De
la vida diaria.
Felicidad,
actitud que se trabaja. (3)
Los
libros pueden ser los mejores aliados en el momento adecuado, mas leer por
inercia puede confundir mucho.MJ
De las páginas de la obra de Santa Teresa de Jesús así como de las de Santa
Teresita de Liceaux se aprende mucho y ni se diga de San Juan de la Cruz que
han sido muy centrales para comprender mejor lo que es el misticismo. Tal vez
más adelante comente pasajes específicos de estos
místicos. La lectura y por ende los libros en primer lugar, así como
artículos de periódicos o revistas que van pasando por nuestras vidas tienen
sus tiempos y ni que decir de que tienen sus espacios, los libros no se leen
como van llegando, en lo personal creo que deben tener su tiempo preciso que no
es ni exactamente cuándo se adquieren (a menos que sean propicios para ese
crecimiento del momento) mas bien es bueno tomarlos cuando nuestro ser requiere
de esa información. Todo esto debe hacerse
con calma y con paciencia porque esos conceptos que nos presentan (y más en el
caso de los místicos) no son de
aplicabilidad inmediata, en lo personal soy de extraer ideas escribiendo, así
es que mis libretas de vida están siempre marcadas por esos apuntes. Puede resultar
frustrante que asuntos tan abstractos se quieran aplicar en la práctica
vivencial del día a día, es por eso que viene bien escribir, dejar reposar las
ideas y luego regresar a esos apuntes. Se requiere un trabajo sereno de permanecer
por ratos en reflexión, con idea de volver a las fuentes cuando se precise.
De
los cambios clarísimos de la vida adulta, los momentos de insomnio son
maravillosos para volver a lo leído, releer es toda una experiencia sin pelear
con el tiempo, así sea de madrugada. Cuando estudié Cristología le puse mucho
interés ya que era realmente el camino por donde había comenzado mi
espiritualidad unida y relativa a religión. Un libro muy interesante fue El
Dios de Jesús de Benjamín Ferreira. Tengo varios cuadernos específicos de esto,
escritos a mano y sería larguísimo comentar, tal vez lo haga dentro de lo que
vaya encontrando en mis apuntes de narrativa diaria.
No
se necesitan muchos libros para poder hacer de la lectura un completo deleite. Una
vez más hay que desterrar la idea de que la cantidad está asociada a las felicidades, no es así en ningún
aspecto, la felicidad tiene que ver con una actitud y nada que ver con lo
cuantitativo. Una frase muy trillada hoy día es: Menos es más, en este caso
viene muy bien recordarla. Ir intercalando intereses de temas diversos hace
mucho más rica la experiencia de la lectura, para también volver a los mismos
caminos con nueva mirada, porque se reafirman las ideas y se profundizan. Hay
libros a los que se regresa y regresará por siempre y son de los autores que en
verdad nos marcan o somos más afines a ellos, en mi caso personal son Virginia
Woolf, Marcel Proust y Jack London.
Antes de entrar al nuevo siglo tengo muchos pasajes escritos de mi
época de docente, una de las más felices de mi vida. Esta actividad la
practique por varios años con mucha entrega y gusto, hasta que la vida misma me
marco otro camino y como así sucede de pronto cuando algo se cierra y en el
cambio de camino se presenta el temor (un visitante que nadie queremos cerca y
todos somos capaces de mantener a raya y mucho más cuando sabemos que es porque vendrá una
oportunidad diferente) uno acepta y se sigue de frente. Descubrí la felicidad
de estar frente a los grupos de jóvenes cuando vi que tenía tiempo disponible,
no había hecho compromisos de trabajo relativos a mi carrera, mis hijos ya
tenían sus rutinas bien marcadas y esta era una manera de compartir todo lo
aprendido con jóvenes, que aunque no eran de la misma línea de mis estudios,
éstos se requerían por las materias humanistas afines. Ahí en donde impartí
varias materias, había una consigna: los egresados tendrían preferencia a la
hora de impartir clases, yo no había estudiado ahi. En esas andaba cuando
empecé a retomar mis quehaceres en la plástica. Instalé un espacio en la
biblioteca de casa de mis padres para retomar mi actividad en la acuarela y me
acompañe con música de Enya y Mozart ya que me resultaron inspiradoras y había
encontrado una habitación propia en la cual refugiarme, me abstraía tanto que
hasta se me olvidaba la hora de comer. Un día cualquiera como suele pasar con
las cosas significativas, haciendo un poco de ejercicio en bicicleta por el
fraccionamiento en el que vivo, una amiga muy querida y vecina me encontró y me
dijo ¿Les darías clases de acuarela a mis hijos? y sin más, dio pie a una etapa
fabulosa de motivar niños en el arte. Una puerta enorme se me abrió sin haberlo
propiciado ni pensado, fueron 14 años mas o menos, los niños se multiplicaron y vinieron cada
semana al taller de creatividad y más adelante a un amplio y cómodo espacio que
el Club de Golf de Yucatán me ofreció cuando les pedí un salón para hacer
la primera muestra de los trabajos que les encantó, esto les pareció
interesante para hacerlo más en forma en sus áreas comunes. Llegamos a trabajar
con más de 25 críos a la vez, tuve que pedir ayuda, y una prima queridísima comenzó a ser mi
compañera en estas lides tan gratificantes, a quien hasta hoy recuerdo con
mucho cariño compartiendo momentos inolvidables con los niños. Aunque este
taller se cerró a su debido tiempo (como la mayoría de las cosas en la vida) nunca
he dejado de enseñar lo que me apasiona en ámbitos de creación plástica. A
veces paso etapas sin hacerlo, pero jamás lo he dejado de lado, porque es un
tema que me puede fascinar de fondo. Con la pandemia todo cambió y voy viendo
hoy día que se me abre un momento para mis propios proyectos que son varios.
Según nos dice la teóloga católica Caroline
Myss lo mejor de la vida es el contrato
que hacemos con nosotros mismos.
De
las lecturas de textos de Lin Yutang me quedó claro como el oriente ha dado al
ser humano occidental la posibilidad de comprender el valor de algunos momentos
de ocio para reenfocar y solo mirar para encausar de nuevo. El mismo autor
tiene todo el capítulo: -El arte de tenderse en la cama-, del libro titulado:
La Importancia de Vivir. La felicidad no es hacer y menos hacer con fruición.
La inspiración y la esperanza son sentimientos que nacen en la mente
disciplinada, que encuentra sus momentos sin prisas. De la creatividad hay
mucho que comentar, mas algo que si me queda claro al respecto es que cuando se
logra ser creativo hay que enfocar el sentido que vamos llevando, es algo muy
personal que uno sabe cómo se asienta en el interior, cuidado con los
comentarios de quienes solo lo aprecian en la superficie.
De una espiritualidad bien llevada nacerán los
dos componentes básicos del espíritu: el carisma fortalecido que da pie a la
gracia. Uno debe confiar en la fuerza del espíritu. Tener la fe bien puesta. La
definición más bella de fe que he encontrado es: Estar convencidos del valor
que tiene lo que no se puede ver.
Escribí, algunos puntos que quise poder seguir, en esta época de mi vida
de tanta ocupación. Más o menos lo logré y hoy se los comparto tal como los escribí
en esa época y como los veo con nuevos ojos:
1.
Saber entender un poco más las emociones y no dejar que nos descuadren el día. Son tan solo
movimientos que uno puede observar y conducir.
No
lo logré tan rápido como hubiera querido, porque requiere disciplina el saber
observarnos. Me ha tomado tiempo comprender como dice el zen: concentrarnos y
estar en lo que estamos. Esta situación se percibe clara como un proceso dentro
de mis escritos, al revisar uno encuentra lo que se está reflejando en toda una
etapa. La emoción positiva hay que dejarla ser, gozar y carcajearnos si es
necesario exacto como lo hace un niño. Y la emoción negativa observarla como si
la pusiéramos en el banquillo de los acusados y le preguntásemos: ¿Qué quieres?
2.
No desdeñar el paquete energético que nos habita.
Poco
a poco fui comprendiendo lo importante que es saber que nuestro cuerpo es
nuestro mejor aliado y que si la energía no se cuida nos puede causar desorden.
Cuidado con las modas. Como decían las abuelas: -De la moda, lo que te acomoda-.
3.
La adversidad es una donadora de bienes.
Nunca
me imaginé cuanto tendría que vivir esto. Lo he vivido en enfermedades
superadas que me han dejadocon la visión de que debo cuidarme en lo posible con
lo que me queda de cuerpo sano, sin temor a nada.
4.
Saber definir nuestro mapa interno, todos tenemos uno y hay que amarlo para seguirlo.
Me da lo mismo lo que pase a mí
alrededor cuando se ve afectada la paz interna, seguro que por ahí no voy, no
todos estamos hechos para lo mismo. La madurez ayuda mucho para asentar esta
idea.
5.
La creatividad de asuntos importantes no
se da de un plumazo, todo se produce por etapas.
Mucho
me costó comprender esto. Había vivido una infancia en donde mucho se daba en
la inmediatez, en casa de mis padres en ciertos momentos la malcriadez
prevaleció, proveniente de ser hijos de padres mayores. A veces se nos cumplían
demasiado rápido los caprichos, gracias a Dios no siempre fue así y ya en la
juventud mucho menos. Creo que puedo decir que mis padres vivieron a su manera
y eso lo termine respetando profundamente, apreciando lo que fueron sin mirar
de más sus errores, más bien verlos como lecciones.
6.
Tomar la actitud adecuada, es básico.
Aprender
a saber qué actitud corresponde en cada caso, no es nada fácil en principio.
Tuve de dos sabores en casa: Una madre parlanchina y un padre de total
silencio, en verdad muy diferentes entre sí y creo que por eso se
complementaron muy bien. Me encanta hablar y me ha dado tanto satisfacciones
como malos momentos.
7.
Nunca pensar qué hubiera sido de nuestra vida si hubiéramos optado diferente,
no lo hicimos por mil razones más una y seguro de lo que decidimos,
aprendimos. (Continuará) MJ
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