De
la vida diaria.
Felicidad,
actitud que se trabaja.(4)
Los
cambios suelen producir un cierto temor, mas cuando sabemos por qué ocurren y
en donde se origina ese miedo, todo se agiliza para ver nuevas luces. MJ
A veces da mucho miedo cambiar lo aprendido.
Creemos
que se nos han fijado con tinta
indeleble en el alma ciertos asuntos y nos da terror tan siquiera averiguar qué
tan ciertos siguen siendo, es bueno tenerlo presente porque andar por la vida
con lo obsoleto a las espaldas, es como cargar un costal de piedras. Dicen por ahí que los tatuajes que hoy día se
plasman los jóvenes sobre la piel, son mensajes de autoafirmación que mandan a los demás congéneres, la mayoría
son para toda la vida ya que les recuerdan a ellos mismos los signos
importantes que les definen, mas los tatuajes
de la vida si se pueden renovar y es muy conveniente hacerlo. Si recordamos
que la salud de la psiquis está dada con la congruencia de empalmar lo que
sabemos con lo que es cierto, se vuelve muy apetecible complementar sabiduría y
verdad. Por medio de la palabra se transforma la acción y se dan mejores
entendimientos, por lo que utilizar el lenguaje hablado de manera bien encaminada
es básico. Nada de lo que sabemos es eterno, los conceptos varían con el
tiempo.
Asimismo
se hace necesario reconsiderar la creencia tan difundida de que la conciencia
es una fuente recriminante. Es necesario, (mucho más en este milenio) saber
cómo podemos hacernos de una conciencia expandida e irnos hacia la idea
clara: Estar conscientes tiene relación con todo todo el bagaje sapiencial que
hemos acumulado y que puede ayudar a que nuestro ser sea mejor, practicar la renovación de conciencia
puede ser divertido y nos da asiento para una felicidad compañera, no enemiga.
No importa si otros ven o saben que es lo que decidimos.
Como
seres únicos que somos, afectamos a todo el universo aunque creamos que nuestra
acción solo se ubica en la inmediatez, no solo está centrada en el grupo con el
que interactuamos. El punto es recordar que aún sin conocer a alguna persona le
podemos impactar la vida con lo que pensamos. Esto aún está en proceso de ser
comprendido del todo, mas no hay que desdeñar que el pensamiento impacta a
otros. Si esto nos parece de susto, más vale asustarnos de una santa vez y saber qué afectamos todo en
negativo si posponemos lo que nos corresponde realizar, las omisiones a veces
pueden ser muy caras. Saber respetar al diferente aun sin palabras y tan solo siendo empáticos,
aceptar al que propone algo para la mayoría, aunque no estemos del todo de
acuerdo en sus modos y maneras, hacer un esfuerzo para entender a quién piensa
distinto. A veces, los modos de pensar
están asociados a grupos definidos por la cultura.
La vida no solo es de un pequeño grupo,
pertenece a todos nosotros los seres vivientes sobre la tierra y los
humanos por ser los del lenguaje más desarrollado se nos da la libertad de ser
como decidamos, es decir optar es un don muy especial y único de la especie, hay
que saber cómo trasciende. No nos preocupemos de más, la fuerza de la cultura se encarga de crear
las nuevas condiciones. Habremos de apreciar a los jóvenes por sus nuevas miras
y no forzar en perpetuar lo que de pronto sentimos que va variando, ellos saben
muy bien sus cuentos y contarlos a su manera es imperante y
necesario.
Estar agradecidos a la vida sea cual sea la condición en que nos ha
puesto el mundo, aunque sepamos que varían a veces las condiciones a tales
grados que podemos sentir pesar. A veces en la etapa de la niñez se nos evitan
los pesares y es por ello que ya adultos queremos desterrarlos como malos
bichos, porque no sabemos los giros de bien que pueden traer. Como decía mi
madre: -Nunca es tarde cuando la dicha es buena-. Y esto en realidad es saber
que la dicha está y tiene sus tiempos. Todo está en nuestras manos, no las
llenemos de basura creyéndonos todo lo que se comunica hoy día, seleccionar lo
que nos interesa es bogar por una felicidad mas concreta.
A
veces, visualizo la vida como dos arcos concéntricos que toman movimiento. Cada
uno de ellos tiene su propia dinámica. Aparentemente uno es mayor que el otro,
mas es solo espejismo, a veces se cambian de lugar y esto da pie a que uno se
convierta en el otro. Estos arcos son el
ser y el otro que es la vida misma, es el
estar. Están llenos de color y se intercambian los tonos logrando varias combinaciones
según la etapa de vida en la que nos encontremos. No sé si esto lo soñé o lo
inventé, muchas veces lo visualizo cuando cierro los ojos y me da alegría. Si
esos dos arcos de pronto son uno solo, es maravilloso ya que toman una luz
especial, se autoafirman y mientras estemos vivos estarán activos, llenos de
movimiento y no importa que no siempre se empalmen del todo, porque esa es
exactamente la misión vital, tratar de buscar la armonía. Representan también
un tanto la dualidad que se vive y que constantemente nos está llevando a
unificarnos mientras más maduros somos. El desasosiego así como la angustia son
modelos erróneos del alma, otras trampas de la felicidad, por lo que es
necesario a veces sentarse meditar y seguir adelante. ¿Porque a veces a pesar de todo hay momentos
en los que sentimos vacío? porque nos debatimos en la dualidad, sin estar
conscientes de ello. Hay que saber que somos enteros, que estamos completos todo el tiempo tal y como somos y
que las circunstancias son la oportunidad para ser ese ser total que a veces
pareciera que se nos desparrama. No hay medias naranjas ni en la vida de pareja,
ni en el ser único, todos estamos completos.
Hay
un dinamismo entre el yo ego y el yo divino. Este último muchas personas
lo perciben dentro de las creencias religiosas que se practican, mientras que
otros lo sienten como un flujo de bien sin nombramiento concreto. Las razones
mundanas toman su real sentido ante la fuerza de una espiritualidad bien
conformada no necesariamente religiosa.
Los que hoy peinamos canas ya debemos permitirnos un lujo necesario: saber que
el conocimiento es tan solo por el bien de lo que aporta, no se acumula
como tal, solo en la medida que nos es beneficio vital, pues solo así esa
paloma blanca que es la felicidad, permitirá que le acariciemos y en sus ojos
luminosos miraremos que no tiene por qué moverse de nuestro regazo si sabemos
entenderla, tratarla y asirla sin miedos.
Las condiciones
para la felicidad uno mismo las crea. Además de tener
voluntad (como dice Camus) tal vez necesitemos saber que todos podemos ser
felices sabiendo nuestra condición limitada de humanos. Las respuestas de
nuestra condición biológica cada día se conocen mejor, lo que nos lleva a
visualizar las condiciones mentales que
solo uno mismo logra.
En
alguna ocasión comentamos que habría que tenerle miedo al miedo, cuando más
bien lo que hay que tener presente es que hay que tenerle fuera de nuestros
sentires, sin temor, esto no quiere decir que nunca más podría aparecer,
aparecerá cada vez que sea necesario, y la gloria estriba más bien en sacarlo
transformado en amor. Se puede hacer una costumbre sentir miedo y de inmediato
saber como transformar ese sentimiento.
Parafrasear ha sido uno de mis
vicios más prominentes.
Reinterpretar dentro de los escritos personales es un gozo aun mayor y a veces también lo podremos hacer con los libros que nos han calado el alma. En
lo personal en esta ocasión lo haré con un libro que he vuelto a retomar por
aquello de puntualizar en lo que da bases a una felicidad bien armada en la
vida.
El
autor es el Dr. Psicólogo Dan Baker y ha titulado su texto así: Lo que sabe la gente feliz. Editorial Urano. Todo lo que voy
citando de él, lo pondré en letra cursiva.
El
Dr. Baker, ha dedicado gran parte de su vida a que personas que se hunden en su
propia ignorancia, logren con claridad salir airosos ellos mismos, ante la luz de sus
propios pensamientos. Reivindica a cada persona con las herramientas vitales
que cada uno tiene. No importa cuando encontremos cualidades escondidas,
saldrán y serán parte de la felicidad. Revolucionó el modo terapéutico de la
psicología no haciendo hincapié en los males ni en las partes negativas de sus
pacientes, sino dándoles la mano para ver su propia luz, sus herramientas y
cualidades. La felicidad más allá de ser un derecho es una obligación personal.
Tiene trampas la felicidad y hay que saber descubrirlas.
No
basta tener todo bajo control, como a veces creemos, también hay que
descubrirnos en nuestras negatividades y plantarles cara.
Amar
la vida pareciera muy sencillo, mas no lo es. Podemos tener todos los bienes
materiales posibles del mundo y mucho más y aun así de pronto amanecer
sintiendo un pesar en el pecho, un desorden en nuestros sentires y peor aún un
dolor de creer que algo nos falta. La actitud de una vida sentida en todo su
potencial es algo que hay que trabajar. No basta que todo marche bien, porque
más bien estaríamos hablando de máquinas respondiendo a estímulos, lo
importante es ver con ojos llenos de brillo, esos que dan sedimento a la
sabiduría. Dice el medico citado aquí, que quienes están fuera de su centro
feliz lo reflejan en sus ojos. Si hemos dejado de apreciar en el ambiente los
colores, los olores, los sabores y no logramos dejar que estos una y otra vez
nos sorprendan, tal vez estamos necesitando volver el camino y replantear nuestra
percepción.
Dos
elementos evolutivos tiene nuestro cerebro: El miedo, que gracias a su
presencia hemos sorteado peligros milenarios para sobrevivir y el amor que
paralizado por el miedo, puede esconderse. El temor, mismo que pensamos será
pasajero, debe sacarse siempre de escena. La felicidad no es el humor, ni
tampoco es tan solo de algunos momentos alegres y fuertemente dichosos que solo
son parte del paquete, hay una actitud que se decanta, mas no se puede definir
como el estado en el que nos encontramos, es más bien saber que nosotros
podemos conducirnos en su esencia y no porque las condiciones de vida cambien
la felicidad se aleja. (Continuará) MJ
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