De
la vida diaria.
Felicidad,
actitud que se trabaja.(5)
Las
lecturas elegidas en la adultez se van haciendo atemporales, ya no importa el
cuándo ni el porqué, lo bello es volver al texto. MJ
Toda acción que está
impregnada de optimismo, valor, satisfacción y por ende amor, está bien
encaminada a que la paloma blanca que nos acompaña, esa felicidad que poco a
poco hemos logrado amansar, no levante el vuelo. A fin de cuentas lo que leemos
no está determinado por la temporalidad ya que de un libro antiquísimo podremos
obtener una y otra vez maravillosos
conceptos (cada vez que se regresa a un texto éste se percibe con nuevo enfoque)
así como un libro de moda nos da lo más novedoso, y propicia un momento de
solaz. Volvemos a las lecturas pasadas porque recordamos el bien obtenido, con
los nuevos ojos de la adultez nos renovamos. De una manera u otra la lectura va iluminando
lo que uno ya sabe, acercándonos más a la verdad.
En
nuestro organismo biológico en permanente cambio una constante es la del miedo, que se detona de una manera
automática, y dice el autor: la reacción
del miedo automática se hizo más rápida que el proceso del pensamiento racional.
Es nuestro el don evolutivo de trabajar nuestro pensamiento.
Cultivar la actitud que pone al miedo en su
sitio y da entrada a la acción propositiva. Al miedo se le transforma a
voluntad. Uno de los miedos más infundados que existen en la especie humana es
el de perder un estilo de vida logrado. A veces pareciera que estuviese al aire
algo que en realidad llevamos dentro de nosotros y somos capaces de preservar, sin olvidar que lo material siempre
es efímero. Con las transformaciones
necesarias de tiempo y época, podemos tener claro que si lo externo cambia no
necesariamente es para mal y de esta manera todos los miedos se vayan a paseo. Asimismo por ratos pudiéramos percibir que nuestra libertad está en entredicho, mas
cuando sabemos claramente que la libertad está unida al poder de decidir, si optamos por lo más certero estamos activando el nivel más alto de la
libertad y del libre albedrío. Algunos autores de la modernidad se atreven a
decir que ya no somos libres de decidir, porque la cultura ha desarrollado un
determinismo tan fuerte en nosotros los humanos, que estamos a su merced y
caprichos, mas lo importante es que no olvidemos que aunque puede ser muy
determinante el fenómeno cultural que
nos contiene, es más importante el modo como lo observamos y vivimos, son modos
de hacer que nosotros podremos aceptar o cambiar. Afrontar y vivir acorde a nuestras decisiones es el privilegio de nuestra mente única e
irrepetible y no es verdad que nos obliguen a pensar de tal o cual manera,
mientras nosotros no lo permitamos. Solo en situaciones muy extremas se
arrebata de fondo la vida establecida, como sucede en las guerras. En lo
personal me queda claro que aun en las condiciones extremas de mal, la libertad
interior es el baluarte de luz. ¿Alguien por ahí recuerda la película -La vida
es bella?- Un padre que permite que el niño que está con él en un campo de concentración,
en los momentos más duros transforma el caos en una felicidad, y aunque es más una propuesta mental que real, no
deja de ser una buena opción. ¿No en la Biblia se nos dice que quien se haga
como un niño entrará al reino de los cielos? Aun cuando se nos pide mirar con
ojos nuevos, se aparece el fantasma del miedo y la irracionalidad, mas saber
que son transformables, es el secreto. Me viene a la mente el pasado no muy
lejano cuando los niños jugaban con los Transformers,
creo que a muchos les hizo mucho bien. Lograr entender que nuestra vida es
única, cambiante y que no se asienta tan solo en la materialidad que puede ir o
venir, sino en el trabajo que hemos hecho desde y con el espíritu. El miedo es contrario a la lógica. Todos
queremos recibir amor, creemos que es lo que se nos debe y a veces creemos que
es deber de la vida proporcionarle, olvidando que para poder desencadenar el amor
feliz, primero hay que darlo y al vivirlo se hace parte nuestra. El amor
mediocre es exigente, el amor real es conducente y nos abre la puerta en la
medida que somos capaces de amar en primera instancia sin actitudes exigentes.
Nadie
de nosotros tiene la menor duda de que el dolor está mucho más presente de lo
que desearíamos en la vida humana, mas las herramientas para neutralizarlo y
reconducirle son la otra cara de la moneda y es nuestro privilegio darle la
vuelta.
Cuanto más doloroso es un acontecimiento,
más profunda es la lección.
De
nuestro potencial espiritual proviene el saber asirnos al valor, ser valerosos
es una gran virtud y nos ayuda a que el miedo se mantenga lejos. Las buenas
elecciones surgidas desde nuestro centro de paz, nunca fallan. No somos
víctimas de nada ni de nadie, y si llegásemos a tener miedo a la muerte
habremos de darnos cuenta que lo que realmente debería preocuparnos es no vivir la vida en todo su potencial y
plenitud.
En
estos días vi una serie televisiva en la que dialogan un musulmán y un americano cristiano. El
americano le pregunta al musulmán a
quemarropa: -¿Porque inmolarse y morir por un principio religioso?- Y el
musulmán responde con su visión totalmente fundamentalista: -Porque quienes no
tememos a la muerte, sabemos que nunca moriremos.- Esto también lo creemos
muchos de nosotros de otra manera y con las mismas bases espirituales, y no por eso nos queremos
inmolar y quitarnos la vida. Los puntos de vista son muy válidos y hay que
respetarlos. Desde la época de nuestros ancestros cazadores/recolectores las
ideas mal interpretadas han dado pie a las peores decisiones.
Aun
peinando canas estamos en la obligación de redefinir la finalidad de nuestro
quehacer. No solo es ir por la vida solucionando o pasándola lo mejor posible,
ante todo la evolución nos exige tener claro en la mente el sentido de
progresar, a cualquier edad y del modo más adecuado.
¿Puedes
afirmar que tienes brillo en la mirada? Ve, mírate al espejo y encuentra ese punto de luz
en cada uno de tus ojos. Sonríete a ti mismo.
Me
encanta siempre que me topo con los congéneres a los que aprecio y me conocen
un poco, decirles: - me encanta el brillo de tus ojos.- porque se nos olvida la
fuerza que hay en una mirada iluminada y solo nosotros mismos podremos
conservar esa luz. Recordarlo a quienes podemos tener cerca es bueno y aunque
quedan desconcertados, parte de la misión es descuadrar al que va junto a
nosotros, hacer pensar es una de las maneras del amor.
Una
de las acciones de renovar nuestro sentido de la felicidad es tener claro en
nosotros el sentido del aprecio. Solo nosotros sabemos que es lo que define
nuestro sentido de apreciar, de saber qué valor damos tanto a las acciones como
a las relaciones. Tomarnos de la mano del sentimiento de progreso y saber que
ahí exactamente en donde nos encontramos podemos hacer una diferencia. No hay
que salir de más ni ir muy lejos, tan solo en nuestro entorno tenemos todo para
una felicidad bien encausada y vivida en plenitud.
Hay
que tener cuidado de no adorar al Becerro
de Oro. Puede transfigurar nuestra percepción y llevarnos a una de las
peores trampas de la felicidad: Acumular de más. También no podemos olvidar que
esa felicidad prometida como una constante no existe, solo existe el talante de trabajarla adosando los
momentos de satisfacción que en un día pueden ser muchos, desde el momento de
abrir los ojos y disfrutar el amanecer hasta el agradecimiento de irnos a la
cama con un sabor satisfecho de la tarea cumplida. El aprecio, es una de las
formas más dignas del amor, es una vertiente del mismo y nos permite ver con
claridad lo valioso en las cosas sencillas. A veces decía mi madre, -hay que
tener cuidado de no bordar en el vacío- o lo que es lo mismo tener el pendiente
de que lo que estamos realizando lleva sentido, no es puro idealismo y va
encausado para un crecimiento constante.
Los
momentos de ocio son muy importantes, a veces cuando no se comprenden bien, tal
pareciera que uno pierde el tiempo. Una buena caminata, una tarde de café con
buenas amistades, así como tan solo patear la pared, como decimos a veces los
yucatecos que somos parte de una hamaca y la hamaca es parte de nosotros.
Cuando
uno tiene que realizar tareas que no son del todo satisfactorias lo importante
a valorar es que en sí mismas son camino y dan sentido al proyecto total de
vida.
Es
verdad que la seguridad económica descuadra o cuadra vidas. A veces ese solo
asunto puede traer mucha infelicidad cuando no se ha organizado la vida con
adecuación a lo que realmente somos y poseemos. Hay que tener mucho cuidado con
los espejismos del vivir. Eso de viajar es maravilloso pero no es una necesidad
tan apremiante como se plantea en la actualidad, los viajes ya están a la orden
del día y pareciera que es una obligación ir aquí y allá, cuando uno en
realidad ha de combinar el gozo constante de la casa y salir de vez en cuando
como un cambio, hacia lugares que en verdad sean de interés y no solo de moda.
En un viaje una parte es de aprendizaje/crecimiento y otra de relax.
Nos
dice el autor, las personas felices
tienen el valor de aceptar su inseguridad. ¿Cuánta? nos podemos y debemos
preguntar. Cada uno sabemos nuestros límites, mas no podemos dejar de tener
claro que la vida sentida en plenitud es una creación personal.
Regir la vida de otros es de
lo más cansado que existe en este mundo.
¿Cómo entonces pensar en el modo positivo que
podremos influir en la vida de los demás? De entrada no olvidando el postulado
zen: -Solo da tu opinión cuando te la pidan tres veces-, porque las opiniones
son muy personales y no se lanzan al viento como un cometa de papel. Un
comentario puede ser propicio sin tener que dar opiniones de fondo que a veces
solo son para nosotros mismos.
Me
he quedado asombrada cuando a mi nieto de cuatro años se le pregunta algo y a
veces antes de emitir palabra nos dice- deja veo que dice mi cabeza- en realidad
produce una risa asombrosa, que uno debe emitir con cautela para no crearle
inseguridad, mas es grandioso llegar a saber desde la infancia para qué sirve
el pensamiento. No es adorno, es herramienta.
Y
continúa el autor: Las personas felices
celebran las consecuciones pequeñas, o lo que es lo mismo: en la pequeñez a
veces habita la más enorme grandeza. (Continuará) MJ
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