Respecto al Zen Doodling,  hay varias cosas que precisar. Todas las personas en un momento dado de nuestra vida hemos garabateado y es un acierto el poder hacer de esos trazos libres una composición. Es hasta tiempos recientes que toman un sentido especial en el mundo del arte. Sin saberlo propiamente, en mis libretas de vida se aparecen con constancia y de diversas formas y coloridos, danzan en medio del camino de las líneas manuscritas cuando cierro un mes de escritura y abro otro, así como cuando cambian las estaciones del año. Cuando hacemos sala de espera, mientras estamos en una llamada de teléfono o tan solo para asentar la mente, si nos nace trazar hay que hacerlo, propicia serenidad. Se puede hacer desde un sencillo trazo de lápiz (que luego se convierta en un asunto de claroscuros con el mismo grafito) así como con la técnica que nos parezca más afín al momento, en formatos viables para tenerlos a mano. Es bueno que los trazos sean libres, es decir casi sin pensar en ellos y acompasando lo que en ese momento sentimos. Yo lo practique mucho en el taller cuando motive niños, utilicé música clásica e instrumental y pidiéndoles que con su ritmo personal trazaran para luego poner texturas, previamente al ejercicio cerrábamos  los ojos para sentir la música y una vez con esta percepción procedíamos a los dibujos.  Es una maravilla hacer este ejercicio con niños, puede ser algo muy motivante para los críos que están descubriendo sus dones, apreciar los colores con más atención y saber tal vez que tanto les atrae la plástica. En lo personal esto de entrar a la música lo practique por primera vez en propuestas de collage, tenía como once años de edad y fue durante dos veranos a mediados de la década de los años sesenta en un  taller en el estado norte de NY. La guía que conducía estas prácticas siempre nos animaba a que hiciéramos muchas combinaciones tanto de forma como de color con el ritmo que escuchábamos, aprender el valor de lo mixto.

                           El  trabajo, cualquiera que se realice (desde barrer, hacer plástica o investigar) o es un gozo, o no tiene sentido. Habrá de percibirse como un bien ya que de otro modo si nos pesa, nada pasa.

Uno de los dichos más bellos del pensador Lin Yutang es: -La verdadera felicidad surge de la dosis adecuada de trabajo durante el día-.

La cultura del trabajo nos es muy frecuente en nuestros ámbitos, mas bien se prefiere pensar en el momento de descanso, sin darnos cuenta que la dosis de entusiasmo al hacer cualquier actividad es la energía mejor empleada para que al descansar también se active lo creativo en nosotros.

 Cada uno de nosotros sabemos cuánto hemos de dedicar a lo que nos apasiona. Yo tengo varias mesas de trabajo dispuestas y voy de una a otra dependiendo de la motivación del día. No tengo días fijos, mas si tengo momentos de rutina en otras áreas por lo que al ir a mis mesas estoy segura de que no interrumpo otras actividades que van de la mano de lo que me compete en casa. No es fácil vigilar las demandas de una casa mientras se plasman los tonos a una flor de buganvilia sobre un lienzo, pero con la práctica se logra. No es la cantidad de lo que hacemos lo que hace valioso el resultado, es el sentido claro de cómo habla nuestro trabajo del ser interior. El autor de -La Vista de Delft- un pintor holandés llamado  Jan Vermeer, pintó poco pero muy conciso. EL cuadro de la vista de un poblado desde una orilla lejana es famoso. Proust menciona en una de sus obras que la magia de ese cuadro, radica en el reflejo amarillo que se nota en uno de los muros. Así de sencillo y nada más.

                                   Precioso me ha parecido entender que cuanto más sencilla la vida, más posibles puntos reales de gozo nos presenta, ya que se profundiza en lo elegido y la abstracción se da. Tal vez a otros les sea más fácil elegir, mas en mi caso ha tenido que ser una acción mas consiente para no querer abarcar de más, aunque aun depurando siempre mi espectro es amplio.  Bien decía mi madre que -quien mucho abarca poco aprieta-. En -Walden o la vida en los bosques- esto se confirma. Escrito por Henry David Thoreau, nos convida a comprender que cuando uno mismo se hace uno con la naturaleza los brillos de ésta se pueden centrar, así como todo su humor palpitante y lleno de vida se nos presenta y nos invade, él quiso abstraerse del mundo y se construyó con sus propias manos una cabaña en el lago Walden, y así seguir sus pasos de ser su propio proveedor tanto de la vida de subsistencia como de sus preferencias más elevadas. (De este libro tal vez hable más extenso en otro momento). Hoy día se habla de lo importante  que es tomar baños de energía verde ya que los enramajes de los arboles sueltan una energía que puede hacernos mucho bien recibir, caminar bajo algunas copas de árboles que tengamos cerca, asunto invaluable.

 Cualquier actividad que con pasión implemente para nuestro ser, debe tomar un sitio claro en nuestras preferencias. En lo personal no es lo mío la cocina y por ello mismo me avoque a principios de siglo a poner en orden mis libretas y así poder disponer de más tiempo para lo que realmente me interesa. No porque una actividad no sea preferente en nosotros la hemos de dejar, hay que darle el significado y cuanto habremos de ocuparnos sin preocuparnos.

Existe cerca de mí un enorme tulipán africano que me acompaña a diario y que al observarlo me recarga la pila, soy participe de su floración o ausencia de ésta debido a las estaciones, me puedo abstraer por buenos ratos cuando sus enramajes son movidos por vientos fuertes  y como se arquean cuando éste es intenso. El movimiento de sus enormes ramas me habla de que la vida se da a borbotones en cada hoja que forma parte de una sencilla rama, tocada por ese intenso naranja de su floración muy exótica. Los tonos de verde pueden hacernos la vida mucho más sana y percibir los dones de la naturaleza de estos montos del color. La vida tiene un latido especial a diario, cada uno tenemos esa encomienda de percibirlo como algo personal.

                       Mis ojos se empezaron a abrir más, cuando mi deuda con los lápices de color comenzó a concretarse, me preguntaba cómo era posible ser tan feliz con un lápiz de color en la mano izquierda y un lienzo para plasmar, ¿Podría ser así de simple la felicidad? Más adelante me interesé en los faros de la costa yucateca. He realizado cuatro, dos de las fotos han venido de un arquitecto que es un magnifico fotógrafo y me las ha proporcionado. Creí que haría más de éstos, mas voy lento porque mis interesas son variados. Tratándose de arte mucho más. Continuaré tal vez con algunos más porque considero que los Faros son estructuras que van más allá de su simpleza, tienen una razón muy noble de existir. A quienes los cuidan les admiro mucho, he escuchado que un antepasado de mi padre cuido de los faros del área de Campeche, tal vez un día de estos lo averigüe con mas cuidado. 

Ser, como faros que alumbran. Es algo factible para todos nosotros, solo es cuestión de decidirnos. 

El concepto de objetividad ha tomado nuevos matices en mi vida conforme han ido pasando los años. Siento como se va puliendo en mis textos,  y aunque creo a pie juntillas en la ciencia, no me ciega la pasión de saber que puede ser inexacta. La objetividad es tan dinámica como la vida misma y mucho más si hablamos de las acciones  humanas. (Continuará).

                 

 

 

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