jueves, 27 de julio de 2023

 

D.L.V.D. Creatividad, es actitud. (9)

 

                                                        La tensa calma, es un estado que se manifiesta en las canchas de tenis, siempre se habla de esa condición como un paso necesario en vías de lograr algo mejor.   MJ

 

                                                         En las canchas de tenis (como he escrito antes en estos mismos textos) se viven situaciones que son muy parecidas a la vida de todos los días. Un complemento diferente es lo que recibimos de los animales que nos acompañan. Se dice mucho que el tenis es un deporte solitario, es tan individual que a veces ni los mismos entrenadores saben bien las necesidades reales de los jugadores, es por eso que algunos de ellos llevan a los torneos a un psicólogo personal. Obviamente un gato o un perro no pueden tener respuestas concretas y las razones estudiadas de un profesional, pero en ambos casos es un hecho que ayudan mucho a reconducir tensiones.

Nadie de nosotros tenemos la menor duda de como los animales de compañía se han vuelto nuestros apoyos incondicionales, cada día son seres que están más presentes en las vidas humanas. Si entramos a estados de tensión, llegar a casa y que ese ser nos mueva la cola o que aparezca un maullido conocido, seguro que nos transforma el espíritu. Duele mucho escuchar y ver cada vez más en las redes sociales, casos de maltrato a estos seres tan nobles. Es parte de la falta de conciencia que se ha generado en el mundo por lo vertiginoso del crecimiento social.

 De niña conviví con perros Pointer y con gatos Siamés. Soy más gatuna que perruna a pesar de que estos últimos eran parte día a día en casa de mis padres. Siempre me ha gustado observar a los gatos, hasta que me avoque a tenerlos más de cerca. Ya de adulta me tomó tiempo volver a tener una compañía gatuna. Al fin llegó una gatita de quien ahora les contaré un poco y como he aprendido tanto de ella.

Ningún gato se levanta de golpe, como decimos por estas tierras al referirnos a acciones que se dan como repentinas. Esa parsimonia que los acompaña siempre, es un gran don a imitar. Casi siempre antes de dar unos pasos después de dormir esas inconmensurables siestas, ellos entonan su cuerpo con estiramientos que logran de manera muy sencilla y pausada. Cuando nos despertamos habremos de darnos tiempo para imitar a los gatos, he aprendido mucho mirando a mi gata, una gran maestra, vive cerca de mi desde hace unos siete años.

Es un arte saber estirarnos antes de empezar con las actividades. Hoy día, y antes de dar el salto a la vida, a esa rutina que nos espera siempre para los quehaceres del día, ocupo esos momentos para tomar mis libros, siempre varios a mi lado. Estirar los músculos nos ayuda a estar más atentos, los libros a su vez son los grades compañeros para el espíritu, los estiramientos mentales se logran con esos maravillosos encuadernados de papel. Unas cuantas veces ya me han recomendado leer en tableta, a decir verdad, no me he animado, pero no dejo de apreciar que es un avance tecnológico que al cabo habremos de ir adaptando a la vida diaria, y adoptando como medio de sentir que podemos ayudar a que se dejen de talar tanto los bosques y por ende parte del papel será remplazado con un sentido, más sentido. No me gusta la idea de que desaparezcan los libros de papel, espero que eso nunca suceda.

Empezar el día, después de estirarnos como gatos y de haber leído un poco, ¿Qué mejor? Y que nos quede ese cus cus de volver al texto que nos interesa. No siempre es fácil disponer de esos momentos calmos para uno mismo, nadie duda de que sí son necesarios.

¿Quién podría negar que querámoslo o no, las tensiones son parte de la vida? Nada podría lograrse si no existiera una parte de tensión. La tensa calma es necesaria, porque no es la misma tensión que nos agobia, es más bien eso de lo que habla Viktor Frankl: un estado necesario para hacer la vida más creativa. Muchos de los que amamos el tenis solemos percibirla invariablemente durante los partidos, es hasta silencioso el momento, algunos comentaristas hasta lo expresan diciendo que se camina por la cornisa, como si los jugadores se sustrajeran y estuvieran en otro plano físico y mental.

Así también podremos sentirlo en nuestro diario vivir, ese momento en el que nos damos cuenta de que estamos en otros planos, son estados adecuados para proponer, y si tomamos la actitud, lo son también para crear.

Los gatos en particular con el tiempo han tomado un lugar muy importante y central en las vidas humanas. Los hay tan variados como cada uno de nosotros podríamos imaginar, y con esa variedad se expresan de muchas maneras diferentes. Les contaré un poco de la gatita que decidió ser parte de casa. No es exactamente malix (en lengua maya: raza indefinida) es una combinación afortunada de Balam con Siamés. No llegó como sucede las más de las veces, por su propio pie, fui yo, la afortunada en ir por ella. Había yo manifestado a una sobrina que deseaba una gatita, y cuando ésta apareció me avisaron.

Los años con Ruah han pasado mucho muy rápido, le nombré así, porque siento que tener la ventura de convivir con ella, es como parte de ese Aliento Divino, ese que da significado a su nombre.

Había yo tenido la fortuna de convivir con gatos en una terraza de casa, mi vecina (Una prima muy querida y mucho más amante de los gatos que yo) cuando se fue del rumbo, me dijo que me daría la comida de sus tres gatos y que estos vivieran por los jardines, yo solo les daría de comer, ella percibió que era mejor no cambiarlos de rumbo, eran gatos viejos. Así pues, adopte a esos tres, más dos que se unieron libres y tal vez de casas cercanas, para llegar todos los días a comer. Hicieron un lindo grupo. Venían por separado y se iban reencontrando alrededor de los platos de comida, imponiendo su jerarquía con gruñidos, creo yo que amistosos. Les disfrutaba mucho, era feliz viéndolos comer sin acercarme demasiado, porque en ese rubro, cuando los gatos no han tenido contacto cercano con uno, no lo desean. Así pasaron varios meses hasta que se fueron yendo. La última en irse fue una gata que renombramos como Bigot, porque tenía sobre la boca un cumulo de pelaje totalmente oscuro que asemejaba un bigote. En verdad, bonita no era, porque su color era totalmente mezclado en una combinación nada afortunada. Su final no fue nada bueno y me remueve la tristeza cuando lo recuerdo, ya que fue abrupto y doloroso. Una mañana, de pronto escuchamos un escándalo inusual, un par de perros que se soltaron de una casa del rumbo (a la que pertenecían, no eran bien cuidados ni mayormente queridos) salieron a hacer bandolerías al fraccionamiento, la mataron. Recogimos cada parte de Bigot con sumo cuidado y ayudadas con unos guantes de jardín limpios, pusimos todo su cuerpo en una cajita que preparó mi hija exprofeso para que fuera su ataúd. No dábamos crédito a lo sucedido. Ella, al escuchar el alboroto cerca de su ventana salió rápido y les gritó muy fuerte a los canes, y al fin la soltaron. Ya era muy tarde para pensar en volar al veterinario. Mi prima vino por sus restos para ponerles en donde ella deseara.

Cuando Ruah llegó a casa, tenía yo claro que sería más bien de interior, como quien dice una señorita de sala. Y en parte así ha sido.  Se ha vuelto dueña y señora de un amplio jardín y ni se diga de toda la casa. Utiliza cada terraza según la hora del día, los paseos y descansos matinales son en la del lado sur, y por las noches la del oriente. Las terrazas y nuestros regazos son sus sitios preferidos. Se le operó para que ningún gato tuviera ni la mínima ocurrencia de acercarse, así que su virginidad quedó intacta. Cuando mi marido la busca algunas noches para que entre a dormir a sus cómodos aposentos, suele encontrarla junto al brocal de un pozo que está en nuestro patio, regresan caminando juntos, y nos dice: -La virgen del pozo, admiraba la luna muy horonda-. Ruah, que también ya se le conoce con el apelativo adquirido por tener un brocal especial para descansar y su condición de pureza de cuerpo, contradice todo lo que malévolamente se dice de los gatos: que, si son desapegados, que, si no son cariñosos, etc. Ruah, maúlla solo vernos, por las mañanas sale de sus habitaciones (área de la TV, en donde tiene cama, colcha, juguetes, etc.) y tiene que ver y maullar con maullido especifico de saludo, ese el maullido mañanero que todos reconocemos. Le apreciamos mucho y nos invita a cruzar palabras con ella.

Si nos sentamos un rato antes de las faenas matutinas, ella se pone al centro de la chorcha, y cuando todos toman sus rutinas de cada día, ella tiene las suyas, muy dignas y en varios lugares que alterna: El sofá o debajo de alguna cama (cuando alguien ajeno entra a casa) otro lugar preferido es al centro de la mesa del comedor.  Los días de fresco (que son pocos en estos lares) ella se sube a una silla o sillón para estar más cobijada. Al principio nos parecía que dormía de más, pero ya sabiendo que eso es lo normal en todo gato feliz, pues ¡a dormir se ha dicho!

Si los niños vienen a jugar al jardín, como un fantasma Ruah surge de la nada, se aparece de pronto y se mantiene a segura distancia, ella se hace presente cerca de ellos mas no es de juegos con los críos, solo los sigue de cerca y a su vez observa.

 Las tardes y noches cuando vemos TV, participa como si ella también estuviera viendo el programa, fija la mirada en la pantalla del televisor y en verdad solo le falta opinar. Obviamente todo esto es aderezado con pausas para comer, tomar agua y salir a pequeños paseos. 

Nadie me puede objetar que los gatos (¿algunos?) son capaces de pedir cariño claramente. Ruah es experta en estos menesteres, cuando uno se sienta, y hay espacio para ella junto a quienes estamos cerca, muy digna mueve la cabeza de arriba abajo y sus misteriosos y preciosos ojos azules parece que dicen, -pues bien, creo que me merezco unas caricias- y pasa un buen rato recibiendo cariño, cierra los ojos como si se transportara a otro sitio y si así lo decide, es seguro que la siguiente siesta es junto al calor humano.

                                                              Con tensa calma la vida propone muchísimo.  No podemos permitirnos que esas vorágines actuales de vidas tan exigentes nos descuadren las creatividades que podríamos tener, si así lo deseamos. Nadie puede impedirnos nada que aporte vida a nuestra vida, y si es salir al jardín y dar un paseo junto al gato, eso mismo habremos de hacer. Admiro mucho a los chinos en sus mensajes espirituales, ellos saben muy bien el valor de la serenidad y hay que descubrir eso. De joven leí más asiduamente a Lin Yutang, su libro -Lo mejor de un viejo amigo- es muy sabio y relajante.

Y, son esas aseveraciones que se hace uno mismo a sí mismo, que pareciendo como algo muy natural, a veces es necesario hacernos el recordatorio. ¿Quién no quisiera vivir tan solo los flujos positivos? ¡Todo Dios! (Continuará).

 

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